Clube de Adictos a Deep Purple

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Púrpura Chess

This blog is basically a musical site. Here we talk about the music we like, using different angles. As dear and missed Jon Lord once said: “Music is the highest kind of Art that exists”. I think the same way too.

Púrpura Chess

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viernes, 25 de junio de 2021

Para qué escribe la gente sobre música. VIII.


En estos tiempos tan inciertos y convulsos a todos los niveles que nos está tocando vivir, nos acercamos inexorablemente a un nuevo verano. Bajo el incómodo paraguas de esta asquerosa pandemia que arrasa con la vida, la salud, la estructura social, los recursos, la concordia o la política mientras saca a relucir el abundante abanico de nuestras miserias humanas, nos volvemos a topar casi sin quererlo con la amada/odiada época estival. De nuevo volveremos a escuchar las mismas proclamas de siempre y seguro volveremos a cometer los mismos errores que de costumbre. Poco o nada nuevo bajo el sol.

Y nosotros volvemos también como cada verano abordando un nuevo tema de debate sobre nuestro adorado universo musical, tan innecesario como esencial, tomándonoslo con toda la seriedad, ironía e irreverencia que cada uno estime oportuno…siempre que se tenga la paciencia y/o curiosidad suficiente como para seguir leyendo esta suerte de letras encadenadas con mayor o menor tino.

La música es un idioma tan especial que permite acercarnos a sus dominios de multitud de maneras y, usando esa transversalidad que queremos pensar que nos caracteriza, proponemos un tema que nos toca muy de cerca a todos los que disfrutamos de este arte de los sonidos tanto como de un papel en blanco y una pluma. Esta vez el protagonista no es tanto el sonido como la sucesión de letras que este provoca; desde las afamadas publicaciones musicales, que casi parecen tan importante o más que los propios músicos, hasta el chaval que desde el cobijo de su habitación y con la música de su grupo preferido de fondo se decide a escribir sobre las emociones que dicha música le produce.

Una vez más se trata de una clasificación tan subjetiva como imperfecta, que no busca más que desde un pequeño entretenimiento hasta tal vez alguna que otra pequeña reivindicación. Según el crisol del que lo lea, por supuesto. Supongo que cada vez que uno se pone delante de un texto, igual que frente a un disco, no puede sustraerse a los posibles perfiles que hay detrás de cada pluma. Desde aquí se proponen algunos, seguro que cada uno de nosotros señalaríamos otros distintos, con toda la irreverencia e ironía de la que se puede hacer gala aunque siempre intentando honrar a la realidad.


 

 -. Para informar.

Tal vez el sentido más obvio o en el que primero podemos pensar cuando nos plantean esta cuestión. Cierto es que el arte de la literatura tiene infinidad de motivaciones y es uno de los más transversales que existen, pero una de las justificaciones más recurrentes para su uso es la de contar o explicar a tus semejantes sobre lo que acontece a cualquier tema en cuestión. La información es algo básico para el ser humano y esto es una afirmación que no ofrece la menor discusión. Desde que el hombre es hombre esto ha sido así, pero es que en los últimos tiempos que nos está tocando vivir esto es un hecho irrefutable. El poder que atesora conocer los datos y entresijos de determinados asuntos te permite tener el control, sin duda; otra cosa es el uso que se hace de ese conocimiento, aquí seguro que nos podríamos enfrascar en un apasionante debate.

Dentro del entramado musical no es tan importante como la música en sí misma, por supuesto, pero poco le falta. Ya puedes haber compuesto y grabado la mejor canción que haya ideado el talento humano jamás y haberla grabado con una calidad extraterrestre, que si nadie se lo dice al resto de la humanidad tu obra va a quedar para ser degustada por tus familiares y amigos. Ese es el sentido y el poder de la información: que hace llegar algo a todo el mundo. Otra cosa será la calidad del informante, del medio y su imparcialidad o ausencia de la misma; pero eso seguro que lo abordamos más adelante en alguno de los ítems de esta clasificación imposible.

 

-. Para trabajar.

Oficio noble donde los haya. Te puedes ganar la vida de muchas cosas, desde oficios imprescindibles hasta deleznables, pero desde luego que el que tiene la suerte de desarrollar su actividad productiva y remunerada escribiendo sobre los distintos grupos musicales que pueblan nuestro planeta y sus respectivas músicas debe de sentirse afortunado. Eso de trabajar es algo que, te guste o no, tienes que hacerlo durante la mayor parte de tu vida, por lo que mucho mejor que la actividad laboral consista en algo que te guste o que, al menos, no te provoque dolores de cabeza y arcadas. Para cualquiera que le guste el oficio de juntar letras con un mínimo sentido y gracia, el hecho de poder dedicarse profesionalmente a esto debe de ser como una bendición.

También conviene tener en cuenta otras consideraciones como el matiz de obligatoriedad que aparece cuando tienes que desempeñar una labor bajo condiciones por contrato. Puede ser que un día te sientas flex y seas capaz de desenvolver todo el volumen de trabajo sin pestañear en un santiamén, incluso adelantes parte de lo que tengas que realizar para otro momento. Otra cosa es cuando uno se encuentra en la situación contraria: no sale nada con lo que llenar la hoja en blanco y lo que se te ocurre es una mierda. Sin problemas, en ese caso es cuando uno debe de pensar en el trabajo que le resulte más desagradable –empleado de banca, por citar un triste ejemplo– y dar gracias de poder dedicarse a esto.

Otra consideración sin duda a tener en cuenta es que te guste o no la música sobre la que tienes que hablar. Si es el estilo que disfrutas en tu tiempo libre aquello será perfecto y si no te interesa, pero al menos la soportas, será llevadero. El problema vendrá si los artistas y la música cuyas informaciones tienes que cubrir no te gustan o directamente detestas, ahí el asunto se torna peliagudo. No quiero ni pensar lo que debe de ser seguir las evoluciones artísticas y el día a día de cualquier cantautor y su insufrible perolata que estás obligado a escuchar/sufrir sin remisión, o al nuevo rapero de moda de turno, sus estúpidas poses y su discurso más propio de un niño de cinco años que de un adulto formado; entonces incluso uno casi empieza a ver la chaqueta, camisa recién planchada, corbata y el nauseabundo rollo trepa del típico banquero de otro modo.

 

 

 -. Por obligación.

Mira que poder ganarte la vida -o al menos intentarlo- escribiendo es algo que está solo al alcance de una selecta minoría; pues tranquilo, que seguro que siempre habrá alguien por estos mundos nuestros de Dios que esté en esa posición de privilegio y no sienta el más mínimo apego o placer por ella. Esto del arte de escribir es casi tan insondable como el arte de componer y ejecutar música, por lo que es posible encontrar un abultado abanico de situaciones, desde las habituales hasta las más surrealistas que tengan cabida dentro de la realidad humana. Vaya por delante que en este apartado solo incluimos a todas aquellas personas poseedoras del don de poder escribir, no nos vamos a ocupar aquí de todos aquellos que en cuanto juntan un puñado de letras lo único que demuestran es que no tienen ni puta idea del asunto.

Resulta curioso que alguien con este talento a la pluma frente al folio en blanco acabe ganándose la vida dedicándose a esto sin desearlo de veras. Aunque de todo hay en la Viña del Señor, esta desavenencia no suele venir por el hecho de tener que escribir sin querer hacerlo aunque seas capaz de ello...que a veces, de manera incomprensible, también. Normalmente esta situación se suele producir por el hecho de tener que escribir sobre una determinada temática que no te interesa en absoluto o que directamente desprecias, entonces ni las más lúcidas plumas consiguen esconder del todo su absoluto desinterés o desmotivación hacia los motivos de sus textos. Pero hay que ganarse la vida. Volvamos a recordar el último ejemplo del apartado anterior con el caso del cantautor petulante y plasta sobre el que tienes que hablar. Pero hay que ganarse la vida y (casi) todo oficio es digno.

 

 -. Por pasión.

Aquí nos encontramos a gente de todo tipo de pelaje, procedencia y condición, unidos todos por un bien común: el amor hacia la Música. Imposible sustraerse a la tentación de dedicar desde unas líneas hasta sesudos estudios al hecho musical que tanto nos llena y tantas sensaciones placenteras nos provoca. El escriba en cuestión se siente en la inmediata necesidad de compartir con el resto de mortales sus vivencias, deseos y emociones -o, al menos, con todos los interesados en leerle-, generando de este modo una comunicación que trasciende lo terreno para elevarse a otros estamentos de la psique humana. Todo por amor a la música y a lo que nos provoca al escucharla.

Dentro de este apartado podemos leer los escritos de personas que se dedican profesionalmente al arte de las letras, que recurren a ellas ocasionalmente o que lo hacen sencillamente como pasatiempo o distracción. Desde luego que si consigues dar con un periodista musical que trabaje de ello y que sienta esta pasión sobre la que aquí escribimos, no lo dejes escapar; este tipo te hará disfrutar y extender todo lo bueno que te produce la música de tus artistas preferidos gracias a sus reflexiones impresas. Aunque también nos podemos topar con muchísima gente que, sin tener estudios o demasiados conocimientos sobre el noble arte de escribir, te puede llegar a emocionar con lo que comparta desinteresadamente con el resto de todos nosotros; es lo que tiene escribir algo desde el corazón y de manera sincera: que nada de lo que salga de ahí será malo. Esto es algo que en estos últimos años se ha potenciado gracias a las redes sociales de nuestro amado/odiado nuevo mundo virtual; no todo esto del internet iba a ser malo, ¿verdad?


 

 -. Por encargo.

Esto no es bueno ni malo. Las personas de este apartado bien podrían etiquetarse de manera transversal dentro de algunos de los apartados mencionados anteriormente en este texto, pero lo que les caracteriza no es el deseo de escribir sobre algo en sí mismo, por cuestiones laborales o por obtener cualquier tipo de contrapartida al hacerlo. No, el protagonista de nuestro ítem realiza su actividad al teclado por haber recibido el encargo de hacerlo. Por norma general la motivación es noble y nuestro escriba particular suele escribir algo sobre alguien con el que tiene algún tipo de conexión a nivel humano; normal, por eso es solicitado para hacerlo. Muchas veces el escritor no se dedica a escribir, sino que sus servicios son solicitados para llevar a cabo alguna reseña o comentario por parte del propio artista y eso es algo muy bonito. Distinguimos esto de la gente cuyo oficio o dedicación es la de escribir, en ese matiz reside la diferencia de este apartado. Pienso ahora mismo en la gente que escribe en el prefacio de cualquier libro de cualquier músico -seguimos hablando sobre música, que no se nos olvide- o redacta cualquier comentario sobre un disco, grabación, actuación o experiencia de distinta índole relacionada con el artista que le pide el favor de hacerlo. Hoy en día, con toda la explosión y sobre exposición de redes sociales, el mundo visual y escrito está muy solicitado. En este contexto resulta normal buscar a personas que te ayuden a pintar de letras e imágenes los numerosos lienzos en blanco que te ofrecen estas redes sociales. No debe ser sencillo para un músico estar de actualidad continua en este nuevo mundo de consumo ultra rápido cual gigantesca hamburguesa-basura que deglute sin pestañear de manera continua cualquier tipo de información por estúpida que sea. Y puestos a tener que compartir contenidos con el resto del planeta, si se puede publicar algo con un mínimo de enjundia y hecho desde el cariño, aunque sea por favor y encargo, mejor que mejor.

 

 -. Por interés.

Buscando dinero, prestigio o posición. Una de las mejores maneras de manchar el noble arte de escribir, sin duda. Uno de los principales exponentes del asqueroso universo trepa que hemos comentado con anterioridad y al que tristemente nos volvemos a referir. Pululan por ahí un elevado número de individuos mediocres dispuestos a todo tipo de argucias a cuál más rastrera para subir su posición laboral, social o de cualquier otro tipo de escala que se os ocurra. Esta gente cambiará sin rubor de ropa interior -Barón Rojo dixit- para escalar un peldaño más en su particular escalera de ponzoña y putridez, sin importarle demasiado a quién haya que pisar, engañar o vender en el proceso. En fin. Los distinguirás enseguida, sin necesitar siquiera de leerlos en profundidad. En cuanto ojees un poco todo lo que hay detrás de lo que escribe; esto es, sobre quién escribe, para quién escribe, desde qué plataformas lo hace o en qué términos se refiere al artista de turno.

En lo que respecta a la prensa musical en particular -y a todas en general- no hay que ser muy sagaz para darse cuenta de que no se escribe sobre los mejores artistas, discos o canciones, sino sobre los que más pasta dejan, directa o indirectamente, a las publicaciones que hablan sobre ellos. Esto es un hecho tan real como constatado por todas las partes, lo cual no deja de ser triste. Poderoso caballero es don Dinero. Lo que disgusta es el hecho de que hasta el propio músico se ve obligado a jugar el juego, buscando la necesaria publicidad -y si es buena mejor- que le puedan otorgar los medios de comunicación. Qué coño, incluso hay algunos que se preocupan más de la  promoción y la pose que del talento. No es lo que seas, sino cómo te vendas, dicho tan asqueroso y repugnante como real. Supongo que aquí se pone de manifiesto una vez más lo asqueroso y limitado de nuestra condición humana. Gracias a Dios no todo el mundo opera de este modo, siguen quedando ejemplos vivos de personas con principios y con la cabeza exquisitamente amueblada que nos dan lecciones al resto de los mortales desde que se levantan hasta que se acuestan... aunque esto les haya costado no alcanzar el reconocimiento que sin duda merecen; alzo mi copa por ellos.

No quiero finalizar este apartado sin referirme a dos ejemplos prácticos de todo esto que aquí se comenta, dos prácticas que me irritan especialmente y que por desgracia aparecen con más frecuencia de la que uno quisiera: me refiero a las críticas de discos y a las crónicas de conciertos en directo. En lo que respecta a los comentarios sobre discos tenemos desde medios que solo hablan de las obras cuyos artistas no solo les regalan como promoción, sino por las que además pagan para que los medios en cuestión las comenten; resultando esos comentarios más positivos cuanto mayor sea la cantidad de pasta que les ofrezcas. Todo muy profesional. Y en cuanto a las crónicas de los conciertos en directo ya he hablado por aquí de esto otras veces y de cómo hay sanguijuelas con lápiz que van por la vida pidiendo setlist previamente, pasándose los concierto en la barra engullendo todo el líquido y sustancias que les pongan por delante, llegando solo al final de la actuación para que al menos le vean por ahí o directamente sin asistir e inventándose la crónica de turno. Por desgracia tengo varios ejemplos documentados y guardaditos  en uno de mis cajones para cuando alguien me cuestiona o me ladra al respecto. También hay que decir que estas prácticas se detectaban más en el pasado. Ahora, con tanta información pululando a cada segundo por todos los rincones del mundo y con el acceso general que ha dado internet, nos podemos beneficiar de verdaderos fans que asisten a actuaciones o nuevos discos por los que llevan meses esperando, que disfrutan y a los que prestan la atención que se merecen. Por lo que si alguna de estas personas se lanza a escribir y compartir con los demás sus opiniones y vivencias, consigue informarnos desde el rigor y la pasión del que siente algo especial por lo que escribe. Y eso, poco a poco, ha ido poniendo a cada uno en su sitio.


 

 -. Para trabajar/hobby.

Un debate amateur/profesional que siempre está de moda; va y viene según los momentos y circunstancias, pero ahí resiste de manera recurrente cada cierto tiempo. Por norma general son algunos de los plumas de algunos de los medios profesionales los que suelen poner en cuestión la labor, calidad o enjundia de esos otros escritores que operan fuera del establishment. Cuando esto ocurre suelen atribuirse la práctica totalidad del espacio legitimado para informar/escribir, argumentando que ellos son los que de modo profesional y con todo lo que ello conlleva se ocupan de seleccionar, interpretar y hacer llegar la información relevante al público general. Incluso no pocas veces se erigen como adalides cuasi inexpugnables de la buena praxis periodístico informativa, relegando el posible papel de otras voces como meras anécdotas que no atesoran la calidad o seriedad necesarias para llevar a cabo lo que consideran como “su” labor.

La verdad es que no acabo de entender estos posicionamientos ante lo que debería ser un campo madre en el que todo el mundo debería poder construir sin pisarse ni limitar supuestos espacios. Todo el mundo se debería poder lanzar al noble y apasionante de escribir -y si es sobre música, mejor, jeje-. Nadie debería preocuparse por la calidad del escrito demasiado, ya que si eres un inútil no creo que mucha gente te lea. Otra cosa es el rigor de lo que se escribe, aunque en el fondo aquí viene a pasar lo mismo: se coge antes a un mentiroso que a un cojo y el que falte a la verdad acabará quedando en evidencia… y con la actual locura de las redes sociales en las que al segundo se destapa cualquier fake -Dios, cómo detesto esta palabra-, todavía más. En fin, que para todo aquel que no soporte la sana competencia, aunque no venga de un lugar reglado como tal, sigo guardando los recortes de prensa musical especializada de los que hablé en el apartado anterior.

 

 -. Para vacilar.

No podía faltar, por supuesto, todo un clásico dentro de nuestra idiosincrasia patria. El extendido deporte de aparentar es algo que convive dentro de nuestro ser. Está en estrecha conexión con el también recurrente arte de exagerar, ambos se retroalimentan casi sin ruborizarse y campan a sus anchas entre nuestros diversos canales de comunicación. Incluso los dichos populares tienen presente esta realidad tan extendida entre nuestra especie. Es de sobra sabido por todos que para cavar una zanja hacen falta trece personas: una que la hace y doce que, aunque están mirando, aseguran saber hacerla mejor. En el terreno musical esto es aplicable a los solos de guitarra: el músico que lo ejecuta y otros tantos que lo harían mejor. Como curiosidad podemos añadir que muchas veces los que realmente están a un nivel superior no se preocupan de estas minucias y se centran en lo suyo propio.

De todos modos, seguro que todos tenemos a ese amigo/conocido que, aunque no le preguntes, te agobia a la menor oportunidad con su variada creación artística -y en el terreno de las letras esto no iba a ser diferente-. Como con todo en la vida, hay distintas maneras de afrontar estas delicadas situaciones. Curiosamente estos sujetos suelen llevar consigo sus diversas creaciones, siempre atentos a cualquier inesperado momento en el que te las puedan calzar; ahora todo esto se ha facilitado mucho con la aparición de los teléfonos móviles, pequeños micro ordenadores en los que caben toda suerte de escritos, grabaciones, vídeos, fotos y demás artilugios de tortura dispuestos a arruinar la vida de cualquier inocente que se cruce en su camino. Imagínate que te montas en un autocar para ir a la antigua Yugoslavia y te toca de compañero al azar un tipo de estos, o te haces el dormido durante todas las horas de trayecto o no quedará más remedio que intercambiar algunas palabras de cortesía con nuestro sujeto favorito...la ocasión perfecta que éste aguarda para compartir contigo todo su arsenal. También puedes fingir que no hablas su idioma...aunque, bien pensado, una minucia como esa no creo que parase el plan de nuestro encantador partenaire de exponerte su libro, porque no te quepa duda de que llevará una copia encima aunque vaya al mismísimo infierno.

 

 -. Para escribir biografías de músicos.

Dios los bendiga. Esta gente pertenece sin duda a una especie de categoría superior que nos entretiene y hace felices al resto de nosotros, pobres mortales. La de diversión, placer y entretenimiento que me han dado a lo largo de todos estos años con sus libros sobre los avatares, vida y milagros de mis artistas favoritos...y los que me quedan por leer. Lo normal es que de estos menesteres no se encargue el propio artista -aunque hay excepcionales excepciones en las que el músico además sabe escribir y lo hace con inspiración- y que se lo encargue a alguien con talento, de su círculo cercano o ambas cosas a la vez.

No es cuestión baladí esto de escribir una biografía, aunque a priori pueda parecer que no deja de ser otro tipo de libro más. En un principio el motivo y trama argumental del mismo ya está decidido desde antes de comenzar a escribirlo, por lo que uno podría estar tentado de pensar que el trabajo ya está casi hecho. Craso error. Hace falta talento para contar la vida de cualquiera; no para enumerar sus vivencias cronológicamente, sino para ser capaz de narrar sus peripecias y enganchar al lector desde el principio hasta el final del libro. Lo difícil no es recopilar la información y darle cuerpo al global del texto, que también, lo chungo es lograr que el lector no pierda el interés mientras lo esté leyendo. Contar de manera entretenida cómo se llevaba el protagonista con su prima cuando tenía doce años o qué pasó cuando un día corría por el bosque y se cayó dentro de un hoyo sin que resulte un coñazo no es sencillo. Mantener la tensión argumental mientras cuentas los años previos a dedicarse a la música -que suelen interesar sobre todo solo a los muy fans o a los psicólogos frustrados- es todo un arte y no está al alcance de cualquier escriba. Puede que haya gente que si empieza a leer este artículo y llega hasta aquí piense que estoy exagerando al darle esta importancia a los biógrafos de artistas; pero, qué coño, si has llegado hasta este punto de la lectura puede que esta surrealista clasificación no te desagrade del todo...además, siempre puedes dejar de leer y confeccionar tu propia clasificación...en cuyo caso te pido que compartas con todos nosotros.


 

 -. Porque no les gusta hacerlo.

Por increíble que parezca también encontramos sujetos que, debido a un elevado número de variopintas circunstancias, resulta que se encuentran escribiendo sobre música sin que realmente quieran hacerlo. Algunos de estos casos pueden incluirse sin problemas en algún apartado anterior -como algunos de los que lo hacen por obligación/trabajo-, pero el espectro es más variado. Aquí nos podemos encontrar con los propios músicos o sus gentes más cercanas, sobre todo en los casos en los que el artista de turno no sea reconocido o famoso, que en un momento dado de la actual realidad paralela virtual en la que vivimos se vean obligados sin remisión a publicitar sus obras o a ellos mismos; de este modo nuestros queridos músicos se ven abocados a interactuar en el fangoso mundo de la red global, a ver si se dan a conocer un poquito más. Puede ocurrir que el artista disfrute con todo el rollo de las redes sociales y lo de mandar mensajitos/fotitos y demás chorradas virtuales, en ese caso seguro que no habrá problema alguno, pero como no te guste todo este asunto lo tienes realmente chungo. Conviene recordar la fobia comunicativa de músicos consagrados como el propio Ritchie Blackmore. Nuestro encantador Man in Black, referencia obligada en esto de Rock y que ha influenciado a millones de músicos, tiene como una de sus fobias más conocidas...hablar por teléfono; no estamos hablando de poner guasaps y cacharrear todo el puto día con el dichoso celular. No, nuestro entrañable Blackers directamente no gusta ni de descolgar el auricular del teléfono. Mítica fue su aparición en el vídeo clip del tema “Call of the wild" aparecido en el disco de Deep Purple titulado “The House Of Blue Light” y publicado en 1987. En un puntazo pleno de genialidad nuestro hombre interactúa mínimamente en el vídeo -de hecho por aquel entonces tampoco le gustaba rodar vídeos de promoción para sus canciones- y lo hace en una única escena en la que aparece haciendo ejercicios de calentamiento con la guitarra, cómodamente sentado en un sofá. Entonces suena un teléfono que de manera pertinente aparece en la habitación del músico, su secretaria lo descuelga y le pasa la información a un Ritchie que ni se inmuta ni se molesta en contestar. Tan solo mira para otro lado mientras sigue tranquilamente tocando su guitarra. Una genialidad.


 

 -. Para dar una lección magistral.

Fenómenos de la pluma, no podemos catalogarlos de otro modo. Se sientan frente al papel/pantalla, agarran la pluma o las teclas, meten la mano en su chistera mágica y construyen fantasía de categoría especial con la que llegan hasta a conseguir un mundo mejor. Son capaces de lograr con sus textos que te guste el disco o el grupo sobre el que versen sus opiniones sin ni siquiera haberlo escuchado con anterioridad. Especie poco común dentro del universo de ejemplares que pueblan nuestro bendito mundo. En esta rara avis confluyen a la fuerza una serie de factores. Desde luego que debe saber escribir, eso es lo primero, conoce la gramática, semántica, recursos y secretos de nuestro querido lenguaje; es poseedor de un talento para escribir que en la mayoría de las ocasiones es innato y, por último aunque no menos importante, siente pasión por lo que escribe. Como ya nos referimos en otro apartado anterior, una condición importante para escribir algo potable y conmovedor sobre cualquier tema es sentirse muy atraído por el mismo. Si eres bueno escribiendo te saldrán cosas buenas, pero si además sientes pasión por lo que escribes se producirá ese salto cualitativo que le de a tus textos una categoría superior. Por supuesto, si consigues dar con alguien de este reducido grupo de escritores, no te separes de él durante el resto de tu vida.

 

 -. También son músicos.

Por supuesto no podían faltar en nuestra delirante clasificación, nuestros adorados creadores/intérpretes de esa pequeña y loca cosa llamada música también tenían que aparecer por aquí de manera protagonista. Muchos de los portadores del lenguaje musical que tanto admiramos también gustan de juntar letras sobre fondo blanco como otro modo más de transmitir sensaciones e inquietudes. Nos encontramos en este apartado con dos subtipos que circulan de manera bidireccional. Tenemos a los que escriben de manera independiente o paralela a su actividad musical y a los que escriben como complemento a su propia creación sonora. Y a su vez también nos encontramos con otros dos subtipos generales -en el fondo igual que en el resto de apartados de este artículo-: los que escriben bien y los que no tienen ni idea. Hay músicos tocados con un don artístico especial que son capaces de componer e interpretar música como los ángeles y que, si les pones un papel delante, te deleitan con textos de otra galaxia; esto es así, el que es brillante lo es y no hay más remedio. Coges a gente como Ian Anderson, Uli Jon Roth o Steve Vai, por citar unos ejemplos rápidos, y alucinas con cualquiera de las distintas facetas de su capacidad artística, componen canciones que te cagas, elaboran letras que te cagas, escriben textos y reflexiones que te cagas... estoy seguro de que se ponen a aprender punto de cruz y les sale un jersey cojonudo. En lo que respecta a su faceta escritora tanto estos músicos como otros tantos tienen en su haber diversos textos de variada enjundia que ya quisieran firmar escritores consagrados y reconocidos en todo el mundo, pero esto es marginal. Mi admiración eterna hacia ellos.

Y luego tenemos a los del palo contrario, esos músicos que pueden ser desde brillantes hasta limitados con sus instrumentos, algunos de ellos auténticos genios en lo suyo, pero que en cuanto se han puesto al negocio de juntar letras la cosa no ha acabado de salir. Algunos de ellos se han lanzado al noble arte de escribir las letras de sus canciones y, qué queréis que os diga, aquello no hay por dónde cogerlo; tenemos desde artistas que se nota que no brillan en este campo hasta gente que escribe cosas de ínfima calidad, abordando temáticas que circulan entre lo irritante y lo estúpido, o directamente demostrando que no tiene ni puta idea de las nociones básicas de la lengua escrita, esas que hace años tan bien se enseñaban en las escuelas -hoy no tanto- y cuyas clases se debían de fumar, porque no tiene otra explicación. Y todavía no nos hemos metido en el fango de las redes sociales -que lo haremos-, donde directamente parece que vetan a la gente que domina las cuestiones básicas de la gramática y solo dejan escribir a cenutrios que redefinen el concepto de garrulo cada vez que aporrean los teclados desde sus oscuras habitaciones.

Luego están los que saben escribir, tienen algunas letras que son absoluta poesía, pero de pronto se descuelgan con algunas cosas que seguro que si las escuchasen con tranquilidad no sabrían dónde meterse; porque digo yo que no todo vale con tal de encontrar una rima adecuada que calce bien en el fraseo de la melodía. Todos estamos pensando ahora mismo en alguno de los ejemplos que seguro conocemos. Aquí es cuando uno valora mucho más si cabe a ese reducido grupo de músicos que con cada disco que publica, con cada canción que escribe y con cada melodía a la que viste de poesía con una letra nos asombra, desborda y desarma.


 

 -. Para liberar sus frustraciones.

Aunque es de ley reconocer que ninguno de nosotros podemos escapar del espinoso asunto de las frustraciones, en este apartado nos vamos a detener con los que podríamos catalogar como músicos frustrados. Sí, todos aquellos que en algún momento de su vida -por norma general durante su adolescencia, aunque no solo- decidieron comprarse un instrumento para intentar tocarlo. Es cierto que cualquier instrumento puede ser susceptible de ser objeto de aprendizaje, pero cualquiera que lea esto seguro que apostaría por el caballo ganador que aquí nos ocupa: la guitarra. La de millones de jóvenes adolescentes que, a la vez que contemplaban con resignación cómo sus caras se llenaban de granos, habrán intentado tocar una guitarra. No nos cabe duda de que esta afirmación es tan subjetiva como deliciosamente gratuita y que seguro que habrá por el mundo enamorados empedernidos del sonido y la idiosincrasia de instrumentos como el corno inglés, eso seguro, pero del mismo modo estoy seguro de que si existiera la posibilidad de realizar un recuento del número de jovenzuelos que han intentado aprender a tocar los distintos instrumentos que el hombre ha sido capaz de inventar, apuesto mi alma a que la guitarra gana por goleada. Como bien describió para la posteridad el gran Armando de Castro a este instrumento: Tormenta de trueno sin luz, eres símbolo de libertad, yo nunca podría vivir, sin tus cuerdas de acero tocar. El que quiera entender que entienda.

Muchas de estas personas, que en su momento intentaron sin éxito domar al animal de seis cuerdas, acabaron redimiéndose frente a un papel en blanco. No os creáis la falacia esa de que se metieron a bajistas; si te parece que tocar bien el bajo es asunto sencillo, no tienes más que ponerte un disco de Billy Sheehan... y luego nos cuentas. Cada uno en la vida tiene sus talentos, los hay capacitados para tocar como los ángeles un instrumento musical, otros lo consiguen de manera digna con mucho esfuerzo y callos en las manos y algunos no lo lograrán jamás. Por otro lado hay gente que, aunque no consiga tocar la guitarra, puede transmitir pasión cuando escribe; de este modo quizá el mundo pierda al nuevo Eddie Van Halen, pero igual gana a un escriba brillante. También los hay mediocres en ambos campos, no nos vamos a llamar a engaño, por lo que tendrán que seguir buscando sus talentos llamando a otras puertas; que no se desanimen, los tienen seguro. Finalmente están esos envidiados individuos que son capaces de destacar casi en cualquier ámbito que se propongan. No abundan, pero seguro que todos conocemos a alguno.


-. Para rebatirlo todo.

Pues claro que sí, no podía faltar. Esto es España y, por supuesto, nunca faltará el entrañable sujeto que jamás esté de acuerdo con todo/algo/nada de lo que determine cualquier semejante suyo. Reconozcámoslo, está en nuestro ADN patrio. Nuestra particular idiosincrasia está repleta de personajes que, entre sus rasgos principales, se caracterizan por encontrarse en continua disputa contra el mundo. No importa lo duro o difícil de la situación de turno, el grado de disponibilidad de los distintos canales de comunicación o el número de opiniones discordantes, nuestro encantador elemento nunca dejará pasar una buena discusión si ésta se cruza en su camino.

Como no podía ser de otro modo, las redes sociales facilitan estas disputas. Antes, uno tenía que encontrarse cara a cara para poder generar un diálogo que acabase en acalorada discusión. Esto siempre tenía su lado positivo y, admitámoslo, su cierta gracia; resultaba del todo curioso presenciar una discusión entre varios semejantes y el argumentario que ambos bandos esgrimían en el fragor de la batalla. Las mejores siempre fueron las que se gestaban en los bares… ¡ah!, benditas barras que ejercían como maestras de ceremonias cual arenas romanas en las que se batían el cobre y los argumentos los distintos luchadores para deleite y gusto del respetable que se convertía en improvisado público de estas luchas verbales. Lo mejor de todo era cuando la lid acababa en tablas y todos tan amigos. Luego, claro, vino internet y el puto Google a joderlo todo. Nuestro encantador cerebrín virtual vino a cargarse esas entrañables disputas de tugurios, con sus irritantes capturas y definiciones muchas veces sesgadas o incompletas, haciéndonos a todos sus usuarios de paso un poquito más analfabetos analógicos, dependientes y necios.


 

-. Para poner a parir a todo lo que se mueve.

Pues claro que sí, no podía faltar. Esto es España… de nuevo y, por supuesto, nunca faltará el entrañable sujeto al que no le llene el asunto de discutir por sí mismo. Lo que de verdad le pone a nuestro encantador amigo es denostar, descalificar e invalidar cualquier cosa que fluya a su alrededor y que no encaje en el particular universo que se encuadra dentro de su cabecita.

Y, una vez más, nuestro querido internet ha ayudado a esta especie a reproducirse. El triste anonimato de las redes proporciona a estos tristes sujetos el triste caldo de cultivo para generar sus tristes insultos y demás sarta de estupideces. En fin. Lo más cachondo es que esto de las redes sociales son como una gran declaración jurada escrita global. De este modo desde el mismo momento en el que escribes tu lúcido descalificativo, este queda grabado para la posteridad virtual. Y si en un inesperado arrebato de razón lo vuelves a leer, caes en la cuenta de la estupidez que has escrito y sientes que necesitas volver a restaurar tu paz interior borrándolo, no te preocupes: seguro que algún otro de similar condición a la tuya lo habrá grabado desde el mismo instante en el que decidiste publicarlo y lo volverá a cargar en la red buscando tu escarnio… y tu descalificación, claro.

 

 -. Para divertirse.

Claro que sí, no todo van a ser sesudas consideraciones y disertaciones enciclopédicas; aunque, bueno, también es verdad que éstas se pueden realizar por diversión. En este apartado incluimos a todo aquel para el que el hecho de escribir resulta entretenido y no alberga más pretensiones que las de pasar un rato agradable sin complicarse demasiado. No contamos aquí con nadie cuyos escritos revistan el más mínimo indicio de obligatoriedad o segundas intenciones. Aquí nos quedamos solo con aquellas personas que se sientan frente a una hoja/pantalla en blanco con la saludable y única intención de divertirse un rato llenándola de letras. Esto no está reñido con la calidad del texto resultante. Tu puedes ser un hábil e inspirado redactor o alguien que no fue bendecido con el talento de escribir, pero que simplemente escribes porque te apetece, sin ningún objetivo más allá del propio hecho de escribir. Si traspasamos esta idea a la música, aquí tendrían entrada artistas y grupos como Poison, Warrant o Vince Neil. Seguro que la motivación del bueno de Vince cada vez que se pone frente a un micro no es la de crear la obra maestra definitiva que remueva conciencias y muestre el camino a seguir; no. Más bien lo único que pueda que busque nuestro romántico vocalista sea pasar un buen rato sin más pretensiones en el más simple y amplio sentido de la palabra… y ya está...y, qué coño, ¿por qué no va a estar bien?

                                          Vince Neil preocupándose del sentido último de la vida.
 

 -. Para compartir inquietudes.

Gente positiva donde las haya, hablamos aquí de todas esas personas que cuando experimentan algo que les gusta se sienten en la necesidad de comunicárselo al resto de sus semejantes y, para compartirlo, usan el lenguaje escrito como uno de los múltiples canales de comunicación posibles. Si bien es cierto que se pueden incluir de manera transversal en otros apartados, quiero poner el énfasis en su deseo expreso de compartir con los demás sus descubrimientos musicales. Imagino que este sería el sentido último y principal de las redes sociales: compartir información e inquietudes. ¿Se usan para eso principalmente las redes sociales hoy en día? Me temo que no, pero de esto nos ocuparemos en el próximo apartado.

 

 -. No saben escribir.

Parece de Perogrullo, pero por algún extraño motivo nos encontramos a personas que no tienen reparo alguno en compartir con el resto de la humanidad sus carencias más básicas a la hora de escribir. Este es un boom que ha propiciado el acceso al mundo virtual y que se manifiesta fundamentalmente en las redes sociales y en los peculiares usos que se dan a las mismas. Ya ves, las distintas civilizaciones se han pasado siglos de investigaciones, estudios y esfuerzos para intentar perfeccionar un código oral y escrito de comunicación entre semejantes, han escrito libros, creado escuelas, didácticas y un sinfín de ocurrencias y en cuestión de segundos -hablando en perspectiva histórica- han llegado los putos teléfonos móviles y los irritantes mensajitos para tirar por tierra todos estos esfuerzos. Parece que estas nuevas ¿tecnologías? no han hecho más que empoderar a todos aquellos que no son capaces de hacer una letra “o” con un jodido canuto, nunca mejor dicho. Hasta tal punto llega este dislate que incluso los que pasan a ser considerados como raritos son los poquísimos que deciden seguir escribiendo los dichosos mensajitos respetando las reglas básicas de nuestro lenguaje escrito, en claro peligro ante el asalto del ejército de los dispositivos móviles prestos a facilitar que siga avanzando la deshumanización e idiotización  del género humano.

 

-. Para las redes sociales.

Consecuencia directa del apartado anterior. Con el auge de las comunicaciones, la telefonía movil y los dichosos mensajitos -a veces resulta tan agobiante que parece que uno ya no pueda comunicarse con sus semejantes de otro modo- se ha dado rienda suelta a una suerte de "todo vale" a la hora de plasmar por escrito los diferentes mensajes que cada cual tiene a bien enviar en cada momento. Y, como en cualquier otro ámbito en el que se generaliza el uso de algo, se acaba deteriorando. Se escriben las cosas de cualquier manera, se abrevian palabras, se sustituyen o mezclan con números y demás simbolitos a cuál más ridículo y, en definitiva, se desvirtúa del todo esto del escribir bien, que para algunos de nosotros es un delicado arte en sí mismo. Y así nos luce el pelo. No voy a perder el tiempo en mostrar ningún ejemplo. Todos sabemos que por desgracia no hay más que abrir cualquier página de red social y enseguida te vas a topar con cualquier entrañable garrulo que no tiene ni puta idea de escribir y que además lo luce orgulloso; imagino que se sentirá cool o especial por juntar varias veces los signos de las comas, exclamaciones o interrogaciones, escribir todo con mayúsculas o por juntar una perolata de palabras que pueden medio entenderse en un contexto de lenguaje oral, pero que al escribirse no alcanza más sentido que el del desconcierto absoluto. A este paso esto va a acabar de tal modo que cuando bajes a comprar el pan igual para comunicarte con el panadero tengas que escribir una ridícula sucesión de símbolos, letras mezcladas con números u otra ristra de chorradas a cuál más irritante y estúpida, todo esto para comprar un par de barras de pan. Llamadme romántico trasnochado, pero ¿dónde queda el placer de leer algo bonito, bien puntuado, con sentido en sí mismo y tan inspirado que te transporte de inmediato a otro lugar mejor?, ¿es este el futuro?

 

 -. Porque no lo pueden remediar.

A todos aquellos que son capaces de experimentar una emoción cuando escuchan determinadas canciones y/o a sus intérpretes sacándolas de la nada etérea para transformarlas en comunicación musical, en un lenguaje tan especial que no hace más que añadir nuevos significados y sensaciones al hecho artístico. Algunas personas se sienten tan interpeladas y removidas cuando escuchan según qué músicas que se ven abocadas inexorablemente a llevar al terreno de las letras ese insondable universo de sensaciones plasmando sin remedio todo lo que estos sonidos les evocan de manera sincera en un papel en blanco. Y todo lo que es sincero es bonito. Porque para algunos de nosotros sigue siendo todo un placer leer algo bonito, bien puntuado, con sentido en sí mismo y tan inspirado que te transporte de inmediato a otro lugar mejor.

 



martes, 22 de junio de 2021

Presentación del manifiesto: "Rock Contra el Fascismo". La gente del Rock unida para frenar al fascismo.

Ayer lunes se presentó en el madrileño auditorio Marcelino Camacho este necesario manifiesto que tiene como objetivo concienciar y frenar lo que para muchos de nosotros está suponiendo un peligroso avance de esta ideología, que se ha ido colando sibilinamente en nuestros hogares abonada por una continuada situación de crisis y desigualdad social que busca culpabilizar y estigmatizar a los colectivos más vulnerables. Por desgracia algo nada nuevo y bastante recurrente dentro de la Historia de nuestra sociedad humana. 

Deliberadamente intentamos que este blog no entre en el fangoso terreno de la política. Por supuesto que tanto nuestros estimados colaboradores como el que esto suscribe tenemos nuestras ideas políticas bien cimentadas y nos batimos el cobre por ellas a diario. Deseo pensar que como el resto del personal, aunque cada vez tenga más claro que no logramos formar a la gente joven en un espíritu crítico y de análisis de la realidad; pero eso es otro tema.

                                  Presentación del Manifiesto. Foto extraída del periódico El Diario.es.

Este movimiento nació a raiz de un tuit de Pablo Iglesias en el que recordó la canción de Reincidentes titulada "Nazis nunca más" como respuesta a unas declaraciones de Vox. Óscar Sancho, vocalista de Lujuria, contactó con el periodista Mariano Muniesa para urgirle en la necesidad de moverse y escribir este manifiesto que se materializó ayer mismo en el citado auditorio de la capital madrileña. Reproducimos a continuación las palabras de presentación de dicho manifiesto por parte del propio Muniesa en sus redes sociales:

El Rock, que en el estado español siempre estuvo en la vanguardia de la defensa de la libertad, del cambio, de la cultura, de los valores de democracia y rebeldía más esenciales, no puede callar ante esta situación. El Rock, como decimos en este manifiesto, tiene que reivindicar su naturaleza inconformista, crítica, rebelde y transgresora como movimiento social y cultural o, lo que es lo mismo, tiene que declarar abiertamente su ANTIFASCISMO.

El Rock surgió como una música antirracista, que reivindicó y puso en valor la expresión musical de la población negra más oprimida, que defendió la libertad sexual, que se opuso a las guerras imperialistas como la de Vietman y que en España formó parte de la banda sonora del cambio por la democracia, de la lucha contra la violencia y la guerra sucia en el estado español y de la lucha por todas las causas de la libertad y el progreso.

Por tanto, el Rock no puede callar ni mirar hacia otro lado cuando se niega la violencia de género, se blanquea un régimen terrorista como el franquismo, se propaga el racismo y se pretende retroceder a épocas del pasado. El Rock tiene que ser, y es, un arma de combate contra el fascismo en todas sus manifestaciones.

Este manifiesto está firmado por más de mil trescientos músicos, grupos, productores y salas o bares de Rock. Además de los citados en el cartel de presentación, artistas como Hamlet, Miguel Ríos, Rozalén o La Polla Records son algunos de sus firmantes. 



viernes, 18 de junio de 2021

CHASCARRILLOS.

 Una sección de “Cortadillo, el encargado de la Renol”.

Chascarrillos sobre los tiempos que corren a pie de obra… en la cadena de montaje… en los pensamientos de una vaca, que al no saber qué hacer… con el rabo mata moscas.

Esta sección de collages responde a visiones, percepciones y miradas muy personales acerca de lo que la vida expone a través de sus diferentes canales de expresión.

Sin pretensiones… desde la humildad de quien no sabe y desde la grandeza de lo que la vida nos ofrece… cada collage representa un golpe de inspiración de quien se considera tan ciego en estas cosas del arte.

No hay títulos… no hay descripciones ni explicaciones por ese respeto que siento por la libertad de expresión y por la mirada libre… sin colorantes ni aditivos… de quienes su curiosidad les ha traído hasta estas imágenes.

 

miércoles, 16 de junio de 2021

BBM: "Where in the world".

Aquí seguimos, con BBM. Lo que dijimos en la anterior entrada nos lo creemos a pie juntillas: puedes coger cualquier canción de su disco "Around The Next Dream" porque son todas unas maravillas. No vamos a redundar más sobre las consideraciones de estos músicos, este grupo y este disco, puesto que ya nos descubrimos en el post anterior. Solo vamos a dejar que la música vuelva a expresarse una vez más. En esta canción comparten las tareas vocales Gary Moore y Jack Bruce. El momento en el que entra a cantar Bruce es mágico y demuestra en escasos segundos la belleza, la clase y el talento que atesoraba este hombre. Ya no solo es la increíble melodía que nuestro querido bajista se saca de la manga, sino la voz en sí, su tono y fraseo. Eso no lo enseñan en ninguna escuela, con ese don se nace.

 


 

 


 

 

viernes, 11 de junio de 2021

ROCK’ N’ ROLL FICTION.


Una sección de nuestro colaborador Paul Martín Simón. 

BABY FACE

Blackmore, Lynott & Paice.

 

La siempre tensa relación del MARK II de Deep Purple parecía ya ser insoportable en 1972 tras la gira de Japón. Ritchie Blackmore buscó formar una nueva banda con su admirado vocalista Paul Rodgers, de Free. Incluyeron a Ian Paice en la batería y a un joven irlandés llamado Phil Lynott, bajista y voz de Thin Lizzy; esta banda tenía editados tres Lps en formato trío, pero sin mucho éxito comercial

Rodgers no mostró interés en la invitación, centrado en Bad Company. Blackmore, Paice y Lynott ensayan bajo el nombre provisional de Baby Face. Blackmore está entusiasmado con el estilo y la imagen “a lo Hendrix” de Lynott, que curiosamente participó en un extraño proyecto llamado “Funky Junction. Plays A Tribute To Deep Purple”. En este disco tocaban sin acreditar los primeros Lizzy junto al vocalista Benny White y al teclista Dave Lennox.

Finalmente Blackmore y Paice retornaron a Purple con nueva formación, así como Lynott reformó Thin Lizzy con dos nuevos guitarristas alcanzando el merecido éxito.

De Baby Face solo quedó un día de ensayo y uno o dos temas grabados todavía inéditos. Estamos seguros de la energía que debieron crear estos tres monstruos.

 

Paul Martín Simón.

 



lunes, 7 de junio de 2021

BBM. "Glory days".

En 1994 los tristemente desaparecidos Jack Bruce y Ginger Baker pusieron en marcha este grupo junto al también tristemente malogrado guitarrista Gary Moore. Dios, qué duro resulta que los tres nos hayan dejado ya. BBM no era otra cosa que las iniciales de los apellidos de estos tres ilustres músicos. La primavera de ese año vio la luz del sol esa pequeña y delicada maravilla que lleva por título "Around The Next Dream". Un disco de esos que en cuanto los escuchas no puedes evitar etiquetarlos dentro de tu cabeza como obra maestra. En este texto nos significamos con el tema "Glory days", pero podríamos haber escogido cualquiera del disco, ya que todos son una delicia. Todo el rollo del buen Blues Rock a formato trío que abanderaron a finales de los sesenta los Cream de un Eric Clapton que todavía sentía algo cuando sonaba una guitarra eléctrica con distorsión mezclado con el guante rockero, electrizante y melódico de Gary Moore. Si a esto le sumas la particular voz y talento a las melodías de Jack Bruce el resultado solo puede ser brillante. Los ramalazos Blues de Gary están presentes por todo el disco, como no podía ser de otro modo. No obstante, aunque este es uno de los temas que comanda a la voz el propio Moore, aquí nos presentan una inspiradísima canción de esas que van subiendo en intensidad hasta que explotan en el estribillo. Pura poesía mezclada con el dinamismo que imprime en todo momento el tempo del tema. Es una de esas composiciones que destila positividad y buen rollo por todos sus poros, no tienen más que sonar sus primeros compases y ya te arreglan cualquier día torcido. Ni recuerdo la de veces que la he escuchado y todavía consigue hacer que se erice el vello de mi piel, es lo que tienen las buenas canciones.

Las carreras de Jack Bruce y Ginger Baker quedaron marcadas por el éxito de Cream, como no podía ser de otro modo. El trío que redefinió el concepto de Rock en su concepción primaria guitarra/bajo/batería ha dejado escrito su nombre en letras doradas para la posteridad por derecho propio. Aunque Clapton ha logrado un éxito todavía mayor con su carrera posterior -que no superar la calidad del famoso trío en opinión de este humilde escriba, aunque eso sea otro tema-, tanto Bruce como Baker han permanecido siempre a la sombra de esta gran banda. Jack Bruce se ha pasado prácticamente el resto de su carrera musical buscando rememorar esa mítica formación, buscando guitarristas que se calzasen las botas de Eric Clapton. El propio Uli Jon Roth nos desveló en exclusiva que le ofrecieron el puesto a mediados/finales de los ochenta en un proyecto que Bruce puso en marcha con el también malogrado Cozy Powell a las baquetas. Circulan por ahí unas maquetas de este proyecto con versiones de Cream y algún tema nuevo. Lo que no está claro es que sea Roth el guitarra, ya que ésta suena bajísima en la mezcla final y no te permite emitir un juicio con claridad; de hecho ni siquiera en los créditos de dicha grabación aclaran el nombre del guitarrista que toca con ellos. El caso es que debió ser poco después de estas grabaciones que contactaron con Gary Moore, un tipo capaz de tocar en cualquier grupo del universo y hacerlo de fábula. Se calzó sin problemas las botas de Clapton añadiendo su propia impronta, como todo en lo que tocaba el bueno de Gary, y nos ofreció pura magia a todos nosotros en uno de esos discos que te desborda en cuanto lo escuchas.

BBM: Gary Moore, Jack Bruce y Ginger Baker.

Uli Jon Roth, Cozy Powell y Jack Bruce. Dibujo cortesía de Paul Simon.

Durante ese verano lo presentaron en directo programando una selecta y exclusiva ronda de conciertos en varios recintos de gran aforo que tuvieron la suerte de contratarlos para deleite del respetable. La gira recaló en España, ofreciendo en la capital un show que seguro debió ser memorable, y lo digo así porque durante ese verano trabajaba y residía fuera del amado/odiado Madrid. Recuerdo muy bien esos días de Junio en los que debido a no tocar en fin de semana me encontré con el ridículo e irritante inconveniente de encontrarme a más de trescientos kilómetros del Palacio de Deportes en el que por una sola y única vez Moore, Baker y Bruce decidieron reunirse para tocar en directo los temas de su disco y unos cuantos clásicos imperecederos de Cream. Una sola vez. Yo, en mi supina estupidez, decidí que era un tostón meterse la kilometrada y, ya ves, me quedé sin esa única oportunidad de presenciar eso en directo. Uno de esos trenes que pasan por tu puerta una vez en la vida y, si dudas, lo pierdes puede que para siempre. Tomé buena nota de cara al futuro. En fin, siempre podemos darle al "play" de cualquiera de nuestros reproductores y volver a escuchar esta preciosidad de canción.