Clube de Adictos a Deep Purple

Clube de Adictos a Deep Purple
Clube de Adictos a Deep Purple

Púrpura Chess

This blog is basically a musical site. Here we talk about the music we like, using different angles. As dear and missed Jon Lord once said: “Music is the highest kind of Art that exists”. I think the same way too.

Púrpura Chess

Púrpura Chess
Mostrando entradas con la etiqueta Luis Calzada. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Luis Calzada. Mostrar todas las entradas

martes, 8 de octubre de 2019

Ñu: “Cuentos De Ayer Y De Hoy” interpretado completo en directo por primera vez. Sala Universo Rock. Pinto. 5.10.19.


El pasado sábado tuvo lugar un acontecimiento excepcional para todos aquellos que amamos el Rock duro español en general y a los Ñu en particular; en la madrileña localidad de Pinto y con motivo de la inauguración de la sala Universo Rock, el grupo de Jose Carlos Molina interpretaba en directo por primera vez en su historia el mítico primer disco de la formación. “Cuentos De Ayer Y De Hoy” se publicó en el lejano 1978 y cuarenta y un años después parece ser que este pasado fin de semana era el momento adecuado para revisarlo en su totalidad sobre un escenario. Como el propio Jose Carlos Molina comentó en cuanto el grupo finalizó las últimas notas del tema “Paraíso de flautas”, parecía que nunca se iba a llevar a cabo, pero al final se hizo. Este primer disco de Ñu representa una de esas joyas de la Música de nuestro país. Puede que no sea el disco más famoso de Ñu, ni el que más copias haya vendido, pero la elaborada propuesta musical que presentaba esta primera obra, más allá de algunas pequeñas limitaciones en cuanto a producción o sonido propias de un presupuesto muy ajustado, supuso una agradable sorpresa dentro de nuestro panorama musical. La versatilidad y variedad estilística de las composiciones, así como la complejidad e inspiración de muchos de sus pasajes han hecho de este disco una referencia imprescindible para muchos de nosotros. Esta obra está escrita en clave de Rock, pero rezuma eclecticismo y escuela musical por sus cuatro costados. En su escucha se pueden apreciar matices y detalles del Progresivo, Blues, Celta o Folk entre otros estilos, pasándolos por el particular tamiz del ingenio de Jose Carlos Molina para ensamblar un álbum original y que para muchos fue precursor del Folk Metal español.


El concierto comenzaba con la actuación del grupo invitado Manhattan Rock Band, un combo de versiones al que tengo muchas ganas de ver y en el que curiosamente toca Cristian Molina, hijo del propio Jose Carlos. El asunto fue que entramos en la sala justo cuando estaba acabando el set de Manhattan Rock Band, por lo que no dispongo de elementos de juicio para comentar su actuación; no obstante debo decir que al entrar creo que estaban acabando de interpretar “Separate ways” de Journey y cualquier grupo de versiones que decida meter en su repertorio algo del grupo de Steve Perry y Neal Schon tiene todos mis respetos. Para la siguiente.
Todo se empezó a ultimar para el inicio de la actuación de Ñu. La sala estaba abarrotada; no es un recinto grande, pero desde luego que tiene su mérito llenarlo de público que paga por asistir a tu concierto. También cuenta con el añadido de que la ubicación no es la mejor, ni mucho menos, si te tienes que desplazar en coche con todo lo que ello conlleva a la hora de decidir si tomarte unas cervezas/copas y tentar a la suerte de los controles de tráfico. De cualquier modo no se me ocurre mejor publicidad que este concierto, por lo que le deseamos a Universo Rock todo lo mejor en su recién iniciada andadura. 

                                           Jose Carlos Molina, Vesko Kountchev y Manolo Arias.

Pasados escasos minutos de las once y media de la noche los músicos que acompañan a Jose Carlos Molina subieron al escenario, se colocaron sus aperos respectivos, unas últimas afinaciones y aquello comenzó. Manolo Arias y Luís Calzada a las guitarras, César Sánchez al bajo, Vesko Kountchev a la viola, Óscar Pérez en la batería y Juan Miguel Rodríguez haciéndose cargo de los teclados. Sonó primero una pequeña intro en plan tenebroso que desembocó en las primeras notas de “Profecía”. El público se volcó desde el primer momento mientras el propio Jose Carlos subía al escenario. Milagrosamente encontramos una ubicación cojonuda que nos permitía observar con total nitidez lo que allí estaba empezando a suceder. Todo el grupo se veía muy entregado al asunto desde el primer momento y, salvo unos primeros acoples con la viola, el sonido acompañó a este inicio tan inquietante a la vez que intenso. Acto seguido comenzó la canción “Preparan”, con el público volcado de pleno ante uno de los temas más significativos del grupo y una de las canciones preferidas de la dicografía de Jose Carlos Molina para este humilde escriba; no bromeo, la gente cantaba literalmente las distintas estrofas de la canción tapando por momentos incluso la voz del líder. Un total subidón que te trasladaba en un instante a aquel mítico inicio del directo “No Hay Ningún Loco”, otro de los discos emblemáticos de nuestra cultura rockera. La canción sonó como un tiro, ganando exponencialmente con la atmósfera que iba recreando el teclista Juan Miguel y sobre todo Vesko con su viola, otorgándole ese aire siniestro y asfixiante que sin duda posee. Cabe comentar que además presenta una de las letras más inspiradas y personales de Molina, una especie de sello para letras posteriores abordando esa temática de los pobres y desheredados que con tanto tino ha sabido presentar durante todos estos años. La parte final de “Preparan” y su jugueteo con guitarra/bajo dio paso  al buen Rock n’ Roll de “Algunos músicos fueron nosotros” junto a su letra no exenta del vacile y el doble sentido del que muchas veces hace gala Jose Carlos Molina. Todo un lujo escuchar este tema en el contexto de este concierto. Cabe reseñar que se reprodujo el disco y sus canciones en orden idéntico al trabajo original, sin apenas comentarios ni parones entre los temas. Esto permitió acentuar la particular atmósfera que se iba creando según el grupo desgranaba las canciones; en definitiva: algo mágico. Los guitarristas Luís Calzada y Manolo Árias se fueron repartiendo las labores rítmicas y solistas durante los distintos temas, aportando su toque personal respectivo, ambos haciendo gala de una fina ejecución en sus partes y con mucho criterio, adornando las canciones y haciendo que sumase enteros el resultado final. El espectáculo continuó con “Cuentos de ayer y de hoy”. El tema título sonó especialmente bien y me llegó de un modo especial. Es una canción que tiene una estructura en la composición repleta de cambios y que nunca había tenido el gusto de escucharla en directo al completo. Esta noche el sonido, que fue impecable durante toda la actuación de Ñu, acompañó y permitió degustar los diferentes matices e instrumentaciones que ofrecen tanto la canción como el resto del disco. El incio sonó poderoso y reivindicativo, mientras que la parte intermedia más suave resultó toda una delicia para los oídos del respetable. Jose Carlos Molina lideró, como durante el resto del concierto, la interpetación. Me gustó mucho a la voz durante toda la actuación, tanto en el delicado lirismo de las partes más lentas como echando el resto en los momentos más altos. Comandaba a la perfección el escenario, se nota que lleva en esto toda la vida y por momentos nos hizo sentir como sus invitados bajo la chimenea de su casa mientras mostraba una total complicidad con el resto del grupo.


Tocaba comenzar la cara b del disco y comenzaron a sonar las primeras notas de “El juglar”. Uno de los dos temas más largos en minutaje del disco y toda una delicatessen que degustar de principio a fin. En la parte final del tema intercalaron unos fragmentos del clásico “House of the rising sun” que no hicieron más que resaltar un tema ya sobresaliente de por sí, se intercambiaban momentos solistas las guitarras, teclados, viola y la flauta de Jose Carlos. Molina se acompañó de un par de flautas para esta primera parte del espectáculo que fue intercambiando según estimaba oportuno en cada canción; la música de Ñu está enraizada en el Rock, pero la flauta juega un papel importante en sus composiciones y eso se notó a lo largo y ancho de la interpretación de este primer disco en estudio del grupo. Esta parte del concierto tocaba a su fin precisamente con el tema “Paraíso de flautas”, que comenzó con una bonita parte solista a cargo del propio Jose Carlos y ese instrumento tan característico en el grupo. Si hasta ahora todo el concierto estaba resultando especial, la interpretación de esta última canción resultó mágica. No sé si alguna vez Ñu ha tocado esta canción en vivo, pero sospecho que esta era una de esas veces casi únicas. El público estaba volcado con Molina y su grupo, disfrutando de la puesta en escena de un tema por momentos sosegado y por momentos furioso. Tras cerca de diez minutos la canción llegó a su final, desapareciendo tan tenuemente como había comenzado. El colofón perfecto a una interpretación me atrevería a decir histórica y que seguro guardaremos en alguna recóndita parte de nuestro ser los afortunados asistentes que allí nos congregamos. Tras finalizar, el propio Jose Carlos nos agradeció a los presentes... por el silencio, silencio ensimismado que le habíamos brindado al grupo para poder interpretar una música, elaborada, compleja y tan llena de matices que en esa necesaria sinergia entre los músicos y el público adquirió sin duda una dimensión superior.

                                   Foto del concierto. Por Juan Amores, del facebook de Universo Rock.

Finalizó la interpretación del primer disco de Ñu y comenzó la segunda parte del concierto. Jose Carlos Molina abandona el escenario durante unos minutos y el grupo se embarca en la interpretación de un instrumental que sirve para enlazar esa segunda parte de la actuación, la de los temas clásicos del grupo. Enlazan con el conocido “No hay ningún loco” y acto seguido suena “La granja del loco”, dos canciones ideales para meterse en el bolsillo a un público que ya llevaba casi una hora en las alforjas de nuestro trovador preferido. Después presentaron “Cruz de hierro” en la que creo que fue una de las mejores versiones que he escuchado de este tema en los últimos años. Debo reconocer que, desde el concierto aniversario del grupo en la conocida Joy Eslava en 2016, he visto unas cuantas veces a Ñu y siempre me han ofrecido algo especial más allá de lo que esperaba –que normalmente suele ser bueno-. Guardo ese aniversario como uno de los mejores conciertos que haya visto nunca de Ñu, esa interpretación de “Hada” con su instrumentación y puesta en escena fue algo sublime. La grabación del último directo también fue algo fuera de lo normal; el directo de las pasadas navidades, con su primera parte acústica y su segunda parte eléctrica, también fue algo a recordar… Pero sigamos, que me pierdo. “Cruz de hierro” pudo ser de lo mejorcito de la segunda parte de la actuación del pasado sábado en Universo Rock, una introducción del tema muy bonita y sugerente, una parte intermedia que me llegó especialmente y un final que sonó con matices distintos a los de otras ocasiones. Bromeó después Molina presentando “Más duro que nunca” como una de esas canciones que tocan muy pocas veces, volvió a escoger esta canción para jugar con el público, haciéndole cantar el estribillo. Siguieron, tras una introducción que recordaba mucho al inicio de “A golpe de látigo”, con “Sé quién” y las guitarras a piñón fijo liderando el tema. Tras esta canción alguien del público pidió que tocasen “Fuego”, con el gesto bromista y cómplice de Molina hacia Manolo Arias. Sonó “Tocaba correr”, tan íntima y entrañable como de costumbre, esta vez con un interesante arreglo que suprimía la flauta solista tras el estribillo. Esa misma flauta comenzó en solitario a simular el sonido de la marcha de un tren y, en efecto, la famosa canción que lleva por título “El tren” fue la siguiente en sonar. Otro tema que retumbó en la sala con una interpretación brillante. Llegaba el concierto a su fin con el clásico “El flautista” y su melodía imbatible, una de las mejores melodías y letra que haya escuchado nunca y que sirvió de cierre perfecto a la actuación. Parecía que aquello ya había acabado, pero no. El grupo volvió a subirse a escena para interpretar dos canciones más. Primero sonó “Manicomio” y acto seguido Jose Carlos Molina dejó el escenario para que tomara las riendas de la actuación un Manolo Arias que parece que se encontró ante la situación de entretener a la gente mientras Molina estaba fuera de escena. No sé si estaba preparado o no, pero Manolo tiene las tablas suficientes para ponerse a tocar aunque no esté en el guion y ofrecer algo de sobrada calidad. Nos sorprendió a los allí presentes recreando un fragmento de “Strange kind of woman” en directo de Deep Purple, precisamente la parte del mítico pique Gillan/Blackmore en la que Arias invitó a cantar al público y que quedó bastante chulo. Enlazaron con un pletórico “Imperio de paletos”, que supuso la finalización del concierto. El fin de una fiesta que duró unos ciento diez minutos, algo menos de dos horas en las que vibramos al son de uno de los genios que ha dado la música Rock en España.