Clube de Adictos a Deep Purple

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Púrpura Chess

This blog is basically a musical site. Here we talk about the music we like, using different angles. As dear and missed Jon Lord once said: “Music is the highest kind of Art that exists”. I think the same way too.

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martes, 16 de julio de 2024

Scorpions: 40 aniversario de un amor al primer picotazo.

Justo en estos días el grupo alemán Scorpions se encuentra ofreciendo una serie de conciertos en nuestro país dentro de la gira del que han llamado cuarenta aniversario de la publicación de su emblemático disco titulado "Love At First Sting". Mientras esto se publica los germanos se encontrarán descansando en la capital española, o haciendo entrevistas y demás historias promocionales de esas que tanto suele cansar a cualquier músico de esos reconocidos, mientras esperan a la actuación programada para esta misma noche en el recinto WiZink madrileño.

Lo cierto es que ya el pasado verano también pisaron suelo español dentro de la gira de presentación del que hasta ahora es su último disco en estudio y que lleva por título "Rock Believer", una obra que vuelve a retornar a sus raíces más rockanroleras y que además presenta todas las señas de identidad de su particular ADN musical; la única pega es que se eche en falta al tristemente fallecido James Kottak y su virtuosa batería. Todo el mundo parece que está encantado con la llegada tras los tambores de Mikkey Dee. El ex Motorhead tiene mucha pegada, pero está lejos del ritmo, virtuosismo y contundencia del bueno de Kottak. Pero esto es marginal.

El grupo que formó un entonces jovencísimo Rudolph Schenker en aquel lejano 1965 y que apenas cuatro años después encontró un compañero inseparable en la figura del carismático y personalísimo vocalista Klaus Meine, cumplirá el próximo 2025 sesenta años. Sesenta años recorriendo los escenarios del mundo entero, demostrando día a día, disco a disco y concierto a concierto la calidad y coherencia que atesora su propuesta musical y callando todas y cada una de las bocas de los diferentes estreñidos agoreros que se fueron encontrando en su camino.

Scorpions'84: Herman Rarebell, Matthias Jabs, Klaus Meine, Francis Buchholz y Rudolf Schenker.


Scorpions'24: Mikkey Dee, Matthias Jabs, Klaus Meine, Pawel Maziwoda y Rudolf Schenker.

Ahora le toca el turno de homenaje al "Love At First Sting", o "Amor Al Primer Picotazo", como rezaban las atómicas traducciones de la lengua de Shakespeare de aquellos añorados años ochenta. Uno de los disco más importantes y emblemáticos, no solo de su producción discográfica, sino del Hard Rock en particular y de la Música en general. Tengo que tener cuidado, ya que esto es un blog anexo al HUSH, Clube de Fans Oficial Español de Deep Purple -es broma, poca gente hay tan respetuosa en este mundillo musical como los miembros y seguidores de este club español-, pero no lo puedo remediar: Scorpions es el grupo preferido de este humilde escriba y "Love At First Sting" es el mejor disco de todos los tiempos para el que esto firma. Esta obra de arte llegó por primera vez a mis vírgenes oídos a la tierna edad de doce añitos, momento perfecto para que el veneno del Rock'n'Roll penetre por tus venas y por todo tu ser. Recuerdo aquel mágico verano de 1985. Siendo todavía un mocoso, mi hermana mayor decidió comprar en el Rastro el cassette -pirata, por supuesto- del "Love At First Sting" de unos alemanes que se llamaban Scorpions y que lo estaban petando por las radios hispanas del momento. Mi querida hermana, a la que no le decía nada en absoluto el Rock, compró la cinta por error, ya que ese año salió un recopilatorio de baladas de los germanos que presentaba una portada muy similar a la del "Amor Al Primer Picotazo"; ya se sabe, las estrategias publicitarias de los mercaderes musicales para tongarnos y sacarnos las perras son tan antiguas como la propia música. El caso es que en cuanto sonaron en nuestra humilde morada carabanchelera de mediados de los ochenta las primeras notas del "Bad boys running wild", esa guitarra solista salvaje de Matthias Jabs y la inconfundible voz de Klaus, mi cabeza explotó, mi piel se erizó como nunca antes lo había hecho y mi corazón dio un vuelco. Sin darme cuenta mi bautismo de Rock'n'Roll se había producido... y ya no hubo vuelta atrás.

El disco que hoy presentan en Madrid contiene en su interior obras maestras como "Big city nights", "Rock you like a hurricane", "I'm leaving you", "Coming home" o "Still loving you", una de las canciones lentas más famosas y reconocidas de todos los tiempos, entre otras. No voy a entrar a comentar el disco, ya que es una obra maestra de composición, interpretación, producción y sonido a todos los niveles. Quizá lo hagamos en otro momento.

Scorpions siempre han llevado a guitarras solistas de primerísima categoría: Michael Schenker, Uli Jon Roth y Matthias Jabs. En este disco en particular la producción era espectacular, ofreciendo un colorido, una garra y una potencia a la guitarra de Jabs tan desgarradoras como insultantes; y a esto había que añadirle su exquisita y depurada técnica. Aquello sonaba como un cañón cuya crudeza te atravesaba las tripas. Hoy en día Matthias hace tiempo que está acomodado en sus laureles, pero en aquellos años era conocido como el Eddie Van Halen europeo; por algo sería.

Matthias Jabs.

Hoy volverán a reinar en Madrid. El que quiera y haya podido trincar un ticket podrá disfrutar de ellos en directo y el que no quiera o tenga sus mil y un motivos para seguir criticándoles lo tiene fácil: que se quede en su casa. Pocos músicos hay hoy en día que mantengan a la hora de tocar en directo un nivel tan alto -nunca igual, eso es imposible, pero sí muy cercano- con respecto a sus obras originales como Scorpions. Recordemos que Klaus Meine tiene 76 años y Rudi Schenker los mismos menos tres meses. Que me presenten a los músicos, y en especial a los cantantes que no se llamen Glenn Hughes, que puedan seguir manteniendo el nivel interpretativo que presentan nuestros queridos escorpiones a estas edades. Nuff said.

 

 

Por increíble que parezca, este humilde blog ya tiene cuenta de instagram. Por si quieres echar un vistazo:

 

 


 







viernes, 14 de abril de 2023

Scorpions: "Eye to eye".

Esta delicada canción apareció en el disco maldito de Scorpions titulado "Eye II Eye", casi igual que el tema que ahora nos ocupa. Una composición cuya música pertenece a Rudolph Schenker mientras que la letra y melodía llevan el sello del talento de Klaus Meine. Se trata de una sencilla y preciosista canción que te llena de paz y sosiego en cuanto te sumerges en ella. Una de tantas joyas que esta pareja compositiva nos ha legado y que nos hacen la vida un poquito más llevadera a algunos de nosotros.

La canción está dedicada a la memoria de Hugo Meine y Heinrich Schenker, respectivos padres de Klaus Meine y Rudolph Schenker. Uniéndonos a ellos y a su música imperecedera, también la queremos compartir con todos los padres que nos han dejado. Descansen en Paz.

 


 

A life begins, another's over

As another day begins

Life runs full circle getting older

It's happens to me

It's happens to you

I do believe you're still around me

You're still around me all the time

I have no doubt one day in heaven

I will see you again

 

Break the bread drink the wine

In my heart you'll live forever 

The time to go is never right

When we say goodbye

While we're here we shouldn't waste

A day in life to say I love you

It's now That I'd just wish so much, to see you

Eye to eye.





miércoles, 17 de noviembre de 2021

Scorpions: "Peacemaker", primer single de su próximo disco "Rock Believer"

Los imprescindibles Scorpions vuelven de nuevo a la acción publicando hace apenas unos días su nuevo single titulado "Peacemaker". Es el adelanto de lo que será su próximo disco de estudio, que bajo el más que adecuado nombre de "Rock Believer" está previsto que se publique el próximo 25 de Febrero de 2022. La canción viene acompañada de un vídeo clip la mar de resultón en el que se muestra al propio grupo interpretando el tema en vivo con el fondo de la noche de una gran ciudad llena de flashes y colorido, una de las señas de identidad del mítico grupo alemán que comandan Rudolf Schenker y Klaus Meine. Si obviamos la balada "Sign of hope", que publicaron el pasado año en plena pandemia, esta es la primera grabación original y nuevo disco de estudio que nos regalan los teutones desde que publicaron el estupendo "Return To Forever" en 2015; siete años es mucho tiempo y todos los seguidores llevábamos esperando nueva música de nuestro grupo preferido bastante tiempo. Como curiosidad podemos decir que las letras y melodías están compuestas por Klaus Meine mientras que la música es de Rudolf Schenker y Pawel Maciwoda, siendo ésta una de las primeras participaciones en la composición del actual bajista de Scorpions. También comentan que este disco está compuesto en su totalidad por los miembros del grupo, sin compositores externos. Sin problema, nos llevan demostrando durante muchos años que tienen el talento suficiente para componer grandes canciones.

Que por aquí Scorpions constituye una debilidad es algo tan nítido y cristalino como que la noche es noche y la luna es luna. La música del combo Schenker & Meine forma parte privilegiada de nuestra cabecera y es tontería negarlo. Llevan muchos años llenando de grandes canciones, positividad y buen rollo las orejas y las almas de todos los que les escuchamos; no es broma, conozco a pocos grupos cuya música genere unas sensaciones tan positivas al escucharla... y que sea buena, claro. Incluso el mensaje de la letra del tema lo acaban de explicar en un vídeo que reproducimos al final del artículo. Básicamente Meine contrapone al pacificador -peacemaker- frente al enterrador -undertaker-. En un mundo actual lleno de peligros e incertidumbres, con Coronavirus, guerras y demás crímenes sin sentido, ellos apuestan por la necesaria figura del pacificador, para mediar en los conflictos e intentar convertir nuestro mundo en un lugar mejor.

En este nuevo single nos ofrecen lo que mejor saben hacer: Hard Rock melódico de muchos quilates. Comandados por Klaus Meine con esa voz que posee tan única y especial, nos dejan un tema con su sello característico. Ellos son de esas pocas bandas que en cuanto escuchas unos segundos de alguno de sus temas de inmediato caes en la cuenta de que son ellos. Y eso no es nada fácil de conseguir hoy en día. Me ha recordado mucho al estilo de aquel maravilloso "Unbreakable", sin duda una de sus mejores obras y tal vez no tan reconocidas como mereciera. La voz de Klaus sigue igual de inconfundible, tal vez algo más rasgada que de costumbre, lo que le aporta matices nuevos. Meine es uno de los pocos vocalistas que conserva un rango y timbre casi idéntico al de los años setenta. En directo practicamente no falla y lo digo con conocimiento de causa, ya que tengo en las estanterías de mi habitación cientos de grabaciones de conciertos suyos. Sigue siendo una delicia escuchar su nítida voz, mantenida de manera estupenda para alguien que este año cumplió los setenta y tres años. En fin, que la cuenta atrás hasta finales de Febrero será menos dura si tienes en el estéreo de tu equipo "Peacemaker".

 

                                                         "Peacemaker". Vídeo oficial.



                                  Klaus Meine explicando la letra de "Peacemaker". In english, of course.



martes, 31 de julio de 2018

Canciones y discos para el verano. MSG: “Written in the sand” / Scorpions: “Blackout”. 6


MSG: “Written in the sand”.

Volvemos a retomar el asunto de la canción del verano, pero sin ánimo alguno de buscar esos cutre-singles pegadizos y exasperantes con los que nos suelen bombardear los iluminados musicales cuyo interés por la cultura musical es nulo y que no tienen el menor reparo en revolcarse en la mierda más apestosa con tal de triunfar en las listas; esto va de otro palo. Parapetados en mitad del calor del momento vamos a recuperar un tema del siempre recomendable Michael Schenker. La canción en cuestión se titula “Written in the sand” y apareció en el disco del mismo título que el rubio guitarrista alemán publicó en el año 1996. Un disco completamente recomendable que significó la vuelta de su grupo MSG tras la disfuncional reunión de los UFO clásicos del año noventa y tres. 

                                      MSG 96: S, Gaalas, B. Sparks, M. Schenker y L. Sundin.

Este “Written in the sand” rezuma sol, calor y carretera mientras la infecciosa cadencia de la batería te atrapa sin remedio, se trata de un medio tiempo acompañado de una bonita melodía del cantante Leif Sundin y comandado por la intuitiva guitarra solista de Michael. En cuanto comienza a sonar te transporta a la carretera comarcal que elijas, dominada por el sol abrasador del mes de Julio a primera hora de la tarde y flanqueada por pasto seco a los lados que contemplas mientras suena en el estéreo de tu coche; algo así como la imagen de cualquier cruce de caminos que puedes otear a través del cristal de tu salpicadero. Lo cierto es que todo el disco cumple a la perfección con el motivo de este escrito, pero “Written in the sand” en particular es el ejemplo más claro. Incluso la portada está en total sintonía con este espíritu veraniego del que hablamos. El imponente logo de la MSG aparece en primer plano sobre el fondo rojizo de un desierto con sus cañones y cactus momentos antes del anochecer. ¿La mejor portada de la discografía del grupo de Michael Schenker?, probablemente.

                                                      MSG: "Written in the sand".


                                                     "Written In The Sand". Contraportada.


Scorpions: “Blackout”.

Palabras mayores. Estamos ante uno de los mejores y más representativos discos de la Historia de la Música, al menos para este humilde escriba. El álbum con el que el grupo alemán alcanzó el éxito masivo que se acabó de fraguar con el no menos importante “Love At first Sting” y que le siguió un par de años más tarde. Durante esos años, le pese a quién le pese, Scorpions eran los reyes del mercado musical, sus canciones estaban en las listas de éxitos y los discos de oro y platino llegaron para quedarse; eran otros años.


Aunque más allá de todo esto, lo importante es que “Blackout” es un álbum lleno de grandes canciones, uno de esos discos redondos que se suele decir dentro del mundillo musical. La declaración de principios del riff de inicio de la primera canción, titulada igual que el propio disco, ya deja bastante claro al oyente de qué va el asunto que tiene entre sus manos y oídos. La comunión perfecta entre las punzantes guitarras de Matthias Jabs, las melodías “marca de la casa” de Klaus Meine o la exquisita producción de Dieter Dierks daban como resultado unas composiciones del binomio Schenker/Meine que creaban tendencia y marcaban el camino a seguir para los grupos noveles. Todo es aprovechable de este disco, consiguieron colocar por primera vez una canción en las listas de éxitos de medio mundo. El single “No one like you” triunfó en las emisoras de radio estadounidenses durante esos años, incluso el cantante de Guns n’ Roses W Axl Rose comentó que decidió dedicarse a la música cuando un día que iba en coche se detuvo en un semáforo y la música que salía del resto de los vehículos que estaban parados a su lado pertenecía a Scorpions.

                                                 Scorpions: "No one like you". Vídeo oficial.

Este disco supuso además una prueba de fuego para el combo germano. El vocalista Klaus Meine perdió la voz durante las sesiones de composición del álbum y los médicos le diagnosticaron que debía dejar de cantar profesionalmente. Esto ocurrió durante la estancia del grupo en la mansión Villa San Pecaire de la Costa Azul francesa. Como curiosidad podemos decir que en la actualidad esta villa debe haber desaparecido o cambiado de nombre porque es prácticamente imposible encontrar ninguna referencia de su ubicación hoy en día; en estos días realizaremos una visita al país galo y una parada obligada va a ser dicha Costa Azul para ver si somos capaces de dar con la dichosa villa de marras.

                                                  Klaus y su máquina para la voz.

Volvamos al tema. Klaus sufrió dos operaciones de cuerdas vocales y un duro proceso de recuperación con técnicas alternativas de la mano de uno de los más prestigiosos especialistas médicos para cantantes. La mayoría de los grupos hubieran optado por el camino fácil: sustituir al vocalista y seguir con los planes de grabación del disco. Sin embargo en Scorpions las cosas siempre han funcionado de manera distinta. La unión Rudolf Schenker – Klaus Meine llevaba funcionando desde finales de los sesenta y, pese a que el propio Meine sugirió al grupo apartarse a un lado y que buscasen a otro vocalista, la determinación de Rudi siempre fue clara: iba a esperar a su cantante original. No todo está perdido dentro del mundo de la música. El destino cosechó de acuerdo a lo que sembraron y solo un año después el grupo alcanzaba el estrellato. El propio título del disco hace alusión a toda esta situación de apagón que le estalló al grupo en la cara. Imposible olvidar la traducción al español que acompañó a la publicación del álbum en el territorio nacional, debajo del título original en inglés aparecía la expresión “ceguera temporal” y que sirve como ejemplo ilustrativo de lo cutre y chapucero que era nuestro querido inglés patrio por entonces –las traducciones al español de títulos en inglés darían para otro artículo jugoso, habrá que retomar esta idea en otro momento–.

                                           Scorpions: Foto promocional "No one like you".

El álbum es una obra completa, te habla como un todo pese a estar formado por canciones que también funcionan de manera individual. Imposible sustraerse al dinamismo de temas como “Can’t live whitout you” y “Now” o al exquisito gusto de cosas como “You give me all I need”; precisamente las guías vocales de este tema las realizó Don Dokken, que gracias a sus conexiones con Dierks ayudó al grupo a preparar el material musical durante el impás del tratamiento vocal de Klaus. Además de “No one like you” o “Blackout” el disco contiene otro trallazo musical que responde al nombre de “Dynamite” y que, junto a las anteriores, ha ido acompañando al repertorio del directo del grupo desde que se publicó el disco hasta hoy.


El resto de canciones de esta obra de arte no baja el nivel. Tenemos un tema titulado “Arizona” que es otra preciosidad, sorprendentemente casi no han tocado esta canción en directo, solo en algunos shows ocasionales; como su propio título indica, evoca acertadamente el desierto del Colorado y te sitúa en coordenadas veraniegas. Como curiosidad podemos comentar que, aunque nunca salió como single, se llegó a rodar una especie de vídeo promocional. Años más tarde ha acabado saliendo a la luz; el resultado final es bastante vintage y de Serie B, por llamarlo de alguna manera, pero no deja de ser otra curiosidad más de estos encantadores alemanes dispuestos a triunfar en yanquilandia


                                                     Scorpions: "Arizona". Vídeo no publicado.

Tampoco nos podemos olvidar de la oscura “China White”, una canción densa y pesada, con toques épicos y de larga duración. Scorpions solían trabajar antes este tipo de temas, podemos encontrar otros ejemplos en su discografía  como “Animal magnetism”, “The sails of Charon” o “Money and fame”; desgraciadamente hace tiempo que no nos regalan un tema de corte similar, esperemos que retomen las viejas costumbres. Aún así, incluso la profundidad de “China White” consigue no desviarse de ese sentimiento total tan veraniego. El disco se cierra con la excepcional balada “When the smoke is going down”, un tema que en su día nunca tocaron en directo y que hace ya unos cuantos años decidieron con acierto recuperar para finalizar sus actuaciones en vivo. Esta canción en particular me tuvo obsesionado durante años y solo puedo decir que es el cierre perfecto para el álbum, como el último rayo de sol que es derribado por la oscuridad mientras te deja esa estampa de anochecer tan especial.





sábado, 24 de diciembre de 2016

SCORPIONS 50 ANIVERSARIO: Lugares emblemáticos y anecdóticos de su recorrido musical (Alemania, Portugal y España). III


En un suspiro cerramos el año del cincuenta aniversario de Scorpions. Nuestros queridos Rudolf Schenker y Klaus Meine, con la compañía de Matthias Jabs desde hace casi cuarenta años y las últimas incorporaciones del bajista Pawel Maciwoda primero junto al batería Mickey Dee hace apenas unos meses, llevan todo este tiempo haciéndonos felices con su música.
No se me ocurre mejor manera de cerrar este año 2016 que con una tercera entrega de la visita a esos lugares perdidos en el tiempo que han sido, de un modo u otro, testigos mudos del devenir de esta excepcional banda a lo largo de todos estos días de nuestras vidas. Tras revisar recientemente ese entrañable documental que nos regalaba en forma de película la directora Katja Von Garnier dedicado a la historia del grupo germano mientras les acompañaba con su cámara durante gran parte del recorrido de la gira de despedida –alguien se lo puede creer– que realizaron, al igual que otros grandes grupos coetáneos que también anunciaron en su día que se retiraban aunque finalmente no lo llevasen a cabo, no podía evitar por menos que entristecerme y permitir que alguna que otra lágrima furtiva fruto de la nostalgia viera la luz del sol mientras en la pantalla aparecían esas imágenes del grupo de principios de los setenta en formato Super-8 que mis ojos no habían contemplado nunca antes y que pertenecen a ese período primigenio de la banda tan escasamente documentado y que tanto me subyuga.


Dentro de este pequeño pero acogedor rinconcito de la red cerramos el año con los mismos protagonistas que lo abrieron. Sirvan las líneas de este fan descerebrado de la Música Rock en general y de Scorpions en particular como homenaje a esos cincuenta años de vida que ha cumplido la visión de Rudolph Schenker. Brindemos en su honor deseando que le queden, tanto a él como a sus camaradas de viaje, otros tantos más.

                                          Klaus Meine, su mujer Gabi y Katja Von Garnier.



Sporthalle. Hildesheim. Richthofenstrasse 37. 

De la mano del encantador batería Wolfgand Dziony encontramos datos sobre este concierto, parece ser que fue el segundo show que ofreció el grupo en su por entonces corto espacio de vida en el año 1965; desgraciadamente no se conoce la fecha exacta de su celebración. Hildesheim es una pequeña localidad cercana a Hannover y allí se acercaron nuestros queridos escorpiones para realizar una actuación como teloneros que constó de tres canciones únicamente. Uno de esos tres temas fue “Dizzy miss Lizzy”, un clásico de Chuck Berry que más tarde versionearon los Beatles. Recuerda Dziony que tuvieron que parar y volver a reanudar la canción hasta tres veces por un problema con sus platillos; qué más se puede decir… the good ol’ days. Dios mío, lo que daría por escuchar alguna grabación de esos primerísimos conciertos. Es una lata que casi todos los grandes grupos de Hard Rock tengan bien documentados sus más tiernos inicios, con grabaciones que suenan como el culo e incluso vídeos, mientras que en Scorpions parece que nadie dispusiese de una miserable grabadora que registrase esas actuaciones para la posteridad.




Río Leine. Hannover.

La orilla del río Leine, en las cercanías de Hannover, sirvió de marco para la celebración de un festival musical durante el verano de 1971. Scorpions fue uno de los grupos que actuaron en este festival del que tampoco se tiene clara la fecha exacta. Recuerda una vez más el entrañable batería Wolfgang Dziony algunas curiosidades de dicho show. En palabras del propio Dziony asistieron varios cientos de personas repartidos de una manera peculiar. El escenario estaba ubicado en una de las orillas del río por lo que, a excepción de un puñado de personas que pudieron colocarse junto en frente del escenario, casi la totalidad del público se encontraba situado en el otro margen de sus aguas. Curiosamente esa orilla se encontraba a más altitud que la del escenario, así que el respetable disfrutó de las actuaciones situado a unos quince metros por encima del propio escenario y de los músicos; de ahí la perspectiva de la foto que ilustra la actuación de Scorpions en ese marco tan curioso e inusual y que podemos observar más abajo –cortesía del propio Dziony–.




Estadio de Vallecas. Campo de Fútbol del Rayo Vallecano. Calle Payaso Fofó.

También es justo recordar el concierto que ofreció el grupo alemán en Madrid el día 16 de Agosto de 1986. En aquellos momentos el grupo atravesaba uno de los mayores de popularidad en España y en el resto del mundo, por lo que esta mini gira del verano del 86 les llevó a recintos con capacidades  de 20 a 40.000 personas. El concierto será tristemente recordado porque durante la actuación del grupo de Michael SchenkerMSG, que tocaba como telonero de su hermano– Miguel Ángel Rojas, un chico de veintitrés años, fue asesinado de una puñalada tras una discusión. Ni que decir tiene que este lamentable incidente sirvió a la mayoría de los medios de comunicación de entonces –los mismos de ahora, solo que con más capas de maquillaje– para demonizar una vez más al Rock duro en general y al movimiento del Heavy Metal en particular. Desde aquí todas nuestras condolencias y respetos a Miguel Ángel, familiares y seres queridos. D.E.P.




Pabellón de Deportes de Madrid. Paseo de la Castellana 259.

El antiguo recinto fue bautizado como Pabellón Raimundo Saporta en honor al fallecimiento en 1997 del presidente del equipo de baloncesto de la capital y demolido en el año 2004. En su lugar actualmente se encuentran ubicadas esas torres que tanto permiten a algunos lugareños sacar pecho. Este edificio tiene el curioso honor de ser el primer recinto español en el que actuó el grupo de Schenker y Meine. Tras varios años en los que el grupo cimentó su popularidad en Europa, desde su etapa con Uli Roth, finalmente Scorpions visitaron nuestro país en el año 1982. Nuestro grupo preferido había publicado siete discos de estudio y un doble disco en vivo antes de visitar nuestras soleadas tierras. Los germanos se encontraban en plena gira de presentación de su inmortal álbum “Blackout” cuando al fin un promotor los trajo en un excelente cartel que incluía a Blackfoot de teloneros. Scorpions más la banda del incombustible Rick Medlocke; eso es un cartel y lo demás son tonterías. Parece ser que la afluencia a esos primeros shows del grupo en nuestro país registraron una escasa afluencia de público, aunque afortunadamente ese aspecto se subsanó con creces en giras posteriores y, desde entonces, los escorpiones suelen ser habituales de nuestro país en sus giras mundiales.




Convento Do Beato. Lisboa.

Este recogido convento de la capital portuguesa fue el escogido por los alemanes para grabar el que fuera primer directo en acústico de su carrera. Los muros del claustro de esta construcción tan evocadora fueron testigos mudos de las actuaciones exclusivas que ofrecieron Scorpions y que acabaron dando forma al disco “Acoustica”.
La verdad es que el convento se encuentra ubicado prácticamente a las afueras de la ciudad. Está protegido por unos muros exteriores que difícilmente dejan adivinar la magia que desprende el recinto en su interior. Conviene aclarar que para visitar dicho convento hay que solicitar visita previa.





Palacio de Deportes. Portimao.

En este recinto se ha celebrado el único concierto con orquesta hasta la fecha dentro de toda la Península Ibérica. A principios del nuevo milenio Scorpions anunciaron una grabación conjunta con la prestigiosa Filarmónica de Berlín para conmemorar la Expo de Hannover 2000, convirtiéndose así en otro grupo más que se sumó a esa interesante moda de mezcla Hard Rock y Música Clásica. Lo curioso del asunto fue que consiguieron sorprender a propios y extraños con el producto final, unos impresionantes arreglos clásicos –cortesía del trabajo conjunto del director Christian Kolonovits y el propio grupo– que engalanaron las composiciones clásicas de los teutones para otorgarles una nueva perspectiva y una inusitada intensidad; vamos, la mezcla perfecta entre la grandiosidad del clásico y las melodías imbatibles Hard Rock de Scorpions. Debo reconocer que ha sido el disco de grupo de Rock con Orquesta que más me ha impresionado de todos los que he escuchado. La mayoría de ellos adolecen de arreglos de categoría, se enfoca la presencia de la orquesta como un mero acompañamiento, como si de un añadido de vientos se tratase, y ahí radica el error. Es fundamental desarrollar unos arreglos originales que sean capaces de realzar la música hasta elevarla a una categoría nueva y superior. No tenéis más que coger cualquiera de los discos de estas características que han publicado la mayoría de los grandes grupos de Rock o Pop en estos últimos años y escuchar con oídos imparciales para comprobarlo.
Recuerdo a la perfección mi primera escucha del disco “Moment Of Glory” que sacaron Scorpions y la Berliner Philharmoniker. Me acerqué a la tienda de discos –sí, antes existían tiendas de discos en las que podías adquirir la música que te gustase–, compré el cassette original, lo introduje en el walkman mientras me dirigía al metro y, desde los primeros compases, lo que empecé a escuchar me voló la cabeza; las intros, melodías, los arreglos, la producción –ese sonido de bajo tan contundente y tan integrado en la mezcla final de la versión de “Dynamite”– o las composiciones específicas para el disco me hicieron comprender que tenía entre mis manos algo especial… y cuando escuché más tarde la canción nueva titulada “We don’t own the world” comprendí que debía ver en directo ese concepto musical. El disco tiene una producción y un sonido de lujo, a la altura de las dimensiones de un proyecto tan ambicioso como éste lo era; basta con coger el tema “Deadly sting suite”, que no es más que una versión instrumental del clásico “He's a woman she's a man”, para darte cuenta de ello. Pocas veces me ha impresionado tanto una nueva adquisición musical, aunque esperar que Schenker, Meine y compañía trajesen a España todo este montaje era ridículo. La oportunidad llegó el verano del año siguiente: Scorpions actuaban en la localidad portuguesa de Portimao a mediados de Agosto, en vacaciones y relativamente cerca del hogar de mis progenitores; era perfecto. Lo organicé todo y la tarde anterior me encontraba dispuesto a entrar en mi coche, con cuatro cosas en la maleta y la discografía completa de Scorpions bajo el brazo para escuchar durante el viaje. Me siento, ajusto el cinturón, introduzco la llave en el contacto, la giro y… el coche no arranca. No me jodas. Tras intentarlo todo resultó imposible solucionar el problema. No me lo puedo creer. Así que, arrastrando esa cara de idiota que se te queda tras protagonizar un incidente de semejante calibre, volví a casa, puse el disco “Lonesome Crow” en el equipo del salón, bajé las luces, abrí una botella de vino de esas especiales y pasé las siguientes horas asimilando todo el asunto sumergido en la más absoluta y necesaria soledad. Finalmente el destino fue benévolo y justo un verano después me encontré compartiendo asiento con la jet-set berlinesa más petulante, casposa e irritante en la céntrica plaza de la capital alemana conocida como Gendarmenmarkt mientras Scorpions ofrecían un show especial conmemorativo con la Orquesta de los que no se olvidan. Brindemos por el nuevo año que se nos viene mientras degustamos la versión para Clásica de “We'll burn the sky” que se sacó de la manga el tándem Scorpions/Kolonovits; una gran canción que no tiene nada pero que nació para ser interpretada con una orquesta y a la que esta nueva revisión le otorgó esa dimensión tan especial.




                                                  Scorpions: "We'll burn the sky". Expo 2000.