Clube de Adictos a Deep Purple

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Púrpura Chess

This blog is basically a musical site. Here we talk about the music we like, using different angles. As dear and missed Jon Lord once said: “Music is the highest kind of Art that exists”. I think the same way too.

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miércoles, 20 de marzo de 2019

Metal Extremo. Una forma más de entender y disfrutar el Rock duro.


Texto escrito por Diva Satanica.



Aprovechando el interés suscitado por el pasado artículo sobre la música de Emperor, las voces guturales y el Metal Extremo, hemos querido abordar el asunto de una manera más específica. Para ello tenemos la inmensa suerte de poder contar con la visión de una de las voces que están pegando con más fuerza en el panorama actual de nuestro Rock duro: hablamos de Diva Satanica. La vocalista que se encuentra en estos momentos inmersa en la gira de Bloodhunter, haciendo una vez más gala de esa cercanía, coherencia y actitud que le caracteriza, ha querido compartir con todos nosotros algunas de sus impresiones y experiencias dentro de esta expresión musical. En el fondo la música que más te llega es esa que está hecha sin prejuicios, desde la pasión y las entrañas; sean cuales sean sus peculiaridades o estilos. Os dejamos con Diva Satanica.

                                                 (Vase photography. Seva Figueirido).

Cuando me preguntan acerca de mi primer contacto con el Metal Extremo ni siquiera lo recuerdo muy bien. Fue una transición natural de igual forma que se hace con cualquier otro estilo, pura coincidencia, vamos. Recuerdo el primer disco de Rock que me compré que fue el "Slippery When Wet" de Bon Jovi (algo bastante alejado de esto), me llamó la atención su portada de entre todos los álbumes de la discografía y decidí que iba a aventurarme. No había oído nada más de Bon Jovi más que el "Livin´on a prayer" que unos días antes había interpretado una vocalista española en un concurso de talentos en Tv, pero aquello fue más que suficiente para que mi afición por el Rock se asentase. A partir de ahí repetí este mismo ritual casi semanalmente y así es como iba sumergiéndome en diferentes estilos: pasé del Rock al Hard Rock, al Hair Metal, al Sleazy, al Thrash, al Grunge... hasta que cada vez mis oídos pedían ritmos más rápidos y contundentes. Y así fue como llegué hasta el Metal Extremo y, por ende, a las voces guturales. Y del mismo modo que la primera vez que escuché Guns N´ Roses (una de mis bandas de cabecera), tuve que apagar inmediatamente el reproductor porque no soportaba la estridencia de la voz; me ocurrió con los guturales. La primera vez que escuché Arch Enemy sentí pánico. Literal. Pero a los 5 minutos, sentí el deseo irrefrenable de volverlo a intentar: como cuando ves una película de miedo que sabes que te va a impedir conciliar el sueño, pero estás disfrutando con la adrenalina de no saber anticipar cuándo vendrá el susto. Aquello me enganchó. Inmediatamente sentí que tenía un efecto terapéutico: toda la rabia que tenía acumulada (poneos en la situación de que las mujeres en la adolescencia tenemos un desbarajuste hormono-emocional importante) se canalizaba gracias a aquel estruendo. Cuanto más cabeceaba al ritmo de la música, más liberada me sentía. Y ahí fue cuando me di cuenta de que tenía que aprender a cantar de esa manera.

                                                   (Foto: Antonio Sicre).

Ya había intentado antes aproximarme al canto melódico (como os introducía, era muy fan de los concursos de talentos musicales, me aprendía el repertorio semanal de cada uno de los concursantes...); incluso llegué a apuntarme a clases. Empecé yendo a unos 40 km de mi ciudad natal en coche, a un pequeño local de ensayo donde impartía clases mi primera profesora, Susana. Imaginaos, a mi recién estrenada mayoría de edad, lloviese, tronase o hubiese un vendaval, cogía mi coche por la noche después de estudiar (iba a la universidad por aquel entonces) y me iba a clase de canto. Fue un auténtico desastre. Me frustré. Quise que me enseñasen a cantar gutural pero ni siquiera sabía lo básico y fundamental del canto melódico. Abandoné, pensé que aquello no era para mí. Pero claro, como buena adicta, enseguida recaí. Empecé a moverme por la escena underground de mi ciudad (A Coruña), yendo a conciertos casi todos los fines de semana para intentar aprender algo de aquellas bandas de Black Metal que salían a dar su espectáculo con antorchas, cruces invertidas y las caras pintadas. Me fascinaba aquella atmósfera: la capacidad de entrar en trance con el sonido de un acorde y pasar rápidamente a la violencia más extrema con los blast-beats de la batería. Por aquel entonces no había demasiadas chicas en estas formaciones, a excepción de alguna bajista. Inmediatamente pensé: tiene que haber alguien que se atreva, alguien que sea capaz de reproducir lo que ya estaban haciendo Sabina Classen en Holy Moses desde los años 90 o mi querida Tristessa en Astarte (que fue la pionera en formar una banda de Black Metal femenina). Busqué tutoriales, pregunté a todos aquellos vocalistas que veía en los conciertos y estudiaba con esmero todos los conciertos a los que tenía acceso en youtube. Empecé a sentir en mí cómo la percepción del sonido iba cambiando, iba descubriendo nuevos matices y me di cuenta de que no había una única forma de hacerlo. Ahí fue cuando Fenris (guitarrista y miembro fundador de BLOODHUNTER), que sabía que era aficionada a la escritura y que estaba absolutamente obsesionada con estas tendencias, me propuso que escribiese una letra para su proyecto. Era mi oportunidad, lo tenía claro. Intenté impresionarle con lo que un par de años después se convertiría en una de las primeras canciones de la Demo de BLOODHUNTER "The First Insurrection" (2013), a la que bauticé como "The Bloody Throne". Sin darme cuenta había iniciado un viaje que ya no tenía vuelta atrás.


                                              Bloodhunter (Foto: Samuel Monte).

Recuerdo el primer ensayo al que me invitaron, canté de espaldas. Bueno, cantar por decir algo, porque seguía sin tener ningún tipo de formación en gutural más allá de lo que había ido aprendiendo por mi cuenta. Grabamos nuestra primera demo y llegamos hasta el primer disco: mi primera grabación en un estudio profesional. Fue horrible. Recuerdo ponerme muy enferma con gripe e incluso tener fiebre, pero más allá del malestar físico, estaba el emocional. Sólo hacía un mes que acababa de descubrir otra forma de proyectar el sonido completamente distinta a la que había estado acostumbrada desde hacía dos años. Apenas podía decir dos palabras seguidas, por lo que la grabación se complicó bastante. Comprendí que eso no podía ser lo normal, la gente se iba de gira, daba conciertos en directo y no tenía esos problemas... y todo eso al margen de las afonías que iba sufriendo. Después de la grabación estuve una semana sin poder hablar. Aquello me preocupaba pero seguía sin encontrar ninguna solución. Por supuesto, cada persona que se enteraba de lo que me ocurría, incurría en las típicas bromas "eso no puede ser cantar, mira cómo te has puesto...", "así va a salir todo el mundo corriendo...", "esa no eres tú, seguro que llevas algún efecto...". Mis niveles de hartazgo eran supinos, pero mi cabezonería más. Alquilé varias horas a la semana un local de ensayo y me propuse que para la grabación del siguiente disco no volvería a ocurrirme lo mismo. Y así fue. Trabajé durísimo todo un verano y finalmente di con la respuesta: del mismo modo que en canto convencional, había diferentes colocaciones según la técnica; el manejo de la respiración y del diafragma era importantísimo... Para diciembre de 2016 conseguí incluso acercarme a diferentes registros cuando grabamos nuestro segundo disco "The End Of Faith", y todavía se pondría mejor la cosa cuando conseguí atraer la atención del público no familiarizado con el estilo cuando accedí a participar en el programa de talentos "La Voz", como primer artista en llevar este registro al formato. Sí, hubo comentarios de todo tipo, pero sorprendentemente, la mayoría positivos. Había gente que incluso sin haber escuchado nunca antes un estilo similar, se compraba nuestro disco o venía a nuestros conciertos. Aquello me abrió los ojos, no había nada de lo que avergonzarse. Igual que en su momento el Punk fue un revulsivo, o las minifaldas, o el mezclar sabores dulces y salados en las comidas, aquello tenía su punto. El problema estaba en que nosotros, los que defendíamos el estilo, no lo estábamos reivindicando, lo queríamos para nosotros solos. Menudo error...


                                                     (Foto: Antonio Sicre).

Los niños, que son sinceros porque todavía gozan del favor de la inocencia, eran los primeros en no dudar ni un segundo en acercarse e intentar reproducir el registro. Así, con total naturalidad y sin prejuicios, como deberíamos acercarnos todos a cualquier acontecimiento de nuestra vida. Empecé a impartir clases primero para principiantes y luego como coach de vocalistas con cierta trayectoria en mis "Extreme Vocal Lessons", di algunas masterclass en el ámbito privado y en el de escuelas de música que ofertaban la titulación Rockschool... Quién me iba a decir a mí hace casi 10 años que mi vida acabaría dedicada entre otras cosas a la defensa y el desarrollo de un registro vocal que tiene sus orígenes en las tribus más ancestrales. 


                                                     (Foto: Unai Endemaño).

Porque sí, todo en esta vida tiene su momento, necesita su preparación y su estudio; y mucho, muchísimo esfuerzo. Cuando me preguntan que por qué no canto en melódico, les respondo que por qué no cantan ellos en gutural. No hay ninguna relación. Unos son del Madrid, otros del BarÇa y elegir uno u otro equipo no quiere decir que te guste menos el fútbol. Gracias a todos los que os interesáis por esta técnica de canto (porque sí, es una técnica igual que el lírico, el rasgado...),  que además está empezando ya a incluirse en algunos métodos de estudio en Holanda, aún sin traducción al inglés o castellano, como es el "Universal Voice" del que es profesora Marcela Bovio (sí, esa maravillosa artista de voz angelical, a la que tuve el placer de disfrutar en unas jornadas sobre la música y los medios de comunicación y que nos sorprendió a todos con la potencia de su growl). 


                                        Marcela Bovio en gutural: Entrevista FemME 2016.

Gracias también a los que a pesar de no ser muy adeptos al estilo, lo respetáis y dedicáis reconocimiento a todos los que nos esforzamos día a día para que goce de mayor difusión y alcance de la misma manera que cualquier otro estilo de Música. Por supuesto, a Paulino y a este espacio, siempre dispuestos a impregnarse de musicalidad en cualquier formato.

Y como no, gracias a todas aquellas mujeres que me enseñaron que hacer el pino no depende de la fuerza que tengas, sino de lo ágil que seas. Y, con el gutural, pasa lo mismo: no por ser hombre quiere decir que seas más hábil para reproducir esta técnica. Aunque en esto del Metal Extremo las primeras bandas tuvieran únicamente componentes masculinos, a ellos también hay que agradecerles que conserven esa misma inocencia de los niños frente a las cosas. Si no fuera por eso, nunca habríamos empezado a experimentar con nada. Y mirad lo lejos que hemos llegado...



                                            Bloodhunter: "All these souls shall server forever".






lunes, 18 de marzo de 2019

Bernie Torme: Descanse en paz (18 Marzo 1952 - 17 Marzo 2019).


Bernie Torme, el genial forajido que puso su guitarra en las canciones de Gillan, Ozzy o Dee Snider entre otros, además de comandar su propio grupo, falleció ayer domingo 17 de Marzo de 2019, a la temprana edad de sesenta y seis años. Joven... joven.
El músico que tenía uno de los sonidos de guitarra más personales, salvajes y reconocibles -sabías que era él desde el mismo instante en el que sonaba su Fender- ha abandonado nuestro plano. Su personal mezcla Hendrix/Blues ya no volverá a ser escuchada desde ningún escenario. Triste, muy triste.


Se ha muerto a raíz de unas complicaciones derivadas de la gripe. De un costipado mal curado. Igual que James Brown. El Padrino del Soul falleció un triste veinticinco de Diciembre del año 2006, no quiso ir al médico y cuando por fin lo hizo ya fue demasiado tarde. Torme llevaba desde las pasadas Navidades con molestías y tuvo que ser ingresado, incluso con pronóstico reservado. Se encontraba inmerso en unas disputas legales con la compañía de crowdfunding que no le pagó lo recaudado para la grabación de su último disco, titulado "Shadowland", poniendo el propio Bernie el dinero de su bolsillo para acabarlo y enviarlo a los fans que habían colaborado por adelantado. Otra más de nuestra queridísma indutria discográfica. Pero no enturbiemos este difícil y doloroso momento con el sucio dinero. Difícil entender la vida sin Bernie Torme entre nosotros.


Tuve la suerte de verle actuar en directo y de entrevistarle un par de veces. Todo un caballero con las ideas muy claras, los pies muy en el suelo, sin superficialidades ni estupideces y poseedor de un talento innato que nos ha hecho felices a muchos de nosotros. Desde aquí todo el apoyo, ánimo y los mejores deseos a sus seres queridos. Te veré al amanecer, te veré en la fría luz de la madrugada, mi amigo.

















domingo, 10 de marzo de 2019

Rob Halford anuncia que está trabajando en su biografía.


El conocido cantante de Judas Priest ha hecho público recientemente su deseo de escribir su autobiografía. Esto no pueden ser más que buenas noticias para todos los aficionados a la música de Judas y para todos los que sienten algo cuando suena una guitarra eléctrica acompañada de una voz estratosférica.
Si alguien tiene una historia interesante que relatar a sus espaldas, ese es Rob Halford. Pocas bandas han sido tan herméticas en lo que respecta a sus cuestiones internas como Judas Priest y pocas han vivido tanto como estos genuinos padres del Heavy Metal. Tras la tan controvertida salida del grupo de Kenneth Downing y los severos problemas con la enfermedad de Parkinson que lleva arrastrando Glenn Typton y que le han forzado a semi abandonar la nave, todo parece indicar que Halford se ha quedado al frente de los Judas.


Que Rob Halford es una de esas personas que ha exprimido su vida al máximo es algo que muy pocos seguidores de Judas Priest dudan. El amigo Rob ha vivido diez vidas en una y seguro que tiene un buen saco de historias que compartir con todos sus seguidores, más todas las que opte por seguir manteniendo en su intimidad. Pocos cantantes han sido pasados por la lupa de sus seguidores y, sobre todo, de sus detractores como Halford. A la hora de evaluar su capacidad vocal a casi todo el mundo le ha salido ese juez de programas de televisión que muchos deben de llevar dentro, generalmente para decir estupideces. Normal, una voz tan extraordinariamente especial siempre va a estar sujeta a las más sesudas elucubraciones de todo el resto de mortales, situados necesariamente en un plano inferior. Por fortuna, con el Metal God no se bromea y en su última visita a nuestro territorio dejó las cosas bien claras en las orejas de todo el personal que se acercó a ver a Judas de teloneros de Ozzy. Por cierto, curiosamente muy poca gente se suele meter con voces como las de Ozzy, Robert Plant o Mick Jagger mientras que no dejan en paz a vocalistas como Halford, Gillan o Coverdale; muy curioso.


La vida de Rob Halford ha debido ser tan apasionante como controvertida, él mismo comenta que el recorrido de Judas Priest da para un biopic de Hollywood al más puro estilo del de la vida de Freddy Mercury y Queen o el anunciado “The Dirt” de Motley Crue. Y apuesto que no se equivoca. Su sexualidad dentro de un género tan machista en los años 70/80/90 como el Heavy Metal, la escalada a la fama de Judas Priest, su relación con los demás miembros del grupo –incluido el affair de Dave Holland y su condena judicial por abusos–, sus proyectos musicales en solitario, su relación con todo el star system musical tanto rockero como de otros estilos –sus anécdotas con Madonna y otros iconos artísticos- y un sinfín de vivencias más que, como tenga a bien compartir con todos nosotros, van a hacer de este libro un manual de lectura obligada para todo el que quiera saber de qué va eso de ser una Estrella del Rock de las de verdad, de esas hechas a sí mismas. Que me digan dónde se encarga, que ya voy afilando mi discografía Priest para preparar el momento.



lunes, 4 de marzo de 2019

REFLEXIONES METÁLICAS.


Una sección de nuestro colaborador “Metálico”.

En busca de un nombre para el grupo.


La elección del nombre de un grupo de música no es cuestión baladí sobre todo en los inicios de cualquier banda. Es cómo va a ser conocido durante toda su trayectoria y seguramente la marque. En principio, se pretende buscar un nombre compuesto por una o dos palabras con buena sonoridad y que sea fácil de recordar por el potencial oyente. Además, también se puede perseguir, aunque en un papel más secundario, que la nomenclatura sea brillante, original, contundente y/o que defina o tenga alguna relación con el grupo.
Tener un buen nombre sin duda ayuda en esto de hacerse un hueco en el mundo de la música, pero sólo eso, porque sin un buen hacer musical no hay nada de nada. Y también al revés, lógico, ¿cuántos grupos grandiosos conocemos con un nombre ridículo? Seguramente lo tuvieran más complicado en los albores de la banda, pero no creo que ninguno se haya quedado en el camino por llamarse de una determinada forma, ¿o sí?


Con todo hay una gran variedad de nombres de temática muy diferente. Pues muchas bandas buscan una sonoridad recordable sin más. Y eligen una palabra al azar, a través de caminos de lo más variopinto.
Sin embargo, por otro lado también hay grupos que le otorgan cierto importancia a cómo van a ser llamados y que consiguen el éxito al escoger determinados nombres que se mimetizan con el grupo, que marcan al combo hasta tal extremo que nos es imposible imaginarlos con otra denominación. Hay alguno de estos, me vienen a la cabeza dos nombres: Metallica y Barricada; que son también ideales para ser coreados a pleno pulmón en cualquier concierto.

Metálico.