Clube de Adictos a Deep Purple

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Púrpura Chess

This blog is basically a musical site. Here we talk about the music we like, using different angles. As dear and missed Jon Lord once said: “Music is the highest kind of Art that exists”. I think the same way too.

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lunes, 25 de julio de 2022

Deep Purple en el Teatro Romano de Mérida.

Por fortuna Deep Purple han podido poner en funcionamiento la gira mundial de presentación de sus dos últimos discos; "Whoosh!" y "Turning To Crime". El primero en estudio con canciones inéditas publicado en el año dos mil veinte y el segundo de versiones aparecido al año siguiente. Dos excelentes obras que dejan claro que estos tipos siguen sabiendo muy bien de qué va esto de componer y tocar Rock n' Roll; en particular "Whoosh!" me tuvo bastante obsesionado cuando salió, uno de los mejores trabajos que haya sacado el grupo de Gillan & Co en su longeva carrera discográfica. Por desgracia aparecieron en plena pandemia y no ha sido posible salir de gira para presentarlos hasta hace apenas unos meses; como practicamente todo el mundo en este mundillo, vaya.

Primero se anunció una fecha en España, más concretamente en el festival Icónica de Sevilla. Perfecto. Pero el notición para este humilde escriba se produjo a primeros de este caluroso Julio, resulta que Purple habían sido contratados para actuar en el majestuoso Teatro Romano de Mérida; amigo, eso ya son palabras mayores. El teatro emeritense, ubicado en la que fuera capital ibérica hace más de dos mil años del Imperio Romano, es uno de los lugares más especiales que puede pisar cualquier persona que sienta mínimamente el arte... y que tenga sangre dentro de sus venas. De hecho lleva celebrándose en el mismo el Festival Internacional de Teatro Clásico -la de este año es su edición número sesenta y ocho-, que no deja de ser una de las principales referencias a nivel nacional e internacional de este país tan genuinamente cochambroso en lo que a los asuntos artísticos de refiere. Es una cita obligada para el que esto suscribe cada verano desde hace ya bastantes años... y los que me quedan. Imposible sustraerse a la posibilidad de pasar una noche mágica en este mágico entorno dejándote atrapar por su mítica esencia mientras te asas de calor en las tórridas noches emeritenses de verano. Cualquiera que haya asistido al festival sabe de lo que hablo. 

Poco importa la obra a presenciar -bueno, si es buena y de enjundia entonces aquello cobra otra dimensión-; de hecho este año tuve que aguantar estoicamente las insoportables y nada inspiradas ínfulas de grandeza de una especie de cantautora que no era capaz de entonar, ni de tocar, ni de ná de ná, sumergidos en una agobiante nube de Electro Pop barato y chapucero mientras se ¿contaba? una especie de historia que no había por dónde cogerla. Y resulta que eso era arte. Será que mis humildes entendederas no alcanzan a degustar esas mieles tan sofisticadas, petulantes y exclusivas. En fin.

Pero no nos desviemos del asunto. Resulta que Deep Purple han anunciado una actuación en este enclave tan especial para el próximo veintitrés de Septiembre. Ni que decir tiene que en cuanto me enteré me hice con las entradas y allí estaré, Dios mediante, contemplando morir al sol frente a la luna... y si me acompaña "Anya" de fondo, mejor que mejor. Disfrutar de los Purple actuales con el solvente guitarrista Simon McBride si sigue sustituyendo a Steve Morse, recordando a un Ritchie Blackmore que se habría vuelto loco ante semejante emplazamiento y brindando por el tristemente desaparecido Jon Lord. Todo en uno.



jueves, 18 de julio de 2013

Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida 2013.

Hace unos días tuve el placer de asistir a la apertura de la 59 edición del Festival de Teatro Clásico de Mérida. Debo recomendar encarecidamente a todo aquel que me pregunte que, sin dudarlo un momento, asista a este teatro emeritense una noche de verano sin tardanza. El hecho de sentarse ante tan imponente recuerdo del pasado, testigo vivo de la personalidad e impronta de una de las civilizaciones humanas más representativas de la Historia del hombre, resulta mágico.
                               
                                                          
La obra representada era "Medea" de Eurípides, revisión de Séneca. Adaptación de José Granero, con música de Manuel Sanlucar y guión de Miguel Narros, recientemente fallecido y a quién sirvió de homenaje dicha representación en la ciudad emeritense. Esta adaptación a ballet se estrenó  en 1984 y a principios de este caluroso mes de Julio se representó en la primera jornada de este festival de teatro, a cargo de la Orquestra de Extremadura y del Ballet Nacional de España.
El programa constaba de dos partes, la primera corría a cargo de la Orquesta de Extremadura interpretando "Medea" de Samuel Barber. De la mano y batuta de Álvaro Albiach, los aproximadamente cincuenta músicos de la orquesta nos deleitaron con una interpretación exquisita que demostró una vez más el poder de unos músicos conjuntados. Solo me faltó algo más de intensidad en la parte final del movimiento. Por momentos me recordó a la sutilidad de List, pero adoleció de un final más poderoso; esto último culpa de la partitura, no de la orquesta, obviamente.
                                 

Tras un descanso, que nos devolvió a la realidad del calor pacense, apareció el Ballet Nacional de España que, de la mano musical de Jose Antonio Montaño nos envolvió en el drama de Medea, hechicera y mujer, muy bien interpretada por Maribel Gallardo. Toda la representacion destiló sensualidad, a veces me atrevería a decir que erotismo, a la vez que dolor. No deja de ser el típico argumento fatalista del drama amoroso griego. Hubo momentos de verdadera tensión, como los encuentros entre Medea y Jasón, o con Creonte. Lo único que no me acabó de llegar fue ese regusto a palmas y flamenquito que, desde luego, tenía esta versión.
Sin embargo, lo que más me llamó la atención, fueron dos cosas. La primera y principal, claro está, fue el propio Teatro Romano. Aquello era impresionante. No tiene nada que ver visitarlo durante el día -que impresiona y mucho- que asistir a una representación por la noche, con sus columnas engalanadas y desprendiendo esa especie de aura misterioso que te hace estremecer a la vez que te resulta inposible dejar de mirar su intimidante escenario, seducido por su majestuosidad y vestido de gala con sus luces azules. Y como te pares un momento a pesar que estás en un lugar clave hace algo más de dos mil años, ni te cuento.


La segunda cosa que me cautivó fue el excepcional sonido del que pudimos disfrutar esa noche. No es nada fácil ecualizar a una orquesta microfonada, ni conseguir que suene el zapateado de los bailarines, y no te digo nada de escuchar sus palmas mientras bailan. Pues aquello sonó impecable, y ni siquiera estábamos en el lugar con mejor acústica, pero eso no fue óbice para degustar un sonido exquisito, ideal para que vayan a tocar algunos de los grupos que se os están ocurriendo en este momento (yo pienso en Jethro Tull, Blackmore's Night, Uriah Heep...).


Todo esto hace que me vuelva a plantear mis dudas cuando asisto a algún concierto musical, en el que el sonido suele ser deficiente, si pretendo ser correcto y educado, o directamente una mierda si hablo desde la sinceridad. Esto es así en un elevado número de casos. En fin.