Un día seis como hoy, pero de Febrero de hace trece años, nos dejaba para siempre el irrepetible Gary Moore; solo tenía cincuenta y ocho años. Joven, demasiado joven nos dejó huérfanos de su insultante talento, de su insultante toque a las seis cuerdas, de su insultante gusto, de su insultante sentido de la melodía y de su insultante intuición a la hora de colorear con su guitarra cualquier canción que se cruzase por su inquieta cabeza.
Falleció en un hotel de Estepona mientras dormía con su novia de entonces presa de un ataque al corazón. Los niveles de alcohol en su sangre estaban rozando lo que los médicos consideran una dosis letal. No era un secreto que ese líquido que tanto nos gusta a muchos de nosotros era uno de sus principales demonios y por lo visto en los últimos años de su vida había tenido bastantes problemas al respecto. Recuerdo la única vez que tuve el placer de disfrutar de él actuando en directo. Fue en el mágico enclave de la ciudad de Córdoba dentro del ciclo de conciertos del Festival de la Guitarra que se celebró en el año 2008. A primeros de un Julio asfixiante en una Córdoba todavía más asfixiante el bueno de Gary nos volvió a dejar una muestra de su clase y talento para esto de tocar la guitarra eléctrica. Ya era evidente que estaba muy desmejorado, de esta gente que está como hinchada por los efectos del abuso de alcohol u otras sustancias. Disfruté cada segundo de esa noche mágica que para siempre quedó grabada a fuego en mi interior.
Gary Moore desde luego que debió ser un personaje muy particular, todos los genios ya se sabe que presentan una personalidad llena de aristas y Moore no iba a ser distinto en eso. Le tengo muy presente en mi rutina diaria, como muchísima gente; de hecho llevo toda esta semana revisando su discografía al completo. Como bien puedes imaginar, estimado lector, todos los discos que nos ha regalado Gary Moore se encuentran en un coqueto apartado de mis imposibles estanterías. Y está bien así.
Me sigue emocionando cada vez que daba rienda suelta a su innata capacidad para realizar solos de guitarra, aunque también fuera un rítmica excelente. Controlaba a la perfección la fuerza, la sensibilidad, los contrapuntos, el silencio, la velocidad... en fin, que es una delicia escucharle... y además de tocar que te cagas es que tiene una colección de composiciones brillantes que tira de espaldas.
Podríamos coger cualquier disco de esos que han marcado a generaciones de músicos como "Black Rose", "Victims Of The Future", "Corridors Of Power", "Run For Cover", "Wild Frontier", "Still Got The Blues" y así nos tiraríamos un buen rato, pero esta noche me quiero acordar de "Dark Days In Paradise". Esta magnífica obra presentaba a un inquieto Moore buscando nuevos sonidos y arreglos en la difícil década de los noventa. Por aquel entonces si hablabas de solos de guitarra eléctrica te miraban como si fueses marciano. Años duros para el Hard Rock del de toda la vida. Gary probó con sintetizadores, una producción pseudo electrónica y demás hierbas. Le llovieron palos por todos los lados, aunque supongo que no le pudo importar menos. Por aquel entonces Moore ya estaba de vuelta de muchas cosas.
Ni que decir tiene que el disco me encanta. Es de esas obras que necesitan ser escuchadas en su totalidad y con la tranquilidad necesaria. Me enganchó casi desde su primera escucha. Grandes composiciones y un interesante enfoque que se salía del Rock y del Blues, aunque seguía conservando guiños a ambos. Inolvidables viajes en coche en cualquier atardecer veraniego, escuchando la sucesión de canciones que te iban sumergiendo en una especie de Nirvana espiritual mientras los campos de ese verde pobre mágico tan propio de una determinada zona de la geografía de nuestro bendito país se fundían con el cielo rojizo que marcaba la victoria de la Luna frente al Sol. Pero esto es marginal.
Podría escoger cualquier tema del disco, pero me voy a mojar; claro. Os dejamos con esta delicia que responde al nombre de "Like angels". Interpretada en directo en una actuación en la ciudad germana Baden Baden para el programa de televisión Ohne Filter del año 1997. Gary acompañado de Guy Pratt al bajo, Gary Husband tras la batería y los teclados de Magnus Fiennes. Vamos, los músicos que grabaron este infravalorado "Dark Days In Paradise". Por favor, escuchen sin prejuicios y déjense llevar por esa guitarra tan inspirada como inalcanzable.
Por increíble que parezca, este humilde blog ya tiene cuenta de instagram. Por si quieres echar un vistazo:
Fue un guitarrista con guante de oro para tocar solos. Uno de los grandes
ResponderEliminarEl "Paradise" no es mi disco favorito de Gary,de hecho no me gusto nada,pero hay que respetar que los musicos quieran explorar nuevos estilos.Curioso ver a Gary hacer el slide en la guitarra con un destornillador
ResponderEliminarA mi tampoco me dice gran cosa este cd, pero tiene su mérito intentar innovar y buscar otros caminos musicales. Fredd
EliminarGary tiene varios discos digamos "controvertidos", y este es uno de ellos. Música suave, samplers electrónicos... normal que no le llegue al seguidor clásico del Wild Frontier. También opino que tiene su mérito lanzarse a la piscina y experimentar con cosas nuevas..Y en este caso le salió la jugada (para mi gusto). Javi
ResponderEliminarSe marca un solo magnífico, de los que nos tiene acostumbrado. Y es que hasta la canción más cutre gana enteros si toca la guitarra Gary Moore. Fue una pérdida. XX
ResponderEliminar