Clube de Adictos a Deep Purple

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Púrpura Chess

This blog is basically a musical site. Here we talk about the music we like, using different angles. As dear and missed Jon Lord once said: “Music is the highest kind of Art that exists”. I think the same way too.

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miércoles, 27 de marzo de 2019

LA CULTURA EN EL ROCK.



Una sección de nuestro colaborador “Thomas Anderson”.

La misma historia. Distintas visiones.

En el día de hoy abordaremos la manera en que un variado elenco de bandas de Rock, en determinado momento de sus carreras, ha afrontado un acontecimiento histórico concreto: me estoy refiriendo a la invasión/conquista/ocupación que algunos pueblos europeos hicieron de las tierras americanas donde desde hacía siglos se asentaban multitud de tribus indígenas oriundas de la zona. Una invasión/conquista/ocupación que dejó los citados clanes brutalmente diezmados en número y hasta extinguidos por completo en algunos casos.

Fueron momentos que se extendieron desde el descubrimiento de 1492 hasta bien entrado el siglo XIX y de cuya explosión todo el mundo puede sacar conclusiones bastante similares. Independientemente de si se le quiere dar mayor o menor legitimidad a que un pueblo mucho más avanzado en lo tecnológico devaste a otro que lo está en mucho menor grado y lo expulse de su territorio con el fin de ocupar este, lo que todo el mundo tiene claro es que fue una guerra desnivelada por completo que solo podía tener un claro vencedor.

El caso es que, como decíamos al principio, el tema lo ha sido de cierta recurrencia dentro del mundo del Rock y mi intención con el presente artículo es hacer un pequeño viaje por aquellos grupos y momentos que decidieron hablar de la cuestión en sus letras.

Comencemos.



Estamos en 1976 y dos de los mejores grupos del momento coinciden en querer sacar a relucir la cuestión. Por un lado, los irlandeses Thin Lizzy encabezados por el inconmensurable Phil Lynott, con un tema que ya nombramos el mes pasado por otras razones. En este caso, la letra hace referencia a un acontecimiento muy concreto relativo a la conquista. Parece ser que un grupo de indios de una tribu indeterminada tuvo que refugiarse en una vieja misión tras una malograda batalla. Las tropas que les perseguían abrieron un boquete en la pared con un cañonazo y se tiraron horas disparando a los pobres indios que, armados tan solo con sus arcos, trataban de salir de allí a la desesperada. Una auténtica masacre, qué duda cabe…

Thin Lizzy: “Massacre”.

En un punto por debajo de cero
No queda lugar donde ir
Seiscientos héroes desconocidos
Murieron como búfalos durmientes.

A través del Cañón del Diablo
Al otro lado del campo de batalla
La muerte no tiene compañeros
El espíritu se ve doblegado.

Ahí va el bandolero
A través del boquete en el muro
Es un cobarde, pero le trae sin cuidado
De hecho, no le importa en absoluto.

El general que está al mando
Defiende lo que teme,
Mientras las tropas dependen
De los refuerzos por la retaguardia.

Si Dios está en los cielos
¿Cómo puede pasar esto aquí?
En su Nombre utilizaron las armas
para la masacre.

Hay un punto por debajo de cero
En que el sol puede ver la tierra
Seiscientos héroes desconocidos
Yacen muertos en la arena


Más tarde, los de Lynott volverían a tocar la cuestión en otro corte llamado “Genocide (The Killing of the Buffalo)”.


Casi al mismo tiempo unos Queen recién renacidos tras el tremendo éxito de “A Night At The Opera”, publican “A Day At The Races”, dos títulos en claro tributo a los Hermanos Marx y a su cine. Es en este último trabajo donde aparece una canción que hace clara referencia a la cuestión del exterminio indio en Norteamérica. Sin ser un erudito de la banda, me arriesgaría a afirmar que se trata de uno de los escasísimos casos en los que los de Mercury se lanzan a hablar de algún tema social, que toman partido por una inclinación ideológica concreta, quiero decir. Los versos están escritos desde la visión de un indio una vez acabada la invasión.


Queen: “White Man”.

Soy un hombre sencillo
con un nombre sencillo,
de este suelo proviene mi gente,
en este suelo permanece,
oh, sí.

Y nos hicimos nuestros propios zapatos,
y pisamos suave en la tierra,
pero los inmigrantes construyeron caminos
sobre nuestra sangre y arena,
oh, sí.

Hombre blanco, hombre blanco,
¿no ves la luz detrás de tus cielos ennegrecidos?
Hombre blanco, hombre blanco,
te quitaste la visión para cegar mis ojos sencillos.
Hombre blanco, hombre blanco,
¿dónde vas a esconderte
del infierno que has creado?
Oh, el hombre rojo conoce la guerra
con sus manos y sus cuchillos.
Por la biblia juraste,
peleaste tus batallas con mentiras,
oh, sí.

Dejas mi cuerpo en vergüenza,
dejas a mi alma en desgracia,
pero en nombre de todos los dioses,
reza lo que sepas por los de tu raza.
Hombre blanco, hombre blanco,
nuestro país era verde; y nuestros ríos, anchos.
Hombre blanco, hombre blanco,
llegaste con una pistola y pronto nuestros hijos murieron.
Hombre blanco, hombre blanco,
¿no entregarás una luz por la sangre que has derramado?
¿Qué queda de tu sueño?
Solo las palabras sobre tu piedra.
Un hombre que aprendió a enseñar,
Para luego olvidar cómo aprender.



Llegamos a 1982 y los británicos Iron Maiden, con un nuevo vocalista a la cabeza llamado Bruce Dickinson, editan un trabajo que estaría llamado a convertirse en uno de los referentes del Heavy Metal más clásico: “The Number Of The Beast”. Entre sus extraordinarios temas nos encontramos con uno que trata el tema del genocidio indio.


Iron Maiden: “Run to the Hills”.

El hombre blanco vino cruzando el mar
Nos trajo dolor y miseria
Mató nuestras tribus, mató nuestro credo
Tomó nuestra caza para su propia necesidad.
Luchamos fuerte, luchamos bien
Fuera en las llanuras, les dimos infierno
Pero eran demasiados para tener fe
Oh, ¿seremos libres algún día?
Cabalgando entre nubes de polvo y páramos,
Galopando duro en las llanuras
Cazando a los pieles rojas en sus guaridas,
Combatiéndolos en su propio terreno.
Asesinato por la libertad, puñalada por la espalda.
Mujeres y niños y cobardes atacan.

Corre a las colinas, sálvese quien pueda.
Corre a las colinas, sálvese quien pueda.

Soldado azul en los páramos,
Cazando y matando por diversión.
Violando las mujeres y echando a perder a los hombres
El único indio bueno es el indio dócil.
Vendiéndoles su whiskey y llevándose su oro,
Esclavizando a los jóvenes y destruyendo a los viejos
Corre a las colinas, sálvese quien pueda...



Saltamos a 1986. Unos suecos guaperas llamados Europe, desembocan en el resto del continente que cita su nombre con un álbum insuperable: “The Final Countdown”. Entre sus cortes nos encontramos con otro alegato pro-indígenas americanos. Se trata de:


Europe: “Cherokee”.

Ellos vivían en paz, no hace mucho,
Una poderosa tribu india.
Pero los vientos de cambio,
Les hicieron darse cuenta de que las promesas eran mentiras.
La codicia del hombre blanco, en busca de oro
Hizo sangrar la nación
Ellos perdieron su fe
Y ahora tienen que aprender
Que no hay lugar donde volver
Ningún sitio donde dar la vuelta.

Cherokee - marchando por el camino de las lágrimas.
Cherokee - marchando por el camino de las lágrimas.
Los expulsaron con dureza, a través de las llanuras

Y caminaron durante muchas lunas
Porque los vientos de cambio,
Les hicieron darse cuenta de que las promesas eran mentiras.
Tanto con lo que cargar, y todo ese dolor
Que les deja la desesperación
Ellos perdieron su fe
Y ahora tienen que aprender
Que no hay lugar donde volver
Ningún sitio donde girarse.



Un año después, los thrasheros Anthrax, nos deleitan con un temazo que también habla del genocidio indio y sus consecuencias.


Anthrax: “Indians”.

Todos vemos en blanco y negro.
Cuando es otra persona la que lucha,
nadie se involucra.
La apatía no tiene solución.
¡Forzado a salir! Valiente y lleno de poder
¡Tierra robada! No pueden luchar contra ella.
Aférrate a la tradición y al orgullo.
A pesar de que saben lo mucho que ellos extrañan sus vidas,
les estamos ofendiendo en las reservas,
una situación desesperada.
El respeto es algo que se gana.
Nuestros hermanos indios se están quemando.
El americano original,
se convirtió en un ciudadano de segunda clase.

Llora por los indios
oh, muere por los indios
llora por los indios
oh, llora, llora, llora por los indios.

Ama a la tierra y al prójimo.
La paz es lo que nos esforzamos en poseer.
Algunas personas no tienen nada de esto.
Odio y prejuicio.
Llora por los indios
muere por los indios
llora por los indios
llora, llora, llora por los INDIOS.
¡¡¡BAILE DE GUERRA!!!

¡El territorio! Es solo el cuerpo de la nación.
Las personas que lo habitan hacen su configuración.
Prejuicios, algo de lo que todos podemos prescindir.
¡¡Porque de una bandera de muchos colores es de lo que esta tierra se trata!!

Llora por los indios
muere por los indios
llora por los indios
llora, llora, llora por los ¡INDIOS!


En este caso la letra trata de hacer reflexionar a los propios colonizadores sobre todo el mal que han hecho y como podrían remediar al menos una pequeña parte del mismo.


Llegamos a 1991 y son los de Bradford, The Cult quienes se animan esta vez a dedicar un álbum al completo a la causa de los indios expulsados de sus hogares: “Ceremony”. Se trata de un aparentemente sincero y emotivo homenaje a la cultura de las tribus, si bien como anécdota es necesario reseñar que la familia del niño que aparece en la portada del disco demandó al grupo por haber utilizado la fotografía sin su permiso. ¿Error? ¿Olvido? ¿Me encanta la cultura india pero intento sacar tajada de la misma? Que cada uno lo juzgue como mejor le plazca.

No voy a hacer un análisis pormenorizado del trabajo, tan solo os dejo una de las canciones para que os hagáis una idea de por dónde van los tiros.


The Cult: “Wild Hearted Son”.
 
Hijo de corazón salvaje
Oye, el mundo no quería que corriera
Para tratar de hacerme caer de rodillas, sí.
Corazón salvaje, sí, sí, sí

Bien, ahora ya sabes, disparo desde la cadera ahora.
Mi puño levantado en el aire
Soy un soñador del torbellino, nena.
Con mi cabeza en las nubes, sí

Hey, no me tomes demasiado a la ligera
Tengo el poder del blues, nena.
Soy solo una raza de la sociedad
Estoy presionando y robando gratis
No intentes evitarme, sí

Soy un hijo de corazón salvaje
Voy a bajar como una piedra rodante
Hijo de corazón salvaje, sí
Soy un hijo de corazón salvaje
Hola mamá, el mundo no quería que corriera
Hijo de corazón salvaje

Hey, yo nací en la ciudad
Pero anhelaba vagar libremente.
Tengo un caballo gritando en mi vientre
Cicatriz en mi corazón.

Vivo fuera de lo conveniente.
Conoces a las personas que miran fijamente
Soy solo una raza de la sociedad
Estoy presionando y estoy robando gratis
No trates de hacer ningún viaje conmigo

Porque soy un hijo de corazón salvaje
Voy a bajar como una piedra rodante, sí
Hijo de corazón salvaje
Soy un hijo de corazón salvaje
Cariño, el mundo no quería que corriera, sí
Hijo de corazón salvaje.


Añadamos para terminar una pequeña referencia a un grupo español que también quiso resaltar estos dañinos acontecimientos, si bien en este caso la crítica abarca a todas las poblaciones indígenas de américa, no solo aquellas del norte a las que exterminaron los ingleses. Como España estuvo más involucrada en hacerlo con las del sur y del centro, supongo que Barón Rojo quiso incluirlos en su letra.


Barón Rojo: “Atacó el hombre blanco”.

                                                      Hubo en la historia una raza
Famosa en la humanidad
Por su ambición desmedida
Y su ansia de dominar

Ella fue cruel, venció y esclavizó

Logró ser dueña del mundo
Con fuego sangre y traición
Creó fronteras sin leyes
Lo hizo en nombre de Dios

Por la tierra y el mar
Atacó el hombre blanco
Por la tierra y el mar
Atacó el hombre blanco

Más de mil tribus y pueblos
Bajo su bota aplastó
Les llamaba infieles
Brutal fue su represión

Ella fue cruel, venció y esclavizó

Usaban siempre la excusa
De propagar la verdad
Maldita farsa de muerte
Que escondió la realidad

Por la tierra y el mar
Atacó el hombre blanco
Por la tierra y el mar
Atacó el hombre blanco

Compró a reyes corruptos
Con oro, seda y alcohol
Que fueron sus marionetas
Para seguir la función

Hoy continúa la historia
De explotación sin control
A cambio de oro negro
Les venden su destrucción



Y hasta aquí hemos llegado. Como veis la historia y sus hechos pueden ser una perfecta y maravillosa excusa para crear música que nos envuelva y nos haga entender mejor el mundo que nos rodea.

Nos leemos dentro de un mes.


miércoles, 20 de marzo de 2019

Metal Extremo. Una forma más de entender y disfrutar el Rock duro.


Texto escrito por Diva Satanica.



Aprovechando el interés suscitado por el pasado artículo sobre la música de Emperor, las voces guturales y el Metal Extremo, hemos querido abordar el asunto de una manera más específica. Para ello tenemos la inmensa suerte de poder contar con la visión de una de las voces que están pegando con más fuerza en el panorama actual de nuestro Rock duro: hablamos de Diva Satanica. La vocalista que se encuentra en estos momentos inmersa en la gira de Bloodhunter, haciendo una vez más gala de esa cercanía, coherencia y actitud que le caracteriza, ha querido compartir con todos nosotros algunas de sus impresiones y experiencias dentro de esta expresión musical. En el fondo la música que más te llega es esa que está hecha sin prejuicios, desde la pasión y las entrañas; sean cuales sean sus peculiaridades o estilos. Os dejamos con Diva Satanica.

                                                 (Vase photography. Seva Figueirido).

Cuando me preguntan acerca de mi primer contacto con el Metal Extremo ni siquiera lo recuerdo muy bien. Fue una transición natural de igual forma que se hace con cualquier otro estilo, pura coincidencia, vamos. Recuerdo el primer disco de Rock que me compré que fue el "Slippery When Wet" de Bon Jovi (algo bastante alejado de esto), me llamó la atención su portada de entre todos los álbumes de la discografía y decidí que iba a aventurarme. No había oído nada más de Bon Jovi más que el "Livin´on a prayer" que unos días antes había interpretado una vocalista española en un concurso de talentos en Tv, pero aquello fue más que suficiente para que mi afición por el Rock se asentase. A partir de ahí repetí este mismo ritual casi semanalmente y así es como iba sumergiéndome en diferentes estilos: pasé del Rock al Hard Rock, al Hair Metal, al Sleazy, al Thrash, al Grunge... hasta que cada vez mis oídos pedían ritmos más rápidos y contundentes. Y así fue como llegué hasta el Metal Extremo y, por ende, a las voces guturales. Y del mismo modo que la primera vez que escuché Guns N´ Roses (una de mis bandas de cabecera), tuve que apagar inmediatamente el reproductor porque no soportaba la estridencia de la voz; me ocurrió con los guturales. La primera vez que escuché Arch Enemy sentí pánico. Literal. Pero a los 5 minutos, sentí el deseo irrefrenable de volverlo a intentar: como cuando ves una película de miedo que sabes que te va a impedir conciliar el sueño, pero estás disfrutando con la adrenalina de no saber anticipar cuándo vendrá el susto. Aquello me enganchó. Inmediatamente sentí que tenía un efecto terapéutico: toda la rabia que tenía acumulada (poneos en la situación de que las mujeres en la adolescencia tenemos un desbarajuste hormono-emocional importante) se canalizaba gracias a aquel estruendo. Cuanto más cabeceaba al ritmo de la música, más liberada me sentía. Y ahí fue cuando me di cuenta de que tenía que aprender a cantar de esa manera.

                                                   (Foto: Antonio Sicre).

Ya había intentado antes aproximarme al canto melódico (como os introducía, era muy fan de los concursos de talentos musicales, me aprendía el repertorio semanal de cada uno de los concursantes...); incluso llegué a apuntarme a clases. Empecé yendo a unos 40 km de mi ciudad natal en coche, a un pequeño local de ensayo donde impartía clases mi primera profesora, Susana. Imaginaos, a mi recién estrenada mayoría de edad, lloviese, tronase o hubiese un vendaval, cogía mi coche por la noche después de estudiar (iba a la universidad por aquel entonces) y me iba a clase de canto. Fue un auténtico desastre. Me frustré. Quise que me enseñasen a cantar gutural pero ni siquiera sabía lo básico y fundamental del canto melódico. Abandoné, pensé que aquello no era para mí. Pero claro, como buena adicta, enseguida recaí. Empecé a moverme por la escena underground de mi ciudad (A Coruña), yendo a conciertos casi todos los fines de semana para intentar aprender algo de aquellas bandas de Black Metal que salían a dar su espectáculo con antorchas, cruces invertidas y las caras pintadas. Me fascinaba aquella atmósfera: la capacidad de entrar en trance con el sonido de un acorde y pasar rápidamente a la violencia más extrema con los blast-beats de la batería. Por aquel entonces no había demasiadas chicas en estas formaciones, a excepción de alguna bajista. Inmediatamente pensé: tiene que haber alguien que se atreva, alguien que sea capaz de reproducir lo que ya estaban haciendo Sabina Classen en Holy Moses desde los años 90 o mi querida Tristessa en Astarte (que fue la pionera en formar una banda de Black Metal femenina). Busqué tutoriales, pregunté a todos aquellos vocalistas que veía en los conciertos y estudiaba con esmero todos los conciertos a los que tenía acceso en youtube. Empecé a sentir en mí cómo la percepción del sonido iba cambiando, iba descubriendo nuevos matices y me di cuenta de que no había una única forma de hacerlo. Ahí fue cuando Fenris (guitarrista y miembro fundador de BLOODHUNTER), que sabía que era aficionada a la escritura y que estaba absolutamente obsesionada con estas tendencias, me propuso que escribiese una letra para su proyecto. Era mi oportunidad, lo tenía claro. Intenté impresionarle con lo que un par de años después se convertiría en una de las primeras canciones de la Demo de BLOODHUNTER "The First Insurrection" (2013), a la que bauticé como "The Bloody Throne". Sin darme cuenta había iniciado un viaje que ya no tenía vuelta atrás.


                                              Bloodhunter (Foto: Samuel Monte).

Recuerdo el primer ensayo al que me invitaron, canté de espaldas. Bueno, cantar por decir algo, porque seguía sin tener ningún tipo de formación en gutural más allá de lo que había ido aprendiendo por mi cuenta. Grabamos nuestra primera demo y llegamos hasta el primer disco: mi primera grabación en un estudio profesional. Fue horrible. Recuerdo ponerme muy enferma con gripe e incluso tener fiebre, pero más allá del malestar físico, estaba el emocional. Sólo hacía un mes que acababa de descubrir otra forma de proyectar el sonido completamente distinta a la que había estado acostumbrada desde hacía dos años. Apenas podía decir dos palabras seguidas, por lo que la grabación se complicó bastante. Comprendí que eso no podía ser lo normal, la gente se iba de gira, daba conciertos en directo y no tenía esos problemas... y todo eso al margen de las afonías que iba sufriendo. Después de la grabación estuve una semana sin poder hablar. Aquello me preocupaba pero seguía sin encontrar ninguna solución. Por supuesto, cada persona que se enteraba de lo que me ocurría, incurría en las típicas bromas "eso no puede ser cantar, mira cómo te has puesto...", "así va a salir todo el mundo corriendo...", "esa no eres tú, seguro que llevas algún efecto...". Mis niveles de hartazgo eran supinos, pero mi cabezonería más. Alquilé varias horas a la semana un local de ensayo y me propuse que para la grabación del siguiente disco no volvería a ocurrirme lo mismo. Y así fue. Trabajé durísimo todo un verano y finalmente di con la respuesta: del mismo modo que en canto convencional, había diferentes colocaciones según la técnica; el manejo de la respiración y del diafragma era importantísimo... Para diciembre de 2016 conseguí incluso acercarme a diferentes registros cuando grabamos nuestro segundo disco "The End Of Faith", y todavía se pondría mejor la cosa cuando conseguí atraer la atención del público no familiarizado con el estilo cuando accedí a participar en el programa de talentos "La Voz", como primer artista en llevar este registro al formato. Sí, hubo comentarios de todo tipo, pero sorprendentemente, la mayoría positivos. Había gente que incluso sin haber escuchado nunca antes un estilo similar, se compraba nuestro disco o venía a nuestros conciertos. Aquello me abrió los ojos, no había nada de lo que avergonzarse. Igual que en su momento el Punk fue un revulsivo, o las minifaldas, o el mezclar sabores dulces y salados en las comidas, aquello tenía su punto. El problema estaba en que nosotros, los que defendíamos el estilo, no lo estábamos reivindicando, lo queríamos para nosotros solos. Menudo error...


                                                     (Foto: Antonio Sicre).

Los niños, que son sinceros porque todavía gozan del favor de la inocencia, eran los primeros en no dudar ni un segundo en acercarse e intentar reproducir el registro. Así, con total naturalidad y sin prejuicios, como deberíamos acercarnos todos a cualquier acontecimiento de nuestra vida. Empecé a impartir clases primero para principiantes y luego como coach de vocalistas con cierta trayectoria en mis "Extreme Vocal Lessons", di algunas masterclass en el ámbito privado y en el de escuelas de música que ofertaban la titulación Rockschool... Quién me iba a decir a mí hace casi 10 años que mi vida acabaría dedicada entre otras cosas a la defensa y el desarrollo de un registro vocal que tiene sus orígenes en las tribus más ancestrales. 


                                                     (Foto: Unai Endemaño).

Porque sí, todo en esta vida tiene su momento, necesita su preparación y su estudio; y mucho, muchísimo esfuerzo. Cuando me preguntan que por qué no canto en melódico, les respondo que por qué no cantan ellos en gutural. No hay ninguna relación. Unos son del Madrid, otros del BarÇa y elegir uno u otro equipo no quiere decir que te guste menos el fútbol. Gracias a todos los que os interesáis por esta técnica de canto (porque sí, es una técnica igual que el lírico, el rasgado...),  que además está empezando ya a incluirse en algunos métodos de estudio en Holanda, aún sin traducción al inglés o castellano, como es el "Universal Voice" del que es profesora Marcela Bovio (sí, esa maravillosa artista de voz angelical, a la que tuve el placer de disfrutar en unas jornadas sobre la música y los medios de comunicación y que nos sorprendió a todos con la potencia de su growl). 


                                        Marcela Bovio en gutural: Entrevista FemME 2016.

Gracias también a los que a pesar de no ser muy adeptos al estilo, lo respetáis y dedicáis reconocimiento a todos los que nos esforzamos día a día para que goce de mayor difusión y alcance de la misma manera que cualquier otro estilo de Música. Por supuesto, a Paulino y a este espacio, siempre dispuestos a impregnarse de musicalidad en cualquier formato.

Y como no, gracias a todas aquellas mujeres que me enseñaron que hacer el pino no depende de la fuerza que tengas, sino de lo ágil que seas. Y, con el gutural, pasa lo mismo: no por ser hombre quiere decir que seas más hábil para reproducir esta técnica. Aunque en esto del Metal Extremo las primeras bandas tuvieran únicamente componentes masculinos, a ellos también hay que agradecerles que conserven esa misma inocencia de los niños frente a las cosas. Si no fuera por eso, nunca habríamos empezado a experimentar con nada. Y mirad lo lejos que hemos llegado...



                                            Bloodhunter: "All these souls shall server forever".