Siempre
es un placer hablar de Graham
Bonnet. Este
vocalista tan singular está completamente de actualidad en estos
días. Hace apenas unos meses que ha publicado su primer disco y
vídeo en directo como solista en el que repasa su dilatada
discografía, en solitario o formando parte de algunos de los
importantes grupos en los que ha puesto a disposición su
espectacular voz. Una carrera discográfica trufada de grandes
canciones y éxitos con su propia banda y/o en compañía de músicos
de la talla de Ritchie
Blackmore, Michael Schenker, Yngwie Malmsteen, Steve Vai, Chris
Impelliteri, Micky Moody o
Cozy Powell, solo
por citar unos cuantos ejemplos. Pocos, muy pocos –prácticamente
ninguno diría yo- vocalistas pueden presumir del palmarés del amigo
Graham;
por algo será.
Este
momento de actualidad de Bonnet
se refleja en España todavía con más intensidad. Además de este
nuevo y primer cd/dvd en directo con su grupo en solitario, el hombre
con el chorro de voz más potente del planeta
se presenta este otoño en los escenarios españoles por partida
doble: primero con el Michael
Schenker Fest a
finales de Octubre y seguidamente con su grupo en solitario
presentando un show especial de Alcatrazz
a principios de Diciembre. Lo de Schenker
es un asunto de importante catadura, el siempre imprevisible
guitarrista alemán nos visita presentando un show homenaje a su
recorrido musical acompañado por tres de sus cantantes más
emblemáticos: Gary
Barden, Robin McAuley y
Graham Bonnet; casi
na. En lo que respecta a la gira en solitario, a Bonnet y a su banda le acompañan para esta ocasión el miembro original de Alcatrazz Jimmy Waldo y el guitarrista Joey
Tafolla, otro de
esos músicos de calidad extraordinaria. Además de su habitual set
list, la ocasión es especial porque cada noche interpretarán en
directo un repertorio especial de Alcatrazz.
Esta banda que montó Graham
en los ochenta y en la que militaron tipos como Yngwie
Malmsteen o
Steve Vai nos
legaron tres discos, siendo los dos primeros referencias básicas
para siguientes generaciones de músicos; tanto “No
Parole From Rock n’Roll” con
Yngwie como
“Disturbing The Peace” con
Vai han ayudado a
forjar las inquietudes artísticas de miles de guitarristas que no
dudan en citarlos entre sus referencias.
Graham Bonnet Band: J.Waldo, G.Bonnet, B.A.Heavenstone, J.Tafolla y M Benquechea.
La
carrera de Graham
Bonnet ha sufrido
muchos altibajos a lo largo de todos estos años. Un tipo que comenzó
cantando canciones acarameladas en los sesenta y que fue descubierto
para el Rock n’Roll
por un Ritchie
Blackmore que se
quedó de piedra cuando escuchó por primera vez el poderoso
manantial de voz que se gastaba ya por entonces Bonnet.
Estamos en 1978. Ritchie
había despedido a Ronnie
Dio de sus Rainbow
y necesitaba desesperadamente un sustituto de categoría, incluso
llegó a presentarse una noche en la puerta de la casa de Ian
Gillan para
ofrecerle el puesto de vocalista de Rainbow.
La historia es tan cachonda y delirante como casi todas las que
tienen en su haber la dupla Blackmore/Gillan.
Ritchie y su novia
fueron una noche a ver a Gillan
en su casa. Blackmore
llamó al timbre y un sorprendido Ian
le abrió la puerta, al preguntar Gillan
por la novia de Blackmore,
este le dijo que se había quedado una manzanas atrás… por si el
propio Ian
decidía pegarse con Ritchie
nada más verle. Recordemos que Gillan
abandonó Purple
tan solo unos años antes cansado de discutir con Ritchie.
Ian invitó
a pasar a la pareja y estuvieron charlando. Blackmore
le pidió a Gillan
unirse a Rainbow
para poder conquistar el mercado americano, a lo que nuestro querido
Garganta de Plata
respondió invitando al irascible The
Man In Black a
dejar Rainbow para
unirse a su Gillan
Band; para no echar
gota. ¿Cómo no van a seguir tirándose puyas a través de la prensa
aunque ya tengan más de setenta años? Estos dos tienen tanta bilis
acumulada gracias al otro como para seguir durante varias vidas
moviéndose en estos términos. Durante esos días el cortejo de
Ritchie
hacia Ian incluyó
que el primero se subiera varias veces a tocar con la banda de Gillan
en directo durante los bises, lo que tiene su punto si consideramos
cómo odia Blackmore
compartir escenario
con otros guitarristas. Finalmente Gillan
prefirió seguir con su grupo y dejó a Blackmore
perdido en su búsqueda de cantante… hasta que llegó a sus oídos
uno de los temas interpretados por un tal Graham
Bonnet. Este
cantante no tenía nada que ver con el circuito de Rock
ni por asomo; es más, nunca había oído hablar de Rainbow
y debió aprenderse los temas para la prueba con el grupo. Nada
encajaba, Graham
no cantaba Rock,
apenas conocía la existencia de Deep
Purple y su
estética no tenía nada que ver con los pelos largos. Bonnet
siempre ha lucido
un look a lo James
Dean y no llevar
pelo largo si tocabas Rock
en los primeros ochenta era considerado casi una afrenta. Sin
embargo, la voz de este tipo nació para interpretar Hard
Rock. Rainbow
publicó el excelente disco “Down
To Earth” con
Bonnet
a la voz y fue todo un éxito. Ritchie
Blackmore volvió a
acertar, contra viento y marea, como siempre. Desde ese momento
Graham Bonnet
abrazó el Rock
y ahí sigue, mezclándolo con sus otras referencias musicales y
haciéndonos felices a muchos de nosotros. Graham
Bonnet solo
permaneció junto a Ritchie
durante un año y, como os podéis imaginar, se podrían utilizar
ríos de tinta para comentar los mil y un avatares que vivieron a lo
largo de ese año. Habrá que retomar este tema en otro momento. Para
todo aquel lector ávido de conocimientos relativos a estos asuntos,
os aconsejo manosear la reciente biografía que ha publicado el
propio Bonnet.
El artefacto responde al título de "The Story Behind The Shades"
y solo puedo decir que va a ser la lectura perfecta para acompañarme
durante este otoño mientras escucho cada uno de los discos de este
señor entre actuación y actuación suya.
La
irregularidad de su carrera artística parece que se ha quedado atrás
afortunadamente. En los últimos años ha vuelto a reactivar su grupo
en solitario, dotándolo de estabilidad en la formación, sacando
discos y actuando en directo. Además, ha retomado su relación con
Michael Schenker
y le suele acompañar en algunas giras. Por otro lado su voz,
sometida a todo tipo de excesos durante años, se encuentra en un
estado de forma formidable. Graham
también ha sido presa de sus propios demonios personales durante
años, pero parece que en la actualidad ha encontrado un equilibrio
que le hace disfrutar plenamente de esto de la música. En el pasado
no logró encontrar continuidad con ninguno de los grupos en los que
estuvo, pese a grabar auténticas joyas con ellos. Mucha gente le dio
de lado y pintaron bastos en su vida muchas veces. El propio
Blackmore
se dedicó a hablar mal de él a todo el que pudo dentro de la
industria discográfica una vez Bonnet
dejó Rainbow,
algo tristemente habitual en el Hombre
de Negro. Los
noventa y principios del nuevo siglo no fueron los mejores en
términos musicales para nuestro hombre, no encontraba esa necesaria
continuidad con los proyectos en los que participaba –y repito que
calidad le sobraba-, grupos como Taz
Taylor, Impelliteri
o los Blackthorne
y su pedazo de disco “Afterlife”
merecieron mejor suerte, por citar solo unos ejemplos. Todavía
recuerdo cuando le fui a ver en directo con Dario
Mollo y Don Airey
en un proyecto llamado Graham
Bonnet & Don Airey Band.
Por aquel entonces pocos promotores europeos apostaban por Bonnet
y tuvimos que desplazarnos hasta Barcelona para ver su actuación en
directo. Una vez más Barcelona. Me desplacé a la ciudad de Gaudí
para ver en directo
a la formación clásica de Deep
Purple cuando se
volvieron a reunir en 1993. Todo salió mal, todo. Suspendieron el
concierto y me enteré al bajar de la estación. Eran otros tiempos y
la información no volaba al instante como ahora. Más tarde me
enteré de que el grupo de Blackmore
llegó a pisar tierras hispanas, pero discutieron y no tocaron. Otro
día relataré con detenimiento el tramo de la gira española de la
reunión Purple
93 “The Battle
Rages On”, que
también da para unas cuantas letras. El caso es que le cogí tal
aversión a Barcelona que decidí no volver a pisarla jamás… salvo
para ver algún otro concierto de esos realmente importantes; cada
uno tiene su lista particular, imagino. Pues resulta que no volví a
tierras catalanas hasta ocho años después y fue con motivo del
concierto de Graham
Bonnet. El primer
día de Diciembre de 2001, en la sala Bikini.
Recuerdo que la afluencia de público fue escasa, que Graham
y
Don Airey salieron
antes de su actuación para saludar al público y casi nadie sabía
quién era Don.
Esta es nuestra cultura musical. Ofrecieron un show soberbio y Graham
cantó como solo él puede. Un consejo: cuando os topéis con la
posibilidad de ver en directo a Bonnet,
no lo dudéis ni un instante si este hombre significa algo para
vosotros. Y nunca, nunca, os fieis de las críticas que salen
publicadas a posteriori. No entiendo los porqués, pero generalmente
no suelen hacer justicia a la voz de nuestro intrépido vocalista.
Para muestra un botón: concierto de Madrid hace tres años, Graham
Bonnet ofreció un
recital de voz de primera categoría y cuál fue mi sorpresa cuando
en los días sucesivos la gente con la que conversaba sobre el evento
me decía que habían leído aquí o allá que el concierto no fue
bueno, que la voz no fue esto o que el repertorio fue lo otro.
Tonterías. Estuve en la sala Arena,
Heíneken o como
quieran llamarla, sé lo que entró por mi oreja y no tengo problema
en discutirlo con todo el que quiera.
En el
título del artículo aparece la canción “I’ll
go crazy”. El
motivo es que ha sido el tema que he tenido en mente mientras he
estado escribiendo estas líneas sobre nuestro querido Graham.
La versión de esta espectacular canción de James
Brown apareció en
el disco “Here
Comes The Night”
que Bonnet
publicó a principios de los noventa, otro álbum que pasó
completamente desapercibido pese a contener material de gran calidad.
Rescatamos este tema como muestra de la capacidad vocal de nuestro
hombre, además de su buen gusto a la hora de seleccionar la música
a interpretar. Pese a abrazar el Rock
duro Graham
siempre tiene presente a gente como los Beatles
o el propio James
Brown. Un tipo con
un background
musical que ya lo quisieran otros que van por ahí colgándose
medallas obtenidas de antemano.
Graham Bonnet: "I'll go crazy".