Una sección de nuestro colaborador "Metálico".
¿Vivir
los conciertos o no perderse ningún detalle?
“(…) Altas dosis de fanatismo en las primeras filas (...)”, relataba la crónica de una
actuación de Dio (D.E.P.) en Madrid hace ya algunos años para explicar lo que
allí había sucedido; y es que a la hora de acercarse a un concierto el público
lo puede hacer de muy diferentes maneras y eso, sin duda, lo singulariza.
Por un lado, nos encontramos los que quieren vivir
la descarga musical a tope, pretenden imbuirse en la música y en el ambiente.
Por ello, no paran de moverse frenéticamente y de corear a voz en grito todas y
cada una de las canciones, como si le fuese la vida en ello. Normalmente ocupan
las primeras filas y beben de la energía que les proporciona su juventud,
aunque algunos suelen tener una importante cantidad de alcohol en sangre. Claro
que tanto sumergirse en el espíritu de la música les lleva a perderse muchos
detalles de lo que acontece en el escenario. Bueno, detalles y no sólo
detalles.
Frente a esta opción, aparece los que observan y
escuchan el espectáculo musical sin perderse absolutamente nada de la
actuación. Muchos de ellos pueblan las últimas filas y con los brazos cruzados
asisten hieráticos al concierto, pareciendo incluso que la música no
consiguiera penetrar en ellos y continúan impertérritos, si acaso con un ligero
movimiento de cabeza que suele significar aceptación por lo que están viendo y
oyendo.
Quizás
estos dos tipos de público reflejan posturas muy extremas y ninguna de las dos
sean las más recomendables. Es evidente que los asistentes a un directo quieren
disfrutar del espectáculo que se les ofrece, la clave es cómo pues hay
múltiples modos de hacerlo y normalmente vivir más el concierto: moverse,
corear o tatarear, comentar, beber, etc. suele llevar aparejado un detrimento
en la observación de todos y cada uno de los elementos del espectáculo. ¿Qué os parece?
Metálico.
Pues el término medio, como todo en la vida. Luego está la gente que va a un concierto por los amigos y no se entera de nada, pero se lo pasa igual de bien jejej
ResponderEliminarMe parece que va con los años. de jovencito me los pasaba en las primeras filas dándolo todo, y ahora me gusta más verlos más cómodo y poderlos escuchar. Supongo que cada uno tendrá sus preferencias. Lope
ResponderEliminarEn mi caso, también me ocurrió lo que a Lope. De más joven solía ocupar las primeras filas y me pasaba el concierto botando y cantando. Pero llegó un momento, al cumplir años, en el que comprobé que ya estaba a disgusto viendo así los conciertos y fui retrasando mi posición y aprendí a disfrutar los conciertos de otra forma, escudriñando detalles que antes se me escapaban.
ResponderEliminarMetálico
Depende mucho del tipo de sala o recinto de la actuación y de la cantidad de público que vaya. En los sitios pequeños/medianos que no estén llenos puedes hasta disfrutar de los dos mundos. Ahora bien, en los conciertos grandes que están a reventar, ni ves, ni oyes ni "na de na". Hace mucho tiempo que decidí dejar de ir a esos grandes eventos en los que de lo único que te enteras realmente es del pastizal que sale de tu bolsillo para no volver ya más. Salud. JK.
ResponderEliminarAdemás, hay que tener en cuenta la dificultad y a veces la imposibilidad de acceder a las primeras filas en los conciertos que se celebran en grandes recintos lo que implica que ya de por sí te enteres de poco.
ResponderEliminarLos grandes conciertos en estadios solo sirven para decir que has estado, porque no hay manera de enterarse de nada. Y si está al aire libre ya ni te cuento, que el sonido seguro dejará mucho que desear.
ResponderEliminarPor otro lado es de alegrarse por esos pocos grupos que se pueden permitir el lujo de llevar estadios y recintos de gran aforo por todo el mundo. Aunque no son para mí, disfruto mucho más un directo en una sala pequeña o mediana donde puedas moverte, ir a la barra, al baño etc.
La casuística del público que asiste a los conciertos debería ser objeto de estudio. En el caso de que hubiese acabado estudiando en el pasado Sociología -lo llegué a contemplar con una cierta seriedad en su momento- tengo muy claro que mi tesis de carrera habría versado sobre estos menesteres. Es cierto que hay gente que se posiciona en las primeras filas para vivir una experiencia más física que otra cosa y los hay que se quedan al lado de la mesa de mezclas para intentar captar hasta el último detalle, pero me parece que dentro de ese rango habitan un montón de especies y subespecies que darían para más de una conversación cachonda en la barra de cualquier bar, con una mano sujetando la cerveza y la otra sujetando dicha barra, mientras dejas pasar las horas con despreocupación a la vez que conviertes la vida en algo un poquito más bonito e interesante.
ResponderEliminarPara todo aquel que quiera perder/aprovechar parte de su tiempo, puede pasarse por un artículo que se publicó por aquí hace un tiempo y que se titula: ¿Para qué va la gente a los conciertos?. Saludos a Metálico.
Revísalo, porque seguro que te faltó el de aquel que se tira tol concierto pegando saltos cual atleta en cama elástica, jajaja
ResponderEliminarDesde luego. Seguro que nuestro amigo estará machacándose en cualquier gimnasio paí, preparándose para dar la tabarra en el próximo concierto a cualquier incauto que acabe detrás de él entre el público. Saludos Velkar
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