Clube de Adictos a Deep Purple

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Púrpura Chess

This blog is basically a musical site. Here we talk about the music we like, using different angles. As dear and missed Jon Lord once said: “Music is the highest kind of Art that exists”. I think the same way too.

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lunes, 16 de septiembre de 2024

Graham Bonnet: "Bad Days Are Gone"

Hoy nos apetece volver a traer por este rinconcito virtual a Graham Bonnet. El cantante poseedor de un personal, increíble y extraordinario torrente vocal por el que prácticamente todos los músicos suspiran para que le ponga voz a sus canciones, nos acompaña de nuevo con el tema "Bad days are gone". Esta canción pertenece a las sesiones de grabación de ese estupendo pedazo de discazo titulado "Line Up", que vio la luz del sol en el ya lejano año 1981. Otros tiempos, seguro.

"Line Up", que en un principio se iba a titular "Dangerous Line Up", es una obra maestra de esas semi incomprendida para el gran público. Fue el disco en solitario que Graham sacó una vez salió de los Rainbow de Ritchie Blackmore que le dieron a conocer a los ojos del mundo entero.

La idea de este disco salió de la cabeza de David Oddie, mánager de Graham por entonces. Bajo la tutela del productor John Eden, Bonnet se alió con el guitarrista Micky Moody y su querido amigo y trístemente fallecido batería Cozy Powell. No vamos a contar las vicisitudes de la grabación de dicho disco, ya que se merecería una entrada por sí solo; tal vez en otro momento. Solo comentar que para la grabación pasaron un buen número de músicos por los estudios de grabación, muchos de ellos de calidad y pedigrí internacional.

Eden, Bonnet, Moody y Powell contaron para las sesiones de grabación de este tema con la ayuda del bajista Gary Twigg y del también fallecido y añorado teclista Jon Lord. Menudo line up, por Dios. Como curiosidad podemos comentar que estaba previsto que el mítico teclista de Deep Purple participase en la grabación de más canciones, pero al final solo tocó en esta y en otra más aparecida en el disco. Y para más curiosidades, Lord participó en las filmaciones del vídeo clip del primer single, titulado "Night Games", pese a no haber grabado una sola nota de dicho tema.

La canción que nos ocupa no aparece en el disco, lo que nos da una idea del potente ramillete de temas que acabó en el bolsillo de los vaqueros de Bonnet para permitirse el lujo de dejarlo fuera del álbum. Es un corte de esos directos, concretos y poderosos que te atraviesa en cuanto lo escuchas. La línea vocal lleva una melodía que te pone firme de inmediato y la instrumentación ni te cuento. Enseguida te retrotrae a esos añorados primeros ochenta con sus músicas tan rockeras y potentes como elegantes y bonitas.

"Liar/Bad Days Are Gone": Edición estándar.

"Bad days are gone" se pensó como cara b del single "Liar". Segundo single que se publicó antes de que el propio disco estuviese en las tiendas. Comenta el propio Graham que nunca le pareció que "Liar" fuese la elección adecuada para ese segundo adelanto; prefería "S.O.S.", pero no se había acabado de registrar en el estudio. Lo que pasa es que "Night Games" fue todo un pelotazo en las listas de éxitos y la compañía quería otro single rápido para aprovechar el efecto generado en el público. John Eden no tenía nada más terminado y pensaron en "Liar". No es para nada un mal tema, pero qué duda cabe que "S.O.S." tiene otra impronta y un marchamo de single mucho mayor. Cosas que pasan.

"Bad Days Are Gone/Liar": Edición japonesa.

En lo que respecta a "Bad days are gone", es tan buena que incluso en el mercado japonés salió como cara a del single, dejando "Liar" como cara b. De cualquier modo, os dejamos con la canción para que disfrutéis escuchando la salvaje voz de Graham Bonnet. Todo voz natural, nada de falsete. Y si todavía no has reparado en lo que puede hacer este increíble vocalista... no seas incrédulo y cree.




domingo, 25 de septiembre de 2022

Impellitteri - Bonnet: "Stand in line". 1988

Hace ya la friolera de treinta y cuatro años que salió al mercado este disco del guitarrista Chris Impellitteri. Un veintinueve de Abril de mil novecientos ochenta y ocho la compañía Relativity Records ponía en el mercado el que sería el primer larga duración del guitarrista. Impellitteri se llamó el grupo y "Stand In Line" el disco. Un año antes había publicado un Ep titulado "Impellitteri", pero este sería el primer disco completo que grababa este interesante músico.  

Chris Impellitteri consiguió un contrato discográfico que le permitía grabar dicho Lp y decidió buscarse unos colaboradores de lujo para darle forma a este trabajo. llamó a Pat Torpey a la batería, Chuck Wright al bajo, Phil Wolfe en las teclas y para la voz consiguió los servicios de Graham Bonnet; casi . Lo que para Bonnet comenzó siendo un trabajo se sesión casi se convierte en un proyecto permanente. Chris contó con este elenco de músicos para la grabación del disco, pero tanto Wright como Torpey siguieron con otros proyectos. Ante el deseo de estabilizar un grupo de modo permanente se buscaron como sustitutos a Dave Spitz al bajo y Stet Howland tras la batería. Curiosamente esta última formación fue la que rodó el vídeo clip oficial del tema que titula a este artículo y que sirvió como carta de presentación para este buenísimo disco.

Impellitteri: P.Torpey, P.Wolfe, G.Bonnet, C.Wright y C.Impellitteri. Los que grabaron el disco.

Impellitteri: G.Bonnet, S.Howland, C.Impellitteri, P.Wolfe y D.Spitz. Vídeo y gira.

Por lo visto la compañía estaba interesada en montar un tándem Impellitteri/Bonnet, pero finalmente todo quedó en nada. Graham volvió a mudarse a Australia y eso condicionó mucho la colaboración con Impellitteri. Tampoco ayudó mucho el hecho de que el disco no tuviese el éxito comercial que esperaban cuando se publicó. La prensa de la época en parte criticó esta álbum tachando a Impellitteri de impersonator de Ynwgie Malmsteen. Once discos de estudio después el bueno de Chris ha desmontado esta peregrina afirmación y ha ido cerrando las bocas de los que le criticaban a golpe de composiciones, virtuosismo y mucha caña. Como curiosidad podemos decir que Chris fue uno de los posibles sustitutos de Steve Vai cuando este último abandonó Alcatrazz, esencial grupo que montó Graham Bonnet a mediados de los ochenta. La decisión estaba entre Impellitteri y Danny Johnson. Bonnet quería al primero pero, tras cuatro horas de discusión y varias rondas de cervezas, Jimmy Waldo convenció a Graham y Chris Impellitteri se quedó sin el puesto.

El vídeo clip que compartimos a continuación se grabó en Los Ángeles, en unos grandes almacenes de los años treinta abandonados. Pura estética heavy ochentas de esa que mola para una canción que mola todavía más. Un disco a reivindicar, sin duda.

 

 



jueves, 8 de septiembre de 2022

“The temple of the king”. Concierto en Madrid de Alcatrazz con Doogie White a la voz.

Ayer miércoles la capital madrileña recibía al grupo que diese a conocer a Yngwie Malmsteen a nivel mundial. La sala Shoko, ubicada en una de las zonas más céntricas, bonitas y de más fácil acceso de Madrid, era la escogida para el show de la banda. Ante todo debo comentar que las líneas que vienen a continuación no son una crónica de dicha actuación, ni tienen la intención de serlo, ni nada por el estilo; simplemente son una serie de consideraciones y sensaciones que el que esto escribe experimentó durante el show y el considerable cruce de cables que supuso a todos los niveles, para bien y para no tanto.

Conviene que nos pongamos en situación. Alcatrazz es el grupo que montó Graham Bonnet a mediados de los años ochenta tras ser sumarísimamente expulsado del combo de Michael Schenker. Sacó tres discos en esos años que han pasado el test temporal con altísima nota, de hecho los dos primeros son considerados como clásicos para muchos de nosotros. Se separaron al no poder estabilizarse, los miembros salieron tarifando entre ellos y todas esas cosas que le han pasado a infinidad de grupos de música. Tras más de veinte años Bonnet decidió resucitar la mítica banda con otros componentes entre los que se encontraba el magnífico guitarrista Howie Simon para ofrecer algunas actuaciones de directo, por supuesto España no incluída. El grupo entró en una fase Guadiana de aparición/desaparición hasta que el milagro se obró y Graham consiguió encauzar su relacción con los miembros de la formación clásica Jimmy Waldo al teclado y Gary Shea al bajo, realmente con Waldo siguió manteniendo el contacto durante años anteriores llegando a formar parte este último del grupazo Blackthorne que puso en marchar Bob Kulick con el propio Bonnet a las voces.

Alcatrazz 84: G.Shea, J.Waldo, Y.Malmsteen, G.Bonnet y J.Uvena.

Alcatrazz 85: G.Shea, S.Vai, J.Waldo, G.Bonnet y J.Uvena.

Alcatrazz 86: J.Waldo, J.Uvena, G.Bonnet, D,Johnson y G.Shea.

Sacaron un disco de estudio, el interesante “Born Innocent” y el directo “Parole Denied”. Al trío original le acompañaba en esta nueva etapa el batería Mark Benquechea y el guitarra Conrado Pesinato. Éste fue sustituído un par de años después por Joe Stump; elección lógica, ya que Stump es un clon de Malmsteen. Poco duró la paz en el paraíso, ya que poco después tanto Graham por un lado como el resto del grupo por otro sacaban unos tristes y duros comunicados en los que venían a decir que la formación se rompía y que la culpa era del otro bando; lo de siempre. Por mi parte lo tuve claro en su momento y lo sigo teniendo claro a día de hoy: yo soy de Graham Bonnet, el grupo lo montó él y él debería tener la razón y el nombre. Discusión zanjada.

El resultado fue que Graham Bonnet ha seguido con su carrera en solitario y además ha anunciado a Jeff Loomis como guitarrista de lo que parece ser se llamará Graham Bonnet's Alcatrazz. Por su parte los otros Alcatrazz llamaron a Doogie White para el puesto de vocalista. El pasado año publicaron el disco “V”, un álbum muy bueno… pero que no es Alcatrazz. Las personalísimas e imposibles líneas vocales de Graham Bonnet ya no están; normal, nadie más puede cantarlas en su tono original. White y Bonnet son amigos y el bueno de Doogie poco menos que venera a Graham, como lo hace todo aquel que tenga orejas que le funcionen, por lo que no creo que haya habido tensiones entre ellos a la hora de ponerse el anterior al micro del grupo de este último; supongo que hasta Doogie le comentaría a Graham el ofreciemiento cuando lo recibió, de hecho no me extrañaría nada tratándose de un tipo tan íntegro y tan especial como Doogie White. Luego tendremos unas palabras para este cantante de la escuela clásica y con el coco perfectamente amueblado para dedicarse a esto de tocar Hard Rock.

Alcatrazz 07: H.Simon, G.Bonnet, G.Sobel y T.Luce.

Alcatrazz 17: J.Waldo, G.Shea, G.Bonnet, J.Stump y M.Benquechea.

Alcatrazz 22: L.Paterson, J.Stump, D.White. G.Shea y J.Waldo.

Con estas me presenté este pasado míercoles en la sala Shoko, dispuesto a presenciar un buen espectáculo por parte de unos tipos curtidos en mil batallas y que saben a la perfección de lo que va el asunto. Dicho asunto fue un cúmulo de situaciones descorcentantes casi desde el minuto uno. En la propia entrada especificaba claramente los horarios de actuación: Alcatrazz a las 20,00h y Girschool a las 21,30h. Me resultó curioso que en el fondo Alcatrazz fuesen los teloneros de las Girlschool, pero no viene con ellos Graham Bonnet y así está el patio hoy en día. Por mi parte, perfecto. Acaba antes el concierto que me interesa y luego tienes más tiempo para tomarte algo en el post concierto, parte de cualquier show casi tan importante como la actuación en sí misma.

En fin, que situamos nuestras orejas en el interior de la sala a las 19,55h, después del pre concierto en la barra de los bares de los aledaños, y comienza la fiesta. En la sala estábamos apenas una veintena de personas -sí, veintidós, me entretuve en contarlas- y el panorama lo cierto es que era bastante desesperanzador. Extraño retraso de más de diez minutos para una sala que se caracteriza por cumplir los horarios de los conciertos de Rock, para otras cuestiones no lo sé ya que jamás he pisado esta sala para cualquier otra cosa. Incluso Joe Stump se da una vuelta por el foso para que un par de fans, el resto no sé siquiera si le reconoció, se haga unas fotos con él. De pronto se enciende la máquina de humo del escenario y se para la música. Bien, va a comenzar el show. Sin embargo pasan los minutos y no sale nadie a escena, todo esto sin música sonando; raro, raro. Una chica supongo de producción de los grupos se acerca al técnico de sonido y le dice en inglés que salen en diez minutos; lo escuché porque estaba al lado y porque éramos cuatro gatos en esos momentos. Pasados algo más de cinco minutos suena un guitarrazo y sale a escena una de las Girlschool. No me jodas. Tardo poco en comprender que va a haber que esperar algo más para ver a Alcatrazz. Adelanta su actuación el clásico combo de chicas y dejan a más de uno con un palmo de narices, incluído este humilde escriba. No sé qué pasaría en el backstage, pero imagino que alguna tensión habría para que a última hora cambiase el orden de actuación y Alcatrazz cerrase la velada. El interés del que esto escribe por ver a Girlschool es inexistente y, pese a reconocer su impronta y enjundia como banda, no tengo el más mínimo interés en gastar una hora de mi vida en su actuación; para qué vamos a andar con buenismos y estúpidos velos. Lo de tantas veces en nuestro querido y a veces gris submundo musical. La falta de seriedad, incoherencia y hasta la más pura incompetencia campan a sus anchas más de lo deseado si hablamos de Rock duro. Compras una entrada, pagas el dinero que te piden por ella, te organizas para poder cuadrar el evento, llegas al garito de turno y te encuentras una chapuza tras otra.

Por supuesto trasladamos nuestras bocas a la entrada para explicarle a los de la sala el inesperado cambio en los horarios, que no hay intención alguna por nuestra parte de presenciar el show de Girlschool y que nos dejen salir para seguir con el pre concierto en el bar más próximo. Nos comentan amablemente que no se puede, que podemos salir a la zona de fumadores a esperar si queremos. Ya entonces nos vemos en la obligación de recordarles que son ellos los que están incumpliendo el acuerdo implícito que estableces al comprar la entrada, parvulario de Derecho, y es cuando el de seguridad nos dice que podemos salir pero que al volver a entrar le busquemos. Le comento que no se debe preocupar, puesto que poca gente más le va a solicitar lo que pedíamos nosotros. Una hora y un par de copas después volvemos a la entrada de la sala y, efectivamente, nuestro amigable seguridad cumple con su palabra y nos deja pasar por otro lado para que no nos vuelvan a pedir la entrada. Agradecimientos a este tipo tan amable, pero cuestionamiento de que, aunque ellos incumplan la oferta que has decidido comprar y que se especifica de modo claro en la entrada, parece como que te hagan el favor de permitirte salir en lugar de que puedas hacerlo por derecho propio. En fin.

Accedemos de nuevo al interior, pasando entre el personal que se encuentra fumando tras finalizar la actuación de Girlschool, mientras suena la invetable música de fondo para amenizar el lapsus entre los dos conciertos. Nada más ubicarnos, y todavía con la susodicha música de ambiente, irrumpe en escena Doogie White seguido del resto del grupo. Toma el micro central y, pisando el hilo musical y al despistado técnico de sonido de la sala que rápidamente reacciona cortándola de manera súbita, comienza el show de Alcatrazz. Lo primero que hace Doogie, antes de que el grupo haga sonar sus instrumentos, es agradecer nuestra presencia e indicar que se han despachado setenta y nueve entradas para este concierto. Se pregunta en voz alta el bueno de White si solo hay este número de gente en la capital que quiera disfrutar de una noche de Hard Rock en directo. Con todos ustedes el señor Doogie White, directo y frontal, sin contemplaciones ni medias tintas, genio y figura.

Acto seguido los músicos comienzan a sacar música de sus instrumentos. La primera en sonar es “Grace to God”. El sonido no es bueno, bastante saturado e impropio de una sala que tiene buena acústica y en la que hay poquita gente. Será una constante durante toda una actuación que nuestro hombre a los controles no supo arreglar en ningún momento, tampoco parecía que le preocupase mucho realizar su difícil trabajo con la calidad requerida por los músicos. Ya te puede estar saliendo el concierto de tu vida, que si suenas mal el resultado final será pobre y tapará tu interpretación, aunque sea sublime. De hecho el propio Doogie pasó del retorno al quitarse sus auriculares ya en la segunda canción.

                                                   Alcatrazz: "Grace of God". Vídeo oficial.

El repertorio fue otra de las sorpresas que nos tenía preparada la noche. Llevo escuchando los discos de Alcatrazz durante toda mi vida, por lo que estoy familiarizado de sobra con su catálogo. Esta noche, la formación que comandaba Doogie White tocó tan solo ¡tres! temas de la discografía del grupo. Tres. Hay que reconocer que también interpretó otros tres de su último disco. El resto del repertorio se completó con canciones de discos de Michael Schenker y Rainbow en los que participó Doogie. De este modo el set list quedaba con una mitad de temas de Alcatrazz y la otra con versiones de otros grupos. Esto es para cogerlo con alfileres. Si te llamas Alcatrazz lo suyo es que defiendas tu nuevo disco en vivo y completes con el resto de tu catálogo. Tocar solo tres temas de los discos clásicos resulta, como decirlo, de dudosa enjundia. Ahora bien, cantar canciones de Graham Bonnet resulta misión casi imposible para el resto de los mortales; seamos claros: el tono de Bonnet es un regalo divino que posee solo el propio Graham y que resulta imposible para el resto de sus semejantes. Solución: no te llames Alcatrazz. Pero imagino que esto es marginal.

Pese a lo suicida de la empresa, Doogie cantó bastante bien los tres temas de Graham y se lució en la mayoría de los suyos. Ha perdido ese timbre tan característico y especial con el que nos deslumbró hace veintisiete años cuando Ritchie Blackmore le reclutó para el disco de su regreso a Rainbow titulado “Stranger In Us All”, pero sigue teniendo una muy buena voz. Menuda joya de disco con el que Ritchie volvió a demostrar quién era el auténtico Boss y que al que esto suscribe le sigue resultando tan imprescindible, evocador y mágico como el primer día. Por lo tanto, otro cruce de cables más. Vas a ver Alcatrazz y casi no suena música de Alcatrazz… pero te tocan cosas del “Stranger In Us All” interpretadas por su cantante original. Las escogidas fueron “Ariel”, “Too late for tears” y “Wolf to the moon”; con esta última se abría el disco y Ritchie nunca la llegó a tocar en directo completa, siempre la unía antes del “Difficult to cure”, por lo que fue un completo placer escucharla en vivo en su totalidad. Solo se enturbió por el cutre sonido que nuestro entrañable técnico nos estaba regalando a todos los asistentes.

Doogie White no se amilanó ante una sala medio vacía. Se vino arriba y tiró del resto del grupo, volcándose en cada canción y sufriendo para sacar adelante las de Graham Bonnet, pero demostrando que está capacitado para hacerlo con aprobado. Es en estas salas y ante estas circunstancias donde un músico demuestra de qué pasta está hecho y ahí Doogie hizo que nos quitáramos el sombrero. Incluso se permitió el lujo de improvisar junto a un Joe Stump que hizo lo que pudo por acompañarle. Sabemos que tocar bien no es fácil, pero improvisar y que no acabes haciendo el ridículo solo está al alcance de unos pocos escogidos. Seguro que este fue uno de los motivos por los que Blackmore le seleccionó para sus reformados Rainbow allá por el lejano 1995. Recuerdo muy bien el concierto que ofrecieron en el mítico Hammersmith Odeon londinense durante su gira presentación. Era un frío tres de Noviembre del noventa y cinco. Era mi primera vez con Rainbow y era mi primera vez saliendo de España para asistir exclusivamente a un concierto en directo; por supuesto la posibilidad de que Rainbow actuase en España durante esa gira era inexistente. Con todos los miedos lógicos de un chaval que se lanza a esa aventura y con el añorado descerebramiento que uno se gasta cuando es muy joven decidí liarme la manta a la cabeza y meterme en uno de mis odiados aviones. La experiencia no pudo resultar mejor: un concierto de Rainbow que nos voló por completo la cabeza a los que decidimos asistir. Un Ritchie Blackmore y su grupo perfectamente engrasados e inspirados nos desarmaron por completo durante las dos horas y tres cuartos que estuvieron sobre las tablas; sí, eso duró exactamente, lo tengo registrado para el recuerdo. Ritchie y Doogie improvisaron como los ángeles durante temas como “Long live Rock n’ Roll” o “Man on the silver mountain” y por momentos a través de mi erizada piel y en mis humedecidos ojos aparecía la mítica secuencia del binomio Blackmore/Dio haciendo magia en el vídeo del directo de Alemania de la WDF del setenta y siete, pero esto es marginal. Y esta pasada noche de Septiembre 22 un Doogie White que muestra en sus facciones y en sus gestos lo dura que ha debido ser la vida con él en estos años, nos hacía testigos del homenaje que le estaba haciendo a la música que ama y a los tres años que tocó y compuso codo con codo junto al genio de las seis cuerdas que ha iluminado la vida de muchos de nosotros y que responde al nombre de Ritchie Blackmore. Demasiadas sensaciones encontradas para un único concierto.

Ya se acercaba el final de la actuación y para el último tema, allí no hubo bis ni nada que se le pareciese, Doogie dejó a un lado su micro y se puso a cantar a pecho descubierto ante un respetable merecidamente entregado al vocalista. La canción escogida no pudo ser más certera: “The temple of the king”. Sí, lo de antes, tampoco es de Alcatrazz, pero para esos momentos ni falta que hacía que lo fuese. La delicada balada que apareció en el primer disco de Rainbow, sin duda una de sus canciones más emblemáticas, y que nunca había sido interpretada en directo hasta aquella mágica gira del grupo del Arco Iris del noventa y cinco era la escogida para cerrar una noche de sentimientos tan encontrados. Doogie White consiguió sacar nuestras emociones a flor de piel y ni siquiera el dichoso técnico de sonido dedosdepalo pudo joder el momento. El final con un Doogie cantando a pelo y sin micro, demostrando la potencia de su voz y pidiendo a la gente que tararease el estribillo mientras recordaba la figura de Ronnie James Dio a voz en grito, demostraba una vez más que este tipo musicalmente y seguro que en los demás ámbitos de su vida se viste por los pies. Ese delicado final puede que ya me siga acompañando en un rinconcito de mi cabeza durante el resto de mis días.

 


 

 

                                                 Alcatrazz: "God blessed video". Vídeo oficial.
 

 

     Rainbow: "Man on the silver mountain". Hammersmith 3.11.95. Bootleg. Pura magia la improvisación de la parte final.

 

miércoles, 22 de agosto de 2018

Canciones y discos para el verano. Anthem: “Evil touch”. 8


Anthem es una de las mejores y más importantes formaciones de Rock duro que ha salido de Japón. Tal vez no sean tan reconocidos como Loudness, uno de los grupos bandera del país nipón en lo que a Hard Rock se refiere, pero llevan publicando buenos discos desde los años ochenta y todavía continúan de manera activa en la actualidad.


La banda formada por Naoto Shibata al bajo, Takamasa Ohuchi a la batería y Aiko Shimizu a las guitarras han hecho equipo con el vocalista Eizo Sakamoto durante muchos de esos años. Su línea musical nunca tuvo grandes secretos: música bruta, pero de esa que está bien hecha y con criterio. Japón es cuna de grandes instrumentistas que han escuchado mucha música, por lo que el bagaje que llevan a sus espaldas es lo suficientemente enjundioso para que a la hora de acercarse a un instrumento y crear música tengan bastante claro el camino a seguir; vamos, caña de categoría. Absténganse de acercarse a estos territorios todos los pseudoflamenquitos, cantautores, primaverasounders y otras hierbas similares porque no van a entender nada; no íbamos a sacar nada en claro. Imposible razonar contra paredes de petulancia sujetas por dudosísimo talento.


El asunto con Anthem es que su vocalista siempre ha ido de Graham Bonnet –cosa normal por otro lado, para qué tirar por otro lado si puedes seguir la senda de uno de los mejores–, por lo que a finales del anterior milenio le hicieron una oferta al bueno de Graham para que cantase en una especie de álbum formado por nuevas grabaciones de sus propios éxitos. En el año 1999 salió a la luz el imponente “Heavy Metal Anthem”, en el que el propio título ya dejaba claras las intenciones musicales de estos tipos. Comandados por Graham Bonnet a la voz, nuestros queridos japoneses facturaron uno de los mejores discos de Heavy Metal que un servidor haya escuchado en su vida. Grandes canciones, poderosos arreglos, una base rítmica de otro planeta y unas guitarras asesinas, gordas y potentes aunque nada saturadas; todo ello coronado por la increíble voz de Bonnet, dejándose literalmente la piel y la garganta en cada una de las notas.


Hemos escogido “Evil touch”, aunque bien podíamos haber pensado en “Mr genius”, “Hunting time”, “Gypsy ways”, “Hungry soul”, el pedazo de cierre final con “Blinded pain”… cualquier canción del disco puede servir. Cada vez que llega el sofocante calor del estío necesito recuperar durante una tarde esta bestialidad de álbum, ponerlo en el coche durante esas horas de máximo calor tras la comida, acercarme a la gasolinera y parar en el bar de al lado para tomarme un buen orujo de café helado. Qué bella es la vida.









                                                      Anthem: "Blinded pain".




lunes, 18 de diciembre de 2017

Los Discos de Navidad. III.


Llega nuevamente la Navidad y, como cada año, se encienden las luces, se abren las puertas de los centros comerciales día y noche, se llenan todos los sitios de gentes de la más variada enjundia, las bocas de los propósitos más retóricos y la superficialidad más profunda toma el mando; en fin. Sepultado entre esta sarta de estupideces tan proclives cada año volvemos a encontrarnos un bonito y delicado mensaje de Esperanza, cada vez más aplastado por las mil y una capas de nuestra estupidez congénita. Solo hay que escarbar un poquito entre las luces de las calles o las ofertas de los escaparates y querer mirarla.
Acompañando a este momento del año tan especial nos encontramos con una nueva hornada de lanzamientos musicales representativos de estas fechas: los discos de villancicos y temas tradicionales navideños. Cada año un buen puñado de grupos se abandonan a la sugerente idea de publicar su disco navideño. Algunos llevan unos cuantos editados y otros realizan su primera inclusión en estos territorios, unos realmente interiorizan el espíritu navideño, a otros sencillamente les gustan las canciones aunque no comulguen con las cuestiones de fondo y para los demás no se trata más que de una especie de experimento o curiosidad. De cualquier modo, la Música es un ente tan poderoso que trasciende a las débiles inquietudes humanas y por sí sola sigue acompañando a la especie humana en su evolución, intentando hacernos ver lo maravilloso del mundo en el que vivimos y que seguimos estropeando cada día.
Cuestiones metafísicas aparte, nos apetece rescatar de nuevo una serie de discos que respiran ese halo positivo y regenerador que la Música como ente pone a nuestra disposición para convertirnos en una especie mejor. Esta vez nos vamos a detener en aquellos cds que no son específicamente navideños pero contienen entre sus surcos alguna versión, adaptación o composición típica navideña. No son discos de villancicos ni discos que respiran esa temática en su totalidad, sino obras que contienen alguna canción determinada que de manera inmediata te traslada a este especial momento del año.


Leonor Marchesi: “El tamborilero”. Del disco “Encrucijada”. 1992.


Nuestra vocalista preferida se dio a conocer en España a raíz de su participación en el grupo Santa que montó el guitarrista Jero a principios de los ochenta. Una gran banda que no tuvo suerte, se separaron en 1987 tras publicar tres discos de elevada calidad. El siguiente paso musical de Leonor fue la publicación de lo que sería su primer disco en solitario. Grabó en los populares Mediterráneo Estudios de Ibiza el recomendable “Encrucijada”. La versión en cassette de la época contenía un tema extra que no aparecía en la versión vinilo/cd. El tema al que nos referimos no es otro que esta adaptación del popular “Tamborilero”, un clásico navideño al que la vocalista le imprimió su particular carácter. Pese a que “Encrucijada” no es un disco con temas populares de estas fechas, la presencia de esta versión –que parece ser la incluyeron a última hora y un poco como algo experimental– tiñe esta obra con ese aire navideño tan peculiar. Es casi un ritual la escucha de este disco cada mes de Diciembre desde que cayó en mis manos, un domingo por la noche mientras conduces tu coche para entrar en tu ciudad puede ser el momento de escucha idóneo.


Stryper. “Winter wonderland”. Del Disco “7 Weeks: Live In America 2003”. 2003.


Los rockeros cristianos se pasaron los años ochenta hablando de Dios, pero curiosamente nunca incluyeron ninguna canción específicamente religiosa en sus discos clásicos. Hubo que esperar hasta su renacimientos allá por el año 2007 para que nos presentasen un concierto en directo que incluía el clásico villancico “Winter wonderland”. Este disco no es navideño ni lleva esa temática, pasa por ser el primer directo del grupo y presenta sus canciones más conocidas como las interpretaron en vivo durante esa gira de reunión. Sin embargo no puedo evitar rescatarlo cada Diciembre y pegarle una escucha entre adorno y adorno del árbol de la estrella. Pese a su malísima producción –de las peores que me he llevado a los oídos- no deja de ser un placer revisar los éxitos que fueron capaces de componer Michael Sweet y compañía. Y siempre es un placer escuchar la versión que aquí aparece de su conocido “To hell with the devil” con ese grito final estratosférico del señor Sweet. De matrícula. Aquí rescatamos la versión que apareció en el dvd "Live In Puerto Rico" del año 2007.



Blackmore’s Night: “Once in a million years”. Del disco “Beyond The Sunset”. 2004.


El proyecto tan interesante para unos como irritante para otros de nuestro querido/odiado Ritchie Blackmore ya publicó su propio disco de villancicos, incluso lo reseñamos el pasado año en un artículo de este tipo, pero prácticamente la totalidad de su discografía con Blackmore’s Night presenta versiones y adaptaciones de temas clásicos –unas veces reconocidos en los créditos de sus cds y otras no-; recuerdo que un antiguo amigo mío, gran seguidor de Blackmore, me comentaba hace bastantes años que empezó a trabajar en unos grandes almacenes y que se pasaba el día escuchando villancicos por el hilo musical del susodicho centro comercial durante las navidades… y aseguraba que casi todas las canciones de los primeros discos de Blackmore’s Night eran versiones de los villancicos que sonaban, afirmación que comparto; de hecho “Greensleeves” no deja de ser “What child is this”, por citar solo un ejemplo, aunque esto no es solo culpa de Ritchie y conviene reseñar que el primero es el original. Aquí nos vamos a detener en el disco recopilatorio que publicaron bajo el título de “Beyond The Sunset”; bueno, en realidad se titula “Beyond The Sunset: The Romantic Collection”. Un artefacto que, según el propio Blackmore, constituía la banda sonora ideal para una boda… ¿? Imposible seguir los razonamientos de nuestro trovador malhumorado por excelencia. Frivolidades aparte y con la incertidumbre de la validez de un recopilatorio tras solo cuatro cds de estudio publicados, debemos comentar que el disco se abre con la pequeña joya que encabeza este texto. “Once in a million years” es delicada y tierna, pero sin caer en la ñoñez, una canción que inmediatamente te arropa en su manto invernal y te protege del frío de Diciembre. El disco se completaba con un maxi de regalo de edición limitada bajo el título de "Christmas Songs" en el que aparecían tres adaptaciones de villancicos navideños y que me parece que ya no está disponible, aunque esto lo dejaremos para las próximas navidades.




Jethro Tull: “Ring out solstice bells”. Del disco “Songs From The Wood”. 1977.


Aquí entramos en palabras mayores. Ian Anderson es otro de esos escasos creadores que podemos catalogar como genio; uno de entre un millón. Su música es personal y perfeccionista hasta el extremo. Admirado por todos, copiado por muchos e influencia de varias generaciones de artistas de todos los rincones del mundo. El conocido flautista, que además toca la guitarra, teclado, bajo, saxo y casi cualquier cosa que se ponga en su camino y que pueda producir música, decidió un buen día formar un grupo musical hace ahora unos cincuenta años y ahí sigue, haciéndonos felices a muchos de nosotros.
La canción que nos ocupa no es más que otra de las maravillas que nos ha ofrecido a lo largo de estos años. Apareció en el imprescindible disco “Songs From The Wood” y, como bien indica el título de la canción que nos ocupa, trata sobre el solsticio de invierno. En apenas tres minutos y medio Anderson consigue evocarnos  la magia de estas fechas del año con todos los matices y connotaciones que el maestro sabe dibujar cuando empuña su paleta y trabaja sus gamas de colores. 


Ni que decir tiene que hasta el mismísimo Rirchie Blackmore es otro aprendiz más de Anderson. A cualquiera que se fije unos segundos no se le puede escapar que todo el entramado del proyecto Blackmore’s Night no deja de ser un intento de emular este universo tan especial de nuestro adorable flautista, con desiguales resultados, desde luego. Incluso uno de los discos e nuestro dúo renacentista preferido se parece sospechosamente al concepto de este disco de los Jethro Tull. Blackmore’s Night publicó en el año 2001 el cd “Fires At Midnight” y curiosamente el último tema del “Songs From The Wood” de los Tull se titula también “Fire at midnight”; pero es que las coincidencias no terminan ahí, la contraportada de Blackmore’s Night también presenta lo que sería una hoguera en el bosque al igual que la imagen que presenta el disco de Jethro con un Anderson al calor de una hoguera en pleno bosque.




Jeff Beck: “Corpus Christi carol”. Del disco “Emotion And Commotion”. 2010.


Seguimos con las palabras mayores. Otro de esos músicos con un toque tan personal como especial, en cuanto lo escuchas puedes reconocerlo por su toque, su sonido y su calidad compositiva. La mayoría de guitarristas importantes, incluidos sus propios coetáneos, se quitan el sombrero ante él y lo reconocen como una de sus influencias; volviendo a Blackmore, comentaba hace años que las notas que tocaba Jeff Beck no era capaz de encontrarla en su guitarra y eso viniendo de alguien como The Man In Black es todo un cumplido.
Beck no tiene ningún disco específico de villancicos, pero cualquiera de sus composiciones tiene ese toque místico que resulta cercano al espíritu del que hablamos en este artículo. Colaboró hace unos años en el estupendo disco dirigido por Steve Vai y titulado “Merry Axemas” aportando una revisión de “Amazing Grace”. De este proyecto hablamos las pasadas navidades, Vai reunió a un elenco de guitarristas y cada uno realizó una versión de algún clásico navideño. Ni que decir tiene que en cuanto empezaron los primeros acordes del tema de Jeff Beck aquello tomó un rumbo mágico. Hace poco sacó un disco con temas clásicos de distinta naturaleza entre los que se incluía este “Corpus Christi carol”, toda una delicia para unos oídos nuestros castigados con tanta mediocridad reinante.



Brian May & Kerry Ellis: “Amazing grace”. Del disco “Golden Days”. 2017.


Recientemente el bueno de Brian nos sorprendió a todos con un nuevo disco compuesto por versiones de clásicos y algunas nuevas canciones propias. Este disco del que ya hablamos hace tiempo en estas páginas nos presenta una sugerente revisión del clásico “Amazing grace” con la agraciada voz de Kerry Ellis, descubrimiento de Brian para los mil y un musicales y proyecto de dudosa enjundia que se han venido inventando durante todos estos años para intentar revivir el éxito de Queen. Otro disco que, sin ser navideño, resulta ideal para esta fechas.



Alcatrazz: “Suffer me”. Del Disco “No Parole From Rock n Roll”. 1983.


El siempre inquieto Graham nos ha venido regalando uno tras otro discos de calidad superior, bien bajo sus propios grupos o colaborando con artistas de renombre. Es un hecho que tiene una voz, un tono y una potencia únicos, por lo que prácticamente todos los grandes músicos le han buscado para que cantase sus canciones. Cierto es que debe ser un tipo bastante peculiar a muchos niveles, pero ¿qué artista no lo es? Ahora nos vamos a referir al primer disco de Alcatrazz, una joya que se encuentra en la mayoría de las estanterías de cualquier seguidor del Hard Rock en un lugar preferente; la trilogía de discos formada por “Down To earth” de Rainbow, “Assault Attack” de Michael Schenker Group y este “No Parole From Rock And Roll” de Alcatrazz no está al alcance de muchos; pues bien, estos discos tienen en común que todos están cantados por el amigo Graham y su torrente de voz.
El tema que nos ocupa no habla de Navidades, ni fiestas ni nada por el estilo y el disco no tiene ninguna relación con la Navidad en sí. Lo que ocurre es que la temática de la canción te sitúa en pleno invierno y la tristeza que desprende hace que inmediatamente me traslade a esta fecha del año tan especial. Un tema triste, especialmente indicado para todos aquellos que dudan de la capacidad compositiva de Bonnet.



Graham Bonnet: “Winter days”. Del disco “Underground”. 1997.


Más Graham Bonnet. Ahora toca su discografía en solitario. El disco “Underground” supuso su vuelta a los ruedos tras la pobre repercusión que tristemente obtuvo con el extraordinario proyecto de Blackthorne. En este disco solista recuperó a Danny Jonhson a la guitarra, de los últimos días de Alcatrazz, y se sacó de la manga un disco de alto octanaje musical. Desde luego que no es disco de Navidades ni nada por el estilo. Sin embargo, el tema que nos ocupa recrea sensaciones de estas fechas y amplía la gama de colores que presenta un cd que, siempre en clave del Rock, rezuma eclecticismo por todos sus poros.



Geoff Downes: “Ave Maria”. Del disco “Vox humana”. 1992.


El intrépido teclista de Asia y de Yes, curtido en mil y una batallas musicales, publicó su primer disco en solitario a mediados de los noventa. Jamás pensé que iba a presentar una obra tan completa e inspirada. Pese a no ser un disco de temas navideños consigue que el oyente respire ese aura en cuanto empieza a sonar. Contiene una espléndida revisión del clásico “Ave María”, aunque cualquiera de sus cortes merece atención. Increíble el tema “Moon under the water”, una de las canciones más emotivas que haya escuchado en mi vida y con una parte final de órdago; la sutileza de la sencillez.


Tarja: “Ave Maria”. Del disco “In Concert. Live At Sibelius Hall”. 2011.


La cantante escandinava tiene en su haber dos discos de temática navideña, de hecho el segundo de ellos lo ha publicado hace unas semanas. Ambos suenan francamente bien y demuestran que hubo vida después de Nightwish desde el minuto uno, incluso lo primero que publicó en solitario tras abandonar la nave del teclista Tuomas Holopainen fue su primer disco navideño titulado “Henkays Ikuisuudesta” e interpretado en finlandés casi en su totalidad. Sin embargo esta vez nos vamos a detener en el disco en directo “In Concert” que se publicó a finales del 2011 y que supuso el primer concierto en vivo que publicó nuestra intrépida vocalista. Este directo se grabó con arreglos clásicos y, aunque no es un disco de villancicos como tal, contiene algunas canciones de temática navideña. Además del pequeño y delicado “Ave Maria” aparecen otras piezas como “Varpunen joulaamuna”, “En etsi Valtaa loistoa” o “Jouluyo, juhlayo”, que no es otra cosa que “Silent night”. Junto a los dos cds citados anteriormente conforman la perfecta trilogía para acompañar las tardes noches navideñas, acompañados de una vela y una copa de buen vino.




Neal Schon: “Ave Maria”. Del Ep “Ave Maria”. 2017.


Una de las mejores noticias de este mes de Diciembre. El emblemático guitarrista de Journey ha decidido sumarse a la comunidad de artistas que han publicado algún trabajo musical de temática navideña. La obra que nos presenta es un Ep de cuatro canciones a cuál más interesante. Pese a aparecer en estas fechas no es exactamente un disco de canciones tradicionales de Navidad. Exceptuando “Ave Maria”, las otras tres canciones son versiones de temas clásicos aunque no villancicos. No pasa nada, el bueno de Neal ha escogido tres canciones que no desentonan en absoluto con el espíritu navideño. Dos de las versiones son temas de los propios Journey, hablamos de “Open arms” y “Fairhfully”, que llevan una temática paralela a estos menesteres. La cuarta versión es una clásico del inmortal “Can’t help falling in love”, del Rey. Con este póquer de ases un músico del calibre de Schon tiene la partida ganada. Claro.


The Brian Setzer Orquestra: “Stray Cat strut/You’re a mean one, Mr. Grinch”. Del disco “Christmas Comes Alive”. 2010.


Y para finalizar no se me ocurre mejor remate que esta canción aparecida en el disco en directo navideño que publicó Brian Setzer hace unos años. El disco en sí es de esta temática, por lo que el lector podría pensar que se escapa del hilo conductor de este artículo. Es cierto, no es un disco al uso con una canción o dos navideñas. Hemos escogido esta pieza precisamente por todo lo contrario: porque es una mezcla de un tema evidentemente navideño con un clásico de Stray Cats que no tiene nada que ver con estas fechas… ¿o sí? Juzguen y disfruten de un tipo que derrocha clase y estilo cada vez que crea música o se sube a un escenario. Feliz Navidad.

                                                  En directo. Gibson Amphitheater. 17.12.11.