Clube de Adictos a Deep Purple

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Púrpura Chess

This blog is basically a musical site. Here we talk about the music we like, using different angles. As dear and missed Jon Lord once said: “Music is the highest kind of Art that exists”. I think the same way too.

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miércoles, 18 de diciembre de 2024

Las canciones de Navidad. X.

Llega la Navidad. Vuelve cada vez con menos frío y nieve, pero vuelve… que no es poco. El ciclo de la vida; las Cuatro Estaciones, como diría el irrepetible maestro Antonio Vivaldi de una manera tan artística que resulta imposible igualar.

Y aquí volvemos nosotros, como cada año, para compartir con todo el que guste de leer estas sucesiones de letras que en el caso que nos ocupa tienen como protagonista la época del nacimiento de Jesús. Estas fechas tan señaladas, tan especiales, tan amadas y deseadas como odiadas y estigmatizadas para muchos de nosotros sirven de pretexto perfecto para abordar una nueva cuestión de naturaleza musical. En serio, pocos momentos del año generan sentimientos tan dispares y encontrados como el asunto navideño. Para hacérnoslo mirar, supongo.

Este Diciembre nos vamos a detener durante un ratito con canciones que sugieren la Navidad. En esta ocasión vamos a dejar de lado el lado más obvio del asunto, como casi siempre. A continuación vamos a proponer una serie de canciones que evocan este momento navideño, pero que no tienen relación directa con esta celebración pascual; vamos, que no son villancicos ni temas con letra navideña al uso… aunque, por el extraño motivo que sea, resulta que marinan a la perfección con el sentir de este momento del año. Como un buen Rioja con un jamón ibérico de esos bien cortado y sudado.

Por supuesto esta pequeña e imposible clasificación es tan subjetiva como cualquier otra que nuestros queridos lectores puedan esperar; para qué vamos a cambiar a estas alturas ¿no?. Habrá gente que no consiga establecer la conexión navideña, otros la experimentarán al instante y unos cuantos la criticarán… aunque incluso el propio músico compositor lo afirme, por supuesto; contamos con todo el abanico de posibilidades habituales de nuestro anónimo y putrefacto nuevo mundo virtual. De cualquier modo, con las siguientes letras solo buscamos que pasen un rato de lectura distinto, agradable y enriquecedor. Les proponemos la siguiente docena de canciones para tal efecto. Hemos dejado unos cuantos temas musicales más fuera del saco de este año, ya que han aparecido en los artículos de esta ¿sección? en años anteriores y no se trata de repetir.

Si quieren alzar su copa de vino con todos nosotros mientras suena alguna de esas canciones que nos hacen un poquito más felices, perfecto. Si no, también. Feliz Navidad.


Desmond Child: “Obsession”.

Preciosa y delicada pieza que estaba contenida en el primer álbum en solitario del artista “Discipline”, publicado en el año 1991. Desmond Child se descolgó ese año con un pedazo de discazo en solitario. Lo tenía todo para triunfar en las listas, pero no ocurrió. El hombre conocido como la máquina de generar hit singles para los artistas con los que colaboraba no logró esa repercusión en su propio álbum. No pasa nada, un día más en la vida de Desmond. La canción está cantada por el propio Child y Maria Vidal. La que fuese novia de Desmond Child acompaña con su bella y sugestiva voz haciendo que la canción adquiera una nueva dimensión. Desmond Child y Maria Vidal junto con otras dos vocalistas femeninas montaron el grupo Rouge a mediados de los setenta. Un combo que grabó dos discos de música comercial/disco setentas que tanto se llevaba por aquellos años. No llegaron a nada, aunque son dos obras recomendables si te gusta ese tipo de música. “Obsession” fue compuesta con la colaboración de Burt Bacharach. Lo dicho: toda una delicia para tus oídos.


 

Kiss: “We are one”.

Del disco de reunión de 1998 titulado “Psycho Circus”. Kiss y la Navidad, increíble pero cierto. Un binomio que sorprendentemente funciona. Es el tema ideal para escuchar antes de quedar con tus familiares/amigos/semejantes con intereses comunes a tomar algo antes de cenar en esos días típicamente navideños. La letra es lo más simple que te puedas echar a la cara y la melodía es tan dulce que se te atraganta; vamos, lo que en los ochenta cualquier heavy consideraba un pastel… pero, lo dicho: funciona.

  


Pink Floyd: “Learning to fly”.

Incluida en el disco “A Momentary Lapse Of Reason” de 1987. Fue el primer single del esperado disco de regreso de Pink Floyd. No habla de Navidad, no tiene nada que ver con ningún villancico ni nada por el estilo… pero en cuanto acaba Diciembre uno siente la imperiosa necesidad de revisar este bonito tema mientras pasea cualquier fría mañana por cualquier parque con las hojas de sus árboles adornando el suelo de arena sumergido en el peculiar y apasionante mundo paralelo que nos ofrece este grupo tan especial.


 

 

Eisley/Goldy: “Lies I can live with”.

Obra maestra de la joya que lleva por título “Blood Guts And Games” y que vio la luz del sol en 2017. Para los seguidores que pululen por ahí de un grupo tan especial como poco afortunado y que responde al nombre de Giuffria, si es que alguno queda, esto es lo más parecido al caviar del bueno. La formación que puso en marcha el teclista Gregg Giuffria y que grabó dos estupendos discos en los ochenta, contó con las voces de David Glen Eisley y las guitarras de Craig Goldy. Estos dos últimos volvieron a resucitar brevemente Giuffria, sin Gregg, hace unos años. La cosa no debió funcionar y acabaron publicando un disco bajo el epígrafe Eisley/Goldy. Este cd perfectamente lo podemos considerar, tanto por su música como por sus músicos, el genuino sucesor discográfico de Giuffria. Un trabajo de categoría y deleite que, por desgracia, se quedó en una publicación puntual. Cosas que pasan.

Dentro de este “Blood Guts And Bullets” nos encontramos joyas como este “Lies I can live with”. Esta pequeña delicadeza es la sutileza hecha canción. Un medio tiempo tan sutil como poderoso que a través de su inspirada melodía y unos arreglos exquisitos consigue emocionarte mientras te sumerge en un paisaje de melancolía y tristeza; además, por si fuera poco, la letra es buenísima. Habla de la desesperanza y se puede aplicar a cualquier relación humana, de pareja, amistad o familiar, cuando un desengaño descoloca tu mundo por completo. Literaria, con buen gusto y sin tirar de los chichés típicos y clasicazos del my baby left me o chorradas similares. 


 

 

Cinderella/Tom Keyfer: “Nobody’s fool”.

Tema original del primer disco de Cinderella, “Night Songs” del año 1986, que volvió a regrabar su líder Tom Keyfer para la reedición en 2017 de su primer disco en solitario titulado “The Way Life Goes” y que salió originalmente en el año 2013. Cinderella pasa por ser uno de esos grupos que vieron la luz y el éxito a finales de los ochenta en plena fiebre del Hard Rock angelino macarra y con toques glammys, pero que en realidad tiene poco que ver con ese estilo musical. Se les metió en el mismo saco por una cuestión de imagen y por coincidir en el tiempo, pero su propuesta musical bebe directamente del Blues y del Rock sesenta/setenta.  Triunfaron de la mano de su guitarra/cantante/líder Tom Keyfer gracias a su talento natural y a que eran muy buenos.

Esta canción es la balada de su primer disco. Un tema comercial, pero a la vez denso, triste y oscuro; poca gente tiene el talento para mezclar estos ingredientes de manera certera. “Nobody’s fool” posee la característica de que te traslada a un momento, situación y lugar determinados en cuanto escuchas sus primeras estrofas. Una delicia ideal para ser degustada en plena época navideña, entre el frío, la nieve, una chimenea con fuego, una copa de vino del bueno y la compañía adecuada.



 

WWIII: “When god turned away”.

Aparecida el año 2003 en el segundo disco del grupo WWIII bajo el mismo título. Aquí desde luego puede resultar casi imposible percibir la conexión del tema con la cuestión navideña. Si por algo se puede caracterizar la cortísima andadura de WWII, solo un par de discos y sin formación estable, es que tiene de todo menos ambientación de paz, amor, buenos deseos y todas esas características del espíritu navideño cristiano. De hecho, WWIII son las siglas de Tercera Guerra Mundial si lo traducimos al castellano. Incluso el título de la canción que nos ocupa sería algo así como: “Cuando Dios se dio la vuelta”. Resulta bastante evidente que Mandy Lion, vocalista y fundador del grupo, no busca con sus letras la llamada de Santa. Y si nos vamos a la música, la cosa no pinta mucho mejor; de corte áspero, crudo y bastante cañero. Incluso pese a que este tema tiene un inicio en acústico lento, nos lleva por un sendero siniestro y desafiante alejado por completo de los temas navideños más al uso... pero, qué puedo decir. Conecta. Su escucha encaja a la perfección con cualquier paseo nocturno por las luces, ruidos y bullicios navideños de la gran ciudad cualquier noche de Diciembre. Una afirmación que no tiene defensa objetiva posible por ningún lado y que no comprenderá la mayoría de la gente bien. No hay problema, estamos acostumbrados a esto.

Pero para todos aquellos que sean capaces de sentir la vida con la emoción de la que entre líneas llevamos hablando a lo largo de todo este epígrafe, esta canción te puede ofrecer la llave para esa puerta tras la cual se esconde ese lugar en el que nunca has estado, pero al que siempre has anhelado ir.


 

 

Poison: “Cry tough”.

Canción que abría el primer disco del grupo titulado “Look What The Cat Dragged In” en aquel lejano y especial año 1986. Ya hemos hablado por aquí de Poison varias veces, no son ni los más técnicos, ni los más innovadores, ni los más nada, pero tienen una estupenda discografía trufada de grandes composiciones de esas que de dan buen rollo inmediato y ponen una sonrisa en tu cara de felicidad tan ridícula como necesaria. Esta canción no tiene una letra navideña, ni una música navideña ni nada de eso; sin embargo, te traslada al frío, las pocas horas de luz, las luces y las celebraciones por excelencia. Llega a tal punto esta subjetiva e incomprensible cuestión que, por motivos que me resulta imposible explicar desde una perspectiva lógica, la Navidad no es del todo Navidad si no suena esta canción y este disco en algún momento de Diciembre.


 

 

Martika: “I feel the earth move”.

Versión del clásico de Carole King que alguien tuvo la brillante idea de versionar para el primer disco de esta cantante tan especial, titulado como su propio nombre y aparecido en 1988. Una mujer poseedora de una gran voz y que triunfó en todo el mundo a finales de los ochenta. Prince fue uno de los muchos que se enamoraron de la voz y el talento de esta mujer, de hecho colaboró en algunas de sus canciones. Sacó dos discos que fueron éxitos de ventas… y ya está. Por el motivo que fuese, su carrera musical no acabó de cuajar. Aquí os proponemos la escucha de este “I feel the earth move”, que en cuanto suena no puedes dejar de moverte a su ritmo. Te transporta de inmediato al espíritu festivo navideño, de juntarse a charlar, festejar, celebrar y compartir con tu gente.


 

 

Manowar: “Kingdom come”.

Del disco “Kings Of Metal”, del ochenta y ocho. El sucesor de “Fighting The World”, que pudo ser el que les puso en el mapa. Una formación como Manowar personaliza a la perfección la relación amor/odio que el público siente por determinados grupos musicales. Con Manowar no hay término medio posible: los amas o los detestas. Caracterizados por personificar muchos de los clichés más casposos e irreverentes del mundo del Heavy Metal, en estos días son muchas veces denostados y blanco de burlas pueriles por parte de estas nuevas generaciones de ofendiditos/as/es/xs por todo y por todos que no sean ellos mismos, enfangando bastantes veces un falso discurso feminista tras el que se encuentran hembristas recalcitrantes que no hacen más que desvirtuar el profundo significado de esta palabra tan en boga hoy en día. Pero esto es marginal.

De cualquier manera, y pese a que Manowar nunca fueron una de mis bandas de cabecera, ahí continúan, inasequibles al desaliento mientras proclaman sus trasnochadas proclamas de defensores del Metal verdadero… apoyados en buenos discos y buena música, que es de lo que se trata en el fondo. “Kingdom come” es una canción a medio tiempo característica de este grupo. Tiene una melodía entre épica, entrañable y sobrecogedora. Casa a la perfección con el hilo musical de carácter entrañable y acogedor de estas fechas navideñas; aunque de villancico, nada. Eso, en Manowar, jamás.


 

Kingdom Come: “What love can be”.

Uno de los principales éxitos de siempre de este grupo que se registró en el primer álbum homónimo de la banda y apareció en el año 1988. Es una canción lenta, densa, profunda, nostálgica y triste, muy triste. Una auténtica maravilla. Ideal para tomarse un buen café de esos negros, cargados, humeantes y espesos, cualquier tarde/noche de Diciembre en la intimidad del garito más oscuro, cutre y solitario que podamos encontrar.

Este primer disco del grupo del vocalista Lenny Wolf resultó un superventas que fue criticado por mucho purista de pacotilla que vio en el mismo una copia descarada de Led Zeppelin. Sigo esperando a que esos iluminados de turno me expliquen dónde se encuentran esas copias tan evidentes en la música. Se pueden apreciar detalles aquí y allá, como en cientos de grupos, pero de ahí a la anterior afirmación media un abismo. Lo dicho: a ver dónde están los “Now forever after”, “Shout it out” o “Living out of touch” que compusieron Zeppelin para compararlos con estos tres temazos de Kingdom Come. La peña, que raja y critica sin tener ni puta idea muchas veces.


 

 

Little Richard/The Beach Boys: “Happy endings”.

Una de las grandes canciones que grabó el más grande. Hemos pretendido no volver a traer composiciones que ya han aparecido en esta especie de sección años anteriores, pero es que resulta imposible sustraerse al toque mágico que desborda la interpretación de Little Richard a lo largo de toda esta canción. Este single apareció en 1987, interpretado a medias con los Beach Boys. Todas las características de la impresionante voz de Richard están presentes a lo largo de los pocos minutos de metraje de este tema. Su sentido de la melodía, del ritmo, su toque sensual, tierno y poderoso a la vez, sus innumerables matices y sobre todo ese tono y timbre sobrenaturales que han servido de referentes a millones de cantantes, músicos y aficionados a esta cosita llamada Música.


 

 

Gillan: “No more cane on the brazos”.

Aparecida en el disco “Naked Thunder” de 1990 y en el directo “Contractual Obligations” de 2019. Esta canción es un antiguo tradicional que por lo visto cantaban los presos de la América sureña profunda. Parece ser que los prisioneros destinados a trabajos forzados en las cárceles de Texas tenían la costumbre de entonar esta melodía mientras recolectaban caña de azúcar a las orillas del río Brazos. A lo largo de este río se ubicaban muchas de las granjas penitenciarias de dicho estado a finales del siglo XIX y principios del XX.

La composición de este tema se le suele atribuir al conocido cantante de Blues y Folk apodado Lead Belly. Sin embargo, la canción pasa por ser de esas oscuras o poco conocidas; de hecho no aparece en ninguna referencia discográfica de este gran cantante. Por supuesto, más músicos se han acordado de este tradicional y lo han interpretado dándole su propia visión; artistas desde Alan Lomax, Lonnie Donegan o el mismísimo Bob Dylan han revisado esta entrañable canción con mayor o menor fortuna.

Esta adaptación de Ian Gillan cerraba el disco en solitario que sacó tras ser expulsado sumarísimamente de Deep Purple a finales de los ochenta. Junto a la colaboración de Roger Glover, le añadieron unos interesantes arreglos a esta composición que le daba el broche de oro perfecto a esa maravilla en forma de disco que lleva por título “Naked Thunder”. Esta versión tiene un toque denso y solemne, un Blues lento, nostálgico, triste y evocador que explota en la parte final aderezado con una pizca de Folk aquí y allá. Una obra de arte.

Años más tarde Gillan la recuperó para la gira en directo con orquesta que ofreció en el año 2016 y de la que se publicaron oficialmente tres actuaciones en cd, dvd y vinilo respectivamente tres años más tarde. Bajo el cachondo título de “Contractual Obligations”, Ian Gillan, Don Airey, su grupo y una orquesta nos ofrecieron magia durante las casi dos horas de duración de cada una de las actuaciones. Aquí la orquesta añade unos arreglos grandilocuentes que ensalzan todavía más esta canción, creando un atmósfera que te lleva a cualquier día de invierno, sentado en la chimenea encendida mientras contemplas embelesado el árbol de Navidad y mojas tus labios con una copa de esa bebida para las ocasiones que tienes en casa y tanto te gusta. Ian Gillan te desea Feliz Navidad.


 

 

 

 


 

 

jueves, 14 de noviembre de 2024

Ian Gillan. Los discos/grabaciones fantasmas. Gillan & Leslie West: Toolbox sessions. XIV.


En cuanto Noviembre asoma y su apabullante gama de tonos otoñales tiñe los árboles de ese rojo cobrizo mágico, nuestro querido Ian Gillan vuelve a llamar una vez más a la intrincada puerta de la emoción de este pequeño plumilla. Por motivos que se escapan a la lógica de nuestro raciocinio uno necesita revisar la peculiar e interesantísima discografía del vocalista de Deep Purple por excelencia una vez más. El ciclo de la vida.

Pero no nos pongamos demasiado trascendentales. Es en este contexto en el que que vuelve a fluir lo que ya podemos considerar como una de las secciones anuales de este pequeño blog, trasnochado, anticuado, fuera de onda y al que de manera sorprendente te sigues acercando para chequear su contenido. Junto al hilo musical de los discos del grupo en solitario de nuestro protagonista, sus grabaciones antes de entrar en Purple o sus peculiares y atómicas colaboraciones, vuelven a pasarse por nuestra cabeza algunas de esas grabaciones que nunca llegaron a ver la luz de la mañana. Estos trabajos de estudio abordan desde pequeñas colaboraciones puntuales con otros artistas consagrados o demos de posibles obras musicales que se quedaron solo en proyectos, hasta discos completamente terminados que por el motivo que fuese acabaron cogiendo polvo en cualquier cajón de cualquier compañía de discos.

Esta vez nos vamos a centrar en la colaboración entre Gillan y el tristemente fallecido Leslie West. El guitarrista, cantante y compositor conocido por tocar con grupos como Mountain o West Bruce & Laing además de legarnos una importante carrera en solitario colaboró con el grupo de Gillan a principios de los años noventa. Una colaboración, cuando menos, curiosa; conviene recordar que Leslie West no había colaborado en la composición con nuestro querido Garganta de Plata en ningún momento de su dilatada carrera musical, por lo que no sabemos de dónde salió la idea o sugerencia.

Los caminos de Leslie West e Ian Gillan ya se habían juntado en otro momento anterior. En un tramo de la exitosa gira europea de reunión de Deep Purple durante los años 84/85, mientras promocionaban el disco de regreso “Perfect Strangers”, los Purple llevaron como teloneros a los Mountain. Pedazo cartel. Recordemos que Mountain es uno de los grupos de referencia en los que militó Leslie West y tal vez el más exitoso; de hecho, esta formación se forjó a partir del primer disco en solitario del propio Leslie West. Como curiosidad, recuerdo que en alguna entrevista sobre esos conciertos del ochenta y cinco Purple/Mountain, Gillan se refería a West como una especie de elefante trotando sobre el escenario en referencia al sobrepeso que ha padecido Leslie durante casi toda su vida. Curiosas palabras hacía alguien del que el propio Ian ha comentado que es uno de los grandes guitarras de siempre; no sabemos si estas declaraciones se deben al corrosivo sentido del humor de nuestro vocalista favorito, a un cambio de opinión pasado el tiempo o a una deficiente traducción del periodista de turno… que todo podría ser. En fin.

Gillan'91. Formación que compuso "Toolbox": B.Bloomfield, L.Haze,I. Gillan y S.Morris.

Leslie West & Ian Gillan.

Proseguimos con el relato. Volvemos a los años noventa. Tras la gira de presentación del disco en solitario “Naked Thunder” de Gillan, el grupo de Ian se puso manos a la obra para componer su sucesor. Por lo visto desde el grupo decidieron que necesitaban a otro guitarra, además de Steve Morris, para componer las nuevas canciones. Esto es algo que no entiendo en absoluto y que si algún día tengo el placer de entrevistar a Ian Gillan le preguntaré sin remedio...junto a trescientas cuestiones más, claro. Steve Morris demostró durante los años que estuvo de lugarteniente de Gillan una habilidad, intuición y talento desbordantes para componer canciones, de hecho sus discos en solitario desde entonces cuentan con sus composiciones y arreglos aunque dejase de formar parte del grupo.

De cualquier modo, se barajaron los nombres de guitarristas como Bernie Torme, Bernie Marsden o el propio Leslie West para trabajar en las sesiones de composición. Esta información es del todo fiable ya que ha sido el propio Ian Gillan el que lo ha comentado por escrito. No sabemos los motivos para decantarse por West. Bernie Torme ya formó parte de la Gillan Band clásica de finales de los setenta y principios de los ochenta, por lo que habría sido un puntazo recuperarle. Por su parte, con Bernie Marsden ya colaboró en el single “South Africa” de finales de los ochenta y del que hablamos aquí en su día. Ambas opciones habrían cuadrado sin problemas dentro del nuevo renacer del grupo de Gillan en solitario en esos primeros noventas. 

Bernie Torme, Bernie Marsden y Leslie West.

El asunto es que Leslie West se puso manos a la obra con Ian Gillan y Steve Morris para dar forma a unas cuantas canciones. Una vez más, según cuenta el propio Ian Gillan, se grabaron unas cuantas demos con los temas que salieron de esas sesiones para presentárselas a la discográfica. Lo más cachondo del asunto es que por lo visto las que más gustaron fueron las firmadas por el propio Steve Morris, por lo que la colaboración West/Gillan no pasó de ahí. Según Ian no tenía mucho sentido continuar con West cuando la mayoría de los temas que se escogieron para trabajar de cara al nuevo disco iban con la guitarra de Morris. De las maquetas que se grabaron con Leslie West solo se acabó utilizando el tema “Hang me out to dry”, que de hecho es el que aparece como primera canción de ese nuevo disco finalmente titulado “Toolbox”.

De esas maquetas nunca nada más se supo. Imagino que estarán guardadas bajo llave en cualquier archivo de Phil Banfield, mánager de siempre de Gillan, de la familia de Leslie West o del propio Ian. Por supuesto, será del todo complicado que dichas grabaciones vean alguna vez la luz del sol; aunque la esperanza es lo último que se pierde. En lo que respecta a “Hang me out to dry”, además de “Toolbox”, apareció también en el disco recopilatorio de Leslie West titulado “Guitarded” y aparecido en el año 2004.



 

 

 


 

 

 


 

 

martes, 7 de noviembre de 2023

Ian Gillan. Episode Six: "Les Bicyclettes de Belsize". Los discos fantasmas.XIII.

Aquí estamos de vuelta. Al abrigo de uno de los inicios de Noviembre más desapacibles y fríos que uno recuerda, Ian Gillan vuelve a ser el máximo protagonista musical en la vida de muchos de nosotros. Inmerso en una nueva gira mundial que le volverá a traer a nuestro bendito país al frente del micro de los míticos Deep Purple el próximo verano, a sus setenta y ocho años parece que nuestro adorable Garganta de Planta tiene cuerda para rato.

El mes que cada año tiñe la Naturaleza con su preciosa gama de colores otoñales nos vuelve a servir de excusa para abordar un nuevo capítulo de la apasionante carrera musical de uno de los vocalistas definitivos del Hard Rock. No me cansaré de repetirlo: la vida, la carrera y la figura de Ian Gillan personifican a la perfección la idiosincrasia y el mito del Rock' n' Roll. Un tipo que ha vivido mil vidas en una, ha marcado escuela en esto de hacer Rock, ha triunfado, se ha arruinado y ha vuelto a triunfar unas cuantas veces, se ha metido en miles de líos y ha acabado saliendo de ellos sin renunciar a ninguno de sus principios. Nunca nada de cara a la galería o por la publicidad, como muchos de sus coetáneos. Nada de imposturas o ridículos movimientos guiados por equipos de management del tres al cuarto que al final no tienen ni puta idea de RnR, de hecho ha tomado decisiones artísticas del todo suicidas en su ya dilatada carrera musical. Alguien tan natural que jamás se ha sometido a ninguna operación de estética, implante capilar ni nada de eso que han hecho prácticamente todos los artistas de su generación y posteriores que han tenido la pasta suficiente para permitírselo. En fin, lo que ves es lo que hay. Muy poca gente, en la industria musical o en cualquier otro ámbito de la vida, puede presumir de afirmar esto.

Fruto de este recorrido vital sucede que Gillan ha ido dejando un buen número de proyectos musicales, sesiones de grabación y/o colaboraciones que al final no han visto la luz o que lo hicieron de un modo muy limitado. Desde estas humildes páginas hemos ido teniendo el placer durante cada mes de Noviembre de los últimos años de ir repasando estas apasionantes grabaciones que vienen a constituir algo así como una especie de carrera discográfica paralela. Y el caso es que todavía sigue existiendo material para abordarla. Es lo que tiene cantar tan bonito, tan único y tan potente... que todo Dios quiere un pedazo de ti.

Hoy nos vanos a volver a detener en Episode Six. En este grupo de mediados de los años sesenta se conocieron y tocaron juntos Ian Gillan y Roger Glover, cantante y bajista respectivamente de Deep Purple. Desde entonces se fraguó una fuerte y sincera amistad que ha superado discusiones, expulsiones de grupos y demás peliagudas hierbas del turbio negocio musical hasta llegar al día de hoy.

Episode Six era el proyecto de los hermanos Carter: Graham a la guitarra y Shelia como vocalista. Un jovencito Ian Gillan fue reclutado como segunda voz para el grupo y allí coincidió con el también jovenzuelo Roger Glover, bajista y con unas inquietudes a nivel de composición, producción y arreglos musicales que explotarían unos pocos años después ayudando a llevar a Deep Purple al estrellato y reconocimiento mundial.

En el seno de Episode Six grabaron unos cuantos singles y tuvieron un moderado reconocimiento en el mercado británico, pero no pasaron de ser un grupo de Pop -por entonces se llamaba Pop a lo que hoy conocemos como Rock, pero eso es otra historia- como otros tantos con apenas repercusión. Su música, amalgama entre Beach Boys, The Doors, la psicodelia y el Rock cincuentas que tan en boga estaba en esos años, pese a tener mucha calidad, no llegó a triunfar en ningún momento. Ya hablamos en su día en esta especie de sección del intento de registrar un disco completo, pero que al final no llegó a buen puerto. De hecho en ese mismo artículo comentamos de manera somera el disco que protagoniza lo que ahora estás leyendo.

Episode Six realizaron un buen número de grabaciones, muchas de ellas han ido apareciendo a lo largo de estos años debido al interés que suscita la figura de Ian Gillan. Otras están esperando todavía a ver la luz del sol discográfico. Una de estas grabaciones fue el tema que acabó dentro del score de una película de esas destinadas a acabar en el olvido. El film titulado "Les Bicyclettes De Belsize" es una peli inglesa de finales de los sesenta. Aparecida en el año 1968, contó con lo que podríamos denominar como banda sonora con una de las grabaciones de Episode Six. No se trataba de una BSO al uso como las que estamos acostumbrados a consumir hoy en día. Se trataba más bien de la sucesión de canciones que sonaban en la propia película y que acabaron recibiendo una humilde publicación discográfica ese año. El disco salió junto con el score de otra película igual de olvidable que esta que nos ocupa. Una pequeña, local y limitadísima tirada hacen de este artefacto un delicado objeto de coleccionismo una vez que muchos años después se descubrió que el famoso Ian Gillan ponía su voz en uno de los temas.

                                                                     La película.

Debido a la falta de éxito de Episode Six, la formación sufrió múltiples cambios de integrantes y hasta de denominaciones. Los músicos que grabaron este tema eran Sheila Carter e Ian Gillan a las voces, Graham Carter y Tony Lander en las guitarras, Roger Glover al bajo y Mick Underwood tras la batería. Underwood es otro de los músicos conocidos de la saga Purple, tocó en algunos de los grupos y proyectos en solitario de Ian Gillan y Ritchie Blackmore, además de contribuir con sus tambores en otras formaciones de esta gran familia que conforma Deep Purple.

La canción en particular que se usó en el film responde al título de "Gentleman in the park" y tiene como curiosidad que no se había publicado como single antes, por lo que no dejaba de ser un tema inédito del grupo. “Les Bicyclettes De Belsize” estaba dirigida por Douglas Hickox y protagonizada por Judy Huxtable y Anthony May. Como hemos comentado antes, se trataba de una película musical que duraba una escasa media hora y apenas tenía diálogos, usando las propias canciones que formaron después la banda sonora como el elemento sonoro de fondo que acompañaba a la trama. Esta especie de corto se estrenó en Reino Unido como apoyo a otro controvertido film de terror titulado "Twisted Nerve", también de ese mismo año. En 1969 la compañía discográfica Polydor publicó una banda sonora en vinilo de edición muy limitada que no era más que la recopilación de la música que aparecía en los dos metrajes, apareciendo en la cara A la de "Twisted Nerve" y en la segunda cara las canciones de "Les Bicyclettes De Belsize". Un disparatado artefacto, como podéis comprobar, casi tan atómico como los dos mini filmes musicales. Como curiosidad se puede decir que el tema título de la peli que nos ocupa acabó entrando en listas de éxito tanto en USA como en UK con sendas versiones de los artistas Engelbert Humperdinck y Mireille Mathieu. El éxito de Gillan & Glover tardó un poco más en llegar, pero cuando lo hizo con Deep Purple superó todas las espectativas con creces.

Esta peli y su banda sonora han estado descatalogadas y han sido dificilísimas de conseguir durante un montón de años. Sin embargo, gracias a la exitosa carrera musical posterior de Ian Gillan y al auge de internet, lleva tiempo disponible para todo aquel que conozca la existencia y la historia de esta grabación. Así mismo el film se puede visionar por canales como youtube, pero sigue siendo infumable de todas formas. Sin problema, otra grabación de esas escondidas de la discografía de Ian Gillan que tanto disfrutamos rebuscando muchos de nosotros. Eso sí, su portentoso chorro de voz está ahí, para todo paladar exquisito que lo quiera degustar.