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lunes, 3 de septiembre de 2018

REFLEXIONES METÁLICAS.


Una sección de nuestro colaborador “Metálico”.

Distintas localidades en los conciertos de Rock.


Después de la temporada de estío en los que me he encontrado con vosotros en la segunda o tercera  semana de cada mes vuelvo a ‘reflexionar’ durante la primera.

En esta ocasión sobre ubicaciones... Pues de unos  años a esta parte se ha hecho norma que en los conciertos se distingan varios tipos de localidades con distintos precios: se comenzó con la diferenciación de pista o grada, y se continuó con varias zonas de pista o de graderío (algo lógico esto último). Esta circunstancia ya ocurría con anterioridad en otros países y ha terminado por extenderse a España.
A pesar de las ventajas inherentes a tener una localidad reservada, hay veces en las que parece que en lugar de acudir a un concierto de Rock, vamos a presenciar teatro u otro tipo de espectáculo, ¡Hay hasta acomodadores! Y creo que esa es un poco la tendencia: acotar, controlar o, incluso, ‘domesticar’ al Rock. Un amigo me decía que era lógico la edad media de los asistentes ya no es tan joven demandan unos directos de Rock más tranquilos, al menos fuera del escenario.


Ya queda para nostálgicos recordar cuando se empezaban los conciertos sentados en la grada y al aumentar la potencia o el nivel se bajaba  a la pista y, según los casos, se iba acercando al escenario; la música le llevaba hacia dónde necesitaba escucharla. En el fondo, como en otras facetas de la vida el dinero lo va dominando todo. Así, según del dinero de que dispongas o decidas dedicar al concierto puedes adquirir una localidad mejor o peor para ver el espectáculo.  Antes, era el tiempo o la habilidad/experiencia en este tipo de eventos lo que primaba. En fin.

Metálico.




4 comentarios:

  1. Si que es cierto lo de los acomodadores, eso es de lo más anti-rock que existe. Supongo que depende del tipo de recinto que contrate el promotor para tocar. Incluso hay veces que son los propios músicos los que incitan a la gente a que pase de ellos y se pongan a saltar. Un concierto de ROCK debe tener un punto de agresividad y de salirse de lo establecido, o al menos así lo veo yo. Por eso lo ideal es ver a tu grupo en una sala, donde puedes saltar y vibrar como te apetezca

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  2. Cuando uno es más joven buscas saltar, gritar, sudar y darlo todo cuando tu grupo toca en directo tu canción favorita. Al menos en mi caso eso ha ido sufriendo una evolución hasta desear disfrutar de un buen sonido y una buena visibilidad de la actuación antes que de los botes, etc.
    Pero me parece perfecto ver las primeras filas de los conciertos con gente gritando y saltando frente a sus ídolos. No hay problema, cabemos todos. Ángel.

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  3. El público cada vez es más variado, desde gente que va de fiesta a pasarlo bien hasta los que van a verlo buscando todas las comodidades posibles. No sé, imagino que todo vale. Saludos. Ginés.

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  4. Me da igual que te sienten, te pongan de pie o haciendo el pino; lo importante es que lo puedas ver y escuchar bien, eso es lo esencial. Bueno, también da vidilla que te puedas mover o al menos mostrar algún signo corporal de disfrute (si es que lo estás disfrutando, claro).

    Lo que resulta increíble es que no lo puedas ver porque alguien de la organización o contratado por ellos no te deje. Entre las muchas experiencias en las que he sido testigo o directo perjudicado de esto está el reciente concierto del G3 (Satriani, Petrucci, Roth) de Madrid del pasado Marzo 18. Estábamos cómodamente sentados con una acústica y una visión que te cagas hasta que llegó el plasta de turno que te vende bebida y que se pasó más de quince minutos??? tapando la visión a los que estábamos en esa zona dando por culo con sus paseitos delante de nuestras cabezas para ver si le comprábamos la cerveza de turno. No cuestiono su presencia en estos espectáculos, ni critico el trabajo en sí, lo que no es de recibo es que se pase literalmente todo ese tiempo en el mismo sitio y tapando la visibilidad a parte del público que seguro que no ha pagado una entrada de elevado precio para verle a él; eso seguro... y encima sin que ninguno de los allí presnetes solicitásemos sus servicios. Allí estuvo agobiando hasta que otro espectador de la zona le invitó a voces a largarse de ahí y dejarnos ver el show. Hizo lo que los demás no nos atrevíaos a hacer por educación o por vergüenza, pero pocas veces he tenido una sensación más clara de que se hacía justicia hablándole claro a un tipo.

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