Dio vuelve a actuar en
directo; bueno, en realidad lo hace como una figura generada por ordenador. El
asunto en cuestión recibe la denominación de holograma y, como os podéis
imaginar, suscita un abultado número de opiniones y prejuicios. El estreno de
esta peculiar idea se produjo hace poco más de un año en el famoso festival de Wacken. Ante la imponente presencia de unas ochenta mil almas en el fastuoso escenario
alemán volvió a reinar la inmortal música de nuestro músico favorito. Parece
ser que la descabellada idea ha seguido adelante y ahora se lanzan a la
aventura de una gira que promete ser mundial. Veremos.
Dio Disciples en el Wacken con el holograma.
Parir
una ocurrencia de semejante calibre solo podía ser el resultado de las
elucubraciones de una cabeza como la de Wendy Galaxiola -aka Wendy
Dio-. La intrépida ex viuda del añorado Ronnie, en una nueva vuelta
de rosca a la gallina de los huevos de oro, ha decidido ser la primera mánager
que es capaz de resucitar a un artista fallecido y llevarle de gira por los
escenarios de todo el mundo. Sobre esta mujer se pueden decir muchas cosas,
pero lo que está claro es que en muchos aspectos otra mujer de armas tomar como
es Sharon Osbourne se convierte en una dulce hermanita de la caridad a
su lado. La figura de Wendy resulta controvertida en cuanto escarbas un
poco en la superficie, no necesitas profundizar mucho. Fue esposa y mánager de Ronnie
durante prácticamente toda su carrera, se separaron hace unos años aunque
siguieron ligados profesionalmente y ahora es ella la encargada de hacer llegar
el legado musical de Dio a todos los mortales, por deseo expreso de
éste. Que Wendy es una mujer con las pelotas bien puestas no lo duda
nadie en este negocio, hay muchas situaciones y anécdotas que acreditan
sobradamente tal afirmación. Fue la que contestó públicamente al llorón de Vivian
Campbell cuando este tuvo la nada elegante ocurrencia de quejarse treinta
años después de que Dio no le quiso subir el sueldo cuando militaba en
sus filas y que por eso acabó fuera del grupo, un gesto muy feo por parte de un
tipo que le debe mucho a Ronnie y que se pasó esos treinta años poniéndole
a parir –bueno, hemos documentado suficientemente bien todo este affair
en reseñas anteriores–; nuestra querida heroína no tuvo problema alguno en
asumir públicamente la responsabilidad del despido de este elemento,
tranquilamente declaró a los medios que no fue Ronnie Dio quién despidió
a Campbell sino ella misma y que el motivo principal fue que el propio Vivian
exigió un aumento de sueldo. Con dos pelotas. Del triste e irritante perfil
pesetero de Vivian Campbell no vamos a volver a hablar ahora –no hay más
que echar un vistazo a su recorrido musical posterior a su estancia en Dio
para darse cuenta por uno mismo–, pero hay algo que tengo muy claro: si no
estás contento con las condiciones laborales que previamente acuerdas cuando te
contratan, no tienes más que hablarlo con tu jefe y si éste no te sube el
sueldo lo más digno es que dejes ese trabajo y te busques otro, en lugar de ir
por ahí lloriqueando y echando mierda en cuanto te ponen un micrófono delante.
Aunque
no todo es oscuro en el universo Wendy. Es de justicia tener presente
que la gestión que está realizando hasta ahora del legado artístico de Ronnie
James Dio se puede definir con una sola palabra: perfecta. Es de todos
sabido que, cuando se muere un artista, el mercado se inunda con doscientos
millones de recopilatorios y demás artefactos musicales de dudosísima enjundia.
El caso de Dio está siendo una excepción hasta ahora, toda la música que
ha salido al mercado desde que falleció hasta el día de hoy es de primerísima
calidad e interés; los directos publicados abarcan distintas grabaciones y
etapas del artista que no habían tenido representación en su discografía
oficial, amén de haber sabido dosificar dichas publicaciones para no saturar el
mercado. De este modo el resultado final es que todos los que apreciamos la
música del difunto Ronnie James Dio y que hemos quemado de tanto
escuchar los distintos piratas durante todos estos años ahora podemos disponer
de algunas de estas grabaciones con una producción y sonido adecuados… y está
por llegar la joya de la corona: las supuestas ideas que dejó pergeñadas Dio
de lo que iba a ser la segunda y tercera parte de la trilogía “Magica”.
Estas ya son palabras mayores y, en un alto porcentaje, se lo debemos a Wendy;
sí, la misma que al mes del fallecimiento de su ex pareja ya estaba vendiendo
camisetas conmemorativas de su muerte. De cualquier modo el tema Wendy da
para una entrada que tarde o temprano abordaremos en estas páginas.
Wendy Dio.
El
caso es que nuestra encantadora dama ha sido la cabeza pensante que se esconde
detrás del dichoso holograma. Con este invento se pone a la cabeza de todas las
variadas y múltiples triquiñuelas que se les han ido ocurriendo a todas
aquellas mentes pensantes del mundo del Rock que han dirigido sus
esfuerzos a intentar llevárselo crudo. Ahí tenemos a nuestros queridísimos Kiss,
que llevan varios años intentando colarles a los fans una nueva formación del
grupo original formada por cuatro contratados que se vistan y pinten como ellos
mientras la dupla Simmons/Stanley se queden al calor de las chimeneas de
sus respectivos hogares contando los ceros que suman las ganancias de las giras
de dichos contratados; todavía no han logrado convencer a sus seguidores para
que acepten a unos Kiss formados por sustitutos, pero todo se andará.
Curiosamente se les ha adelantado Rick Medlocke. El magnífico
guitarrista y cantante de los Blackfoot y actualmente comandando Lynyrd
Skynyrd, cansado de no obtener el reconocimiento y el éxito que en justicia
le correspondería con su buenísimo grupo, tras años después de disolver a la
formación, consiguió llevar esa idea a la práctica hace apenas unos pocos años:
hizo un casting, escogió a cuatro tipos jóvenes que tocan que te cagas y volvió
a reformar sus Blackfoot … sin estar él mismo en la nueva banda…y no le
ha salido mal del todo. Pero esto es otro tema que habrá que abordar en otro
momento. De cualquier modo, el caso es que con esta jugada del holograma
nuestra angelical Wendy pasa a colocarse a la cabeza en esta peculiar
clasificación del despropósito.
Blackfoot 2017: Rick Medlocke en la foto, pero no toca con ellos.
La
idea de una gira de Dio con una imagen animada suya programada por
ordenador mientras suena su voz en playback acompañando a una banda con
músicos reales que interpretan sus canciones en directo es, qué queréis que os
diga, algo bizarro. Tras la lógica desazón inicial de semejante despropósito,
si conseguimos hacer un ejercicio de abstracción propio de un monje tibetano cum
laude podemos observar distintas consideraciones. Lo cierto es que todo lo
demás está cuidado al detalle y orquestado con un evidente mimo y cariño hacia
la figura de Ronnie. Se ha contado con tres de los miembros de la última
formación original que acompañó al cantante en sus últimos años y que tras la
muerte de éste prosiguieron con el grupo tributo llamado Dio Disciples
–otro debate para otro momento–; el combo cuenta entre su filas con el batería Simon
Wright, el teclista Scott Warren y el guitarra Craig Goldy,
todos ellos ex miembros de Dio. Para cantar han tenido la consideración
de buscar, además de la voz enlatada de Ronnie, a los vocalistas Ripper
Owens y Oni Logan; un detalle muy importante y que dice mucho de la
importancia de abarcar la abultada gama vocal de la que hacía gala nuestro pequeño
y añorado elfo. En lo que respecta al repertorio se ha tenido especial cuidado
a la hora de seleccionar el setlist, un músico con la dilatada carrera
de Dio tiene en su haber un gran número de temas míticos y memorables,
por lo que seleccionar entre todos ellos es una cuestión de naturaleza
delicada. Podían haber cogido el camino fácil, lo que suelen hacer casi la
totalidad de los grupos tributo y currarse todos los grandes éxitos; pero no,
tanto Dio Disciples como la gira del holograma han sido capaces de
confeccionar un repertorio en el que están la mayoría de los clásicos que todo
el mundo quiere escuchar, mezclado con otros temas menos famosos aunque igual
de buenos o más que los clásicos. Y si a todo esto le añadimos una puesta en
escena cuidada con una pantalla proyectando imágenes alusivas a momentos y
vivencias de cada una de las canciones, la cosa tiene su aquel. Debo decir que
había algunas de las fotografías que se proyectaban que ni yo mismo conocía y,
os lo puedo asegurar, he visto muchas, pero que muchas fotos de nuestro pequeño
gran hombre. Todo este conglomerado de sensaciones te lo pone muy difícil a la
hora de formarte una opinión final sobre este esperpento. Una cosa tenía clara:
si tocaban en directo en España, no me lo perdía. Siempre conviene conocer al
enemigo.
Con
estas que un frío viernes del pasado Diciembre me monté en el coche y pusimos
rumbo a Santander para ver esta gira en vivo, en directo y en primera persona
–que mucha gente piensa que por ver una mierda de grabación en youtube ya
se ha enterado del directo de cualquier grupo-. Por otro lado la actuación
estaba programada en la sala Escenario Santander, probablemente la mejor
sala de conciertos de España; probablemente. El cruce de cables fue total, como
cabía imaginarse. Asistir a un show de estas características ya iba a ser algo
poco habitual de por sí, por lo que había que estar preparado para lo peor. Lo
primero que me llamó la atención es que, pese a ser una de las tres actuaciones
programadas en nuestro país, había bastante público; la música de Dio
sigue teniendo tirón, de lo que me alegro. Sonó la intro grabada que habían
extraído para la ocasión de la etapa de “Sacred Heart”, uno de esos
detalles cuidados con celo a los que me refería antes. Salieron los músicos
ocupando la batería y el teclista los laterales del escenario, dejando al
bajista Bjorm Englen y a Goldy en esos mismos laterales por
delante y reservando el centro de la escena a una pantalla destinada a
proyectar el holograma de Ronnie. Tras la intro sonó “King of Rock
n’Roll” como un cañón bajo la voz omnipresente pero grabada de Dio.
Acto seguido nos invadió otra intro, en este caso “E5150”, la misma que
daba paso a ese temazo de Black Sabbath que se llama “The Mob Rules”
y que cantó con su vozarrón habitual el vocalista Ripper Owens; normal
que Judas Priest contratasen los servicios de este tipo para suplir a Rob
Halford en los noventa, el amigo tiene una potencia y un chorro vocal
excepcional. Recuerdo cuando asistí al concierto de Judas con Ripper
en La Cubierta de Leganés hace ya un porrón de años, Owens nos
dejó con la boca abierta y los tímpanos descolocados a los que allí asistimos
mientras que todos sus detractores se quedaron en sus respectivas casas
perdiéndose semejante barbaridad. Pero volvamos al show de Dio
holograma, solo llevábamos unos escasos diez minutos de actuación y esta gente
nos estaba dejando claro que sabían de qué iba el asunto que se traían entre
manos. Comenzaron con el propio holograma interpretando “King of Rock
n’Roll”, que hacía que no la tocaba el propio Dio mil años, y le
siguió algo así como otro inicio con otra intro y “Mob rules”
presentando a la voz a Ripper Owens. El holograma como tal apareció en
tres de las canciones del repertorio; bueno, en realidad fueron cinco puesto
que “The Last In Line” se presentó a modo de medley junto a “Holy
diver” y “Heaven & Hell” incluyó en su parte intermedia el
clásico “Man on the silver mountian”. Esto de mezclar canciones e
intercalar fragmentos de las mismas era otra de las señas de identidad que
solían tener los conciertos del propio Dio. Por otro lado el holograma
en sí me resultó curioso, muy curioso. Todo lo que se ha hablado del susodicho,
toda la polémica generada, todos los adelantos informáticos y virtuales que
tenemos hoy en día…y el holograma en cuestión me pareció un poco chapucero.
Vamos a ver, se notaba que se habían dejado la pasta en el invento, la pantalla
era prácticamente a tamaño de persona normal, se movía y todo eso. El asunto es
que la figura parecía como de juguete, como una especie de dibujo; no sé, uno
está acostumbrado a ver en las pelis todas esas imágenes generadas de manera
virtual y, después de tanta polémica generada por resucitar para los escenarios
al artista, lo que te esperas es poder ver una imagen de máxima calidad de
dicho músico. En fin, no iba a cambiar mucho mi opinión si hubiese aparecido un
holograma de alguien que fuese como Dio en vida, pero es cierto que me
esperaba más calidad o nitidez; algo así como los efectos de 3D o una cosa por
el estilo.
Sigamos
con el concierto. Tras “Mob rules” siguió Ripper en el escenario
para volvernos locos con “Straight through the heart”, otra canción de
diez y que se marcó el amigo Owens de manera sobrada. Al acabar el tema
nos presentó a Oni Logan, el ya ex cantante de Lynch Mob –otra
vez– en un casi perfecto castellano anunció otra canción de Sabbath,
concretamente “I”. Los dos vocalistas demostraron sus perfectas
facultades, cada uno en su terreno: Logan con un matiz más clásico y
melódico, mientras que Ripper nos ponía los pelos de punta con el poderoso
chorro de su afilada voz. Desaparecieron ambos cantantes y de nuevo apareció el
cutre-holograma y la emotiva voz en off de Ronnie James Dio para
interpretar “The last in line” mezclado con “Holy diver”. Aquí
conviene reseñar otro punto a favor de la producción de este espectáculo, no
penséis que extrajeron la voz de Dio de sus clásicos de estudio y a
piñón fijo; nada de eso. No sé si la idea surgió de Wendy o del guitarra
Craig Goldy –un tipo que siempre ha mostrado admiración y respeto hacia Ronnie,
al que se suele referir como su maestro y del que jamás ha salido una crítica,
ni cuando había vacas gordas o flacas–, pero el caso es que se trabajaron las
líneas vocales pregrabadas de Dio para esta gira. La intro del concierto
estaba tomada de la que el grupo usó en la gira de presentación de “Sacred Heart”, la toma de “King of
Rock n’Roll” y del medley “Last in line”/”Holy diver” la extrajeron
del directo “Live In Philly 1986”. Esta grabación corresponde al directo
del Spectrum de Philadelphia que editaron en VHS por
aquellos años y que no vio la luz en audio hasta que en 2013 Wendy la
publicó en Cd. Recuerdo que en aquella gira del año 1985/86 presentaron el
disco “Sacred Heart” y Dio estaba en un momento de popularidad
álgido. Quisieron publicar el doble disco en directo que todos los grandes
grupos tienen en su haber, pero parece ser que la compañía no lo acabó de ver
claro y nos privaron de documentar esos años dorados de la trilogía “Holy
Diver”, “The Last In Line” y “Sacred heart” con el doble en vivo que
pedían a gritos. En su lugar publicaron el mini Lp “Intermission” que
también es una pasada, pero nos perdimos toda la grandeza y majestuosidad de
aquella gira y su repertorio con temas de hasta un cuarto de hora de duración.
Esto lo solucionó Wendy Dio publicando de manera póstuma este doble cd
en vivo. El caso es que de aquí tomaron las líneas vocales de estos dos
clásicos imperecederos del queridísimo Ronnie, además respetando el
interludio que une “Last in line” con “Holy diver” y que lleva una
delicada e inspiradísima línea vocal del tema “Children of the sea”. En
serio, pago gustoso para disfrutar en un concierto de este momento; incluso
prefiero que no haya ninguna marioneta artificial y que simplemente el grupo
interprete la música con la voz de Dio en primera persona.
Oni Logan.
El
concierto sigue con “Egypt”, otra pieza absolutamente única y especial.
Lamentablemente solo Ronnie era capaz de imprimirle ese empaque cuando
declamaba su melodía casi como si estuviese llorando. La versión de la gira fue
algo más corta y en la interpretación de Oni Logan se perdió por
completo la magia del final, hay cosas que no pueden ser y no pueden ser. Le
siguió inmediatamente “Tarot woman” con un Ripper Owens que abrió
la boca y nos volvió locos a todos, otra sorpresa con un intenso solo de Scott
Warren. Cuando metes en un concierto canciones como ésta automáticamente te
sales del establishment de los tributos y das un salto cualitativo. El
solo de guitarra de Craig Goldy me gustó bastante, es un músico que ha
mejorado en intensidad y en carácter musical mucho, en cuanto aparcó la moda
ochentera de correr por el mástil con escalas interminables y le añadió más
cuerpo e intensidad a su técnica también dio su propio salto de calidad. El
solo desembocó en “Catch the rainbow”, la belleza personificada, que a
su vez nos llevó a “Stargazer”, la intensidad personificada. Ambas
canciones de Rainbow, la primera la interpretó Logan con
solvencia, mientras que en “Stargazer” fue Ripper Owens el que
dejó el pabellón una vez más bien alto cuando encaró las notas más difíciles
dejando los coros y algún que otro fraseo a Oni Logan. Después de
una bonita entrada de teclado ambos cantantes siguieron con “Mystery”,
un tema pegadizo que probablemente sea lo más comercial que haya hecho Dio en
su vida y que supuso otra agradable sorpresa en un repertorio elaborado con
mucho criterio. Pienso que la voz de esa canción le pegaba más a Oni,
así como la de “Stargazer” a Ripper, pero aun así no estuvo nada
mal.
Tras
esto nos empezamos a acercar a la parte final del concierto. Comenzaron a sonar
los primeros acordes de “Heaven & Hell” y de nuevo volvió la voz
grabada del maestro así como el cochambroso holograma. Esta versión incluyó el
solo de batería de Simon Wright, que me pareció igual de simple e
insulso que siempre pese a seguir incluyendo el “Overture 1812” que
inmortalizó Cozy Powell (DEP), y el interludio de “Man on the silver
mountain”. Dos de las canciones más significativas de toda la carrera de Dio
que se juntaban y nos recordaban de nuevo lo grande que fue este hombre. Aquí
le echas especialmente en falta cuando interpretaba en directo con sus
evidentes dotes de actor la tentación del Bien y el Mal que se
representaba en la parte casi final del tema, ese momento en el que la canción
frenaba y te llevaba con delicadeza ante la duda titubeante, suavemente,
constituyendo el clímax del propio tema antes de desembocar en el trepidante
final. Pero esto es marginal. También se han estrujado la materia gris a la
hora de seleccionar las líneas vocales y la estructura escogida para llevar
este “Heaven & Hell” al directo. En Santander, y supongo que al
igual que en el resto de la gira, el grupo montó una versión en la que
encabezaba precisamente esa lucha interna con el Bien y el Mal que
tan genuinamente llevaba al directo nuestro querido Ronnie; en este caso
se decantaron por el fragmento del “evil”, para acto seguido comenzar
con el estribillo y seguir con el inicio del tema original. Intercalaron “Man
on the silver mountain”, una de las canciones que no debería faltar jamás
en un homenaje a Dio o a Rainbow, y retomaron con la parte final
de H&H suprimiendo la parte rápida que solían interpretar los Sabbath
en los directos. Para seleccionar las voces de Ronnie en este medley no
se limitaron a coger una sola toma de voz, se nota que se han tomado la
molestia de seleccionar entre un compendio de discos y conciertos que dice
mucho y bueno del deseo de presentar al respetable un producto final elaborado
y que se salga de lo previsible. Lo dicho, más allá de que pongamos el grito en
el cielo con la idea, hay que reconocer el esfuerzo por la ingente labor de
realización musical que hay detrás.
La
música cesa, los músicos se dirigen al centro del escenario y saludan al público.
Vuelven de nuevo a asir sus instrumentos y finaliza el show con “Rainbow in
the dark”. Los tres vocalistas y el dichoso holograma hacen acto de
presencia y, cuando finaliza la canción, finaliza el concierto. Setenta y tres
minutos de actuación. Craig Goldy abandona inmediatamente la escena y se
marcha hacia los camerinos, mientras que Oni Logan y Ripper Owens se
quedan unos minutos saludando al público en la propia platea del recinto. El
público da por hecho que el grupo volverá a salir, pero la interpretación de “Rainbow
in the dark” tiene visos de haber sido el último tema tocado. Se encienden
las luces y el respetable empieza a quejarse por la corta duración del evento.
Como tengo la costumbre de hacer todo lo posible por no conocer el repertorio
del grupo que vaya a ver antes de la actuación, no puedo saber si es que han
acortado el setlist; pero tiene pinta de que esto es lo que tienen
preparado para la gira. En los días sucesivos confirmo estas sensaciones. Nunca
he entendido esto de las quejas si un concierto dura menos de 80 o 90 minutos,
¿en qué parte de la entrada se especifica lo que va a durar el espectáculo?
Está claro que la panacea es que un concierto sea muy bueno y muy largo, pero
tengo muy claro que prefiero mil veces antes un concierto corto e intenso que
otro largo aunque mediocre. Que un show sea algo memorable tiene que ver con
muchos factores, pero la duración nunca está en los primeros lugares de esa
lista; al menos así lo veo.
Craig Goldy y el holograma.
Le
tengo mucho respeto a Craig Goldy, es un tipo que ha demostrado a lo
largo de todos estos años ser un amigo fiel de Ronnie James Dio –de
hecho le sigue reconociendo como su mentor y sus palabras siempre son de
agradecimiento y respeto hacia el maestro- , es por eso que me sobraban las
justificaciones que adujo en los días previos a la gira. En esas recientes
declaraciones a los medios comentaba que hacían esto principalmente por y para
los fans, como un homenaje a su figura, una celebración de su música para todos
las fans que presenciaron en directo a Dio en su día y como un regalo
para aquellos que nunca pudieron disfrutar de él en directo. Incluso se ofreció
a responder personalmente a un enfurecido fan por todo este asunto del
holograma vía facebook, le expuso sus razones con un talante tan sincero
y conciliador que el propio fan iracundo supo reconocer el mérito de Goldy
pese a afirmar que su opinión hacia el holograma no había variado. De cualquier
modo seguro que las palabras de Craig Goldy son sinceras, pero no dejan
de ser justificaciones para poder montar una gira mundial que de otro modo no
creo que hubiesen podido hacer realidad.
Me
quedo con el final. Cuando bajó el telón de Santander y mientras el público
mostraba su disgusto por la duración del concierto, sonaba por el equipo de
ambiente la música enlatada de “This is your life”. Ese sí que fue el
final perfecto para esta aventura.
Dio: "This is your life".