En esta mañana de frío invierno castellano leonés acabo de finalizar la apasionante lectura de la autobiografía de Ronnie James Dio. Sentado en la mesa de una anónima cafetería y frente a los restos de una taza de buen, cargado y humeante café, de esos que tienes que degustar sorbo a sorbo ya que está ardiendo y apenas puedes mojar tus labios para que tu paladar disfrute con cuidado lo que viene a ser un manjar de los dioses, llego al final de otro electrizante viaje de esos que proporcionan un montón de letras juntas con sentido. Sobre la mesa el libro de Dio, el amanecer, la música adecuada de fondo en los cascos -en este caso el maravilloso cassette "Sacred Heart", infravaloradísimo tercer disco de Dio y el que le abrió la puerta de la Magia a este humilde escriba en aquel lejano ya 1987- y la inevitable taza de café. Un café potente, negro, fuerte y cargado como Dios manda, no esa mierda de agua sucia que algunos aprendices de camarero te ponen en sus lujosos y horteras garitos sin tener ni puta idea de lo que es un café largo y cargado ni de cómo se debe de hacer en la máquina cuyo funcionamiento supuestamente deberían conocer; pero eso es otra historia.
Esta biografía de nuestro pequeño gran hombre se lleva anunciando desde hace un buen puñado de años. El propio Ronnie James Dio comenzó a escribirla cuando todavía estaba en vida y su idea original era que quedase con un final abierto, por desgracia su prematura muerte le impidió finalizar el proyecto por sí mismo; otro de tantos que una mente tan maravillosa como la suya dejó huérfanos o inacabados. Entre lo que dejó escrito de su puño y letra podemos leer lo que aconteció desde sus primeros años hasta la etapa de Rainbow. Luego llegó la enfermedad y el dolor.
Wendy Dio, su mánager y pareja, para bien o para mal recibió el encargo del propio Ronnie en su lecho de muerte para manejar el impresionante legado musical del artista y eso es exactamente lo que lleva haciendo esta mujer desde entonces. Ya anunció en su día el deseo de concluir la biografía y, con la ayuda del reputado periodista Mick Wall, se puso manos a la obra a partir de los manuscritos inconclusos que había dejado Ronnie. Un Dio al que le gustaba de escribir con papel y pluma, tan especial era para esto como para el resto de las cosas. Que nadie puede escribir como Ronnie James Dio es algo que no se le escapa a todo aquel que haya seguido su trayectoria artística; fue un hombre bendecido con un don para contar historias además de sus talentos obvios, pero desde luego que la siguiente persona que mejor conocía la vida y recorrido de Ronnie es Wendy. Por otro lado de Mick Wall casi todo lo que se pueda decir es bueno, por lo que no se me ocurre mejor manera de concluir lo inconcluso que la que se pergeñó en la cabeza de la poderosa ex mujer de Ronnie.
Tras años de impaciente espera, el libro finalmente vio la luz del sol el pasado 2021. La propia Wendy comentó que la idea original era la de publicar el libro cuanto antes, pero que los recuerdos y el dolor por la pérdida todavía estaban muy recientes y no estaba preparada para esta empresa. Ni que decir tiene que un ejemplar llegó a mi casa el mismo minuto uno de su publicación. Sin embargo no fue hasta ahora que me decidí a leerlo. Entiendo que en nuestro día a día habitual lo lógico sería leer un libro que te interese en cuanto pases a poseerlo. Lo que ocurre es que cuando se trata de Ronnie James Dio la lógica funciona de otra manera. Es básico que se den los condicionantes adecuados para comenzar una lectura tan especial como esta, siendo necesario rendir el homenaje que se merece a este hombre que cambió con su arte la vida de muchos de nosotros. No pretendo resultar petulante, pero tampoco sería honesto tirar de una ridícula falsa modestia para ocultar el hecho de que prácticamente ya conozco los avatares que se vayan a narrar sobre la vida y obra de uno de mis ídolos de siempre, desde su primer single con Ronnie & The Red Caps de 1958 en el que solo tocaba el bajo hasta la última vez que le vi sobre un escenario meses antes de su triste fallecimiento; qué coño, si hasta conozco datos sobre su vida que casi nadie sabe de manera pública y de los que no sería nada elegante citar sus fuentes. Es por ello que esta lectura para mí tenía sobre todo el sentido de homenajear su figura y para esto necesitaba juntar un par de días en los que sumergirme por completo en la fascinante aventura de sus memorias.
Ronnie James Dio. Dio & Wendy.
Al final la ocasión se cruzó en mi camino y durante estos últimos días me decidí a abrir la puerta del libro. A poco que te guste el noble arte de la lectura te lo puedes devorar en un día sin problemas, en lo que a mí respecta lo estuve dosificando por momentos y partes siempre acompañándolo de la inevitable música de fondo, por lo que ha sido un placer volver a revisar -una vez más- su soberbia discografía... justo hasta la mitad de su recorrido musical. Sí, a nuestra indómita Wendy se le ocurrió la irritante idea de publicar lo que viene a ser la primera parte de las memorias de Ronnie James Dio abarcando este primer libro hasta el año 1986 con el disco "Sacred Heart" y su mastodóntica gira promocional como protagonistas. En fin, mejor esto que nada. Como la propia Wendy explica parece que Dio y ella llegaron a la conclusión de que este primer libro debería llegar hasta el primer show que Ronnie James Dio ofreció con su propio grupo en el mítico Madison Square Garden neoyorquino. El bueno de Frank Sinatra dijo una vez que si lograbas tocar en el MSG como cabeza de cartel, significaba que habías alcanzado el éxito y ya podías actuar en cualquier arena del mundo... y si lo dice Frank, habrá que hacerle caso.
En este libro de ágil y amena lectura Ronnie aprovecha para aclarar con su punto de vista algunos affaires que le han acompañado a lo largo de su recorrido musical. Interesantes resultan sus palabras y las de Wendy al respecto de la abrupta salida del grupo que tuvo Vivian Campbell y de la que tantos ríos de tinta se han vertido desde entonces. Por supuesto que tengo consolidada mi opinión desde hace tiempo, ya que es una de las trifulcas sobre las que más datos y mierdas se han aireado públicamente durante todo este tiempo. Para el que esto escribe Campbell es un gran guitarrista, pero un miserable desagradecido para con aquel que hizo de mentor suyo y le puso en el tablero de ajedrez musical del éxito. Igual que hizo Ritchie Blackmore con el propio Ronnie cuando le dio la oportunidad en Rainbow. Con la pequeña diferencia de que pese a que Ritchie le trató a él mil veces peor que Dio a Campbell, nuestro añorado Ronnie jamás tuvo una mala palabra hacia Blackmore; y eso que The Man In Black se portó con él como solía hacer con todo Dios, así lo relata en el libro. Y mientras, el pesetero de Campbell pidiendo más pasta y llorando cuando le largaron. Por cierto, solo unas palabras que aclara Wendy a este respecto y que desconocía, resulta que al acabar la primera parte de la gira de “Sacred Heart” Vivian contrató a un abogado que le dio un ultimátum a Wendy & Dio: o le subían el sueldo y además le daban una parte de TODOS los beneficios que generaba Dio como grupo en cinco días o abandonaba la banda. Quede claro que recibía su salario acordado por ambas partes y todos los royalties correspondientes por los créditos como compositor. A los cinco días el abogado volvió a contactar con Wendy, que le informó de que ya le habían buscado sustituto en el grupo. Enuff said.
Por supuesto que si tuviera la oportunidad de entrevistar a Vivian Campbell aceptaría al instante, pero imagino que la entrevista se acabaría a la segunda pregunta. Tengo muy clara esa charla. Primero le preguntaría por su opinión sobre Ronnie James Dio como artista y persona. La segunda pregunta sería si piensa que actuó con él como un pesetero desagradecido y miserable; imagino que la charla acabaría en ese mismo instante… y solo Dios sabe que pocas veces he tenido más claro lo que le preguntaría a un músico si se presentase la oportunidad.
Así que aquí nos quedamos, esperando que se confirme la segunda parte de la biografía de una vida tan intensa y pletórica como apasionante. Ronnie James Dio, un tipo de esos irrepetibles al que todavía se le sigue echando mucho de menos. Un tipo que se dejaba la piel, la garganta y el alma en cada concierto; daba igual ante veinte que ante veinte mil personas. Un tipo que transmitía con su profunda mirada y su enorme carisma que se metía dentro de la canción en cuanto se ponía frente a un micrófono. Un tipo que forzaba su voz al máximo una y otra vez en cada canción para deleite de sus seguidores, vaciándose del todo en cada actuación. Un pequeño y doloroso agujero que se nos ha quedado en el corazón a muchos de nosotros desde aquel triste 16 de Mayo de 2010.
Como el latido de un corazón.