Encuentros HUSH.
Este es un sitio musical, no nos engañemos, pero en el que nos vamos a acercar a la música que nos gusta desde distintos ángulos, cual prisma. Como ya dijo el añorado Jon Lord: la música es la forma de arte más elevada que existe; afirmación que, pese a disfrutar de otras manifestaciones artísticas, sostengo plenamente.
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This blog is basically a musical site. Here we talk about the music we like, using different angles. As dear and missed Jon Lord once said: “Music is the highest kind of Art that exists”. I think the same way too.
Recientemente Tony Martin
ha concedico una entrevista a la revista MetalJacket Magazine. El conocido
cantante que militó en algunos de los discos más interesantes de Black Sabbath
–siempre con el permiso de Ronnie Dio,
Ozzy Osbourne, Ian Gillan o Glenn
Hughes– comentó algunas cuestiones y proyectosinteresantes para todo aficionado a la
familia Sabbath.
Entre lo más destacado Martin opinó
sobre las anunciadas re ediciones de los discos de Black Sabbath en los que colaboró como cantante. Parece que se está
barajando la posibilidad de publicar unas nuevas ediciones de estos trabajos
con temas extras e incluso nueva música. Tony
The Cat Martin ha comentado que
habló un par de semanas atrás con Tony
Iommi al respecto de este tema. Iommi
ha comprado una nueva casa recientemente y parece que se está construyendo un
estudio de grabación, por lo que le dijo a Martin
que, en cuanto estuviese todo en orden, le gustaría ponerse con el proyecto.
Añade Tony Martin que en cuanto Iommi le llame él estará disponible y
encantado de hacerlo... además tiene claro que el propio Iommi también quiere hacerlo. Según resalta Martin, le gustaría volver a revisar, regrabar e incluso modificar
algunas letras del disco “Forbidden”.
Por lo visto Tony Martin no quedó
nada conforme con las mezclas finales del disco, según comenta intentaron
recrear un sonido al estilo de Run DMC
y no funcionó para Black Sabbath
–opinión que suscribo y comparto totalmente–. El propio Martin nos dice que las demos y los ensayosque tiene grabadas de aquellos años suenan
definitivamente mejor que el producto final que salió a la venta.
Tony Martin y Tony Iommi.
Tony Martin entró en Black Sabbath allá por 1986 para
sutituir a Ray Gillen. Grabó con
ellos cinco discos de estudio y uno en directo: “The Eternal Idol”, “Headless Cross”, “TYR”, “Cross Purposes”, “Cross
Purposes Live” y “Forbidden”.
Todos ellos rayaban a gran nivel, siguiendo el sendero musical que sembró Dio en la banda y demostrando la
calidad intrínseca que estos tipos atesoraban para componer grandes canciones.
Salvo el citado “Forbidden”, que se queda un poco más flojo si lo comparamos
con los otros, las demás son grandes discos; en especial me tocan especialmente
la fibra “Headles Cross” y “Cross Purposes”, mejores que muchos
clásicos que encumbran una mayoría de seguidores que seguramente no los han
escuchado al completo jamás en su vida... qué digo, seguro que muchos no saben
ni que existen. En fin. “Headless Cross”
cuenta con temazos como el que titula a la propia obra o cosas como “Black Moon”. Por su parte “Cross Purposes” es un lujo de
principio a fin, desde el inicio angustioso y asfixiante de “I witness”, la exquisita delicadeza de
“Cross of thorns” o la hipnótica
melodía de “Back to Eden”, por citar
algunos ejemplos, Sabbath nos
ofreció una obra con mayúsculas. Curiosamente el disco destilaba un sutil aire
a Rainbow, aunque siempre desde la
personal idiosincrasia sónica oscura del grupo, que años más tarde criticó Gezzer Butler. Incluso sacaron un vídeo
en directo de la gira de presentación del disco en el que Tony Martin... estaba afónico. ¿Cómo se te ocurre sacar un directo
de una actuación en la que tu cantante no está al cien por cien? Desde luego
que habrá que retomarpor aquí en
profundidadeste disco y esta gira en
otro momento.
De cualquier modo, el hecho de que Iommi y Martin decidan
juntarse de una vez para crear música siempre es una buena noticia. Habrá que
esperar para ver cómo se desarrollan los acontecimientos, no sea que Ozzy se vuelva a cansar de su grupo en
solitario, le entre envidia de Iommi/Martin
o cualquier otra historia que se le pase por la cabeza a nuestro imprevisible Madman y decida revivir Black Sabbath por enésima vez. Lo que
también me apetece desde luego es leer esa biografía que ha anunciado el propio
Martin. En cuanto se publique el
libro haré lo posible para que caiga entre mis manos, lo que es seguro es que
este tipo tiene unas cuantas historias interesantes que contar.
Nuestro querido guitarrista de aquellos maravillosos Queen del mágico Freddy Mercury –que tan desesperadamente intenta reflotar junto a Roger Taylor, cambiando sin rubor hasta
de ropa interior si es necesario– acaba de sacar al mercado un interesantísimo
disco junto a la cantante Kerry Ellis.
La obra lleva por título “Golden Days”
y supone un acertado compendio de versiones escogidas con un finísimo criterio
junto a un puñado de nuevas composiciones que dejan bien claras las
potencialidades de este singular dúo.
El disco no tiene desperdicio, por lo que aconsejo a todo aquel que
sienta algo en su interior cada vez que suenan cosas como “Who wants to live forever”,“39” o “I want it all”
que le conceda una escucha.
La canción que nos ocupa es una versión de un conocido tema italiano
titulado “Uno dei tanti”, compuesto
por Carlo Donida y Giulio Rapetti; la publicó el cantante
Joe Sentieri en 1961. La versión en
inglés la arreglaron los magos Leiber y Stoller para que el vocalista Ben E. King la publicase en single con
el título definitivo “I (who have nothing)”
un par de años más tarde. El tema tiene un marcado aire de musical, algo que
resulta obvio en cuanto se escucha, por lo que acabó incluído en el famoso musical
de la pareja Leiber/Stoller titulado
“Smokey Joe’s Cafe”. Dicho
espectáculo se estrenó en 1995 y es hasta la fecha el musical con más
representaciones en Broadway; ahí es
na.
Como suele ocurrir en estos casos, la canción ha recibido infinidad de
revisiones y versiones por parte de otros artistas. Gente como Gladys Knight, Joe Cocker,Shirley Bassey o el mismísimo Tom Jones han rendido su personal
homenaje a este tema. Conviene comentar que los originales de Sentieri y King, así como la mayoría de versiones, no acaban de alcanzar la
intensidad potencial que dicha
composición atesora –exceptuando la de nuestro querido Tigre de Gales que, como
no podía ser de otro modo, se abalanza sobre el tema en cuanto abre la boca
para deleitarnos con esa pasión indómita que le caractariza mientras empapa la
ropa interior del personal que le escucha–. De este modo se agradece más
todavía la intensidad que los acertados arreglos de la pareja May/Ellis aportan al resultado final;
de esas canciones que se agarran a tu ser desde la primera escucha.
Tom Jones: "I (Who have nothing)". 1974
La versión está interpretada a las voces por Kerry Ellis e Irene
Fornaciari, cantante y compositora italiana. El trío formado por May, Ellis y Fornaciari ya actuó en el Festival
de Sanremo del pasado 2012 interpretando este mismo tema; les debió gustar
y han decidido rescatarlo para este nuevo “Golden
Days”. Lo cierto es que los arreglos son basicamente los que han acabado en
esta nueva versión; normal, hacen de una canción buena de por sí algo
espectacular. De infarto quedan esos fraseos que intercambian las dos
vocalistas llegando hasta arriba mientras acompañan al crescendo del tema;
Dios, como me gustan las canciones con dos voces que se encuentran y responden
dentro de la misma línea melódica. Curiosamente el solo de guitarra de la
versión en vivo del festival queda mejor que el que aparece grabado en el cd.
En directo Brian May echa toda la
carne en el asador, mientras que en la posterior versión de estudio realiza un
solo tan medido y producido que acaba por restarle poder al resultado final.
Resulta curioso que un tipo con el talento, la habilidad y el sonido de
guitarra de Brian –no hay más que
escuchar las guitarras o el solo de “Was
it all worth it” para darse cuenta de ello– haya registrado un punteo tan
descafeinado; en fin, no suma, pero tampoco resta con respecto al resultado
final una vez penetra en el oído del oyente.
May/Ellis/Fornaciari: "I (Who have nothig)". Sanremo 2012.
Así que, mientras el cabaret grotesco en el que parecen haberse
convertido los nuevos Queen de Brian May, Roger Taylor y Adam Lambert se rebozan en el fango
buscando hasta el último penique que puedan recaudar, mejor nos quedamos
escuchando este nuevo “Golden Days”
a la espera de que vuelvan de nuevo esos días
dorados que tanto merece el bueno de Brian.
Hoy comienza una
nueva sección en este blog, ‘Reflexiones metálicas’, en la que se abordarán
diferentes cuestiones que puedan conllevar ciertas dosis de disensión y que se
presentarán de una forma abierta para que se pueda generar un debate en el que
cualquier interesado participe dando su opinión.
Para
inaugurarla, el primer tema a tratar viene marcado por los muy elevados precios
de las entradas de conciertos de grupos como Iron Maiden, Metallica, etc, que
nos llevan a preguntarnos si son verdaderamente heavies estos directos.
Hablamos de precios de 80 euros, de 100 euros, que son prohibitivos para un
chaval que, por ejemplo, esté estudiando o tenga un trabajo mal pagado y que anhele
ver y escuchar en vivo el The Trooper. El heavy, al menos en España, se ha
caracterizado por centrar sus seguidores, no exclusivamente pero si
mayoritariamente, en sectores populares para los que un desembolso así son
palabras mayores.
Por otro lado, también
es entendible que el gasto en música, con tantas descargas ilegales, se
circunscriba casi al abono de estas entradas, por lo que su elevado valor se
relativiza. Y que los grupos, menos los más grandes, venden un número
considerablemente inferior de discos por lo que tienen que compensar ingresando
más por los conciertos
Sea como fuere,
es evidente que los tickets para ver a estos mega grupos en directo se agotan
muy rápidamente en días o en horas. Existe una gran demanda que satisface y
eleva el valor de esas entradas. Es la ley de la oferta y de la demanda que
puede originar que un importante bastión de seguidores de esta música quede al
margen.
"Debo decir que los cantantes líricos nos estamos
formando durante toda la vida. Adoro
esta profesión, invierto en ella mucho tiempo, ilusión y energías. Cuando salgo
a escena soy consciente de lo importante que resulta ofrecerle lo mejor al
público que ha pagado una entrada para verte."
"Resultó una
experiencia muy linda la de salir al Teatro Real de Madrid a cantar junto a todos esos
artistas tan importantes para mí y que he seguido a través de sus grabaciones.
Compartir el mismo escenario fue algo muy bello."
"Gracias a la experiencia de cantar en SRQ se me ha abierto un abanico de
colores en mi vida lírica que de otro modo puede que nunca hubiese
experimentado. Todos los
líricos deberíamos pasar por una experiencia de fusión musical como esta. Otro
tipo de vibración. Cualquier música que esté bien hecha va a llegar, pero las
vibraciones son diferentes."
"Me emociono cuando
interpreto “Barcelona”. Me pasó en
Valencia o en Madrid, no lo provoco, lo siento así, es como que dejo de
controlar y entonces me sobreviene la emoción."
"Creo que ahora está mucho más
popularizada, no creo que en
la actualidad la Música Clásica sea
tan elitista. Todo lo que sea música bien hecha pienso que llega, que te deja
una marca. "
Tenemos
la oportunidad de asomarnos desde estas páginas al fascinante universo de
la Clásica y la Lírica de la mano de la excepcional Soprano Graciela
Armendáriz. La cantante argentina, de actualidad por su participación en el
homenaje a Freddy Mercury y la música de Queen que lleva a cabo
la Symphonic Rhapsody of Queen, tuvo la gentileza y amabilidad de charlar
con nosotros recientemente. Abordamos en la entrevista su recorrido musical,
sus inquietudes artísticas, el panorama actual de la Música Lírica y la
interesante comunión entre Rock y Música Clásica que desde hace
años muestra en los escenarios españoles con bastante éxito este homenaje a Queen
en el que ella colabora. Os dejamos con esta exquisita vocalista y mujer.
-Naciste
en Mendoza, Argentina. Hija del jugador de básquet Luis Armendáriz. Desde
pequeña cantabas en un coro femenino ¿En
qué momento te interesaste por la música? ¿Cuándo te diste cuenta de que podías
cantar y que te querías dedicar profesionalmente a esto?
Vengo de Mendoza, que es una
provincia del interior de Argentina con una importante tradición coral.
Cursando los estudios de bachiller ya participaba en el coro y comencé a sentir
la inquietud por estudiar canto. Le comenté a mi director que quería
profundizar en esa dirección y también se lo dije a mis padres. Comencéa estudiar oboe y canto, todo esto mientras
seguía con mis clases de bachillerato. Al acabar el instituto ingresé en la Escuela de Música y ahí continué con
mis estudios de manera más seria. Tenía unos dieciocho años cuando ocurrió
esto.
-¿Encontraste alguna traba en
tu familia a la hora de plantearte esto de la música en serio? ¿Alguien de tu
entorno familiar se había dedicado a la música de manera profesional con
anterioridad?
La verdad es que no. En casa
no había antecedentes musicales propiamente dichos, mi mama solía escuchar Música Clásica. Sin embargo tengo
primos que han cantado en los coros, otro ha sido director coral y algunos han
tocado en grupos de Rock; de todos
modos, nunca de manera profesional propiamente dicha.
-¿Qué
tipo de música o artistas te interesaron o te han marcado?
Siempre Lírico. Cuando era más joven escuchaba en Argentina la música de
artistas como Charly García, Los Abuelos
de la Nada, Calamaro o grupos así. No obstante, como crecí dentro del mundo
de los coros y la oferta en Mendoza tampoco era tan grande a nivel de teatros y
representaciones como en la capital Buenos Aires, todo esto de la Lírica era como un sueño para mí. En
esos años mis principales referencias las tomaba de los vídeos, por entonces en
formato vhs, o cds que llegaban a
Mendoza de los artistas Líricos que
me llamaban la atención. Esto era lo que me gustaba y es lo que me sigue
llenando hoy en día. Por eso mi sorpresa fue mayúscula cuando me propusieron lo
de Queen. En realidad han pasado
muchas cosas en mi vida que jamás hubiera pensado y que finalmente han acabado
sucediendo para abrirme otros nuevos caminos. Este proyecto de Queen supone una fusión de estilos que
no tiene nada que ver con el mundo artístico en el que me muevo, ni a nivel de
escenario, de producción ni de concepto.
-Fuiste Jefa de Cuerdas del Coro de la Ciudad de Mendoza ¿Cómo
llegaste hasta ese puesto?
Prácticamente todo el mundo empezaba
con los Coros en Mendoza, es una provincia con una gran tradición en esto. No
me quería quedar estancada ahí y me empecé a mover, a buscar posibilidades y
opciones. Hay un concurso internacional en Perú, lleva más de veinticinco años
funcionando. Me inscribí y lo gané. Recuerdo que todo el mundo me decía que si
no sacaba nada de ahí no me debía preocupar, aunque en mi interior sentía que
lo podía ganar y así ocurrió. Esa fue la primera salida de mi ambiente y
entorno. Uno de los miembros del jurado, trompetista y director que trabajaba
en EEUU, me invitó a cantar con su orquesta en Washington. No podía
desaprovechar esa oportunidad y acepté. Fue mi primer choque cultural grande,
de mi pequeña ciudad natal hasta el gigante estadounidense. En mi primer
concierto se produjo la casualidad de que apareció por allí Donald Sutherland, que era el jefe de
la cátedra de órgano de la Peabody School of Music en Baltimore y su mujer era la jefa de
cátedra de canto. Tras el concierto me saludó y me invitó a su escuela para que
me escuchase su mujer; se quedaron bastante impresionados con mi
interpretación. Tuve la suerte de estar allí una temporada perfeccionándome.
-¿En
ese momento ya tenías claro que te querías dedicar a esto profesionalmente?
Sí.
Yo quería ser solista. Era un salto importante pero ya tenía clara mi vocación.
No fue fácil, el grado de dedicación y exigencia que me pedían era muy alto. El
asunto era que necesitaba una beca para continuar estudiando allí, esas
universidades son muy caras, y volví a Argentina para intentar gestionarlo
todo. Poco después se produjeron los terribles atentados a las Torres
Gemelas y empezaron a surgir las dudas, incluso mi familia empezó a tener
alguna reticencia ante las inseguridades lógicas que unos hechos así generaban.
Por otro lado me surgió una oportunidad para marchar a Europa. Tras muchas
dudas decidimos venir a Europa.
-Tienes
realmente una muy buena voz, bonita y llena de matices. Además de estudiar en
esta escuela en Baltimore has seguido cursando Master Class y diferentes
estudios ¿Qué nos puedes contar de este
periodo formativo?
He realizado Master Class con Giancarlo del Mónaco o con Mariella
Devia entre otros. Debo decir que los cantantes líricos nos estamos
formando durante toda la vida, de hecho la última vez que di una clase fue hace
apenas diez días con mi maestro Antonio
Lemmo. Cuando volví a Argentina tenía a mi profesor que venía desde Buenos
Aires a Mendoza y allí contaba también con mi pianista. Al tercer día de venir
a Europa me contactaron con una cantante española y empecé a trabajar con ella,
teníamos el mismo tipo de voz y también había trabajado mi repertorio. Además
realicé algunos cursos con Giancarlo de
Mónaco, director de escena e hijo del gran Mario de Mónaco, un tenor de la época de María Callas. Fue una época fantástica, congenié muy bien con él.
Cuando hice la audición pensé que no se iba a interesar porque mi voz no es
dramática, los italianos están muy familiarizados con ese tipo de registro, una
voz aguda y fresca como la mía supuse que no le interesaría. Para la audición
llevaba una Romanza que tiene una
primera parte que se llama recitativo en la que se narra una
acción, hablaba y cantada –mi maestro siempre me decía que prestase atención al
recitativo,
que era muy importante–. Al terminar el recitativo que llevaba preparado me
dijo que no era necesario que cantase más porque estaba interesado. Aprendí
mucho con él. Más adelante el propio Giancarlo
me contrató para cantar en las temporadas del auditorio en Tenerife
-Tocas el oboe ¿Interesada en
este instrumento o en otros?
La verdad es que el sonido
del oboe me llamaba mucho la atención y curiosamente congenia muy bien con mi
tipo de voz, hay muchas Arias de
concierto de Mozart entre otros en
las que este instrumento imita a la voz. Lo que ocurre es que no es compatible
con el canto, el oboe tiene una pipeta para soplar y hay que hacer mucha fuerza
por lo que luego me resentía para cantar. Tuve que escoger entre cantar o tocar
el oboe. Siempre cuento que cuando le consulté a mi profesor y le comenté que
iba a dejar el oboe para poder seguir estudiando canto me dijo que había hecho
una buena elección.
-No
es fácil mantener a tono y matener una buena voz ¿Cuidas tu voz de alguna
manera?
He pasado por muchas etapas.
Ahora creo que lo mejor para mi mente es darle tranquilidad y naturalidad. Lo
más complicado son los cambios, pasar de un sitio frío a otro seco, de
calefacción, humos, lluvia a sequedad y esas cosas. El que pueda cantar en
Madrid puede hacerlo en cualquier sitio, desde luego.
"L'Orfeo". Mendoza.
-¿Cuándo
te subiste por primera vez sobre un escenario? ¿Qué sensaciones experimentaste?
La
primera vez me fui, jaja. Era pequeña, me habían elegido para recitar una poesía el Día
de la Madre y me dio tanta vergüenza que no pude salir. Luego actué con el
Coro, me escogían para hacer dúos y solos. Esas fueron mis primeras
experiencias.
-Cuando
alguien es sube a un escenario el miedo escénico es algo que está ahí.
Siempre
existe ese componente de tensión a la hora de actuar, no dejas de ponerte en la
boca del lobo. No se trata de miedo, pienso que lo que siento es respeto. Adoro
esta profesión, invierto en ella mucho tiempo, ilusión y energías. Cuando salgo
a escena soy consciente de lo importante que resulta ofrecerle lo mejor al
público que ha pagado una entrada para verte.
-Es muy importante ese
respeto hacía esta profesión y hacia el público. Cada interpretación no deja de
ser única y especial.
Desde luego. Aunque hayas hecho
“La Traviata” muchas veces nunca la
tienes dormida, cada vez que la interpretas le encuentras cosas más profundas,
siempre se va realizando unaprendizaje
continuo y descubriendo nuevas facetas o matices. Según vas avanzando en tu
propia vida adquieres una madurez que te hace afrontar el personaje con nuevas
inquietudes. Cada vez es un desafío y siempre es distinto. Con el tema “Barcelona” me pasa igual, lo he
interpretado muchas veces pero cada vez que comienza a sonar el coro me pongo
en situación y siento ese cosquilleo
tan especial.
-Cuando se hace algo desde al
amor y el convencimiento cada interpretación es una nueva experiencia, siempre
se van redefiniendo cosas, encontrando nuevos matices y detalles.
Pienso que es la base del
artista. Hay mucha gente que es músico, que puede tocar un instrumento, pero no
se puede ser artista e interpretar mecánicamente algo que te hayas ensayado y
ya está. Cada vez es diferente, escenarios y públicos distintos. En el caso de
la voz se trata de un instrumento que el artista tiene dentro y siente todo lo
que te afecta, si estás contento o tienes un problema se nota a la hora de
cantar.
-Nos comentas que el atentado
de las Torres Gemelas pudo
condicionar tu venida a Europa. ¿Si no se hubiese producido qué crees que habrías
hecho?
Pienso que habría intentado
regresar a EEUU porque tenía bastantes posibilidades allí. Curiosamente poco
después se produjo el atentado de Atocha y esta circunstancia me hizo caer en
la cuenta de que lo que tenga que ocurrir va a acabar sucediendo. No se pueden
controlar todas las variables y si te tiene que pasar algo, puede ocurrir en tu
propia casa.
-¿Viniste directamente a
España o recalaste en alguna otra zona europea antes?
La verdad es que fue una
situación algo dura. Vine a España de paso porque tenía un proyecto en Francia
que al final no se materializó, por lo que me encontré en vuestro país, sola y
sin nada. No había marcha atrás, ni EEUU, ni mi propio país en el que no había
posibilidades de continuar con mi carrera. Había venido en un principio por
seis meses y no sabía muy bien qué hacer. Recuerdo que me presenté a un
concurso que no me fue nada bien, es cierto que después de la mala noticia de
este proyecto en Francia que no salió adelante anímicamente fue duro. Tuve la
suerte de conocer a un buen amigo de Mendoza que vivía aquí. Me presentó a su
entorno, a una profesora de canto con la que empecé a trabajar y lo cierto es
que tuve trabajo desde el segundo día, por lo que finalmente me quedé aquí.
-Tu primera participación fue
en España fue en el Festival de Toledo,
haciendo “Rigoletto” de Verdi. ¿Qué recueros te evoca esta
primera actuación?
Mi primera representación en
Europa y en España. Fue una invitación del maestro Giancarlo de Mónaco. Hice un rol pequeño, pero quedé encantada con
aquello. Canté con gente como Juan Pons
y Olga Peretyayko, una soprano muy
joven que también comenzaba su carrera por esa época; de hecho Olga y yo seguimos en contacto desde
entonces. Lo recuerdo como una experiencia muy bonita.
-¿Es un mundo difícil para
establecer relaciones humanas más allá de compartir escenario y
representaciones?
Muy difícil. Es una carrera
bastante individual. Cada uno tiene que ir construyendo su camino y buscando la
manera de avanzar. No digo que no haya posibilidades tampoco, lo que ocurre es
que no es el fin que persigue alguien que se mete en este mundo. No deja de ser
algo duro, cuesta un poco acostumbrarse a esto.
-De hecho tus raíces estaban
en otro lado.
A doce mil kilómetros nada
menos.
-Más tarde actuaste con “Rigoletto”
de Verdi en el Teatro Real de Madrid. Uno de los escenarios más representativos e
importantes. ¿Qué te supuso actuar en este teatro tan afamado de la capital
madrileña?
Fue realmente bonito. Mi
agente me propuso realizar la audición, había una pequeña posibilidad con un
rol pequeño pero en una producción con gente muy importante. Resultó una
experiencia muy linda la de salir a ese teatro a cantar junto a todos esos
artistas tan importantes para mí y que he seguido a través de sus grabaciones.
Compartir el mismo escenario fue algo muy bello.
Teatro Real de Madrid. "La Traviata". Gijón.
-Cada tipo de interpretación
requiere una distinta preparación y matices ¿Hay que tener cuidado para no
quemar la voz con interpretaciones tan exigentes?
Claro, esto depende del tipo
de registro vocal que cada uno tenga. Hay que tener mucho cuidado a la hora de
escoger el tipo de repertorio que vas a realizar para no hacerte mucho daño. A
veces debes sopesar entre la posibilidad de estar ahí según el tipo de interpretación
que exige cada obra. Ocurre que pueden ofrecerte un repertorio que no va con tu
voz, hay veces que lo desestimas y otras te arriesgas porque esa interpretación
te puede abrir otras puertas. Hay que ser muy inteligente en ese punto a la
hora de elegir.
-¿Es complicado encontrar el
equilibrio?
Sí. Esta carrera no tiene una
regla o recorrido único y lineal, nunca sabes en qué momento te puede llegar la
oportunidad que necesitas y debes conseguir mantener la cabeza fría y en su
sitio.
-También has actuado fuera de
España. En 2010 cantaste en Eslovenia el “Requiem”
de Mozart.
Muy hermoso. Es una obra que
me gusta mucho, también la he representado en otros lugares como en el Teatro Romea de Murcia o en el
auditorio El Batel de Cartagena.
"Cosi Fan Tutte". Mozart. Teatro Romea.
-La vida del artista está muy
ligada a los viajes y desplazamientos. ¿Esto te supone algún tipo de problema?
No realmente, lo cierto es
que viajo habitualmente. Estuve en Laussane, aprovechando el año de Mozart y perfeccionando distintos roles
de su obra. En nuestra profesión debes estar acostumbrado a esto. Cuando el
artista se queda estático no transciende, hay que estar siempre en constante
estado de progresión.
-Has cantado “La Flauta Mágica” de Mozarten el Teatro
Campoamor. Tiene importantes cambios de tesitura.
Interpreto el rol de la Reina de la Noche, que lleva una voz
muy aguda. Es uno de los personajes que he cantado mucho. También resultó una
experiencia hermosa. Estaba en el segundo elenco, como cover de la reina principal que era una soprano de Costa Rica.
Resulta que admiraba mucho a esta soprano porque había aprendido otro rol muy
difícil de Strauss hecho por ella y
ahora tenía la oportunidad de conocerla en persona. Trabajar con gente de este
nivel es gratificante.
"La Flauta Mágica". Mozart. Reina de la Noche. Teatro Campoamor. -Últimamente has cantado con
la Orquesta Sinfónica San Juan en
Argentina. ¿Qué ha supuesto para ti volver otra vez a tus orígenes?
Sí, y con la Filarmónica de Mendoza. Eso fue
realmente hermoso. Primero se hizo la actuación con la Orquesta de Mendoza, la
ciudad que me vio nacer. Fue un concierto lleno de simbolismos para mí, se
cerró un ciclo; hacía catorce años que no cantaba con ellos y finalmente
pudimos lograr hacerlo. Actuar junto a la orquesta con la que di mis primeros
pasos y con el fantástico director Gustavo
Fontana fue especial. Después de diez años pude volver a cantar frente a mi
familia, mis padres. Estuvo todo tan cargado de emoción que fue algo
maravilloso.
Luego hicimos otro concierto
en San Juan, que es una provincia cercana, y que también me llenó de
satisfacción. El repertorio fue algo distinto. También fue especial porque
hicimos la actuación en el Auditorio de
San Juan, lugar en el que actué veinticinco años atrás con el coro del
colegio. Muchos y bonitos recuerdos.
-¿A qué aria o personaje le
estás más agradecida?
La Reina de La Noche de “La Flauta
Mágica” de Mozart y Violeta de “La Traviata” de Verdi.
Son roles muy especiales y profundos. Estoy segura de que a cualquier solista
le gustaría ser Violeta.
-¿Y, aunque ninguno es
sencillo, alguno que te haya sido más complicado de preparar?
Cierto, nada es sencillo. Por
ejemplo el aria “Zerbinetta” de “Ariadna en Naxos” de Strauss. Es una de las arias de mi
tipo de repertorio más difícil. Dura unos trece minutos y cuando la estudié
para grabarla tuve que dedicarme durante ocho meses para prepararla
adecuadamente. Realmente duro.
-¿Alguna interpretación que
te gustaría hacer y que todavía no se haya llevado a cabo?
Bueno, hay un rol de Mozart de una Ópera que igual no es tan popular, se llama “Mitridate” y el rol es de Aspasia,
tiene bastantes intervenciones que son bellísimas. Aunque, en general, me
gustaría continuar cantando en los escenarios, independientemente de la obra.
Trío Soare.
-Ahora nos gustaría hablar un
poco sobre el Trío Soare. Graciela
Armendáriz, soprano, Lorena Barile,
flauta y Laurence Verna, piano. ¿Nos
puedes explicar el concepto de este trío?
Este trio surgió hace unos
tres años. Lorena es una flautista
argentina y habíamos trabajado juntas, siempre decíamos que debíamos montar
algo y decidimos llevarlo a cabo junto con Laurence,
que ha sido mi pianista y repertorista aquí. Empezamos a documentarnos para ver
si había piezas originalmente compuestas para estos elementos. No suele haber mucho
material para flauta y voz, puesto que llevan unas líneas muy similares.
Seleccionamos unas cuantas piezas y trabajamos muy duro hasta preparar el
repertorio, ensayamos todo un año. Hemos realizado muchos recitales, los
últimos recientemente.
-¿En qué estado se encuentra?
¿Seguís con idea de dar continuidad?
Sí, lo que ocurre es que
ahora la flautista se encuentra entre Argentina y España. Programamos los
conciertos en función de su disponibilidad para venir a España, por eso hemos
realizado una serie de actuaciones a principios de este año y estamos barajando
la posibilidad de programar otros hacia el final de este 2017.
-Entre esas representaciones
realizasteis un recital a Joaquín Turina.
En ese recital junto a la
pianista representamos casi toda la obra que Turina escribió para la voz. Esto llevó muchísimo trabajo, son
canciones muy duras y difíciles de cantar. La poesía de los textos es intensa,
como prácticamente toda la poesía española. La cuestión con este trío es que
hay que hacer un importante esfuerzo para documentarse sobre la música
compuesta originalmente para estos tres elementos: flauta, piano y voz. Ahora
estamos estudiando adaptar alguna pieza de voz y piano al concepto de trío.
Trío Soare.
-¿Desde el primer momento
buscabais piezas originarias para piano, flauta y voz?
Sí. Lo que ocurre es que
cuando nos hemos formado nos hemos dado cuenta de que no existe demasiada
música de estas características. Sobre todo es música francesa, esto nos
beneficia porque nuestra pianista es francesa y maneja muy bien los matices de
este tipo de música.
-¿Qué importancia tiene para
ti la letra a la hora de interpretar música?
Mucha, no puedo cantar
mecánicamente. Aunque desde un punto de vista estrictamente técnico mi voz
tiene una parte que es mecánica puesto que necesitas tener una ductilidad que
te permita adornar e incluir matices en la interpretación, la base para mí es
lo que estoy diciendo; sobre todo al cantar Ópera, que no deja de ser Teatro
cantado. También nos dimos cuenta que esto vale para las demás canciones, al
hacer los textos de Turina
comprobamos que había que leer adecuadamente los textos para llegar al público.
Esto nos vale también para las letras de Freddy
Mercury, que son muy fuertes e intensas.
-Nos
vamos a detener un poco en tus participaciones con la Symphonic Rhapsody of
Queen. ¿De qué manera se forjó tu participación en este tributo?
Esta fue otra de esas cosas
que me suceden sin que me lo espere en absoluto. Estaba atravesando un momento
difícil a nivel personal, con esos conflictos que muchas veces tenemos los
seres humanos. Entonces alguien de la orquesta me llamó y me comentó que el
productor del musical, Juan Fran Senabre,
estaba buscando una soprano para cantar este material en directo; se trataba
básicamente de la música que compuso Freddy
Mercury para Monserrat Caballé
con motivo de las Olimpiadas de
Barcelona. Vino a verme al teatro, recuerdo que estaba haciendo “Rigoletto” de Verdi. Hablamos, me mandó unas canciones para que las escuchase y
en ese momento empezó una nueva historia que llega hasta hoy.
Symphonic Rhapsody of Queen 2017.
-¿Cómo fue ese primer momento
o toma de contacto con este proyecto?
Recuerdo muy bien el día que
asistí al primer ensayo. No me dieron ninguna partitura –estoy acostumbrada a
trabajar a partir de una partitura o unos textos–, me mandaron los audios y a
partir de ahí debía preparar mi parte. Cuando llegué al teatro de la que sería nuestra
primera actuación –creo que en La Nucia o Elda– lo hice muy digna, como una
soprano y habiendo vocalizado antes en casa. En cuanto empecé a escuchar toda
la distorsión y el volumen me dije: “¿quéhago yo aquí?” jaja. Ni te cuento cuando me pasaron el pinganillo para
ver si escuchaba bien a la banda… un mundo completamente diferente. Al
principio me costó mucho adaptarme a la nueva situación, me desestabilicé
porque era todo totalmente distinto a lo que estaba acostumbrada. Aunque había
cantado antes alguna vez con micrófono ahora tenía a la orquesta detrás, no
había director, me había aprendido mi parte mediante una pista de audio… al
principio fue un choque grande. Poco a poco me fui soltando y ahora tengo que
agradecer que Juan Fran haya
confiado en mí en ese momento.
-El director debió tener la
visión de que eras la persona adecuada.
Pienso que me ha ido
moldeando. Siempre he hecho el tema “Barcelona”,
aunque en cada gira se han ido añadiendo o modificando otros temas para que los
cantase. Se ha ido depurando y matizando la parte del repertorio que tengo que
interpretar. Por ejemplo, en un primer momento Juan Fran me pidió que abriese el show cantando “Innuendo”, un tema que está en el otro
extremo de mi faceta interpretativa; recuerdo que me pedía que fuese menos
lírica para hacer esa canción, era como remar contra mi propio estilo. Ahora,
sin embargo, si quisiese ser menos lírica estoy segura de que me pediría que no
lo fuese. Se han ido acoplando todas las piezas para sacar el máximo provecho.
-¿Estabas
familiarizada con la música de Queen?
Sí, siempre me gustó. De
hecho cuando estaba en Argentina llegó a mis manos el libro “Diva”, que cuenta la biografía de
muchas grandes cantantes. Me identifiqué mucho con la figura de Monserrat Caballé, no sé si por sus
raíces latinas, pero mientras la leía pensaba que me encantaría seguir
algunasde las líneas básicas de su
manera de pensar. Poco después se celebraron las Olimpiadas de Barcelona con el tema estrella cantado por ella y Freddy, recuerdo que me impresionó y
pensé que sería muy bonito poder interpretarlo algún día. Cuando llegó la
llamada de SRQ se pudo cumplir ese
deseo. En Mendoza escuchaba a Freddy,
de hecho tiene una formación clásica y su música transmite sentimientos muy
fuertes al igual que sus letras.
-Compartes escenario con Pablo Perea, Tommy Heart, Patti Russo,
Tomas Vikstrom o Michelle McCain
¿Conocías a alguno o a algún otro músico antes de cantar con ellos?
A nadie. Cuando llegué me
contaron la trayectoria de estos cantantes, muy exitosa en la mayoría de los
casos, pero no conocía a ninguno. Mi mundo musical era otro. Todos eran grandes
figuras en su ámbito y yo era la lírica, la soprano.
-¿Cómo te sentiste dentro de
esta gran familia de músicos que deben convivir durante muchas semanas en cada
gira?
Al principio un poco extraña.
Conocía más a la orquesta. Fue algo mutuo, poco a poco nos fuimos soltando.
Tras la primera gira, que fue dura para mí, volví a lo mío. Hice un recital y
mi pianista me sugirió tocar el tema de Freddy
Mercury titulado ·Exercises in free
love”, que más tarde adaptó al castellano como “Ensueño” para cantarlo con Moserrat.
Nos encantó cuando lo ensayamos y fue todo un éxito en el recital. Había
interpretado unas Arias y unas Romanzas muy complejas, pero cuando
tocamos esa canción en el bis la gente se emocionó; creo que fue la parte del
show que más le llegó al público. Se lo comenté a Juan Fran, pienso que gracias a la experiencia de cantar en SRQ se me ha abierto un abanico de
colores en mi vida lírica que de otro modo puede que nunca hubiese
experimentado. Desde entonces lo digo siempre que me preguntan, todos los
líricos deberíamos pasar por una experiencia de fusión musical como esta. Otro
tipo de vibración. Cualquier música que esté bien hecha va a llegar, pero las
vibraciones son diferentes. No es el mismo tipo de energía la que te puede
ofrecer el Rock que un recital
lírico o la propia Ópera, dónde
también te das el 100% pero no hay amplificación.
-Estoy de acuerdo contigo. Cuando
cualquier forma de arte te llega, eso es lo más importante. Todo lo demás es
secundario o accesorio. Muchas veces nos encorsetamos en determinados estilos o
patrones y nos perdemos otras cosas.
Cierto, se pueden quedar
cosas muy valiosas por descubrir. Creo que este espectáculo ha hecho que me
libere de determinados miedos o tabúes de los cantantes líricos. Todo esto lo
noto incluso en esta última gira, siento que mi intervención tiene tanta fuerza
que me sorprende la reacción del público.
-La interpretación que nos
ofreciste del tema “Barcelona” en el
pasado concierto en Madrid fue estremecedora.
Agradezco los comentarios y
felicitaciones del público que viene del Rock.
La reacción del público cuando canto “Barcelona”
no creo que se pudiera dar en un concierto de Ópera, me refiero a la exteriorización de la gente. No creo que en
el Real me encuentre con un señor
que se quite la camiseta y comience a gritar mientras aplaude. Son tipos de
público con diferentes vibraciones, es otra estética. En lo que a mí respecta
estoy encantada de poder experimentar estas diferentes sensaciones.
-¿Cómo
están resultando vuestras actuaciones de directo’ ¿Qué sensaciones tiene la
banda al respecto y qué respuesta percibís por parte del público?
La
respuesta está resultando muy positiva en general. Pienso que el resultado
final de lo que ofrecemos está muy cuidado y gusta al espectador. Ha habido
todo un proceso de recolocación de piezas y matices, en esto la figura de Juan
Fran creo que ha sido esencial. Él es una persona muy clara y directa, no
se anda por las ramas y te dice abiertamente todo lo que considera que se debe
amoldar y retocar para que el espectáculo siga creciendo. En esta última gira
se han llenado prácticamente todos los teatros y salas en los que hemos
actuado, imagino que eso es un claro indicativo de que el trabajo está bien
hecho. La gente responde y desde el primer momento se mete en la actuación.
Además, tanto Tommy como Pablo o Thomas –también Patti
que, aunque esta sea su primera gira, es una persona encantadora– hemos
alcanzado una sintonía especial que redunda positivamente en la puesta en
escena de cada actuación. Hemos pasado juntos muchas horas de viaje y
convivencia a lo largo de todas estas giras y ya tenemos una complicidad y unos
códigos que sirven para que el resultado final en escena sea mucho más
auténtico.
-La
mayoría de las canciones las interpretéis varios cantantes a la vez en escena,
si tenéis esa sintonía es normal que se transmita en cada actuación al público.
Claro,
eso se transmite y complementa la actuación. Creo que esta es una de las
mejores ediciones de Symphonic Rhapsody of Queen, al menos desde mi
punto de vista.
-Poner
en marcha un proyecto tan ambicioso como este debe ser muy complejo ¿Cómo son
los ensayos?
Cada
uno va preparándose por su cuenta antes de hacer los ensayos previos a la gira.
Unas semanas antes de comenzar la gira nos reunimos todos para realizar los
ensayos generales pertinentes. Una vez que la gira empieza a rodar cada
concierto desprende sus propias sensaciones y eso nos sirve para pulir
determinados aspectos de cara a los siguientes conciertos. Con la gira en
marcha no se puede parar para volver a ensayar, pero sí podemos añadir algunos
matices o detalles que vamos observando de cada actuación antes de la próxima.
Al inicio de esta gira en particular ofrecimos varios shows en Canarias que nos
sirvieron para pulir algunos aspectos de cara al resto del tour.
-¿El
set list está cerrado, tenéis los
cantantes posibilidad de aportar temas o escoger?
Fundamentalmente
la producción es la que se encarga de seleccionar los temas a interpretar con
cada uno de los vocalistas. Después de las giras que llevamos realizadas se
puede decir que, salvo mi parte que está más marcada, todos los vocalistas han
interpretado la mayoría de las canciones del repertorio. Puede que en esta gira
se esté jugando un poco más con las diversas combinaciones para ejecutar cada
tema. Muchas veces se puede observar claramente que una determinada canción le
va mejor a según qué cantante, no hay problemas entre nosotros a la hora de las
canciones a interpretar, cada uno de nosotros tiene diferentes matices que
aportar.
-En
esta gira eché un poco de menos algo más de participación por tu parte. Supongo
que todo está muy medido y tu aportación como soprano tiene todo su esplendor
en “Barcelona”. Pienso que tu presencia en escena resulta muy
interesante, ofrece un contrapunto especial a la actuación.
La
producción es la que tiene la última palabra en este aspecto. No tengo ningún
inconveniente en cantar más canciones, lo que ocurre es que el show tiene una
duración mayor y es complicado incluir más canciones que tengan una presencia
de voz soprano mayor.
-Tendremos
que hablar con producción para darle más ideas de temas, jaja. ¿Alguna canción
de Queen que no hayas cantado y que te gustaría interpretar en directo?
“Ensueño”, la adaptación de “Exercises
in free love” que Freddy compuso para Monserrat Caballé.
También sería bonito volver a cantar “Love of my life”. Podría hacer
alguna balada, pienso que a mi voz le pueden ir bien los temas lentos; en algún
momento se valoró que cantase aunque al final no se dio la circunstancia.
-Lleváis
varias ediciones y giras por España. ¿Hay alguna gira que recuerdes con mayor
intensidad?
Llevo cinco años actuando con
SRQ y sí que ha habido muchos
momentos intensos y especiales. Recuerdo la actuación en el Festival Starlite de Málaga, fue un
show muy bonito, había mucha expectación y respeto porque era nuestra primera
participación en este festival. La acogida fue fabulosa,las críticas fueron excepcionales. Creo que
este año estoy sintiendo muchas satisfacciones, básicamente me emociono cuando
interpreto “Barcelona”. Me pasó en
Valencia o en Madrid, no lo provoco, lo siento así, es como que dejo de
controlar y entonces me sobreviene la emoción.
-Tu interpretación de “Barcelona” el otro día en Madrid fue
estremecedora y todo el público lo sintió así, no hubo más que ver la cerrada y
espontanea ovación que te dedicamos.
En Madrid me ocurrió algo que
también me pasó en Argentina. El hecho de cantar en español, en Madrid, en el
sitio que siento como mi casa y sentir esa reacción por parte de la gente me
hizo sentir algo especial, me tocó mucho.
-¿Tienes
alguna anécdota que nos quieras contar de esas giras?
Muchas,
estamos un poco “locos” en el buen sentido. Hace poco teníamos que salir a
cantar “We are the champions”, estábamos entre bambalinas preparados
para cantar y entonces Thomas, que iba ataviado con su traje y chaqueta,
se dio cuenta de que no se había cambiado unos calcetines que llevaba blancos y
con una bandera americana. Tuvo que entrar a cantar justo en ese instante; nos
reímos mucho.
Con
Tommy y Pablo tenemos mucha química en el escenario, muchas veces
solo con una mirada ya sabemos lo que va a hacer el otro en un determinado
momento en escena. Durante unos meses somos como una familia, jaja.
Tommy Heart y Graciela Armendáriz.
-¿Te
parece importante el componente visual y escénico en el directo?
Cada vez más. Ahora te pueden
grabar y colgar de las redes sociales en el mismo instante en el que estás cantando,
incluso pienso que en la Ópera mucho
más. Aunque también veo que dentro del mundo del Rock la gente se cuida y sigue unos métodos, cada uno tiene sus
peculiaridades y su manera de cuidar la voz o la presencia visual. Con las
redes sociales ahora todo es fugaz.
-Hoy en día todo se registra,
se graba y se cuelga casi al instante. La imagen resulta muy importante.
Lo cierto es que siempre he
sido de cuidar mucho estos detalles, me gusta y en mi mundo profesional es
importante. En esta gira me he dado cuenta de que incluso otros músicos de la
orquesta se fijan en determinados detalles que llevo y que pensaba que seguro
pasarían desapercibidos, me han comentado cosas como que se han fijado en determinados
vestidos con los que salgo a actuar o en la manera de andar para entrar a
escena. Lo cierto es que dedico tiempo a pensar la mejor manera de entrar en el
escenario y me doy cuenta de que determinados gestos generan una cierta
intencionalidad que se percibe.
-Habéis
grabado un cd que se distribuye en vuestras actuaciones y contiene algunas de
las canciones que tocáis en directo. ¿Cómo se desarrollaron las sesiones de
grabación de tus temas?
En la gira anterior, hace
algo más de año y medio, se grabó una actuación de la que recogieron las tomas
que la producción pensó que estaban más logradas. Mi toma de “Barcelona” está grabada con
anterioridad, puesto que está cantada con Thomas.
No fuimos a un estudio específicamente, se hizo en vivo.
-Vienes del mundo de la Lírica, muy centrada en la interpretación. ¿Interesada en el aspecto compositivo de la
música?
Realmente no. Siento que
tengo que invertir tanto tiempo a la hora de interpretar lo que ya está escrito
para que lo cante que no es algo que me haya planteado, al menos de momento.Lo que si te puedo asegurar, piensa que
siempre he estado muy centrada en la Lírica
y que hace cinco años ni me planteaba, es que si me ofrecieran algo similar en
esta línea de fusión no sería tan reacia como lo hubiese sido antes.
-¿Piensas
que esta participación te ha podido ayudar en tu carrera artística?
Muchísimo. Tras incluir esa
canción de Freddy de la que te hablé
antes en un recital Lírico mío
propio me gustó mucho y me hizo sentir más libre o abierta. Puedo centrarme
menos en controlar mi voz y volcarme en la expresividad y en el contacto con el
público.
-¿Qué te llevas de estas
giras con Symphonic Rhapsody of Queen?
Me
llevo agradecimiento. Me ha ayudado a formarme más, a afianzarme en el
escenario, a proyectarme más como artista, llegando a gente de un mundo que no
es el mío, logrando que se fijen y me valoren. Recuerdo qué me pasó hace dos
años en una rueda de prensa para una producción de“La Traviata”que íbamos a hacer en la Gran Vía, alguien me
llamó y me reconoció como la soprano de Queen. Eso es algo bonito.
-¿Piensas
que puede haber un espacio en el panorama musical para la música Clásica?
Creo que ahora está mucho más
popularizada, obviamente a partir de la formación de Los Tres Tenores; eso constituyó un antes y un después. También
ahora tenemos a mucha más gente que estudia, más competencia, y debemos estar
muy bien preparados. Ya lo dijo Moserrat
Caballé, que si le hubiese tocado empezar en la actualidad habría tenido
que formarse mucho más y preocuparse de muchos más aspectos y detalles, por la
gran competencia que existe. Otra cosa que está cambiando es que hoy puedes ir
al Teatro de la Zarzuela por once
euros –también puedes hacerlo por ciento cuarenta si quieres–, no creo que en
la actualidad la Música Clásica sea
tan elitista. Todo lo que sea música bien hecha pienso que llega, que te deja
una marca.
-¿Qué
opinas del papel de la mujer dentro del mundo de la Clásica en general y
de la música en particular?
Pienso que tiene un papel
básico, la mujer y el hombre. Es como en la vida, no existe una cosa sin la
otra, tenemos nuestro papel y no lo podría concebir de otro modo.
-Cantantes que te hayan
marcados, vivos o muertos.
Te voy a dar sobre todo
nombres de líricos, jaja. Monserrat
Caballé desde que leí el libro del que te hablé antes. Mariella Devia, que era un ídolo para mí y tuve la suerte de hacer
una Master class con ella hace un
año. Lo cierto es que hay muchos que admiro.
-¿Algún
cantante con el que te gustaría compartir escenario?
Te
podría decir Leo Nucci, que hizo “Rigoletto” en el TeatroReal
cuando hice aquel papel pequeñito, estaría muy bien poder hacer el rol de
protagonista con él.
-¿Hasta
dónde le gustaría llegar a Graciela Armendáriz?
Desde hace unos la vida me
muestra que me tengo que dejar llevar. Pongo todo de mi parte, me sigo
formando, trabajando y proyectando. Pienso que la vida me va dando las
respuestas. Me gustaría llegar al mayor nivel profesional posible.
-¿Crees en el destino?
Creo más bien en la
causalidad de las cosas. La vida me va enseñando a no encasillarme en las
cosas, intento dejar que las cosas fluyan aunque el resultado no sea siempre el
que haya buscado en un primer momento. Tarde o temprano la vida me explica por
qué pasan las cosas.
-¿Algún otro proyecto o
inquietud que tengas o que quieras desarrollar?
La verdad es que estoy muy
centrada en mi carrera, en mi mundo, y dedico todas mis energías a seguir
mejorando cada día. Me gustaría lograra una continuidad con mi país, poder
regresar cada año y llevar a cabo algún proyecto. Entiendo que los tiempos son
complicados y todo eso. No puedo evitar sentir cierta añoranza, poder brindar
allí de algún modo la ayuda que yo no tuve cuando empecé. Ir forjando poco a
poco algún proyecto que se pueda armar, sería también la excusa perfecta para
volver cada año.
-¿Te gustaría regresar a
Argentina de manera definitiva?
No voy a decir nada, cada vez
que digo sí es no y viceversa, jaja. No me malinterpretes, aquí me siento muy a
gusto, me siento como realmente soy. Me gustaría lograr eso también allí, pero
no sé si para irme definitivamente. Lo que está claro es que me gustaría ir con
más continuidad y si se puede ligar a proyectos musicales, mejor.
-¿Y la faceta pedagógica,
enseñar lo que sabes a otras personas?
Me sigo formando
continuamente. En el pasado he impartido clases de manera privada a otras
personas. Lo que ocurre es que la gente quiere tomar dos clases y ya empezar a
cantar y se trata de un proceso. La sensación que me he llevado es la de que
también he aprendido cosas pese a ser la que enseñaba. Te sirve para refrescar
conocimientos y para plasmar en esa persona a la que enseñas todo lo que tú
misma experimentas, eso es algo muy valioso. Puede que en un futuro vuelva a
retomar este asunto.
-¿Consideras que la vida
activa de una cantante soprano es difícil de mantener en el tiempo durante
muchos años, tanto por la cuestión técnica de mantenimiento de la voz como por
el aspecto estrictamente profesional del asunto?
Creo que es un tema muy
relativo. Depende del tipo de voz, cómo te has formado, cómo has cuidado tu voz
y cuáles son tus hábitos. El ejemplo lo tienes en Plácido Domingo, que está cerca de sus ochenta años y sigue
implicado totalmente con la música en activo. Su voz ha pasado de tenor a
barítono, pero sigue dirigiendo una casa de Ópera, Orquestas o
estrenando roles y cuando le escuchas en directo suena como en el disco. Los
cantantes líricos no tenemos micro o amplificador, depende mucho de la vida que
hayas llevado y de los cuidados que hayas tenido para con tu voz. Influye todo
lo que comas, bebas o duermas; dormir es básico y constituye una de las mejores
higienes para la voz. También hay que tener un cuidado físico para estar activo
y emocional. Somos un poco “locos”, pero dentro de esa “locura” hay que
encontrar una cierta estabilidad. Todo esto condiciona la vida útil de un
cantante.
-Nos
gustaría que, con una idea rápida, nos dijeras lo que primero te venga a la
cabeza sobre estos cantantes:
-María
Callas: Emoción.
-Monserrat
Caballé: Un pilar, un referente.
-Tina
Turner: Energía
-Freddy
Mercury: Entrañable y emotivo.
-Luciano
Pavarotti: La Voz.
-Mariella Devia: Perfección
-Si hay alguna cosa más que
nos quieras comentar.
Agradeceros vuestro interés.
Como hemos hablado antes, me sorprendió mucho que os fijaseis en mí a partir de
la actuación con Symphonic Rhapsody of Queen.
Me impactó la reseña que apareció en el blog sobre mi actuación y estoy
agradecida. Me llama la atención que actuando en el mundo del Rock se fijen en mí. Cuando canto lo
hago siempre desde mi lugar y con la mayor entrega posible, si eso se transmite
es algo que agradezco muchísimo.
"La Flauta Mágica". Mozart. Auditorio Nacional. Madrid. 13.6.10