Encuentros HUSH.
Este es un sitio musical, no nos engañemos, pero en el que nos vamos a acercar a la música que nos gusta desde distintos ángulos, cual prisma. Como ya dijo el añorado Jon Lord: la música es la forma de arte más elevada que existe; afirmación que, pese a disfrutar de otras manifestaciones artísticas, sostengo plenamente.
Clube de Adictos a Deep Purple
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Púrpura Chess
This blog is basically a musical site. Here we talk about the music we like, using different angles. As dear and missed Jon Lord once said: “Music is the highest kind of Art that exists”. I think the same way too.
Seguimos en verano y seguimos recuperando esta sección. Ahora nos vamos a acordar del estupendo disco en directo publicado por Yngwie Malmsteen y que lleva por título "Trial By Fire. Live In Leningrad". Este fue el primer disco en vivo publicado por el díscolo guitarrista y vio la luz del sol allá por el lejano año 1989, una posterior publicación en VHS apareció en el año 1991.
El sueco llevaba una potente banda comandada -si es que en el universo Malmsteen alguien que no sea él mismo pueda comandar algo- a la voz por Joe Lynn Turner, Barry Dunaway al bajo y los hermanos Johansson al teclado y a la batería.
Después de este directo han ido llegando muchos más, pero este tiene un no sé qué que qué sé yo que me subyuga. Llegó a mis vírgenes oídos el veranito de 1990 y desde entonces me ha ido acompañando religiosamente todos los Julios posteriores. Todo en él es aprovechable. El grupo suena como un cañón y la guitarra neoclásica y exageradamente recargada de Yngwie hace las delicias de todos sus seguidores. Además, presentaban en esa gira el estupendo disco titulado "Odyssey", por lo que tocaron bastantes temas de este disco tan interesante para el que esto escribe.
La edición del directo estaba presentada en un disco sencillo, por lo que se omitieron algunos de los temas interpretados durante esa gira. Más tarde salió la edición del show completo en vídeo, por lo que aconsejo al oyente sacarse una copia de audio para así poder disfrutarlo en su totalidad.
Set list disco sencillo:
Liar
Queen in love
Deja vu
Far beyond the sun
Heaven tonight
Dreaming (Tell me)
You don't remember I'll never forget
Guitar solo (Trilogy suite)
Crystal ball
Black Star
Spanish castle magic
Set listvídeo:
Intro
Rising force
Liar
Queen in love
Deja vu
You don't remember I'll never forget
Crystall ball
Far Beyond the sun
Dreaming (Temm me)
Fury
Guitar solo (Trilogy suite)
Heaven tonight
Riot in the dungeons
Black star
Spanish castle magic
Nada tiene desperdicio. En lo que a mí respecta, me he pasado toda la vida escuchando con los cascos a tope en mi cerebro "You don't remember" con el guiño al "Strange kind of woman" del "Made In Japan" de Purple, el logradísimo "Queen in love" al que Turner le daba una nueva sensación, el final con la versión de Hendrix que te dejaba con la miel en los labios tras ese ridículo final en fade out y, sobre todo, "Far beyond the sun" unido con "Heaven tonight". En fin, una delicia y algo que todavía quedaba muy lejos del Yngwie actual, que tiene todo el escenario para él mientras que arrincona en un lateral a sus músicos a sueldo.
Por increíble que parezca, este humilde blog ya tiene cuenta de instagram. Por si quieres echar un vistazo:
Ayer miércoles la capital madrileña recibía al grupo que diese
a conocer a Yngwie Malmsteen a nivel mundial. La sala Shoko,
ubicada en una de las zonas más céntricas, bonitas y de más fácil acceso de
Madrid, era la escogida para el show de la banda. Ante todo debo comentar que
las líneas que vienen a continuación no son una crónica de dicha actuación, ni
tienen la intención de serlo, ni nada por el estilo; simplemente son una serie
de consideraciones y sensaciones que el que esto escribe experimentó durante el
show y el considerable cruce de cables que supuso a todos los niveles, para
bien y para no tanto.
Conviene que nos pongamos en situación. Alcatrazz es el grupo
que montó Graham Bonnet a mediados de los años ochenta tras ser
sumarísimamente expulsado del combo de Michael Schenker. Sacó tres
discos en esos años que han pasado el test temporal con altísima nota, de hecho
los dos primeros son considerados como clásicos para muchos de nosotros. Se
separaron al no poder estabilizarse, los miembros salieron tarifando entre
ellos y todas esas cosas que le han pasado a infinidad de grupos de música.
Tras más de veinte años Bonnet decidió resucitar la mítica banda con otros
componentes entre los que se encontraba el magnífico guitarrista Howie Simon
para ofrecer algunas actuaciones de directo, por supuesto España no
incluída. El grupo entró en una fase Guadiana de aparición/desaparición hasta
que el milagro se obró y Graham consiguió encauzar su relacción con los
miembros de la formación clásica Jimmy Waldo al teclado y Gary Shea al
bajo, realmente con Waldo siguió manteniendo el contacto durante años
anteriores llegando a formar parte este último del grupazo Blackthorne que
puso en marchar Bob Kulick con el propio Bonnet a las voces.
Alcatrazz 84: G.Shea, J.Waldo, Y.Malmsteen, G.Bonnet y J.Uvena.
Alcatrazz 85: G.Shea, S.Vai, J.Waldo, G.Bonnet y J.Uvena.
Alcatrazz 86: J.Waldo, J.Uvena, G.Bonnet, D,Johnson y G.Shea.
Sacaron un disco de estudio, el interesante “Born Innocent” y
el directo “Parole Denied”. Al trío original le acompañaba en esta nueva
etapa el batería Mark Benquechea y el guitarra Conrado Pesinato. Éste
fue sustituído un par de años después por Joe Stump; elección lógica, ya
que Stump es un clon de Malmsteen. Poco duró la paz en el
paraíso, ya que poco después tanto Graham por un lado como el resto del
grupo por otro sacaban unos tristes y duros comunicados en los que venían a
decir que la formación se rompía y que la culpa era del otro bando; lo de
siempre. Por mi parte lo tuve claro en su momento y lo sigo teniendo claro a
día de hoy: yo soy de Graham Bonnet, el grupo lo montó él y él debería
tener la razón y el nombre. Discusión zanjada.
El resultado fue que Graham Bonnet ha seguido con su carrera en
solitario y además ha anunciado a Jeff Loomis como guitarrista de lo que parece ser se llamará Graham Bonnet's Alcatrazz. Por su parte los otros Alcatrazz llamaron a Doogie White para el puesto de
vocalista. El pasado año publicaron el disco “V”, un álbum muy bueno…
pero que no es Alcatrazz. Las personalísimas e imposibles líneas vocales
de Graham Bonnet ya no están; normal, nadie más puede cantarlas en su
tono original. White y Bonnet son amigos y el bueno de Doogie
poco menos que venera a Graham, como lo hace todo aquel que tenga orejas
que le funcionen, por lo que no creo que haya habido tensiones entre ellos a la
hora de ponerse el anterior al micro del grupo de este último; supongo que
hasta Doogie le comentaría a Graham el ofreciemiento cuando lo
recibió, de hecho no me extrañaría nada tratándose de un tipo tan íntegro y tan
especial como Doogie White. Luego tendremos unas palabras para este
cantante de la escuela clásica y con el coco perfectamente amueblado para
dedicarse a esto de tocar Hard Rock.
Alcatrazz 07: H.Simon, G.Bonnet, G.Sobel y T.Luce.
Alcatrazz 17: J.Waldo, G.Shea, G.Bonnet, J.Stump y M.Benquechea.
Alcatrazz 22: L.Paterson, J.Stump, D.White. G.Shea y J.Waldo.
Con estas me presenté este
pasado míercoles en la sala Shoko, dispuesto a presenciar un buen espectáculo
por parte de unos tipos curtidos en mil batallas y que saben a la perfección de
lo que va el asunto. Dicho asunto fue un cúmulo de situaciones descorcentantes
casi desde el minuto uno. En la propia entrada especificaba claramente los
horarios de actuación: Alcatrazz a las 20,00h y Girschool a las
21,30h. Me resultó curioso que en el fondo Alcatrazz fuesen los
teloneros de las Girlschool, pero no viene con ellos Graham Bonnet y
así está el patio hoy en día. Por mi parte, perfecto. Acaba antes el concierto
que me interesa y luego tienes más tiempo para tomarte algo en el post
concierto, parte de cualquier show casi tan importante como la actuación en sí
misma.
En fin, que situamos nuestras
orejas en el interior de la sala a las 19,55h, después del pre concierto en la
barra de los bares de los aledaños, y comienza la fiesta. En la sala estábamos
apenas una veintena de personas -sí, veintidós, me entretuve en contarlas- y el
panorama lo cierto es que era bastante desesperanzador. Extraño retraso de más
de diez minutos para una sala que se caracteriza por cumplir los horarios de
los conciertos de Rock, para otras cuestiones no lo sé ya que jamás he
pisado esta sala para cualquier otra cosa. Incluso Joe Stump se da una
vuelta por el foso para que un par de fans, el resto no sé siquiera si le
reconoció, se haga unas fotos con él. De pronto se enciende la máquina de humo
del escenario y se para la música. Bien, va a comenzar el show. Sin embargo
pasan los minutos y no sale nadie a escena, todo esto sin música sonando; raro,
raro. Una chica supongo de producción de los grupos se acerca al técnico de
sonido y le dice en inglés que salen en diez minutos; lo escuché porque estaba
al lado y porque éramos cuatro gatos en esos momentos. Pasados algo más de
cinco minutos suena un guitarrazo y sale a escena una de las Girlschool.
No me jodas. Tardo poco en comprender que va a haber que esperar algo más para
ver a Alcatrazz. Adelanta su actuación el clásico combo de chicas y
dejan a más de uno con un palmo de narices, incluído este humilde escriba. No
sé qué pasaría en el backstage, pero imagino que alguna tensión habría
para que a última hora cambiase el orden de actuación y Alcatrazz
cerrase la velada. El interés del que esto escribe por ver a Girlschool es
inexistente y, pese a reconocer su impronta y enjundia como banda, no tengo el
más mínimo interés en gastar una hora de mi vida en su actuación; para qué
vamos a andar con buenismos y estúpidos velos. Lo de tantas veces en nuestro
querido y a veces gris submundo musical. La falta de seriedad, incoherencia y
hasta la más pura incompetencia campan a sus anchas más de lo deseado si
hablamos de Rock duro. Compras una entrada, pagas el dinero que te piden
por ella, te organizas para poder cuadrar el evento, llegas al garito de turno
y te encuentras una chapuza tras otra.
Por supuesto trasladamos
nuestras bocas a la entrada para explicarle a los de la sala el inesperado
cambio en los horarios, que no hay intención alguna por nuestra parte de
presenciar el show de Girlschool y que nos dejen salir para seguir con
el pre concierto en el bar más próximo. Nos comentan amablemente que no se
puede, que podemos salir a la zona de fumadores a esperar si queremos. Ya entonces
nos vemos en la obligación de recordarles que son ellos los que están
incumpliendo el acuerdo implícito que estableces al comprar la entrada,
parvulario de Derecho, y es cuando el de seguridad nos dice que podemos
salir pero que al volver a entrar le busquemos. Le comento que no se debe
preocupar, puesto que poca gente más le va a solicitar lo que pedíamos
nosotros. Una hora y un par de copas después volvemos a la entrada de la sala
y, efectivamente, nuestro amigable seguridad cumple con su palabra y nos deja
pasar por otro lado para que no nos vuelvan a pedir la entrada. Agradecimientos
a este tipo tan amable, pero cuestionamiento de que, aunque ellos incumplan la
oferta que has decidido comprar y que se especifica de modo claro en la
entrada, parece como que te hagan el favor de permitirte salir en lugar de que
puedas hacerlo por derecho propio. En fin.
Accedemos de nuevo al
interior, pasando entre el personal que se encuentra fumando tras finalizar la
actuación de Girlschool, mientras suena la invetable música de fondo
para amenizar el lapsus entre los dos conciertos. Nada más ubicarnos, y todavía
con la susodicha música de ambiente, irrumpe en escena Doogie White
seguido del resto del grupo. Toma el micro central y, pisando el hilo musical y
al despistado técnico de sonido de la sala que rápidamente reacciona cortándola
de manera súbita, comienza el show de Alcatrazz. Lo primero que hace Doogie,
antes de que el grupo haga sonar sus instrumentos, es agradecer nuestra
presencia e indicar que se han despachado setenta y nueve entradas para este
concierto. Se pregunta en voz alta el bueno de White si solo hay este
número de gente en la capital que quiera disfrutar de una noche de Hard Rock
en directo. Con todos ustedes el señor Doogie White, directo y frontal,
sin contemplaciones ni medias tintas, genio y figura.
Acto seguido los músicos
comienzan a sacar música de sus instrumentos. La primera en sonar es “Grace
to God”. El sonido no es bueno, bastante saturado e impropio de una sala
que tiene buena acústica y en la que hay poquita gente. Será una constante
durante toda una actuación que nuestro hombre a los controles no supo arreglar
en ningún momento, tampoco parecía que le preocupase mucho realizar su difícil
trabajo con la calidad requerida por los músicos. Ya te puede estar saliendo el
concierto de tu vida, que si suenas mal el resultado final será pobre y tapará
tu interpretación, aunque sea sublime. De hecho el propio Doogie pasó
del retorno al quitarse sus auriculares ya en la segunda canción.
Alcatrazz: "Grace of God". Vídeo oficial.
El repertorio fue otra de
las sorpresas que nos tenía preparada la noche. Llevo escuchando los discos de Alcatrazz
durante toda mi vida, por lo que estoy familiarizado de sobra con su catálogo.
Esta noche, la formación que comandaba Doogie White tocó tan solo ¡tres!
temas de la discografía del grupo. Tres. Hay que reconocer que también
interpretó otros tres de su último disco. El resto del repertorio se completó
con canciones de discos de Michael Schenker y Rainbow en los que
participó Doogie. De este modo el set list quedaba con una mitad
de temas de Alcatrazz y la otra con versiones de otros grupos. Esto es
para cogerlo con alfileres. Si te llamas Alcatrazz lo suyo es que
defiendas tu nuevo disco en vivo y completes con el resto de tu catálogo. Tocar
solo tres temas de los discos clásicos resulta, como decirlo, de dudosa
enjundia. Ahora bien, cantar canciones de Graham Bonnet resulta misión
casi imposible para el resto de los mortales; seamos claros: el tono de Bonnet
es un regalo divino que posee solo el propio Graham y que resulta
imposible para el resto de sus semejantes. Solución: no te llames Alcatrazz.
Pero imagino que esto es marginal.
Pese a lo suicida de la
empresa, Doogie cantó bastante bien los tres temas de Graham y se
lució en la mayoría de los suyos. Ha perdido ese timbre tan característico y
especial con el que nos deslumbró hace veintisiete años cuando Ritchie
Blackmore le reclutó para el disco de su regreso a Rainbow titulado “Stranger
In Us All”, pero sigue teniendo una muy buena voz. Menuda joya de disco con
el que Ritchie volvió a demostrar quién era el auténtico Boss y
que al que esto suscribe le sigue resultando tan imprescindible, evocador y
mágico como el primer día. Por lo tanto, otro cruce de cables más. Vas a ver Alcatrazz
y casi no suena música de Alcatrazz… pero te tocan cosas del “Stranger
In Us All” interpretadas por su cantante original. Las escogidas fueron “Ariel”,
“Too late for tears” y “Wolf to the moon”; con esta última se abría
el disco y Ritchie nunca la llegó a tocar en directo completa, siempre
la unía antes del “Difficult to cure”, por lo que fue un completo placer
escucharla en vivo en su totalidad. Solo se enturbió por el cutre sonido que
nuestro entrañable técnico nos estaba regalando a todos los asistentes.
Doogie White no se amilanó
ante una sala medio vacía. Se vino arriba y tiró del resto del grupo,
volcándose en cada canción y sufriendo para sacar adelante las de Graham
Bonnet, pero demostrando que está capacitado para hacerlo con aprobado. Es
en estas salas y ante estas circunstancias donde un músico demuestra de qué
pasta está hecho y ahí Doogie hizo que nos quitáramos el sombrero.
Incluso se permitió el lujo de improvisar junto a un Joe Stump que hizo
lo que pudo por acompañarle. Sabemos que tocar bien no es fácil, pero
improvisar y que no acabes haciendo el ridículo solo está al alcance de unos
pocos escogidos. Seguro que este fue uno de los motivos por los que Blackmore
le seleccionó para sus reformados Rainbow allá por el lejano 1995.
Recuerdo muy bien el concierto que ofrecieron en el mítico Hammersmith
Odeon londinense durante su gira presentación. Era un frío tres de
Noviembre del noventa y cinco. Era mi primera vez con Rainbow yera
mi primera vez saliendo de España para asistir exclusivamente a un concierto en
directo; por supuesto la posibilidad de que Rainbow actuase en España
durante esa gira era inexistente. Con todos los miedos lógicos de un chaval que
se lanza a esa aventura y con el añorado descerebramiento que uno se gasta
cuando es muy joven decidí liarme la manta a la cabeza y meterme en uno de mis
odiados aviones. La experiencia no pudo resultar mejor: un concierto de Rainbow
que nos voló por completo la cabeza a los que decidimos asistir. Un Ritchie
Blackmore y su grupo perfectamente engrasados e inspirados nos desarmaron
por completo durante las dos horas y tres cuartos que estuvieron sobre las
tablas; sí, eso duró exactamente, lo tengo registrado para el recuerdo. Ritchie
y Doogie improvisaron como los ángeles durante temas como “Long live
Rock n’ Roll” o “Man on the silver mountain” y por momentos a través
de mi erizada piel y en mis humedecidos ojos aparecía la mítica secuencia del
binomio Blackmore/Dio haciendo magia en el vídeo del directo de Alemania
de la WDF del setenta y siete, pero esto es marginal. Y esta pasada
noche de Septiembre 22 un Doogie White que muestra en sus facciones y en
sus gestos lo dura que ha debido ser la vida con él en estos años, nos hacía
testigos del homenaje que le estaba haciendo a la música que ama y a los tres años
que tocó y compuso codo con codo junto al genio de las seis cuerdas que ha
iluminado la vida de muchos de nosotros y que responde al nombre de Ritchie
Blackmore. Demasiadas sensaciones encontradas para un único concierto.
Ya se acercaba el final de
la actuación y para el último tema, allí no hubo bis ni nada que se le
pareciese, Doogie dejó a un lado su micro y se puso a cantar a pecho
descubierto ante un respetable merecidamente entregado al vocalista. La canción
escogida no pudo ser más certera: “The temple of the king”. Sí, lo de
antes, tampoco es de Alcatrazz, pero para esos momentos ni falta que
hacía que lo fuese. La delicada balada que apareció en el primer disco de Rainbow,
sin duda una de sus canciones más emblemáticas, y que nunca había sido interpretada
en directo hasta aquella mágica gira del grupo del Arco Iris del noventa
y cinco era la escogida para cerrar una noche de sentimientos tan encontrados. Doogie
White consiguió sacar nuestras emociones a flor de piel y ni siquiera el
dichoso técnico de sonido dedosdepalo pudo joder el momento. El final
con un Doogie cantando a pelo y sin micro, demostrando la potencia de su
voz y pidiendo a la gente que tararease el estribillo mientras recordaba la figura de Ronnie James Dio a voz en grito, demostraba una vez más que este tipo musicalmente y seguro que en los demás ámbitos de su vida se viste por los pies. Ese delicado final puede que ya me siga
acompañando en un rinconcito de mi cabeza durante el resto de mis días.
Alcatrazz: "God blessed video". Vídeo oficial.
Rainbow: "Man on the silver mountain". Hammersmith 3.11.95. Bootleg. Pura magia la improvisación de la parte final.
Hoy
es un día perfecto para dedicarle unas cuantas líneas a ese irrepetible
cantante que ha puesto su voz al servicio de algunas de las canciones más
representativas de la música de los últimos cuarenta años y que responde al
nombre de Graham Bonnet. Nuestro
querido vocalista lleva un tiempo anunciando la publicación de su autobiografía
y parece que finalmente va a ver la luz en breve. A su vez está a punto de
publicar un nuevo disco en estudio con su actual grupo llamado “The Book”, un título que encaja
perfectamente con su esperado manuscrito personal. Pocas personas tienen más
cosas que contar que un Graham Bonnet
que ha tenido la suerte de codearse con músicos del panorama artístico tan
ilustres como Steve Vai, Michael
Schenker, Yngwie Malmsteen, Bee Gees, Cozy Powell, Don Airey, Roger Glover, Ray Fenwick,
Micky Moody, Jon Lord o Ritchie
Blackmore; casi na. La lista de
anécdotas y situaciones curiosas debe ser atómica. Y por si fuera poco en breve
volverá a visitar nuestro país para promocionar el lanzamiento de este nuevo
disco.
Graham Bonnet es un tipo con
una voz privilegiada, de esas de una entre un millón. Empezó su carrera a finales de los sesenta grabando diversos singles de clásicos y otras
canciones bajo el estilo propio que se llevaba en aquellos años; era la época
de los grupos vocales con melodías edulcoradas que triunfaban en las listas de
éxitos. El bueno de Graham incluso
consiguió colocar la canción “Only one
woman” en el número cinco de las listas inglesas en 1968 de la mano del
grupo TheMarbles, un combo vocal que lideraba junto a su primo Trevor Gordon. Dicho tema fue compuesto
por los Bee Gees, con los que Graham siguió trabajando
posteriormente. Por aquel entonces la relación de Bonnet con el Rock duro
era nula. Todo esto cambió allá por 1978 cuando Ritchie Blackmore, que buscaba vocalista para sustituir a Ronnie Dio en su arcoíris, escuchó la
portentosa voz de Graham en uno de
los singles de The Marbles. Lo fichó
para el grupo, grabaron “Down To Earth”
y el resto es historia. Incluso nuestro querido Bonnet tuvo que escucharse los discos del grupo porque no había
escuchado nada de Rainbow antes.
The Marbles: Graham Bonnet y Trevor Gordon.
Rainbow: Ritchie Blackmore, Cozy Powell, Roger Glover, Graham Bonnet y Don Airey.
Aunque
Graham Bonnet había llevado el pelo
algo largo años atrás, su imagen con pelo corto y chaqueta americana no casaba
en absoluto con la estética tan agobiantemente marcada del Hard Rock y Heavy Metal
de esos años. Sin problemas. En cuanto Bonnet
abrió la boca para cantar se disiparon todas las dudas. El chorro de voz que Graham posee es algo muy poco común
dentro del variado universo de la especie de los cantantes. Bonnet, además de disfrutar de un
increíble torrente vocal, es capaz de cantar en unos tonos muy elevados sin
apenas forzar el falsete; simplemente su voz empieza ahí arriba. El resultado
es un rango vocal fuera de serie junto con una potencia que asemeja a un fuerte
chorro de agua que sale a borbotones del manantial. En su día se comentó que Ronnie James Dio constituía el lirismo
y la fuerza de Rainbow mientras que Graham Bonnet representaba la potencia
desbocada. El propio Blackmore,
cuando le preguntaron por qué habían fichado a alguien que no venía del mundo
del Hard Rock como Bonnet, se limitó a responder que el
motivo era que podía cantar en mi agudo.
El problema de tener este rango vocal tan inhumano es que si pones el listón
demasiado alto desde el principio siempre te van a exigir más que a nadie. De
cantantes como Bob Dylan o Robert Plant seguro que nadie se queja
especialmente en la actualidad por sus capacidades vocales, mientras que
tenemos que estar aguantando siempre comparaciones y comentarios –a veces
incluso despectivos- de vocalistas como Rob
Halford, Ian Gillan o David
Coverdale. Me gustaría que Plant o Dylan tuviesen que cantar cosas como “Assault attack”, “Hiroshima mon alour” o “Love’s no friend”, veríamos qué
pasaba. Pero esto es marginal.
Pocos
músicos pueden presumir de haber grabado una trilogía como la que atesora Bonnet. Nuestro querido Graham puso la voz en el disco “Down To Earth” de Rainbow, “Assault Attack” de
MSG y “No Parole From Rock n Roll” de Alcatrazz. Hablamos de tres de los
discos más importantes del Rock de
los últimos cuarenta años y esto no es una cuestión baladí.
Actualmente ya se han superado muchos estereotipos
rancios en cuanto a la imagen y la vestimenta de los músicos de Rock duro, pero hubo un tiempo pasado
en el que este asunto era considerado casi como una religión y salirse de los
cánones de las vestimentas heavys se podía considerar anatema.
En este sentido el look de Graham Bonnet
rompía completamente los moldes –como su voz-. Graham vestía camisas de botones con corbata y americana pero sobre
todo… llevaba el pelo corto; esto ya eran palabras mayores para los heavys
ochenteros, los auténticos y genuinos con sus pantalones ajustados, su chupa
vaquera llena de parches y sus melenas al viento. Aquellos añorados años. La
imagen de Bonnet tenía mucha
relación con la de otro icono cinematográfico: el tristemente malogrado James Dean. Lo cierto es que Graham se identificaba bastante con esa
imagen de espíritu libre y rebelde de Dean,
de hecho le compuso la canción “Will you
be home tonight”, del disco “Disturbing
The Peace” de Alcatrazz, en su
honor y memoria.
Graham Bonnet. James Dean.
La cantidad de anécdotas que sufrió el bueno de Bonnet a este respecto seguro que tiene
algún apartado en su esperada autobiografía. Comenta Blackmore que cuando le ficharon para Rainbow le comentaron que su público esperaba de ellos una imagen
determinada y que el pelo largo era uno de los principales referentes. Parce
ser que Graham rehusó dejarse crecer
el pelo y siempre buscaba cualquier excusa peregrina para acudir al peluquero.
Una vez, según cuenta el propio Ritchie,
su personal intentó que Bonnet no se
cortase el pelo, por lo que no le dejaban nunca solo. Ante esta situación
nuestro querido Graham, en cualquier
hotel en medio de la gira, se metió en un momento dado dentro del baño mientras
sus compañeros le esperaban fuera. Al ver que no salía uno de ellos decidió ir a
buscarle y su sorpresa fue mayúscula cuando comprobó que Bonnet se había escapado por la ventana para ir a cortarse el dichoso
pelo que tanto debía agobiarle. Y lo más cachondo del asunto es que Graham Bonnet llevaba el pelo largo en sus inicios. Qué haríamos sin las estrafalarias historias de
nuestro querido Ritchie Blackmore.
El
anecdotario de Graham Bonnet al
respecto de los grupos y músicos con los que ha compartido escenarios es bastante
amplio. Son muy conocidos los problemas que tuvo en el pasado con el consumo de
alcohol. Durante el primer concierto que hizo con el grupo de Michael Schenker en Sheffield parece
ser que salió a escena en condiciones difíciles. El propio Bonnet recuerda que había estado bebiendo durante todo el día y
tuvo una fuerte disputa con Michael
antes del show. Por otro lado tenía unos apuntes de las letras de los temas en
el escenario y desaparecieron tras la primera canción. Pero no fue ese el peor
problema, en un momento determinado de la actuación se rompió la bragueta de su
pantalón y el bueno de Graham –que comenta
que no suele llevar ropa interior- le enseñó a las sorprendidas primeras filas
del público de Sheffield una parte de su anatomía bastante íntima; difícil
superar esto en tu primer día de trabajo frente a tu jefe. Tras estos incidentes
tuvo otra fuerte discusión al finalizar el concierto con el propio Michael –otro angelito- y fue expulsado del grupo, volviendo
nuevamente a la banda Gary Barden para
el concierto del Festival de Reading
que tenían tan solo un par de días después.
MSG: Chris Glenn. Graham Bonnet, Michael Schenker y Ted McKenna.
Graham Bonnet y Michael Schenker. 2015
Roger Glover solía bromear
con Blackmore comentando que Dios le
había dado un gran don a Graham Bonnet
–refiriéndose a su voz-, pero le había quitado todo lo demás. Muy cachondos
estos Rainbow. El propio Bonnet recuerda que las relaciones
personales dentro de Rainbow estaban
salpicadas de constantes bromas a cuál más pesada. Siempre se llevó
especialmente bien con Cozy Powell,
otro espíritu indómito como el suyo. Recuerda Bonnet que Cozy solía
correr mucho con los coches que conducía –desgraciadamente murió en un
accidente de tráfico al salirse de la mediana por exceso de velocidad en un
fatídico día de lluvia- y siempre que quería llegar pronto a un sitio sabía que
había que montarse en el coche del bueno de Cozy. De hecho uno de los motivos de su marcha de Rainbow fue que se desbandó esa
formación con la que estaba tan cómodo. El propio Ritchie, en uno de sus innumerables gestos angelicales, parece ser
que les fue diciendo a su entorno musical y de la industria discográfica que Graham Bonnet no era más que un
borracho y que no se podía trabajar con él. Imagino que Blackmore no fue capaz de asumir que se acababa de separar de un
cantante irremplazable.
Michael Schenker, Graham Bonnet y Cozy Powell.
Otras
anécdotas de las que ha hablado en estos años le han ocurrido con Yngwie Malmsteen. Recordemos que Malmsteen fue reclutado por Alcatrazz, el nuevo grupo que había
formado Bonnet tras su espantada de Michael Schenker, cuando Yngwie apenas era un tierno adolescente
que se había mudado a América a probar fortuna como guitarrista. Malmsteen duró un año escaso en la
banda, tiempo suficiente para grabar esa joya llamada “No Parole From Rock n Roll” y cimentar el propio legado de Alcatrazz. Lo cierto es que han pasado
un montón de años sin que vuelvan a colaborar juntos, imagino que será
complicado sobre todo por el tema de los egos con Malmsteen. Lo gracioso es que Bonnet
ha comentado en alguna ocasión que Yngwie
tiene el teléfono de Graham y le ha
llamado alguna vez a altas horas de la madrugada para preguntarle qué estaba
haciendo, a lo que nuestro querido Bonnet
le respondió que dormir. Grande Graham
Bonnet. Desde luego que va a resultar una lectura interesante todo lo que
decida contarnos Graham sobre su
dilatada carrera musical.
Alcatrazz: Yngwie Malmsteen, Jan Uvena, Jimmy Waldo, Graham Bonnet y Gary Shea.
El
recorrido musical de Graham Bonnet
ha sido de lo más variopinto durante todos estos largos años. Lo que está claro
es que siempre se ha rodeado de músicos, colaboradores y proyectos que han
asegurado un nivel de calidad muy elevado. Todavía recuerdo cuando se anunció
el super grupo Blackthorne –Bob Kulick, Graham Bonnet, Frankie Banali,
Chuck Wright y Jimmy Waldo- y
salió al mercado ese pedazo de trallazo titulado “Afterlife”, capaz de sacar a un muerto de su tumba. Ese proyecto
siempre me obsesionó: música con una base rítmica brutal, guitarras Hard Rock clásicas y poderosas, caña y
rabia por los cuatro costados mezcladas con acertadísimas melodías… y la voz desgarrada
de Graham Bonnet ofreciendo una
lección tras otra. No entiendo qué demonios pintaba por ahí un teclista –que hasta
salía en la foto promocional del grupo- porque no había ningún teclado en todo
el disco, si me apuras los primeros segundos de la intro y final del tema “Afterlife”, un pedazo de canción que
tiene ese sabor épico a lo “Stargazer” de Rainbow pero lleno de furia. Desgraciadamente
este proyecto duró medio telediario en un ejemplo más de lo injusta que es la
industria musical. El grupo parece ser que ofreció dos o tres conciertos
solamente, aunque en estos días inesperadamente acaba de salir un doble cd que contiene
las demos de lo que podría haber sido el segundo disco del grupo y que acabó en
algunos de los cortes del disco “Murderer’s
Row”, nuevo grupo que formó el incansable Bob Kulick junto con el vocalista David Glen Eisley tras la desbandada de Bonnet. Definitivamente habrá que volver a hablar de la historia de
este grupo en otro momento.
Blackthorne: "Afterlife".
De
cualquier modo siempre me quedaré con la interpretación que hizo del tema “Will you still love me tomorrow”,
aparecido en su primer disco en solitario y en el que demuestra que tiene una
voz única y bendecida por la gracia divina. De hecho a Blackmore le gustaba interpretar este tema en sus conciertos de Rainbow cuando Graham estaba a las voces. Una voz bonita, melódica, elevada, desgarrada
e irrepetible, tocada directamente por el dedo de Dios.
Graham Bonnet: "Will you still love me tomorrow". Atentos al minuto 2,03-2,16