Clube de Adictos a Deep Purple

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Púrpura Chess

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lunes, 22 de marzo de 2021

El "Funky medley" de Jeff Scott Soto.

Era un dieciocho de Abril de hace unos doce años, más concretamente dos mil nueve. Al calor de una soleada tarde en medio de la sobrevalorada primavera un grupo de amigos se dirigía a la ahora extinta sala Heineken -antes sala Arena- en pleno corazón madrileño con la consabida y en estos tiempos que corren añorada excitación previa a presenciar un concierto en directo de Rock n’ Roll. El protagonista de la velada no era otro que el cantante Jeff Scott Soto, que venía a promocionar el estupendo disco titulado “Beautiful Mess”. Jeff se personaba en el foro acompañado por una banda de lujo comandada por Jorge Salán a la guitarra y voces, Fernando Mainer al bajo y coros, Edu Cominato en la batería y Luis Paulo de Almeida apoyando con teclados, rítmica y coros; vamos, garante seguro de calidad. Tras unas copas en los aledaños que servían para que este grupo de chavales hicieran honor al indispensable preconcierto, concepto imprescindible para degustar en su totalidad un evento de estas características, y bajo el calor de la dichosa primavera de fondo nuestros amigos se enfrascaban en las conversaciones musicales más elevadas, ridículas, eruditas y cachondas que uno se pueda imaginar. Dios mío, qué sería de los conciertos en directo sin esos momentos previos… y sin el postconcierto después, claro.

La actuación comenzó muy bien, con un sonido bastante bueno que podía sufrir modificaciones según el lugar en el que te colocases dentro del recinto. En una sala tan digamos “peculiar” como lo era esta -que nadie me malinterprete, muchos grandes momentos me han ofrecido sus paredes testigos mudos de situaciones memorables- la ubicación era clave si asistías como público y querías disfrutar del espectáculo; cómo olvidar las dos alturas de la platea y ese asqueroso muro colocado como separación de ambas en todo el puto medio. Para paladares exquisitos estaban los balcones, preciado tesoro que se abría a los pobres mortales solo muy de vez en cuando y que ganaban los aguerridos fans que se aventuraban a esperar haciendo cola frente a las puertas durante varias horas. Desde ahí las vistas eran cojonudas y el sonido a veces también, lo que pasa es que o eras de los primerísimos y pillabas cacho o no te enterabas de nada. Alguna vez algún que otro despistado se veía obligado a abandonar su posición de privilegio y durante unos instantes quedaba un minúsculo hueco libre que te permitía entrar en el Olimpo de los escogidos si estabas en el momento y lugar adecuados.

Jeff Scott Soto y Jorge Salán.

Se había anunciado que se iba a grabar esta actuación para publicar posteriormente un disco en directo. Uno sabe que cuando un grupo se decide a grabar un show específico para editar un concierto en directo es que ese día la actuación puede ser algo memorable… o un completo fiasco, pero nunca va a ser “otra más”. Cuando un grupo lleva cientos de horas de carretera y cables de por medio normalmente el nivel siempre alcanza un estándar bueno y en ocasiones particulares llegan a la categoría especial. En este caso ocurrió lo segundo. El grupo, con Scott Soto a la cabeza, lo dio todo sobre las tablas del escenario de la capital. La base rítmica sonando compactada, un Jorge Salán que literalmente se salía con su instrumento -normal que todo Dios lo llame para llevarlo de gira- y en primera línea Jeff Scott Soto demostrando lo buen cantante que es, las tablas que tiene y derrochando un carisma que le fluye a raudales. Al repertorio no se le podía poner pega alguna. Un set list en el que se combinaban a la perfección los clásicos de su discografía en solitario y temas con nombre propio de otros proyectos del vocalista de indudable enjundia como Human Clay, Rock Star, Takara o los añorados Talisman. Además Soto se permitía el lujazo de incluir alguna pequeña sorpresa como la delicada versión de “Frozen”, tema que popularizó Madonna, entre otras delicadezas.

Todos los asistentes ya estábamos dentro del bolsillo de los pantalones de Scott Soto cuando se lanzó al bis con la banda sonora de la peli “Rock Star; el tema “Stand up” es ideal para corear en los directos, eso seguro, y así lo demostró el respetable. Y como broche final vino la sorpresa. Jeff desató su nada escondida pasión por el Funk y la música Pop/Disco setentas/ochentas. Se marcaron un “Funky medley” que no dejó títere con cabeza. Aunque la pieza ya la venía tocando en otros shows, no dejó de ser una agradable e inesperada sorpresa para muchos de nosotros. A lo largo de los siguientes diez minutos nos dejaron babeando con la increíble fuerza y clase que desarrollaron mientras interpretaban su personal tributo a algunas de las melodías más reconocibles de los últimos cuarenta años. Jeff Scott Soto nunca ha ocultado su gusto por el Pop, el Funky o la música Disco; de hecho su estupendo disco “Prism” -tal vez su mejor disco de estudio, solo tal vez- contenía entre sus surcos un pedazo de versión del clásico de Sly & The Family Stone que lleva por título “I want to take you higher”. Si ya el original de Sly Stone es tan peligroso como salvaje, la toma que aparece en este disco contó a las voces con un tremendo Glenn Hughes, otro que sabe algo de todo esto del Funk y el Soul, y le dieron forma a una versión que te vuela la cabeza. El pique vocal entre ambos resulta espectacular. Puedes escuchar lo cómodo que se encuentra Hughes interpretando a dos voces un tema tan emblemático. Los registros que alcanza en su interpretación están fuera del alcance del resto de mortales, vuelve a demostrar con unos agudos tan imposibles como frenéticos y colocados justo en su sitio oportuno que simplemente se encuentra en un nivel superior. Se puede decir que literalmente crearon fuego con el que te quemas irremediablemente en cuanto lo escuchas. Pero esto es marginal.

                                      Jeff Scott Soto & Glenn Hughes: "I want to take you higher".

                                          Sly & The Family Stone: "I want to take you higher".

Pero no nos desviemos. Este “Funky medley” del que hablamos comienza como ralentizado hasta que la banda le va dando color y conecta la maquinaria cual locomotora que arrolla todo lo que encuentra a su paso. Están todas: “We will rock you”, “I love Rock n’ Roll”, “Play that funky music”, Jungle boogie”, “The roof is on fire”, “Brick house”, “Shake your body”, “Kung Fu fighting”, “Yo baby yo”, “Macho man”, “The right stuff”, “Staying alive”, “Walk this way” y “Another one bite the dust”. Entre el conocido "The right stuff" de los infumables New Kids On The Block y el inicio del clásico "Under pressure" de Queen que intentó robar el infame Vanilla Ice el bueno de Jeff nos ofrece un guiño de desacreditación incluido -esta canción apesta, dice Soto en cuanto suena un compás de las mismas- que nos hace recordar el asqueroso remake que hizo el apestoso aprendiz de rapero Vanilla Ice con su engendro “Ice ice baby”. La bonita historia de un tipo que quiso hacerse famoso robándole el sampler de una canción de Queen y que acabó demandado y escaldado por los abogados del grupo de Freddy Mercury & Co en uno de los casos de triunfo de la Justicia frente al mamoneo sin escrúpulos más reconfortantes que se han vivido dentro de nuestro querido mundillo musical. Podemos leer algo más de este penoso asunto del plagio aquí. Si es que hasta tuvo en cuenta nuestro querido Jeff este detalle dentro de su medley.

Además de la acertada selección de canciones -quien diría que se iba a poder interpretar un fragmento del tema “Macho man” en un concierto de Hard Rock y que iba a quedar perfecto sin desentonar en absoluto- debemos comentar que consiguieron intercalar los distintos fragmentos de cada uno de los temas con una creatividad y un buen criterio acertadísimos. Recuerdo a la perfección que según iba escuchando la interpretación me iba alucinando cada vez más y solo deseaba que fuese de veras cierto que estaban grabando la actuación y que todo lo que allí estábamos presenciando en directo y a tiempo real acabase recogido en una publicación para la posteridad. Por fortuna así ocurrió y hoy en día no tenemos más que coger de nuestra estantería el cd “One Night In Madrid” y darle al botón del “play” para poder degustar una soberbia selección de lo mejor del Pop de los años setenta/ochenta. 

Un concepto este del Pop que ha sufrido una curiosa variación de su significado a lo largo de todos estos años y que poco o nada tiene que ver con el sucedáneo denostado en el que por desgracia se ha acabado convirtiendo. Conviene aclarar que en los años sesenta a músicos como Jimmy Hendrix se les consideraba Pop, con eso lo digo todo. En los setenta y ochenta se ha venido relacionando con un estilo que se diferencia del Rock y que se puede relacionar con un tipo de música para un público muy amplio, aunque siempre ha tenido algún que otro nexo de unión con lo que entendemos por Rock en un sentido más global. Y desde luego que en esos años podíamos escuchar a muchos grupos haciendo Pop con tanta calidad como enjundia. Gente como Duran Duran te puede gustar mucho, poco o nada, pero desde luego pueden presumir de poseer un puñado de grandes composiciones, incluso su guitarrista Andy Taylor podría formar parte de cualquier grupo de Hard Rock/AOR sin desentonar en absoluto. Pero hablamos de grupos de otra época, Para nada me refiero a gente posterior del estilo Blur, Oasis o similares… y sobre lo que hay hoy en día es que ni voy a comentar. Por Dios, cuanta diferencia con esos grupos Pop de los ochenta que tenían un background y unos conocimientos musicales importantes a sus espaldas. Nada que ver con los dichosos Oasis y los hermanos Gallagher. Un grupo sobravaloradísimo que no pasó de tocar cuatro cosillas copiadas de los Beatles sin ningún tipo de brillo y con un insoportable Noel Gallagher, cuyo irritante comportamiento intentaba copiar de manera petulante la pose de Rock Star sin poder esconder que en el fondo no era más que un pobre palurdo con ínfulas de grandeza. En fin, para este humilde escriba solo existe un Gallagher: Rory Gallagher.

Así que quedémonos con este brillante homenaje de Jeff Scott Soto a esos artistas que desde otro estilo musical contribuyeron a seguir dando color a este bendito invento de la Música. Y cuidado: una vez que lo empecéis a oír no podréis sacarlo de vuestra cabeza.

 

                                           "Funky medley". Sala Heineken. Madrid. 18.4.09.