Encuentros HUSH.
Este es un sitio musical, no nos engañemos, pero en el que nos vamos a acercar a la música que nos gusta desde distintos ángulos, cual prisma. Como ya dijo el añorado Jon Lord: la música es la forma de arte más elevada que existe; afirmación que, pese a disfrutar de otras manifestaciones artísticas, sostengo plenamente.
Clube de Adictos a Deep Purple
Clube de Adictos a Deep Purple
Púrpura Chess
This blog is basically a musical site. Here we talk about the music we like, using different angles. As dear and missed Jon Lord once said: “Music is the highest kind of Art that exists”. I think the same way too.
Por fortuna Deep Purple han podido poner en funcionamiento la gira mundial de presentación de sus dos últimos discos; "Whoosh!" y "Turning To Crime". El primero en estudio con canciones inéditas publicado en el año dos mil veinte y el segundo de versiones aparecido al año siguiente. Dos excelentes obras que dejan claro que estos tipos siguen sabiendo muy bien de qué va esto de componer y tocar Rock n' Roll; en particular "Whoosh!" me tuvo bastante obsesionado cuando salió, uno de los mejores trabajos que haya sacado el grupo de Gillan & Co en su longeva carrera discográfica. Por desgracia aparecieron en plena pandemia y no ha sido posible salir de gira para presentarlos hasta hace apenas unos meses; como practicamente todo el mundo en este mundillo, vaya.
Primero se anunció una fecha en España, más concretamente en el festival Icónica de Sevilla. Perfecto. Pero el notición para este humilde escriba se produjo a primeros de este caluroso Julio, resulta que Purple habían sido contratados para actuar en el majestuoso Teatro Romano de Mérida; amigo, eso ya son palabras mayores. El teatro emeritense, ubicado en la que fuera capital ibérica hace más de dos mil años del Imperio Romano, es uno de los lugares más especiales que puede pisar cualquier persona que sienta mínimamente el arte... y que tenga sangre dentro de sus venas. De hecho lleva celebrándose en el mismo el Festival Internacional de Teatro Clásico -la de este año es su edición número sesenta y ocho-, que no deja de ser una de las principales referencias a nivel nacional e internacional de este país tan genuinamente cochambroso en lo que a los asuntos artísticos de refiere. Es una cita obligada para el que esto suscribe cada verano desde hace ya bastantes años... y los que me quedan. Imposible sustraerse a la posibilidad de pasar una noche mágica en este mágico entorno dejándote atrapar por su mítica esencia mientras te asas de calor en las tórridas noches emeritenses de verano. Cualquiera que haya asistido al festival sabe de lo que hablo.
Poco importa la obra a presenciar -bueno, si es buena y de enjundia entonces aquello cobra otra dimensión-; de hecho este año tuve que aguantar estoicamente las insoportables y nada inspiradas ínfulas de grandeza de una especie de cantautora que no era capaz de entonar, ni de tocar, ni de ná de ná, sumergidos en una agobiante nube de Electro Pop barato y chapucero mientras se ¿contaba? una especie de historia que no había por dónde cogerla. Y resulta que eso era arte. Será que mis humildes entendederas no alcanzan a degustar esas mieles tan sofisticadas, petulantes y exclusivas. En fin.
Pero no nos desviemos del asunto. Resulta que Deep Purple han anunciado una actuación en este enclave tan especial para el próximo veintitrés de Septiembre. Ni que decir tiene que en cuanto me enteré me hice con las entradas y allí estaré, Dios mediante, contemplando morir al sol frente a la luna... y si me acompaña "Anya" de fondo, mejor que mejor. Disfrutar de los Purple actuales con el solvente guitarrista Simon McBride si sigue sustituyendo a Steve Morse, recordando a un Ritchie Blackmore que se habría vuelto loco ante semejante emplazamiento y brindando por el tristemente desaparecido Jon Lord. Todo en uno.
Que Steve Vai no solo es uno de los músicos más personales, reconocibles, influyentes y visionarios que ha pisado esta tierra, sino también uno de esos escasos genios que ha conseguido crear algo tan único y especial que le permite mostrar nuevos caminos al resto de los pobres mortales, es algo que tiene claro cualquiera que sienta algo cada vez que suena una guitarra. Sirva de ejemplo esta delicada maravilla que lleva por título "Lotus feet". Aparecida en el disco "Real Illusions: Reflections" de principios del año dos mil cinco y nominada a los premios Grammy como mejor interpretación instrumental de Rock. Exquisita, delicada, preciosista composición de compleja sencillez e inalcanzable técnica. Grabada para el disco a partir de tres tomas de directo con orquesta en Holanda en el año dos mil cuatro. Ahora que todavía está fresco su paso por nuestro país, es el momento perfecto para reivindicar una vez más el prodigioso talento de esta especie de ser extraterrestre. Para los paladares más exigentes y para todo aquel que sea capaz de emocionarse con lo que entra por la oreja en forma de música.
"Lotus feet". Directo con la Metropole Orquesta de Holanda.
El día diecisiete de Julio se cumple un año que nos dejó el violinista de Kansas. Este es nuestro homenaje.
Texto: Amalio Essel!!! Dibujo: Paul Martín Simón.
¿Puedo decirte algo?
En los años setenta del siglo pasado, en el terreno musical popular, valía casi todo ya que muchas casas discográficas dejaron cierta libertad a los artistas; fue una época de esplendor y de experimentación. Fueron años en los que coexistieron bandas con unas formaciones diferenciables en lo referido a instrumentos. Por ejemplo; el violín, la viola y el violonchelo son instrumentos con una categoría especial: son clásicos, esenciales en una orquesta de Música Clásica. También han aparecido en ocasiones en algunos combos de estilos musicales menos antiguos como el Jazz y el Folk, entre otros.
Cuando el Rock y el Pop acogieron al violín, sus posibilidades aumentaron. En corrientes como la Fusión, el Folk-Rock y el Progresivo se ampliaron los horizontes sonoros.
Recordemos algunas bandas donde militaba un violinista:
Curved Air tenía a Darryl Way, The Flock y luego en Mahavishnu Orchestra a Jerry Goodman, Fairport Convention a Dave Swarbrick, King Crimson tenía a David Cross, Pell Mell tenía a Thomas Schmitt, Krzak Band tenía a Jan Bledowski, UK tenía a Eddie Jobson... etc...
y Kansas tuvo a Robbie Steinhardt!
Maravilloso músico que nos dejó hace un año y queremos hacerle un sincero y pequeño homenaje.
Me atrevo a decir que, gracias al sonido que le sacaba al violín, Robbie Steinhardt fue la piedra angular del sonido de Kansas en su etapa primigenia (1973-1978). Memorables son sus registros en "Bringing it back", "Icarus" o "Portrait (He knew)", por citar solo algunas canciones.
Sus intervenciones como cantante solista son muy interesantes, como en "Down the road" y "Lighting's hand". Pero lo que más sigo apreciando de Kansas son sus duetos entre la impresionante voz de alto tenor de Steve Walsh y la voz tenor de Robbie Steinhardt; siempre he tenido predilección por las bandas que tienen al menos dos cantantes solistas y su punto álgido aparece cuando se alternan cantando en la misma canción. Ejemplos maravillosos de esto lo encontramos en "All the world", "Child of innocence", "Song for America", "Miracles out of nowhere", "Closet chronicles", etc...
Robbie en directo fue el maestro de ceremonias y tal vez por eso tenía ganada nuestra simpatía! Pero su papel se fue diluyendo poco a poco con el auge del A.O.R. al que Kansas fue introduciéndose y que relegó a Robbie y a su violín a un cada vez más claro segundo plano en la formación; ay! los ochenta!
En mil novecientos ochenta y dos salió del grupo y no volvió hasta mil novecientos noventa y siete, otros tiempos sin duda. Estará hasta dos mil seis y se desvincula del grupo para siempre, de forma oficial.
Sus otros proyectos no han pasado la prueba del tiempo; pero su violín, su voz y su talante han quedado unidos a Kansas, para siempre.
Volvemos a recordar a los Beach Boys ahora que estamos en plena
época estival. Verano y Beach Boys son sinónimos, de hecho a algunos de
nosotros nos resultaría imposible entender esta estación del año tan
característica sin la música de Brian Wilson& Co formando
parte de nuestra habitual rutina diaria. La banda de las costas californianas,
el surf y el calor por excelencia ha pasado con creces el test del tiempo y
absolutamente todo el mundo -y cuando digo todo, me refiero a TODO EL MUNDO-
conoce al grupo de los hermanos Wilson; cosas como “Surfin USA”,
“California girls”, “Good vibrations”, “Fun fun fun”, “Help me Rhonda”, “In my
room” o “Surfer girl” entre otras están grabadas a fuego en el
subconsciente de todas las generaciones coetáneas y posteriores que han ido
poblando nuestro globo terráqueo sin excepción.
También es verdad que pese a tener una de las discografías más sólidas
que cualquier grupo pueda desear, poseen un elevado número de canciones tan
buenas o más que los clásicos de siempre, pero que ya solo conocen los
entendidos o los que se han preocupado por acceder a sus discos de estudio y
escucharlos con la atención que merecen. Una de esas composiciones de Brian
Wilson es esta seductora “Mona”. Aparecida durante los años oscuros
por los que el mayor de los Wilson y, por extensión, el propio grupo
atravesó durante la década de los setenta y primeros ochenta, es otra de esas
composiciones que demuestran la categoría de genio que atesora uno de nuestros
compositores favoritos. Estaba incluida en el disco “The Beach Boys Love
You” y pasa por ser una de las cosas más inspiradas que este humilde
escriba haya escuchado nunca. Todo el disco es una joya en sí mismo, pleno de
inspiración, variedad, cuidadas instrumentaciones, voces y melodías, todo al
servicio del resultado final y además con ese aire de espontaneidad que solo
consiguen en su música los verdaderos genios. Incluso hasta el propio Elton
John cayó rendido a los pies de semejante obra maestra, declarando
públicamente que le parece el mejor disco de los Beach Boys y una obra
de arte.
Ahora que apenas hace unos días que los Beach Boys de Mike
Love actuaron en tierras españolas -Madrid excluida, claro- y esperando
todavía a que el Festival de Azkena se digne a explicar cómo pudo
asegurar antes de la pandemia que la actuación de Brian Wilson con su
grupo en solitario se mantendría para la siguiente edición, dejando con un
palmo de narices a todo aquel que no devolvió su entrada y que al final se
quedó sin ver actuar al bueno de Brian -algo habitual en nuestros
queridos festis patrios-, os dejamos con esta canción llena de chispa. “Mona”
es una pequeña delicatessen que llega sin avisar con su cadencioso e
imparable ritmo y se te mete en el cerebro sin remedio para no abandonarte
jamás. Disfruten.
Este mes dedicamos nuestra Evocación Metálica al grupo asturiano Antídoto.
Sólo tienen un disco en su haber, pero histórico ya que fue el primer larga
duración de Heavy que consiguió editar una banda de esa comunidad
autónoma.
Antídoto proviene de la localidad asturiana de Langreo. En
torno a 1987 el grupo conformado por Juanjo Cabeza a la voz y bajo, Nieto
en la guitarra y Uto como batería comenzó a acumular cierto bagaje en
directo. Esto les animó a apostar el todo por el todo y autofinanciarse un lp
con la esperanza de dar el salto a la escena nacional. Así, en 1988, grabaron
su trabajo ‘Objeto Sexual’ para el sello leonés Caskabel. La
producción corrió a cargo de Tomás Díez, que firmó también las letras.
El disco estaba compuesto por nueve temas, entre ellos ‘Corre’ o ‘No
soy un loco’. Tuvo una acogida muy limitada, de hecho fue distribuido por
el propio combo y en puntos de venta muy concretos. Era un trabajo con buenos
momentos pero quizás algo bisoño, normal por otra parte ya que era su primera
incursión discográfica; pero rezuma ese sonido ochentero tan típico del Heavy
que se hizo en España en esos años: Heavy Rock con toques de Hard,
aderezado con dosis de Rock Urbano y con unos medios pésimos. Con el
paso del tiempo, este vinilo se ha convertido en objeto de deseo de
coleccionistas, algo común para bastantes discos editados por grupos que hemos evocado
por aquí.
Al comprobar la escasa acogida que tuvo su trabajo, la banda se vio
abocada a desaparecer. Como tantos grupos de esa época, Antídoto soñó
con grabar discos y hacerse un nombre importante dentro del Heavy Metal
patrio, pero ellos sí que lo intentaron de veras, incluso pagándose de su
bolsillo el lp. No fue como esperaban y se tuvieron que conformar con ser algo
conocidos en el norte de España y con el orgullo de ser el primer grupo
asturiano de la historia en grabar un lp; los avilesinos Virgen habían
editado un disco el año anterior, 1987, pero se trataba de un ep con sólo
cuatro canciones.
Volvemos con los albores del nuevo verano. Una vez más llegan los
calores, las playas, los chiringuitos, las cervezas bien frías o los cafés con
hielo. Una calurosa noche de esas paradisíacas en la que los astros se alinean
y te encuentras sentado frente al mar, libre de preocupaciones, con un vaso
lleno de delicioso café solo con hielo, buena música y la compañía adecuada…
los pocos afortunados que hemos sido capaces de experimentar esta sensación en
toda su profundidad sabemos que pocas cosas hay mejores en la vida que esa. No
se trata de tener acceso a realidades pomposas o exclusivas, sino de ser capaz
de valorar y degustar eso que te gusta con unos ojos distintos a los que
tenemos sobre nuestras narices… entonces se produce la transformación y lo
trivial adquiere una dimensión nueva dando un salto cualitativo.
Estas mismas consideraciones las podemos trasladar al motivo de este
texto, algo tan simple o mundano como el hablar sobre música puede adquirir
diferentes consideraciones. Como hemos afirmado en numerosas ocasiones, el
hecho artístico y musical es inherente al ser humano; es por esto que, nos
guste o no y seamos capaces de percibirlo o ni nos demos cuenta de ello, es una
realidad que convive con nuestro día a día. Todo el mundo opina sobre música y
mucho más en estos asquerosos tiempos de realidad virtual guasapera en
la que hasta el más idiota expone sus opiniones al mundo sobre cualquier tema,
por ridículo y exasperante que este sea. Sin embargo esta vez nos vamos a
alejar del lenguaje escrito -es un decir, con tanto mensajito de texto
resulta que la gente cada vez escribe peor o directamente ya no sabe ni
escribir- y nos vamos a centrar en la fuerza de la palabra; sí, eso que cada
día parece estar más en desuso. Con tanto puto móvil parece que la gente ya no
tiene tiempo de charlar cara a cara, incluso hay individuos que se juntan para
tomar algo y cada uno se pone a escribir mensajitos con su celular ¿?…
El ser humano, un abismo insondable en sí mismo.
Pero no nos enervemos. Esperamos que disfruten con esta alocada
tipificación, tan humilde e irreverente como subjetiva e intrascendente,
mientras nos preparamos para la estación del calor. Feliz verano 2022.
- Porque son fans.
El hecho social del ser humano implica necesariamente comunicación,
eso es así y no permite discusión. Como ya hemos comentado en la introducción
de este texto y de manera sorprendente, el lenguaje escrito parece estar
ganándole la partida al lenguaje oral durante estos últimos años de servilismo
e idiotización virtual que abanderan sin rubor una nutrida
representación de nuestra especie, aunque a veces parece que estén más cercanos
a los chimpancés que a los seres humanos.
Dentro de este curioso cambio de tornas todavía seguimos encontrando a
personas que disfrutan charlando sobre sus grupos musicales favoritos. Es
inevitable, cuando te gusta algo no puedes sustraerte al placer de publicarlo a
los cuatro vientos; y está bien así, todo lo que sea positivo y salga de esa
parte noble que tenemos todos en nuestro interior siempre va a sumar. No hay
nada más saludable que compartir con todo el que quiera escuchar lo que te
gusta y lo que sientes cuando escuchas los discos y las canciones de aquellos
grupos cualesquiera que sean que tengan algo interesante que mostrar. Y si
además consigues dar con el interlocutor adecuado, aquello puede convertirse en
algo realmente educativo y enriquecedor.
Por otro lado, el hecho de que te guste mucho un determinado artista o
disco no quiere decir que estés en posesión de la verdad absoluta. Seguro que
hay por ahí otras muchas personas que jamás estarán de acuerdo con tus
opiniones, incluso algunas de ellas puede que tengan más razones que tú para
pensar justo lo contrario. No pasa nada. Sobre los gustos artísticos no hay
base lógica y son deliciosamente subjetivos, por lo que si de verdad alguna
canción ha conseguido tocarte en esa zona de difícil acceso y que te hace feliz
seguro que es porque merece la pena.
- Para pasar el rato entre colegas.
Un placer absoluto. Muy pocas cosas se acercan a la sensación tan
maravillosa y plena que representa escuchar una pieza musical o una
interpretación por parte de un artista/banda de esas que te vuelven loco, pero
está claro que una de ellas es seguro la posibilidad de poder comentarlo con
los amigos; con los que sienten una pasión similar a la tuya y con los que
hablas el mismo lenguaje, claro.
Dios bendiga esos momentos, horas, tardes y noches completas en las
que se dan las condiciones adecuadas para que puedas pasar el rato charlando
efusivamente sobre ese disco, canción, grupo, músico, actuación, concierto o lo
que quiera que sea que te ha llamado la atención y te ha parecido lo
suficientemente bueno como para pararte a disfrutarlo. Si encima lo haces
degustando aquella bebida que tanto disfrutas y con la posibilidad de hacer
sonar la música correcta o visionar el dvd adecuado… aquello se convierte en lo
más parecido al paraíso que existe. Dios bendiga esos momentos, te llenan de
vida y hacen que tu paso por este mundo loco sea un poco más bonito.
- Para transmitir informaciones vitales entre colegas.
Variante del apartado anterior. Además de charlar con tu gente de esas
inquietudes tan triviales como esenciales que nos mantienen vivos, muchas veces
la información que compartimos es de carácter vital. Todos aquellos que
sentimos pasión por la música sabemos que cuando cae en tus manos o llega a tus
oídos algún artefacto musical desconocido de esos que te alegran la tarde por
su calidad intrínseca, lo siguiente más importante tras escucharlo es anunciar
a tus amigos también descerebrados musicales la existencia del mismo. Imagínate
que quedas con tu colega o con tu alma gemela para pasar un rato agradable de
comunicación humana verbal y, cuando llegas al lugar de encuentro acordado, tu partenaire
se presenta con el nuevo disco de ese grupo que tanto te gusta y del que
desconocías que había publicado nuevo material; pocas cosas me parecen más
importantes que esa. Esos pequeños momentos de felicidad instantánea… que por
inesperados te hacen todavía más feliz.
- Para mantener conversaciones triviales.
No todo en esta vida van a ser intercambios de información esencial o
vital para los interlocutores, también existe el hecho de hablar por el mero
placer de hacerlo; el que esto firma trabaja en el mundo de la docencia, por lo
que es capaz de hablar sobre casi cualquier cosa y el tiempo que sea necesario
de la misma. Esto de ser capaz de hablar de cualquier tema, algo así como el small
talk del que tanto gustan hablar los hablantes de lengua inglesa, no deja
de ser un arte y no todo el mundo está capacitado para hacerlo. A veces se
produce por el mero placer de charlar, sin más interés en sí mismo, mientras
que en otras ocasiones se lleva a cabo para salir de algún momento de esos
forzados o embarazosos. Imagínate que acabas/te acaban de pillar en medio de
alguna situación de esas que podríamos denominar como incómodas; seguro que
ahora mismo, estimado lector, se te está ocurriendo alguna. Sin problema, se
aborda cualquier tema para salir del paso, ambos interlocutores sacáis a
relucir vuestra educación, cubrís el asunto con un tupido velo y a seguir cada
uno con su vida. Aunque en estos casos la música puede servir como excusa para
romper el incómodo silencio, no siempre puede ser la mejor solución. Si has
pillado sin querer a un conocido rascándose su trasera y santa parte
-como bien dijo en su día David Lee Roth: sabes que has alcanzado el
éxito cuando ya no puedes ni rascarte el culo a gusto, porque alguien te va a
grabar sin que lo sepas y lo va a publicar; muy grande Diamond Dave- o
incluso si ves entrar a una sala de conciertos justo cuando acaba la actuación
al tipo que sabes que cobra por escribir una crónica sobre ese evento que
supuestamente debería haber visto en su totalidad… y os veis abocados a
saludaros, lo mejor es recurrir a esas charletas fáciles e
intrascendentes para pasar ese momento tan incómodo como innecesario. No
obstante, mucho cuidado con el tema a escoger. Si se te ocurre sacar a colación
las “cualidades vocales” de Robert Plant y el destinatario de tus
comentarios es fan a muerte de Led Zeppelin, aquello en lugar de
arreglarse puede cobrar hasta tintes dramáticos. La palabra, todo un arte.
Diamond Dave.
- Para criticar.
No podía faltar en esta surrealista clasificación de perfiles humanos.
Estamos sin duda ante una de las miserias más característica y extendida de
nuestra especie; seamos claros, el ser humano se puede definir sin temor a
error como ente capacitado para criticar. El motivo o justificación
generalmente es lo de menos, el hecho de la crítica es lo que parece que la
justifica en sí misma. Poco importa que estemos ante algo o alguien que raye la
perfección en la empresa que acometa, poco importa que los condicionantes
externos o internos se alineen en contra, poco importa que el propio universo
confabule a nuestras espaldas, que siempre habrá alguien que encuentre
necesario sacarle pegas a nuestras acciones por cualesquiera que sean los
motivos o por el mero placer de poner a parir a todo lo que se mueve.
En el entorno musical no íbamos a ser distintos, uno no va a encontrar
dificultad para toparse con cualquiera que se queje de tal disco, ese grupo que
no lo hace bien, unas composiciones que son mediocres, el concierto que sonó
mal -este es un clasicazo, no importa lo bien que haya sonado un show,
que siempre encontrarás a alguien que te diga que aquello sonó mal- y un sinfín
de situaciones en las que nuestro entrañable pedazo de escoria de turno tiene a
bien sacar toda su bilis contra el enemigo que tenga en frente. Y ojo, que en
este particular más veces de las deseadas son los propios músicos los peores.
- Porque son enciclopedias musicales.
Pues claro, hay gente que ha venido al mundo para ser escuchada y para
mostrarnos el camino a los demás. Esas personas que todos conocemos y que
vienen con un don de serie que les hace destacar, a veces casi sin
proponérselo, en cualquiera que sea el campo que dominen. Seguro que todos
conocemos a alguien que pilota sobre música lo que no está escrito, esas
verdaderas enciclopedias del saber que conocen y recuerdan todos los datos,
detalles, curiosidades y demás cuestiones de enjundia sobre nuestros artistas,
grupos, canciones y discos preferidos. Ni que decir tiene que cuando pasas un
rato de esos libre de agobios y preocupaciones en su compañía, departiendo -o
mejor dicho, escuchando y aprendiendo- de su infinito pozo de sabiduría
musical, es como instalarse por un leve momento en el paraíso.
Y encima estos tipos suelen ser de lo más naturales que existe, lejos
de las petulancias y estupideces de otros perfiles de los que hablábamos en otros apartados y que
por norma general no suelen tener ni puta idea.
- Para ligar.
Un clásico indispensable. Imagino que en estos tiempos que corren de realidad virtual paralela, el contacto verbal casual en cualquier garito nocturno habrá perdido terreno frente al irritante submundo gris de los jodidos mensajitos via celular o el mercado de carne de las citas por internet. El caso es que en según qué momento la música puede vehicular el noble fin de acercarse a alguien/se te acerquen a ti porque te llame/has llamado la atención. Ignoro qué harán las nuevas generaciones para esto de establecer un contacto más cercano con otros semejantes hacia los que se sientan atraídos, uno ya peina demasiadas canas para ni tan siquiera sentirse interesado por los nuevos códigos que ahora estén en el candelabro -Sofía Mazagatosdixit-, pero supongo que acabar en el peor tugurio de la ciudad a altas horas de la madrugada, con unas cuantas copas de más mientras intentas patéticamente estructurar más de dos palabras con un mínimo sentido y todas sus letras en el sitio correcto no será lo que hagan los jóvenes y menos jóvenes de modo habitual para iniciar el ritual del acercamiento. Grandes recuerdos de esas noches sin final en compañía de tus amigos, con la complicidad de nuestra música, más alcohol de la cuenta en nuestro interior y una inocencia que ya no volverá jamás cuando por el extraño motivo que fuese acababas hablando con esa persona desconocida que tanto te llamaba la atención... y si seguía la conversación, ya difícil de por sí debido a los obvios condicionantes antes citados, además tenías que seguir hablando... en esas condiciones, jaja. Dios, qué nostalgia de aquellos años jóvenes, inciertos, inocentes y alocados.
Deep Purple: "Talk about love". Extraído del directo "Come Hell Or High Water".
- No tienen ni puta idea.
La naturaleza humana tiene estas cosas, es capaz de lo mejor y de lo
peor, por lo que resulta bastante plausible encontrarse por la vida con
ejemplares de nuestra especie que no dudan en aportar su opinión ante cualquier
asunto sin saber de qué coño están hablando. Esto es muy español, qué duda
cabe, y aparece en cualquier ámbito de nuestro día a día; incluso gentes
importantes, de esas que toman decisiones trascendentales casi a diario, a
veces se descuelgan con comentarios y acciones que solo pueden ser explicables
desde la lógica si presuponemos que no se han enterado de nada de lo que fuera
que tuviesen entre manos. El asunto musical no iba a ser menos y tampoco se
escapa de estos curiosos individuos que ni aportan nada, ni parece que sepan
por dónde se andan e incluso da la sensación de que ni siquiera digan nada con
un mínimo sentido sobre el tema de turno que estén tratando.
Esto no debería de sorprender demasiado, ya que no vas a saber de
todo. La ignorancia es uno de los defectos más atrevidos y a veces a algunos
les resulta irresistible la posibilidad de abrir la boca para quedar en
completa evidencia si el interlocutor está mínimamente puesto en el tema de
conversación. Hasta aquí todo esperable. La cuestión viene cuando además se
supone que quién vierte comentarios que van desde lo estúpido hasta lo incierto
resulta que debería conocer los temas en los que mete la pata o directamente se
gana la vida hablando sobre ellos. En el terreno musical de nuestro bendito
país nos encontramos con tristes ejemplo de una manera más habitual de lo que
debiera. Confundir Rock Acústico con Rock Sinfónico puede hasta
ser comprensible para alguien que no conozca a un grupo como Yes y lo
más cercano al Rock para sus entendederas sea Alejandro Sanz,
pero por desgracia uno puede escuchar de boca de locutores o presentadores
meteduras de pata igual de flagrantes o más todavía. En ambos casos lo ideal es
mantener tu boca cerrada… algo aún más difícil para este tipo de personas.
- Para no decir nada.
Variante del apartado anterior. Dentro de este singular grupo nos
encontramos a gente que no aporta nada… pero es capaz de hablar de cualquier
cosa. Nuestro singular elemento podrá meter baza en cualquier tipo de
conversación, y si es musical con mayor ansia, aunque poco o nada aportará al
desarrollo de la misma. No te creas, que tiene su mérito poder emitir sonidos
en forma de palabras con un mínimo sentido sin nada de fondo que trasmitir; no
todo el mundo está capacitado para hacerlo. Estos peculiares seres navegan por
su anónima existencia sin pena ni gloria. Conceptos como análisis de la
realidad, toma de conciencia, defensa de un ideal no son para ellos más que
cuestiones peregrinas que no representan nada en su esfuerzo por llamar la
atención o buscar notoriedad cuando se encuentran frente a algún otro de sus semejantes. Aparecen en
todos los ámbitos de la vida y muchos de ellos acaban dedicándose al mundo de
la política...
-Para hablar claro.
Una bendición. Y si además lo haces sin faltar al respeto -no
confundir hablar claro con gruñir o faltar a tu interlocutor- se convierte casi
en un don. La de veces que por convencionalismos sociales, buenismo,
miedo a la confrontación o deseo de quedar bien por cualquiera que sea
el interés oculto que se busque, dejamos que el caos verbal y las inexactitudes
campen a sus anchas. Hacen falta más personas que hablen claro, llamen a las
cosas por su nombre y pongan a la gente en el sitio que les corresponde.
Rickey Medlocke. Tan bueno haciendo Rock como hablando claro.
- Para ganarse así la vida.
En este apartado nos encontramos con las personas que se ganan la vida
usando el arte de la palabra hablada; ojo, no confundir con la palabra escrita,
que presenta notables diferencias en cuanto a forma y fondo. La gente que se
gana la vida hablando de música por norma general se dedica al mundo de la
radio; sí, ese formato en vías de extinción dentro de según qué ámbitos y que
por otro lado tan imprescindible le resulta a otro tipo de personas. Aunque
reconozco que la radio no me dice absolutamente nada y la encuentro del todo
trasnochada y prescindible, perdónenme todas esas gentes que piensan que sigue
siendo importante, hoy en día siguen entre nosotros un buen número de
comentaristas musicales que se ganan la vida con las ondas; muchos de ellos
tambiénteniendo que compaginar con
publicaciones escritas y toda suerte de demás andanzas que les permitan
subsistir en el nuevo mundo analfabetovirtual en el que estamos abocados
a subsistir.
Dentro de este apartado, igual que casi todas las demás realidades de
nuestro día a día, nos encontramos con dos subtipos; léase, los que saben y los
que no saben. De los primeros poco más podemos aportar con respecto a lo que
hemos comentado en uno de los apartados anteriores; cuando un tipo bendecido
con el don del conocimiento enciclopédico musical toma la palabra, el resto de
pobres mortales lo único que podemos hacer es tomar nota y aprender lo que nuestro
imperfecto intelecto sea capaz de aprovechar de sus lecciones musicales. Por
desgracia conviene comentar que este primer tipo no abunda precisamente. Y si
nos referimos a los que no saben -o no tienen ni puta idea, por ser más
explícitos y políticamente incorrectos-, pues lo que hemos comentado en el
anterior apartado. La ignorancia suele ser muy atrevida y si algo hay peor que
no saber de lo que hablas, es creerte en posesión de la verdad y además hacer
el ridículo retransmitido para todo aquel que te quiera escuchar. Seguro que
todos tenemos en mente algún que otro ejemplo.
- No hablan.
Aunque no abundan es justo que dentro de esta clasificación nos
acordemos de este perfil tan interesante. En este mundo nuestro en el que
estamos tan sobresaturados de información -la mayor parte de ella inútil, incompleta o
falsa; todo sea dicho- y en el que cualquier cantamañanas del tres al cuarto
puede acaparar focos mediáticos mundiales solo por decir alguna gilipollez que
resulte graciosa, ofensiva o las dos cosas, nos encontramos a gente que se
caracteriza por hablar solo cuando considera que es necesario hacerlo. Estos
sujetos tan peculiares solo recurren a la palabra cuando lo consideran
imprescindible. Seguro que no los verás contestando gracietas en redes
sociales, ni cotilleando en redes sociales, ni poniendo a parir a nadie en
redes sociales, ni prácticamente nada de nada en redes sociales. Muchas veces
ni siquiera se dignarán a contestarte en una conversación oral y la mayor parte
de las veces será porque no consideren necesario entrar al trapo sobre la
discusión que sea de turno. Admitámoslo: pertenecen a una raza superior que no
malgasta energías ni saliva en perder un tiempo que seguramente prefieran
aprovechar en cualquier otra cuestión que consideren más satisfactoria.
-Los que tiene una opinión sobre todo.
Aquí nos vamos al extremo contrario; no se trata tanto de personas que
no tengan interés alguno en emitir sonidos en forma de palabras, sino que son
capaces de exponer una opinión, por peregrina que sea, sobre cualquier asunto
que salga a la palestra. Se encuentra íntimamente ligado a apartados
anteriores, solo que las opiniones vertidas pueden ir desde la enjundia hasta
la estupidez. Aquí nos encontramos desde sujetos que pueden llenarse la boca de
letras y más letras sin nada de sustancia que aportar a la conversación de
turno hasta tipos geniales e irrepetibles que tienen la rara capacidad de estar
informados de prácticamente todos los asuntos y además con un peso específico
de ese a tener en cuenta. A lo largo de mi vida me he topado con estos
representantes de esta especie tan poco habitual y debo decir que
desgraciadamente gana por goleada el que en resumen ganaría más si permaneciese
calladito… lo que pasa es lo que comentamos antes: para este tipo de
personas eso es algo casi imposible.
-Para competir.
Para echar carreras, no podía
faltar. No debemos subestimar la capacidad inherente al ser humano de convertir
todo lo que toca en una suerte de competición o apuesta; seguro que todos
conocemos a alguna de esas personas que parece que estructuran su cabeza en
función de convertir en un juego o carrera cualquier situación o circunstancia
de su vida diaria. No tiene otra explicación que nuestra vida esté trufada de maquinitas
o jueguecitos para competir a cuál más estúpido… y ojo, que triunfan.
Todo está rodeado de ridículos juegos: los móviles, las consolas, los bares,
los deportes… es que lo piensas durante diez segundos seguidos y te vuelves
loco. Pero esto es marginal.
La música no iba a sustraerse
de esta necesidad intrínseca de la persona por discutir y echar carreras. Qué
grupo o artista es mejor, qué canciones nos gustan más o tienen más enjundia,
qué directos merecen más la pena, qué discos son los esenciales o la
competición definitiva: quién toca mejor su instrumento musical. Ríos de tinta
y montones de horas dejadas en las barras de los bares discutiendo el eterno
dilema. El eterno dilema. Ni siquiera los propios músicos son capaces de
sustraerse a estas conversaciones, muchas veces incluso son los que con más
fruición las abordan, pero eso es otro tema.
Aquí nos volvemos a acordar de un músico clásico en estas secciones
con las que ya nos hemos acostumbrado a saludar la llegada del verano. Yngwie
Malmsteen, claro que sí. Poco importa que haya intérpretes como Steve
Vai, Billy Sheehan, Marco Minneman, Paul Gilbert, Jon Lord, Dino Jelusick u
otros tantos que son tan insultántemente superiores en lo suyo que casi con
solo enchufar sus amplis ya te vuelves loco. No pasa nada, nuestro
querido guitarrista sueco sigue despertando las mismas pasiones y odios que el
primer día. Todo menos la indiferencia para el bueno de Yngwie.
- Son los músicos los que hablan.
Interesante y a veces espinoso apartado, de esto de opinar no se libra
nadie y los músicos no iban a ser una excepción. Lo normal es que a la hora de
hablar sobre un tema en particular tengan una opinión más formada todos
aquellos que se dediquen profesionalmente al asunto en cuestión. En este caso,
para hablar de música las voces más entendidas deberían de ser los propios
músicos y es cierto que la mayoría de las ocasiones es así. Es normal, o
debería serlo, que alguien cuya pasión le lleve a intentar dedicarse de manera
profesional a esto de la música se haya pasado media vida empapándose e
investigando sobre el asunto musical, sus géneros, grupos, artistas, canciones,
actuaciones y mil curiosidades más; de hecho este paso previo de investigación
debería ser casi obligatorio para alguien que decida empuñar un instrumento
musical para hacerlo sonar. Luego está la cuestión nada baladí de aprender a
tocarlo, claro. Cuando esto ocurre nos encontramos con tipos que además de
saber hacer sonar dicho instrumento, tienen un bagaje interior y una cabeza tan
bien amueblada en términos musicales que invariablemente la única música que va
a salir de ellos será buena. Y luego están los superclase, esos elegidos
que juegan en otra liga o que directamente han venido de otro planeta.
Así debería de ser. No obstante hay veces que uno se topa con otro
tipo de músicos, algunos incluso tocan bien, pero que con los que tras unos
minutos de conversación te das cuenta de que tienen un bagaje más bien escaso,
por decirlo suave. Han escuchado a sus cuatro grupos de siempre o simplemente
es que no tienen ni puta idea; vamos, que de pasión y conocimiento musical la
cosa va justita.
En el mundo real se debe comprender que algunos de los de este segundo
perfil puedan llegar a ser conocidos y hasta famosos, pero lo que resulta
imperdonable es comprobar con impotencia y dolor cómo músicos tan buenos como
eruditos de esos del primer perfil injustamente se quedan sin probar las mieles
del éxito mientras conviven con esos otros que no están capacitados ni para
limpiarles las botas que calzan. Sin perdón de Dios.
- Porque es su pasión y no pueden remediarlo.
Pese a que, como hemos comentado en el apartado dedicado a ellos,
algunos de los músicos que más admiramos nos dan lecciones magistrales tanto al
enchufar su instrumento como cuando abren la boca, esto de sentir el picotazo
de la pasión inexplicable por la música le puede pasar a cualquiera. Los que no
lo sienten difícilmente podrán comprenderlo, pero esa sensación que en algunos
de nosotros provoca el hecho musical es tan desbordante y tan plena que ni
siquiera se puede explicar con palabras.
Habrá gente que no lo entienda. Está bien. Estamos acostumbrados y
convivimos con eso. Pero para todos aquellos que puedan llegar a entender y
apreciar el verdadero poder y majestuosidad que contiene, una canción puede
llevarte a ese lugar en el que nunca has estado… pero al que siempre anhelaste
ir.