Clube de Adictos a Deep Purple

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Púrpura Chess

This blog is basically a musical site. Here we talk about the music we like, using different angles. As dear and missed Jon Lord once said: “Music is the highest kind of Art that exists”. I think the same way too.

Púrpura Chess

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domingo, 20 de mayo de 2018

“Space station # 5”: George Lynch/Kelly Keeling.


Traemos aquí este clásico del grupo del tristemente fallecido guitarrista Ronnie Montrose y que apareció en el mítico primer disco da la banda, también titulado “Montrose”; buen Hard Rock norteamericano de principios de los setenta, esos años rebosantes de creatividad y que sentaron muchas de las bases de lo que tanto nos gusta a algunos de nosotros.


La revisión de la canción viene de la mano de George Lynch a la guitarra, Kelly Keeling a las voces, Jeff Martin a la batería y Gunter Nezhoda en el bajo; cuentan además con la colaboración en las rítmicas de Kevin Curry. Una formación de lujo para revivir de nuevo esta canción, ofreciendo una lectura en clave de Rock potente y sin concesiones; la base rítmica sonando a piñón, la guitarra solista incendiaria de Lynch explotando desde el riff del inicio y la brutal voz de Keeling liderando el asunto mientras hace gala de la amplia gama de recursos de la que es poseedor.

                                            George Lynch.                                  Kelly Keeling.

La mayoría de la gente conoce a George Lynch como el guitarrista de Dokken, grupo con el que grabó sus trabajos más reconocidos y que le otorgaron la fama y el éxito durante los años ochenta, pero es menos conocida toda su producción musical posterior, tanto en solitario, con su grupo Lynch Mob o en los innumerables proyectos en los que ha hecho sonar su guitarra. En cuanto a Kelly Keeling, pese a haber trabajado con muchos músicos de primer nivel y poseer uno de los registros vocales más interesantes de los últimos años, permanece prácticamente desconocido a los ojos del gran público. Uno no tiene más que escuchar la colaboración que hizo junto a Yngwie Malmsteen dentro del tributo a Deep Purple que apareció a mediados de los noventa para darse cuenta de que lo de este tipo es especial, pero esto es marginal.


Lynch llamó a Keeling para que metiese las voces en uno de los discos en solitario que grabó el guitarrista, concretamente el que salió en el año 2004 bajo el acertado título de “Furious George”. Dicha obra se trataba de una revisión de versiones de clásicos de Rock, escogidos con un buen gusto y un criterio que demuestran el amplio y asentado bagaje musical del que hace gala nuestro querido Mr. Scary. Huye de los architrillados temas que nos agobian en cada nuevo recopilatorio, acercándose a otras canciones igual de representativas de la cultura musical de los últimos cincuenta años. Alterna temas que cualquier seguidor del Rock conoce con otras gemas más escondidas, pero igual de efectivas. Consigue recrear ese sentimiento de obra musical completa con cuerpo propio, que tan en desuso se encuentra hoy en día,  más allá de una mera colección de grandes éxitos. Buen Rock, con un sonido potente y orgánico producido por el propio Lynch y por Mike Varney, otro de esos visionarios que entiende algo de cómo hacer sonar esta música que tanto nos apasiona.

                                                   George Lynch: "Space staion # 5".
               


domingo, 13 de mayo de 2018

REFLEXIONES METÁLICAS


Una sección de nuestro colaborador “Metálico”.

¿Rock en inglés, en español, en alemán o en...?


Todos coincidiremos en que el Rock es un idioma universal. Sin lugar a dudas, transmite, consigue emocionar independientemente del origen de los músicos  como del de la audiencia. No hay barreras, seamos de donde seamos podemos `sentir’ esos acordes aunque su creación haya tenido lugar lejos, muy lejos, lejísimos.
Tradicionalmente, el Rock ha ido acompañado por unas letras en inglés. Normal si se tiene en cuenta que nació en EE.UU y que sus ‘progenitores’ y principales influencias también hablan este idioma. Sin embargo, según el Rock fue extendiéndose por todo el planeta empezaron a acompañarle otras lenguas, todos las que se hablaban donde el Rock llegó, así esta música cumplía la dualidad universal-local que la hacía totalmente asimilable y cercana.
De todas formas, para muchos el idioma del Rock seguía siendo el anglosajón y despreciaban el Rock cantado en otra lengua, aunque se perdiera la oportunidad de hacerlo más inteligible para llegar a una audiencia determinada.
De hecho, habitualmente los grupos no anglosajones que querían llegar a audiencias de varios países solían cantar en inglés, era cuasi norma. Por el contrario, si mantenían su lengua materna tenían muy difícil, casi imposible (salvo contadas excepciones) triunfar en la escena internacional.



No sé cómo sería en otros países, pero en España si bien se consideraba más que apropiado que un grupo alemán, francés, etc, adoptase la lengua de Shakespeare para llegar a sus oídos, la cosa cambiaba cuando era un grupo patrio el que se atrevía a cantar en inglés, sobre todo si su trabajo no tenía una versión en castellano, pues era algo que no se comprendía. Por lo cual muy pocos grupos españoles se aventuraban a hacerlo, aunque hay que afirmar que el tiempo ha ayudado a romper estos estereotipos y cada vez son más los grupos nacionales de Rock que ven como algo normal cantar en inglés. Creo que esto es posible también porque la audiencia española cada vez se enfrenta a ese idioma con mayor conocimiento y seguridad.
Pues también es perfectamente entendible que un público que mayoritariamente desconocía el inglés y demandaba historias cercanas, con las que pudiese identificarse, prefiriera el Rock en español si se lo podían ofrecer, claro.
Como todo en la vida, será cuestión de gustos el Rock en inglés, en español, en alemán, en francés, en..., etc. O más bien dependerá del género o de la canción en concreto.

Metálico

lunes, 7 de mayo de 2018

Jane Child. “Mona Lisa smiles”.


Bajo este sugerente título se encuentra una de las canciones más interesantes de esta semi desconocida vocalista. Publicó un par de discos a principios de los años noventa, otro más a principios del año dos mil y alguna colaboración ya en el actual siglo; poco más, una pena. Su primer disco estuvo auspiciado bajo la poderosa multinacional Warner Bros, un trabajo de ese Pop que se encontraba con el Rock más comercial tan típico de aquellos años. Esta mujer consiguió que la Warner le permitiese componer sus propias canciones para este trabajo, incluso aparece como la productora del mismo. En aquellos maravillosos años para la música comercial norteamericana llena de superproducciones, sesiones en lujosos estudios, atómicos vídeos promocionales y macro campañas publicitarias, las grandes compañías de discos lograban vender sin problemas millones de discos de un elevado número de los artistas que apadrinaban. Eso sí, esta mujer además de sus composiciones nos ofrecía su poderosa voz.


La canción que nos ocupa apareció en la banda sonora original de “Freejack”, aunque un año después comandaba el segundo disco de la vocalista/instrumentista titulado “Here Not There”. La peli “Freejack” constituye uno de esos artefactos imposibles tan habituales en esos años. Una historia futurista que contaba con la interpretación de Mick Jagger, otro cantante obsesionado con actuar en la gran pantalla y me temo que con la misma falta de talento interpretativo que la mayoría de sus compañeros al micrófono. Si la película era perfectamente olvidable la BSO no le iba a la zaga. Las bandas sonoras ya son dignas de estudio per se por muchos motivos –sostengo la teoría de que los encargados de seleccionar las canciones a incluir en las mismas deben de ser chimpancés, definitivamente habrá que dedicarle a este asunto otra entrada en otro momento–, pero es que está no hay por dónde cogerla; juntar en un mismo disco a Ministry, Scorpions, Little Feat o Jesus & Mary Chain resulta cuanto menos curioso.


El asunto es que le tengo mucho cariño a este cassette por motivos extra musicales y lo he seguido escuchando a lo largo de los años. Desde el primer momento lo interesante llegó al inicio de la cara B con “Mona Lisa smile”; por cierto, pedazo de título. De manera sigilosa aparece ante el oyente esta “sonrisa de Mona Lisa”, con una voz femenina que no había escuchado hasta entonces, llena de carácter y de fuerza. Una producción cruda, pero prestando atención a los pequeños matices. Toda la canción va creciendo mientras te mira a la cara desafiante hasta llegar al agobiante e inquietante final. Un gran tema que aportaba interés y sustancia a un disco tan deliciosamente amorfo.


                                                          Jane Child: "Mona Lisa smile".