Clube de Adictos a Deep Purple

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Púrpura Chess

This blog is basically a musical site. Here we talk about the music we like, using different angles. As dear and missed Jon Lord once said: “Music is the highest kind of Art that exists”. I think the same way too.

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miércoles, 31 de enero de 2018

UFO: “Hunger in the night”.


Que UFO es una banda capaz de componer grandes canciones es algo que solo unos pocos despistados pueden poner en duda actualmente. Te puede gustar más o menos este grupo, pero el combo de Phil Mogg puede presumir sin ruborizarse de haber entrado en el Olimpo de los grandes del Hard Rock. Cortes como “Rock bottom”, “Shoot shoot”, “Only you can rock me” o el clasicazo “Doctor doctor” se han ganado por derecho propio esta denominación. El indudable tino que esta gente ha tenido desde siempre para la composición y la melodía les ha llevado a dar forma a su propio sello musical. Herederos de la Psicodelia de los sesenta, el Rock clásico de los setenta o incluso las bandas de Heavy de finales de los setenta y primeros ochenta, refinaron hábilmente algunos de sus elementos para crear un sonido propio y diferente. Cualquier canción de UFO es perfectamente reconocible y eso se lo deben a la guitarra de Michael Schenker… y sobre todo a la personalísima voz de Phil Mogg; al menos en mi opinión. Este binomio junto al bajista Pete Way, arquetipo del músico que personaliza el estilo de vida del Rock n’Roll, dieron forma a un sonido que a día de hoy todavía nos maravilla a muchos de nosotros.

                                                                Phil Mogg.

Los avatares de UFO dan para un buen y abultado libro, sus múltiples cambios de formaciones, sus subidas y bajadas del tren del éxito o sus excesos en todos los terrenos podrían servir sin ningún problema para ilustrar de qué va esto de dedicar tu vida a vivir bajo el fulgor del Rock. Lo que está claro es que, pese a sus múltiples y variadas circunstancias, nunca han bajado el listón en la producción musical que nos ha venido ofreciendo a lo largo de todos estos años; y ya van casi cincuenta años. Cualquiera de sus discos de estudio atesora calidad, buen gusto y grandes canciones, que es de lo que se trata. Hoy nos vamos a detener en una de sus canciones más escondidas, que no por ello exenta de esos estándares de calidad que solo se pueden permitir unos pocos. Esta canción pertenece al disco “Ain’t Misbehavin”, que publicó el grupo a finales de los ochenta.

                                                      Tommy McClendon y Phil Mogg.

Hunger in the night” apareció dentro del disco “Ain’t Misbehavin”; bueno, disco, maxi, mini Lp, EP o como queramos denominarlo. El asunto era que se trataba de una colección de seis canciones -en una versión posterior en cd se incluía un tema más- que el grupo publicó en el año 1988. La década de los ochenta fue una época tan convulsa como fascinante dentro del grupo del ovni. Se separaron una vez tras la gira de presentación del buenísimo “Making Contact” editando el posterior recopilatorio “Headstone”, uno de los recopilatorios más indescriptibles que haya conocido el mercado musical jamás. Dicho doble disco recopilaba algunos de los temas más famosos del grupo y contenía en su cara D -qué tiempos de los vinilos y las caras A y B- un puñado de canciones grabadas en directo pertenecientes al concierto de despedida que el combo ofreció en el Hammersmith, pero lo más incomprensible del asunto es que entre el material recopilado de estudio también aparecían canciones de otros grupos en los que habían estado algunos de los miembros de UFO. De este modo nos podemos encontrar en este recopilado temas como el “Armed and ready” de MSG, “Criminal tendencies” de Wild Horses, “She said” de Lone Star, “Love drive” de Scorpions o el “Fool for your loving” de Whitesnake... ¿?. Además de lo que tuvo que suponer comprar los derechos de publicación a las distintas discográficas, que me expliquen qué cojones pintan los temas de Whitesnake en un recopilatorio de UFO. Dentro del pequeño submundo gris de las jugadas comerciales deleznables de las compañías de discos para arañar un miserable euro más a nuestros bolsillos, esta debe ocupar uno de los lugares destacados. De todos modos, si obviamos este “pequeño detalle sin importancia”, nos encontramos con un doble recopilatorio que es una pasada y que se corona con esas entrañables tomas del directo. Años después se completó el puzle y publicaron el concierto del Hammersmith en su totalidad, por lo que ahora en mi estantería se encuentra lujosamente ubicado este doble convertido en triple disco gracias al añadido del show completo.


Pero no nos desviemos del tema. Tras esta separación, Phil Mogg volvió a poner en marcha unos nuevos UFO para sacar el también interesante “Misdemeanor”, un álbum orientado al sonido más AOR y de teclados que tanto se llevaba a mitad de los ochenta; UFO y las buenas melodías: siempre una combinación perfecta. De todas formas, pese a todo el disco seguía aportando fuerza y guitarras entre sus surcos. Tras la gira de presentación, que duró hasta bien entrado en año 1986, el grupo se volvió a semi disolver. Phil Mogg y Tommy McClendon -también conocido con el irritante mote de Atomic Tommy- registraron unas cuantas tomas en demos que acabaron publicándose en el año 1988 conformando el disco “Ain’t Misbehavin”. El grupo no dio señales de vida durante prácticamente todo el año 1987, solamente apareció en directo durante una fiesta de Navidad de la revista Kerrang o Metal Hammer. El grupo ofreció una única actuación en la emblemática sala Astoria de Londres que a la postre fue la única vez en la que presentaron en vivo algunos de los temas de este nuevo álbum todavía en ciernes, incluso ya entonces la formación volvió a cambiar llevando como guitarrista a Mike Gray. Con este nuevo disco volvían a sus raíces más rockeras y dejaban de lado el excesivo edulcoramiento de “Misdemeanor”. Tras la publicación del álbum y su escasa repercusión el grupo volvió a hibernar hasta que Phil Mogg, hastiado de intentar el retorno del grupo con otros músicos, contactó de nuevo con Pete Way y volvieron a poner en órbita a la banda con la compañía de Lawrence Archer y Clive Edwards. No seré yo quien defienda al amigo Atomic Tommy, pero reconozco que me hubiera gustado que el grupo se hubiese lanzado a la carretera para promocionar “Ain’t Misbehavin” en directo.

                               UFO Sep 86-Oct 87: Tommy McClendon, Jim Simpson, Paul Gray y Phil Mogg.

                                     UFO Nov-Dic 87: Phil Mogg, Paul Gray, Jim Simpson, Mike Gray.

El disco es una de mis debilidades, lo reconozco. Pasará a la Historia como un lanzamiento irregular y plagado de circunstancias externas e internas de la banda, pero tiene algo que me enganchó desde el primer día y todavía no me ha soltado. A la sempiterna voz de Phil Mogg y la guitarra de McClendon se les suma el bajo de Paul Gray y la batería de Jim Simpson para la grabación de estas canciones. La producción es horrible, los volúmenes están descompensados, el sonido de guitarra resulta indigno para un grupo como UFO de lo sucio y poco tratado que está, los coros prácticamente saturan y, en definitiva, restan enteros al producto final… pero en ese disco hay canciones, eso seguro. Cuentan las malas lenguas que lo que está publicado no es más que las maquetas que en su día se grabaron antes siquiera de saber en qué se iban a acabar usando. No sé hasta qué punto será cierto del todo, pero tiene toda la pinta. Incluso el propio Phil Mogg, en las líneas interiores de la carpeta del álbum, comenta que estas piezas las trabajaron tras acabar la gira de “Misdemeanor” en distintos momentos y bajo diferentes circunstancias, que querían volver al sonido rockero más primario del grupo y que las pusieron en circulación como una especie de regalo para los fans; de este modo cualquier seguidor de la banda podía conocer de primera mano en qué estado compositivo se encontraban durante ese periodo de tiempo. Ni siquiera se adjunta foto alguna de la formación al completo que figura en los créditos de las grabaciones, en su defecto adjuntan un bonito collage de instantáneas de los miembros del grupo tanto en directo como de archivos personales. Si es que hasta la portada mola: el dibujo de una mujer desnuda a la que no se le ve ni su cara ni su vello púbico y que agarra en la mano una pistola de esas de película de vaqueros con pose desafiante. Algo artístico y peligroso, con el buen gusto que siempre ha caracterizado a estos entrañables británicos; por supuesto se censuró y nos colocaron otra cutre-portada con el nombre del grupo en su lugar. En fin. Desde luego en líneas generales suena a que tenían unas demos trabajadas y encontraron a una compañía que se las publicó. Punto.

                                                   "Ain't Misbehavin". Portada original.

                                                  "Ain't Misbehavin". Portada censura.

Si hablamos de la canción en particular que da título al artículo, nos encontramos con todas esas deficiencias en el apartado de la producción. Sin embargo a nivel de composición es una absoluta delicia, es una de esas canciones que penetran directamente en tu cabeza. Comienza suave y desafiante, para estallar de inmediato y llegar con el puente hasta un estribillo imbatible, de los que parece ser que pueblan las neuronas de Phil Mogg. La canción tiene un tempo de esos que te ponen en forma y que va haciendo subir la temperatura a medida que avanza. Las dobles voces en los coros -algo que usa Mogg en casi todas las canciones del disco- le aportan al estribillo un empaque aún mayor y contribuyen a realzar el tema en su totalidad. Ni siquiera la cochambrosa producción puede con una canción que tiene todos los ingredientes necesarios para destacar. En aquellos años de hegemonía de las grandes melodías y comercialidad bien entendida en las listas de éxitos UFO demostraron que, sin apenas medios ni presupuestos millonarios, atesoraban calidad a raudales. Y por si fuera poco, la canción acaba enganchando el estribillo final con un solo de guitarra que cabalga superponiéndose. Como debe de ser.


                                                      UFO: "Hunger in the night".



domingo, 21 de enero de 2018

Dio Returns y Dio Disciples: Ronnie Dio vuelve a los escenarios de la mano de la tecnología. Concierto en Escenario Santander. 15.12.17


Dio vuelve a actuar en directo; bueno, en realidad lo hace como una figura generada por ordenador. El asunto en cuestión recibe la denominación de holograma y, como os podéis imaginar, suscita un abultado número de opiniones y prejuicios. El estreno de esta peculiar idea se produjo hace poco más de un año en el famoso festival de Wacken. Ante la imponente presencia de unas ochenta mil almas en el fastuoso escenario alemán volvió a reinar la inmortal música de nuestro músico favorito. Parece ser que la descabellada idea ha seguido adelante y ahora se lanzan a la aventura de una gira que promete ser mundial. Veremos.

                                                Dio Disciples en el Wacken con el holograma.

Parir una ocurrencia de semejante calibre solo podía ser el resultado de las elucubraciones de una cabeza como la de Wendy Galaxiola -aka Wendy Dio-. La intrépida ex viuda del añorado Ronnie, en una nueva vuelta de rosca a la gallina de los huevos de oro, ha decidido ser la primera mánager que es capaz de resucitar a un artista fallecido y llevarle de gira por los escenarios de todo el mundo. Sobre esta mujer se pueden decir muchas cosas, pero lo que está claro es que en muchos aspectos otra mujer de armas tomar como es Sharon Osbourne se convierte en una dulce hermanita de la caridad a su lado. La figura de Wendy resulta controvertida en cuanto escarbas un poco en la superficie, no necesitas profundizar mucho. Fue esposa y mánager de Ronnie durante prácticamente toda su carrera, se separaron hace unos años aunque siguieron ligados profesionalmente y ahora es ella la encargada de hacer llegar el legado musical de Dio a todos los mortales, por deseo expreso de éste. Que Wendy es una mujer con las pelotas bien puestas no lo duda nadie en este negocio, hay muchas situaciones y anécdotas que acreditan sobradamente tal afirmación. Fue la que contestó públicamente al llorón de Vivian Campbell cuando este tuvo la nada elegante ocurrencia de quejarse treinta años después de que Dio no le quiso subir el sueldo cuando militaba en sus filas y que por eso acabó fuera del grupo, un gesto muy feo por parte de un tipo que le debe mucho a Ronnie y que se pasó esos treinta años poniéndole a parir –bueno, hemos documentado suficientemente bien todo este affair en reseñas anteriores–; nuestra querida heroína no tuvo problema alguno en asumir públicamente la responsabilidad del despido de este elemento, tranquilamente declaró a los medios que no fue Ronnie Dio quién despidió a Campbell sino ella misma y que el motivo principal fue que el propio Vivian exigió un aumento de sueldo. Con dos pelotas. Del triste e irritante perfil pesetero de Vivian Campbell no vamos a volver a hablar ahora –no hay más que echar un vistazo a su recorrido musical posterior a su estancia en Dio para darse cuenta por uno mismo–, pero hay algo que tengo muy claro: si no estás contento con las condiciones laborales que previamente acuerdas cuando te contratan, no tienes más que hablarlo con tu jefe y si éste no te sube el sueldo lo más digno es que dejes ese trabajo y te busques otro, en lugar de ir por ahí lloriqueando y echando mierda en cuanto te ponen un micrófono delante.


Aunque no todo es oscuro en el universo Wendy. Es de justicia tener presente que la gestión que está realizando hasta ahora del legado artístico de Ronnie James Dio se puede definir con una sola palabra: perfecta. Es de todos sabido que, cuando se muere un artista, el mercado se inunda con doscientos millones de recopilatorios y demás artefactos musicales de dudosísima enjundia. El caso de Dio está siendo una excepción hasta ahora, toda la música que ha salido al mercado desde que falleció hasta el día de hoy es de primerísima calidad e interés; los directos publicados abarcan distintas grabaciones y etapas del artista que no habían tenido representación en su discografía oficial, amén de haber sabido dosificar dichas publicaciones para no saturar el mercado. De este modo el resultado final es que todos los que apreciamos la música del difunto Ronnie James Dio y que hemos quemado de tanto escuchar los distintos piratas durante todos estos años ahora podemos disponer de algunas de estas grabaciones con una producción y sonido adecuados… y está por llegar la joya de la corona: las supuestas ideas que dejó pergeñadas Dio de lo que iba a ser la segunda y tercera parte de la trilogía “Magica”. Estas ya son palabras mayores y, en un alto porcentaje, se lo debemos a Wendy; sí, la misma que al mes del fallecimiento de su ex pareja ya estaba vendiendo camisetas conmemorativas de su muerte. De cualquier modo el tema Wendy da para una entrada que tarde o temprano abordaremos en estas páginas.

                                                                  Wendy Dio.

El caso es que nuestra encantadora dama ha sido la cabeza pensante que se esconde detrás del dichoso holograma. Con este invento se pone a la cabeza de todas las variadas y múltiples triquiñuelas que se les han ido ocurriendo a todas aquellas mentes pensantes del mundo del Rock que han dirigido sus esfuerzos a intentar llevárselo crudo. Ahí tenemos a nuestros queridísimos Kiss, que llevan varios años intentando colarles a los fans una nueva formación del grupo original formada por cuatro contratados que se vistan y pinten como ellos mientras la dupla Simmons/Stanley se queden al calor de las chimeneas de sus respectivos hogares contando los ceros que suman las ganancias de las giras de dichos contratados; todavía no han logrado convencer a sus seguidores para que acepten a unos Kiss formados por sustitutos, pero todo se andará. Curiosamente se les ha adelantado Rick Medlocke. El magnífico guitarrista y cantante de los Blackfoot y actualmente comandando Lynyrd Skynyrd, cansado de no obtener el reconocimiento y el éxito que en justicia le correspondería con su buenísimo grupo, tras años después de disolver a la formación, consiguió llevar esa idea a la práctica hace apenas unos pocos años: hizo un casting, escogió a cuatro tipos jóvenes que tocan que te cagas y volvió a reformar sus Blackfoot … sin estar él mismo en la nueva banda…y no le ha salido mal del todo. Pero esto es otro tema que habrá que abordar en otro momento. De cualquier modo, el caso es que con esta jugada del holograma nuestra angelical Wendy pasa a colocarse a la cabeza en esta peculiar clasificación del despropósito.

                                      Blackfoot 2017: Rick Medlocke en la foto, pero no toca con ellos.

La idea de una gira de Dio con una imagen animada suya programada por ordenador mientras suena su voz en playback acompañando a una banda con músicos reales que interpretan sus canciones en directo es, qué queréis que os diga, algo bizarro. Tras la lógica desazón inicial de semejante despropósito, si conseguimos hacer un ejercicio de abstracción propio de un monje tibetano cum laude podemos observar distintas consideraciones. Lo cierto es que todo lo demás está cuidado al detalle y orquestado con un evidente mimo y cariño hacia la figura de Ronnie. Se ha contado con tres de los miembros de la última formación original que acompañó al cantante en sus últimos años y que tras la muerte de éste prosiguieron con el grupo tributo llamado Dio Disciples –otro debate para otro momento–; el combo cuenta entre su filas con el batería Simon Wright, el teclista Scott Warren y el guitarra Craig Goldy, todos ellos ex miembros de Dio. Para cantar han tenido la consideración de buscar, además de la voz enlatada de Ronnie, a los vocalistas Ripper Owens y Oni Logan; un detalle muy importante y que dice mucho de la importancia de abarcar la abultada gama vocal de la que hacía gala nuestro pequeño y añorado elfo. En lo que respecta al repertorio se ha tenido especial cuidado a la hora de seleccionar el setlist, un músico con la dilatada carrera de Dio tiene en su haber un gran número de temas míticos y memorables, por lo que seleccionar entre todos ellos es una cuestión de naturaleza delicada. Podían haber cogido el camino fácil, lo que suelen hacer casi la totalidad de los grupos tributo y currarse todos los grandes éxitos; pero no, tanto Dio Disciples como la gira del holograma han sido capaces de confeccionar un repertorio en el que están la mayoría de los clásicos que todo el mundo quiere escuchar, mezclado con otros temas menos famosos aunque igual de buenos o más que los clásicos. Y si a todo esto le añadimos una puesta en escena cuidada con una pantalla proyectando imágenes alusivas a momentos y vivencias de cada una de las canciones, la cosa tiene su aquel. Debo decir que había algunas de las fotografías que se proyectaban que ni yo mismo conocía y, os lo puedo asegurar, he visto muchas, pero que muchas fotos de nuestro pequeño gran hombre. Todo este conglomerado de sensaciones te lo pone muy difícil a la hora de formarte una opinión final sobre este esperpento. Una cosa tenía clara: si tocaban en directo en España, no me lo perdía. Siempre conviene conocer al enemigo.


Con estas que un frío viernes del pasado Diciembre me monté en el coche y pusimos rumbo a Santander para ver esta gira en vivo, en directo y en primera persona –que mucha gente piensa que por ver una mierda de grabación en youtube ya se ha enterado del directo de cualquier grupo-. Por otro lado la actuación estaba programada en la sala Escenario Santander, probablemente la mejor sala de conciertos de España; probablemente. El cruce de cables fue total, como cabía imaginarse. Asistir a un show de estas características ya iba a ser algo poco habitual de por sí, por lo que había que estar preparado para lo peor. Lo primero que me llamó la atención es que, pese a ser una de las tres actuaciones programadas en nuestro país, había bastante público; la música de Dio sigue teniendo tirón, de lo que me alegro. Sonó la intro grabada que habían extraído para la ocasión de la etapa de “Sacred Heart”, uno de esos detalles cuidados con celo a los que me refería antes. Salieron los músicos ocupando la batería y el teclista los laterales del escenario, dejando al bajista Bjorm Englen y a Goldy en esos mismos laterales por delante y reservando el centro de la escena a una pantalla destinada a proyectar el holograma de Ronnie. Tras la intro sonó “King of Rock n’Roll” como un cañón bajo la voz omnipresente pero grabada de Dio. Acto seguido nos invadió otra intro, en este caso “E5150”, la misma que daba paso a ese temazo de Black Sabbath que se llama “The Mob Rules” y que cantó con su vozarrón habitual el vocalista Ripper Owens; normal que Judas Priest contratasen los servicios de este tipo para suplir a Rob Halford en los noventa, el amigo tiene una potencia y un chorro vocal excepcional. Recuerdo cuando asistí al concierto de Judas con Ripper en La Cubierta de Leganés hace ya un porrón de años, Owens nos dejó con la boca abierta y los tímpanos descolocados a los que allí asistimos mientras que todos sus detractores se quedaron en sus respectivas casas perdiéndose semejante barbaridad. Pero volvamos al show de Dio holograma, solo llevábamos unos escasos diez minutos de actuación y esta gente nos estaba dejando claro que sabían de qué iba el asunto que se traían entre manos. Comenzaron con el propio holograma interpretando “King of Rock n’Roll”, que hacía que no la tocaba el propio Dio mil años, y le siguió algo así como otro inicio con otra intro y “Mob rules” presentando a la voz a Ripper Owens. El holograma como tal apareció en tres de las canciones del repertorio; bueno, en realidad fueron cinco puesto que “The Last In Line” se presentó a modo de medley junto a “Holy diver” y “Heaven & Hell” incluyó en su parte intermedia el clásico “Man on the silver mountian”. Esto de mezclar canciones e intercalar fragmentos de las mismas era otra de las señas de identidad que solían tener los conciertos del propio Dio. Por otro lado el holograma en sí me resultó curioso, muy curioso. Todo lo que se ha hablado del susodicho, toda la polémica generada, todos los adelantos informáticos y virtuales que tenemos hoy en día…y el holograma en cuestión me pareció un poco chapucero. Vamos a ver, se notaba que se habían dejado la pasta en el invento, la pantalla era prácticamente a tamaño de persona normal, se movía y todo eso. El asunto es que la figura parecía como de juguete, como una especie de dibujo; no sé, uno está acostumbrado a ver en las pelis todas esas imágenes generadas de manera virtual y, después de tanta polémica generada por resucitar para los escenarios al artista, lo que te esperas es poder ver una imagen de máxima calidad de dicho músico. En fin, no iba a cambiar mucho mi opinión si hubiese aparecido un holograma de alguien que fuese como Dio en vida, pero es cierto que me esperaba más calidad o nitidez; algo así como los efectos de 3D o una cosa por el estilo.


Sigamos con el concierto. Tras “Mob rules” siguió Ripper en el escenario para volvernos locos con “Straight through the heart”, otra canción de diez y que se marcó el amigo Owens de manera sobrada. Al acabar el tema nos presentó a Oni Logan, el ya ex cantante de Lynch Mob –otra vez– en un casi perfecto castellano anunció otra canción de Sabbath, concretamente “I”. Los dos vocalistas demostraron sus perfectas facultades, cada uno en su terreno: Logan con un matiz más clásico y melódico, mientras que Ripper nos ponía los pelos de punta con el poderoso chorro de su afilada voz. Desaparecieron ambos cantantes y de nuevo apareció el cutre-holograma y la emotiva voz en off de Ronnie James Dio para interpretar “The last in line” mezclado con “Holy diver”. Aquí conviene reseñar otro punto a favor de la producción de este espectáculo, no penséis que extrajeron la voz de Dio de sus clásicos de estudio y a piñón fijo; nada de eso. No sé si la idea surgió de Wendy o del guitarra Craig Goldy –un tipo que siempre ha mostrado admiración y respeto hacia Ronnie, al que se suele referir como su maestro y del que jamás ha salido una crítica, ni cuando había vacas gordas o flacas–, pero el caso es que se trabajaron las líneas vocales pregrabadas de Dio para esta gira. La intro del concierto estaba tomada de la que el grupo usó en la gira de presentación de “Sacred Heart”, la toma de “King of Rock n’Roll” y del medley “Last in line”/”Holy diver” la extrajeron del directo “Live In Philly 1986”. Esta grabación corresponde al directo del Spectrum de Philadelphia que editaron en VHS por aquellos años y que no vio la luz en audio hasta que en 2013 Wendy la publicó en Cd. Recuerdo que en aquella gira del año 1985/86 presentaron el disco “Sacred Heart” y Dio estaba en un momento de popularidad álgido. Quisieron publicar el doble disco en directo que todos los grandes grupos tienen en su haber, pero parece ser que la compañía no lo acabó de ver claro y nos privaron de documentar esos años dorados de la trilogía “Holy Diver”, “The Last In Line” y “Sacred heart” con el doble en vivo que pedían a gritos. En su lugar publicaron el mini Lp “Intermission” que también es una pasada, pero nos perdimos toda la grandeza y majestuosidad de aquella gira y su repertorio con temas de hasta un cuarto de hora de duración. Esto lo solucionó Wendy Dio publicando de manera póstuma este doble cd en vivo. El caso es que de aquí tomaron las líneas vocales de estos dos clásicos imperecederos del queridísimo Ronnie, además respetando el interludio que une “Last in line” con “Holy diver” y que lleva una delicada e inspiradísima línea vocal del tema “Children of the sea”. En serio, pago gustoso para disfrutar en un concierto de este momento; incluso prefiero que no haya ninguna marioneta artificial y que simplemente el grupo interprete la música con la voz de Dio en primera persona.

                                                          Tim "Ripper" Owens.

                                                                  Oni Logan.

El concierto sigue con “Egypt”, otra pieza absolutamente única y especial. Lamentablemente solo Ronnie era capaz de imprimirle ese empaque cuando declamaba su melodía casi como si estuviese llorando. La versión de la gira fue algo más corta y en la interpretación de Oni Logan se perdió por completo la magia del final, hay cosas que no pueden ser y no pueden ser. Le siguió inmediatamente “Tarot woman” con un Ripper Owens que abrió la boca y nos volvió locos a todos, otra sorpresa con un intenso solo de Scott Warren. Cuando metes en un concierto canciones como ésta automáticamente te sales del establishment de los tributos y das un salto cualitativo. El solo de guitarra de Craig Goldy me gustó bastante, es un músico que ha mejorado en intensidad y en carácter musical mucho, en cuanto aparcó la moda ochentera de correr por el mástil con escalas interminables y le añadió más cuerpo e intensidad a su técnica también dio su propio salto de calidad. El solo desembocó en “Catch the rainbow”, la belleza personificada, que a su vez nos llevó a “Stargazer”, la intensidad personificada. Ambas canciones de Rainbow, la primera la interpretó Logan con solvencia, mientras que en “Stargazer” fue Ripper Owens el que dejó el pabellón una vez más bien alto cuando encaró las notas más difíciles dejando los coros y algún que otro fraseo a Oni Logan. Después de una bonita entrada de teclado ambos cantantes siguieron con “Mystery”, un tema pegadizo que probablemente sea lo más comercial que haya hecho Dio en su vida y que supuso otra agradable sorpresa en un repertorio elaborado con mucho criterio. Pienso que la voz de esa canción le pegaba más a Oni, así como la de “Stargazer” a Ripper, pero aun así no estuvo nada mal.


Tras esto nos empezamos a acercar a la parte final del concierto. Comenzaron a sonar los primeros acordes de “Heaven & Hell” y de nuevo volvió la voz grabada del maestro así como el cochambroso holograma. Esta versión incluyó el solo de batería de Simon Wright, que me pareció igual de simple e insulso que siempre pese a seguir incluyendo el “Overture 1812” que inmortalizó Cozy Powell (DEP), y el interludio de “Man on the silver mountain”. Dos de las canciones más significativas de toda la carrera de Dio que se juntaban y nos recordaban de nuevo lo grande que fue este hombre. Aquí le echas especialmente en falta cuando interpretaba en directo con sus evidentes dotes de actor la tentación del Bien y el Mal que se representaba en la parte casi final del tema, ese momento en el que la canción frenaba y te llevaba con delicadeza ante la duda titubeante, suavemente, constituyendo el clímax del propio tema antes de desembocar en el trepidante final. Pero esto es marginal. También se han estrujado la materia gris a la hora de seleccionar las líneas vocales y la estructura escogida para llevar este “Heaven & Hell” al directo. En Santander, y supongo que al igual que en el resto de la gira, el grupo montó una versión en la que encabezaba precisamente esa lucha interna con el Bien y el Mal que tan genuinamente llevaba al directo nuestro querido Ronnie; en este caso se decantaron por el fragmento del “evil”, para acto seguido comenzar con el estribillo y seguir con el inicio del tema original. Intercalaron “Man on the silver mountain”, una de las canciones que no debería faltar jamás en un homenaje a Dio o a Rainbow, y retomaron con la parte final de H&H suprimiendo la parte rápida que solían interpretar los Sabbath en los directos. Para seleccionar las voces de Ronnie en este medley no se limitaron a coger una sola toma de voz, se nota que se han tomado la molestia de seleccionar entre un compendio de discos y conciertos que dice mucho y bueno del deseo de presentar al respetable un producto final elaborado y que se salga de lo previsible. Lo dicho, más allá de que pongamos el grito en el cielo con la idea, hay que reconocer el esfuerzo por la ingente labor de realización musical que hay detrás.


La música cesa, los músicos se dirigen al centro del escenario y saludan al público. Vuelven de nuevo a asir sus instrumentos y finaliza el show con “Rainbow in the dark”. Los tres vocalistas y el dichoso holograma hacen acto de presencia y, cuando finaliza la canción, finaliza el concierto. Setenta y tres minutos de actuación. Craig Goldy abandona inmediatamente la escena y se marcha hacia los camerinos, mientras que Oni Logan y Ripper Owens se quedan unos minutos saludando al público en la propia platea del recinto. El público da por hecho que el grupo volverá a salir, pero la interpretación de “Rainbow in the dark” tiene visos de haber sido el último tema tocado. Se encienden las luces y el respetable empieza a quejarse por la corta duración del evento. Como tengo la costumbre de hacer todo lo posible por no conocer el repertorio del grupo que vaya a ver antes de la actuación, no puedo saber si es que han acortado el setlist; pero tiene pinta de que esto es lo que tienen preparado para la gira. En los días sucesivos confirmo estas sensaciones. Nunca he entendido esto de las quejas si un concierto dura menos de 80 o 90 minutos, ¿en qué parte de la entrada se especifica lo que va a durar el espectáculo? Está claro que la panacea es que un concierto sea muy bueno y muy largo, pero tengo muy claro que prefiero mil veces antes un concierto corto e intenso que otro largo aunque mediocre. Que un show sea algo memorable tiene que ver con muchos factores, pero la duración nunca está en los primeros lugares de esa lista; al menos así lo veo.

                                                             Craig Goldy y el holograma.

Le tengo mucho respeto a Craig Goldy, es un tipo que ha demostrado a lo largo de todos estos años ser un amigo fiel de Ronnie James Dio –de hecho le sigue reconociendo como su mentor y sus palabras siempre son de agradecimiento y respeto hacia el maestro- , es por eso que me sobraban las justificaciones que adujo en los días previos a la gira. En esas recientes declaraciones a los medios comentaba que hacían esto principalmente por y para los fans, como un homenaje a su figura, una celebración de su música para todos las fans que presenciaron en directo a Dio en su día y como un regalo para aquellos que nunca pudieron disfrutar de él en directo. Incluso se ofreció a responder personalmente a un enfurecido fan por todo este asunto del holograma vía facebook, le expuso sus razones con un talante tan sincero y conciliador que el propio fan iracundo supo reconocer el mérito de Goldy pese a afirmar que su opinión hacia el holograma no había variado. De cualquier modo seguro que las palabras de Craig Goldy son sinceras, pero no dejan de ser justificaciones para poder montar una gira mundial que de otro modo no creo que hubiesen podido hacer realidad. 


Me quedo con el final. Cuando bajó el telón de Santander y mientras el público mostraba su disgusto por la duración del concierto, sonaba por el equipo de ambiente la música enlatada de “This is your life”. Ese sí que fue el final perfecto para esta aventura.


                                                           Dio: "This is your life".

miércoles, 10 de enero de 2018

REFLEXIONES METÁLICAS

Una sección de nuestro colaborador "Metálico".

¿Vivir los conciertos o no perderse ningún detalle?

“(…) Altas dosis de fanatismo en las primeras filas (...)”, relataba la crónica de una actuación de Dio (D.E.P.) en Madrid hace ya algunos años para explicar lo que allí había sucedido; y es que a la hora de acercarse a un concierto el público lo puede hacer de muy diferentes maneras y eso, sin duda, lo singulariza.
Por un lado, nos encontramos los que quieren vivir la descarga musical a tope, pretenden imbuirse en la música y en el ambiente. Por ello, no paran de moverse frenéticamente y de corear a voz en grito todas y cada una de las canciones, como si le fuese la vida en ello. Normalmente ocupan las primeras filas y beben de la energía que les proporciona su juventud, aunque algunos suelen tener una importante cantidad de alcohol en sangre. Claro que tanto sumergirse en el espíritu de la música les lleva a perderse muchos detalles de lo que acontece en el escenario. Bueno, detalles y no sólo detalles.


Frente a esta opción, aparece los que observan y escuchan el espectáculo musical sin perderse absolutamente nada de la actuación. Muchos de ellos pueblan las últimas filas y con los brazos cruzados asisten hieráticos al concierto, pareciendo incluso que la música no consiguiera penetrar en ellos y continúan impertérritos, si acaso con un ligero movimiento de cabeza que suele significar aceptación por lo que están viendo y oyendo.
Quizás estos dos tipos de público reflejan posturas muy extremas y ninguna de las dos sean las más recomendables. Es evidente que los asistentes a un directo quieren disfrutar del espectáculo que se les ofrece, la clave es cómo pues hay múltiples modos de hacerlo y normalmente vivir más el concierto: moverse, corear o tatarear, comentar, beber, etc. suele llevar aparejado un detrimento en la observación de todos y cada uno de los elementos del espectáculo.  ¿Qué os parece?

Metálico.



jueves, 28 de diciembre de 2017

Kiss: “Journey of 1000 years”.


Esta es una canción que pertenece al disco de reunión que sacaron en 1998 bajo el título de “Psycho Circus” y este momento es tan bueno como otro cualquiera para reivindicarla en estas páginas. El grupo de Simmons, Stanley y compañía puede que sea uno de los más conocidos y exitosos dentro del mundo del Hard Rock, han grabado un buen montón de discos y canciones que se han ganado por sí mismas su paso a la posteridad, han vendido otro buen montón de discos y, gracias a sus espectaculares y visuales puestas en escena, se tienen bien merecido un lugar importante dentro de la teatralidad en este mundo del Rock duro. Te pueden gustar mucho, poco o nada, pero merecen su respeto.


Ninguno de ellos se han caracterizado por ser grandes músicos, de hecho sus discos en estudio los han venido grabando músicos de sesión pese a que ellos figurasen como los intérpretes. Aunque por sus filas han pasado buenos instrumentistas como Bruce Kulick, Mark St John o Eric Singer, incluso actualmente cuentan con un guitarrista que no pasa de ser correctito tirando para mediocre y que responde al nombre de Tommy Thayer. Lo de Kiss siempre ha ido más de espectáculo acompañado de canciones-himnos de las que se quedan con facilidad en tu cabeza; supongo que eso también tiene su mérito.


Por eso resulta especialmente curioso que se hayan sacado de la manga un tema como el que titula este artículo. Recuerdo perfectamente la fiebre colectiva que nos azotó cuando anunciaron que se reunía la formación original para realizar una gira de comeback con el maquillaje clásico. También recuerdo lo que me gustó el disco en estudio que sacaron poco después, el anteriormente citado “Psycho Circus”, pero lo que realmente me descolocó fue el tema que cerraba dicho cd. Gene Simmons se descolgaba con una composición pletórica de clase, fuerza y estilo. Seamos realistas, del binomio Simmons/Stanley siempre fue el Starchild el que presentó las más inspiradas composiciones -al menos para este humilde escriba-, por lo que resultó doblemente sorpresiva la escucha de esta composición firmada por el God Of Thunder -o por cualquier compositor al que le comprasen los derechos, una práctica muy habitual de los Kiss y de muchos otros grupos-. La canción “Journey of 1000 years” es una composición sobria, intensa y llena de pasión; probablemente la mejor canción que haya sido capaz de componer esta gente en toda su vida. Incluso la letra es especial. Un grupo que, seamos serios, se han pasado todos estos años escribiendo letras tan ridículas como estúpidas -¿”Love gun”, “Christine sixteen”, “Let’s put the X in sex”, “Bang bang you”…? Y mi favorita para estos menesteres: “Uh all night”-. No hablo de la música, solo de la letra en sí; imposible su defensa. Se me hizo chocante hasta el extremo que se descolgasen con semejante muestra de estilo. Una letra con momentos como: “Did you sleep without dreams/did you fly without wings/did you touch without feel/where nothing is real” (podrías dormir sin soñar/podrías volar sin alas/podrías tocar sin sentir/donde nada es real). Esto tiene una calidad desconocida en un tipo como Gene Simmons que se vanagloria de representar muchas de las miserias del ser humano, nuestro adorable Gene siempre se ha mostrado preocupado de hacer dinero a costa de lo que sea, defiende unos valores individualistas y se ha pasado media vida vacilando de las groupies a las que se ha follado en las giras del grupo. Por lo que nuestro angelito nos descoloca sacándose de la manga una letra de este calibre.
Y como broche final la canción termina recuperando a modo de coda la melodía del tema que abre el disco, el propio “Psycho Circus”. Lo dicho: inevitable recuperar su escucha cada Navidad y sentir su estremecedor halo.