Clube de Adictos a Deep Purple

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Púrpura Chess

This blog is basically a musical site. Here we talk about the music we like, using different angles. As dear and missed Jon Lord once said: “Music is the highest kind of Art that exists”. I think the same way too.

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martes, 27 de octubre de 2015

Eloy: “The Tides Return Forever”.




Esta canción pertenece al disco del mismo nombre que publicó el grupo en 1994, hace la friolera de más de veinte años; ni más ni menos. Eloy es uno de esos grupos que podríamos denominar de culto, se encuentran en activo desde 1969 gracias a la visión y tesón de su guitarrista, cantante y líder Frank Bornemann. Aunque nunca alcanzó el estrellato siempre han estado muy bien valorados en su Alemania natal, conservando una importante legión de seguidores fieles que disfrutan con cada uno de sus lanzamientos discográficos y que agotan las entradas de las actuaciones en directo que llevan a cabo en sus escasas giras.

                                                           Frank Bornemann.

Este grupo del denominado por los eruditos musicales como Rock Progresivo ha conseguido mantenerse a flote durante todos estos años apostando por su propia identidad musical y sin hacer prácticamente concesiones a los sonidos o esquemas musicales que estuvieran de moda en cada momento, lo que hace todavía más romántico y coherente su bagaje musical. Aunque apareció en la Alemania del Krautrock realmente tiene muy poco que ver con ese característico sonido alemán, imperante en los finales años sesenta y principios de los setenta. Eloy ha tenido que sobrevivir a las mayores dificultades que el duro negocio musical ofrece a todos aquellos grupos que no tienen ningún single de éxito en las listas o que no han alcanzado la fama en ninguno de los momentos de su carrera, lo suyo ha sido una competición de fondo, cimentando paso a paso su recorrido musical sin que nadie les haya regalado nunca nada.


La canción que nos ocupa apareció en plena fiebre del sonido Grunge, lo que a Bornemann y compañía le podía importar lo más mínimo. Eloy publicó una vez más un álbum que nada tenía que ver con las modas del momento; solo para paladares exquisitos. El disco presenta su particular interpretación de elementos sinfónicos, progresivos y propiamente rockeros pasado por el tamiz de la peculiar voz de Frank Bornemann. Pese a contar con grandes canciones como “Fatal illusions” o “Company of angels” nos vamos a detener en el tema que titula al disco. “The tides return forever” comienza como una especie de tema lento o medio tiempo bajo la voz susurrante de Bornemann. Las guitarras acústicas del inicio te acarician mientras introducen la propia música. La canción tiene ese corte épico que consigue un interesante contrapunto con la suavidad de la melodía. El estribillo es una preciosidad que consigue aumentar la intensidad con sus cuidados coros aunque sin variar los compases. Poco después el tema vuelve a parar en seco para dar paso a un delicado solo de guitarra y continuar caminando dentro de la densidad medida que parece tener la canción. 

                                                      Jocelyn B. Smith.

Hasta ahora el tema les queda redondo, poco más que decir, de haber finalizado aquí estaríamos hablando de una gran canción. El asunto viene con la parte final, el momento en el que se introduce de nuevo el estribillo pero con otro arreglo que demuestra que Frank Bornemann es un músico excepcional. Se introduce bruscamente la voz de Jocelyn B. Smith y aquello cobra una nueva e inesperada dimensión, la canción da un vuelco de ciento ochenta grados para desembocar en un clímax final con la voz maravillosamente desgarrada de Jocelyn acompañada en un segundo plano de la propia voz de Frank y de unos coros espectaculares a los que se les añade una orquestación que te deja de piedra; hasta tres líneas distintas de voces podemos disfrutar en ese final in crescendo que se abalanza sobre el oyente produciendo una cascada de sensaciones. Desde el momento de su publicación este tema ha pasado a ser una pieza importante de sus directos, no es para menos, pero la versión en estudio es de esas cosas que quedan perfectas y cualquier modificación o retoque le quita parte de su grandeza. Es que incluso la letra resulta acertada, con esa alegoría que supone no perder la esperanza en ningún momento porque, tarde o temprano, acabamos alcanzando aquello que nos proponemos si no dejamos de perder la Fe y el esfuerzo en conseguirlo. El título es una preciosidad en sí mismo: la marea siempre vuelve; pura poesía. Y el diseño de la portada del disco, en clara alusión a este título, no puede ser más artístico y evocador; una figura esperando en un suelo seco y árido, que parece no tener final, a que llegue la vida. Fantástico.


Como pasa con todas las grandes canciones, se volvió a reeditar con una nueva versión. El disco se volvió a publicar veinte años después añadiendo como tema extra una nueva versión de esta canción. Aunque ya sabía el resultado no pude sustraerme a adquirir de nuevo esta joya y, en cuanto escuché la nueva remezcla, no puede evitar comprobar que estaba en lo cierto: la nueva versión era bastante peor que el tema original. Hay determinadas cosas que es mejor dejarlas como están, porque el más mínimo cambio puede hacer que pierdan su magia. En este momento me quiero acordar de todas las nuevas mezclas, remezclas y nuevas versiones con las que nos bombardean las compañías discográficas e incluso algunos artistas. Entiendo que han perdido mucho poder en el mercado con lo de las descargas ilegales de internet y tienen que vender para recuperar beneficios, pero es vergonzoso que te intenten vender hasta cuatro y cinco veces el mismo disco habiendo pasado poco más de uno año de su edición. Muchas veces sale un cd al mercado y al par de meses vuelve a salir con un tema extra costando un riñón, pero es que al medio año editan otra nueva versión con otros dos extras y al año lo vuelven a publicar con un cd extra de entrevistas, tomas en directo, distinta portada, vídeos o cualquier otra cuestión peregrina que se les ocurra. En fin, que muchas veces lo más lógico es descargarse el disco de modo ilegal y esperar un año para adquirirlo completo.

                                            Eloy: "The Tides Return Forever" Remasterizado.

Eloy se encuentra dentro del saco de grupos de Rock progresivo. Esta extraña especie, única en su género, pulula por su propio submundo incoloro degustando complejas y enrevesadas esencias musicales inalcanzables para el oído común del oyente medio. Desde luego que resulta necesario detenernos en este interesantísimo género musical, lo dejaremos pendiente para otra entrada. Los amantes del Rock progresivo, porque no son simples seguidores sino auténticos enamorados de este tipo de música, pertenecen a un exquisito elenco de elegidos capaces de experimentar complejas sensaciones gracias a complicadas y enrevesadas estructuras musicales. Se reúnen en sus recónditos santuarios para intercambiar experiencias al más alto nivel musical, acompañados por sus fetiches en forma de discos o cds que les permiten acariciar esa especie de éxtasis místico que solo les pueden aportar determinadas composiciones y ejecuciones musicales. Me identifico con muchas de estas connotaciones, consecuencias lógicas para algunos de nosotros e incomprensibles a ojos del resto de la especie humana. Para la mayoría de personas gente como Robert Fripp hace años que no ejecuta más que ruido con su instrumento, pero para algunos avezados oyentes diseminados por el universo resulta que hace música tan especial y compleja que no puede ser entendida por la mayoría. En fin, las cosas del progresivo.
La mítica banda de nuestro protagonista Frank Bornemann ha ido haciéndose hueco dentro de este género, poco a poco y disco a disco. Puede que no sea el primer grupo al que citan los entendidos, pero cualquiera que haya degustado su música sabe que esconden unas cuantas gemas en su discografía de incalculable valor.


                                                        Eloy: "The tides return forever".




jueves, 22 de octubre de 2015

Glenn Hughes. Concierto Sala Arena. Madrid 10.10.15.




La festividad de la Virgen del Pilar fue testigo, entre otras cosas, de la gira española de Glenn Hughes con su banda en solitario. La Voz del Rock actuó en Bilbao, Madrid y Barcelona durante este mágico puente del territorio español. El concierto madrileño tuvo lugar en la conocida Sala Arena, en pleno centro de la capital. Había ganas de volver a ver al amigo Glenn en Madrid, puesto que su última vez por la capital se produjo allá por 2008, si exceptuamos el concierto que ofreció para Radio 3 en 2009. Más de siete años es mucho tiempo sin uno de los mejores cantantes de la Historia y eso se notó en la afluencia de público, que llenó practicamente la sala haciendo casi imposible disfrutar del espectáculo en unas condiciones mínimas.

                                               Pontus Engborj, Glenn Hughes y Doug Aldrich.

Glenn Hughes venía con una formación a trío: Pontus Engborj en la batería y Doug Aldrich haciéndose cargo de las guitarras. Una de las dudas a prori consistía en averiguar la capacidad del grupo para sonar a trío, no es nada sencillo sonar nítido y a la vez compacto cuando llevas bajo, batería, una guitarra y nada más. Esta cuestión quedó resuelta con la primera canción, en la que Pontus se puso a repartir cera mientras que Glenn jugaba con las líneas de su bajo y Doug Aldrich nos demostraba que es uno de los mejores guitarristas de la actualidad.


Del telonero Jared James Nichols no podemos decir mucho porque entramos en la sala durante la recta final de su actuación, lo único que se puede comentar tras una breve escucha es que sonaban bastante bien y nos dejaron con las ganas de haber presenciado su show íntegro. Quedan apuntados para la próxima ocasión. A las nueve en punto comenzaba el concierto de Glenn Hughes. El reducido escenario de la sala resultaba perfecto para que los tres músicos ofrecieran su propuesta musical, echando toda la carne en el asador desde el primer momento. El tema de arranque fue “Stormbringer”, la primera referencia al catálogo Purple de esa noche. Sonó fuerte y cruda, con un Doug Aldrich llevando la voz cantante con su guitarra mientras que dejaba el espacio necesario para que la voz de Hughes se luciese con todo su esplendor. Empalmaron con “Orion”, una de las pocas referencias a la discografía en solitario de Glenn, que resaltó la base rítmica formada por Pontus y Hughes; un tema con ese groove tan marca de la casa. Hay que decir que el sonido fue bastante aceptable durante casi toda la actuación, una de las ventajas de llevar solo tres instrumentos y la voz.


Siguieron dos temas de su etapa en Trapeze, esa pequeña delicadeza de grupo con una propuesta de Rock tan ecléctico que siempre mereció mejor suerte. Durante la presentación Glenn -que estuvo muy locuaz durante todo el show, gastando bromas y contando anécdotas de su interesantísima trayectoria vital… en inglés, claro- tuvo el detallazo de acordarse del tristemente fallecido Mel Galley, amigo y compañero de esos primeros años de Trapeze, mientras nos deleitaban con “Way back to the bone” y “Touch my life” sacando a relucir esa faceta Funk que tanto le gusta al propio Hughes y que tan bien sabe interpretar; dos canciones llenas de pasión y emociones encontradas.


Después le tocó el turno a “First step of love”, la única referencia a su proyecto de los ochenta junto al guitarrista Pat Thrall. Una versión brillantemente ejecutada desde ese inicio lento e inquietante hasta que el tema rompe camino del estribillo. Acto seguido Aldrich introduce un tema que lleva ese regusto de los Purple Mark III, por un momento pensé que estábamos ante la intro de “Mistreated”, pero al final resultó ser la agradable sorpresa de la canción llamada “Sail away”, también de Purple. En la actual era internet es practicamente imposible que un músico sorprenda con el setlist, puesto que está colgado en la red desde el minuto uno. Generalmente tengo la costumbre de no consultar las canciones que el artista va a interpretar, asunto que a veces resulta algo complicado, porque me gusta que el grupo me sorprenda con su directo y eso fue exactamente lo que pasó. La bonita canción de Deep Purple sonó con profundidad y pasión, comandada por un Glenn que cantó como nos tiene acostumbrados. Parece mentira que un señor de sesenta y cuatro años mantenga semejante capacidad y poderío vocal. En este concierto volvió a demostrar que es el mejor cantante del mundo. Cantó modulando, susurrando o gritando cuando lo pedía cada momento, sin abusar de ningún recurso en concreto pero usándolos todos cuando era oportuno. No solo es capaz de cantar lo que quiera de la manera que quiera, sino que sabe cómo hacerlo en cada momento. Grande.


Al presentar a Doug Aldrich se acordó del también tristemente fallecido Ronnie James Dio, al que recordó como el Rey del Rock, enfatizando que todavía seguía siéndolo, pese a haber muerto. Un bonito recuerdo que contrasta con la imagen huraña e injusta que mostró Ritchie Blackmore en unas recientes declaraciones cuando, al anunciar su vuelta al Rock para cuatro conciertos, ni siquiera tuvo el detalle de referirse explícitamente a él a la hora de recordar a algunos músicos con los que había trabajado; un Blackmore que sabe perfectamente todo lo que le debe al pequeño gran hombre. En fin, muy triste. El caso es que Hughes recordó la anécdota del día que conoció a Doug Aldrich, al que le presentó el propio Ronnie un día que invitó a Glenn a su casa y coincidieron los tres. Este preámbulo dio paso al tema “Good to be bad” del disco homónimo de Whitesnake y en el que colaboró en su composición el propio Doug. Pedazo versión se marcaron a una guitarra y con la voz sobrenatural de Hughes; para mandársela a David Coverdale.


Tras este recordatorio a la estancia de Aldrich en la Serpiente Blanca llegó el turno de un nuevo solo del guitarrista, otra vez jugando con esa esencia Purple de la etapa de “Burn”. Estábamos ante la intro del famoso tema “Mistreated”, canción abanderada de los shows de Hughes en solitario. Este es uno de los momentos en los que Glenn aprovecha para echar el resto en lo que a su interpretación vocal se refiere y en esta ocasión no iba a ser menos. En el recuerdo de algunos de nosotros estaba el show del año 2007 en esta misma sala en la que a Glenn le dio una bajada de tensión tras interpretar este tema y tuvo que retirarse a los camerinos cancelando el resto de la actuación. En aquel momento la prensa musical especializada fue especialmente injusta con él por el hecho re retirarse. Como casi siempre, no se enteraron de nada. Glenn ofreció en ese tema una interpretación vocal tan intensa y excepcional, de esas que no vas a escuchar jamás en boca de ningún otro cantante, que no pudo continuar, se vació completamente para unos cientos de afortunados que tuvimos la ocasión de presenciar eso. Cuando ocurrió este momento llevaban setenta minutos de actuación, pero esto no fue suficiente para librarse de las críticas, algunas tan injustas como infundadas, que recibió. La noche del sábado de 2015 Glenn y su grupo comenzaron a interpretar “Mistreated” ante un público entregado que se volcó con este tema, cantando las líneas de voz del estribillo ante un Glenn que paró al grupo para que el público cantase mientras no podía disimular su asombro y emoción. Un momento realmente bonito. En la parte final del tema nos volvió a ofrecer una improvisación vocal acompañándose solo de algunos suaves acordes de la guitarra de Doug que le servían de tenue colchón para regalarnos esas melodías en las que jugaba con sus distintos tonos vocales como solo él sabe y puede hasta alcanzar el clímax final con unos gritos estratosféricos y todo el grupo sumándose en el apoteósico final; veinticinco minutos de “Mistreated” para todo aquel aficionado que recuerda con nostalgia aquellos tiempos en los que los grupos alargaban y modificaban  las canciones en directo cada noche. Conviene comentar que esta vez he visto a un Glenn Hughes que ha jugado mucho más con la voz que en ocasiones anteriores, ofreciendo una gama de registros apabullante y moviéndose en terrenos Rock, Funk y Soul con una deliciosa y total libertad. Se nota que le gusta mucho Stevie Wonder y no se me ocurre mejor maestro para alguien que quiera cantar. Me vienen a la memoria los recientes comentarios de Ian Gillan comentando con esa mala intención suya habitual que Hughes es una copia de Wonder. Me parece que Glenn no copia a Stevie Wonder en ningún momento, sino que lo usa como una de sus muchas influencias; para hacer algo bien primero tienes que haber mamado de los mejores y Glenn en esto es un maestro. Innecesarias declaraciones de un Ian Gillan que, pese a ser uno de mis favoritos de toda la vida y seguir siéndolo, tal vez debería mirarse al espejo o escucharse en directo antes de hablar.


Continuó el concierto con el solo de batería de Pontus, acompañado de Doug a la guitarra, demostrando lo bueno que es y lo bien que le viene a este trío. Esperemos que esta formación perdure, aunque con Hughes ya se sabe. Tras esto le tocó el turno a Black Country Communion, el penúltimo proyecto de Glenn que grabó tres grandes discos y que terminó como el Rosario de la Aurora. Sonó “One last soul”, que fue el primer tema que el grupo dio a conocer en su día y que además es una de sus mejores canciones. Finalizó el show con “Soul mover” otro de sus temas en solitario en el que vuelven a rezumar con fuerza esas raíces Funk que tanto le gustas a Hughes. La principal pega que le encuentro a los directos de Hughes en la actualidad es que apenas recupera discos de su carrera en solitario, que los tiene y muy buenos. Entiendo que hay temas clásicos que todo el mundo quiere escuchar, pero también tiene una carrera en solitario llena de canciones brillantes. Especialmente doloroso resulta que no recupere nada de discos como “From Now On”, “Feel”, “Addiction”, “The Way It Is” o “Songs In The Key Of Rock” entre otros.


Para el bis irrumpen con un “Black country” cargado de rabia y mala leche, seguido de “Burn” como punto y final. La intensidad y energia con la que Glenn arremetió “Black country” me vuelven a hacer pensar en que este señor nació hace sesenta y cuatro años. Desgraciadamente el sonido al final, sobre todo con “Burn”, empezó a saturar en ese ridículo empeño de subir el volumen por parte de los técnicos, o de quién sea, pensando que así consiguen aumentar la intensidad del evento. Acabó el concierto dejándonos encantados y con ganas de más. Glenn prometió volver el año que viene; como no. Veremos.


                                   Glenn Hughes: "Mistreated". Sala Arena. 10.10.15. (Inicio cortado).


                                              Agradecimientos a Raúl Elvira y a sus grandes fotos.

martes, 13 de octubre de 2015

Excalibur: “Generación Maldita”.



La canción “Generación maldita” pertenece al grupo Excálibur. Un tema que inmediatamente te lleva a aquella añorada época de los ochenta. Recuerdo que la primera vez que la escuché en la radio, allá por el año ochenta y ocho, me llamó bastante la atención. La canción tenía un riff principal muy llamativo y unos teclados interesantes que no eran lo habitual de los grupos de Rock duro de aquellos años. Aunque lo que más me impactó fue su estribillo, totalmente reconocible y con esos coros alternando la línea de voz principal que le otorgaban un cierto aire épico y que se metió en mi cabeza sin posibilidad alguna de salir. 


                                                   Excálibur: "Generación Maldita". 1988

El resto del disco estaba a la altura, aunque su tema bandera siempre me pareció este. Obviando la cuestión del sonido, que era el que era en esos años y mucho más para cualquier grupo novel que intentaba abrirse paso dentro del peliagudo y nada asequible económicamente hablando mundo de los estudios de grabación, nos encontramos un resultado muy aceptable para lo que eran esos tiempos en cuanto al resultado sonoro final del disco. Incluso la portada resulta impactante, es cierto que hoy en día la temática de caballeros, leyendas, príncipes y otros personajes mitológicos está completamente manida y sobre explotada, pero hace veinticinco o treinta años resultaba todo mucho más fresco, sobre todo si procedía de nuestro entorno nacional. La portada del caballero que parecía defender a toda esa generación de desheredados resultaba llamativa y eficaz.

Excálibur: "Generación Maldita".

Esta banda alicantina estaba formada por Paco Mira a la voz, Juan Rico en la guitarra, José Maestre al bajo, el teclista Vicen Beneite y el batería Javi Martínez. Se juntaron en 1984 y publicaron la canción de la que hablamos en el Ep “I VinaloPop-Rock Elda” del año 1986. Dos años después vuelven a aparecer en el disco “II VinaloPop-Rock Elda” aportando los temas “Promesa de sangre” y “El poder del ciego”. Ese mismo año publicaron su primer disco, titulado “Generación Maldita”, del que se sacaron a la venta cien copias. Lo grabaron en los estudios La Factoría y obtuvieron una cierta repercusión dentro del panorama rockero nacional, apareciendo en las radios y prensa especializada de la época. Curiosamente el disco parece que se volvió a reeditar en 1993 de manera ilegal por parte de otra compañía de discos. 


En el año 1990 editaron un single con dos temas: “Esto me sube” y “vamos nena”. Para este momento Paco asumió también las labores de bajista, quedándose el grupo reducido a cuarteto. Ganaron el concurso musical II Pop-Rock Valle 91 pero poco después desaparecieron del panorama musical. En 1996 volvemos a tener noticias suyas publicando el disco “Cero”, más orientado al Hard Rock y del que pusieron en circulación apenas unas cincuenta copias, convirtiéndolo en objeto de coleccionismo.

                                Excálibur: "Cero".                                      Excálibur: "Más Duros"

No volvemos a saber de ellos hasta que en pleno 2013 Paco, Juan, Vicen y Javi, junto a Joku Gómez a la guitarra y Jorge Poveda al bajo publican el Mini Lp “Más Duros”, cinco canciones en las que se acercan a un Rock sin etiquetas, más clásico y algo alejado del Heavy Rock de su primer álbum. Sin embargo no se olvidan de sus temas como se puede comprobar en sus recientes actuaciones en directo. Me alegro de que hayan decidido seguir adelante y solo espero que se pasen pronto por Madrid para poder verlos en directo mientras canto aquello de “esa maldita generación”.



                                                     Excálibur: "Generación Maldita". 2014



domingo, 4 de octubre de 2015

“Highway Star”: Deep Purple en París. Último concierto de Ritchie Blackmore con el Mark III.




“Highway star” es una de las grandes canciones de todos los tiempos, eso no se pone en duda. El tema que abre el mítico doble en directo “Made In Japan” de Deep Purple es una de las piedras angulares sobre las que se asienta toda una manera de entender la música y que sigue de total acutalidad, remando contra viento y marea, en estos días inciertos. La noticia de la vuelta al Hard Rock de Ritchie Blackmore no nos ha dejado indiferentes, habrá que ver cómo se desarrollan los acontecimientos y en qué acaba todo. Lo que está claro es que todos los comunicados, declaraciones y demás golpes de efecto nos van a proporcionar unas cuantas horas de entretenimiento, eso seguro.


“Highway star” sigue estando en la memoria y en la retina de muchos de nosotros, grabada a fuego tras tantas y tantas escuchas. Una canción tan original y particular que se ha convertido en algo más grande que la vida. Cuando hablas de este tema todo el mundo suele tener presente la versión grabada por el clásico Mark II de Deep Purple - la formación compuesta por Blackmore, Gillan, Glover, Lord y Paice – que aparece en el trascendental disco en directo registrado en Japón. Es cierto que esta versión ha hecho historia, con los agudos desgarrados de Ian Gillan, la furibunda guitarra de Ritchie Blackmore y toda la banda a piñón fijo definiendo lo que posteriormente se reconocería como Heavy Metal. La fina y delicada barrera entre el Rock y el Heavy perfectamente dibujada por un grupo que  fue el primero en sonar como nadie, repito: NADIE, había sonado antes; ni Black Sabbath con su “Paranoid”, ni mucho menos Led Zeppelin con su “Whole lotta love” se aproximan a la genuina reinterpretación de algunos de los elementos musicales más clásicos que se habían utilizado en los cincuenta y sesenta, llevando a cabo una de las últimas vueltas de tuerca que se han dado en la historia de la música para crear algo nuevo, refrescante y que sentó las bases de todo un movimento musical que vino después. Llama la atención el fulgurante y efectivo solo de guitarra de Blackmore, tomando prestadas unas progresiones clásicas de Johann Sebastian Bach para solucionar la ecuación de manera explosiva al final. Podemos comentar como dato anecdótico que Ritchie se caracteriza por variar siempre los solos de las canciones en directo, llegando al extremo de no repetir dos veces el mismo solo, aunque el único solo que tiene grabado en su cabeza es el perteneciente a este tema; esto mismo lo ha comentado varias veces en entrevistas y resulta obvio para cualquiera que le haya escuchado tocar en directo. Así está el tema, hoy en día tenemos encumbrados en los primeros puestos de las listas a guitarristas que dificilmente son capaces de sonar correctamente en directo mientras que un señor capaz de variar sus solos en cada concierto haciéndolo igual de bonito y especial sigue sin contar en la actualidad con el reconocimiento y el lugar destacado que merece.

        Deep Purple: "Highway star". Audio de "Made In Japan". Montaje de vídeo hecho con el show Copenhagen 72.

Las grabaciones de “Highway Star” del disco original “Machine Head” y del directo “Made In Japan” son brillantes, aunque hoy nos queríamos detener un poquito en la realizada por el grupo en su concierto de París. La actuación que se llevó a cabo en el Palais des Sports de la capital gala el siete de Abril de mil novecientos setenta y cinco por parte del conocido como Mark III de la agrupación púrpura, formada por Blackmore, Lord, Coverdale, Hughes y Paice, supuso uno de los clímax que este grupo ha tenido a lo largo de sus años de existencia. Gillan y Glover ya no estaban en el grupo y Blackmore y Lord lo reconstruyeron reclutando al vocalista David Coverdale y al cantante y bajista Glenn Hughes. Con la combinación a las voces de sus distintos tonos y con la sobrehumana capacidad de Hughes para cantar montaron una nueva encarnación de la banda llevándola a unos terrenos de Blues agresivo a dos voces que, mezclado con su particular concepción del Rock, elevaron su producción musical a otra dimensión.

                              Deep Purple Mark III: R.Blackmore, G.Hughes, J.Lord, I.Paice, D.Coverdale.

Pero, pese al éxito cosechado de nuevo, el barco hacía agua por todos los lados. Las tensiones entre Ritchie Blackmore y el resto del grupo se habían acentuado. Blackmore se sentía cada vez más incómodo con Glenn Hughes y el peso que estaba cogiendo dentro del grupo. Hughes había traído a Purple todas sus raíces del Soul y Funk negro, lo que disgustó sobremanera a Blackmore que llegó a comentar abiertamente que no le gustaban en absoluto esas influencias ni ese estilo de música; por otro lado, el fuerte carácter de Glenn y su presencia escénica tampoco ayudaban puesto que Ritchie pensaba que le restaba protagonismo. Esta enemistad por parte de Blackmore se ha seguido manteniendo hasta estos días. Con su habitual mala leche Ritchie llegó a comentar en entrevistas que intentó hablar una vez con Hughes pero que este no quería salir de casa, en clara referencia a los años de abusos con las drogas por parte de Hughes que le hicieron padecer de sobrepeso y de otros problemas de salud. Blackmore, tan considerado y correcto como de costumbre. Finalmente el Hombre de Negro abandonó Deep Purple en 1975, siendo la actuación de París el último show del grupo.

                              Glenn Hughes.                                              Ritchie Blackmore.

Esta actuación fue muy especial para Blackmore, eso se nota desde la primera canción. Ritchie volcó toda su rabia y frustración en ese show ofreciendo una actuación soberbia, única y llena de intensidad. El concierto tuvo grandes momentos aunque lo mejor quedó para el final, precisamente con la interpretación de “Highway star”. En esta época de Purple la canción se arregló para dos voces, David Coverdale llevaba el peso de la interpretación mientras que Glenn Hughes se hacía cargo del estribillo, realizando los característicos agudos que metía Gillan en la versión original. Los dos cantantes aportaban ese toque bluesy tan personal en las nuevas composiciones, pero los temas clásicos de Purple estaban pensados para una sola voz con agudos poderosos y Coverdale lo pasaba realmente mal calzándose los zapatos de Ian Gillan, mientras que para Glenn era completamente natural subir varios tonos su potente chorro de voz como si tal cosa. Podemos comprobar en la misma presentación del tema por parte de Hughes su preciosista y cristalino tono. La combinación perfecta con el tono grave de Coverdale; no en vano hoy en día se refieren el uno al otro como soul brother

                           David Coverdale y Glenn Hughes.                              Ian Gillan.

Se nota que Blackmore tiene ganas de liarla desde que empieza el primer solo de la canción. “Highway star” lleva dos solos, primero de órgano y luego de guitarra. En este concierto de París Blackmore se adelanta al solo de teclado de Jon Lord y comienza con su solo de guitarra del final del tema. Pese a lo que le gusta improvisar a Ritchie esto solo lo hizo en este concierto, y os aseguro que he escuchado cientos de conciertos de Purple, pisando a un sorprendido Lord y metiendo un solo que estoy seguro que estaba improvisando sin haberlo ensayado antes con el resto del grupo. El solo conserva el fraseo de Bach original pero luego toma otra dirección que, una vez más, nunca había interpretado en directo y que desprende una intensidad como pocas veces se le ha escuchado a nuestro querido Ritchie. Para este momento el resto del grupo sigue al rebelde guitarrista, todos son grandes músicos y saben perfectamente servir de colchón para que Ritchie se explaye a su gusto, de hecho estas improvisaciones siempre han constituido uno de los elementos más destacados de Purple, ese factor de riesgo encima del escenario que hacía del grupo algo tan especial. Ritchie comanda al resto del grupo como el lider que es capaz de ser hacia una orgía sónica que termina con el sacrificio de su propia guitarra frente a un público que se vuelve loco por momentos alcanzando altas dosis de fanatismo en las primeras filas.  


Ritchie, al igual que otros guitarristas de su generación, solía hacer el número de romper su guitarra en directo. Compraban un puñado de guitarras baratas para romper en los conciertos. La diferencia de Blackmore con el resto es que él solo la rompía cuando consideraba que la actuación había sido brillante, algo así como un extra, mientras que para otros músicos era la parte culminante del show más allá de la música. Lo excepcional de este concierto es que Ritchie rompió una de sus Stratocasters auténtica, supongo que él mismo consideraba que aquello representaba el final de una época. Tras sacrificar su instrumento volvió detrás del escenario para buscar otra guitarra que sonaba claramente fuera de tono, imagino que sería la barata para romper y que ese día se libró de la quema. Mientras tanto, el resto del grupo seguía tocando para acabar el tema con un Ritchie fuera de sí dándolo todo. Además de ser un músico excepcional Blackmore volvió a demostrar que es un entertainer tremendo, capaz de entretener él solo a toda una audiencia.Lo alucinante de todo el asunto es que nada estaba ensayado, aquellos afortunados fans de París fueron testigos de ese momento único de despedida salvaje de Ritchie Blackmore de Deep Purple... Rainbow y Dio estaba esperando a la vuelta de la esquina.

                                         Deep Purple: "Highway star". Audio concierto París 75.


                                             Ritchie Blackmore y Glenn Hughes.