Clube de Adictos a Deep Purple

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Púrpura Chess

This blog is basically a musical site. Here we talk about the music we like, using different angles. As dear and missed Jon Lord once said: “Music is the highest kind of Art that exists”. I think the same way too.

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sábado, 22 de septiembre de 2018

Canciones y discos para el verano. Beach Boys: “Back home” y “Summer’s gone”. 9.


Todo llega en esta vida y el final del verano no iba a ser menos, esta época del año tan intensa y especial para muchos de nosotros toca a su fin acompañada en muchos casos por el sabor de las experiencias vividas y las fotografías que guarda nuestro bendito cerebro, tanto buenas como malas. Estas diferentes gamas de sensibilidades también tienen su pequeño reflejo en la música, como no podía ser de otro modo, lo que nos permite llevar a cabo interesante asociaciones entre los efluvios de lo vivido y las diferentes piezas musicales que se agarran a nuestra piel, siempre usando conexiones que se escapan a la pobre lógica humana; una vez más, la grandeza de la música.


Hablar del verano es hablar de Beach Boys, eso es un hecho. El mítico grupo de los hermanos Wilson y el primo trepa que se acabó quedando con el nombre y los dineros tenía que aparecer en estos especiales en algún momento y aquí están. La verdad es que casi cualquier canción que haya salido de la cabeza de Brian Wilson, uno de los grandes genios de la Historia de la Humanidad, sería elegible para ilustrar este apartado; se podría hacer un monográfico sobre esta estación del año y su grupo sin ningún problema y daría para numerosas entregas, tal vez el año que viene emprendamos esa empresa. Sin embargo, en el actual curso nos queremos detener justamente en el punto y final del calor. La nostálgica y a veces triste conclusión de un periodo del año íntimamente relacionado con las vacaciones, los viajes, el ocio, la diversión, el reencuentro o las nuevas experiencias -aunque también hay que tener presente que no todo tiene por qué estar teñido de estos colores-; también en este contexto se puede mover con absoluta facilidad y talento el alma creativa de los Beach Boys, como no podía ser de otro modo.

                                                                   Brian Wilson.

La primera de las canciones que hemos seleccionado para abordar la temática del final del verano es el tema que lleva por título “Back home”. Un alegre y desenfadado corte musical que nos lleva sin demasiadas complicaciones al retorno a nuestras ocupaciones de todo el año, la vuelta al hogar que marca el final de ese periodo en el que hemos experimentado, disfrutado, reído/llorado y en definitiva nos ha hecho sentir vivos. Este tema se enmarca dentro del álbum “15 Big Ones”, editado en 1976 y que representa la vuelta al ruedo de un Brian Wilson que por aquel entonces se encontraba inmerso del todo en la batalla contra sus demonios personales; un tipo con tanto y tantos talentos debía tener unos infiernos personales fuera de norma, alguien con una sensibilidad tan especial debía de encontrar especialmente difícil lidiar con todo aquello que le atormentaba. Este disco estaba formado por versiones de clásicos del Rock n’ Roll y algunas composiciones nuevas, por lo visto el grupo no quedó satisfecho del todo porque les pareció un disco publicado bajo difíciles circunstancias y a medio hacer; curiosamente fue un éxito y alcanzó los primeros puestos en las listas. Este álbum fue el predecesor de esa joya llamada “The Beach Boys Love You” y que fue publicado justo un año después, toda una declaración de principios de lo que el insondable talento de Brian era capaz de hacer.

                                                     Beach Boys: "Back home". 1976.


Si “Back Home” es una bonita canción que sin grandes pretensiones recrea el final de la etapa estival, el otro tema seleccionado para este artículo ya es otra cosa; hablamos de “Summer’s gone”. Esta canción apareció en el disco de reunión que los cinco Beach Boys supervivientes a la vida y excesos del Rock n’ Roll lanzaron al mercado en el año 2012, durante la increíble e impensable reunión que llevaron a cabo y de la que fuimos testigos en España todos los afortunados que asistimos al único concierto que ofrecieron en el festival Músicos En La Naturaleza. Pocos músicos se han enemistado, se han hecho tantas tropelías, se han puesto a parir de cara y de espaldas a la prensa o se han llevado a los tribunales como los integrantes de la formación californiana. Sin embargo, alguien fue capaz de alinear a todos sus mánagers y de sentar a los protagonistas en una misma sala para convencerles de que realizar una gira conjunta de reunión era una buena idea; Dios le bendiga. Supongo que los dineros que se ponían en juego jugaron un importante papel. El caso es que de pronto nos encontramos en las tiendas de discos -las pocas que todavía quedan- con esa maravilla que responde al nombre de “That’s Why God Made The Radio”. Se trata de un disco formado por composiciones separadas de los distintos miembros, ya que pretender que se sentasen juntos a crear música sería demasiado. Sin embargo el resultado es perfecto, es un hecho que esta manera de componer lleva siendo su modus operandi desde hace años y no les ha ido mal del todo, desde luego.


Todo el disco raya a gran nivel, pero justo cuando llegas al final del mismo te sorprende esa última canción que comienza con un sonido de fondo de la playa y el océano. A continuación una suave melodía te saluda de manera sugerente y te invita a que pases. La canción rebosa emotividad por los cuatro costados y, de la mano de una sutil sensación de nostalgia, te va paseando mientras evoca de manera sobresaliente todas las sensaciones de las que estamos hablando. Es que de veras consigue hacerte ver la puesta de sol y la incipiente victoria de la noche sobre la luz mientras te sobrecoge con la ternura y sencillez de su melodía. La canción está compuesta por Brian Wilson, Joe Thomas y Jon Bon Jovi; sí, el amigo Jon Bon, un tipo que me produce sentimientos contrapuestos. El ínclito líder del grupo multiplatino Bon Jovi alterna una carrera llena de altibajos y renuncias, alguien debería recordarle cómo salía a escena en 1987 y qué tipo de música ofrecía al público; ojo, que es un gran compositor, eso no se pone en duda, pero mucho me temo que hace años que anda perdido en un viaje sin retorno hacia Bruce Springsteen y hacia un estilo mainstream bastante irritante. De cualquiera de las maneras firma una composición al lado de Brian Wilson que dice mucho y bueno de sus habilidades. La canción finaliza en un bonito fade out de casi un minuto que se funde con el sonido de fondo de la lluvia. Perfecto. Te transporta sin remedio a la arena del atardecer mientras la suave brisa pega en tu cara y contemplas la inmensidad de un mar que vence y engulle al sol.
 
                                                     Beach Boys. "Summer's gone".




lunes, 17 de septiembre de 2018

Nazareth celebran su 50 aniversario con la publicación del disco "Tattoed On My Brain". Nueva canción de adelanto: "State of emergency".


Los escoceses Nazareth celebran sus cincuenta años en el mundo de la música con la inminente publicación de un nuevo disco titulado "Tattoed On My Brain", que está previsto que esté en las tiendas a partir del próximo día doce de Octubre. En estos días lanzan el segundo tema de adelanto de dicha obra, este interesante "State of emergency", que se une a la otra canción que colgaron en internet durante el verano y que se llama "Pole to pole".
Esta entrañable banda lleva desde finales de los años sesenta alegrando los oídos de muchos de nosotros. Un grupo que, pese a lograr unas ventas que altualmente han alcanzado el platino con su emblemático "Hair Of The Dog", imagino que no acabó de superar nunca los primeros lugares de la honrosa segunda división en cuanto a popularidad y éxito se refiere. Nazareth ha sido uno de esos grupos importantes que siempre han estado ahí, aunque no acabaran de alcanzar el estrellato; poco debe importar a los creadores de auténticas obras de arte como "Razamanaz", "Rampant", "Loud n' Proud", "Close Enough To Rock n Roll", "2XS" o el disco platino citado anteriormente, por poner unos cuantos ejemplos a bote pronto.


El grupo de los emblemáticos Dan McCafferty a las voces y Manny Charlton a las guitarras se hacían acompañar del bajista Pete Agnew y el tristemente fallecido batería Darrell Sweet. Esta fue la formación original y clásica que, acompañados en los ochenta por el también guitarra Billy Rankin, facturaron uno tras otros todos estos discos. Charlton salió del grupo a principios de los noventa dejando a McCafferty al mando de la nave, lamentablemente el vocalista tuvo que dejar la música en activo por problemas de salud en 2013 y solo realiza alguna que otra actuación esporádica en solitario. Por las venas de Dan McCafferty ha corrido desde siempre la pasión por los grandes del Rock n Roll como Little Richard, Otis Redding o Elvis -aspecto que nunca ha ocultado y del que se siente orgulloso-, lo que combinado con el toque Blues de Manny Charlton dio como resultado una abultada cantidad de canciones de esas que tanto nos gustan y que pusieron definitivamente a Nazareth en el corazoncito de muchos seguidores del Rock duro.

                                 Dan McCafferty.                                          Manny Charlton.

En la actualidad el único miembro fundador que sigue en el grupo es el bajista Pete Agnew que, junto a su hijo Lee en la batería y Jimmy Murrison en la guitarra, sigue manteniendo viva la llama del grupo. Para sustituir a McCafferty primero contaron con Linton Osborne, pero por problemas de salud el puesto al micro lo ocupa finalmente Carl Sentance. Entiendo que a mucha gente le pueda chirriar unos Nazareth sin McCafferty, pero si el vocalista original tiene que dejar la música no se me ocurre mejor repuesto que Carl Sentance. Este estupendo vocalista es una de mis debilidades, un tipo que tampoco ha alcanzado nunca el estrelalto aunque le sobran cualidades para ello. Sentance ha puesto su voz al servicio de algunos de los discos en solitario de Don Airey, además de haber colaborado con Paul Champan en el proyecto Ghost, con Geezer Butler en unas demos que acabaron formando parte del disco "Dehumanizer" de Black Sabbath, o cantando en el estupendo disco de Dario Mollo's Crossbones que se publicó hace apenas un par de años; por citar algunos ejemplos. También formó parte de uno de esos super grupos que se montan con la misma rapidez que no vuelves a saber nunca más nada de ellos y que se llamaba Power Project. Este grupo formado además por el bajista Jeff Pilson, el batería Vinnie Appice y el guitarra Carlos Cavazo -vaya tela de formación- sacó a la venta un único disco titulado "Dinosaurs" y que es del todo recomendable.


Pero volvamos a Nazareth. El caso es que están de celebración y para ello sacan un disco cuyos adelantos no suenan pero que nada mal. El grupo que grabó una de las mejores versiones que nunca haya escuchado: el tema lento "Love hurts" grabado originalmente por los Everly Brothers en 1960. Resulta curioso que fuera Nazareth el que consiguiera convertir esta composición en un hit a mediados de los setenta, algo normal por otro lado ya que la grabación que publicó el grupo en el disco "Hair Of The Dog" es una preciosidad. Aunque aún más curioso resulta el hecho de que esta canción no fuese incluida originalmente en algunas de las primera ediciones; otro día nos tendremos que deneter en este tema. Resulta que a mucha gente le suena o conoce la canción, pero no sabe que lo que están escuchando es la versión de Nazareth. Ahora a esperar para escuchar el disco en su totalidad y disfrutar de la gira de aniversario... echando una lagrimita al ver que Manny Charlton no está encima del escenario con ellos.


                                                       Nazareth: "State of emergency".




                                                       Nazareth: "Love hurts". TV.



lunes, 10 de septiembre de 2018

Heepvention 2008: The HLKN Band (Hensley/Lawton/Kerslake/Newton). Convención de seguidores de Uriah Heep en Granada.


Este mes de Septiembre se cumplen diez años de la celebración de la primera Heepvention en territorio español, la granadina localidad de Huétor-Tájar acogió durante un fin de semana de Septiembre del año 2008 la convención de fans y seguidores de Uriah Heep. Este asunto de las convenciones y los encuentros de seguidores de grupos musicales no es una cuestión baladí, si se dan las circunstancias adecuadas te puedes encontrar en lo más parecido al cielo al asistir a un encuentro temático de estas características sobre tu grupo favorito. En estos días en los que la inmortal banda del guitarrista Mick Box publica su nuevo disco, que atiende al sugerente título de “Living The Dream” y que suena como un cañón desde su inicio con el primer tema “Grazed by heaven”, resulta entretenido recordar esta primera convención de heepsters -sí, nada que ver con la moda de estos tipos que se dejan barba y todo eso- que se celebró en tierras andaluzas. Me resulta curioso que, pese a que Uriah Heep es uno de esos grupos absolutamente especiales y uno de mis favoritos de siempre, apenas haya escrito nada sobre ellos en este foro; asunto que vamos a solucionar de inmediato.


La iniciativa de esta convención corrió a cargo del vocalista John Lawton, músico que formó parte de Uriah Heep y que puso su excepcional voz a los clásicos “Firefly”, “Innocent Victim” y “Fallen Angel”; menuda trilogía, pocos músicos pueden presumir de tener en su haber una triada de discos de esta categoría publicados de manera consecutiva. Lawton abandonó la nave Heep, aunque participó en la mágica reunión del grupo con algunos de sus antiguos componentes en aquel concierto que tuvo lugar en la mítica sala Shepherd’s Bush Empire de Londres a finales del 2001 y que se presentó como el “Magician’s Birthday Party”. Volver a ver juntos sobre un mismo escenario a la formación del grupo compuesta en ese momento por Mick Box a la guitarra, Lee Kerslake a la batería, Trevor Bolder (R.I.P.) al bajo, Phil Lanzon al teclado y Bernie Shaw a la voz, acompañados para ese exclusivo concierto por John Lawton, Thijs Van Leer y Ken Hensley -teclista, guitarrista, cantante y principal compositor de las canciones más emblemáticas del grupo que no había vuelto a tocar con su grupo desde que los dejó en el año 1981- supuso uno de los momentos más mágicos e intensos de mi vida, tanto a nivel musical como vital.

       Uriah Heep Londres 2001: Mick Box, Bernie Shaw, Lee Kerslake, Phil Lanzon, Trevor Bolder y Ken Hensley.

Esto de las convenciones, reuniones y conciertos de caridad -no confundir con el significado estricto del término- es algo muy habitual en Reino Unido y nuestro querido John Lawton decidió organizar un encuentro de estas características para fans del grupo. Realizó unas cuantas llamadas y pudo contar para un fin de semana de finales de Septiembre con la presencia como invitados de algunos ex miembros de Uriah Heep: el batería Lee Kerslake, el bajista Paul Newton y el teclista/guitarra/cantante Ken Hensley. Hace años que Lawton reside en la costa Mediterránea española, al igual que Hensley, y supongo que no debió ser demasiado difícil llegar a acuerdos y cuadrar agendas. El resultado es a todas luces espectacular: nos encontramos con la inédita reunión de cuatro ex componentes de Uriah Heep que, ayudados por el guitarrista Jan Dumée, interpretarían un show único y exclusivo con el repertorio del grupo. Para cualquier lector que no esté familiarizado con el universo Heep esto puede resultar un asunto trivial, pero para los seguidores de esta particular familia -casi, casi tan importante y enjundiosa como la saga Purple- la decisión de que Hensley/Lawton/Kerslake/Newton se suban juntos a un escenario para interpretar en directo material discográfico de su grupo madre es algo que solo pasa una vez en la vida. Y encima en España.

                                               Heepvention Huétor-Tájar 08.

Así pues nos liamos la manta a la cabeza, nos montamos en el coche y pusimos rumbo a Huétor-Tájar aquel final de verano 08 con la idea fija en la cabeza de ver en acción a estos cinco músicos. Una vez más lo que vimos allí fue descolocante, resulta que en un pequeño pueblo de la Andalucía profunda habían decidido reunirse un puñado de músicos acostumbrados a pisar los más importantes escenarios mundiales. Así mismo, hasta allí se habían desplazado seguidores del grupo desde todos los rincones del mundo, aportando un colorido a todas luces diferente de lo que los lugareños tenían acostumbrado a ver. Llegabas al pueblo, te acercabas a la puerta del garito de la convención y en el momento en el que ponías tus pies dentro del edificio era como si atravesases la puerta de otra galaxia. De repente nadie hablaba español, te encontrabas referencias discográficas y fotográficas al universo Heep, alternabas con fans venidos de cualquier parte del globo terráqueo o departías con el propio John Lawton mientras te tomabas una cerveza con una tapa que inmediatamente te volvía a recordar que estabas en suelo hispano; me resultó muy gracioso que en la publicidad del evento -en inglés, por supuesto- se especificara que con cada consumición te obsequiaban con un “snack”, que sería algo así como la traducción a lo cutre del concepto de “tapa”, algo característico de nuestro país y de las poquísimas cosas en las que le llevamos ventaja al resto del mundo. Recuerdo que la convención se extendía a lo largo de todo el fin de semana, aunque nosotros solo habíamos comprado la entrada del día del concierto; el caso es que nos acercamos el primer día a la puerta del recinto, con la mera intención de saber dónde se ubicaba para el día siguiente, y acabamos dentro de las instalaciones charlando con un Lawton y su mujer que parecían encontrarse en su salsa dentro de su papel de organizadores.

                                                                 John Lawton.

El día siguiente era el importante: el de la actuación en directo. Resultaba curioso que durante las horas previas te pudieras dar un paseo por las instalaciones y encontrarte con Lee Kerslake, John Lawton o el propio Ken Hensley charlando amablemente con la gente de su entorno y los fans allí congregados. En el caso de Hensley se encontraba con su gente de confianza en un rinconcito de la planta alta del edificio. Pese a ser muy mitómano en algunos aspectos del asunto musical, nunca he sido de agobiar a los músicos, de pedirles autógrafos ni de solicitarles fotografías conmigo; al artista le pido que me haga feliz compartiendo con nosotros su creación y todo lo demás me resulta superfluo y casi innecesario. Pero lo que está claro es que si había un momento y lugar para hacer ese tipo de cuestiones tan de fans, era ese. Recuerdo que aproveché para charlar con la pareja del propio Hensley, española y también mánager del artista, comentándole que pertenecíamos al Club Oficial Español de Deep Purple y que estaríamos interesados en una entrevista con Ken. Por aquel entonces todavía no me había lanzado al fascinante ruedo de entrevistar a artistas y mis procedimientos fueron tan torpes como patéticos, aunque siempre con el respeto hacia la persona y al músico como bandera. Su encantadora mujer imagino que no nos acabó de tomar en serio y nos dijo aquello de que ya se pondría en contacto con nosotros, lo que en este argot viene a ser lo mismo que decir que no están interesados; si es que ni siquiera llevaba el carnet de socio, una revista o cualquier otra referencia que atestiguase mi afirmación. De cualquier modo este fue el germen de lo que poco más tarde se acabaría convirtiendo en otra de mis pasiones: hacer entrevistas.

                                               Lawton & Kerslake charlando con el personal.

Hace ya diez años de este evento y mi memoria flaquea a la hora de recordar el orden cronológico de las distintas fases o momentos de esta convención. Me resultó muy curiosa una especie de subasta que se encargó de llevar a cabo el propio Lawton, encantado de su papel de anfitrión encargado de subastar los diversos objetos que allí hacían su aparición. Te podías encontrar desde pequeños fetiches relacionados con las grabaciones de esa trilogía mágica de discos de los Heep con su voz hasta artilugios que poco a nada tenían que ver con el universo de Uriah Heep, pero que pertenecían a la colección personal de John Lawton. Reconozco que lo que más me sorprendió fue que… la gente pujase por ellos. Imagino que todo tiene su propia lógica. Si cruzas medio mundo para acercarte hasta el dichoso Huétor-Tájar en búsqueda de una reunión de die hard fans de Uriah Heep, lo mínimo que vas a hacer es comprar algún tipo de souvenir que te sirva como recordatorio del momento, aunque sea una lámpara de la mesita de noche de Lawton.


Finalmente llegó el momento que la mayoría de asistentes esperábamos: el concierto en directo de reunión. Sobre un sobrio escenario aparecieron Paul Newton, Lee Kerslake, John Lawton y Ken Hensley; o sea, cuatro partes sobre cinco de la formación total de Uriah Heep -aunque, como comentamos antes, esta era la primera vez que los cuatro coincidían tocando un repertorio Heep-. Les acompañaba para la ocasión el guitarrista Jan Dumée, un músico que ha tocado con Thijs Van Leer en algunos discos de los recomendables Focus y con el propio Lawton en un proyecto llamado On The Rocks. El show comenzó con “The hanging tree” y aquello fue, no sé cómo explicarlo, inexplicable. Poder contemplar en el año 2008 un show de esos músicos comenzando con la canción que abre el maravilloso disco “Firefly” hacía que te transportases súbitamente a un plano astral distinto. Después sonó “Stealin”, un clásico de Uriah que nunca me dijo demasiado. El grupo sonaba empastado y el sonido era más que correcto. En especial me gustó poder escuchar a Lee Kerslake, que poco tiempo antes había tenido que dejar al grupo por sus problemas de salud; fue un placer volver a verle sentado tras sus tambores. La siguiente en sonar fue “Sympathy” y aquello se vino abajo. Este tema es una de las canciones que más me han llegado desde siempre cuando hablamos de este grupo y el torrente de emociones que provocó su interpretación en vivo con un John Lawton comandando a lo grande es algo que no se presencia todos los días. La voz de Lawton rayó a gran nivel en todo momento, pero es que aquí echó el resto. Caviar del bueno. Tras “The wizard” le tocó el turno a la preciosa y delicada “Come back to me”, todo un regalo para nuestros rendidos oídos.

                                                           Uriah Heep: "Sympathy".

El show estaba siendo espectacular, nada que ver con los repertorios típicos -aunque también excelentes, ojo- que puedan ofrecer los propios Uriah Heep y esto era algo que el público agradecía sobremanera. El asunto continuó con “Free me”, también de la época de Lawton en el grupo. Después interpretaron “Paying my dues to the Blues”, una canción en solitario de John Lawton y que no desmereció en absoluto con lo que todos los asistentes estábamos escuchando. Este tema aparece en el disco en solitario de Lawton titulado “Still Payin’ My Dyes...” y es del todo recomendable.

                                                   Lee Kerslake y John Lawton.

Tras unos momentos de silencio Ken Hensley hace que suenen unas notas de su teclado y todo el público irrumpe con un aplauso: se trata del inicio de “July morning”, supongo que lo más conocido y famoso de Uriah Heep junto a “Easy livin” y “Lady in black”. Estamos ante una de las creaciones más intensas de Hensley, otra muestra más que comprehende todas las explicaciones que le colocan en la categoría de genio. El “Child in time” particular de Uriah Heep, como muchos dijeron en su día. Una canción llena de contrastes, plena de belleza, de quietud, de sensualidad y a la vez portadora de la tormenta, de la furia contenida. Imposible que no venga a la cabeza el tristemente malogrado David Byron, vocalista original e irrepetible de esos primeros y clásicos Uriah Heep, cada vez que suena esta canción. Para esta versión Kerslake se volvió a hacer cargo de los agudos del final del tema, como lo hacía en la época que coincidió en los Heep con el propio Lawton. A partir de ahí a piñón fijo con “Gypsy” y “Easy livin” para llegar al gran final tocando el clásico “Lady in black”. Setenta y cinco minutos irrepetibles de una formación inédita de Uriah Heep. Un único día y un único concierto.

                                                            Paul Newton y Ken Hensley.

Tras acabar la actuación allí nos congregamos unos cuantos de nosotros frente a un chaval que estaba en la mesa de sonido. Todos, cada uno en nuestra lengua de origen, nos apresuramos a solicitar al improvisado jefe de la mesa de mezclas una copia de lo que acababa de suceder en ese lugar. Nuestro improvisado amigo lo debía estar flipando, mientras nosotros le ofrecíamos direcciones de email, teléfonos y demás formas de contacto de manera compulsiva. Llegó un momento en el que el ínclito nos dijo amablemente que en cuanto tuviera una copia del máster nos la enviaría; igual que la mujer de Ken Hensley. Todavía no habíamos llegado al punto de disparate con los dispositivos móviles de hoy en día y el personal no disponía de los útiles necesarios para registrar la actuación y guardarla para la posteridad. Fue en ese mismo instante cuando resolví que necesitaba una buena grabadora de audio casi como el respirar. 
Tengo guardado en un rinconcito de mi memoria este entrañable finde tan atípico como especial. Recuerdo que charlé de manera amena con un seguidor de Uriah Heep que venía desde Finlandia, mayor que yo y con bastantes experiencia musicales que contar, y del que, debido a mi incapacidad y hastío para mantener relaciones humanas exclusivamente por escrito, no volví a saber nada. Lo que no se paga con dinero es la posibilidad de vivir la experiencia de sumergirte durante un fin de semana en un enfermizo mundo paralelo rodeado de seres diferentes y unidos por la desquiciada pasión hacia una familia musical, acompañados por algunos de sus propios músicos.





Fotografías de Esa Ahola y Conny Dittrich donde se indica.



lunes, 3 de septiembre de 2018

REFLEXIONES METÁLICAS.


Una sección de nuestro colaborador “Metálico”.

Distintas localidades en los conciertos de Rock.


Después de la temporada de estío en los que me he encontrado con vosotros en la segunda o tercera  semana de cada mes vuelvo a ‘reflexionar’ durante la primera.

En esta ocasión sobre ubicaciones... Pues de unos  años a esta parte se ha hecho norma que en los conciertos se distingan varios tipos de localidades con distintos precios: se comenzó con la diferenciación de pista o grada, y se continuó con varias zonas de pista o de graderío (algo lógico esto último). Esta circunstancia ya ocurría con anterioridad en otros países y ha terminado por extenderse a España.
A pesar de las ventajas inherentes a tener una localidad reservada, hay veces en las que parece que en lugar de acudir a un concierto de Rock, vamos a presenciar teatro u otro tipo de espectáculo, ¡Hay hasta acomodadores! Y creo que esa es un poco la tendencia: acotar, controlar o, incluso, ‘domesticar’ al Rock. Un amigo me decía que era lógico la edad media de los asistentes ya no es tan joven demandan unos directos de Rock más tranquilos, al menos fuera del escenario.


Ya queda para nostálgicos recordar cuando se empezaban los conciertos sentados en la grada y al aumentar la potencia o el nivel se bajaba  a la pista y, según los casos, se iba acercando al escenario; la música le llevaba hacia dónde necesitaba escucharla. En el fondo, como en otras facetas de la vida el dinero lo va dominando todo. Así, según del dinero de que dispongas o decidas dedicar al concierto puedes adquirir una localidad mejor o peor para ver el espectáculo.  Antes, era el tiempo o la habilidad/experiencia en este tipo de eventos lo que primaba. En fin.

Metálico.