Encuentros HUSH.
Este es un sitio musical, no nos engañemos, pero en el que nos vamos a acercar a la música que nos gusta desde distintos ángulos, cual prisma. Como ya dijo el añorado Jon Lord: la música es la forma de arte más elevada que existe; afirmación que, pese a disfrutar de otras manifestaciones artísticas, sostengo plenamente.
Clube de Adictos a Deep Purple
Clube de Adictos a Deep Purple
Púrpura Chess
This blog is basically a musical site. Here we talk about the music we like, using different angles. As dear and missed Jon Lord once said: “Music is the highest kind of Art that exists”. I think the same way too.
Hace algo más de un año que tristemente nos dejó el más grande. Es un
momento perfecto para recuperar una de sus canciones y de paso secundar el
velado homenaje que le ofrecieron Deep
Purple con Ian Gillan a la
cabeza en la canción y en el disco que hemos comentado en la entrada anterior.
El tema que nos ocupa en esta nueva entrada aparecía en el disco “Lifetime
Friend”, que supuso la vuelta a lo grande de Little Richard a mediados de los años ochenta. Aunque su tema
estrella era “Great ghost a’mighty”,
que apareció en la banda sonora de la película “Down And Out In Beverly Hills” y entró en las listas de ventas Billboard de la época devolviéndole a Richard la popularidad que se había
disipando desde finales de los setenta, el resto del disco era una joyita. Como muestra tenemos el tema titulado “Operator”, no en vano fue otro de los singles promocionales de dicho álbum. Como
curiosidad decir que “Great ghost
a’mighty” estuvo a punto de no publicarse ya que Little Richard había decidido volver de nuevo a sus raíces
religiosas y no le parecía un tema adecuado para promocionarse. Todo se salvó
en el último momento gracias a una magistral jugada del productor haciendo un
juego de palabras con el título del tema... pero eso es otra historia que contaremos
en cualquier otro momento. Dios
bendiga a Richard Wayne Pennimann.
Little Richard, Descanse en Paz.
Deep Purple es un grupo
universal, de eso no cabe duda y menos para nosotros que somos miembros de su club
de fans oficial en España. Su música ayudó a cambiar el modo de entender el Rock n Roll en el mundo entero a
finales de los años sesenta y a día de hoy, más de cincuenta años después,
todavía siguen vigentes y sacando discos originales de estudio como el último “Whoosh!” en el que vuelven a
dermostrar lo buenos que siguen siendo y la buena música que aún atesoran en
sus entrañas. Sin embargo no vamos a hablar de su estupendo último álbum de
estudio, nos vamos a retrotraer a finales de los ochenta para recordar una sus
canciones tal vez más injustamente denostadas perteneciente a uno de sus discos
más injustamente denostados. Por increíble que parezca, Deep Purple puede que sea uno de los grupos que cuente con los seguidores más inconformistas del planeta. Tampoco es algo demasiado extraño, cuando el nivel de tu música y de tus músicos es tan elevado los seguidores siempre te van a exigir la perfección. Por citar un ejemplo, cuando Joe Lynn Turner entró en la banda a principios de los noventa incluso desde el propio club de fans oficial inglés casi que repudiaron al que fuera cantante de la última reencarnación de los Rainbow de los ochenta. Así está el patio.
Purple sacaron en 1987 el álbum “The
House Of Blue Light”. Un disco que, pese a ser uno de los más apreciados de
su discografía por el que esto firma, recibió una tibia acogida por parte de
los medios en su momento. Conviene comentar que fue publicado después del
aclamado “Perfect Strangers”, el
disco de reunión de la formación clásica que resultó un pelotazo en el mundo
entero. Era muy difícil superar las amplias expectativas creadas tras su
reunión del 84/85. Supongo que lo más sencillo hubiera sido sacar un siguiente
disco en la onda del propio “Perfect
Strangers” para volver a hacer caja. Pero no. Los Purple nunca han buscado
el camino fácil. Se les puede criticar muchas cosas, pero lo que nadie les
puede negar es que nunca han vendido su culo por ninguna moda o por salir en
las radios y los programas punteros para vender un puñado de discos más; bien
lo saben tanto sus compañías de discos como Bruce Payne, su mánager de siempre. Deep Purple siempre han sido íntegros con su propuesta musical y a
día de hoy es uno de los poquísimos grupos –y digo poquísimos- que han conseguido
tener un sonido propio identificable y nunca han grabado dos discos ni iguales
ni parecidos. Este “The House Of Blue
Light”, pese a ser uno de los que con el paso de los años más ha sido
criticado tanto desde fuera como desde dentro del propio grupo –supongo que el
propio grupo no guarda buen recuerdo del mismo ya que su formación estaba en
fase de ruptura-, no deja de ser un pedazo de artefacto perfectamente diseñado que
te vuela la cabeza desde su grandilocuente, contundente y elegante inicio con “Bad attitude” hasta su frenético final
a toda caña con “Dead or alive”;
pero esto es marginal. Otro día hablaremos de este disco en profundidad. Además
de por la calidad que atesora, le tengo un cariño especial puesto que de la
gira de presentación se grabó el doble directo “Nobody’s Perfect” que fue lo primero que escuché de Deep Purple cuando salió a mediados de
1988. Lo mismo, la gente criticó mucho el disco porque el repertorio era muy
similar al clásico “Made In Japan”;
ya ves tu qué gilipollez. Además, el directo contenía hasta cinco canciones
distintas del directo mítico de Japón; pero estas cuestiones debían ser muy
complicadas de entender para los periodistas de la época, que lo acribillaron
sin compasión... igual la compañía de discos no les dio las prebendas
necesarias. Recuerdo que me llamó la atención en un primer momento por el tema “Strange kind of woman” y el
espeluznante interludio que incluíandel
“Jesus Christ Superstar” que interpretó el propio Gillan en el original de los setenta. Bueno, el caso es que llegué
a Purple por Gillan en solitario. Sí, por increíble que parezca primero entró en
mi adolescente habitación el “Mr.
Universe” del grupo de Gillan.
Mi cabeza se destrozó de inmediato y me vi abocado a descubrir toda la
discografía de esta maravillosa familia musical, pero eso sí que es otra
historia.
Ian Gillan & Ritchie Blackmore.
El caso es que hoy queremos recordar y reivindicar la canción “Call of the wild”. Este tema, perfecto
para sonar en las emisoras de radio del mundo entero durante aquellos dorados
años ochenta, fue la apuesta como single que el grupo realizó al publicar el
disco. Incluso llegaron a publicar un vídeo clip cuyo argumento principal era
una burla que el propio grupo hacía hacia los propios vídeo clips en general
que tan de moda empezaban a estar en esos años. La realidad es que las ventas
no acompañaron y eso, unido a la aparición de nuevo de sus míticas disputas
internas, acabó por fragmentar al grupo con la expulsión de Ian Gillan bajo órdenes estrictas de Ritchie Blackmore tan solo un par de
años después. Sin problema, nada de esto empaña una composición soberbia en la
que una vez más Gillan demuestra que
tiene la cabeza amueblada de una manera especial para crear melodías
imperecederas.
Como curiosidad podemos decir que en este disco aparecen referencias
obvias al gran Little Richard, uno
de los ídolos de siempre del propio Ian
Gillan y de millones de nosotros. Sin ir más lejos, el título del disco
está sacado de una estrofa del mítico “Good
Golly Miss Molly” de Richard. Y
si nos fijamos solo un poquito en el inicio de la letra del propio “Call of the wild”, podemos comprobar
que se inicia con Gillan diciendo: Operator, I’m looking for a girl. Esto
es sin duda alguna un guiño de nuestro querido Garganta de Plata al más
grande vocalista que ha existido jamás. Tan solo un año antes de la publicación
de “The House Of Blue Light” nuestro
añorado Little Richard volvió a la
vida musical activa por la puerta grande con el excepcional disco “Lifetime Friend”, que contenía entre
sus canciones la titulada “Operator”.
Que Ian Gillan siempre ha admirado a
Little Richard no es ningún secreto
y está bien así, no se me ocurren mejores referencias para alguien que se
quiera dedicar a esto del Rock n Roll.
Así que les invito a que, si pueden, le pregunten al propio Gillan si tenía en mente ese disco del
maestro Richard cuando compuso la
letra de “Call of the wild” y, si no
pueden contactar con nuestro genuino Garganta de Plata, siempre pueden
degustar este temazo de Deep Purple y descojonarse con su irreverente y punzante vídeo que volvemos a recuperar de nuevo.
Es la única condición para escribir en este blog, preferentemente,
hablar de música, buscando inspiración me pongo un tema de los Stones, que es lo que dicen los
críticos y los fans de pedigrí, la mayoría dicen Rolling, como si hubiera una crisis de clases entre los fanáticos
del Martini y a los que les gusta el
Vermut. Recuerdo un amigo que me
decía que a él sólo le gustaban dos grupos de Rock: los Rolling y los Stones. No se me ocurre nada, me
propongo encontrar un directo en youtube
con esta búsqueda “guitarrista tan bueno y tan famoso del que precisamente por
eso no me acuerdo del nombre” -una cosa tengo clara: no saldrá Ron Wood- y en la primera entrada surge
algo surrealista: “Plática entre cuates de Guiñermo
Briseño”. ¡Os invito a que lo intentéis! Aunque los motores de búsqueda
personalizados quizá propongan otro resultado. No lo escucho, a pesar de que
tienta mi curiosidad, pero eso de que tengas que ver vídeos que no buscas, te
ofrecen o te apetece, solo por el hecho de que colme tu curiosidad no me va,
(eso digo ahora después de sucumbir una y otra vez, con anterioridad, y sigo
sabiendo que tarde o temprano volveré a caer), pero no hacerlo me anima y me
digo que si alguna vez me da por introducir esos caracteres veré con sumo
interés el vídeo del tal Guiñermo.
Beethoven: "Novena Sinfonía".
En la segunda entrada aparece Jimi
Hendrix escucho el vídeo y recuerdo una frase de una entrevista a Raimundo Amador en la que decía que en “Red House” estaba sintetizada toda la
variedad estilística del mejor guitarrista posible (No es textual).En mi caso, por más que tiro de memoria más
mitifico las entrevistas leídas y a veces el baño de realidad es peor que lo
que uno imagina, desea o sueña (parece el más claro signo de estos tiempos: creer,
tener fe, soñar, desear, mi verdad, mi minitribuderedsocialysectaria,
la realidad no vale un carajo en el mundo soñado, imaginado, ideal de cada
cual. Leo lo que me resulta cómodo, a medida, me refuerza, si me molesta dejo
de leer, bloqueo al menda impertinente, me asombro de que piense distinto ante
algo tan obvio, me digo vive en Marte, etc, escucho con atención y llego a la
conclusión de que hay más temas y guitarristas que lo consiguen, pero quizá él
fue el primero de una mágica saga, otros dirán que por mítico y trágico. Dejo
que “Are You Experienced” continúe
hasta el final y en esa orgía de creatividad sin freno me tengo que ir a
currar, me pongo los cascos de casa al trabajo, cambio a “La tierra de la mujer eléctrica”
y “Desde
mi atalaya”, veo gente mirando el móvil, en babia, o en babia mirando
el móvil, zombis, tristes, apáticos, absortos en preocupaciones reales y
virtuales de ayer y mañana; nadie parece mirar el ahora, tal vez un monje Zen que recorre mi frente de izquierda
a derecha susurra “mmhhhh”, estoy a punto de chocarme con una farola, ¡maldito
monje!, y casi me choco con un chaval con cascos,(¡bluetooth claro! ¡Los cables están desfasados! Y así desvelamos
nuestros gustos y pasiones a nuestra amiga Alexa,
a nuestro hermano Google y al tío Bill). Y sólo deseo que escuche un buen
disco, una buena canción, aunque sea un youtuber
el que le haga la recomendación; de esos, que también los hay, que no les
escuece tanto pagar impuestos en su país. Y a mí me da igual, escribir bien o
mal de música o de la China Popular, si puedo seguir escuchándola sin parar. ¡Hasta
la próxima plática, cuates!
Estamos en el verano, un nuevo verano, un verano distinto. No se trata
solo de que sigamos azotados por una pandemia de la que sinceramente deseamos
no estar empezando a salir antes de tiempo. Este verano tiene un sabor
agridulce para algunos de nosotros también por otro motivo: el triste
fallecimiento del genial músico y compositor Edward Van Halen. Eddie nos
dejó el seis de Octubre del año pasado -ya ves, hace apenas unos ocho meses- y
su figura se sigue echando de menos, mucho de menos. Todos los que amamos el Rock
n Roll en particular y la Música en general nos sentimos un poco
huérfanos del innato talento y de la apabullante capacidad de este irrepetible
genio del que tuvimos la suerte de ser coetáneos. Su legado y figura se irán
haciendo cada vez más grandes según vayan pasando los años, eso seguro.
Justo unos ocho meses es el tiempo que llevo sin poder escuchar su
música. No sé, demasiados sentimientos encontrados para alguien que le tiene
tanto aprecio a su figura y para el que su música es algo tan importante y
especial. Supongo que este tiempo de voluntaria carestía musical del universo Van
Halen ha debido ser algo así como el necesario periodo de duelo por la pérdida
de algo/alguien querido que sabes que nunca más volverá. En serio ¿quién puede
escuchar algo tan lleno de vida como “1984” o “OU812” cuando su
creador ha fallecido?, ¿quién puede pinchar cualquiera de los discos de un
grupo que representa las esencias del entretenimiento y buen rollo?, ¿quién
puede hacer sonar canciones tan positivas como “Dreams” o “Unchained”
mientras todavía está caliente el desgarrador dolor por la prematura pérdida?
Precisamente éstas dos últimas han sido las escogidas para volver a retomar a
este grupo dentro de la saludable dieta musical que cualquier seguidor del buen
Hard Rock debe tener en su día a día.
“Dreams” supone una de las piezas cumbre de la discografía
de Van Halen y sin duda una de las composiciones más afortunadas de la
segunda formación del mítico grupo, con Sammy Hagar a las voces
sustituyendo al insustituible David Lee Roth. Una de las composiciones
más llenas de vida y seguro mejores que este humilde escriba haya escuchado en
toda su vida. Un tema que desde que comienza con su intro de teclado te
eriza la piel. Una canción que contiene todos los elementos que definen el
sonido de Van Halen y que encierra en su aparente sencillez toda la
complejidad del talento de Eddie en cuanto a su construcción, instrumentación,
melodías, arreglos y sonido. Fue una de las primeras cosas que crearon juntos Eddie
Van Halen, Sammy Hagar, el productor Andy Johns y el ingeniero de
sonido DonnLandee como equipo.
Ni que decir tiene que es una preciosidad de canción. Aunque todos los que
hacen que suene están de diez, no quiero dejar de acordarme de la voz de Sammy
Hagar. El bueno de Sammy demuestra en este tema -en todos, en
realidad- que es un cantante como una catedral. Desde que comienza a entonar su
primera estrofa te das cuenta de que estás ante algo especial. Está arriba desde
la primera nota de la primera línea de voz y sigue así durante toda la canción,
rompiendo la voz como solo él sabe, desgarrándola y haciendo una demostración de
poderío que sinceramente está al alcance de un reducido puñado de vocalistas
escogidos. Incluso el propio Sammy declaró hace no mucho que ni él mismo
entendía cómo había podido componer unas líneas vocales tan difíciles de cantar
y estar abocado a presentarlas en directo cada noche. Caviar.
Van Halen: "Dreams". Vídeo oficial.
Y pocas cosas se pueden escribir con letras que hagan justicia a una
canción como “Unchained”. La inmediatez y frescura que transmite no
esconden la elaborada y certera composición que representa. Si alguna vez
alguien te pregunta qué música es y qué representa Van Halen no tienes
más que ponerle esta canción y la música hablará por sí sola; Let the
music do the takin’, que dirían los Aerosmith. Y si te coges la
versión que apareció en el último directo del grupo, titulado “Tokyo Dome
Live In Concert”, pues ya te vuelves loco. El inicio de actuación perfecto,
un grupo engrasado, preparado para la acción y que en cuanto enchufa sus
instrumentos y sale al escenario sabes que te va a volar la cabeza.
Van Halen: "Unchained". "Live Tokyo Dome". Audio oficial sincronizado con imagen del propio concierto.
La evocación de este mes de
julio la protagonizan los vascos Estigia.
Los de Zarautz pertenecieron a la primera hornada de grupos trashers
españoles. Tuvieron una primera época hasta 1997 en la que nos dejaron un
legado de dos vinilos .Y 17 años después decidieron volver a la carreteracon nueva formación y material.
Para ir a los orígenes de Estigia
hay que remontarse a 1985 que es cuando nació oficialmente el grupo, formado
por Ander Izeta y Chals como guitarras, Mikel a la voz/bajo y finalmente con Goiko como batería. Ya en 1986 grabaron
su primera maqueta ‘Falso profeta’,
que les permitió tocar por toda su zona. Dos años después, participaron en el
mítico recopilatorio de bandas vascas ‘Descarga
Norte’ de Discos Suicidas,
incluyendo un par de temas: ‘Noche fría’
y ‘El suicida’.
En este momento llegaron las primeras alteraciones en el line-up del grupo. Abandonó el combo el
cantante y bajista Mikel, asumiendo
el rol de vocalista Ander; mientras
que se sumó al grupo Javi Goicoechea,
quien se encargó del instrumento de las 4 cuerdas. Este cambio supuso también
que la banda empezase a utilizar el idioma inglés en detrimento del español en
casi todas sus composiciones.
Con esta formación grabaron su segunda maqueta, ‘Demo 1989’, en la que apareció por primera vez su mítico tema ‘Fuerzas de seguridad’. Al año
siguiente se impusieron en el segundo certamen Villa de Bilbao en su sección de Rock. Este triunfo les posibilitó la grabación en 1990 de su primer
larga duración ‘Insubmission’ en los
estudios Tío Pete de Bilbao, a
través de Momentos Trashicos. El
resultado fueron siete cortes en inglés más el ‘Fuerzas de seguridad’ que completaron un buen álbum de Trash Metal con un sonido bastante
mejorable y que tuvo una repercusión limitada. Pero ya antes Chals había abandonado la banda, que a
partir de entonces siguió funcionando como un trío. El grupo estuvo actuando en
directo sobre todo por Euskadi labrándose una reputación. Sin embargo no fue
hasta 1996 cuando Estigia tuvo la
oportunidad de volver a pisar unos estudios de grabación para firmar su segundo
trabajo ‘Trip To Nowhere’ para el
sello DDT Baneteak. Este trabajo
incluyó seis temas y pasó casi inadvertido, lo que provocó que la banda echase
el cierre en 1997.
En 2002, su tema ‘Noche fría’
apareció en el recopilatorio ‘Destrozando
El Olvido’ de la compañía Desobediencia
Records.
Cuando parecía que la historia de Estigia
no daba para más, diecisiete años después de su disolución, la banda decidió
regresar. Lo hizo subiéndose a los escenarios y auto editándose un nuevo disco ‘Born Guilty’, grabado en 2014 y con el
siguiente line-up: Beñat Narbaiza a la voz, Ander Izeta como guitarra, Javi Goikoetxea al bajo e Ibi Sagarna al cargo de la batería.
La vuelta de Estigia tuvo
una clara intención de continuidad, no en vano al año siguiente, en 2015,
visitaron de nuevo los estudios para grabar un trabajo titulado ‘Regression’ en el que seis temas suyos
de su primera etapa fueron revisitados con la formación del regreso para
hacerlos más actuales. El disco fue ofrecido por descarga gratuita. Esta
grabación se antojaba como necesaria dada su prolífica vida en directo que les
llevó a tocar hasta en Gran Canaria.
La última actividad del grupo que aparece en su facebook oficial data
de agosto de 2018.