Hace apenas unas escasas horas el cantante David Coverdale ha anunciado su retirada. En un vídeo, tan escueto como delicado y cuidado, nuestro adorable vocalista de Deep Purple, Coverdale & Page, Whitesnake, sus discos en solitario e invitado de un abultado número de músicos de esos de división especial ha compartido con sus millones de seguidores repartidos por el mundo entero que ya ha llegado el momento de colgar sus vaqueros ajustados, sus zapatos de plataforma y disfrutar de su jubilación. La voz que nos ha acompañado y guiado a millones de nosotros, pobres mortales, a lo largo de nuestras vivencias, experiencias, situaciones, recuerdos, momentos sublimes y durísimos... en definitiva, durante nuestro camino vital, nos deja huérfanos de su música, su talento y de esa sobrenatural capacidad para cantar como solo él era capaz de hacerlo. Su tono grave, profundo, personal, melódico, intuitivo, elegante, sutil, sobrecogedor, capaz de arroparte en su manto y acariciar tu emoción ya no volverá a deleitarnos sobre ningún escenario. Me alegro por él y por su decisión, seguro muy meditada y necesaria, pero como seguidor y admirador de su talento me resulta duro, muy duro de aceptar.
No suelo escribir ninguna entrada en este blog cuando acabo de publicar algo, me gusta dejarlo en la red global durante unos días para darle vida, pero esta ocasión es especial. Una noticia del calado de esta merece ser difundida de inmediato. El creador de "Crying in the rain" o "Here I go again" ha decidido que llegó su momento de parar.
No es nuevo que David Coverdale llevaba varios años arrastrando problemas de salud, concretamente desde la desastrosa etapa del Covid, pero lo cierto es que el misterio siempre ha rodeado los detalles de dichos problemas y nunca hemos conocido los pormenores de su situación real. Ya lo comentamos este verano en estas mismas páginas mientras nos acordábamos de alguna de sus grandes canciones. Ese tour de despedida que se interrumpió de manera abrupta durante la pandemia global y que jamás pudo ser concluido.
Su personal voz, con unos deliciosos y profundos graves que le salían de lo más adentro y que le permitían cantar Blues como solo lo pueden hacer unos pocos elegidos ya no van a volver a escucharse bajo los focos. Igual no es una retirada total y dentro de un tiempo anuncia su regreso, pero no tiene pinta; alguien como Coverdale no tiene necesidad de hacer eso.
Al que esto escribe le quedará ya desde ahora mismo para siempre la espina clavada de no haber podido verle interpretar en directo sus temas clásicos de Whitesnake o Purple en ese formato acústico e íntimo para el que parece que nació su voz. Lo recuerdo muy bien, fue hace unos cuantos años. Un 28 de Noviembre de 2006 nuestro querido David Coverdale se acercó a la conocida tienda FNAC ubicada en pleno corazón madrileño junto a su por entonces guitarrista Doug Aldrich para realizar un pequeño concierto acústico. Estaba encuadrado dentro de una gira promocional europea en la que presentaban el directo de regreso de Whitesnake titulado "Live In The Shadow Of The Blues". Era una oportunidad única para escuchar la voz de Coverdale haciendo Blues en un formato íntimo y personal... de hecho fue la primera y única oportunidad para el que esto escribe. No pudo ser. Actuaban en el salón de actos adjunto de la planta baja de dicho local una tarde fría del otoño de ese año. Por los estúpidos e irritantes condicionantes laborales que sufrimos la mayoría de nosotros, vuestro humilde servidor llegó a la FNAC cuando la cola que aguardaba para tener el privilegio de acceder poco después a la especie de reservado en el que cantaría David era lo suficientemente larga como para intuir que no íbamos a poder pasar; aforo limitado, solo pillan cacho los que llegan primero. Esperamos estoicamente parapetados en un pequeño hilo de esperanza edulcorado con la delicada melodía de "Sailing ships" resonando en nuestra cabeza cuando, de pronto, la fila comenzó a avanzar... Nos quedamos justo a las puertas, fuimos los segundos que no pudimos pasar. La maldita suerte, otra vez dando la espalda con su sonrisa socarrona y desafiante. No obstante, pudimos presenciar parte de la actuación a través de un cutre televisor -no pantalla, televisor; otros tiempos- hasta que llegó la hora en la que debíamos marchar. Este humilde plumilla tenía otro compromiso ineludible -toda la puta igual, debiendo estar en doscientos sitios a la vez- del que, por cuestiones que no vienen al caso, no daremos más detalles. Sin embargo, nada nos pudo privar de presenciar y escuchar una preciosista versión del clásico "Ain't gonna cry no more" interpretada desde la pantalla en clave de Blues por la desnuda guitarra acústica de Aldrich y la personalísima voz de Coverdale. De inmediato se grabó a fuego en lo más profundo de mi ser y me acompaña desde entonces en mi devenir diario haciendo que mi existencia sea un poquito más bonita. Por mucho que te quieran enseñar, es la propia vida la que te ofrece las mejores lecciones. Ese día aprendí una valiosa enseñanza: hay trenes que solo pasan una vez por tu puerta y, si dudas en cogerlos, puede que quedes sin subir a ellos jamás.
Alzo mi copa por David Coverdale y por toda la felicidad que nos ha brindado a muchos de nosotros en forma de música. Espero disfrute de todo lo que por derecho merece.
Fare thee well... Hasta pronto.











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