En
estos días el cantante Mike Tramp vuelve a actuar en nuestros escenarios
presentando un concierto acústico con
sus grandes éxitos. Este querido trotamundos fue en su día el vocalista de White
Lion, una formación que irrumpió a mediados de los ochenta con un Hard
Rock de muchos quilates que nos enamoró a muchos de nosotros. Por desgracia
el éxito inicial se fue difuminando con la llegada de otras nuevas corrientes
musicales y el binomio Bratta/Tramp se separó. El guitarrista Vito
Bratta acabó dejando la música por motivos personales, familiares y supongo
que por el propio hastío de darse de bruces contra el negocio musical;
actualmente está retirado del ojo público y no tiene pinta de cambiar esta
situación. Por su parte Tramp ha seguido en activo, intentó reunificar
al grupo, pero Bratta -que parece ser que aún conserva algunos de los derechos legales- se ha negado una y otra vez. Veremos.
Hace
la friolera de treinta y dos años que se publicó el que fuera el segundo disco en
estudio de este interesante grupo. White Lion nacieron de la unión del
vocalista danés afincado en NYC llamado Mike Tramp y el excelente
guitarrista Vito Bratta. Tramp, cuyo nombre real es Michael Trampenau,
tuvo unos primeros años de cierto éxito en España con el grupo Mabel,
realizando una especie de pseudo Pop para adolescentes muy
adolescentes a principios de los ochenta. En 1983 Tramp y Bratta
se conocieron y montaron White Lion. Firmaron con la todopoderosa compañía
de discos Elektra, pero cuando le presentaron su primer disco dicha
compañía no quedó nada contenta con el resultado final de las grabaciones y
declinó su lanzamiento. Finalmente “Fight To Survive” se publicó en
Japón con la compañía Victor y en EEUU con la independiente Grand
Slamm Records. Para ese entonces la formación, que había tenido en sus
filas a otros músicos en la base rítmica como Dave Spitz -sí, el de Anthrax-,
ya estaba completa con Greg D’Angelo y James LoMenzo a la batería
y bajo respectivamente; vamos una pedazo de formación con músicos como la copa
de un pino.
A
principios de 1987 el grupo firmó con la compañía Atlantic Records y en
Junio publicaron este segundo álbum, titulado “Pride”. El disco vino
precedido del single “Wait” que, curiosamente, no entró en listas hasta
unos meses después; extraño asunto, puesto que el single tenía y tiene un
potencial y una calidad acorde con la música Hard Rock que triunfaba en
las listas en esos años. Sin problemas. El grupo se embarcó en una gira como
teloneros de Ace Frehley y sus Comet. Durante ese año y los
inicios del 88 compartieron escenario con otras bandas del calibre de Stryper,
Ozzy, Kiss, Aerosmith o AC/DC. Todo ese rodaje teloneando a estos
grupos y exponiendo su música al gran público obtuvo sus frutos a la hora de
promocionar el álbum; además la todopoderosa MTV emitió de manera
regular el vídeo clip de “Wait” y todo ello fue haciendo posible su
escalada en las listas de ventas. El single alcanzó el número ocho en las
listas, el disco el número once y llegó a permanecer en la prestigiosa lista Billboard
durante un año entero. Todo ello se tradujo en unas ventas que hicieron que
“Pride” solo en América alcanzase el doble platino. No está mal para un
segundo disco.
Y
es que los buenos resultados eran del todo merecidos. “Pride” es un discazo
desde el inicio hasta el final, grandes composiciones pletóricas de ese buen Hard
Rock Clásico que tanto se llevaba en Norteamérica y en el resto del mundo
por esos años, nada de relleno, melodías e instrumentación directas y que te
calaban en cuanto les dieses un par de escuchas y un elenco de músicos
solventes que sabían a la perfección lo que se traían entre manos. Era solo
cuestión de tiempo y promoción que aquello explotase. Vito Bratta se
descolgó como un finísimo guitarrista que aportaba empaque a un sonido bien
engrasado por una sección rítmica que con posterioridad se ha ganado la vida
como músicos de sesión solicitados por artistas de renombre debido a su calidad
intrínseca. El vocalista Mike Tramp, además de una voz al estilo Bon
Jovi que tanto funcionaba entonces, encajaba en cuanto a imagen
en el arquetipo de frontman típico de aquellos años. La verdad es que
siempre fue el más criticado del grupo, no sabemos si el hecho de ir de guaperas
le perjudicó dentro de un mundillo que rezuma tanta inquina y envidias
entre sus propios integrantes. Debo reconocer que solo lo he visto una vez en
directo, fue unos cuantos años después al frente de su proyecto posterior
llamado Freak Of Nature y, aunque musicalmente no me dijo mucho, el tipo
cantó bien; si eres cantante lo que debes hacer es cantar bien, lo
demás resulta accesorio.
Esta
joya de disco comienza a piñón fijo con “Hungry”, toda una declaración
de intenciones de la música que te vas a encontrar entre sus surcos. Todo ahí
es perfecto: la composición, sonido y producción resultan impecables. Es una
canción melódica y poderosa a la vez, directa y agresiva, con unas guitarras
que dominan el tema en todo momento y que suenan crudas pero trabajadas; vamos
un cañón que te explota en la cara en cuanto lo escuchas. Una gran parte de
este sonido hay que agradecérselo al productor Michael Wagener. Este
auténtico mago de los controles es uno de los principales responsables de
muchas de las obras maestras que pueblan nuestras estanterías. Suyas son las
producciones de clásicos como “Under Lock And Key” de Dokken,
“Fireworks” de Bonfire, “Dog Eat Dog” de Warrant, “Soldiers Under
Command” de Stryper o el primer disco y el “Slave To The Grind”
de Skid Row, por citar algunos ejemplos. Una cosa está clara: este tipo
puede reconocer una buena demo en cuanto la escucha y sabe pulirla en el
estudio hasta sacar su máximo potencial.
White Lion: "Hungry".
“Pride” continúa con “Lonely
nights”, otro perfecto single a ritmo de medio tiempo que presenta una
emotiva composición que va creciendo en intensidad hasta la parte final con un
acertado solo de guitarra de Bratta. Siguen “Don’t give up” y
“Sweet little loving” sin bajar en absoluto el nivel y aportando un poco
más de aceleración al disco. En ambos temas, pero tal vez un poco más en “Don’t give up” es visible el dinamismo
que tiene toda la canción, con estribillos directos y una gran labor a la
guitarra por parte de Vito Bratta.
El guitarrista se luce en todos los cortes del álbum, pero “Sweet Little loving” puede que lleve uno de los punteos que más me
llaman la atención; perfectamente estructurado, todo muy en su sitio y
ejecutado con finura. Tras el solo realizan un típico arreglo que consiste en
subir de tonalidad el estribillo, realzando más si cabe una muy buena canción. Musicalmente
se comparó mucho en su día a los Van Halen con Sammy Hagar,
imagino que por la técnica y destreza demostrada por Vito Bratta; no en
vano algunos le empezaron a denominar como otra especie de Eddie Van Halen.
No cabe duda de que el guitarrista brilla a lo largo y ancho de todo el disco,
demostrando el recorrido que atesora a nivel técnico a la hora de desarrollar
los solos del disco. Todo muy directo y flashy, con un sonido muy
logrado y tan afilado como limpio, cortesía de Wagener. De hecho estos
cuatro primeros temas ganan mucho gracias al jugueteo constante que realiza en
la guitarra solista, sobre todo en la parte final de las canciones. Además se colocaron hábilmente en este orden de
tal manera que vas escuchando el disco y, casi sin darte cuenta, te encuentras
alucinando mientras llegas al último tema de la primera mitad del álbum. El
disco cierra su cara A con la sentida “Lady of the valley”, un
medio tiempo de inicio fuerte y que va subiendo en intensidad hasta su final
desgarrado. Esta pieza de corte épico pasa por ser la más densa del disco
alcanzando una duración de algo más de seis minutos. Pese a ser un disco ideal
para poner de fiesta, al más puro estilo del Rock duro con tintes
comerciales de esos años, también desprende un cierto halo de emoción y
tristeza que saben conjugar sabiamente para lograr un resultado final que le
otorga tanto personalidad como calidad. Recuerdo que en su día estuve muy
obsesionado con este disco, incluso hubo
una temporada que me resultaba complicado escucharlo por las sensaciones y que
me trasladaba. En particular “Lonely nights” me transportaba a ese lugar
del que habla la letra, evocando a la perfección esa sensación de tristeza y
vacío. Vamos, una primera cara de disco perfecta.
White Lion: "Wait". Vídeo oficial.
White Lion: "Lady of the valley". "Live At The Ritz".
La
cara B se abría con el primer single “Wait”, la canción que les
puso en el mapa. Este tema, sin ser de los mejores del disco, cumplía a la
perfección presentando una composición que desprende un sentimiento positivo y
de buen rollo que impregna todo el trabajo. Sigue el asunto con “All you
need is Rock and Roll”, toda una declaración de principios y otra de las
mejores canciones de un disco plagado de grandes temas. Comienza con una
pequeña broma en la que el grupo interpreta de manera acústica y desenfadada
aquellos acordes del Be bop a lula, she’s my baby para arrancar acto
seguido con contundencia una canción que respira Rock and Roll por sus
cuatro costados. Aquí, como en el resto del disco, la labor del dúo LoMenzo/D’Angelo
no permite objeción alguna y sirve de base perfecta para el lucimiento del
guitarrista. La siguiente canción es otro de esos singles potenciales, se
titula “Tell me” y sigue una línea similar a “Wait”. Esta canción
supuso el segundo lanzamiento en single del disco, que salió un año después de
la publicación del mismo y entró en listas aunque de manera modesta. Bastante
más dura es “All join our hands”, otra muestra de la capacidad de este
grupo para tocar Hard Rock aunque fuese una de las tapadas del disco.
Ahí se nota la calidad de un álbum, cuando fuera de los temas más conocidos y
radiados encontramos otros tan buenos o más que los que se usan para publicitar
el lanzamiento y darlo a conocer. Esta
obra finaliza con el cálido “When the children cry”, la balada por
excelencia del disco y uno de los temas más famosos de toda la carrera de White
Lion. Es un acústico con una letra muy acertada y que supuso el éxito
definitivo del grupo. Fue el tercer single publicado y llegó a alcanzar el
número tres de las listas de éxitos, catapultando al grupo al mayor nivel de
popularidad que alcanzó durante toda su existencia. El vídeo clip fue emitido
por la MTV hasta la saciedad y resultó el acicate definitivo para
alcanzar las ventas de platino, llegando a los dos millones de copias
despachadas solo en EEUU. A partir de aquí todo fueron reconocimientos para el
grupo y sus componentes, a Vito Bratta se le rifaban las principales
revistas musicales y la fama del grupo fue subiendo como la espuma. En este
contexto sacaron el cuarto y último single de este disco, la rockera “All
you need is Rock and Roll”.
White Lion: "Tell me". Vídeo oficial.
White Lion: "When the children cry". Vídeo oficial.
La
gira duró hasta la primavera de 1989, casi dos años en la carretera acompañando
a otros grandes artistas y grupos antes señalados. De esta gira se registraron
en vídeo dos actuaciones en directo. En New York la MTV grabó su
concierto en el emblemático Ritz y se publicó poco después en VHS
bajo el título de “Live At The Ritz” junto al show de Tokyo titulado “One
Night In Tokyo”. Unos años más tarde, concretamente en 2015, la compañía Rock
Candy publicó una nueva edición en cd de este disco con el añadido de la
versión extendida de “Wait” junto a unos temas en directo de estas
grabaciones. “Wait (Extended remix)” tiene un interés fundamentalmente
coleccionista, puesto que se trata del mismo tema al que se le añadió una
pequeña parte intermedia en acústico para volver a enlazar con fragmentos de
pista de la canción original. Las tomas de directo que aparecen en esta reedición
son “All you need is Rock and Roll”, “Lonely nights”, “Lady of the valley”
y “Tell me”. En general con buen
sonido y demostrando que White Lion era un grupo de verdad y que eran
capaces de llevar al terreno del directo su música sin fisuras. Especialmente
buena resulta la interpretación de “Lady of the valley”, un tema que en
vivo adquiere una nueva dimensión. Si es que hasta la portada del disco se
acoplaba a la perfección con el espíritu de la obra en sí y con el título: “Orgullo”,
algo representativo de un león blanco y de la propuesta musical tan personal
que estos músicos fueron capaces de presentar al mundo entero. Ahora que vuelve
a visitar nuestro país Mike Tramp, con una propuesta acústica que seguro
contará con algunas de estas canciones, puede ser el momento perfecto para
darle un repaso a nuestro querido León Blanco y pasar un buen rato recordando
aquella época.