Era un bajista mediocre y cantaba como el culo, su grupo ha sido uno de los que peor sonido han llevado siempre que los he visto en directo y formaban una especie de bola de ruido en la que era imposible distinguir nada, pero seguro que fue una persona íntegra hasta el final, defensor del estilo de vida que había escogido; algo practicamente imposible de encontrar en el falso, hipócrita y podrido mundo de la música. Un tipo inteligente y noble según cuentan todos los que le conocieron, lo que dice mucho de su persona. Su particular visión de la música, coetánea del Punk y precursora del Speed Metal -aunque él nunca se identificó con eso-, siempre reconoció la importancia del Rock n' Roll de los cincuenta y se fraguó a sí misma formando un cóctel explosivo que mereció, sin duda, mucho más reconocimiento del que seguro que obtendrá en los próximos años.
Lemmy, un icono genuino hecho a sí mismo y absoluto merecedor de dicho reconocimiento.
Descanse en paz.