Clube de Adictos a Deep Purple

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Púrpura Chess

This blog is basically a musical site. Here we talk about the music we like, using different angles. As dear and missed Jon Lord once said: “Music is the highest kind of Art that exists”. I think the same way too.

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domingo, 22 de diciembre de 2019

Los Discos de Navidad. V.


Llega la Navidad; bueno, llega todo eso que nos ciega los sentidos, nos satura con sus contradicciones e hipocresías, nos intenta reconfortar con mensajes de autocomplacencia tan vacíos como impostados y nos manda directamente a consumir sin descanso, pero que nada tiene que ver con el sentimiento y espíritu real de esta celebración. Un año más lucharemos por apartar toda la hojarasca del camino y disfrutar de este momento tan especial, con la música una vez más ayudando a guiar dicho camino. Este año resulta especial, puesto que Steve Perry -ese artista por el que aquí se siente extremo respeto y debilidad- ha decidido publicar música de motivos navideños para acompañar estas fiestas y hacernos un poquito más felices a muchos de nosotros; nuestro admirado ex vocalista de Journey ha puesto a disposición del público un maxi single de tres temas navideños que, entre muchas otras cosas, sirve de perfecta justificación para este artículo. Este año nos vamos a detener en las grabaciones de canciones de temática navideña que han sido publicadas por cantantes solistas -incluso rescataremos a algunos cantautores- para aportar algo de color y calor a este momento que cada año pone colofón al año en la mayor parte del mundo. De la mano de la espectacular voz de Steve Perry pasamos a recordar a un puñado de solistas que, por una amplia y variada gama de motivos, en algún momento de su carrera musical decidieron que era oportuno registrar un disco de canciones navideñas.



Rob Halford: “Celestial”. 2019.


El Metal God repite este año con un nuevo disco navideño, el segundo detrás del anterior “Halford III”” publicado hace diez años. Un nuevo redondo compuesto por varias adaptaciones de temas clásicos y composiciones nuevas; bueno, en realidad contiene un par de canciones nuevas y el añadido de un outro de apenas un par de minutos junto a una intro ambiental que no es más que un coda de ese cierre del álbum. Es curioso, lo habitual en estos casos es que la revisión instrumental de otro tema aparezca con posterioridad en el disco. Con Rob Halford las cosas siempre funcionan de otra manera. Dicha introducción, muy acertada y sugerente por otro lado, juega con la melodía del cierre del disco.
El disco se presenta como Rob Halford acompañado de familia y amigos, algo así como un guiño al rollo del espíritu familiar navideño y esas cosas, supongo; porque con Halford nunca se sabe. El cantante de Judas Priest e icono del Metal es una de las personalidades más misteriosas, controvertidas y descolocantes de la escena rockera, nunca sabes por dónde te va a venir y tal vez en eso resida parte de su encanto. Ignoro lo que el bueno de Rob piensa de la Navidad, su sentido real y toda la parafernalia basura en la que cada año la convertimos, pero si cada cierto tiempo se decide a regalarnos un disco basado en estos presupuestos y además es tan bueno como el que nos ocupa, bienvenido sea.
Curiosamente el disco comienza, una vez pasada la introducción, con uno de los dos temas propios que además ha servido para promocionar al álbum. Esta canción titulada “Donner and blitzen” bien podría haber formado parte de cualquier disco de Judas, pero no me acaba de convencer dentro del enclave de disco navideño; prefiero sin duda la otra composición propia: “Morning star”, con un rollo mucho más cercano al resto de temas del cd.


El disco no tiene desperdicio. Mezcla a la perfección el propósito de villancico navideño con el Heavy de los Judas sin que salte ninguna chispa y eso ya tiene mucho mérito de por sí. Las versiones escogidas suenan muy bien en líneas generales, en especial “Away in a manger”, que se convierte en un tema denso y evocador en el que la voz de Halford borda una interpretación perfecta. Otro momento de enjundia es el que conforman el final de una cañera “Joy to the world” con el inicio superpuesto de “O little town of Bethlehem” que lleva un arreglo muy original y que hace que la versión gane bastantes enteros. En la parte más afilada nos encontramos con una versión de “Deck the halls” que es puro Heavy Metal y que les ha quedado a Halford y familiares muy lograda.
En definitiva esta obra sigue una línea similar a la de su anterior disco de esta temática y permite la escucha de ambas piezas de modo consecutivo de tal manera que las puedes usar como banda sonora para decorar el árbol navideño de tu casa a ritmo de Metal mientras sirve de disgusto/disfrute de los allegados que tengan la suerte/desgracia de compartir tu mismo espacio vital.

                                           Rob Halford: "Donner and blitzen". Vídeo oficial.



Donna Summer: “Christmas Spirit”. 1994.


No podía faltar por aquí el disco de motivos navideños que grabó a mediados de los noventa la tristemente fallecida Donna Summer. Esta exuberante intérprete se descolgó con un disco excepcional, pletórico de buen Soul y lleno de matices que te transportan de manera inevitable al espíritu navideño; un álbum classy, sobrio, y elegante que acierta de lleno en su propósito navideño. Debo reconocer que este disco tardó bastante en llegar a mis oídos; Donna y su majestuosa voz han sido una de mis debilidades, pero ha sido muy recientemente cuando este disco entró en mi casa. Una mujer que durante muchos años hizo gala de una faceta artística tan arrolladora, atrevida y provocadora como controvertida, no parecía el arquetipo de artista que lanzase al mercado un producto de Navidad. Sin embargo el disco de Donna Summer rezuma entre sus surcos ese carácter tierno y reconfortante que, sin impostar nada, te subyuga y te sumerge de tal manera que hasta puedes levitar sin mayor problema si lo escuchas en las condiciones correctas; vamos, una delicia para el alma.
Se combinan en el disco canciones tradicionales navideñas, versiones y temas propios que no desentonan en absoluto con la idea global de la obra. Todo bajo un tamiz Soul adornado de Góspel, de ese que la cantante mamó desde su infancia. Las canciones están tratadas con una instrumentación sobria y muy acertada, acompañando a una voz principal de Donna que brilla en primer plano y con luz propia. En particular “O come all ye faithful” rebosa pasión y te hace vislumbrar por unos instantes el sentido auténtico de la Navidad. El medley que realiza con los clásicos “What child is this?”, “Do you hear what I hear” y “Joy to the world” es de categoría superior, con unos arreglos como el enlace entre el final de “Do you hear what I hear” y el inicio de “Joy to the world” que te vuelan la cabeza de lo buenos que son. El final del disco también es de traca. “Breath to heaven”, compuesta por Amy Grant, es una delicadeza, “O holy night” tiene una fuerza Góspel que te desarma y la última canción titulada “Lamb of god” es el broche de oro perfecto para una obra de estas características; el minuto final es una especie de oración con piano de fondo que, pese a que tiene mucho que ver con el rollo autoayuda de los pastores norteamericanos, es capaz de convertir a la Fe al más ateo de todos. Un disco que desde ahora no va a faltar en todas mis navidades.

                            Donna Summer: "What child is this/Do you hear what I hear/Joy to the world".



Frank Sinatra: “Christmas Song”. 1948.


Si hablamos de cantantes solistas y de discos de Navidad no podía dejar de asomar por aquí el intrépido Frank Sinatra. El disco que nos ocupa se publicó en 1947 y supuso el tercer lanzamiento discográfico en formato Lp del bueno de Frank. Se publicó primero en formato de cuatro singles durante mediados de los cuarenta y se lanzó poco después recopilando las ocho canciones en un álbum completo. Ya desde estos primeros momentos destaca la seguridad que Sinatra tenía en sí  mismo y su arrollador carisma. Es un disco de crooner con acompañamiento de músicos en el que se busca de manera principal el protagonismo de la voz. Sinatra y su voz de barítono reinan a lo largo de todas las interpretaciones del disco.
Las canciones escogidas para la ocasión son algunos de esos clásicos navideños que todos tenemos en mente, el álbum tiene un sonido muy bueno para su época y está diseñado para realzar a la auténtica protagonista del mismo: la voz de Sinatra. Seguro que sirvió de influencia para muchos discos de solistas que vieron la luz en los años posteriores. En particular suena especialmente bien la canción perteneciente el primero de los singles recopilados, “Silent night”, en la que la voz de Sinatra consigue evocar una sensación de paz y sosiego navideño que hasta casi te hace creer que este tipo de verdad podía sentir algo por lo que significan estas fechas. Seamos claros, si hay alguien que se encuentre en las antípodas del mensaje navideño ese es el bueno de Frank. Este angelito demostró durante toda su vida que la lucha por el débil y la justicia entre nuestros semejantes no entraban entre sus propósitos de vida más inmediatos. Todo buen conocedor de la vida de La Voz sabe de sobra que a esta encantadora alma caritativa le iba más la fama, el dinero, el poder y todos los valores que practicaba el Hollywood de los años cincuenta. Es más fácil imaginar a Sinatra persiguiendo a Ava Gardner por medio mundo con la sana intención de acabar en su alcoba que verle liderando una causa mundial a favor de los desfavorecidos. Junto a Dean Martin y Sammy Davis Jr formaron el núcleo duro del conocido como Rat Pack, que no era más que un selecto grupo de amigos que se juntaban para ir de fiesta, beber y follar; eso sí, siempre con estilo. Estos tipos eran demasiado sofisticados para juntarse con la chusma del resto de curritos mortales.... y además también tienen en el mercado un disco navideño conjunto! Seguro que para otras navidades lo rescatamos.

                                                    Dino, Sammy & Frank: The Rat Pack.



Sammy Hagar: “Santa’s Going South For Christmas”. 2019.


Uno de los tipos más auténticos de este negocio, además de uno de los que mejor ha sabido aprovechar el éxito e implementarlo dentro de su propio estilo de vida. Seguro que ser capaz de realizarse personal, familiar y artísticamente a través de tu propuesta artística, aunándolo en un todo y haciendo de ello una fiesta le va a permitir vivir en plena forma durante muchos años. El músico que lleva la bandera del sol, la playa, la fiesta y hacer lo que te dé la gana desde su envidiado Cabo Wabo -que sirve para ilustrar este humilde blog y al que este humilde escriba espera acabar pudiendo ir algún octubre a los conciertos de su Birthday Bash anual de una puñetera vez- también tiene su propio tema navideño. Por supuesto no es ninguna versión ni nada por el estilo, Sammy Hagar no está interesado en el árbol de Navidad, el frío invierno y en todas las clásicas connotaciones que tiene este tema. Desde la soleada playa de su Cabo Wabo, sentado en una hamaca y viendo las olas pasar mientras atardece, nos regala una composición que habla precisamente de disfrutar de unas navidades a pleno sol y fiesta; de hecho la letra explicita con claridad este mensaje. Acompañado de sus Waboritas nos regala un tema caribeño y muy positivo, lleno de ritmo y sabor. Lleva interpretando esta canción desde hace unos años -la primera vez que la tocó en directo fue en el año 2010- y en este 2019 la vuelve a editar con motivo del día del disco añadiendo una versión en vivo desde su propia cantina y otra toma en directo del estupendo "Eagles fly". Poco más se puede decir Sammy Hagar: un tipo con suerte.

                                           Sammy Hagar desde Cabo, un tipo que sabe vivir la vida.

                                       Sammy Hagar: "Santa's going south for Christmas". 11.12.10.



Johnny Cash: “The Christmas Spirit”. 1963.




El álbum que nos ocupa a continuación fue el primero de los discos sobre temática navideña que nos legó el tristemente fallecido Johnny Cash. Es una obra oscura, triste y densa, muy en la línea del añorado intérprete y compositor. Cash explota su personal faceta crooner mientras desgrana con una tensión contenida uno a uno los distintos clásicos navideños junto con composiciones propias que no hacen más que abundar en esa sensación que permite al oyente empatizar con la particular atmósfera cruda y a la vez delicada que Johnny ha tenido la habilidad de recrear. Comienza el disco con Johnny hablando con su voz rasgada y triste sobre un tenue fondo musical como el que recita un poema musicado; con un inicio así ya te rápidamente a su terreno. Nuestro entrañable Man In Black brilla con luz propia en el disco, conviene recordar que, aunque Ritchie Blackmore se apropió de este apelativo, es Cash el genuino poseedor del mismo y que incluso publicó un  álbum titulado “Man In Black” a principios de los setenta.
Su versión de “White Christmas” es puro caviar, mientras que en composiciones propias como “Christmas as I knew it” saca a relucir una tristeza y tristeza que convierten al tema en una genialidad. Por su parte “The Little drummer boy” presenta un original arreglo que le otorga al tema otra dimensión. En fin, imagino que los seguidores de Johnny Cash disfrutarán de lo lindo escuchando el disco en esta época en la que los mensajes tan contradictorios que nos inundan no tienen nada que ver con fijarte en el desvalido, que precisamente es de lo que va la Fe Crsitiana…y sobre lo que cantó durante toda su vida el bueno de Johnny. Y hasta la portada es una preciosidad.


                                                    Johnny Cash: "Christmas as I knew".



Pat Boone: “White Christmas”. 1959.


Otro tipo muy peculiar. Nuestro querido Pat se hizo famoso en los años cincuenta gracias a las versiones que robaba a gente como Little Richard y publicaba bajo su propio nombre. Estamos hablando de la época final de conflictos por segregación racial en EEUU y de los años en los que unos cuantos genios crearon esa pequeña y loca cosa llamada Rock n’Roll. Mientras tipos como Chuck Berry, Richard o James Brown fabricaban obras de arte en forma de hits unos detrás de otros, la puritana y exquisita sociedad americana exhibía su exasperante doble moral con el cinismo que la caracterizaba en aquellos años. Solo de este modo se entiende que tipos de la calaña de Pat Boone triunfasen en un mercado orientado hacia los blancos. El amigo Boone puede que sea uno de los tipos más sosos y descafeinados que me haya llevado a los oídos; y ahí le tenías, triunfando con versiones de mierda de canciones compuestas por Richard & Co. Treinta años más tarde de redimió con el estupendo disco de versiones estilo Big Band de temas clásicos del Hard Rock, pero eso es otra historia.


El asunto es que con el paso del tiempo incluso se le coge cariño al tipo, hasta Ronnie James Dio -no olvidemos que Ronnie sacó al mercado su primer single en el año 1957- hablaba de modo correcto de él a finales de los noventa. Y aquí le tenemos, con su disco navideño de cantante solista. La verdad es que el álbum es del todo olvidable, presenta la misma pólvora mojada que toda su producción clásica. Un tipo inofensivo que pobló los hogares  norteamericanos de los años cincuenta y sesenta.



Paul Anka: “It’s Christmas Everywhere”. 1960.


El cantante de la voz aterciopelada también tiene en su haber un disco de temática navideña, al igual que la mayoría de sus coetáneos de esos años cincuenta y sesenta tan especiales. Nuestro intérprete de “Lonely boy” nos presenta un disco que comienza con un recordatorio sobre los típicos buenos deseos de estas fechas para a continuación desgranar un puñado de clásicos a ritmo de Big Bang de las de antes. Merece especial mención la rendición que hace del clásico “White Christmas” en el que Anka y sus músicos pergeñan una versión lenta y solemne que queda realmente bien. El álbum cuenta también con una composición propia, el tema “It’s Christmas everywhere” es una composición propia que además de servir de título del disco es una canción idónea para cerrar esta obra navideña. Un disco muy de la época, pensado y hecho para ser consumido por la masa de la sociedad americana; sin riesgos, Paul Anka vuelve a ser el invitado ideal para la cena navideña de cualquier hogar de los de entonces…y puede que también el sueño húmedo de algunos de los inquilinos de dichos hogares.

                                               Paul Anka: "It's Christmas everywhere".



Annie Lennox: “A Christmas Cornucopia”. 2010.


Esta apasionante e inquieta mujer también tiene en su discografía un disco dedicado a la temática navideña; normal, alguien tan ecléctico y tan interesado en caminar distintos caminos musicales debía pasar por esta puerta. Este de los discos de Navidad es un terreno en el que es muy complicado innovar; quiero decir, muchas de las canciones son tradicionales con varios cientos de años de edad y está ya todo inventado. Sin embargo, nuestra querida Annie, igual que con casi todo el resto de su discografía, se las ha apañado para presentar un producto que puede que sea de lo más novedoso y sorprendente que uno se pueda echar a la mesa dentro de este apartado. Ya el propio título nos deja ver que Annie Lennox no tiene intención de presentar un refrito navideño de los manidos clasicazos de siempre, como pueda hacer el bueno de Pat Boone sin ir más lejos; “A Christmas Cornucopia” es un título que te llama la atención desde el minuto uno, novedoso, certero y nada habitual. Y en cuanto empiezas a escucharlo te das cuenta de que la cosa va en serio.


Lennox hace un interesante esfuerzo por revisitar algunos de los clásicos de siempre e intercalarlos con otros cortes de esencia navideña, pero que ya no son tan habituales o conocidos. Tiene la genial idea de incluir un tradicional original francés cantado en su propio idioma, “Il es en divin infant”, que rebosa pasión y delicadeza a partes iguales. El disco se abre de manera exquisita con “Angels from the realms of glory”, otro de esos tradicionales que la gente no suele tener tan en cuenta cuando se habla de discos de esta temática. Tal vez la palabra delicadeza sea la más acertada a la hora de intentar definir este pedazo de obra maestra. “See Amid the winter’s snow” o “In the bleak midwinter” son otros dos ejemplos de canciones menos conocidas y llevadas al terreno de Annie con una maestría casi insultante, versiones que consiguen hacer que te inunden unas sensaciones de tranquilidad y sosiego que tan necesarias resultan dentro de nuestro caótico y loco mundo actual. Comenta Annie en las notas del libreto que a la hora de realizar esta obra y escoger las canciones se basó en algunos de los temas que había escuchado desde pequeña y que le tocaban la fibra sensible, aunque no fuesen necesariamente canciones navideñas al cien por cien. Desde luego que dio en el clavo. Alguien como Annie ha demostrado a lo largo de todos estos años tener una sensibilidad especial para acercarse a canciones de esas que te erizan la piel y te encogen el alma. Suya es la composición “Love song for a vampire”, de la banda sonora del Dracula de Coppola, una de las composiciones más estremecedoras que haya escuchado en toda mi vida. Pero esto es marginal. Cierra el disco Annie con una composición propia bajo el título de “Universal child”, igual de tierna y seductora que el resto del álbum.

                                      Annie Lennox: "Universal chiuld". Washington. Diciembre 2010.



Mariah Carey: “Merry Christmas”. 1994.


Que aparezca por aquí una artista tan en las antípodas de lo puede querer abarcar este blog no hace sino reivindicar el carácter transversal del mismo. No tengo ningún interés en la carrera mainstream de Mariah y, desde luego, detesto todo de lo que se nutre dicha carrera, pero no se le puede negar a esta mujer la poderosa voz que posee; la única pega es que esta cantante equivocó el sentido de su recorrido musical, si se hubiese dedicado a cantar Hard Rock seguro que no tendría tanta pasta, pero la música que nos apasiona a muchos de nosotros hubiera ganado quién sabe si a uno de sus principales exponentes. Estas aseveraciones no son nada gratuitas, uno no tiene más que darle una escucha al estupendo disco navideño que esta mujer grabó hace unos años para darse cuenta. Un disco en clave de Pop, pero lleno de matices Soul, Rock o Góspel que harán las delicias de cualquiera que lo ponga en su equipo musical.
El disco fue controvertido desde su gestación, se publicó dentro de una época en la que esta mujer pegaba fuerte en las listas y más de uno criticó que se descolgara anunciando la grabación de un disco navideño. Lo que pocos se podían imaginar es que iba a registrar una obra con tamaña exhibición de fuerza y estilo. Desde el comienzo de “Silent night”, con su delicadeza vocal, instrumental y de arreglos, hasta el tema final “Jesus oh what a wonderful child” nos ofrece un ramillete de temas, tradicionales y propios, que no tienen desperdicio y que rebosan calidad y buen rollo por todos sus surcos. El disco no es nada ñoño, ni poppy inofensivo; aquí nos encontramos con una interesante combinación de elementos Soul, coros y voces Góspel que harían levantar a un muerto o elementos Rock que tanto Walter Afanasieff como la propia Mariah supieron combinar con un Pop de primera calidad en una producción de calidad superior. El disco lleva vendidas la friolera de quince millones de copias desde su año de publicación y su single de lanzamiento “All I want for Christmas is you” es uno de los singles más vendidos de la historia; ahí es nada. No es de extrañar, este tema compuesto por la pareja Carey/Afanasieff consigue recrear a la perfección el ambiente navideño dentro de una canción Pop plena de ritmo que hace que hace que no puedas de moverte. Las otras dos canciones propias tampoco desentonan, “Miss you most” es un tema suave y “Jesus born on this day” tiene un aire reverencial y unos bonitos coros que pueden pasar a la perfección por un tema clásico navideño si nadie te dice que está compuesto por esta pareja. 


En “Oh holy night” Mariah demuestra la gran voz que tiene y lleva a cabo una interpretación soberbia. Así mismo bordan la versión de “Christmas (Baby please come home) original de Spector, Barry y Greenwich que apareció en el también imprescindible disco navideño que publicó Phil Spector y del que hemos hablado por aquí con anterioridad. Las influencias Góspel se notan a lo largo de las voces de casi todo el disco, con un tratamiento en la producción exquisito. “Santa Claus is coming to town” es un claro ejemplo, con un piano que es puro Rock n’ Roll. Y para el final dejo esa delicia que lleva por título “Jesus oh what a wonderful child”. La canción se grabó en una Iglesia con un montón de coros de voces y todo eso. Sin embargo tiene un inicio que recuerda a un piano en el tugurio más recóndito, con más humo y menos recomendable de la ciudad. Luego se convierte en una canción dinámica, llena de ritmo y juegos de voces que desembocan en un trepidante final Góspel de esos de la negra dando gritos hasta que se cae el escenario. Sobrenatural.
Como tema extra final tiene un arreglo a capella del clásico “God rest ye merry gentlemen” que no hace más que ser el coda perfecto.
Ante semejante despliegue de talento uno no tiene más remedio que ir corriendo a la tienda y hacerse con el “Deluxe Anniversary Edition” que lleva el añadido de un segundo disco con tomas de directo grabadas en la Catedral de San Juan El Divino de Nueva York y que, como os podéis imaginar, constituye otra pequeña joya que complementa a la perfección el disco original. Atención a la toma de “Joy to the world” del directo de la catedral.

                                              Mariah Carey: "Jesus oh what a wonderful child".



Bob Dylan: “Christmas In The Heart”. 2009.


Este reconocidísimo músico decidió publicar hace unos años un disco navideño. En su momento resultó curioso que un tipo como Bob Dylan, de familia judía, acabase sacando a la venta un disco de villancicos. Bob se ha convertido al Cristianismo y, pese a mantener una relación fría con la religión en sí misma, ha acabado teniendo hasta audiencia con el Papa. En fin. De cualquier modo, supongo que esa ambigüedad que tan bien ha sabido explotar durante toda su carrera nuestro ínclito amigo no podía faltar en su disco de canciones tradicionales de temática navideñas.
El disco en sí mismo es un compendio de temas tradicionales, la elección comprende la mayoría de esas canciones de tradición anglosajona que acompañan a este periodo del año. Tal vez lo más curioso sea la inclusión de “Christmas island” y sobre todo del tema “The Christmas Blues”, que es de lo mejorcito del álbum sin duda alguna; se trata de una pieza lenta, a ritmo de Blues tranquilo pero efectivo y con un poso a lo Tom Waits que hace que nuestro amigo Bob salga de su habitual interpretación, sublime para algunos por aburrida y lineal para otros. Debo reconocer que no conecto en absoluto con el señor Dylan, su música me aburre sobremanera y siempre me ha parecido un músico mediocre y peor cantante aún, pero la gente lo adora. Donde el público ve genialidades, reconocimientos y premios -nobel incluido-, algunos solo vemos composiciones sencillas, sobrevaloradas y muy bien trabajadas por distintas campañas de marketing; pero bueno, será que nuestro escaso intelecto no nos llega para degustar las complejidades de un músico que apenas es capaz de entonar cuando abre la boca.




Willie Nelson: “Christmas With Willie Nelson”. 1994.


El bueno de Willie Nelson también grabó su pertinente disco navideño hace unos cuantos años. Reconozco que Nelson y su voz nasal  al estilo Dylan me dicen poco o menos que el resto de la pléyade de cantautores que pueblan nuestros campos cuales siete plagas de Egipto; aunque debo reconocer que le tengo un especial cariño, imagino que por la habilidad que ha tenido durante su longeva carrera musical para rodearse de gente más que interesante. Eso es algo que no está al alcance de cualquiera y hay que reconocerle el mérito a nuestro ínclito protagonista; si hasta ha colaborado con Julio Iglesias, otro tipo que no tiene en absoluto nada que ver con el Rock, pero que si nos olvidamos de su carrera musical y nos fijamos en toda la gente del star system con la que se ha codeado seguro que tiene un pedazo de entrevista, en el caso de que algún día estuviese dispuesto a darla.
El disco, pues lo que uno puede esperar de un disco de Willie Nelson: se basta de una acústica, un piano y poco más para desnudar un puñado de temas de ambiente navideño y llevarlos a su terreno. Si te gusta la tranquilidad y un hilo musical tan relajado como lineal, este es uno de tus discos; seguro. A destacar “It came upon a midnight clear”, con un aire suave aunque resultón bastante logrado. También le queda muy sugerente “Silent night” y su introducción con un piano desnudo. El tema final, titulado “Pretty paper”, tiene un aroma entre Folk y Blues que la verdad es que deja un buen sabor de boca como cierre del álbum.

                                                        Willie Nelson: "Pretty paper".



Mike Love: “Reason For The Season”. 2018.


Un tipo muy peculiar, este Mike Love. Nada prolífico en su carrera en solitario y muy acomodado en su rol de exprimir la gallina Beach Boys hasta sus últimas consecuencias, se ha desmarcado en estos dos últimos años con dos discos en solitario bastante interesantes. El primero de ellos  y el que nos va a ocupar a continuación es un cd navideño al más puro estilo de los que facturó el grupo de los chicos de la playa en los años sesenta. Temas tradicionales de Navidad acompañados por alguna composición específica para completar una obra bastante interesante. Aparece el sempiterno “Little St Nick”, que ya usaron en su día tanto los Beach Boys como Brian Wilson en su disco navideño en solitario. Mike Love se acompaña para esta grabación de parte de su familia  y de otros invitados especiales, entre los que figura la participación de Hanson en la canción “Finally it’s Christmas”. Llama la atención el tema que titula el álbum, “Reason for the season” es una bonita canción que auna el sentimiento navideño y el rollo musical de nuestro intrépido Beach Boy en solitario.

                                                     Mike Love: "Reason for the season".



Jonathan Cain: “Wonder Of Wonders”. 2017.


No podía faltar en esta cena navideña el single del teclista de Journey. Jonathan Cain ha publicado recientemente un disco religioso titulado “Unsung Noel” que todavía no tengo en mi poder, pero que no tardará, y un single de carácter navideño. “Wonder Of Wonders” es su particular homenaje a estas fechas tan significativas. La pieza es una composición propia que tiene las señas de identidad típicas del grupo madre y que además aborda el tema de la celebración navideña. AOR de primera categoría para acompañar mientras brindamos con nuestros seres queridos.

                                           Jonathan Cain: Wonder of wonders". Vídeo oficial.



Steve Perry: “Silver Bells”. 2019.


El motivo principal de este escrito. Nuestro cantante favorito ha estado un montón de años alejado de la vida pública y sin publicar música hasta que hace tan solo un par de años se descolgó con esa cosa tan bonita y delicada que lleva por título “Traces” y que supuso su vuelta discográfica. Pues este año ha lanzado un nuevo single de motivos navideños. Ha puesto en internet a disposición del público una revisión del clásico “Silver bells”. Este conocidísimo tema navideño cobra de la mano de Steve Perry y su tremenda voz un nuevo sentido. El vocalista nos lo entrega con una visión en clave de Soul y de eso que algunos entendidos llaman easy listening. La canción lleva una sencilla pero delicada instrumentación con una bonita línea de piano, la base rítmica y unos acertados coros aquí y allá; todo esto sirve de acompañamiento a la principal protagonista: la sobrenatural voz de Steve. Se desenvuelve a lo largo del tema con una soltura y naturalidad propias de alguien con su impresionante capacidad para interpretar; recorre la línea melódica jugando con ella, parando, recuperando y deslizando su voz tan llena de matices como solo él sabe y tantos cantantes posteriores se han inspirado o directamente han copiado de su personal estilo. Si tener una voz tan espectacular ya es difícil, que además tengas tan bien amueblada la cabeza a la hora de construir melodías solo puede tener como resultado una combinación única en su especie.
El single/maxi contiene dos versiones del villancico, un edit y la versión normal que no es más que la toma corta con el añadido al principio de unas estrofas de voz casi a capella acompañadas de un suave piano y un sutil toque de coros que, como os podéis imaginar, realzan la poderosa voz de Perry. Vamos, una delicia. De hecho hace apenas unos días el propio Steve ha colgado de las redes sociales un vídeo clip animado para promocionar la canción.  La obra se completa con un remix de una versión acotada del también clásico “Have yourself a merry Little Christmas” que ya había registrado con anterioridad y que es igual de especial que el resto del single. Unas navidades distintas y especiales de la mano de la aterciopelada a la vez que potente voz de uno de los cantantes más grandes que la vida. Se recomienda completar su escucha con los Eps también navideños de Neal Schon y de Arnel Pineda. Todo queda en la familia Journey. Caviar. 

                                                  Steve Perry: "Silver bells". Vídeo oficial.





 

jueves, 21 de enero de 2016

La canción más triste de la Historia.




El arte es un invento del hombre que nos permite expresar emociones mediante distintos y variados lenguajes. Es deliciosamente subjetivo, por lo que no existen unos límites claros  que lo delimiten. Esto no deja de suponer un problema porque muchas veces resulta complicado entender o apreciar el valor artístico de determinadas obras, se puede llegar al extremo de que lo que para una persona sea arte resulte incomprensible para otra; ahí tenemos al bueno de Piero Manzoni y su “peculiar” manera de entender este mundo tan insondable como esperpéntico. Nuestro querido Piero crea a partir de sus propios excrementos; sí, como lo leéis, Manzoni introduce el fruto de sus intestinos en potes, les pone nombre y los vende alcanzando cifras astronómicas en algunas ocasiones. Lo más cachondo del asunto no es que haya personas interesadas en adquirir estas obras, que las hay, sino que los botecitos en cuestión sean opacos, por lo que es imposible observar su contenido. Supongo que si alguien paga por poseer un pedazo de mierda, lo mínimo es que lo pueda ver. En fin, el singular mundo del arte, capaz de trascender más allá del ser humano.

De cualquier modo, como indicamos en la entrada del blog, muchos de nosotros valoramos las distintas formas de arte pero consideramos que la música constituye su mayor expresión. A lomos de la música cabalgan las emociones del ser humano y de esto trata la siguiente sucesión de letras. Nos vamos a detener en las canciones que mejor reflejan la tristeza como estado de ánimo.

Bien sabido es que estilos como el Blues basan sus letras principalmente en las relaciones humanas que se rompen, pero no es el único, ¿quién no ha escuchado alguna canción que hable sobre el desamor o la pérdida de algún ser querido? Sin embargo la música no se detiene ahí, por sí sola es capaz de llegar hasta los sentimientos más difíciles y delicados de la propia naturaleza humana. Ahora vamos a señalar una pequeña selección de canciones que reflejan perfectamente la tristeza. Los parámetros para escoger los distintos temas son maravillosamente subjetivos, por lo que no todos estarán de acuerdo con el resultado y siempre faltarán o sobrarán canciones según cada lector; no importa, cualquiera puede realizar su propia selección, incluso os animo a que la compartáis con los demás en este foro. Para todos aquellos que no estén de acuerdo con estas apreciaciones, no hay problema, siempre pueden obviarnos y comprar cualquiera de las obras de Piero Manzoni. Empezamos:


Zakk Wylde: “Too numb to cry”.


El guitarrista descubierto por nuestro encantador Ozzy Osbourne, o por sus mánagers, lleva un montón de años compaginando su grupo en solitario, Black Label Society, con las idas y venidas en la banda del Madman. La música de Wylde es agresiva, directa y tosca casi en su totalidad, pero, bajo esa imagen de bruto cervecero, nos encontramos con un artista capaz de idear delicadas piezas para piano y cuerdas. El tema que hemos escogido se encuentra en su único disco en solitario. Bajo la denominación de Zakk Wylde publicó en 1994 un álbum con el inspirado nombre de “Book of Shadows”. La canción en cuestión es una pequeña delicadeza en la que demuestra el talento que atesora. Por momentos me recuerda parte de la esencia del Rock Sureño, representada por todos esos tipos nobles y duros, músicos con una marcada escala de valores vital que defienden a capa y espada pero que tienen, a su vez, la habilidad necesaria para crear delicadas melodías llenas de dulzura . La letra  refleja la pérdida total de esperanza, es algo así como una oración en la que pides explicaciones a un ser superior sobre la desgracia o pérdida que te atormenta. Realmente interesante.
 

 

Aerosmith: “Dream on”.


La piedra de toque del grupo de Steven Tyler y compañía. Apareció en su primer disco, editado allá por 1974. Es una composición del propio Tyler anterior a la formación de la banda. Parece ser que el guitarrista Joe Perry no quería grabarla porque no le gustaba demasiado, afortunadamente ya desde esos tiernos inicios se intuía quién iba a mandar en el grupo.
El tema es uno de los clásicos de la cultura musical moderna. Es un medio tiempo denso y contenido, la tensión va aumentando según avanza el minutaje hasta llegar al estribillo final, para luego descender desapareciendo lentamente hasta el final. La letra también resulta sorprendentemente madura para un jovencito Tyler; nos habla sobre el devenir de la vida y sus momentos, las oportunidades perdidas y el camino recorrido que, con todos nuestros fallos y aciertos, nos va otorgando conocimiento. Steven Tallarico, nombre real del autor, realiza una impresionante demostración de talento en su tarjeta de presentación. Parece mentira que el creador de obras tan emblemáticas como “Janie’s got a gun”, “You see me crying”, “Amazing”, “Lord of the things” o “Rag doll” sea la misma persona que actualmente nos agobia con baratas composiciones sensibleras repletas de manidos clichés y sin ninguna chispa creativa como la plastosa balada de Armageddon, “Girls of summer” o cosas así. En fin, quedémonos con los Aerosmith de toda la vida, esos que se acercaban a la tienda de instrumentos más cercana al estudio de grabación y escogían los más raros para incluirlos en pasajes de sus temas,  y con sus impresionantes directos.




Black Sabbath: “Over and over”.


La mítica banda de Tommy Iommi siempre se ha caracterizado por retratar el lado oscuro de la vida, por lo que no podía faltar en este artículo. La formación clásica con Ozzy representó el ángulo más crudo de su música, pero con la inclusión de Ronnie James Dio en el grupo llegó el lirismo y la melodía. La comunión de estos dos aspectos permitió alcanzar unas nuevas cotas de creatividad que, en mi humilde opinión, suponen el punto álgido de su producción artística.
La canción que nos ocupa puede ser una de las joyas más escondidas del fondo de catálogo de los discos de Sabbath con Dio, pero que no haya sido reivindicada por las siguientes generaciones no solo no es un problema, sino que aumenta todavía más el misticismo que la rodea. Es un tema denso, que se mueve poco a poco, pero que te envuelve dentro de su quietud hasta que te atrapa por completo casi sin que te des cuenta; puede que contenga una de las melodías más tristes e inspiradas de toda la carrera discográfica de Ronnie James Dio. Se produce una comunión perfecta entre la intensidad contenida de la música y una letra acertadísima; referencias al débil y desvalido, a los estados de ánimo y al final de las cosas. No encontrará aquí el oyente nada de: “mi amor me dejó”, “te echo de menos, baby”, ni nada por el estilo. Los paralelismos entre las emociones humanas y metáforas referidas a la luz, la oscuridad o la lluvia nos demuestran una vez más que estamos ante textos de primera categoría, compactados perfectamente en la música con unas melodías que elevan el resultado final a la categoría de lo sublime. Caviar del bueno.




Wofgang Amadeus Mozart: “Requiem en re menor”: “Dies Irae” y “Lacrimosa Dies Illa”.


Se trata de la última obra que escribió uno de los más grandes genios que seguro ha conocido el género humano. Esta misa dividida en siete actos representa una de las grandes obras de Mozart. Murió antes de acabar de componerla, por lo que el encargado de completarla fue su discípulo Fraz Sussmayr.
La vida de Mozart fue dura y difícil. Genio reconocido desde muy pequeño, se pasó gran parte de su corta vida viajando con su padre en condiciones penosas la mayoría de las veces hasta que fue contratado por la corte de Salzburgo. Un talento tan desbordante como el suyo tuvo que vivir rodeado de la envidia e inquina del resto de los mortales, infinitamente inferiores frente a su capacidad y a su don para la creación. Murió a los treinta y cinco años fruto de su vida desordenada y sus continuos problemas médicos.
Está documentado que el “Requiem” lo empezó a componer por encargo tan solo unos meses antes de su prematura muerte. Un siniestro personaje desconocido, vestido de negro, se presentó una noche en su casa con el encargo de dicho “Requiem”. Después se supo que este personaje había sido enviado por el conde Franz Von Walsegg, músico aficionado que quería dedicar esa obra al funeral de su mujer y presentarla como una composición propia. Ni que decir tiene que Mozart interpretó este acontecimiento como una premonición de su propia muerte, por lo que parece ser que compuso la pieza pensado en él mismo.
Toda la obra es pura poesía, recomiendo al lector la escucha en su totalidad; sin embargo, se han seleccionado dos fragmentos de la tercera parte del réquiem. Por un lado nos referimos a “Dies Irae”, que contiene la secuencia del famoso poema de mismo nombre que aborda el Juicio Final. Además hemos seleccionado “Lacrimosa Dies Illa”, contenida también dentro de este tercer momento de la obra. Ambas piezas representan el contrapunto entre el sufrimiento y la paz interna de aquel que muere y va a ser juzgado. Sencillamente impresionante.

                             "Introitus", "Dies Irae", "Rex tremendae majestatis", "Confutatis" y "Lacrimosa".



Kingdom Come. “Friends”


El grupo de Lenny Wolf pasará a la historia como un plagio de Led Zeppelin y es bastante injusto. Es cierto que sus dos primeros discos tomaban elementos de la banda de Jimmy Page, pero toda su discografía posterior ahondó en una línea musical y compositiva que se ha convertido en algo personal y claramente reconocible; incluso esos dos primeros discos contenían material de primera categoría –“Stargazer”, “Living out of touch”, “Now forever after”, “Do you like it”, “Overrated” y otras tantas– que no tenían absolutamente nada que ver con los Zeppelin, pero ya sabemos que como algún iluminado te ponga la vitola ya no podrás quitártela jamás.
Nos vamos a detener en “Friends”, tema que apareció en su cuarto disco “Bad Image”, aunque nos vamos a centrar en la versión acústica que publicaron en su primer directo: “Live & Unplugged”. La canción empieza con una guitarra acústica y la subyugante voz de Lenny que te lleva a su terreno inmediatamente. Toda una preciosidad ideal para escuchar un día lluvioso de invierno con una taza de café caliente en la mano mientras miras por la ventana de tu salón.




Extreme: “Last hour”.


Canción lenta con una interesantísima cadencia que va entrando en tu cerebro poco a poco pero que luego no eres capaz de sacar. Adornada con la inmejorable voz de Gary Cherone, uno de los cantantes más ninguneados del panorama musical pese a poseer un gran registro. La letra acompaña perfectamente, toda una oda al amor que va a desaparecer.




Pet Shop Boys: “Rent”.


Nada es sencillo ni gratuito en el universo de Tennant y Lowe. Nuestros protagonistas llevan la friolera de treinta años ofreciendo su Pop electrónico a todo el que quiera escucharles y si aguantan tan bien el paso de los años seguro que es porque algo están haciendo bien. Con este grupo casi no hay término medio: los quieres o los detestas. Resulta cómico que desde siempre hayan sido grupo non grato para el público Rock cuando la intensidad de su música está muy cercana a lo que ofrecen muchas de las bandas rockeras que todos conocemos, sin ir más lejos grupos como Blind Guardian han hecho versiones de temas como “It’s a sin”, otra de esas canciones que todo el mundo conoce.
El tema que nos ocupa representa una perfecta muestra de su habilidad para desarrollar melodías ganadoras adornadas con ese halo de tristeza e intensidad que acompaña a mucha de su producción discográfica.
 

 

Dio: “Magica - Reprise”.


Aunque practicamente casi toda la obra musical de Dio presenta conexiones entre sí, podemos decir que “Magica” fue el único disco conceptual que aparece en su discografía. Este corto pero esencial tema supone el cierre de lo que iba a ser la primera parte de la trilogía dedicada a la historia de Magica, desgraciadamente la prematura muerte del artista nos privó de lo que seguro que serían otras dos obras musicales de alta graduación. La canción vuelve a poner sobre la mesa la dualidad humana y divina entre el bien y el mal que tanto y tan bien mostró Ronnie a través de su faceta artística. De la mano de una de las melodías más simples, emotivas y conmovedoras que haya escuchado jamás, nos refleja la condición humana demostrando de paso que es un letrista como una catedral.




Scorpions: “A moment in a million years”.


No podían faltar en esta reunión. La habilidad de Schenker y Meine para componer canciones imperecederas resulta obvia en cuanto las escuchas. Aquí Klaus Meine comparte con nosotros una lenta y delicada canción con base de piano y voz de sencilla y elegante factura. También encontramos una perfecta comunión entre letra y música. El tema nos habla de las despedidas pero enfocadas en el propio grupo y su público, la idea de capturar un instante en el tiempo para luego desaparecer y continuar cada uno por su camino. Tristeza y nostalgia surcan el cielo de la mano sobre el piano y la especial voz de Meine.




Joan Báez: “Diamonds and rust”.


Una canción estremecedora. La cantante Joan Báez puede incluirse perfectamente en la categoría de cantautor, con la sutil diferencia de que este tema es una preciosidad y se encuentra en una galaxia diferente a la mayor parte de la producción musical de este estilo ligado a sesudos planteamientos fabricados para que los deguste una estirada y selecta minoría que llega a autoconvencerse de ello sin ser capaz de ver que muchas veces no se atreven ni con la afinación de sus instrumentos musicales.
Este tema habla del amor imposible o difícilmente correspondido. Joan aseguró en su momento que la compuso para su marido aunque parece que estaba dedicada a Bob Dylan. Es tan buena que muchos artistas han realizado versiones de ella. Normal. Definitivamente habrá que dedicarle una entrada en el futuro.




Saratoga: “Si amaneciera”.


Interesante la presencia de composiciones patrias en esta lista. Saratoga nos presentó, dentro del disco “El Clan De La Lucha”, este sentido tema. Nos habla de la dura espera en el dolor y desesperación ante la ausencia de un ser querido. No estamos hablando de que te deja tu chico o tu chica, la letra aborda el delicado mundo de la enfermedad y la angustiosa desesperación del que acompaña y aguarda.
La producción está cuidada al máximo, cosa que se agradece, encontrándonos el contrapunto entre lo acústico y lo eléctrico cuando rompe el tema; el estribillo con la entrada a pelo de la guitarra eléctrica es sencillamente especial. Como anécdota podemos comentar que el guitarrista Jerónimo Ramiro al abandonar el grupo le permitió a Nico del Hierro seguir usando las composiciones pero le pidió que no volvieran a tocar este tema en sus directos por resultar especial. Completamente comprensible; ante un tema especial es preciso una consideración especial.




Gary Moore: “Parisienne walkways”.


Uno de los guitarristas bendecidos con la innata capacidad de tocar con una belleza y fluidez que los distingue del resto. Una balada nostálgica que recuerda el encuentro fugaz de los amantes. La dura vida y difícil personalidad de este genio de las seis cuerdas supongo que explica en parte todos esos matices que impregnan su obra, su actitud renegada hacia el Rock duro que tanto reconocimiento le dio, su tempestuosa relación con otro mito que también nos dejó y que responde al nombre de Phil Lynnot o sus problemas con la drogas, el alcohol y las relaciones humanas no hacen más que agrandar el mito de su figura. La misma persona que tuvo los cojones de adueñarse del concierto homenaje póstumo a Phil Lynnot, impidiendo a John Sykes su participación o colando temas de su repertorio en solitario que no podían tener cabida en un homenaje de esas características, es capaz de descolgarse con composiciones tan emotivas y sensibles como la que nos ocupa o “The Loner” entre otras.
“Parisienne walways” es una oda al desamor. Está compuesta por Moore y Phil Lynnot a partir del “Blue Bossa” de Kenny Dorham y apareció en su disco en solitario “Back On The Streets”. Sin embargo, la versión que más me impacta es la que aparece en el disco en directo “Blues Alive”, con un Gary Moore en estado de gracia que se marca un pedazo de solo final de órdago. El sostenido de la guitarra como solista antes del segundo estribillo es impresionante.




Goran Bregovic: “Wedding”.


Una delicada pieza en la que Goran Bregovíc se adentra en la cultura de los Balcanes. Investiga en la tradición de los gitanos rumanos y sus influencias orientales. Esta versión está tomada del concierto que ofreció en la ciudad griega de Tesalónica en 1997, formando parte de los festejos que la enmarcaban como capital europea de la cultura durante ese año. De extrema sugerencia y sutileza.





Lacrimosa: “Halt mich”.


Lo de Lacrimosa resulta curioso. Es un grupo completamente anti comercial, cantan en alemán y sus composiciones son extensas, difíciles, enrevesadas y con un marcado componente clásico; no obstante, el grupo se ha consolidado como una de las principales referencias dentro del estilo Gótico. Presentan una personalísima propuesta musical donde el dramatismo y la oscuridad constituyen los pilares fundamentales. Esta mezcla de elementos roqueros y clásicos se acompaña de dos voces, el tono grave del creador y compositor Tilo Wolf y la femenina voz de Anne Nurmi. Y resulta. Podríamos haber escogido casi cualquier tema de su discografía porque en todos aparece ese toque melancólico que llevan por bandera.
Recuerdo que la primera vez que me topé con Lacrimosa fue en una tienda de discos a finales de los noventa, no sabía nada del grupo pero me impactó muchísimo la portada. Tenía pasta en el bolsillo y me lo compré a la aventura, algo así como un presentimiento. En cuanto lo puse me sorprendió y me atrapó.  Pero lo más gracioso ocurrió cuando me enteré a los pocos meses después de que iban a tocar en directo en una conocida sala madrileña. Supuse que lo conocerían cuatro gatos de los raros y me acerqué esa misma tarde dando un paseo para comprar mi entrada. Cuál fue mi sorpresa al comprobar que había una cola en los aledaños de la sala formada por cientos de seres ataviados con extraños ropajes negros y sus caras maquilladas de color blanco, supongo que habían decidido salir de las profundidades de sus respectivos avernos, arriesgándose a exponerse a la luz solar, para asistir a ese cónclave musical que se iba a celebrar. No bromeo, la cola daba la vuelta a la calle. Ni que decir tiene que me quedé sin la preciada entrada. Tuve que esperar varios años para disfrutar de su propuesta artística en directo pero mereció la pena.




Guns n’ Roses: “This I love”.


El universo de Axl Rose y, por extensión, el de Guns n’Roses nunca han sido sencillos. Nuestro querido vocalista, en su búsqueda a tumba abierta de la correcta inspiración artística para el grupo, ha ido acabando poco a poco con la paciencia de todos los que le han rodeado. El caso de los Guns es realmente curioso. Lo tenían todo para haberse convertido en el grupo más importante de la historia: cualidades, aptitud y actitud, publicidad, gancho comercial y, sobre todo, grandes canciones. En 1992 el mundo estaba rendido ante sus pies, eso es un hecho. Sin embargo, las decisiones tan imposibles de un tipo como Axl Rose, talento creador poseedor de un prisma artístico y personal con muchísimas caras y aristas, fue dando, uno tras otro, pasos inexplicables para conseguir destruir todo aquello por lo que había luchado. Imagino que a una personalidad tan desbordante y peculiar como la suya no le vino nada bien todo el dinero, éxito, fama y endiosamiento al que se vio sometido durante esos años dorados de los gunners. Así como Izzy Stradlin, guitarrista original del grupo, se desmarcó del entramado mastodóntico y caprichoso en el que se había convertido el grupo, nuestro encantador W.A.R. decidió meterse en él de cabeza.
En 1993 publicaron el disco “The Spaguetti Incident” y el siguiente disco de estudio con nuevas composiciones se publicó… quince años después!... y con otra formación completamente distinta excepto el cantante. Tela.
Hubo una época en la que parecía imposible que Axl y su compleja personalidad fuesen a ser capaces de publicar el dichoso disco. A la poderosa multinacional Geffen Records le costó la broma la friolera de 13 millones de dólares. Finalmente “Chinese democracy” se publicó en Noviembre de 2008, exactamente quince años después del último disco de estudio. Hay una anécdota bastante cachonda al respecto porque, durante esos años anteriores a la publicación del famoso disco fantasma, este era objeto de mofas y burlas por parte de determinados sectores de la industria musical de Norteamérica. La marca de bebidas Dr Pepper había prometido una lata gratis para cada estadounidense si Guns n’ Roses publicaban su disco en 2008 y, finalmente, el cachondo de Axl Rose lo publicó ese mes de Noviembre. Por lo visto la empresa no cumplió su promesa, lo que encolerizó a Rose; incluso mandó a sus abogados a hablar con dicha empresa.  En fin, el universo de anécdotas y excentricidades de GNR daría para varios libros.
Obviamente el disco no cumplió con las expectativas tan elevadas que se habían creado, aunque incluye esta pequeña joya titulada “This I love”. El inicio del tema con ese piano melancólico y la voz de Axl ya merecen por sí mismos la compra del cd. La canción rebosa drama, dolor y ternura a partes iguales. Le pese a quién le pese Axl Rose lo volvió a hacer una vez más y se salió con la suya.
 
 


Queen: “Don’t try so hard”.


El testamento de Freddy Mercury se encuentra en ese maravilloso disco titulado “Innuendo”, del que este tema forma parte. Un artista rebosante de talento enfrentándose a una muerte lenta y anunciada ante la posibilidad de grabar un último disco con su grupo mientras todavía le quedase energía. Las composiciones del disco aparecen firmadas por todo el grupo, pero estoy seguro de que sus compañeros le dejaron el timón a Freddy para que dejase su impronta como mejor sabía hacerlo: con música. Toda la incertidumbre, sufrimiento, desgaste mental, incredulidad, reconocimiento del dolor y otros estados de ánimo por los que tuvo que pasar Mercury se reflejan a lo largo del disco. Aunque se debe escuchar el disco en su totalidad, en esta canción aparece la resignación y el drama latente cuando lo has intentado todo y no has conseguido nada. Tema que entremezcla ese sabor amargo del desengaño con la tranquilidad de la espera admirando todo aquello a lo que quizás nunca le diste importancia pero que sigue estando presente ante tus ojos. Definitivamente habrá que detenerse por aquí con “Innuendo” en otro momento.




Eddie Van Halen: “Catherine”.


El guitarrista más influyente de la historia de la música junto con Jimi Hendrix. Eddie Van Halen es un tipo de esos de uno entre un millón. Hijo de un músico holandés, empezó de niño tocando la batería para pasarse al poco a la guitarra; también toca el piano aunque reconoce que nunca ha aprendido solfeo, por lo que encima resulta que toca de oído. Tócate.
Eddie siempre ha tenido una relación difícil con los cantantes de su grupo. A finales de los años noventa pasó una época dura debido a un cáncer de lengua y a sus propios demonios personales. Conviene comentar que desde muy joven, debido a su precocidad musical, acompañó a su padre en las actuaciones de directo. El propio Eddie recuerda que empezó a beber casi antes de llegar a la adolescencia porque siempre fue muy tímido y, a la hora de actuar en directo, su padre le daba un chupito de alcohol para que se relajase.
La canción que hemos escogido es instrumental, Van Halen no necesita texto para transmitir emociones. La guitarra de Eddie llega, literalmente, a ahogarse en su propio llanto. Este tema no aparece en ningún disco del grupo. Pertenece a la ingente cantidad de material musical que el propio Eddie dice tener en sus estudios musicales, llamados 5150 (código que se les da a los trastornados mentales en EEUU). Este tema se publicó como parte de la banda sonora de una película porno en el año 2005. El vídeo se puso en circulación por You tube y refleja a la perfección el drama y el desconcierto interno de un artista roto por dentro. En aquella época Eddie tenía problemas con la bebida, su mujer de toda la vida le había dejado, prácticamente vivía encerrado en su estudio y casi no hacía apariciones públicas -queda para la posteridad la triste aparición en un evento de una conocida marca de guitarras a la que asistió en claro estado de embriaguez-. Su grupo estaba parado y sin contrato discográfico ni management, imagino que por su propio y autodestructivo estilo de vida. La canción destila dolor y drama vital por todos sus surcos. El vídeo clip también. Afortunadamente encarriló su vida de nuevo, se casó… con la publicista de la peli porno en cuestión y actualmente hasta su propia imagen física desprende felicidad. Me alegro.




Rainbow: “Vielleicht das Nachste Mal (Mayde next time)”.


Ritchie Blackmore es otro de esos músicos que han abanderado a toda una generación y que siguen siendo referencia fundamental para muchos de nosotros. El tema que nos ocupa es una delicada pieza instrumental que grabó para el disco “Difficult To Cure”, el primer álbum de Rainbow con Joe Lynn Turner a la voz. La característica principal de la canción, además de la excelente inspiración de la melodía principal, es el personalísimo uso del slide con su guitarra. La mayoría de guitarristas que usan esta técnica la desarrollan en el contexto de solos de guitarra sobre temas de Blues; sin embargo, Blackmore siempre se ha caracterizado por usarla para ofrecer un toque de sensibilidad distintivo y personal en los temas más densos y melancólicos. Incluso agarra el tubo para deslizarlo por el mástil de manera distinta al resto, la mayoría lo introduce en uno de sus dedos mientras que Ritchie directamente lo agarra con toda la mano. Una simple curiosidad.
Los arreglos corren a cargo de Don Airey, otro de los músicos más inspirados y prolíficos que nos podemos encontrar por estos andurriales musicales. Adorna y orquesta un tema perfecto para convertirlo en inalcanzable.
El título está en alemán. No es ningún secreto que Blackmore, pese a ser inglés, se siente en Alemania como en su casa; de hecho piensa que en una de sus reencarnaciones fue algo así como un trovador germano. Está subtitulado en inglés con lo que viene a ser la traducción de la expresión alemana. Lo gracioso del asunto es que la expresión alemana es incorrecta, no sabemos si hecho  a propósito o no; con Blackmore nunca se sabe. Lo que queda claro es que en el universo de Ritchie las oportunidades se producen solo una vez, si no es posible siempre queda el consuelo de pensar que igual puede haber suerte la próxima vez que los caminos se encuentren.




Seal: “Kiss from a rose”.


Una preciosidad de canción. Parece ser que el tema llevaba rondando por la cabeza de Seal desde años atrás, incluso tenía maquetas del mismo, pero no se publicó hasta que encajaron todas las piezas del puzle. Este tema apareció en su segundo disco pero no obtuvo el éxito y reconocimiento hasta que no se publicó dentro de la banda sonora de la película “Batman”, a partir de ese momento alcanzó los primeros puestos de las listas de éxitos y llegó a vender millones de copias.
La canción destaca por una aparente sencillez que esconde un laborioso trabajo de producción y unos arreglos inmejorables. En el tema y en el disco colaboró el guitarrista Jeff Beck, lo que explica parte de esa belleza tan singular como extraordinaria. 
Tengo muy presente la primera vez que escuché esta canción. Era una mañana soleada de Julio de 1994 y me encontraba en el interior de una tienda de souvenirs, estaba ojeando entre los mostradores por pura inercia hasta que algo empezó a sonar por el hilo musical de la tienda. Inmediatamente me quedé enganchado por la exquisitez de la voz y la instrumentación. Además de los impresionantes arreglos en los juegos corales lo que más me sigue impactando de esta canción es el interesante uso que hace de los silencios, la mayoría de músicos se obcecan en interpretar la mayor cantidad de notas musicales posibles por segundo mientras que solo unos pocos saben jugar con la quietud y la intensidad de los silencios; en esto Jeff Beck es un maestro. En fin, todas las rosas quedan redimidas gracias a esta composición musical de Seal tan especial.




Uli Jon Roth: “Until the end of time”. 


Estamos ante palabras mayores. Nuestro especialísimo genio Uli Roth lleva más de veinte años trabajando en un Requiem para honrar la memoria de Monika Danemann, su anterior compañera sentimental tristemente fallecida. Nuestro hombre ha publicado varios fragmentos de esta obra inconclusa hasta la fecha. Editó hace veinte años un prólogo de sus obras clásicas que estaba formado por supuestos fragmento de esta obra y otras de su producción dentro de este género musical. Una de ellas era este “Until the end of time” que, como su propio nombre indica, es una declaración de amor. No penséis que Uli coge el camino fácil, nunca lo hace. Roth presenta en esta composición un sentido homenaje hacia el ser querido que ha desaparecido y se ubica en el justo momento en que la otra parte siente la pérdida. Rememora sus sentimientos puros y directos hacia el ser querido mientras tiene la seguridad de que sus almas se volverán a encontrar para compartir el resto de sus existencias juntos, toda la eternidad, aunque el momento que toca vivir en ese instante es el del dolor y el velo por la pérdida. Usa un lenguaje poético conciso, inspirado y sobrecogedor. En cuanto a la música solo podemos decir que constituye un ejercicio perfecto entre la trágica intensidad de la pérdida y la dolorosa ternura de la espera en la esperanza.
Monika Danemann fue la última novia que tuvo Jimi Hendrix en vida. Un espíritu libre que expresó su arte principalmente mediante la pintura. Si juntamos eso a la admiración que siempre ha tenido Uli por Hendrix, era normal que Ulrich Roth se acabase enamorando de ella. Recuerda Rudolf Schenker la noche en la que se conocieron Uli y Monika. Parece ser que se encontraban en plena gira inglesa con Scorpions, presentando “Virgin Killer”. Uli y él estaban en un pub, tras un concierto, tomando algo y de repente Roth observó que Monika también estaba por ahí. Un tímido y nervioso Uli fue animado por el propio Rudi para que se acercase a charlar con ella y el resto es historia. Monika se suicidó en 1996, acusada desde hacía años por otra ex novia de Hendrix con respecto a la muerte del guitarrista. Danemann no pudo soportar esa presión y se quitó la vida dentro de su coche.




Annie Lennox: “Love song for a vampire”.


La perfección hecha canción. Annie nos presentó a principios de 1993 este tema que apareció en la banda sonora de la película “Drácula’s Bram Stoker”. La canción está inspirada en la tormentosa historia de amor entre el conde Drácula y Mina, la novia del abogado que viaja hasta su castillo para verle. El tema refleja perfectamente la elegancia y caballerosidad de un conde Drácula enigmático e irresistible que intenta recuperar a su esposa, muerta hace cuatrocientos años, conquistando a Mina, que es exactamente igual a ella.
La canción se desarrolla a través de un canon simple y agridulce, realizado con el teclado, que va creciendo en intensidad con una maestría impecable. Sobre esta instrumentación Lennox desgrana una de las melodías más enigmáticas y oscuras que he escuchado jamás. La letra trata sobre la pérdida del ser amado y lo hace con una belleza desbordante; como el amante entregado e indefenso ante sus sentimientos y la fatalidad del destino que, sin embargo, tiene claro que su amor perdurará toda la eternidad. La canción más triste que he escuchado en toda mi vida.