Clube de Adictos a Deep Purple

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Púrpura Chess

This blog is basically a musical site. Here we talk about the music we like, using different angles. As dear and missed Jon Lord once said: “Music is the highest kind of Art that exists”. I think the same way too.

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miércoles, 6 de junio de 2018

Entrevista a Manolo Arias: Monterrey, Niagara, Atlas, Ñu, Bella Bestia, Motores, Muro...


“Nuestra generación y la anterior aprendimos de la misma manera: te ponías el disco y a sacar lo que sonaba ahí. Pero es que la gente anterior también aprendió del mismo modo, Eric Clapton, Keith Richards o Paul McCartney se ponían los discos de Elvis; siempre de una generación anterior”.

“Te puedo decir en exclusiva que estoy grabando algo en solitario. Tengo las maquetas hechas, diez o doce canciones. [..] Lo que sí puedo comentar es que la música es Hard Rock, es lo que más me gusta y pienso que es lo que mejor sé hacer. Musicalmente sería algo así como una continuación de Atlas”.

“Carmine Appice quería que Niagara nos hubiésemos ido a América con él, a su propia casa. Nos dijo que no había ningún problema, que podíamos estar en su casa un tiempo hasta que nos diéramos a conocer y nos pudiéramos mover por allí”.

“Hay una cosa que poca gente sabe y es que la multinacional CBS estuvo a punto de quedarse con el grupo. Había una persona, Simone Bosé, por entonces AR de CBS. La maqueta de Niagara llegó a sus manos y le gustó tanto que la presentó a la compañía. [..]Debido a la idiosincrasia de este país, CBS española no estaba por la labor de trabajar con otro tipo de música”.

“Personalmente, de los tres discos de Niagara, “III” es el que más me gusta; a “Now Or Never” le tengo mucho cariño por todo lo que representa, pero “III” fue nuestra obra maestra”.

“Allí mismo empezamos a hablar de la posibilidad de volver a hacer algo juntos y así salió, de una conversación nocturna en un bar de carretera. Nos pusimos a ello y montamos Atlas”.

“El Rock duro en España tuvo un momento fuerte a principios de los años ochenta con grupos como Barón Rojo y Obús, pero que duró hasta mediados de esos años. Aquí no puedes hacer Hard Rock, AOR o incluso Heavy Metal; el volumen de público es limitado y no llegas a todo el mundo”.

“José Carlos Molina es Ñu y Ñu es José Carlos. Cuando entras en Ñu sabes dónde te metes y, si no lo sabes, tienes un problema. Yo tenía muy claro mi papel dentro del grupo”.

“Una canción puede ser más o menos dura, pero lo importante es que tenga una melodía y un estribillo que se te meta en la cabeza y lo puedas ir cantando por la calle. Me parece algo realmente importante en una canción”.

“Hay muchas canciones a lo largo de mi carrera musical que han sido declaraciones de principios, “Now or never”, “Corazón de metal” o “Contra viento y marea” eran eso precisamente. No voy a cambiar, pase lo que pase voy a seguir haciendo lo que quiero”.


Recientemente hemos tenido el verdadero placer de entrevistar a Manolo Arias, uno de los guitarras más representativos dentro de la Historia del Rock en nuestro país. Un músico con una dilatada e interesante carrera musical que ha sido parte importante del devenir musical de todos aquellos amantes del Hard Rock en España. Montó Niagara, uno de los primeros grupos de Rock español usando la lengua inglesa, realizando giras por Reino Unido y, en definitiva, aportando su granito de arena para ponernos en las miras internacionales.
Ha formado parte de un importante número de grupos como Yerba, Bella Bestia, Panzer, Ñu, Muro, Sobredosis, Motores o Dr. Snake entre otros, aunque Niagara y Atlas pueden haber sido sus dos apuestas más personales en el mundo de la música. Actualmente toca en Monterrey y tuvo la amabilidad de obsequiarnos con un par de tardes de amena y entretenida conversación. Un montón de anécdotas y alguna primicia que ahora compartimos con todos vosotros.


-¿Cuál fue tu primer recuerdo musical, en qué momento recuerdas que te llamó la atención algo relacionado con la música?

Recuerdo que fue alrededor del año 1968, tenía siete años. Escuché en la radio de aquel entonces la canción “Hey you” de The Beatles y me llamó la atención, no era más que un niño. Es el primer recuerdo que tengo de música Rock, ser consciente de una canción. Se me quedó grabada por alguna razón y hasta hoy.

-¿En qué momento te interesaste en tocar la guitarra?

Es una historia curiosa. Mi abuelo paterno me regaló una guitarra española con nueve años.  Él tocaba el laúd, la bandurria y era muy buen dibujante. En ese primer momento no me interesó y la guardé en un armario. Se pasó encerrada dentro de ese armario unos dos años. Un día, ya tenía once años, estaba buscando algo dentro de ese armario y literalmente se me cayó encima; no recordaba que la tenía guardada en la parte de arriba del armario. Recordé que era la guitarra que me regaló mi abuelo, la saqué de la funda y me envenené. Pasé de no querer saber nada de ella a no separarme de ella, comía, dormía, iba al baño e incluso al colegio con ella; la llevaba a todos lados. Era enfermizo. Empecé aprendiendo con los chicos del barrio, preguntando por los acordes y todo eso.

-¿Y la primera vez que te subiste a un escenario para tocar?

Fue en el colegio, tenía once años. Me subí al escenario con mi guitarra para interpretar unos fandangos de Huelva. Imagina lo nervioso que estaba.

-¿Qué grupos te llamaron la atención en esos primeros años?

Hay tres grupos que creo que son los que más me han marcado musicalmente: Beatles, Deep Purple y Jimi Hendrix. Luego hay muchos más grupos que me gustan, Boston, los primeros Queen de los años setenta y, en general, la música de esa década. En aquellos años, hablamos de principios de los setenta, no pienses que podías escuchar mucha música fuera de lo que se llevaba. También me llamó la atención por entonces Simon & Garfunkel. Sin embargo, tuve la gran suerte de que se mudaron unos hippies como vecinos nuestros, sería por el año 1973 o 74, y me permitió entrar en contacto con una gran cantidad de música. Me descubrieron todo: Led Zeppelin, Yes, Jethro Tull, o Emerson Lake & Palmer. Con doce o trece años ya estaba convencido de que me tenía que dedicar a esto aunque no supiera cómo.

-¿El ambiente en el que te movías en estos años, a nivel escolar o de amigos, también tenía estas inquietudes musicales?

No te creas. Éramos críos. Funcionaba mucho con los que tenían hermanos mayores y en mi caso yo era el mayor, cuando ibas a casa de alguno de ellos te podían poner música de los Stones o cosas así. Lo que sí teníamos eran unos gustos musicales similares. Curiosamente he retomado el contacto con algunos de ellos y me comentan que ya desde entonces tenían claro que yo me iba a acabar dedicando a esto de la música.

-A la hora de tocar la guitarra, ¿cursaste estudios o fue más una cuestión autodidacta?

Como a la mayoría de mis compañeros de generación empecé de un modo autodidacta, fijándote en lo que hacían otros amigos y compañeros del barrio. En mi caso fue todo demasiado rápido, la pasión apareció y no me separaba de la guitarra las veinticuatro horas del día. Mi madre ya no sabía qué hacer conmigo porque me llegaba hasta a quedar dormido en la cama con la guitarra encima. Empecé muy pronto y luego más tarde llegaron los estudios. Pienso que como casi toda la gente que empezamos en los ochenta éramos autodidactas. Luego te interesas por avanzar y subir tu nivel. Curiosamente estuve estudiando Armonía de Jazz, que resulta que tiene que ver con el Rock mucho más de lo que parece a primera vista. Hoy en día los chavales tienen mil posibilidades para aprender y estudiar no solo sobre Música, sino sobre cualquier cuestión específica que busques.

-Eso ha cambiado mucho actualmente, hay estudios, tutoriales de internet y un montón de posibilidades que antes no existían. Incluso más solvencia para adquirir instrumentos musicales.

Antes era impensable, te tenías que buscar la vida como fuera. Ahora los chicos tienes esa ventaja, pueden tener acceso a una guitarra eléctrica y a un ampli. Cuando yo empecé los pasos eran comenzar con la guitarra española, luego la acústica y después la eléctrica. En casa no había pasta y tenías que buscarte la vida haciendo trabajillos y cosas así para poder costearte los instrumentos y amplificadores, era algo como muy artesanal.  Nuestra generación y la anterior también, la gente de Barón, Asfalto o Topo, aprendimos de la misma manera: te ponías el disco y a sacar lo que sonaba ahí. Pero es que la gente anterior también aprendió del mismo modo, Eric Clapton, Keith Richards o Paul McCartney se ponían los discos de Elvis; siempre de una generación anterior. La ventaja de esto es que desarrollabas un buen oído… eso o te cargabas el vinilo, jaja.

-Hacerlo de manera autodidacta te daba esa soltura e iniciativa para aprender, lo hacías tuyo.

También ayuda a desarrollar  la capacidad para improvisar, te has tenido que buscar la vida de mil maneras y eso te da margen de recorrido.

-Según tengo entendido, el primer grupo que montaste se llamó Jerusalén.

Sí, fue con gente del barrio. Éramos dos guitarristas y un cantante, buscábamos ser algo así como Crosby, Still, Nash & Young; nada que ver con el Rock, sino un trío más orientado al Folk o al Country. Llegamos a tocar en directo y todo. La cosa tenía visos de continuar, lo que pasa es que éramos muy jóvenes, teníamos trece o catorce años.

-Antes de Yerba tocaste con Arceval.

El nombre de Arceval lo sacamos de un libro, no recuerdo cuál. Lo formamos amigos del colegio. Ensayábamos en el cuarto de contadores en una finca del barrio de Salamanca y, aunque montábamos bastante ruido, jamás nos llamaron la atención los vecinos; también es verdad que nosotros siempre estábamos prestos a ayudarlos cuando fuese necesario. Ensayábamos allí porque el padre del batería era el conserje de la finca. Nunca nos miraron mal ni nada por el estilo. Además recuerdo que por aquel entonces ya llevaba el pelo largo –me lo empecé a dejar largo con unos trece años–. Curiosamente había buena relación con los vecinos.

                                                                    Arceval.

-Dejarse el pelo para un chico era poco menos que un triunfo en aquellos años. En mi época de instituto a mediados de los ochenta, que ya es algo posterior, todavía entre los amigos era una lucha diaria que en tu casa te dejasen crecer el pelo.

Pues imagínate con trece años. Me empecé a dejar el pelo largo siendo muy joven. Todavía vivía Franco y, de hecho, esto me trajo algún que otro problema. Alguna vez me pararon los grises para pedirme la documentación.

-¿Qué tipo de música hacíais por aquel entonces? ¿Versiones?

Tocábamos versiones. Tengo en casa una cassette que representa las dos primeras grabaciones que hice en mi vida, los temas eran “Jumping Jack Flash” de los Stones y “Wish you were here” de Pink Floyd. También hacíamos temas propios. Desde el primer momento de mi carrera tuve claro que no estaba interesado en tocar versiones de otros, quería hacer y componer mi propia música. Tocar canciones de otra gente forma parte de tu propio proceso de aprendizaje, incluso a la hora de tocar el solo no buscaba clavar las notas, estaba más interesado en el estilo del músico. Esto me sirvió en un principio para aprender, aunque siempre estuve interesado en desarrollar mi propia forma de tocar.

-¿Tocasteis en directo con Arceval?

Sí, actuamos en fiestas de pueblos y recuerdo algunas anécdotas curiosas. Tocar en un pueblo de Guadalajara encima de unos remolques de los tractores habilitadas como escenario. Eso sí, tocábamos pasodobles, no pienses que en el setenta y tantos te iban a contratar para tocar Rock en las fiestas de un pueblo.

-¿Tus padres te apoyaron o no les gustó que te dedicases a la música?

No me lo impidieron, pero tampoco me ofrecieron un apoyo explícito. Supongo que como a mucha otra gente no me lo negaron, aunque siempre quisieron que no descuidase mis estudios. El problema para ellos llegó cuando detrás de mí fue mi hermano Ángel, más hijos suyos metidos en este asunto. Lo cierto es que en casa nunca se opusieron. Incluso más adelante hubo alguna anécdota graciosa. Estando en Niagara salimos en Tocata y todo el barrio estaba revolucionado al aparecer por televisión. Mi madre me llamó muy enfadada porque no pudo hacer la compra debido a que al salir a la calle todo el mundo le preguntaba por lo de nuestra aparición en la tele, jaja.

-¿Por qué se separó Arceval?

Lo de siempre, unos siguieron con los estudios y otros se pusieron a trabajar –en aquella época era muy normal  meterte de aprendiz en cualquier empresa para aprender un oficio–. La gente se empezó a disgregar y dejamos el grupo. Inmediatamente después monté Yerba.

-¿Cómo fue el proceso de formación de Yerba?

Originalmente estaba José Barta –gran teclista que acabó tocando con Júpiter o Ñu– a los teclados, éramos vecinos del barrio de toda la vida. Jose creo que es cinco o seis años más joven, pero nos conocíamos de siempre, nos juntábamos en nuestras propias casas. El bajista también era del barrio y el batería –Alberto, que acabó tocando con Goliath– lo mismo. Debutamos en el concurso Villa de Madrid que ganó Obús y nuestra sorpresa fue que pasamos a la semifinal, nos colamos entre los veinte mejores grupos de Madrid. Juanmi Rodríguez, teclista de Ñu y de Cuatro Gatos, me comentó hace poco que se metió en la música por mí. El primer concierto que presenció fue uno de Yerba y al verlo decidió que quería dedicarse a esto. Es curioso porque el primer concierto que vi en mi vida fue uno de Ñu en 1975 cuando ganaron el concurso del Teatro Monumental y entonces también decidí que quería meterme a fondo en esto. Al final todo esto es como un engranaje en el que las piezas se van ensamblando poco a poco.

-Una anécdota muy especial. Volviendo a Yerba, ¿estaba también tu hermano Ángel Arias en el grupo?

No. Bueno, realmente llegó a formar parte del grupo durante muy poco tiempo al final y lo hizo como cantante. Creo recordar que llegamos a hacer alguna actuación con mi hermano al micrófono.

-Antes de eso, ¿tu hermano y tú no habíais tocado juntos en ningún grupo?

Que va, no surgió. Mi hermano tocaba la guitarra pero, por alguna extraña razón, decidió cambiarse al bajo. Se compró el instrumento y hasta ahora.  Realmente no empecé a tocar con mi hermano hasta el año 1986, lo de Yerba fue una cosa muy puntual, anecdótica.

-Y lo de José Barta, ¿cómo surgió?

También un poco como todo, de manera espontánea. Para tocar determinadas cosas hacía falta teclado. Barta era vecino del barrio y además tocaba de manera espectacular, por lo que una cosa llevó a la otra. Más a mano imposible

                                                                  Yerba.

-¿Ya trabajabais con vuestras propias composiciones?

Sí, el grupo tenía sus propios temas.

-¿Hay material grabado de Yerba?

Alguna cosa hay. Existe una grabación que no sé quién la puede tener. En el año 1980, no recuerdo por mediación de quién, nos llamaron de Columbia Records para grabar una maqueta en sus estudios. Columbia tenía unos estudios espectaculares en la calle Libertad. No recuerdo cuantos temas hicimos ni quién puede tener eso. Por aquel entonces cantaba yo, todavía no teníamos cantante. La compañía buscaba a los nuevos Tequila, que por aquel entonces estaban despuntando. Con la arrogancia que te da la juventud les dijimos que se metiesen la oferta por dónde quisiesen.

-Entonces esto no es una demo, se trata de una grabación de estudio con todas las de la ley. Supongo que tu primera experiencia en un estudio.

Es cierto. En ese momento esto de la música me acabó de cautivar por completo, allí ya tuve completamente claro que esto tenía que ser mi vida. Recuerdo la grabación como si fuera ayer. Fue mi primera vez. Se hizo a la antigua usanza, todos a la vez en el estudio. Lo que no recuerdo es el número de tomas que hicimos.

-Entonces cantaste en la grabación.

Éramos bajo, batería, teclados y guitarra/voz. Más tarde entró a la voz Johan, que cantó después en Cráneo. Estuvimos funcionando hasta que me tuve que ir a la mili en el año 1981.

-El servicio militar era uno de los motivos de la ruptura de bandas jóvenes en aquellos años.

Desde luego. Intentaron seguir sin mí aunque, está mal que lo diga, yo era el que había puesto en funcionamiento el grupo y lo lideraba de algún modo, por lo que resulta complicado que un grupo siga si el que lo lidera ya no está. Volví de la mili al año siguiente y un mes antes de acabar  recibí una llamada de Pepe Mari Sansegundo. Nos habíamos conocido al coincidir tocando con nuestros respectivos grupos en unos conciertos que se hacían en Vallecas. Me comentó que estaban montando un nuevo grupo para el que necesitaban a otro guitarra. Hice la audición y me metí con ellos.

-Eso ya era Bella Bestia, con Tony Aceves y Pepe Mary.

Estaba Tony Aceves, Pepe Mary y Enrique Ballesteros. Poco después de incorporarme al grupo entró Elías Alegrete, el primer cantante de Bella Bestia.

-¿Al entrar en Bella Bestia ya estaba claro el sonido del grupo?

Sí, ya tenían algunos temas compuestos. De hecho, en ese disco metí dos canciones. Ese disco se llegó a grabar completo con Elías a la voz, no sé quién lo puede tener. Luego se regrabó con la voz de Tony. En estos momentos ya era profesional y entrar aquí ya supuso codearme con toda la primera división del Rock duro español, conocer a la gente de Obús o de Barón Rojo, gente que solo hacía unos pocos años antes eran mis héroes. Pasé a conocer a gente como Lele y José Luis de Topo, de estar en los conciertos como público a tomarte unas cervezas con ellos. Supuso entrar de alguna manera dentro del entramado de aquella música de la que era seguidor.

-¿Qué pasó con Elías? ¿Cómo viviste esos cambios dentro del grupo?

Bueno, lo cierto es que yo era todavía un novato. Elías tenía el problema de que vivía en Salamanca. Siempre es difícil que alguien del grupo viviera fuera, aunque ahora pueda ser algo más llevadero. Cuando Elías venía a Madrid se quedaba en mi casa, pero si no salía trabajo la situación era difícil de mantener. Al final dejó la banda y nos pusimos a buscar cantante, entonces apareció Tony Cuevas.

                                                            Bella Bestia.

-¿Conocías a Tony Cuevas de antes?

De nada, pero recuerdo perfectamente la audición que le hicimos porque nos hicimos el “Heaven & Hell” de Black Sabbath enterito. Siempre me gustó mucho ese álbum y Tony se lo cantó fenomenal, me dejó petrificado. Desde ese momento me dije que tenía que acabar haciendo algo con ese cantante. Ojo, que en el primer disco de Bella Bestia no se le hace justicia a su voz. Las canciones ya estaban compuestas y tenía que cantar de una determinada manera que para nada permitía que su voz luciese como merecía. La verdadera voz de Tony es la que se grabó posteriormente en los discos de Niágara. Su voz es increíble, tiene un timbre a mitad de camino entre Ronnie Dio y David Coverdale.

-Además está el asunto de que Tony dominaba perfectamente el inglés, asunto que en España es como una lacra.

Es verdad,  pero en Bella Bestia esto no sirvió de mucho puesto que el grupo no tenía esa vocación o inquietud internacional. Ten en cuenta que Tony tiene pasaporte británico, aunque sus padres son españoles, nació y se crió en Reino Unido. Su acento es perfecto. Recuerdo que la mánager de Judas Priest le preguntaba que de que parte de Londres venía porque no tenía nada de acento. Cuando viajamos posteriormente los dos a Londres, él pasaba por la zona de los viajeros británicos y yo tenía que esperar en la cola hasta que llegase mi turno. Recuerdo una vez en el aeropuerto de Heathrow cuando ya me tocaba pasar por el control del pasaporte y Tony comentarle al agente que iba con él para que pasase sin apenas preguntarme nada.

-¿En estos primeros momentos de Bella Bestia había posibilidades de aportar composiciones y decisiones entre todos los miembros del grupo?

Si hombre, no había problema. Tony Aveces era el que marcaba un poco las directrices, era un guitarrista excepcional y aprendí mucho de él; aprendí lo bueno y lo malo, lo bueno para hacerlo y lo malo para no repetirlo.

-¿Estás contento con el sonido de este primer disco “Bella Bestia”?

En absoluto, el sonido era horroroso. Curiosamente a José Carlos Molina le pasa lo mismo con “Fuego”. El primero de Bella Bestia y “Fuego” de Ñu están grabados en el mismo sitio. Era un estudio infame que se dedicaba a grabar maquetas de Copla, no sabían lo que era el Rock. El dueño era un compositor y arreglista de Copla, por lo que su estudio estaba enfocado a eso. Recuerdo que mientras grabábamos se estaba haciendo una reforma en el propio estudio, con los albañiles por ahí dando golpes y todo lo demás. Por nuestra parte nosotros tampoco sabíamos cómo grabar. Intuíamos cómo queríamos sonar, pero no disponíamos de los conocimientos necesarios para plasmarlo en el disco.

-¿Era la primera experiencia en el estudio del grupo?

Realmente no. Enrique Ballesteros ya había grabado con Ñu, Tony Aceves también con Piel Metal. Como experiencia todos ya teníamos alguna en el estudio, pero es que en esta grabación éramos prácticamente los productores del disco. Nadie sabíamos nada de cómo gestionar técnicamente el asunto.

-¿Y la idea del cambio de look y el Glam?

Eso fue idea de Javier Gálvez, que en paz descanse. Nos juntó un día en su oficina y nos dijo que se le había ocurrido hacer algo diferente. Te parece descabellado pero a la vez te hace gracia. La idea no era tanto hacer algo como Kiss, sino fijarte en las bandas de Glam Rock de los setenta en cuanto a imagen puesto que en lo que respecta a la música había lo que había. Se trataba de fijarse en la imagen de gente como New York Dolls, Sweet o Bowie del Ziggy Stardust. Nos lanzamos a por ello. La verdad es que me reí mucho y me lo pasé bien. Hubo momentos inenarrables y un montón de anécdotas. Hoy en día lo recuerdo con cariño, aunque cuando veo las fotos alucino.  Mi hija a veces me manda fotos de esa etapa que ve por internet y nos reímos los dos un buen rato. Me dice que entonces llevaba más pintura que una puerta, jaja.

-¿Alguna anécdota o algún problema por tocar con esa imagen?

Puede parecer curioso, en plenos años ochenta con esas pintas e ir a tocar en cualquier pueblo perdido de la mano de Dios, pero sin embargo nunca tuvimos ningún problema. Creo que la gente no daba crédito a lo que estaba viendo, estaba tan asombrada que durante la hora y media que estábamos tocando no acababan de asimilarlo. Recuerdo tocar en un pueblo de León, creo que Mansilla de las Mulas, en una discoteca y aquello fue casi kafkiano. Entre el público que nos encontramos en el lugar, piensa que por entonces nosotros éramos unos veinteañeros,  había gente de cuarenta o cincuenta años, señoras con sus abrigos de pieles y sus joyas.  Nos preguntábamos dónde nos habíamos metido. La estructura de la batería, que estaba en el centro del escenario, resulta que se elevaba con luces y todo eso. Parecíamos Kiss, fue algo muy divertido.

-¿Y qué nos puedes contar de la famosa grabación del programa “Un, Dos, tres”?

También fue algo muy curioso. Luego nos metieron un tijeretazo de cuidado en lo que se programó de nuestra actuación. Hay fotos que alucinas. Estuvo divertido y gracioso. Recuerdo esta etapa con  cariño. Lo que pasa es que pienso que en este país no estábamos preparados para este tipo de cosas dentro de la industria del entretenimiento. Sin embargo resulta que la movida madrileña sí funcionó. La puesta en escena de Alaska y Dinarama visualmente se trataba de algo muy similar, Alaska de hecho es muy fan de Bowie y de todo ese Glam Rock. Parece que para ellos podía ser aceptable, pero si haces Rock resulta que choca más entre el público.

                                                       Bella Bestia. "Un Dos Tres".

-De todos modos el Rock en España nunca llegó a copar los medios de comunicación, aunque hubo unos años en los que tuvo un amplio seguimiento y repercusión.

Tuvo un momento fuerte a principios de los años ochenta con grupos como Barón Rojo y Obús, pero que duró hasta mediados de esos años. Aquí no puedes hacer Hard Rock, AOR o incluso Heavy Metal; el volumen de público es limitado y no llegas a todo el mundo.

-¿Alguna anécdota de vuestro paso por el famoso programa de Chico Ibañez Serador?

Hay una muy buena y es que me metí un leñazo bestial mientras estábamos grabando. Habían echado hielo seco en el set.  Recuerdo que había unas líneas pintadas en el suelo, y cuando el hielo seco se va secando se convierte en agua. Tuve la mala fortuna de pisar una de esas líneas húmeda por el hielo y me di un buen golpe. Preguntamos por la posibilidad de volver a repetir la grabación, pero Chicho dijo que le valía lo que tenía; vaya si le sirvió, metió un corte a la grabación que nos dejó descontentos.

-Bella Bestia teníais intención de grabar un directo que al final no se publicó y se rescató algo como extra para el siguiente disco del grupo.

Salieron cuatro temas nada más. De aquello recuerdo la expectación creada por el concierto de la grabación, la sala Canciller llena hasta la bandera. Lo que pasa es que me desentendí de todo ello, por aquel entonces ya no estaba en la banda, no contaron conmigo. Sé que se volvieron a repetir cosas; de hecho hay un fallo en la grabación, durante el solo del tema “El gran mago” hay un pequeño fallito mío, pero ni siquiera me llamaron para repetirlo.

-¿No acabó bien la historia con Bella Bestia?

Me echaron del grupo. Nunca he sabido los motivos, pero eso fue lo que pasó.

-¿Mantienes el contacto con los miembros del grupo?

Pepe Mary y yo mantenemos el contacto. Hizo hace unos años un concierto en Madrid, me llamaron y nos juntamos un montón de ex miembros. En la grabación de su último dvd no he podido estar porque estaba tocando en otro sitio. Con Pepe Mary tengo muy buena relación. Al final el tiempo cura casi todo y, de hecho, sé que aquello no fue cosa suya.

-¿Y con Tony Aceves? Hace años que está fuera de la escena musical.

No lo he vuelto a ver. Se retiró de la música en activo. He sabido de él por terceras personas, pero nada más. Con el resto de miembros del grupo sigo teniendo contacto. Con Pepe Mary ya te he dicho, con Tony Cuevas ni te cuento – hemos estado juntos en Niágara–, a Enrique Ballesteros lo veo de vez en cuando y también he coincidido con Pancho.

                                                           Bella Bestia.

-Abandonaste la nave justo antes del momento de más popularidad de Bella Bestia con el disco “Lista Para Matar”. ¿Sentiste en algún momento algo por no haber estado en ese momento del grupo?

No. Opino que las cosas pasan por alguna razón. Siempre he tenido la certeza de que el que me despidiesen de Bella Bestia fue el acicate definitivo para montar Niagara. Hablamos del año 1985, después estuve tocando con Manolo de Dios e incluso grabamos un disco que nunca ha llegado a publicarse. También estuve con los innombrables haciendo unas galas en verano antes de volcarme con Niagara.

-¿Cómo recuerdas a Pepe Mary en aquellos años?

Pepe Mary es el típico tío que lo que ves es lo que hay. Es en el escenario como en su vida normal. Tengo buenos recuerdos de aquella época. Por entonces parábamos mucho por Vallecas, puesto que Pepe Mary y Tony eran de allí. Recuerdo estar con Rubén, el hijo de Pepe, cuando era un crío. Era todo muy entrañable. Lo más espectacular de Pepe Mary era la imagen en directo, la pose y la actitud. Tenía unas pintas que no eran lo normal por aquel entonces.

-Entonces hay por ahí un disco que grabaste con Dios Ponce y que no está editado.

Colaboré en su grupo. Él tenía un disco que se llamaba “Soufflé De Caramelo”. Empezó a reclutar gente y por mediación de Javier Gálvez recibí la llamada. Me pareció oportuno echarle un cable y me metí con ellos. Hicimos algunos conciertos y se grabó un disco con cinco temas que nunca vio la luz. En el grupo estaba por aquel entonces Pepe Rubio al bajo, que acabó después tocando con Júpiter. Así que resulta que todos estamos al final interconectados.

-¿Cómo sonaba ese disco de Dios Ponce?

El disco tenía ciertos aires sinfónicos, lo que pasa es que la voz de Manolo era tan rockera que lo impregnaba todo. Recuerdo que en directo interpretábamos el tema “Rock n’ Roll” de Led Zeppelin y lo clavaba a la voz. Le decía que con esa gran voz debía dedicarse exclusivamente a cantar, aunque a él también le tiraba mucho la guitarra.

-¿De ahí tu siguiente paso fue tocar con el grupo de Carlos Pina?

Siempre era por mediación de Javier Gálvez. Me llamó diciéndome que se habían quedado sin guitarrista y me propuso tocar con ellos. Te debo decir que su disco “Toca Madera” me parece un gran álbum, también el primero tenía su aquel con los teclados y esas reminiscencias a Purple. El grupo tenían buenos temas. Era una banda que eran capaces de reírse de ellos mismos y eso es algo que valoro mucho y que pienso que nos falta dentro del Rock. Nos tomamos demasiado en serio a nosotros mismos y muchas veces el asunto es mucho más sencillo y natural de lo que parece. Por mucho rollo que quieras llevar de estrella al final hay que bajar a comprar el pan cada día. Ellos se tomaron con mucho humor todo el asunto este del gafe.

-El sentido del humor siempre es saludable.

Desde luego. Estuve con ellos durante ese verano. José Antonio Casal, que grabó con ellos el disco “Caballeros De Sangre”, se había ido. Entramos Alfonso Samos y yo a las guitarras.

-Alfonso Samos es otro gran guitarrista.

Muy, muy bueno. Coincidimos los dos en el grupo en ese momento. Creo que Alfonso está entre los cinco mejores guitarristas de Rock de este país. Además opino que es una de las personas con más visión que he conocido dentro del mundo de la música. Puede intuir de forma innata por dónde van a ir los tiros. Al final dejé el grupo y curiosamente me sustituyó Pepe Rubio, que también lo había hecho al salir yo de Bella Bestia. Recuerdo que me lo encontré años después en los locales de Tablada. Iba acompañado de un par de chicas a las que les habían hecho un par de temas y a ver qué pasaba. Las chicas eran Ella Baila Sola. El resultado: un millón de discos.

-Eso es un pelotazo.

Claro, a partir de ese momento Alfonso se metió de lleno en ese mundillo. Aunque la cabra tira al monte, le sigue gustando mucho Eddie Van Halen, pero se ha acabado convirtiendo en uno de los jefes de la música en este país.

-Con respecto a ese supuesto gafe de Panzer, ¿ocurrió alguna vez algo durante el tiempo que estuviste en el grupo de Carlos?

Mucha gente me lo ha preguntado. La verdad es que nunca me pasó nada. Es como si el que estaba dentro del círculo estuviese protegido. Aunque he visto y vivido situaciones relacionadas que han pasado antes y después que te dan que pensar. Una vez puede ser casualidad, dos también, pero a partir de ahí  ya es otra cosa. Está lo de Salvador Domínguez en el Festival de Mazarrón al que se le hundió el escenario justo debajo del lugar en el que les habían estado entrevistando poco antes. Te lo acabas tomando con humor, pero he vivido algunas situaciones a posteriori relacionadas con el nombre del grupo que ya te llegan a extrañar.

                                                           Niagara.

-Tu siguiente paso fue Niagara. ¿Tenías claro que querías trabajar con Tony Cuevas?

Lo tenía clarísimo. Contacté con él y se lo propuse. Aceptó y empezamos a componer. Desde el primer momento ambos entendíamos que debía ser en inglés. Nos costó muchísimo trabajo encontrar a gente para completar el grupo. Lo cierto es que a mí ya me conocía la gente, pero en el caso de Tony su peor carta de presentación posible era el primer disco de Bella Bestia. El único que sabía cómo cantaba realmente Tony Cuevas era yo, que le había visto. En ese momento fue cuando tiré de la familia, le pedí a mi hermano Ángel que me echase un cable para grabar –incluso mi hermano se extrañó de que quisiera hacerlo con Tony– y le dije que confiara en mí. Necesitaba bajo, batería y teclista para grabar. Jose Martos Quique Castañeda y mi hermano estaban en Tritón y no tuvieron problema para ayudarme a grabar. Simplemente se trataba de grabar un par de temas, no les comprometía a nada. La sorpresa llegó cuando esos dos temas se empezaron a escuchar en la radio. Nadie daba crédito a que fuese Tony el cantante. A partir de ese momento la cosa se empezó a liar, Tony y yo seguimos componiendo, el proceso compositivo fue muy rápido y pronto tuvimos los temas preparados. Lo siguiente fue maquetar esas canciones, también con la ayuda de Ángel, Quique y Jose. La gente nos empezaba a preguntar que cuando íbamos a tocar en directo, lo que pasa es que la banda éramos solo Tony y yo; incluso nos llegamos a plantear montar el grupo solo con nosotros dos, un poco al estilo de Zeno Roth. El grupo de Zeno en realidad estaba formado por tres tíos y el resto eran músicos contratados. Lo que pasa es que nunca he acabado de creer en este tipo de fórmula. Pienso que si estás en un grupo es con todas las consecuencias. No me interesa tanto tener a los mejores músicos del mundo como contar con gente involucrada y que crea en el proyecto. Finalmente Quique, Jose y mi hermano se apuntaron al carro. Y nuestro primer bolo resulta que fue telonear a King Kobra.

-¿Y cómo salió lo de tocar con la banda de Carmine Appice?

Fue por mediación de Rafa Basa. Rafa era muy amigo de Tony y mío. De hecho mantenemos esa amistad aunque no nos veamos tanto. En aquel momento yo vivía en Leganés, Tony en Alcorcón y Rafa en Getafe por lo que muchos fines de semana nos juntábamos en Leganés, que era el punto medio, para comer, cenar y lo que hiciese falta. Un día Rafa nos propuso telonear a King Kobra.

-Todo esto solo con la maqueta.

Exacto. La maqueta se empezó a radiar en varias emisoras de radio. El programa que tenían Rafa Basa y Ángel Vallecas, el Roquefort, fue dónde nos dimos a conocer. Creo recordar que Mariano García también la puso en su programa. Me parece incluso que en alguna emisión se llegó a gastar la broma de que le había llegado una maqueta de un grupo nuevo de EEUU y era la nuestra. Al final coló, a la gente le gustó. La maqueta estaba formada por dos temas, “Take my hand” y “Secret lover”.

                                                             Niagara: "Take my hand".

-¿Compusisteis estas dos canciones Tony y tú específicamente para el nuevo proyecto?

Yo compuse el tema y Tony hizo lo propio con la melodía y letra, esto fue en Diciembre de 1986. De este modo empezamos a movernos con la maqueta y a tocar en directo. A los pocos meses nos fichó la compañía de discos Avispa que estaba empezando, de hecho el primer disco que publicaron fue el de Muro y después “Now Or Never” de Niagara. Fue todo muy rápido, en cosa de un año estábamos grabando el disco.

-También tengo entendido que incluso el propio mánager de King Kobra os pidió material para moverlo por EEUU.

Cierto, tanto Alan Miller como Carmine Appice se mostraron muy interesados. De hecho Carmine quería que nos hubiésemos ido a América con él, a su propia casa. Nos dijo que no había ningún problema, que podíamos estar en su casa un tiempo hasta que nos diéramos a conocer y nos pudiéramos mover por allí. Lo que ocurre es que aquello nos asustó un poco, la verdad. También es cierto que Quique y yo estábamos casados y dar ese paso conllevaba mucha responsabilidad. Aún no teníamos familia, pero te sentías arraigado aquí. Se trataba de una decisión que te podía cambiar la vida.

-Finalmente fichasteis con Avispa. ¿No tentasteis la posibilidad de buscar un sello en el extranjero en ese primer momento?

Era muy difícil. Ten en cuenta que el tema no es como ahora. Hay una cosa que poquísima gente sabe y es que por entonces la multinacional CBS estuvo a punto de quedarse con el grupo. Había una persona en aquella época que se llamaba Simone Bosé, primo hermano de  Miguel Bosé y por entonces AR (N. de R: ejecutivo discográfico) de CBS. La maqueta llegó a sus manos y le gustó tanto que la presentó a la compañía. Decía que estaba cansado de ir a las convenciones de CBS y que los demás países llevaran grupos de Rock; con nosotros vio el cielo abierto, tenía en sus manos algo que por música e imagen podía competir con lo de fuera. El asunto es que, debido a la idiosincrasia de este país, CBS española no estaba por la labor de trabajar con otro tipo de música.

-Entonces hubo una intentona por parte de CBS.

Hubo una intentona muy fuerte, fue una apuesta personal de esta persona. Desgraciadamente Simone falleció hace algunos años, pero nunca le agradeceré lo bastante el esfuerzo que hizo para intentar que lo nuestro fraguase en la compañía. Tuvo que ser muy difícil llegar a las reuniones de CBS España, presentar Niagara e insistir, convencido de que podíamos competir a nivel mundial. Lamentablemente no hubo forma.


-Al final Avispa y “Now Or Never”.

A día de hoy la gente con la que hablo sigue encantada con el disco. Curiosamente si nos preguntas al grupo, ninguno te diremos que es nuestro álbum favorito. El sonido del disco es muy el de la época, muy ochentas. Una de las cosas con las que alucinaban en Reino Unido era cuando les contábamos los medios con los que lo habíamos grabado, no se lo creían. Recuerdo una entrevista con Kerrang que no se creían que fuésemos una banda de un barrio de Madrid sin recursos económicos para grabar un disco, para ellos el disco tenía tanta calidad de sonido que no daban crédito a lo que les contábamos. Lo grabamos en un sótano con  cero medios. Fue una labor titánica con un gran trabajo por parte de Carlos de Castro.

-¿Cómo salió lo de contar con Carlos para la producción?

Ya nos conocíamos de antes, mi hermano había trabajado con ellos y había una buena amistad. De hecho fue Carlos el que nos grabó las maquetas. Esas primeras maquetas de Niagara se grabaron en casa de Carlos con muy pocos medios. Tenía un ocho pistas y se hizo todo de un modo muy artesanal, pero ahí están los resultados. Por eso quisimos que produjese el disco, tenía mucha experiencia. Piensa que en el año 1987 Barón ya habían grabado cinco discos, pienso que esos discos hasta “En Un Lugar De La Marcha” no pueden faltar en la discoteca de ningún seguidor del Rock duro en este país; forman parte de nuestra historia del Rock. Acumulaba mucha experiencia e hizo un grandísimo trabajo con nuestro disco.

-La prestigiosa revista inglesa Kerrang os hizo una crítica de “Now Or Never” otorgándole la máxima puntuación. ¿Cómo llegó el disco hasta sus oídos?

La compañía Avispa se lo envió. Intentaron llevarlo hasta el mayor número de medios posibles. Al crítico de Kerrang le encantó el disco, de hecho vino hasta la presentación que hicimos en la Plaza de las Palmeras de Carabanchel –no se me va a olvidar nunca la cantidad de gente que vino a vernos–. Pienso que podíamos haber competido con cualquier grupo de fuera.

-Hicisteis un par de giras por Reino Unido.

Durante todo el año 1988 estuvimos tocando por toda España. En Junio de ese año Tony y yo nos liamos la manta a la cabeza, el disco bajo el brazo y nos fuimos a Londres para llamar a todas las puertas que nos abriesen para promocionar nuestro álbum. Nos hicieron caso en una pequeña compañía llamada Killerwatt que además tenían una oficina de management y no me preguntes porqué, pero se encapricharon con el disco y lo publicaron allí. No suena igual que la versión española, es el mismo master pero el corte del vinilo se hizo allí. Hay unas pequeñas diferencias, pero existen. El asunto es que la compañía nos dijo que sacaban nuestro disco y que teníamos que hacer una gira por allí para promocionarlo. Nos ofrecieron las condiciones y nos lanzamos a tocar, pienso que ni ellos mismos tenían claro que fuésemos a echar toda la carne en el asador. Prepararon la primera gira inglesa a principios de 1989 y allí que nos presentamos con todos los bártulos, nosotros fuimos en avión mientras que la furgoneta con los técnicos y el equipo fue de Madrid a Santander, de allí a Plymouth y hasta Londres. Hicimos una primera gira pequeña, creo que duró un par de semanas.

-¿Ibais de invitados de otro grupo?

No. Éramos los cabezas de cartel, otra cosa que no entendíamos. La gira fueron siete u ocho actuaciones y, no me preguntes cómo, pero consiguieron vender las entradas siendo un grupo de fuera que no había estado nunca allí y apenas acababan de sacar su primer disco. Allí estábamos, de cabeza de cartel y con teloneros del propio Reino Unido. Me pareció una locura y a la vez un sueño hecho realidad. Encontrarme de repente un 24 de Enero –esa fecha no se me olvidará en la vida– en el prestigioso Marquee londinense. Estaba sentado en el camerino pensando que solo seis meses antes allí mismo había estado sentado Paul Stanley estrenando esto con Kiss.

                                                                     Niagara.

-Esta prestigiosa sala de conciertos de Londres antes tuvo el local antiguo y más tarde uno nuevo.

Nosotros estuvimos en el nuevo, mejor ubicado y todo eso, el otro era muy pequeño. Verte allí era algo inexplicable. El día anterior habíamos estado tocando en un pequeño garito de moteros en el norte de Londres, recuerdo que pensaba que como no les gustase el show al público nos iba a matar, jaja. Nos pasaron un par de cosas graciosísimas, una que nos enteramos al acabar el concierto que estaba Paul Di’Anno entre el público; al acabar el concierto pasó al camerino a saludarnos y felicitarnos. La otra fue que el dueño del establecimiento al acabar de tocar se acercó con su mujer a nosotros para darnos la enhorabuena y comentarnos que le habíamos recordado a su grupo favorito, nos dijo que éramos los Deep Purple españoles; en ese momento ya no sabíamos dónde meternos. Para mí nos estaban comparando con lo más grande dentro del Hard Rock. La gira incluso fue un éxito económico, hay que decir que la sufragamos nosotros, es cierto que no ganamos dinero pero recuperamos la inversión. La gira acabó a finales de Febrero y al pasarnos por la oficina nada más finalizar nos dijeron que estaban programando la segunda gira.

-El management de Killerwatt ya estaba pensando en vuestra segunda gira por tierras británicas.

Exacto, el mánager de la compañía nos comentó que para Abril volvíamos a estar por allí. A los pocos días recibimos una llamada confirmando que la nueva gira estaba cerrada. Esta gira era mucho más extensa, llegamos hasta Escocia y recorrimos Gran Bretaña. Volvimos a tocar en el Marquee e hicimos muchísimos amigos en Reino Unido. Lo curioso del asunto es que la reacción de la gente era que no se acababan de creer que no fuésemos ingleses, cuatro miembros del grupo éramos rubios y el único inglés de verdad resulta que era el moreno. A mí me dijeron a veces que parecía danés, pero por el acento. El público no se creía que fuésemos españoles, pensaban antes que podíamos ser suecos, daneses o alemanes.

-Musicalmente no teníais que envidiarle nada a ningún grupo de fuera. También el hecho de contar con un cantante que hablase perfecto inglés tuvo que ayudar.

Eso fue algo muy importante. En Europa lo miran menos, pero los ingleses para sus cosas son muy suyos. Como te presentes allí cantando en su idioma y noten el más mínimo fallo en la pronunciación o en lo que sea te crucifican. Esa era nuestra ventaja: Tony es británico.

                                                                 Niagara: "Walking".

-También vuestra imagen complementaba a la música.

La imagen también ayudó, en la línea que podían tener en ese momento grupos como Europe o Bon Jovi.

-Algunos del grupo teníais aquí a vuestras parejas y familias. ¿Piensas que si no hubieseis tenido ataduras la historia se hubiese contado de otro modo?

Una vez allí posiblemente sí. Estando en Reino Unido ellos querían que nos quedásemos. Esto tenía mucha lógica, estando allí todas las gestiones eran mucho más fáciles. Se hubiera podido no solo mover al grupo por tierras británicas, sino también por el resto de Europa. Estaba todo muy centralizado allí. Lo que pasa es que algunos teníamos parejas aquí y eso te tiraba mucho, llegamos a pensar incluso en movernos a base de aviones y vuelos si fuese necesario.

-¿Te arrepientes ahora de eso?

No. Son decisiones que tomas en su momento y tampoco sabes cómo hubiera ido todo, igual te quedas y tienes que acabar volviendo con el rabo entre las piernas. No sirve de nada arrepentirse; lo hecho, hecho está. La Historia es la que es.

-Vuestro segundo disco, “Backstage Girls”, recogió lo sembrado con el primero. ¿Cómo viviste todo este proceso?

En cuanto a canciones fue el reflejo de lo que habíamos vivido durante esas dos giras inglesas. La segunda gira la finalizamos en Mayo de 1989 y la compañía estaba programando otra a mediados de Julio que era mucho más extensa, incluyendo lugares como Irlanda. Sin embargo les dijimos que necesitábamos parar un poco, que no podíamos estar tocando permanentemente aquí y que queríamos grabar un segundo disco. Probablemente ese fue un error por nuestra parte, parar la historia por nuestra parte. Habríamos tenido que haber dejado que la situación hubiera seguido su curso, ellos eran los que mejor sabían cómo llevar a cabo la promoción de un grupo, cómo manejar a la banda. Por otro lado desde Avispa fueron muy honestos con nosotros, estaban empezando y no tenían esa infraestructura para promocionarnos en el extranjero. Encontramos a la compañía GBBS que sí tenía algunos de esos contactos que nos parecían necesarios, curiosamente a la vez que nosotros firmó con esta compañía Jose Antonio Manzano. Durante un periodo de tiempo nuestras carreras fueron paralelas.

-Jose Antonio Manzano, que en estos momentos desgraciadamente tiene serios problemas de salud.

Tengo el corazón encogido. Es un gran tipo. No hablo solo en el plano musical, que es un grandísimo cantante y uno de los mejores profesionales con los que he trabajado, me refiero sobre todo al terreno personal; como persona es un diez. Siempre tuvimos una excelente relación. Le mando los mejores deseos y la mayor de las suertes en su lucha contra la enfermedad.

- Desde aquí nos unimos a esos deseos para que supere la enfermedad. Incluso Manzano por aquel entonces publicó su primer disco también en inglés.

Cierto. El problema fue que al poco tiempo la compañía quebró. Nos quedamos compuestos y sin novia y, como decía Dylan, los tiempos estaban cambiando. A nivel musical estaban pegando muy fuerte Guns n’ Roses y todas las bandas querían sonar como ellos. Tal vez Niagara podría haberse adaptado, pero si eres honesto contigo mismo haces lo que haces porque te gusta. La última actuación de esa formación de Niagara tuvo lugar fuera de España, fue en un festival en Suiza. El cabeza de cartel era The Cross, el grupo de Roger Taylor de Queen, luego nosotros y después un conglomerado de bandas francesas y suizas. Llegamos al aeropuerto, nos despedimos y estuvimos un tiempo sin saber nada de nadie.


-José Martos llegó a estar un tiempo fuera del grupo y luego volvió.

Realmente después de aquello se produjo la disgregación del grupo. Estuvimos un par de años sin saber nada de nadie. Cada uno empezó con otras cosas, mi hermano en Barón, Quique creo que lo dejó, de Jose no sé muy bien y yo estuve un poco peleándome con el mundo. Intenté incluso hacer algo en solitario, hay maquetas grabadas cantando yo mismo, pero más suave. Un rollo a lo Brian Adams, pero lo dejé aparcado.

-Piensas que el cambio de tendencia musical influyó en la disolución de Niagara.

Es evidente que cada generación tiene a sus propios grupos. Resulta muy difícil que a los hijos les guste la misma música que a sus padres; hay excepciones, pero esto es lo más habitual. A mí padre le gustaba la llamada Canción Ligera de la época y a mí no me llama. Mi hija puede escuchar la música que a mí me gusta, lo ha escuchado desde pequeñita y controla lo que no esta escrito, pero sus referentes son otros; cuando era un bebé para darle la merienda le ponía vídeos de Judas Priest y se quedaba pillada, jaja.

-¿Cómo volvió a reactivarse Niagara de nuevo?

Ya por el año 1993 mi amigo Marcos Sánchez trabajaba en una emisora de radio y me pidió que le compusiera una canción de entrada para el programa, una sintonía. Siempre que me proponen algo me lo tomo como un reto y esto no fue distinto. Una vez tuve el tema necesitaba músicos para grabarlo, por lo que volví a llamar a mi hermano, Jose y Quique. Nos juntamos, ensayamos y grabamos la sintonía. Solo necesitábamos a un cantante y Marcos nos dio el contacto de alguien que conocía. Lo gracioso del asunto fue comprobar que el contacto era Fernando García, cantante de Victory. Cuando ellos giraron por España Fernando y Tommy Newton hicieron muy buenas migas con mi amigo Marcos y de ahí surgió la posibilidad. Fernando nos hizo el favor sin problemas y cuando le mandamos el tema nos enteramos que también se involucró Tommy Newton, de hecho se grabó en su estudio con el propio Tommy a los controles. Ese fue el punto de partida para que Niagara se volviera a juntar.

-Entonces a raíz de esta canción para el programa de radio Niagara volvió.

Nos volvimos a juntar y empezamos a componer, pero nos encontramos de nuevo con el problema de que nos faltaba vocalista. Lo de Fernando fue algo muy puntual, incluso se llegó a rumorear que se había metido con nosotros. Los primeros en salir a la palestra para desmentirlo fuimos nosotros, teníamos muy claro que Fernando estaba con Victory y que esto fue una ayuda puntual. Empezamos a buscar y entonces apareció un galés llamado Nick Schulz. El tipo no tenía ni idea de español y de nosotros el que más hablaba inglés era yo. Sin embargo nunca tuvimos mayores problemas para comunicarnos a nivel musical, los ensayos eran acojonantes. La música es un lenguaje universal. Llegamos a tocar con él e incluso hay un vídeo grabado con Nick a la voz.

-¿Puede ser el concierto de homenaje a Pedro Bruque?

Sí, eso se hizo en la sala Canciller. También grabamos maquetas con él, que acabé masterizando y salió en el cd que publicó la compañía Pies. En un momento dado nos dijo que tenía que volver a Londres para unos asuntos… y no volvió, se lo tragó la tierra. Más tarde nos enteramos de que había tenido problemas legales y acabó allí en la cárcel. Por lo visto había dejado un agujero con sus impuestos, no sabemos muchos más detalles. Los ingleses lo tienen muy clarito con el tema impuestos; si la haces, la pagas. No sé si no estuvo mucho tiempo encerrado, el asunto es que ya teníamos hasta fecha para entrar a grabar y nos encontrábamos sin cantante. Terrible. Entonces alguien sugirió que llamásemos a Manzano, pero nos pareció complicado puesto que vivía en Basilea. De todos modos le llamamos, le contamos la cuestión y nos dijo que sin problemas. Nos pidió que le mandásemos los temas y en tres días se curró el disco entero.

-También te quería preguntar por Tony Cuevas. ¿No pensasteis en él para las voces de nuevo?

Tony se retiró, se dedicó a la enseñanza y a la política. Se mudó a Andalucía hace bastantes años, donde reside actualmente. Tuvo un pequeño amago de volver hace unos pocos años, pero ya está. Mantenemos el contacto.

-Supongo que te refieres al proyecto que montó como Cuevas Band, tocando temas de Niagara y llegando a actuar en la sala Excálibur.

Estuve al corriente. Lamentablemente el día del concierto no estaba en Madrid, creo que tuve un viaje por alguna cuestión familiar. Me llamó y me invitó a tocar algún tema, pero le comenté que no iba a poder asistir por este compromiso.

                                                  Niagara (Con Jose Antonio Manzano).

-Entonces para este nuevo disco de Niagara, que se tituló “III”, las voces fueron asumidas por Manzano.

En la grabación al final nos quedaba un tema por grabar que no tenía ni la letra montada. Jose Antonio se tenía que marchar porque literalmente despegaba su avión y ya no sabíamos qué hacer. Recuerdo que nos dijo que tranquilos, se salió él solo del estudio y no sé dónde se metió, pero al cabo de cinco o diez minutos vino con la letra para la canción. Se la cantó y nos encantó, perfecto.

-¿Manzano vino a cantar lo que ya estaba compuesto? ¿Pudo aportar algo a nivel compositivo?

Las canciones estaban compuestas. A nivel de melodía cambió alguna cosa, se encargó de las letras. Claro que aportó algo de su impronta, es una cosa normal. También queríamos que dejase su sello personal y desde luego que lo hizo. Personalmente, de los tres discos de Niagara este es el que más me gusta; a “Now Or Never” le tengo mucho cariño por todo lo que representa, pero “III” fue nuestra obra maestra.

-A nivel de sonido y producción es el que más me llama la atención.

Sonido, producción y también temas. Es el más internacional de los tres, esto lo digo sin desmerecer a los otros dos. Realmente luego hicimos poco más, realizamos con Manzano una presentación en Madrid y otra en Barcelona. Desgraciadamente estábamos en pleno 1994, cuando el Grunge lo barrió todo.

-No era la mejor época para el Hard Rock melódico.

Realmente no, de hecho fue el peor momento posible.

-¿Piensas que todo lo que os pudo beneficiar el hecho de cantar en inglés para daros a conocer en el extranjero os pudo perjudicar en España en una época en la que tenías que cantar en castellano?

Sí, pero no deja de ser más que una cuestión de incultura a todos los niveles, no solo musical sino también educativa. Por aquel entonces principalmente podían acceder a aprender un segundo idioma la gente pudiente que se podía permitir llevar a sus hijos a colegios privados o el que podía costearse mandar a su hijo fuera para aprender. El inglés que yo hablo  lo he aprendido escuchando música, luego buscas el perfeccionamiento. Llegas a Reino Unido y te tienes que buscar la vida, al final sales adelante e incluso te sorprendes de lo que llegas a prender. No hay nada como irte fuera para dominar un idioma. Aquí la realidad es que te ibas a tocar a cualquier sitio y la gente se extrañaba que no cantases en castellano.


-Sin embargo, luego nos da igual no entender a los grupos extranjeros.

Es verdad, como son extranjeros te parece normal.

-Antes de esta explosión del Grunge hubo una época en la que estabais vosotros, Sangre Azul o Shalom, grupos de Hard Rock melódico. No sé si percibisteis que en España en esos momentos podía haber un cierto tirón para este tipo de música.

No,  realmente. No era más que un espejismo. El Hard Rock en España no funcionó, ni va a funcionar. Esto se debe a nuestra propia idiosincrasia. Aquí funcionan otro tipo de grupos como Barricada, Rosendo o Extremoduro. Es cierto que a principios de los ochenta funcionaron Barón Rojo y Obús, pero es que era evidente que tenían que hacerlo porque la gente quería eso exactamente. Después lo que ha seguido demandando el público son grupos del corte que hemos comentado antes. Ni siquiera ha funcionado el Heavy Metal; hubo grupos como Muro, Legion o Crom, pero no acabaron de cuajar. El Hard Rock que hacíamos nosotros, Tokyo o Sangre Azul tampoco se quedó establecido y eso que Sangre Azul tenían el apoyo de una multinacional y llegaron a vender bastante. Igual que le ha pasado a Atlas, que no deja de ser más que Niagara sin teclados y un poco más duro, tampoco ha funcionado y por eso se separó. No ha cambiado mucho el tema en estos veinte años. Es una pena, pero supongo que es lo que nos ha tocado.

-Lo dicho, es una lástima, y eso que en la variedad está el gusto. Años más tarde salió el doble cd “Fall Higher”, que contenía el disco “III” y otros temas extra.

Era el “III”, pero con dos temas extra. En realidad “III” tenía catorce  temas, pero hubo que reservar dos para la edición japonesa. Por entonces los japoneses para publicarlo solicitaban algunos temas que solo estuviesen disponibles en sus ediciones.

-Lo publicó la prestigiosa compañía Zero, muy popular en Japón.

El disco funcionó, te lo puedo asegurar. Años después me llegó una liquidación de autores con la que me quedé alucinado, jaja. Se vendió mucho. Hubo un momento en el que, en la segunda mitad de los noventa, me planteé resucitar al grupo para intentar ir a tocar allí. Me surgió una posibilidad para realizar una gira por los antiguos países del este, pero al final problemas de toda índole hicieron que esto no se materializase.

                                                     Niagara: "Goodbye dusty road".

-¿Por qué se os ocurrió sacar el recopilatorio unos pocos años después del final del grupo?

Fue idea de Marcos Sánchez. En ese momento estaba en la compañía Pies y me lo ofreció. Sabía que tenía mucho material inédito. Había maquetas con Nick y también grabaciones con Ignacio Prieto que fue el último cantante del grupo

-De hecho te quería preguntar por el tiempo de Ignacio dentro de Niagara.

Fue el último coletazo del grupo, esto ocurrió después de lo de Manzano. Prácticamente no llegamos a hacer casi nada. Grabamos unas maquetas y, aunque en el disco aparecen tres, en realidad se registraron seis canciones. Hay tres temas que tengo guardados y que creo que ni el propio Ignacio recuerda.

-Entonces sigues teniendo material inédito. ¿Tienes alguna idea para darle salida?

La verdad es que no. Quedan algunas cosas, pero no tengo nada en mente.

-En la reedición que Leyenda Records sacó de “Backstage Girls” también aparecían unas maquetas inéditas del grupo.

Me lo dijo Alfonso, que también sabía que guardaba material inédito de Niagara. Me lo pidió para el proyecto de la reedición y le pasé lo que tenía, que tampoco era mucho.

-¿Desde cuándo conocías a Ignacio Prieto?

Ya le conocía desde la época de Reina de Corazones. Hicieron una maqueta que les grabé y produje, ahí fue cuando le conocí. Lo cierto es que la banda era muy buena, ellos tocaban bien, tenían temas, actitud y eran jóvenes; lo tenían todo para triunfar.

-A lo largo de estos años posteriores a Niagara, ¿se te ha pasado alguna vez por la cabeza realizar algún concierto especial, reunión o algo por el estilo?

La verdad es que no, de hecho cuando presentamos el segundo disco de Atlas reservamos un bis para hacer unas  canciones de Niagara e invitamos a Quique Castañeda, que era el teclista del grupo. Lo hicimos un poco como detalle para la gente, que nos lo decía muchas veces. Curiosamente la idea fue de Ignacio. A lo largo de los años nos han ofrecido volvernos a reunir. Marcos Rubio, organizador del Leyendas del Rock, nos ha tentado; de hecho la última vez que nos lo dijo fue en el pasado concierto de grabación del dvd de Ñu en La Riviera. Ahora estoy más interesado en dejarlo como un bonito recuerdo. Además ahora mismo ya no puede ser.


-¿Y qué pasó tras la ruptura definitiva de Niagara? ¿Estabas desanimado con la música?

No realmente. Fueron lo que llamo los años oscuros. Todo esto me cogió en una época de experimentación. Colaboré con un grupo llamado Lazy, de los hermanos Sagone. Ya los conocía cuando me llamaron para comentarme que se habían quedado sin guitarra y que si podía echarles una mano. Me atraía musicalmente porque era Hard Rock y también tenía toques de Rock Sinfónico de los setenta. Estuve tocando con ellos un tiempo, incluso hay cosas grabadas. Paralelamente me llamaron Corazones Negros que, si lo piensas un poco, no tenían musicalmente nada que ver puesto que tocaban Rock n’ Roll visceral. Habían tocado con Barricada y también me gustaba lo que hacían. Soy muy ecléctico.

-Me parece una virtud.

 Me gusta todo lo que esté bien hecho. En casa tengo muchísima música y muy variada, seguro que mucha gente se sorprendería con algunos de los discos que me llegan. El asunto es que estuve tocando mucho en directo en aquella época, tocábamos en garitos pequeños, como el Hebe y salas así.

-¿Se trataba de colaboraciones o era miembro del grupo?

Yo era miembro de la banda, totalmente. Siempre que me he metido en algo me he involucrado al 100%. De hecho allá por el año 1997, que era una mala época para trabajar, me surgió tocar con una orquesta y allí que me metí. Te tienes que adaptar a la necesidad del momento. Estuve como cosa de un año con ella hasta que recibí una llamada de Carlos del Río, cantante de Motores. También los conocía de una gira que hicieron de teloneros de Barricada. Tuve muy buen rollo con ellos enseguida. Me llamaron y me mandaron lo que estaban haciendo en ese momento. La verdad es que me sorprendió, era diferente y cuando escucho algo diferente que me llama la atención nunca digo que no. No tenía nada que ver con lo que estaba haciendo, pero hubo algo de su música que me enganchó. Incluso me fui a vivir a Vigo.

                                                                    Motores.

-Te liaste la manta a la cabeza y te trasladaste a Vigo, que es el lugar en el que están afincados Motores.

Me metí con ellos, empezamos a tocar y me fui para el norte, piensa que ellos tocaban mucho en Galicia. Estuve viviendo allí durante el año 1998. Me pusieron algunos temas para el nuevo disco que querían grabar. Resulta que lo empecé a hacer mío, comencé a hacer arreglos, a meter otros temas y, si tardamos un poco más en grabar, casi termino haciendo completo el disco, jaja. Lo que pasa es que no me lo llevé a mi terreno, supe adaptarme a su música. Me considero algo camaleónico, me adapto mucho a la circunstancia. Aporto mi estilo, pero sin salirme de los parámetros generales del grupo. Opino que lo que hicimos con el disco “Un Día Perfecto” sorprendió a la gente.

-¿Disfrutaste esta experiencia?

Me lo pasé muy bien. Tanto Lazy, como Corazones Negros o Motores constituyeron sendos retos para mí. Mi inquietud como músico era comprobar si era capaz de sacar adelante esta música que no era la que había tocado antes y creo que lo defendí dignamente. Pienso que “Un Día Perfecto” de Motores es uno de los mejores discos que he grabado, refleja fielmente el momento en el que estaba.

-¿Y cómo pasas de ahí a un grupo como Muro?

Al volverme de Galicia a Madrid me ofrecieron producir el disco “Peligro Inminente”, que era en el que Muro estaba trabajando en ese momento. Nos conocíamos de hacía un montón de años. Durante la grabación empezaron a tener problemas con uno de sus guitarristas, aunque el disco se acabó y salió a la calle. Tenían que tocar en el Viña Rock, creo que por el año 1999, pero estaban sin guitarra. Supongo que sería por mediación de Javier Gálvez, como casi siempre, el caso es que me llamaron y me pidieron el favor. A bote pronto no es mi estilo, no lo había hecho nunca. Conocía al grupo y sus temas. En los ochenta Niagara y Muro habíamos tocado juntos un montón de veces. Hicimos el festival, hubo muy buena química y decidí seguir con ellos. La mayoría de las veces las cosas son mucho más fáciles de lo que la gente se piensa. A posteriori me enteré de que hubo parte de público al que no le gustó, no por el grupo ni nada; se trataba de alguna gente que me seguía a mí y no le cuadraba, igual que a algunos seguidores de Muro.

-Hay que escuchar las cosas y darle una oportunidad a todo.

Si es música, es música. En el fondo todo es Rock. El caso es que empezamos a tocar y poco después empecé a componer para Muro, algo similar a lo que pasó con Motores. Hicimos el disco “Corazón de Metal” y sinceramente es un disco que me encanta.

-Hablamos de Muro y rápidamente se le mete en el cajón de Speed o incluso Thrash Metal, pero el caso es que tienen un rollo muy en la línea de Judas Priest.

Es cierto que ese disco me lo llevé un poco a mi huerto. Me gusta el Rock, me gusta el Heavy Metal y dentro del Heavy me encantan Judas Priest. También te digo que al grupo le parecieron bien mis aportaciones, de lo contrario no hubieran tenido problema en decírmelo. “Peligro Inminente” es un disco muy bueno, pero le tengo un cariño especial a “Corazón de Metal”. Incluso la propia canción que titula al disco me parece una completa declaración de principios. Cada vez que la escucho se me ponen los pelos como escarpias. La letra habla de la idiosincrasia de un músico, refleja su vida y creo que cualquier músico, sea de la tendencia que sea, se tiene que sentir identificado con esa letra. Una de las mejores letras de Silver en su vida, y mira que ha hecho cosas realmente buenas. Es todo un himno.

                                                          Muro.

-También grabaste con ellos el directo de Caracol.

Cierto. Fue una experiencia bonita, pero muy estresante. Ser productor y músico del grupo a la vez supuso mucho trabajo y esfuerzo. Menos mal que tuve la suerte de contar con Óscar Marañón, uno de los mejores técnicos de sonido de este país, pero fue muy duro. Creo recordar que cuando al final acabamos la mezcla, caí enfermo. He hecho muchos discos en mi vida, pero el directo de Muro me agotó. El esfuerzo, tanto físico como mental que me supuso, fue tremendo. Toda la preparación y producción del disco, prepararlo todo, tener en cuenta todos los detalles, que todo sonara y estuviese en su lugar, supuso un esfuerzo titánico.

-Tras el directo se acabó tu etapa en el grupo. ¿Has tenido malos rollos al dejar algún grupo?

Todo en la vida tiene su principio y final, su fecha de caducidad.  No, algunas veces ha sido porque la banda se ha acabado y otras es que sentía que quería caminar en otra dirección. Siempre pienso que la gente con la que he estado ha entendido mi postura. Afortunadamente creo que he salido bien de prácticamente todos los grupos en los que he estado, siempre intento ser igual con todo el mundo. No puedes pretender caerle bien a todos y si alguna vez he hecho algo que haya podido molestar lo siento, pero siempre he intentado ser honesto con la gente y los grupos en los que he estado. Incluso a veces he llegado a sugerir o recomendar a otro músico para ocupar mi puesto.

-También has tocado con Ñu.

Eso ha sido un sueño hecho realidad para mí. El primer concierto que vi en mi vida fue de y he seguido al grupo durante todas sus etapas, era fan de José Carlos y los he seguido en directo por los sitios más recónditos que te puedas imaginar. En los años noventa ya hubo un intento, me llamó José Carlos y me lo propuso, pero me pilló que estaba muy disperso por entonces; no era el momento. Cuando me volvió a llamar más adelante las cosas cuadraron y me metí con ellos.

-En el momento adecuado.

Estuve desde el año 2003 hasta el 2010, fueron siete años brutales de conciertos, anécdotas y vivencias para mí. Tocamos muchísimo durante esos años. Hicimos un gran disco que, curiosamente salió publicado cuando ya no estaba en la banda aunque lo grabara con ellos y que se llama “Viejos Himnos Para Nuevos Guerreros”.

-De hecho “Viejos Himnos Para Nuevos Guerreros” es el último trabajo discográfico de estudio de Ñu hasta la fecha.

Este disco es una pasada. Le dije a Jose que, sin desmerecer los discos y músicos de los anteriores, este álbum representaba una vuelta a la esencia de los viejos y clásicos discos de Ñu, de cosas como “A Golpe de Látigo” o “Cuentos de Ayer y de Hoy”. La esencia de Ñu de finales de los setenta.

-¿Cómo es trabajar con José Carlos Molina? Te dice lo que tienes que tocar y cómo hacerlo o te permite meter tus ideas o tu sello.

José Carlos es Ñu y Ñu es José Carlos. Cuando entras en Ñu sabes dónde te metes y, si no lo sabes, tienes un problema. Yo tenía muy claro mi papel dentro del grupo. Sí que es cierto que en el disco hay un tema mío, fue el propio Molina el que me preguntó si tenía alguna composición para el cd. Se lo mostré y le hizo sus propios arreglos, no es que cambiara el tema sino que lo mejoró. Hizo cosas que a mí no se me hubieran ocurrido de ninguna manera, ambos tenemos nuestros propios conceptos como compositores y eso está bien. Otra cosa curiosa es que Jose delegaba mucho en mí, había partes de los shows en los que salía del escenario y me dejaba a mí literalmente al frente buscándome la vida como fuese. Recuerdo una vez que en una actuación el tema “El Juglar” o “Preparan” –no lo tengo del todo claro– duró quince minutos, se marchó de escena y no tuve más remedio que improvisar un solo de guitarra durante ese rato; se metería en el camerino, tomaría una cerveza, se le piraría el asunto y yo mientras tocando, jaja. Hay muchísimas anécdotas de esos años.

                                                                    Ñu.

-¿Y la decisión de dejar Ñu?

Por entonces ya estaba metido en la historia de Atlas y teníamos un contrato discográfico con Avispa para el segundo disco. Sentí que tenía que volcarme con Atlas y ese disco, por lo que dejé a Ñu.

-¿Cómo definirías a José Carlos Molina? Como músico y como persona.

Como músico es un genio, poco más que añadir. Como persona es muy suya.

-Los genios suelen ser controvertidos y perciben la vida de otra manera.

Efectivamente, este tipo de personas son especiales. O los amas o los odias, no hay término medio y yo estoy con los que le quieren.

-Por lo que las puertas siguen abierta, además de la colaboración en esta última grabación del dvd en directo de Ñu, a cualquier futura llamada que te pueda hacer José Carlos.

Sí, hay cosillas que no se pueden contar, algún intento que me han chivado por ahí. Recuerdo que el pasado verano me encontraba en la playa con mi mujer y de pronto recibí una llamada de Cristian, el hijo de Jose Carlos. Estuvimos como unas dos horas hablando por teléfono, hacía tiempo que no hablábamos y nos estuvimos contando cómo nos iba, aunque en un par de segundos podríamos haber terminado la conversación puesto que le iba a decir que sí, jaja.

-También te quiero preguntar por Dr. Snake. Somos parte de un club de fans de Deep Purple y Whitesnake es uno de nuestros puntales.

Esto fue una idea de José de Benito, que siempre tuvo la inquietud de hacer un grupo de versiones de Whitesnake. Vino todo un poco rodado. Lo que pasa es que mi actitud  siempre ha sido poder vivir de mi propia música y no de la de otros, por lo que tengo algunas reticencias con lo de los grupos de versiones. Por otro lado tocar versiones de Whitesnake es súper divertido, son canciones que me gustan mucho.

-Whitesnake a nivel compositivo tienen grandes canciones y muy variadas.

Es algo tremendo. Como seguidor que soy de la saga Purple esto era como un caramelo. Me gustan todas sus etapas, aunque mi preferida puede ser la primera por razones obvias. La etapa del “1987” me llama menos, “Slip Of The Tongue” es un discazo y lo que hizo después con “Restless Heart” me parece una maravilla. Este disco me tiene enamorado, me parece uno de sus mejores trabajos en muchísimo tiempo; por entonces, Coverdale tenía poco que perder y se sacó de la manga el disco que realmente le apetecía hacer, un pedazo de disco de Blues Rock de primera categoría. Las canciones son increíbles del principio al final, cosas como “So many tears” o el propio “Restless heart” son temas que no me canso de escuchar. Un sonido muy crudo con un Adrian Vandenberg tocando como ni te lo imaginas; soy muy fan de Vandenberg, tengo los primeros discos de su grupo. Ya le conocía antes de entrar en Whitesnake, y en ese disco lo dio todo. Es siguiente disco de Coverdale, el que hizo en solitario titulado “Into The Light”, no me acabó de gustar y lo que vino después me encantó. Tuvo la suerte de contar con Doug Aldrich, que es un absoluto crack y como persona es aún mejor.

-No tengo el gusto de conocerle en persona.

Le conocí cuando teloneamos con Ñu a Whitesnake en La Riviera y en Barcelona. Un tipo sencillo y campechano, muy buena persona. Y como guitarrista es un monstruo. Esta decisión fue una de las más acertadas de David Coverdale. La formación que lleva en el directo “Live In The Still Of The Night” es acojonante, vaya sonido.


-¿Algún tema en particular de la discografía de Whitesnake con el que te quedes por el motivo que sea? Entiendo que es una pregunta difícil.

Es muy difícil. Hay una versión en el directo “Live In The Heart Of The City” que contiene la versión del “Mistreated” y que es una maravilla. Bueno, la verdad es que esta canción me gusta con cualquier otro que la haya cantado dentro de la saga Purple. La versión de Dio en “On Stage” de Rainbow es una pasada y la que le escuché en directo a Glenn Hughes cuando vino con Joe Lynn Turner es otra maravilla.

-También estuve en ese concierto en Madrid de HTP y esa interpretación en particular fue sobrecogedora.

Cómo la cantó, además de las propias connotaciones de la letra, fue algo asombroso y estremecedor. No he vuelto a escuchar cantar esta canción a Glenn Hughes como en esa ocasión. No sé si le pasó algo o qué ocurrió, pero fue algo mágico. Y, volviendo a la pregunta de antes,  si tuviera que coger un tema representativo de Whitesnake me decantaría por “Fool for your lovin”.

-Coincido plenamente contigo en lo de la interpretación de Glenn Hughes esa noche. Vamos a seguir, porque como nos pongamos a hablar de Hughes y Coverdale nos pasamos aquí otras dos horas. Volvemos a Dr. Snake. ¿Cómo decidíais el set list a escoger?

Mirábamos un poco todas las épocas del grupo, la verdad es que era muy fácil porque tienen grandes temas. Al final acabas tirando hacia lo más representativo y que conoce todo el mundo.

-También cantó con vosotros Manuel Escudero. Te lo comento porque opino que es una de las voces que mejor clava en España a Coverdale.

Eso fue una invitación en un show especial en la sala Ritmo y Compás. Invitamos a más cantantes como Jose Antonio Manzano. Manolo nos acompañó esa vez. Coincido con tu apreciación, es que esto es lo que le gusta a Manolo: Coverdale, Dio, gente así. Dr. Snake era como un divertimento, juntarnos los amigos y tocar estas grandes canciones. Ahora mismo es algo que está cerrado por mi parte. Fue una iniciativa de José y le dio carpetazo. De hecho, un poco antes de disolverlo ya no estaba con ellos y mi lugar lo ocupó Luís Calzada, que curiosamente ahora está conmigo en Ñu.

-Otro grupo del que también has formado parte es Sobredosis.

Ahí también me lió José de Benito. Surgió la idea de reunirse. En un principio hablaron los miembros de la formación original, pero Manolo Manrique y Luis García no estaban por la labor. Normalmente estas cosas se suelen hacer por dos vías: con muchos amigos o con mucha pasta. Como mucho dinero nunca ha habido se tira de los amigos, me lo propusieron y a un amigo nunca le digo que no. Mi estancia en el grupo fue algo muy puntual, creo que no llegó ni al año. Se montó el repertorio, se hicieron varios conciertos –un par de ellos en Madrid y el festival Leyendas del Rock– y poco más.

                                                                 Sobredosis.

-Me gustaría que ahora nos contases cómo surgió el germen de Atlas.

Fue un poco por casualidad. En aquella época estaba con Ñu, mi hermano y Jose estaban en Barón Rojo y, por las características de estos dos grupos, coincidíamos en muchos conciertos; de hecho nos quedábamos a vernos tocar los unos a los otros. De vuelta de una de estas actuaciones, no recuerdo cuál, veníamos cada uno de nosotros en nuestros respectivos coches de vuelta a Madrid por la carretera de A Coruña. Era ya de madrugada y mi hermano y yo contactamos para parar en un bar de estos de carretera a descansar y tomar un café. Allí mismo empezamos a hablar de la posibilidad de volver a hacer algo juntos y así salió, de una conversación nocturna en un bar de carretera. Nos pusimos a ello y montamos Atlas.

-¿No os planteasteis en algún momento volver a retomar Niagara?

Teníamos claro que no. Lo hemos comentado varias veces,  juntos o por separado, que Niagara está muy bien dónde está, tiene su lugar en la Historia y fue algo muy bonito mientras duró. Decidimos hacer algo nuevo. Las comparaciones con Niagara iban a ser inevitables, piensa que tres de los cinco miembros estábamos ahí. Lo que teníamos claro es que no queríamos teclados, buscábamos hacer algo en plan trío, al estilo Van Halen o Dokken. En cuanto pensamos en cantantes fuimos a tiro hecho, tenía que ser Ignacio Prieto. Además de conocerle de antes, llevarnos bien y cantar de miedo, también era un ex Niagara, jaja. Le gustó la idea y así se formó el grupo. Como te he dicho antes, muchas veces son más sencillas de lo que parecen y de la manera más simple se montó todo.

-¿Recuperasteis material de antes para Atlas?

No, todo fueron composiciones nuevas. Tenemos la ventaja de que yo compongo muy rápido, Ignacio también tiene mucha facilidad para componer y mi hermano también tenía algunas ideas preparadas. Es cierto que al principio tienes que completar el tiempo del repertorio y en los primeros conciertos tocamos algún tema de Niagara, era inevitable en parte porque también el público lo esperaba. Piensa que todavía no teníamos disco en la calle. Es parte de nuestra Historia y no hay problema por pegarte ese pequeño capricho. Siempre alguna cosa muy puntual.

-¿Se quedó alguna composición fuera de ese primer disco de Atlas?

No, piensa que el primer disco tiene catorce canciones y el segundo tiene doce. Para el tercero creo recordar que se quedaron tres o cuatro temas fuera. Esto te puede dar un poco la idea del nivel y capacidad de composición que teníamos, muchas veces incluso teníamos que parar el proceso compositivo específicamente.

                                                       Atlas.

-Había buena química, que se dice.

Desde luego, a nivel de composición no había ningún problema. Raro era el día que no veníamos Ignacio, mi hermano o yo al local sin una idea para mostrar a los demás. Era todo como muy ecléctico, en el último disco te puedes encontrar referencias a Led Zeppelin, Aerosmith, Purple, Rainbow o incluso Michael Schenker. Esto lo he achacado siempre a la música que escuchas, como nosotros escuchamos mucha música acabas metiéndolo todo en tu coctelera particular y salen las canciones.

-¿Cómo era entonces ese proceso compositivo, cada uno venía con sus ideas o salían entre todos del local?

Un poco de todo. Cada uno venía con su tema y los demás aportábamos nuestro estilo, matices y maneras de tocar. Incluso en el último disco Ignacio tocó la guitarra en algunos temas. Ninguno le decíamos a los demás cómo debían tocar, la gracia que tiene el asunto es que cada uno aporte su talento. Si llegas al local con el tema completo y cerrado se pierde esa impronta de los otros; puedes llegar con tu composición y eso está perfecto, pero los matices que le añaden los compañeros siempre hacen avanzar a la canción. Todo suma y lo haces un poco tuyo, así todo el mundo se siente involucrado.

                                                 Atlas: "Demasiado bueno para durar". Vídeo clip.

-¿En qué momento visteis claro que había que grabar un disco?

En cuanto el grupo empieza a rodar te metes en una dinámica que conduce a eso. Compones, te juntas con una serie de temas y acabas teniendo material para el disco. Nos autofinanciamos la grabación del disco, bastante más asequible para cómo están las cosas, y se vendieron absolutamente todas las copias que se hicieron. Santo Grial se encargó solo de la distribución. Los primeros sorprendidos de esta reacción del público fuimos nosotros, se recuperó la inversión y se sacaron algunos beneficios que permitieron grabar el segundo disco. Todos en el grupo teníamos nuestros trabajos, por lo que todas las ganancias que se generaban las reinvertíamos en el propio grupo.

-Este primer disco, titulado “Atlas” como el propio grupo, es muy variado en cuanto a composición, siempre buen Hard Rock. La primera canción “Unidos”, un tema directo y potente,  tiene algún aire a cosas como “Spotlight kid” de Rainbow o “Highway star” de Purple.

Las influencias son claras y siempre van a salir. En mi carrera he tocado muchos palos musicales, pero mi vena Blackmore o Hendrix siempre va a estar ahí. Es la música que me ha marcado de por vida. Un gran porcentaje de la discografía que tengo en casa es de la saga Purple, Rainbow, Whitesnake, Glenn Hughes en solitario o con sus proyectos… infinidad de discos.


-Además la saga Purple es amplia y prolífica.

Muchos músicos y muy buenos, incluso sus ramificaciones –tengo cosas de Company of Snakes que vienen de Whitesnake, por ejemplo–. Supongo que se me notan mis influencias.

-La apuesta por la melodía sigue estando presente en Atlas, de hecho creo que siempre ha estado presente en toda tu discografía.

Es que es lo más importante. Una canción puede ser más o menos dura, pero lo importante es que tenga una melodía y un estribillo que se te meta en la cabeza y lo puedas ir cantando por la calle. Me parece algo realmente importante en una canción. El primer disco suena muy crudo, pienso que es el reflejo de cómo estábamos en ese momento; cada disco refleja un momento específico del músico y en ese disco teníamos mucha fuerza, vitalidad y ganas de ir a por todas como unos adolescentes.

--Hay un tema llamado “Nosotros somos la revolución” que puede indicar ese sentir.

Esa canción es de las que más me gusta personalmente. Es una mezcla un poco extraña, como si coges a Ozzy y a Van Halen y los metes en una coctelera. Me atrae mucho el sonido de Zakk Wylde en la primera época con Ozzy, un sonido de guitarra bestial. Buscaba un poco ese sonido y también me gusta Van Halen, eso pudo inspirarme. Pienso que el riff de la canción es muy agresivo.

                                                     Atlas: "Nosotros somos la revolución".

-¿Y con el segundo, “Contra Viento Y Marea”?

El segundo está más pulido, tiene una producción más cuidada. Eso era lo que queríamos y, como llevamos tanto tiempo en esto, teníamos claro cómo lograr ese sonido. Curiosamente a la gente no le llegó tanto como el primero. Del primer disco hicimos 1500 o 2000 copias, no recuerdo bien, y se vendieron todas como la pólvora; sin embargo, este segundo no caló tanto. Supongo que siempre el primer disco es con el que sorprendes.

-¿Estás contento con la producción y el sonido conseguido en estos dos discos de Atlas?

La verdad es que sí. Son diferentes conceptos, en el segundo todos los miembros del grupo teníamos claro que queríamos un sonido de batería bastante Led Zeppelin y pienso que lo logramos; el sonido, no el estilo, que tocar como John Bonham es casi imposible, jaja.

-Fueron masterizados en Finlandia por Mikka Jussila.

Y el tercero también. Es que además yo  ya había trabajado antes con Mikka y tenía su referencia. Es muy bueno en lo suyo, tiene una referencia de tres o cuatro mil discos trabajados. Un día hablando con él resulta que lo que de verdad le gusta es el Hard Rock, lo que hacíamos nosotros.


-En Atlas me llama la atención las buenas composiciones que llevan vuestros discos. No hay temas menores, de relleno ni nada de eso.

Nosotros siempre hacíamos más canciones de las necesarias y luego llevábamos a cabo una criba. De este modo te aseguras mucho más la calidad final de todo lo que sacas. Hemos cuidado al máximo la premisa de que entrase en cada disco solo lo mejor, unas veces habremos acertado y otras menos. Por otro lado el músico no tiene la misma percepción sobre su obra que el resto de oyentes, hay una maldición al respecto y es que probablemente la composición que más odies sea la que más llegue a la gente, tenga éxito y estés obligado a tocarla toda tu vida, jaja.

-Puede pasarle algo similar a Deep Purple cuando tengan que tocar por enésima vez “Smoke on the water”. Igual ellos mismos como músicos estén cansados de tocarla.

Y no la toques, que verás cómo se pone el público. Yo mismo, como fan, quiero escucharla si voy a su concierto y si fuera el guitarrista seguro que estaría harto de tocarla, jaja. Es una ley no escrita para el músico.

-Volviendo a “Contra Viento Y Marea”. Te quería preguntar por el tema “Oveja negra”.

Es un Rock n Roll, un tema vacilón y muy desenfadado. Su letra representa el sentir de mucha gente, no solo nuestro. Ha habido gente que nos ha dicho que ellos también se sentían de jóvenes en su familia como la oveja negra, el mal estudiante o un poquillo el bandarra.

                                                             Atlas: "Oveja negra".

-Y a nivel de letras, ¿qué importancia le das dentro de la canción? No hablamos de la melodía, sino de la letra en sí.

Aquí tengo sentimientos encontrados. En ese sentido soy de mentalidad muy anglosajona, ellos no le conceden gran importancia a las letras. Hablo en general, puede haber alguna muy profunda y especial, pero si coges las letras de Coverdale verás que hablan siempre de lo mismo; por citar un ejemplo. Cuando estábamos en Reino Unido y nos preguntaban de qué hablaban las letras de Niagara se sorprendían del mensaje; allí los grupos de Hard Rock no tenían esa temática, la dejaban para los grupos punkies . Ellos hablaban de sexo, drogas y Rock n’ Roll. También te digo que una gran canción acompañada de una buena letra es de agradecer.

-¿Hay alguna canción de estos discos de Atlas que te llegue de alguna manera especial?

No te podría decir, a todas les puedo sacar cosas buenas. Si te hablo estrictamente como guitarrista hay temas que los escucho y me siguen pareciendo muy logrados en la guitarra. Me pasa con el solo de “2040”, estoy muy satisfecho con el solo de guitarra. Esta canción tiene una historia muy curiosa, lo primero que compuse de la misma fue el solo y el resto lo construí a partir de este. Recuerdo perfectamente que lo compuse en mi casa un domingo por la tarde, creo que era verano, estaba tocando con lo que sería la idea principal del solo y trasteando fue saliendo; me salió casi del tirón, tenía el solo en apenas cinco minutos. Decidí grabarlo y a parir de ahí salió el riff y el resto del tema, en quince o veinte minutos la canción estaba compuesta. Otro solo que me encanta es el de la canción “Nosotros somos la revolución”. Te digo estos dos, pero le puedo sacar cosas que me gusten a todas las canciones.

                                                                      Atlas.

-¿Cuándo escuchas una canción te fijas principalmente en el solo, como le pasa a muchos guitarristas, o en toda la canción?

Ahí, por deformación profesional, me fijo en el todo en conjunto; sale el productor que llevo dentro. Escucho primero la canción y si me interesa empiezo a desmenuzarla, que bonito lo que hace el bajo o que bien suena la batería; primero me tiene que gustar el tema en sí, después te vas fijando en los aderezos, el riff, el solo o los coros.

-Tuvisteis la suerte de compartir escenario con grandes grupos como Gotthard o Europe. ¿Cómo surgieron estas posibilidades y qué recuerdos tienes de esto?

Funciona un poco el hecho de llevar muchos años, que sepan lo que haces y tener los contactos. El jefe de la promotora Rock n’ Rock es muy amigo de la banda y a veces nos han ofrecido hacer estas actuaciones. Tuvimos la suerte de hacer la gira con Gotthard y tuvimos el placer de conocer a Steve Lee, un tipo encantador, maravillosa persona y un cantante excepcional, de lo mejorcito que he visto en mucho tiempo. Recuerdo esa gira con mucho cariño, lo pasamos fenomenal, toda la gente de Gotthard fue maravillosa. También guardo buenos recuerdos de los conciertos con Europe, de hecho nos comentaron que Joey Tempest estuvo viendo nuestro concierto entre bambalinas y le encanto. Por otro lado recuerdo el cruce de cables cuando teloneamos a Motorhead, nuestros estilos no pegaban ni con cola e incluso escogimos los temas más duros de nuestro repertorio. Cuando acabamos de tocar los propios técnicos de Motorhead, recuerdo más concretamente que fueron los técnicos de monitores y guitarras, se presentaron en nuestro camerino para pedirnos discos porque les encantamos. También tocamos con Alice Cooper, pero prácticamente ni le vimos. Fue llegar a Santiago de Compostela, tocamos  y nos fuimos. Lo que si he notado al tocar con grupos de fuera, y me siento muy orgulloso de ello, es que nos hemos ganado su respeto. Al principio desconfían de ti, pero en cuanto empiezas la prueba de sonido se nota si el grupo suena o no y, aunque esté mal que lo diga, Atlas teníamos mucha calidad. En la prueba de sonido ya nos los habíamos ganado, notabas que el mismo trato cambiaba.

-Vuestro tercer disco fue “Against All Odds”, la versión ingles del segundo trabajo más algún añadido. ¿Nos puedes contar a qué se debió la idea de publicar la versión el segundo disco en inglés?

Bueno, el segundo disco salió con DFX, pero fue un poco un desastre porque la compañía funcionaba fatal. No quedamos contentos. La versión inglesa fue idea de Avispa, con los que ya trabajamos en el “Now Or Never”, nos lo propusieron y aceptamos. La verdad es que habían oído al grupo y querían ficharnos. Fue idea suya y a nosotros nos interesó, lo cierto es que tenían bastantes contactos en el extranjero. Estuvo bien, aunque no sé lo que llegamos a vender, nunca llegamos a preocuparnos por las cifras.


-Se cogieron las pistas que habían y se añadió la voz en inglés. Sin embargo no hubo continuidad después.

A Ignacio le pareció adecuado y a las pistas que teníamos se le añadieron las voces en inglés. No nos planteamos seguir en esa línea. Está bien tocar todos los palos y todo suma. Nunca sabes dónde puedes dar el pelotazo.

-Hasta el siguiente disco de Atlas pasaron seis años.

Es que en medio hubo una separación. José Martos tuvo problemas de salud, Ignacio tuvo cuestiones de índole profesional ya que no podía compatibilizar el grupo con su trabajo y la banda paró. Mi hermano y yo intentamos seguir adelante, estuvo como cantante durante un tiempo Julio Dávila, que es el actual vocalista de Monterrey, Oscar Pérez en la batería y también tuvimos a Rafa Suarez, otro gran cantante que se tuvo que volver a Asturias por falta de trabajo. El problema fue que nos pilló el momento álgido de la crisis, había que dedicar mucho tiempo a nuestros respectivos trabajos y al final hubo que aparcar el grupo.

-¿Llegó a haber actuaciones en directo, nuevos temas, maquetas u otro trabajo en el estudio?

Sí, de hecho algún tema del último disco se compuso en aquellos momentos. Y con Rafa al menos hicimos dos o tres actuaciones  en directo según recuerdo, con Julio no dio tiempo. El asunto es que no tenía sentido seguir, la situación era muy difícil a todos los niveles.

-¿Cómo se volvió a reflotar el asunto?

Pues con una llamada telefónica, reunión en un cafetería y vuelta a intentarlo.

-¿Qué queréis decir con el título del disco: “Nuevos Tiempos Y Viejas Costumbres”?

Es una declaración de principios realmente. Estamos en la actualidad y seguimos activos, pero no vamos a renunciar a lo que de verdad nos gusta. Hay muchas canciones a lo largo de mi carrera musical que han sido declaraciones de principios, “Now or never”,  “Corazón de metal” o “Contra viento y marea” eran eso precisamente. No voy a cambiar, pase lo que pase voy a seguir haciendo lo que quiero.


-¿Qué recepción tuvo este nuevo disco?

En general tuvo un buen recibimiento. Es un disco muy elaborado, aunque quizás menos que el segundo, pero este es más directo. Nos dejamos la piel en la producción de muchos de los temas, la canción “Culpable” es un ejemplo. Este es un tema lento, tiene una letra y una bonita melodía, Miguel Ángel Collado nos hecho un cable por el que le estoy muy agradecido ya que hizo unos arreglos orquestales que son una pasada; también se marcó un solo de teclados en la canción “Vete al infierno” que le dio toda esa esencia Rainbow/Purple que hace que el tema gane enteros. Pienso que el disco tuvo muy buena acogida para cómo están los tiempos últimamente.

-Me comentas que recuperasteis alguna cosilla que ya estaba trabajada de antes.

“Vete al infierno” es uno de esos temas. Le cambiamos la melodía y las letras, pero era una de las canciones que habíamos trabajado en esos momentos finales de Atlas antes de separarnos. Cuando algo funciona hay que aprovecharlo.

-La canción “Un sueño cumplido” tiene mucho groove, es un tema que te incita a moverte.

Le pasa un poco como al tema “Oveja negra”, es un rockanroll movido y desenfadado. Cuenta una historia muy bonita; es la de mi hermano Ángel, cuando entró a formar parte de Barón Rojo. Hablamos de entrar en la historia del grupo de Rock más grande que ha habido en este país. Para mi hermano fue un sueño cumplido. De ahí el guiño final con un par de acordes del tema “Barón Rojo”, de hecho en uno de los cortes se escucha el sonido real de un Fokker; no te puedes ni imaginar las vueltas que dimos en internet hasta encontrar el sonio del dichoso avión. Finalmente Carlos Lillo, el dueño de los estudios de grabación, lo encontró. Es un Fokker triplano igual que el del Barón Richthofen, hasta ese punto nos lo curramos.

                                                             Atlas: "Un sueño cumplido".

-Una historia muy interesante y un emotivo homenaje. ¿Cómo fueron las actuaciones de presentación del disco?

Estuvieron muy bien. La presentación en Changó fue genial, pocas veces hemos tocado para tanta gente. Para ese concierto contamos con la colaboración de Pável Mora, ex teclista de Monterrey, que nos echó una mano en algunos temas.

-¿Ahora mismo en qué estado se encuentra Atlas?

Atlas se deshizo definitivamente en el verano de 2017. Le pasa lo mismo que a Niagara, no se van a volver a juntar, al menos con la formación original.

-Junto a Monterrey, que es tu actual proyecto, ¿se podría decir que Niagara y Atlas han sido tus dos apuestas más personales, donde más has echado la carne en el asador en esto de la música?

Sí, sin duda. Incluso llevan vidas paralelas, con Niagara fueron tres discos –cuatro si cuentas “Fall Higher”– y con Atlas fueron tres discos y el cuarto en inglés. Son mis dos grupos.

-Lo bueno y lo malo que te quedas de esas dos experiencias.

Todo lo vivido, tanto lo bueno como lo malo forman parte de mi vida como músico y como persona.


-También me gustaría hablar un poco de tu faceta didáctica y como productor. ¿En qué momento surgió la inquietud o posibilidad de dar clases?

Desde siempre. La primera vez que entré en un estudio de grabación fue en el año 1980, para la maqueta de la que antes hablamos con Yerba, y cuando entré en los estudios ya me dije que tenía que acabar haciendo eso. También hay momentos y situaciones que te marcan; no sé cómo, pero recuerdo que siendo muy jovencito acabé en los estudios Sonoland que estaban en Coslada mientras estaban grabando Triana. Pude entrar, ver todo eso, conocer a Jesús de la Rosa y me quedé prendado de eso. Empecé grabando maquetas propias y poco a poco hubo gente que tras escucharlas empezó a pedirme que les grabara a ellos, que les gustaba el sonido. Te vas introduciendo y de las maquetas pasas a los discos, realmente un disco es una maqueta que suena mejor y que te ha llevado más tiempo grabar.

-Colaboraste con Pies Records, ¿Cómo salió eso?

Lo que hemos hablado antes, gracias a tener contactos. Lo bueno y lo malo de llevar tanto tiempo en esto es que conoces y te conoce todo el mundo. Me lo ofrecieron y me lancé a por ello. Como hemos comentado antes, muchas veces las cosas son más sencillas de lo que la gente piensa, generalmente todo suele salir en una reunión en un bar y con unas cervezas.

-También has producido a Barón Rojo, incluso metiste un poco de guitarra en un tema. ¿Cómo fue la experiencia de trabajar con el grupo, opino como tú, más representativo del Rock en España?

Una pasada. Estar grabando un solo de Armando en el estudio y que de repente me pregunte qué me parece, todo un Armando de Castro preguntándome por un solo de guitarra suyo. En el momento que te quitas el chip de fan y te pones el mono de trabajo de productor ya te quedas alucinado cuando les das tu opinión  y encima te hacen caso, jaja. Lo que son las cosas, los dos primeros discos de Niagara los produce Carlos de Castro y, con los años, yo les acabo haciendo la producción de un disco a ellos.

-También has producido a más gente como Sínkope, Ars Amandi.. ¿Tienes algún recuerdo o anécdota en particular de alguna de estas producciones?

El primer disco que hice con Sínkope, porque no me lo creía. Llegó el momento de grabar la voz, Vito se metió en la pecera y se grabó quince temas en una tarde; no daba crédito, es algo que no he vuelto a ver. Fueron algo así como cinco horas, eso es muy duro para un cantante. Otra cosa curiosa de la que me río mucho con Dani de Ars Amandi es que siempre le digo que toca el instrumento más odioso del mundo, la dulzaina, se te mete y no eres capaz de sacártelo; además es muy complicado para ecualizar, es un reto grabarlo. También en su cuarto disco acabé tocando yo mismo el bajo, tuvieron un cambio de componentes y no llegaban a tiempo de prepararse el material para grabar, reunión urgente compañía/productor/grupo y al final entre el grupo y la compañía deciden que el bajo lo toque el productor, jaja. Con todos los grupos que he grabado siempre tienes momentos graciosos y de distensión.


-Algún requisito que le pongas al grupo que quiera que le produzcas su disco.

No tengo ninguno específico, lo que sí que pienso es que debe tener coherencia. He hecho cosas que musicalmente están muy alejadas de mi estilo musical, pero dentro de eso le encuentras algo que tenga cierta conexión mutua, ahí está el punto. El disco que hicimos de Caskärrabias me encanta y no son de mi palo, llevan un rollo urbano y reivindicativo que no es lo mio, pero musicalmente ese disco es una pasada.

-También te quiero preguntar por tu estancia en el Rockservatorio a finales de los años ochenta. Una cosa es tocar, otra producir y otra distinta es enseñar a alguien lo que sabes. ¿Era la primera vez que dabas clases como profesor?

Sí, era la primera vez que ejercía como profesor. Es interesante, de alguna manera se trata de compartir lo poco a mucho que sabes con los demás; además me llama mucho la atención que haya gente que te siga y que se muestre interesada en que tú personalmente le enseñes. Aquí pasa que el buen músico no tiene necesariamente que ser buen profesor y puedes ser un músico correcto, pero un gran docente; te puedo asegurar que he conocido esos dos extremos.

-La didáctica es todo un arte. Últimamente muchos músicos están pulsando está vía como otra fuente de ingresos.

Y es un arte muy difícil. Yo mismo también estoy ahora otra vez de profesor, curiosamente de todos mis alumnos solo uno conocía mi recorrido musical; para que veas cómo han cambiado los tiempos. Los demás luego, cuando llegan a casa,  investigan un poco en internet y se enteran de mi pasado musical. Sin embargo tengo uno que me sigue desde los tiempos de Niagara, incluso conserva una entrada de cuando tocamos en la sala En Vivo de Fuenlabrada.

-¿Qué recuerdas del disco que se sacó desde el Rockservatorio, titulado “Con Cierto Secreto”?

Creo que fue  idea de Hermes y Rubén, que eran los directores de la escuela. Me lo comentaron y me pareció una idea fabulosa. Era un incentivo de promoción para la propia escuela, que los profesores tocaran en un disco. Independientemente de las posibles ventas, me pareció una excelente manera de promocionar la escuela.

-La línea del disco era muy Hard Rock melódico.

Es que los profesores que estábamos éramos gente como Carlos Raya, Jero o Hermes, creo que  todavía estaba Miguel Ángel Collado. Todos los profesores tocábamos Hard Rock clásico.

-¿Fueron las canciones específicamente compuestas para el disco? Incluso en las tuyas también cantó Tony Cuevas, lo que era prácticamente  Niagara.

Al menos las mías, aunque eran nuevas, no necesariamente se compusieron para el disco. Me preguntaron si tenía algún tema por ahí y lo que tenía cuadraba mucho con la propia idiosincrasia del disco. Cantó Tony y mi hermano Ángel también tocaba, por lo que se podría afirmar lo que comentas. Se tiró para cantar de la gente que estaba más a mano. El disco se llegó a presentar en directo, se hicieron actuaciones, y tengo el vago recuerdo de haber estado en el concierto que se hizo en Alcobendas.

                                                          Monterrey.

-Ahora retomamos el presente más actual. ¿Cómo se forma Monterrey? La primera vez que oí hablar de vosotros me llamó poderosamente la atención vuestro nombre, me recordó al Rock Sureño. Y si el Melódico en España se lleva poco, el Sureño ni te cuento. Dices que el nombre era de Jose, ¿la línea musical era también suya o de todos?

La música ha sido una cuestión consensuada, los dos lo teníamos muy claro, se trata de Rock de los setenta. Además, me apetecía mucho hacer algo de este palo. Ha habido un momento en mi vida en el que solo escucho Rock clásico, incluso el sonido de mi teléfono es de este tipo. Pienso que es la mejor música; no solo eso, sino que sigo diciendo que en los años setenta se inventó toda la música: Electrónica, Disco, Punk o Rock. Todo se hizo entonces, luego se ha ido puliendo a posteriori.

-Me comentas que Pável Mora ya no está en el grupo. ¿Ha sido sencillo reunir a los músicos de Monterrey?

Pável ya no está. Aunque ha habido algunos cambios no fue algo especialmente difícil; por ejemplo Julio Dávila estuvo cantando desde el primer momento. De hecho Julio y yo seguimos trabajando juntos al dejar Atlas; tenemos alguna cosilla juntos grabada, algo muy informal.

-Habéis sacado el Ep “Monterrey”. ¿Era una especie de carta de presentación?

Sí, se trataba de grabar algo para que la gente nos conociese y supiese de nosotros. Como has dicho, una especie de carta de presentación sonora.

-Anteriormente nos contaste que el nuevo disco está prácticamente grabado.

Lo único que queda es la masterización. Seguimos la línea del Ep, con un poco más de toque Sureño; nada premeditado., hemos dejado que las composiciones saliesen de modo natural.

-Esperamos impacientes ese nuevo disco. Ahora me gustaría que nos contases tu opinión sobre internet. Tiene sus virtudes y sus demonios. ¿Cómo valoras la irrupción de internet en el mundo del arte y de la música?

Siempre digo que internet es lo mejor y lo peor que le ha podido pasar al mundo en general, no tienes más que ver lo que está pasando estos días con Facebook. Ni tengo ni quiero Facebook, bastante con que llevo encima un teléfono inteligente y dice todo sobre mí. Bastante vigilados estamos ya por el Gran Hermano para que encima se lo facilitemos más.

-Es como un busca incorporado que tenemos todos.

No tienes más que pensar en lo que se dice, que ninguno de los grandes empresarios tiene teléfonos móviles de última generación. No los verás con Smartphones ni nada por el estilo, llevan teléfonos prehistóricos. Internet actualmente permite tanta información que lo que se consigue es desinformar, se está utilizando en ciertos aspectos de una manera que esperemos no nos acabe pasando factura a todos los niveles como sociedad.

-Es una especie de escaparate público y la gente se siente en la necesidad de exponer su intimidad. ¿Y como ves el tema de las descargas ilegales y todo eso? Es indudable que ha dañado a las ventas de discos.

Ha dañado a todo. Aquí todos tenemos la culpa, pero se puede decir que internet ha dado la puntilla. El mundo del cine puede que todavía se vaya defendiendo como gato panza arriba, pero es cierto que para otras expresiones artísticas ha supuesto un serio varapalo. Es la cultura del todo gratis –que en realidad no  hay nada gratis–. Recuerdo en la época en los ochenta que cuando tocabas en las fiestas se decía que era un concierto gratis; no es gratis, lo estás pagando con tus impuestos. Además resulta contraproducente, porque no me vas a ir a ver a otro concierto puesto que ya me has visto en las fiestas de no sé dónde gratis –que no es gratis, como antes he explicado–. Tú piensas que te estás descargando mi música gratis, pero a la vez le estás dando un montón de datos tuyos a alguien que no sabes quién es ni para qué los puede utilizar. Suena un poco conspiranoico, pero no deja de ser real.

-Además creo que con el todo gratis en la música se ha perdido hasta el interés por escucharla, disfrutar de un disco en su totalidad.

Cierto. La gente tiene discos duros de quinientos gigas llenos de música que ni siquiera le va a dar tiempo de poderlos escuchar en lo que resta de su vida.


-Son nuevas generaciones que nunca se van a juntar en un bar a charlar sobre un disco.

La verdad es que es una lástima. Lo que está claro es que todo lo que no te cueste, no te suponga un esfuerzo, no lo valoras.

-Totalmente de acuerdo. Volviendo a tu actual grupo, ¿cuáles son las expectativas de Monterrey?

Tocar en directo, lo más inmediato es que tocamos ahora a finales de Abril en la sala La Mala de Madrid. También tocamos por la zona de Huertas en la sala Blackbird, un sitio acogedor y encantador, también en Junio vamos a hacer un festival en León. Van saliendo cosas.

-¿Y proyectos de Manolo Arias?

Sigo tocando con Ñu y también te puedo decir en exclusiva que estoy grabando algo en solitario.

-Menuda primicia. Es una gran noticia, ¿qué nos puedes contar der esto?

Tengo las maquetas hechas, unas diez o doce canciones. Voy despacio, ahora mismo estoy en la fase de hacer pequeños arreglos puesto que los temas están compuestos. Me están echando un cable, pero no puedo decir todavía ningún nombre. Ahora estoy en ese momento de pasárselos a la gente que me va a ayudar. Lo que sí que te puedo comentar es que la música es Hard Rock, es lo que más me gusta y pienso que es lo que mejor sé hacer. Musicalmente, para que los lectores se hagan una idea, te puedo decir que sería algo así como una continuación de Atlas.

-¿Desde cuándo llevas trabajando en esto?

Los temas llevan compuestos poco menos de un año y trabajando en ellos, cuando el tiempo me lo permite, hace un par de meses. La verdad es que está bastante avanzado. Iréis teniendo noticias.

-Sería tu primer disco en solitario. ¿Se puede decir algo a nivel de cantantes?

Debo ser prudente, todavía no. Bueno, sí te digo que lo hará un solo cantante. Lo cierto es que también tengo otro disco en solitario grabado completamente desde hace bastante tiempo, unos diez años. Está  todo grabado y solo faltaría mezclarlo. Ese disco sí lleva distintos cantantes.

-Pero qué me estás diciendo; eso hay que acabarlo, por Dios. Y sacas un disco doble, jaja.

Me tendría que liar la manta a la cabeza y ponerme a ello. A ver si algún día tengo tiempo y dinero para ello. Lo de disco doble no creo, no tienen mucho que ver, ni por sonido ni por temas ni nada.

-¿Y de este otro disco que ya está grabado nos puedes dar detalles de colaboraciones?

La batería está grabada por Carlos Expósito, músico de Stravaganzza y Leo Jiménez. En cuanto a cantantes, uno de ellos es Joaquín Padilla, alma máter de la Ópera Rock de Edgar Allan Poe y cantante de Iguana Tango, un gran cantante y mucho más rockero de lo que la gente que le vea todos los días en la tele pueda pensar. El resto tiré de amigos y gente que conozco, más que buscar otros músicos de renombre. Todo está realizado de una manera muy artesanal.

-Desde aquí te animamos encarecidamente a que decidas finalizar ese proyecto. Para ir finalizando la entrevista te voy a decir el nombre de distintos músicos y me gustaría que nos comentases lo primero que se te venga a la cabeza.

Ritchie Blackmore: Maestro.
Bernie Marsden: El alma del Blues.
Michael Schenker: Un virtuoso.
John Fogerty: Le valoro más como compositor que como guitarra y eso que era muy bueno para su época. Y un gran cantante.
Rick Medlocke: Blackfoot es uno de los grupos que más me gustan y además está con Lynyrd Skyryd. No se puede pedir más.
Ted Nugent: Es todo un personaje. Cuando vino por primera vez a España llevaba además a tres guitarristas y eso fue una locura. Por otro lado es muy controvertido y provocador.
Uli Jon Roth: Es el gran desconocido. A nivel popular la gente no le conoce, ya cuando entró en Scorpions llevaba un aura mística, muy de Hendrix, y así sigue. Un gran guitarrista.

-Para nosotros es un placer y una alegría haber podido entrevistarte. Si hay alguna cosa más que nos quieras comentar.

Pues que estoy agradecido por la entrevista. Sorprendido también de que a alguien la pueda interesar lo que he hecho en mi recorrido musical. Muchas gracias al Club de Adictos a Deep Purple, os conozco desde hace un montón de años –mis queridos gallegos, como suelo decir–.






domingo, 3 de junio de 2018

Danzig: “Rough boy”.


Es empezar a hablar de Danzig e inmediatamente se enciende un chip que debemos tener en algún recóndito rincón de nuestra masa gris. Algo debe tener este tipo de especial que, sin haber alcanzado el estrellato e incluso haber hecho todo lo posible por no lograrlo, nos toca la fibra a algunos de nosotros. La cantidad de grandes canciones que tiene en su haber el amigo Glenn, comandadas por el imperecedero “Mother”, darían juego para pasar un buen número de noches apoyados en la barra de algún oscuro tugurio, en mitad de la noche más sugerente y tenebrosa, arropado por la música adecuada de fondo, con una copa al lado y en la compañía correcta mientras te metes de cabeza directamente en el fondo del asunto musical esperando hasta que los primeros rayos de luz aparezcan en un ejercicio que hace disfrutar a la mente y revitaliza el alma.


Esta canción es una de las revisiones que aparecieron hace algo más de dos años en el disco de versiones que nuestro querido artista bautizó como “Skeletons”. Aquí nos encontramos a un Danzig que arropa con su voz más aterciopelada pero llena de carácter esta gran canción, llevándola a su terreno y demonizándola por completo mientras demuestra una vez más su bagaje musical y su criterio a la hora de escoger la música que homenajear.


Esto de los discos de versiones lleva unos cuantos años completamente de moda, de tal modo que uno casi acaba antes nombrando a los grupos que todavía no han publicado un disco de estas características. La mayoría de las veces estos discos de versiones son una especie de grandes éxitos con algunas de las canciones que todos conocemos y acaban resultando completamente predecibles; ojo, poco que objetar a muchos de estos clásicos en sí mismos, el problema viene a la hora de usarlos por otros grupos para ensamblar uno de estos discos. No es este el caso de Danzig, nuestro particular Evil Elvis se cuidó mucho de crear una obra en la que lo importante no eran los títulos de las canciones, sino el concepto global que resultaba de las mismas y su tratamiento por parte del grupo. Hay canciones que son archiconocidas y otras que no lo son tanto, aunque también sean grandes composiciones. Glenn puso sobre el tapete una selección de temas con vida propia que no eran necesariamente famosos… algunos ni siquiera eran los más reconocibles de los grupos que originalmente los crearon. “Lord of the thighs” es una delicia de canción, pero ni por asomo es de las más conocidas de Aerosmith; de hecho estoy seguro que la mayoría de fans histéricos que saltan en las primeras filas de sus conciertos cada vez que interpretan el famoso a la par que insoportable “I don’t want to miss a thing” ni siquiera la conocen. Encontrar el equilibrio entre el bagaje musical, el buen criterio, el eclecticismo y el estilo a la hora de seleccionar las versiones a realizar me parece todo un arte en sí mismo. Y Danzig aquí lo demuestra, una vez más.


En lo que respecta a “Rough boy”, poco más se puede añadir a la escucha de la canción. Uno de esos temas melancólicos y densos que tan bien se le dan a Glenn. Preciosa canción, original del disco “Afterburner” de los ZZ Top. Seguro que para el gran público no sea de las canciones más reconocibles del grupo, pese a entrar en las listas de éxitos de la época,  y sin embargo rebosa poder por los cuatro costados. La rendición que hace Danzig es simplemente perfecta. Capta su esencia, consigue transformarla y llevársela a su terreno, pero logrando respetar el original. Otro debate abierto: ¿una versión debe ejecutarse y sonar como el original o intentar innovar a partir del sentir del propio tema? Una sugerencia para que nuestro colaborador Metálico tome en consideración. 

                                                              Danzig: "Rough boy".


                                                     ZZ Top: "Rough boy". Vídeo oficial.


martes, 29 de mayo de 2018

Danzig: “Mother”.


En apenas un par de meses Glenn Danzig y su grupo inician una nueva y corta gira por Europa para celebrar el treinta aniversario de su grupo Danzig. Recientemente actuó en el festival Psycho Las Vegas  tocando su exitoso disco “Danzig III: How The Gods Kill” al completo, además de otros clásicos de su interesante discografía; veremos qué hace en esta gira europea. Por supuesto, de España nada de nada.

                                 Danzig 88-94: Eerie Von, Glenn Danzig, Chuck Biscuits y John Christ.

Glenn Danzig hoy en día es poco menos que un icono para un importante sector de aficionados a la música. Alma máter del grupo de culto Misfits, formación pionera dentro de la seminal escena Punk Rock norteamericana que brotó con fuerza a finales de los setenta y principios de los ochenta ofreciendo una respuesta contracultural a una generación de jóvenes con sed de rebelión ante los convencionalismos e hipocresías que les rodeaban. No hay más que visionar algunos de los vídeos piratas de sus actuaciones en directo para darse cuenta de la energía y rabia que transmitía este singular grupo; nada impostado ni ensayado de antemano, todo real, sincero y puro. Años después Metallica grabó una versión de una de sus canciones y alcanzaron el reconocimiento.

                                                                     Misfits.

Pero un culo inquieto como el de Glenn hizo que poco después Misfits se rompiesen. El carácter imposible de nuestro encantador Evil Elvis se embarcó en una nueva andadura a la que bautizó con el nombre de Samhain, explorando su lado más siniestro y acercándose algo al Rock más oscuro en la ecuación. Tras tres discos y unas espeluznantes presentaciones en directo imposible olvidar la imagen de un Glenn con la cabeza llena de sangre mientras descendía a los infiernos con su música la mutación se hizo completa y derivó en otro grupo con su mismo nombre artístico: Danzig.


En el grupo, además del propio Glenn, permaneció el bajista Eerie Von. Curiosamente Eerie se introdujo en el universo Danzig como fotógrafo al hacerse amigo del cantante en tiempos de Misfits. Le llegaron a ofrecer un puesto en el grupo, pero él declinó la oferta pese a acabar llegando a realizar algunas grabaciones esporádicas con los mismos. Formó parte de Samhain como batería, aunque pronto se pasó al bajo. Su presencia fue la condición base para el nuevo grupo que el productor Rick Rubin le propuso montar a Glenn y que acabó convirtiéndose en Danzig. Cuando el Grunge primero y la Música Industrial después se cargaron cualquier atisbo de popularidad en el Rock duro/ Heavy y, en un incomprensible cruce de cables monumental,  Glenn despidió a toda su banda para abrazar el concepto industrial –como hicieron una gran cantidad de músicos rockeros, conviene recordar–, nuestro amigo Eerie publicó un par de discos realmente especiales; especialmente interesante resulta la escucha de “Uneasy Listening” que, haciendo honor a su título, representa un extrañísimo e inclasificable artefacto que te engancha sin remedio. Un tipo altamente peculiar este Eerie Von, con el que habrá que detenerse en otro momento.


Danzig –el grupo– tiene un importante ramillete de canciones imperecederas, pero tal vez sea “Mother” su composición más famosa y reconocida. Su clásico por excelencia. Aquí en España nunca llegó a tener una repercusión importante, desgraciadamente, pero en el resto del mundo Glenn Danzig tuvo su etapa de fama y gloria. La evolución de su estilo musical desde los primeros tiempos Punks de Misfits hasta el Rock/Heavy más clásico y oscuro evolucionado de Black Sabbath nos permite disfrutar de una serie de discos de primera categoría.  Es un placer escuchar a Danzig presentando su personalísimo híbrido de influencias Jim Morrison, Led Zeppelin, Elvis Prestley o Black Sabbath entre otros. Tiene de todos, pero no suena a ninguno de ellos; un mérito al alcance de unos pocos artistas.


Recuerdo muy bien la primera vez que topé con Danzig en mi vida. Fue hace un montón de años durante una visita casual a la conocida tienda de discos Sun Records, de hecho creo recordar que acababan de abrirla. Estaba ojeando cds y cassettes –sí, antes podían ir a las tiendas de discos a comprar cassettes y vinilos– y apareció ante mí un grupo del que no había oído hablar nunca que tenía un disco con una canción titulada “Mother” en su interior. Inmediatamente sentí la inexplicable certeza de que esa canción debía ser buena, un tema que se titule “Mother” no puede sonar mal, y me compré el cassette. En aquellos tiempos ya llegaba el dinero y todavía no habían entrado en escena las hipotecas y todas esas responsabilidades inherentes a la edad adulta. Era un Mini Lp en cuya primera cara me encontré con una versión Doom de “Trouble”, el clásico de Elvis. El disco no sonaba mal, pero en la segunda cara de repente explotaron en mi cara los primeros acordes de “Mother” en directo. Esa canción lo tenía todo. Glenn Danzig había conseguido condensar en apenas tres minutos y medio lo que otros muchos no consiguen alcanzar a lo largo de sus vidas completas. El cautivador riff de inicio, la desafiante voz de Glenn, la calma que conduce a la tempestad, un estribillo imbatible y destinado a ser coreado por hordas de fans enloquecidos… hasta las letras son inteligentes. Y todo esto conseguido sin hacer una sola concesión a la comercialidad, aunque era obvio que la canción tenía un gancho irresistible. Ni que decir tiene que al día siguiente volví a la tienda para comprar la edición en cd y en unas pocas semanas ya tenía la discografía de Danzig en mi casa.  Recuerdo también que enseguida sentí la necesidad de escuchar la versión en estudio. Curiosamente en la segunda escucha del Mini Lp dejé pasar la cinta hasta el final –algo que siempre tengo la costumbre de hacer para alargar la vida y calidad de reproducción de la misma- y, tras unos minutos de silencio, apareció ante mis oídos la versión en estudio de dicho tema… que resultó ser todavía mejor que en directo. Otra de las excentricidades del amigo Glenn y que, unido a su incuestionable talento, lo hacen tan especial. En la versión cd el lector reconoce la friolera de noventa y tantas pistas, pero están todas en blanco hasta llegar a la última que es “Mother” en estudio. Si será buena la canción que toda la gente ajena al Rock a la que se la he puesto, y ha sido mucha, se ha sentido atrapada por su potencial.


Esta canción apareció en el primer disco de Danzig, que lleva como título el propio nombre del grupo, pero no alcanzó el éxito hasta dicha versión en directo que el grupo publicó en el Mini Lp del que estamos hablando cinco años después, titulado “Thrall: Demosweatilive”. Comenta el propio Glenn que en el mismo instante en el que la compuso se dio cuenta de que estaba ante algo especial. Muy excitado, llamó al propio Rick Rubin para decirle que acababa de componer la mejor canción de su vida. Aquel verano del 93 la versión en vivo de “Mother” sonó en las emisoras estadounidenses, de hecho sigue siendo la entrada más alta de un single de Danzig en las listas de éxitos. El vídeo en directo se programó en la MTV hasta la saciedad por entonces. Este Mini Lp acabó siendo disco de oro y de platino posteriormente.


No se le despegaron los pies del suelo más de la cuenta a Glenn Danzig, de hecho siguió sin ofrecer la más mínima concesión a la comercialidad o al establishment. En esos momentos lo tenía todo para haber vendido su alma al diablo y haber buscado desesperadamente  el éxito global… pero no, nuestro hombre decidió sacar un siguiente vídeo clip con secuencias tan explícitas que fue censurado por la todopoderosa MTV. Todo un suicidio en términos comerciales que no podía importarle menos a un individuo con una visión tan clara de su recorrido artístico como el bueno de Glenn. Desde luego que ha demostrado a lo largo de todos estos años una personalidad tan controvertida como apasionante. Sus desplantes a los medios de comunicación, sus chocantes declaraciones en busca de la polémica, los coqueteos con lo prohibido, su interés por lo oscuro, el peculiar uso del sexo y la religión; en definitiva, todo el aura y misterio que rodea a su persona y a su personaje. Independientemente de que te puedan interesar o detestar algunas de sus declaraciones o las aristas del personaje que presenta al público, hay que reconocer que trabaja mucho por ofrecer una visión artística completa, cuidando al máximo desde la música hasta los más mínimos detalles. Con Glenn Danzig no hay término medio, le amas o le odias. Normal que tenga un abultado número de seguidores que veneran sus pasos en la música y a la vez toda una serie de detractores que le toman como una broma. 


Nuestro encantador amigo no ha tenido problemas para granjearse un importante número de enemistades dentro del mundo del espectáculo. Muy sonada fue su participación en la primera edición del OzzFest, allá por 1996. Nuestro inofensivo protagonista se las arregló para mosquear a todo Dios durante la celebración del festival, parece ser que sus exigencias a los organizadores cada vez fueron a más y se sucedieron situaciones tan ridículas como el desalojo de la zona de catering cuando nuestro hombre decidía comer algo y otras cosas por el estilo tan propias de superestrellas. Poco pareció importar que el cabeza de cartel fuese Ozzy, cuyos discos de Black Sabbath tiene en tan alta estima el propio Glenn, las tensiones con Sharon Osbourne –auténtica Boss de todo el tinglado OzzFest– fueron en aumento. Cuentan las malas lenguas que para devolverle las salidas de tono a Danzig, la angelical Sharon ordenó a los cámaras y al equipo de luces que enfocasen las entradas capilares que el Evil Elvis ya mostraba en su cabellera mientras estaba encima del escenario; qué demonios, ¿cómo no valorar a un tipo que consigue tocarle los cojones a Sharon Osbourne?
También recuerdo la primera vez que vino a España, concretamente al Bilbao Action Rock festival que se celebró en Bilbao en el verano de 2003. Danzig era el cabeza de cartel y por lo visto tuvo en vilo a toda la organización con su peculiar manera de entender su función en dicho festival. Tras preguntarle a uno de los miembros de la organización, me aseguró que Glenn estaba allí y que saldría al escenario aunque fuera a rastras. Uno de esos conciertos que guardo en mi retina de un modo especial. Genio y figura. 
Disfrutemos ahora de esta gran canción. El vídeo clip en directo pertenece al lanzamiento del disco "Thrall: Demonsweatilive" y supuso el éxito en las listas del grupo, es una remezcla de la canción con overdubs de directo. El vídeo clip promocional original se grabó en 1988 para el primer disco "Danzig" y fue en su día censurado en la MTV por la controvertida secuencia final del sacrificio de la protagonista. La tercera toma pertenece al concierto de Halloween de 1992 en el legendario Irvine Meadows Amphitheater de California y del que se tomaron las tomas de directo que aparecieron en "Thrall: Demonsweatilive". Un placer volver a cantar una vez más, voz en grito, aquello de "not about to see your light".

                                 
                                                Danzig: "Mother". Vídeo clip oficial 93 Live.


                                                Danzig: "Mother". Vídeo clip oficial 88.


                                                Danzig: "Mother". "Thrall: Demosweatilive".