Encuentros HUSH.
Este es un sitio musical, no nos engañemos, pero en el que nos vamos a acercar a la música que nos gusta desde distintos ángulos, cual prisma. Como ya dijo el añorado Jon Lord: la música es la forma de arte más elevada que existe; afirmación que, pese a disfrutar de otras manifestaciones artísticas, sostengo plenamente.
Clube de Adictos a Deep Purple
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Púrpura Chess
This blog is basically a musical site. Here we talk about the music we like, using different angles. As dear and missed Jon Lord once said: “Music is the highest kind of Art that exists”. I think the same way too.
La
elección del nombre de un grupo de música no es cuestión baladí sobre todo en
los inicios de cualquier banda. Es cómo va a ser conocido durante toda su
trayectoria y seguramente la marque. En principio, se pretende buscar un nombre
compuesto por una o dos palabras con buena sonoridad y que sea fácil de
recordar por el potencial oyente. Además, también se puede perseguir, aunque en
un papel más secundario, que la nomenclatura sea brillante, original,
contundente y/o que defina o tenga alguna relación con el grupo.
Tener
un buen nombre sin duda ayuda en esto de hacerse un hueco en el mundo de la
música, pero sólo eso, porque sin un buen hacer musical no hay nada de nada. Y
también al revés, lógico, ¿cuántos grupos grandiosos conocemos con un nombre
ridículo? Seguramente lo tuvieran más complicado en los albores de la banda,
pero no creo que ninguno se haya quedado en el camino por llamarse de una determinada
forma, ¿o sí?
Con
todo hay una gran variedad de nombres de temática muy diferente. Pues muchas
bandas buscan una sonoridad recordable sin más. Y eligen una palabra al azar, a
través de caminos de lo más variopinto.
Sin
embargo, por otro lado también hay grupos que le otorgan cierto importancia a
cómo van a ser llamados y que consiguen el éxito al escoger determinados
nombres que se mimetizan con el grupo, que marcan al combo hasta tal extremo
que nos es imposible imaginarlos con otra denominación. Hay alguno de estos, me
vienen a la cabeza dos nombres: Metallica
y Barricada; que son también ideales
para ser coreados a pleno pulmón en cualquier concierto.
Una
sección de nuestro colaborador Thomas Anderson.
Barón
Rojo o la cultura hasta en el nombre
Son bastantes los grupos, tanto nacionales como extranjeros, que
utilizan su propio nombre para rendir tributo a algún
personaje/acontecimiento/lugar, real o imaginario, que mantiene correlación con
la cultura humana. En determinado momento trataremos de hacer un listado en el
que solicitaremos vuestra colaboración, pero eso será más adelante.
Hoy nos centraremos en hablar del que para much@s es el grupo más
paradigmático en lo que al Heavy Metal en
castellano se refiere: los grandísimos Barón
Rojo. Casualmente hace escasos días que la banda ha anunciado su disolución
tras cuarenta años de carrera. Sirva este artículo como humilde homenaje para
ellos.
¿Cuántos de vosotr@s habíais oído hablar del personaje histórico El
Barón Rojo antes de conocer al grupo que nos atañe? Apuesto a que la
mayoría no lo habíais hecho. Lo que no deja de ser una triste gracia, puesto
que de alguna manera la cuestión pone de manifiesto las limitaciones del sistema
educativo de este país. En fin, se trata de un tema que daría lugar a un más
que interesante debate, pero como bien sabéis no estamos ni el sitio ni el
momento más adecuado para ello.
El caso es que la banda tiene el detalle de dedicar una canción
(extraordinaria como pocas de su discografía, por cierto) para hablarnos del
personaje que nos ocupa, de nombre real Manfred von Richthofen. Degustémosla, por favor, el video que os adjunto
aporta un buen número de imágenes ilustrativas.
"Barón
Rojo"
Mítico Barón
Dónde quedó
El vuelo fugaz
De tu gran avión
Barón
Pionero audaz
El aire fue
Tu pasión
Y otro avión
Te destruyó
De héroe nacional
Pasaste a ser
Cómic en papel
No es un mal final
Barón
Y en tu rojo avión
Vas a volar
Sin cesar
Pues así
No morirás
Barón, héroe de cuento
Amo de las nubes,
Señor del viento
Barón, vives un sueño
Triste y solitario
Surcando el cielo
Barón, tu triste misión
No apagó tu gloria
Esa guerra cruel
Terminó
Pero sigue aún
El mundo en tensión
Barón
Si vivieras hoy
Podrías ser
Capitán
De una nave espacial
Barón, héroe de cuento
Amo de las nubes,
Señor del viento
Barón, vives un sueño
Triste y solitario
Surcando el cielo
Barón, tu triste misión
No apagó tu gloria
Seamos sincer@s, la letra, pese a su marcado componente emotivo, no
nos cuenta demasiado acerca de las hazañas del Barón (de hecho lo de “…y otro avión te destruyó” parece ser que no
se ajusta del todo a la realidad), aunque sí deja pinceladas que nos pueden
ayudar a entender de quién estamos hablando. Si habéis visionado el clip hasta
el final, habréis tenido la oportunidad de leer unas palabras que resumen
maravillosamente lo que fue la vida de este señor. Las reproduzco aquí de
manera literal.
Manfred Albrecht Freiherr von Richthofen, militar y
aviador alemán al que se conoce como “El
Barón Rojo”. Consiguió derribar ochenta aeroplanos enemigos durante la Primera Guerra Mundial antes de ser
abatido en la mañana del 21 de abril de 1918 a los 25 años de edad cerca del
río Somme, en el norte de Francia.
Héroe de los alemanes, fue igualmente respetado por sus enemigos. Se dice que
permitía incluso huir a sus víctimas malheridas. Su unidad fue responsable del
derribo de 88 aviones británicos del total de 155 que abatió la aviación
alemana. Fue enterrado con todos los honores militares por los propios
británicos, quienes salieron a rendirle tributo. En el momento del entierro,
soldados australianos presentaron armas y lanzaron tres salvas en su honor. En
su lápida, que se encuentra en el mismo lugar donde cayó, se puede leer en su
epitafio: “Aquí yace un valiente, un noble adversario y un verdadero hombre de
honor”.
Para aquell@s que queráis
ampliar la información al respecto, aquí os facilito algunos enlaces, aunque
seguro que podréis encontrar cientos de ellos si os animáis a hurgar por la
red.
No sé a vosotr@s, pero a mí
me parece fascinante el hecho de que unos músicos de rock quieran ayudar a
extender el conocimiento a través de su música. Los baronesson un buen
ejemplo de ello a través de su extensa discografía.
Esta estupenda versión que se marcó el grupo de Blackie Lawless se publicó hace ahora la friolera de treinta años. El original pertenecía al grupo The Who y está revisión se incluía en el interesante disco de WASP titulado "The Headless Children". El grupo de Blackie de hecho sacó este tema como single e incluso se rodó en curioso vídeo clip, de esos de finales de los ochenta tan de esa manera y que tan entrañables nos resultan a algunos de nosotros.
Es curioso lo poco que se ha mencionado al bueno de Lawless en estas páginas durante estos años. Un tipo como él te puede gustar mucho, poco o nada, pero lo que está claro es que el amigo es todo un personaje; para bien o para mal. Cuando WASP publicó este disco Lawless quiso salirse un poco de la imagen de caricatura que les había lanzado a la fama -algo así como unos Kiss pasadísimos de vueltas- y nuestro líder decidió intentar ponerse serio. Lo cierto es que el disco no tiene desperdicio y pasa por ser uno de los trabajos más reconocidos a posteriori del grupo, aunque en su día algunos de sus fans lo recibieron de manera algo tibia, ¿dónde estaba el tipo que comía carne cruda, jugueteaba con el sexo y sus tabúes en el escenario, decía todo lo políticamente incorrecto que se le pasaba por la cabeza y buscaba la provocación de los sectores más reaccionarios, hipócritas y puritanos de la apasionantemente amorfa sociedad norteamericana? El tiempo acabó dándole la razón al bueno de Lawless y "The Headless Children" se hizo el merecido sitio que debe tener dentro de la historia del grupo. De hecho alcanzó importantes puestos en las listas de ventas de la época.
WASP: Chris Holmes, Frankie Banali, Johnny Rod y Blackie Lawless.
Pero vayamos a "The Real Me". Es cierto que Blackie siempre ha demostrado tener muy buen olfato y gusto para las versiones. Tras entrar en una fase con el grupo que acabó en su definitiva fractura de cara al disco posterior, el excelso "The Crimson Idol", Lawless tuvo el gran acierto de contar con Frankie Banali a los tambores. El batería eterno de Quiet Riot es uno de los grandes músicos que nos ha dado esta bendita música que tanto amamos y no necesita demostrar nada a nadie. Todavía recuerdo el pedazo concierto que se marcaron unos reunidos Quiet Riot en la extinta sala madrileña llamada Arena/Heineken o como quieran sus dueños en la primavera del año 2002. Lo recuerdo todo como en una nube, pero si algo se quedó metido dentro de mi ser con un especial rasgado fue la contundencia, la técnica y la caña de la batería. Un jodido cañón. A la postre última oportunidad para disfrutar en España de la formación clásica Dubrow/Cavazo/Sarzo/Banali. Solo unos pocos años después el incorregible voceras falleció por una sobredosis accidental de cocaína en un triste episodio que en algún momento trataremos por aquí en profundidad y como se merece. Otro ejemplo más de que no debes dejar pasar uno de esos improbables trenes si en algún momento de tu vida pasa cerca de tu casa, puede que pierdas tu viaje para siempre.
Quiet Riot: Carlos Cavazo, Kevin Dubrow, Frankie Banali y Rudy Sarzo.
El asunto es que grabó la baterías de esta versión del conocido tema de los Who. Y vaya baterías. Me enamoré de la canción de inmediato en cuanto la escuché. Lawless goza de una voz espectacular en los discos de estudio, pero lo que dirigía aquella canción eran las poderosas baterías de Banali y desde ese instante no pude sustraerme a escuchar esta versión que me sigue acompañando a día de hoy. Blackie es un tipo listo y deja en la mezcla final la preponderancia de una batería que lleva la versión a otra dimensión. Una técnica espectacular y muy flashy, para nada machacona, contra tiempos y un final explosivo con un doble bombo asesino que te pone firme y te indica con claridad quién manda ahí.
Hace apenas un par de días, Frankie Banali ha hablado de sus colaboraciones con WASP durante una entrevista y ha comentado lo que muchos sospechábamos. Recuerda el bueno de Frankie que para grabar la versión decidió meterse en la piel de Keith Moon, echó unos cuantos tragos de whisky barato, se sentó tras el kit y metió su parte en una sola toma. Con dos cojones. Una bonita historia que añade más magia a una grabación de primera categoría. Ahora a seguir disfrutando con el último directo de Quiet Riot y a rezar para que se vuelvan a pasar por aquí.
Hoy es un día tan bueno como otro cualquiera para reivindicar esta
canción de este grupo tan especial y tan atípico. Con este himno a Satan
–traducción al italiano–, que apareció en su primer disco titulado “In The Nightside Eclipse”, el grupo de
Ihsahn, Samoth y Mortiis pasó a ser una de las referencias obligadas dentro del
escurridizo territorio del Black Metal.
Es una canción en la que aparecen los elementos característicos que presenta la
música de Emperor: duro, crudo,
áspero, rápido... y con melodía. Bases rítmicas poderosas y rápidas, guitarras
crudas y unas voces guturales que se condensan en una producción que tampoco
busca pulir demasiado. Si le añadimos los elementos sinfónicos y los coros a la
mezcla el resultado final es de una intensidad que sobrecoge. Nos puedes evitar
una sensación de suspense y de temor que recorre tu espina dorsal mientras te
vas sumergiendo en su escucha. Y el crescendo final hace que huyas desesperado
hasta que todo acaba. Definitivamente estos tipos tenían talento. Supongo que el
tratamiento del teclado, la orquestación y los coros melódicos les dieron una
identidad propia y distintiva a su sonido, en el que pasaron a reflejarse otros
muchos grupos posteriores.
Como buena banda de Black
noruego, tienen un historial de complicaciones con la justicia que no es
cuestión baladí. El coqueteo de algunos de sus miembros con el satanismo ha
estado presente en parte de su recorrido musical. El guitarra Samoth, el batería Faust y el bajista Tchort
han estado encarcelados o arrestados por naderías como atracos con arma blanca,
quema de Iglesias o asesinatos; Samoth
fue condenado a dos años de cárcel por participar junto a Varg Vikernes, otro angelito,en la quema de Iglesias en Noruega. Con todos estos
embrollos el grupo acabó separándose, se volvieron a juntar a mediados del año
2000 y después en 2014 para conmemorar el vigésimo aniversario de “In The Nightside Eclipse”. El propio Ihsahn comentó años después que sus
vinculaciones con el satanismo pertenecían a su época de adolescencia. El
apasionante submundo gris del Black
Metal noruego del que hemos hablado en alguna ocasión y que seguro
abordaremos más en profundidad en cualquier otro momento.
No sé cómo acabó este primer disco de Emperor en mis manos, fue hace un montón de años y ni siquiera
estaba interesado en el Black Metal
ni nada por el estilo; el caso es que cuando lo puse en el equipo hubo algo que
me enganchó y principalmente no noté en la última canción del cd, esta de la
que habla el artículo. De todos modos mi primerísimo contacto con este grupo
llegó de la mano de su maqueta/EP “Wrath
Of The Tyrant” y su portada tan evocadora. Todavía recuerdo su actuación
del festival de Wacken Open Air del
año 2006. Ese era el año de Scorpions,
llevaban su show de reunión de familia a lo más alto del festival. Fue mi
primera y única vez con el festival de festivales en lo que a Rock duro se refiere. Recuerdo que fue
un absoluto placer vivir el momento en el que Scorpions reinaron merecidamente y por todo lo alto como cabeza de
cartel, acaparando todas las portadas en los medios de comunicación. Actuaron
precedidos por Uli Jon Roth, Michael
Schenker y presentaron un show especial con muchos de sus ex componentes a
lo largo de las tres horas que duró la actuación... y ni siquiera tocaron el
cansino “Wind of change”. Algo
brutal. Recuerdo que también se juntaban para la ocasión los Emperor. Nos acercamos movidos por la
singularidad del momento y, en mi caso, también por “Inno a satana”; claro. Empezaban a palidecer los últimos rayos de
sol de Wacken cuando estos tipos se
subieron de nuevo a un escenario. A priori uno puede pensar que sin el
componente nocturno su propuesta musical se desvirtúa en demasía. Nada más
lejos de la realidad. En cuanto metías tu cabeza en la carpa del tercer escenario inmediatamente te sumergías
en su particular y apocalíptica visión musical. Conviene añadir que el
incomparable y descolocante marco del Wacken,
pasado de vueltas al completo, ayudaba a sentir esa sensación. No bromeo,
cualquiera que haya asistido a ese festival sabe perfectamente que aquello
pertenece a otra liga; hordas de siervos del Metal, inasequibles al desaliento y directamente venidos del averno
con sed insaciable de esos decibelios que buscan con ansia vital, prestos a
poner su alma al servicio de un objetivo superior y a formar parte de la
sinergia definitiva que les permita sentir esa emoción única e indescriptible de
la música, su música. En fin, el paraíso de todo hard rockero que se precie de serlo. Y, en fin, Emperor: una referencia inevitable para
todo seguidor del Black que se
precie de serlo.