Clube de Adictos a Deep Purple

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Púrpura Chess

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sábado, 11 de julio de 2020

Lacrimosa: “Dich zu töten fiel mir schwer”.


Resulta curioso acordarse de Lacrimosa durante los rigurosos calores del tórrido mes de Julio, pero ¿qué podemos decir al respecto?; así está el asunto. Por increíble que parezca uno de los grupos más oscuros, tenebrosos, deprimentes –sin acepción peyorativa– y tristes del mundo resulta que encaja a la perfección en esta época del año para algunos de nosotros. La formación capitaneada por el alemán Tilo Wolff y la sutil vocalista finlandesa Anne Nurmi lleva ya unos cuantos años, concretamente desde 1990, presentando su peculiar propuesta sónica y ganando cada vez más adeptos a lo largo y ancho de este mundo loco. Bien merecido se lo tienen.


Les han catalogado como Metal Gótico, aunque cualquiera que haya saboreado alguno de sus discos sabe de sobra que dicha etiqueta se le queda corta, muy corta. Un tipo tan peculiar como Tilo Wolff ha demostrado a lo largo de todo este tiempo una especial capacidad para crear una música tan compleja como personal. Tilo atesora el talento necesario para combinar elementos básicos de Heavy y Metal Extremo, toques gótico/sinfónicos y estructuras tanto operísticas como de Música Clásica en intrincadas estructuras interpretadas con una amplia gama instrumental y de voces. Todo con un elegante halo romántico y triste. Nuestro pequeño genio consigue un resultado que, además de ser brillante, suena personal y con estilo claro y definido; eso que casi todos los grupos buscan y que tan solo consiguen unos pocos elegidos: que en cuanto los escuches puedas reconocerlos.
La canción que hemos escogido como protagonista de esta sucesión de letras tiene por título “Dich zu töten fiel mir schwer” y, aunque para nuestro querido idioma de Cervantes suene a raro rarísimo, en el fondo aborda una controvertida temática sobre el dolor y el amor salpicada de oscuras connotaciones. La canción representa a la perfección esa amalgama estructural de la música de Lacrimosa. Comienzo pesado pero a medio tiempo, siniestro y susurrante. Melodías preciosistas... cantadas en alemán; sí, el grupo de Tilo Wolff ni siquiera hace esa concesión a la comercialidad –bueno, en cada disco llevan un tema en inglés, pero para todo lo demás siempre usan el idioma de Beethoven-. Desarrollos instrumentales de enjundia jugando con diferentes tempos que conducen hasta el final apoteósico con guitarras furibundas y voz desgarrada en plan Heavy épico y salvaje. Calma, tempestad y de nuevo calma una vez todo ha pasado.


Pertenece al disco “Elodia”, uno de sus más reconocidos. Todavía recuerdo la primera vez que lo escuché hace ya un montón de años. No conocía en absoluto al grupo y decidí escucharlo... porque me llamó la atención la portada. Esas bonitas cosas del siglo pasado que hacían del hecho de ir comprar un disco a tu tienda de música un auténtico y deseado ritual. Supongo que a las nuevas generaciones estos argumentos les sonarán a marciano por completo, en el caso de que tengan la paciencia suficiente para leer más de cuarenta caracteres seguidos. Pero sigamos. El caso es que estaba en Sun Records un soleado día de Mayo con ganas de gastar la pasta que llevaba en mis bolsillos y, mientras rebuscaba en las novedades, me topé con ese pedazo de portada pintada a lápiz. Pasión, miedo, dulzura, suspense, dolor, majestuosidad... todo se resumía en el siniestro artwork del disco y te atravesaba los ojos en cuanto le echabas un vistazo. Le pedí al dueño que me pusiera algo y en cuanto empezó a sonar el inicio de “Am ende der stille” decidí que ese cd debía ser mío. Y así hasta hoy. Imposible entender un verano sin conducir durante alguna calurosa y oscura de sus noches por cualquier carretera comarcal perdida del mundo mientras suena este “Elodia” de manera íntegra.