Encuentros HUSH.
Este es un sitio musical, no nos engañemos, pero en el que nos vamos a acercar a la música que nos gusta desde distintos ángulos, cual prisma. Como ya dijo el añorado Jon Lord: la música es la forma de arte más elevada que existe; afirmación que, pese a disfrutar de otras manifestaciones artísticas, sostengo plenamente.
Clube de Adictos a Deep Purple
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Púrpura Chess
This blog is basically a musical site. Here we talk about the music we like, using different angles. As dear and missed Jon Lord once said: “Music is the highest kind of Art that exists”. I think the same way too.
Que Uriah Heep es uno de los mejores y más originales grupos
que ha dado nuestro bendito Rock n’ Roll es algo que no duda cualquiera
que esté familiarizado con nuestra música favorita. El combo formado por el
guitarrista Mick Box, único miembro fundador que ha estado presente en todas
las formaciones del grupo, que acabó comandado por el irrepetible e innato
talento compositivo e interpretativo de Ken Hensley se ha ganado a pulso
dejar para siempre su nombre con letras de oro en la Historia de la Música;
poco importa que lleven años sin estar en el candelabro, ya sabemos que para
estas consideraciones el éxito o las ventas pesan mucho menos que el talento y
de esto último iba sobrado el grupo de nombre impronunciable.
Aprovechando que hoy se cumple el segundo aniversario de la triste
desaparición del entreñable Lee Kerslake, queremos recordar a todos los
miembros del grupo que ya se fueron y que en algún momento de sus vidas fueron
de la partida de esta maravillosa familia que puso color en la vida de millones
de nosotros y nos la hizo un poco más bonita. Y no se me ocurre mejor manera
que recordando la emblemática canción que salió de la intuición y del intelecto
superior de Ken Hensley. “Sunrise”, en su imprescindible versión
del mítico directo del grupo titulado “Uriah Heep Live” y que se publicó
en el lejano 1973, fue la primera canción que escuché de ellos. De inmediato
sentí la imperiosa necesidad de ir a la tienda de discos y hacerme con su discografía
al completo. Cosas que solo pasan con los mejores. No se me ocurre mejor manera
de dejar que Uriah Heep entre en tu vida para no abandonarte jamás. Alzo
mi copa por ellos.
Gary Thain: 8.12.1975.
Bajista. Falleció por un fallo respiratio debido a una sobredosis de
heroína, tenía 27 años.
David Byron: 28.2.1985.
Vocalista. Falleció en su casa por una enfermedd de hígado derivada de
sus excesos con el alcohol. Tenía 38 años.
Trevor Bolder: 21.5.2013.
Bajista. Falleció por cáncer de páncreas, unos meses después de
haberse sometido a una operación del mismo. Tenía 62 años.
John Wetton: 31.1.2017.
Cantante y bajista. Falleció en el hospital por complicaciones de
cáncer de colon. Arrastró problemas con el alcohol durante bastantes años.
Tenía 67 años.
Lee Kerslake: 19.9.2020.
Batería. Falleció por cáncer de próstata. Los médicos le dieron ocho
meses de vida y estuvo entre nosotros cuatro años más antes de partir. Tenía 73
años.
Ken Hensley: 4.11.2020.
Compositor, arreglista, teclista, guitarrista, cantante… en fin,
multiinstrumentista. Falleció tras una corta enfermedad sobre la que no se han
hecho públicos más detalles. Tenía 75 años.
John Lawton: 29.6.2021.
Cantante. No se han hecho públicas las causas de su muerte, parece ser
que falleció de manera súbita. Tenía 74 años.
Las imágenes pertenecen al homenaje que le rindieron en el estadio de Wembley el pasado 3 de Septiembre al tristemente fallecido Taylor Hawkins. El hijo de Eddie Van Halen se toca la solista en los dos clásicos de Van Halen titulados "On fire" y "Hot for teacher". Por lo visto va a ser de las pocas veces que Wolfie nos deleite interpretando material en vivo del grupo de su padre y del que él mismo formó parte...¡como bajista!
Wolf tiene en marcha su propio grupo, llamado Mammoth WVH; Mammoth era el nombre primigenio de Van Halen en sus inicios de los primeros setenta y le pidió el consentimiento a su padre para adoptarlo. El pasado año publicó su primer disco, un fino e interesante trabajo en el que firma, compone y toca toda la música que suena entre sus surcos. Musicalmente no tiene nada que ver con Van Halen. El propio Wolfie, que se deshace en elogios y respeto hacia su padre y la música que le ha hecho famoso siempre que le preguntan,ha declarado estar interesado en hacer su propia música y no aprovecharse del nombre ni de las canciones de su padre, por lo que ya ha declarado que no tocará en directo nada de Van Halen cuando actúe con su grupo. Además de tocar que te cagas parece que resulta que es íntegro, honesto y con las ideas claras.
Huelga todo comentario; hagan click, agranden la pantalla y disfruten.
Ayer miércoles la capital madrileña recibía al grupo que diese
a conocer a Yngwie Malmsteen a nivel mundial. La sala Shoko,
ubicada en una de las zonas más céntricas, bonitas y de más fácil acceso de
Madrid, era la escogida para el show de la banda. Ante todo debo comentar que
las líneas que vienen a continuación no son una crónica de dicha actuación, ni
tienen la intención de serlo, ni nada por el estilo; simplemente son una serie
de consideraciones y sensaciones que el que esto escribe experimentó durante el
show y el considerable cruce de cables que supuso a todos los niveles, para
bien y para no tanto.
Conviene que nos pongamos en situación. Alcatrazz es el grupo
que montó Graham Bonnet a mediados de los años ochenta tras ser
sumarísimamente expulsado del combo de Michael Schenker. Sacó tres
discos en esos años que han pasado el test temporal con altísima nota, de hecho
los dos primeros son considerados como clásicos para muchos de nosotros. Se
separaron al no poder estabilizarse, los miembros salieron tarifando entre
ellos y todas esas cosas que le han pasado a infinidad de grupos de música.
Tras más de veinte años Bonnet decidió resucitar la mítica banda con otros
componentes entre los que se encontraba el magnífico guitarrista Howie Simon
para ofrecer algunas actuaciones de directo, por supuesto España no
incluída. El grupo entró en una fase Guadiana de aparición/desaparición hasta
que el milagro se obró y Graham consiguió encauzar su relacción con los
miembros de la formación clásica Jimmy Waldo al teclado y Gary Shea al
bajo, realmente con Waldo siguió manteniendo el contacto durante años
anteriores llegando a formar parte este último del grupazo Blackthorne que
puso en marchar Bob Kulick con el propio Bonnet a las voces.
Alcatrazz 84: G.Shea, J.Waldo, Y.Malmsteen, G.Bonnet y J.Uvena.
Alcatrazz 85: G.Shea, S.Vai, J.Waldo, G.Bonnet y J.Uvena.
Alcatrazz 86: J.Waldo, J.Uvena, G.Bonnet, D,Johnson y G.Shea.
Sacaron un disco de estudio, el interesante “Born Innocent” y
el directo “Parole Denied”. Al trío original le acompañaba en esta nueva
etapa el batería Mark Benquechea y el guitarra Conrado Pesinato. Éste
fue sustituído un par de años después por Joe Stump; elección lógica, ya
que Stump es un clon de Malmsteen. Poco duró la paz en el
paraíso, ya que poco después tanto Graham por un lado como el resto del
grupo por otro sacaban unos tristes y duros comunicados en los que venían a
decir que la formación se rompía y que la culpa era del otro bando; lo de
siempre. Por mi parte lo tuve claro en su momento y lo sigo teniendo claro a
día de hoy: yo soy de Graham Bonnet, el grupo lo montó él y él debería
tener la razón y el nombre. Discusión zanjada.
El resultado fue que Graham Bonnet ha seguido con su carrera en
solitario y además ha anunciado a Jeff Loomis como guitarrista de lo que parece ser se llamará Graham Bonnet's Alcatrazz. Por su parte los otros Alcatrazz llamaron a Doogie White para el puesto de
vocalista. El pasado año publicaron el disco “V”, un álbum muy bueno…
pero que no es Alcatrazz. Las personalísimas e imposibles líneas vocales
de Graham Bonnet ya no están; normal, nadie más puede cantarlas en su
tono original. White y Bonnet son amigos y el bueno de Doogie
poco menos que venera a Graham, como lo hace todo aquel que tenga orejas
que le funcionen, por lo que no creo que haya habido tensiones entre ellos a la
hora de ponerse el anterior al micro del grupo de este último; supongo que
hasta Doogie le comentaría a Graham el ofreciemiento cuando lo
recibió, de hecho no me extrañaría nada tratándose de un tipo tan íntegro y tan
especial como Doogie White. Luego tendremos unas palabras para este
cantante de la escuela clásica y con el coco perfectamente amueblado para
dedicarse a esto de tocar Hard Rock.
Alcatrazz 07: H.Simon, G.Bonnet, G.Sobel y T.Luce.
Alcatrazz 17: J.Waldo, G.Shea, G.Bonnet, J.Stump y M.Benquechea.
Alcatrazz 22: L.Paterson, J.Stump, D.White. G.Shea y J.Waldo.
Con estas me presenté este
pasado míercoles en la sala Shoko, dispuesto a presenciar un buen espectáculo
por parte de unos tipos curtidos en mil batallas y que saben a la perfección de
lo que va el asunto. Dicho asunto fue un cúmulo de situaciones descorcentantes
casi desde el minuto uno. En la propia entrada especificaba claramente los
horarios de actuación: Alcatrazz a las 20,00h y Girschool a las
21,30h. Me resultó curioso que en el fondo Alcatrazz fuesen los
teloneros de las Girlschool, pero no viene con ellos Graham Bonnet y
así está el patio hoy en día. Por mi parte, perfecto. Acaba antes el concierto
que me interesa y luego tienes más tiempo para tomarte algo en el post
concierto, parte de cualquier show casi tan importante como la actuación en sí
misma.
En fin, que situamos nuestras
orejas en el interior de la sala a las 19,55h, después del pre concierto en la
barra de los bares de los aledaños, y comienza la fiesta. En la sala estábamos
apenas una veintena de personas -sí, veintidós, me entretuve en contarlas- y el
panorama lo cierto es que era bastante desesperanzador. Extraño retraso de más
de diez minutos para una sala que se caracteriza por cumplir los horarios de
los conciertos de Rock, para otras cuestiones no lo sé ya que jamás he
pisado esta sala para cualquier otra cosa. Incluso Joe Stump se da una
vuelta por el foso para que un par de fans, el resto no sé siquiera si le
reconoció, se haga unas fotos con él. De pronto se enciende la máquina de humo
del escenario y se para la música. Bien, va a comenzar el show. Sin embargo
pasan los minutos y no sale nadie a escena, todo esto sin música sonando; raro,
raro. Una chica supongo de producción de los grupos se acerca al técnico de
sonido y le dice en inglés que salen en diez minutos; lo escuché porque estaba
al lado y porque éramos cuatro gatos en esos momentos. Pasados algo más de
cinco minutos suena un guitarrazo y sale a escena una de las Girlschool.
No me jodas. Tardo poco en comprender que va a haber que esperar algo más para
ver a Alcatrazz. Adelanta su actuación el clásico combo de chicas y
dejan a más de uno con un palmo de narices, incluído este humilde escriba. No
sé qué pasaría en el backstage, pero imagino que alguna tensión habría
para que a última hora cambiase el orden de actuación y Alcatrazz
cerrase la velada. El interés del que esto escribe por ver a Girlschool es
inexistente y, pese a reconocer su impronta y enjundia como banda, no tengo el
más mínimo interés en gastar una hora de mi vida en su actuación; para qué
vamos a andar con buenismos y estúpidos velos. Lo de tantas veces en nuestro
querido y a veces gris submundo musical. La falta de seriedad, incoherencia y
hasta la más pura incompetencia campan a sus anchas más de lo deseado si
hablamos de Rock duro. Compras una entrada, pagas el dinero que te piden
por ella, te organizas para poder cuadrar el evento, llegas al garito de turno
y te encuentras una chapuza tras otra.
Por supuesto trasladamos
nuestras bocas a la entrada para explicarle a los de la sala el inesperado
cambio en los horarios, que no hay intención alguna por nuestra parte de
presenciar el show de Girlschool y que nos dejen salir para seguir con
el pre concierto en el bar más próximo. Nos comentan amablemente que no se
puede, que podemos salir a la zona de fumadores a esperar si queremos. Ya entonces
nos vemos en la obligación de recordarles que son ellos los que están
incumpliendo el acuerdo implícito que estableces al comprar la entrada,
parvulario de Derecho, y es cuando el de seguridad nos dice que podemos
salir pero que al volver a entrar le busquemos. Le comento que no se debe
preocupar, puesto que poca gente más le va a solicitar lo que pedíamos
nosotros. Una hora y un par de copas después volvemos a la entrada de la sala
y, efectivamente, nuestro amigable seguridad cumple con su palabra y nos deja
pasar por otro lado para que no nos vuelvan a pedir la entrada. Agradecimientos
a este tipo tan amable, pero cuestionamiento de que, aunque ellos incumplan la
oferta que has decidido comprar y que se especifica de modo claro en la
entrada, parece como que te hagan el favor de permitirte salir en lugar de que
puedas hacerlo por derecho propio. En fin.
Accedemos de nuevo al
interior, pasando entre el personal que se encuentra fumando tras finalizar la
actuación de Girlschool, mientras suena la invetable música de fondo
para amenizar el lapsus entre los dos conciertos. Nada más ubicarnos, y todavía
con la susodicha música de ambiente, irrumpe en escena Doogie White
seguido del resto del grupo. Toma el micro central y, pisando el hilo musical y
al despistado técnico de sonido de la sala que rápidamente reacciona cortándola
de manera súbita, comienza el show de Alcatrazz. Lo primero que hace Doogie,
antes de que el grupo haga sonar sus instrumentos, es agradecer nuestra
presencia e indicar que se han despachado setenta y nueve entradas para este
concierto. Se pregunta en voz alta el bueno de White si solo hay este
número de gente en la capital que quiera disfrutar de una noche de Hard Rock
en directo. Con todos ustedes el señor Doogie White, directo y frontal,
sin contemplaciones ni medias tintas, genio y figura.
Acto seguido los músicos
comienzan a sacar música de sus instrumentos. La primera en sonar es “Grace
to God”. El sonido no es bueno, bastante saturado e impropio de una sala
que tiene buena acústica y en la que hay poquita gente. Será una constante
durante toda una actuación que nuestro hombre a los controles no supo arreglar
en ningún momento, tampoco parecía que le preocupase mucho realizar su difícil
trabajo con la calidad requerida por los músicos. Ya te puede estar saliendo el
concierto de tu vida, que si suenas mal el resultado final será pobre y tapará
tu interpretación, aunque sea sublime. De hecho el propio Doogie pasó
del retorno al quitarse sus auriculares ya en la segunda canción.
Alcatrazz: "Grace of God". Vídeo oficial.
El repertorio fue otra de
las sorpresas que nos tenía preparada la noche. Llevo escuchando los discos de Alcatrazz
durante toda mi vida, por lo que estoy familiarizado de sobra con su catálogo.
Esta noche, la formación que comandaba Doogie White tocó tan solo ¡tres!
temas de la discografía del grupo. Tres. Hay que reconocer que también
interpretó otros tres de su último disco. El resto del repertorio se completó
con canciones de discos de Michael Schenker y Rainbow en los que
participó Doogie. De este modo el set list quedaba con una mitad
de temas de Alcatrazz y la otra con versiones de otros grupos. Esto es
para cogerlo con alfileres. Si te llamas Alcatrazz lo suyo es que
defiendas tu nuevo disco en vivo y completes con el resto de tu catálogo. Tocar
solo tres temas de los discos clásicos resulta, como decirlo, de dudosa
enjundia. Ahora bien, cantar canciones de Graham Bonnet resulta misión
casi imposible para el resto de los mortales; seamos claros: el tono de Bonnet
es un regalo divino que posee solo el propio Graham y que resulta
imposible para el resto de sus semejantes. Solución: no te llames Alcatrazz.
Pero imagino que esto es marginal.
Pese a lo suicida de la
empresa, Doogie cantó bastante bien los tres temas de Graham y se
lució en la mayoría de los suyos. Ha perdido ese timbre tan característico y
especial con el que nos deslumbró hace veintisiete años cuando Ritchie
Blackmore le reclutó para el disco de su regreso a Rainbow titulado “Stranger
In Us All”, pero sigue teniendo una muy buena voz. Menuda joya de disco con
el que Ritchie volvió a demostrar quién era el auténtico Boss y
que al que esto suscribe le sigue resultando tan imprescindible, evocador y
mágico como el primer día. Por lo tanto, otro cruce de cables más. Vas a ver Alcatrazz
y casi no suena música de Alcatrazz… pero te tocan cosas del “Stranger
In Us All” interpretadas por su cantante original. Las escogidas fueron “Ariel”,
“Too late for tears” y “Wolf to the moon”; con esta última se abría
el disco y Ritchie nunca la llegó a tocar en directo completa, siempre
la unía antes del “Difficult to cure”, por lo que fue un completo placer
escucharla en vivo en su totalidad. Solo se enturbió por el cutre sonido que
nuestro entrañable técnico nos estaba regalando a todos los asistentes.
Doogie White no se amilanó
ante una sala medio vacía. Se vino arriba y tiró del resto del grupo,
volcándose en cada canción y sufriendo para sacar adelante las de Graham
Bonnet, pero demostrando que está capacitado para hacerlo con aprobado. Es
en estas salas y ante estas circunstancias donde un músico demuestra de qué
pasta está hecho y ahí Doogie hizo que nos quitáramos el sombrero.
Incluso se permitió el lujo de improvisar junto a un Joe Stump que hizo
lo que pudo por acompañarle. Sabemos que tocar bien no es fácil, pero
improvisar y que no acabes haciendo el ridículo solo está al alcance de unos
pocos escogidos. Seguro que este fue uno de los motivos por los que Blackmore
le seleccionó para sus reformados Rainbow allá por el lejano 1995.
Recuerdo muy bien el concierto que ofrecieron en el mítico Hammersmith
Odeon londinense durante su gira presentación. Era un frío tres de
Noviembre del noventa y cinco. Era mi primera vez con Rainbow yera
mi primera vez saliendo de España para asistir exclusivamente a un concierto en
directo; por supuesto la posibilidad de que Rainbow actuase en España
durante esa gira era inexistente. Con todos los miedos lógicos de un chaval que
se lanza a esa aventura y con el añorado descerebramiento que uno se gasta
cuando es muy joven decidí liarme la manta a la cabeza y meterme en uno de mis
odiados aviones. La experiencia no pudo resultar mejor: un concierto de Rainbow
que nos voló por completo la cabeza a los que decidimos asistir. Un Ritchie
Blackmore y su grupo perfectamente engrasados e inspirados nos desarmaron
por completo durante las dos horas y tres cuartos que estuvieron sobre las
tablas; sí, eso duró exactamente, lo tengo registrado para el recuerdo. Ritchie
y Doogie improvisaron como los ángeles durante temas como “Long live
Rock n’ Roll” o “Man on the silver mountain” y por momentos a través
de mi erizada piel y en mis humedecidos ojos aparecía la mítica secuencia del
binomio Blackmore/Dio haciendo magia en el vídeo del directo de Alemania
de la WDF del setenta y siete, pero esto es marginal. Y esta pasada
noche de Septiembre 22 un Doogie White que muestra en sus facciones y en
sus gestos lo dura que ha debido ser la vida con él en estos años, nos hacía
testigos del homenaje que le estaba haciendo a la música que ama y a los tres años
que tocó y compuso codo con codo junto al genio de las seis cuerdas que ha
iluminado la vida de muchos de nosotros y que responde al nombre de Ritchie
Blackmore. Demasiadas sensaciones encontradas para un único concierto.
Ya se acercaba el final de
la actuación y para el último tema, allí no hubo bis ni nada que se le
pareciese, Doogie dejó a un lado su micro y se puso a cantar a pecho
descubierto ante un respetable merecidamente entregado al vocalista. La canción
escogida no pudo ser más certera: “The temple of the king”. Sí, lo de
antes, tampoco es de Alcatrazz, pero para esos momentos ni falta que
hacía que lo fuese. La delicada balada que apareció en el primer disco de Rainbow,
sin duda una de sus canciones más emblemáticas, y que nunca había sido interpretada
en directo hasta aquella mágica gira del grupo del Arco Iris del noventa
y cinco era la escogida para cerrar una noche de sentimientos tan encontrados. Doogie
White consiguió sacar nuestras emociones a flor de piel y ni siquiera el
dichoso técnico de sonido dedosdepalo pudo joder el momento. El final
con un Doogie cantando a pelo y sin micro, demostrando la potencia de su
voz y pidiendo a la gente que tararease el estribillo mientras recordaba la figura de Ronnie James Dio a voz en grito, demostraba una vez más que este tipo musicalmente y seguro que en los demás ámbitos de su vida se viste por los pies. Ese delicado final puede que ya me siga
acompañando en un rinconcito de mi cabeza durante el resto de mis días.
Alcatrazz: "God blessed video". Vídeo oficial.
Rainbow: "Man on the silver mountain". Hammersmith 3.11.95. Bootleg. Pura magia la improvisación de la parte final.
Ayer mismo veía la luz en las redes una nueva canción de Ozzy Osbourne titulada "Nothing feels right". Este tema, perteneciente al nuevo disco de inminente salida que lleva por título "Patient Number 9", cuenta con la guitarra de Zakk Wylde. En apenas un puñado de días podremos llevarnos a las orejas el nuevo redondo de nuestro entrañable Madman. Para este disco el elenco de guitarristas invitados tira de espaldas, puesto que prestan sus servicios a las seis cuerdas auténticas leyendas como Eric Clapton, Jeff Beck o Tony Iommi; de hecho su compañero durante tantos años en Black Sabbath resulta que esta es la primera vez que colabora en un disco en solitario del propio Ozzy. Conviene recordar que Osbourne ya hizo lo propio en el disco en solitario que el guitarrista sacó en el final de esos inciertos años noventa bajo el simple título de "Iommi", siendo "Who's fooling who" el tema escogido para tal fin.
Pero lo que resulta especialmente de enjundia -sin menospreciar el talento de estos grandes músicos, por Dios- es el hecho de que nuestro querido Zakk Wylde vuelva a prestar sus servicios, sus cuerdas, su talento y brutalidad innata en este nuevo disco de nuestro Ozzmanpreferido. Que Ozzy Osbourne no es nada sin los músicos de primera categoría que le rodean es algo que saben desde su propia mujer/mánager Sharon hasta el propio Osbourne... así como todo aquel que conozca mínimamente el recorrido musical de nuestro entrañable esnifador de hormigas. Y dentro de esta línea vital que le marcan sus colaboradores podemos subrayar la importancia de dos músicos por encima del resto: el trístemente malogrado Randy Rhoads y Zakk Wylde. El bueno de Randy modernizó la propuesta musical de Ozzy cuando Sabbath hacían aguas por todos lados y le puso en el mapa, llegando a alcanzar un éxito incluso superior al grupo de Tony Iommi & Co. Tras el trágico accidente que segó la vida de este genial guitarrista otros muchos han ocupado su puesto, pero nadie ha alcanzado las cotas de calidad y carisma que va derrochando por la vida Zakk Wylde. Recuerdo cómo gran parte de la prensa musical poco menos que se burlaba de él cuando salió el disco "No Rest For The Wicked", primero de Wylde con Ozzy y que siempre me ha parecido un discazo. Que si no punteaba y solo tocaba riffs, que si no tenía personalidad, que si no sabía actuar en directo y un sinfín de patochadas más, impropias de gente que si se dedica a escribir profesionalmente sobre esto debería demostrar tener un poco más de idea sobre el asunto... pero así está el patio, o al menos así estaba en nuestros adorados años ochenta/noventa. Sin problema; a golpe de guitarrazos, actitud y talento, Zakky fue poniendo a todos los bocazas en su sitio y haciendo que se fueran introduciendo todos y cada uno de sus comentarios por sus respectivos rectos. Y por si fuera poco, cuando tuvo que dejar a Ozzy por primera vez en 1994 se sacó de la manga el grupo Pride & Glory y un pedazo de disco llamado con el mismo nombre que es una verdadera obra de arte, además de toda una declaración de principios. La perfecta comunión entre el Rock Sureño y el Hard Rock potente y tocado con pelotas, pero esto es marginal. Hoy en día es uno de los guitarristas de Hard Rock más reputados y resulta interesante escuchar como esas mismas voces tan "entendidas" que antes le ponían a parir ahora se deshacen en elogios hacia su figura. Lo de siempre.
El caso es que para este humilde escriba sigue siendo el guitarrista ideal para acompañar al Príncipe de las Tinieblas, tanto en disco como en directo. Su puesta en escena es tan salvaje como sincera y efectiva. Todavía recuerdo la última vez que visitó Madrid en el 2018 acompañando a Ozzy y se marcó una actuación de bandera, con un pedazo de solo tras el clásico "War pigs" de esos que no se acaban nunca y en el que incluía extractos de canciones como "Miracle man", "Perry Mason", "Crazy babies" o "Desire", demostrando lo bueno que es y lo bien que empasta en el grupo de Osbourne. Es por esto que este nuevo disco tiene ese aliciente extra. Esta nueva canción es de corte lento y con alguna pincelada épica. Me recuerda una barbaridad a las composiciones del disco "Ozzmosis", cosas como "Denial", "Ghost behind my eyes" o "My little man", por citar algún ejemplo rápido. Eso son buenas noticias.
Así que, nada, con ganas de escuchar la nueva obra de Ozzy Osbourne acompañado de Zakk Wylde. Y con más ganas aún de verlos en directo junto a Judas Priest, por supuesto.
La evocación de este mes está dedicada al grupo sevillano Acracia,
uno de los referentes del género en la capital andaluza. Con su Rock protestón
-Mutrock, como ellos mismo lo definían- intentaron plasmar una
Sevilla alejada de los tópicos, la ciudad real, la del día a día. Rock
duro/Heavyochentero con muchísima carga social en sus letras.
Bastante interesantes.
Como siempre hacemos desde estas líneas, intentaremos esbozar un
recorrido por la trayectoria de nuestra banda protagonista. Acracia se
fundó en 1985 en la ciudad hispalense cuando a los hermano Sánchez Castro,
Rafael a la voz y guitarra y José M. a la batería, se les unieron el
guitarrista Manuel ‘el Heavy’ y el bajista Pepe del Pino. Con
esta formación, el grupo saboreó las mieles de la vitoria al ganar el concurso
de Rock de San Juan de Aznalfarache en 1986. Sin embargo y a pesar de
ello el combo sufrió el abandono de uno de sus miembros, ‘el Heavy’.
Ante esta situación, Acracia decidió no sustituirle para seguir como
trío. Y parece que la idea fue acertada ya que el año siguiente, 1987, la banda
se presentó al primer concurso nacional de música de la localidad toledana de
Talavera de la Reina y lo ganó en la modalidad de Rock. Este triunfo
posibilitó que dos temas suyos, ‘Al-Mutamid’ y ‘La idea’
apareciesen en un lp compartido con las otras bandas finalistas: Enigma
y La Factoría, ambos de Talavera, Talión, de Erandio, Los
Desconocidos, de Tomelloso, y The Buenos, de la provincia de
Albacete.
Tras este éxito, el grupo continuó cultivando su directo y decidió
grabar su larga duración. Sin embargo, apenas unos días antes de la fecha
prevista para su entrada en los estudios musicales Audífono de Madrid, Acracia
se quedó sin bajista. Diego Ruiz, que anteriormente había sustituido a Pepe
del Pino en el puesto, abandonó la banda, dejando al grupo en una situación
complicada. Pero ante esa tesitura, los hermanos Sánchez Castro tiraron
para adelante y ellos dos solos se encargaron de la grabación de todo el disco
completo, además en el tiempo récord de veintiocho horas. El lp titulado ‘La
Otra Sevilla’ salió en 1988 bajo el sello independiente Mut Records,
que había montado el propio grupo para ello. En total, once temas que
destilaban a raudales ese Rock duro/Heavy tan de la época con
unas letras muy combativas y políticamente comprometidas.
Este trabajo tuvo una más que aceptable repercusión. De hecho,
permaneció casi un año en la lista de Los 20 Duros que publicaba la
revista Heavy Rock; incluso llegó a ocupar el cuarto puesto de la misma
codeándose con los mismísimos Barón Rojo. Además les permitió compartir
escenarios con grupos como Muro, Manzano, Luz Casal, Barón Rojo u
Obús. Y tocar fuera de nuestras fronteras, sí; concretamente en Alemania,
donde realizaron una pequeña gira en solitario cantando enteramente en español
salvo alguna versión en alemán -puesto que el idioma germano lo dominaba el
vocalista por ser hijo de emigrante y haber pasado algunos años en aquel país-.
Para estos conciertos Acracia reclutó a un bajista llamado Javier,
pero su paso por la banda fue efímero y a vueltas de tierras teutonas
fue sustituido transitoriamente por Manolo Díaz ‘Luzbel’ hasta la
incorporación del bajista argentino Luis Parra. Ya con este line-up
el combo consiguió cierta estabilidad y multitud de conciertos por el país
coincidiendo con grupos como Reincidentes, Medina Azahara o Legion.
Llegaron así hasta 1994; momento en que, aprovechando la salida de Luis
Parra, Acracia apostó por dar un nuevo giro de tuerca y abrirse
también a otros sonidos. Para lo cual el grupo abandonó su formación de trío
introduciendo a una vocalista, Emilia Pinzón, además de la entrada de Álex
Kugel al bajo. Todo se plasmó en un nuevo lp de los sevillanos, ‘Contracorriente’
en el año1995. Este interesante trabajo, pero obviamente bastante diferente
del primero, fue presentado en una serie de conciertos junto al grupo danés Khasmir.
Sin embargo, el nuevo rumbo adoptado por el grupo no terminó de cuajar y al año
siguiente Acracia entonó un hasta luego que duró nada más y nada menos
que 10 años. Pues no fue hasta 2006 cuando los hermanos Sánchez Castro
decidieron volver a montar el grupo junto al bajista Alejandro Soria ‘el
Gato’. En un principio era solo para telonear a Barón Rojo en
una sala sevillana, pero aquello les hizo retomar el grupo hasta por lo menos
2017, que es el año de la última publicación del Facebook de la banda.
Durante este tiempo Acracia siempre tuvo en mente la posibilidad de
grabar un tercer disco, pero sobretodo tocar y tocar manteniendo muy presente
su compromiso social y político con conciertos en el pueblo de Marinaleda o en
una celebración de la CNT de Málaga.
Además, en 2003, el sello Leyenda Records publicó una edición
limitada de 500 copias de su primer lp, aprovechando que se cumplían los
veinticinco años de su lanzamiento: ‘La Otra Sevilla. 25 Aniversario’.
Se incluye, además del contenido original del disco, cuatro bonus tracks -dos
pertenecientes al I Concurso Nacional de Rock de Talavera de la Reina de
1988, y los otros dos grabados en directo en su reaparición de Sevilla en
2006-, cartel del disco, gira de presentación, libreto con fotos, textos de
canciones y datos biográficos, etc.
Como curiosidad, comentar que el letrista de muchas canciones del
grupo era el padre de los hermanos Sánchez Castro, el ‘Bigotes’.