Clube de Adictos a Deep Purple

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Púrpura Chess

This blog is basically a musical site. Here we talk about the music we like, using different angles. As dear and missed Jon Lord once said: “Music is the highest kind of Art that exists”. I think the same way too.

Púrpura Chess

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jueves, 8 de septiembre de 2022

“The temple of the king”. Concierto en Madrid de Alcatrazz con Doogie White a la voz.

Ayer miércoles la capital madrileña recibía al grupo que diese a conocer a Yngwie Malmsteen a nivel mundial. La sala Shoko, ubicada en una de las zonas más céntricas, bonitas y de más fácil acceso de Madrid, era la escogida para el show de la banda. Ante todo debo comentar que las líneas que vienen a continuación no son una crónica de dicha actuación, ni tienen la intención de serlo, ni nada por el estilo; simplemente son una serie de consideraciones y sensaciones que el que esto escribe experimentó durante el show y el considerable cruce de cables que supuso a todos los niveles, para bien y para no tanto.

Conviene que nos pongamos en situación. Alcatrazz es el grupo que montó Graham Bonnet a mediados de los años ochenta tras ser sumarísimamente expulsado del combo de Michael Schenker. Sacó tres discos en esos años que han pasado el test temporal con altísima nota, de hecho los dos primeros son considerados como clásicos para muchos de nosotros. Se separaron al no poder estabilizarse, los miembros salieron tarifando entre ellos y todas esas cosas que le han pasado a infinidad de grupos de música. Tras más de veinte años Bonnet decidió resucitar la mítica banda con otros componentes entre los que se encontraba el magnífico guitarrista Howie Simon para ofrecer algunas actuaciones de directo, por supuesto España no incluída. El grupo entró en una fase Guadiana de aparición/desaparición hasta que el milagro se obró y Graham consiguió encauzar su relacción con los miembros de la formación clásica Jimmy Waldo al teclado y Gary Shea al bajo, realmente con Waldo siguió manteniendo el contacto durante años anteriores llegando a formar parte este último del grupazo Blackthorne que puso en marchar Bob Kulick con el propio Bonnet a las voces.

Alcatrazz 84: G.Shea, J.Waldo, Y.Malmsteen, G.Bonnet y J.Uvena.

Alcatrazz 85: G.Shea, S.Vai, J.Waldo, G.Bonnet y J.Uvena.

Alcatrazz 86: J.Waldo, J.Uvena, G.Bonnet, D,Johnson y G.Shea.

Sacaron un disco de estudio, el interesante “Born Innocent” y el directo “Parole Denied”. Al trío original le acompañaba en esta nueva etapa el batería Mark Benquechea y el guitarra Conrado Pesinato. Éste fue sustituído un par de años después por Joe Stump; elección lógica, ya que Stump es un clon de Malmsteen. Poco duró la paz en el paraíso, ya que poco después tanto Graham por un lado como el resto del grupo por otro sacaban unos tristes y duros comunicados en los que venían a decir que la formación se rompía y que la culpa era del otro bando; lo de siempre. Por mi parte lo tuve claro en su momento y lo sigo teniendo claro a día de hoy: yo soy de Graham Bonnet, el grupo lo montó él y él debería tener la razón y el nombre. Discusión zanjada.

El resultado fue que Graham Bonnet ha seguido con su carrera en solitario y además ha anunciado a Jeff Loomis como guitarrista de lo que parece ser se llamará Graham Bonnet's Alcatrazz. Por su parte los otros Alcatrazz llamaron a Doogie White para el puesto de vocalista. El pasado año publicaron el disco “V”, un álbum muy bueno… pero que no es Alcatrazz. Las personalísimas e imposibles líneas vocales de Graham Bonnet ya no están; normal, nadie más puede cantarlas en su tono original. White y Bonnet son amigos y el bueno de Doogie poco menos que venera a Graham, como lo hace todo aquel que tenga orejas que le funcionen, por lo que no creo que haya habido tensiones entre ellos a la hora de ponerse el anterior al micro del grupo de este último; supongo que hasta Doogie le comentaría a Graham el ofreciemiento cuando lo recibió, de hecho no me extrañaría nada tratándose de un tipo tan íntegro y tan especial como Doogie White. Luego tendremos unas palabras para este cantante de la escuela clásica y con el coco perfectamente amueblado para dedicarse a esto de tocar Hard Rock.

Alcatrazz 07: H.Simon, G.Bonnet, G.Sobel y T.Luce.

Alcatrazz 17: J.Waldo, G.Shea, G.Bonnet, J.Stump y M.Benquechea.

Alcatrazz 22: L.Paterson, J.Stump, D.White. G.Shea y J.Waldo.

Con estas me presenté este pasado míercoles en la sala Shoko, dispuesto a presenciar un buen espectáculo por parte de unos tipos curtidos en mil batallas y que saben a la perfección de lo que va el asunto. Dicho asunto fue un cúmulo de situaciones descorcentantes casi desde el minuto uno. En la propia entrada especificaba claramente los horarios de actuación: Alcatrazz a las 20,00h y Girschool a las 21,30h. Me resultó curioso que en el fondo Alcatrazz fuesen los teloneros de las Girlschool, pero no viene con ellos Graham Bonnet y así está el patio hoy en día. Por mi parte, perfecto. Acaba antes el concierto que me interesa y luego tienes más tiempo para tomarte algo en el post concierto, parte de cualquier show casi tan importante como la actuación en sí misma.

En fin, que situamos nuestras orejas en el interior de la sala a las 19,55h, después del pre concierto en la barra de los bares de los aledaños, y comienza la fiesta. En la sala estábamos apenas una veintena de personas -sí, veintidós, me entretuve en contarlas- y el panorama lo cierto es que era bastante desesperanzador. Extraño retraso de más de diez minutos para una sala que se caracteriza por cumplir los horarios de los conciertos de Rock, para otras cuestiones no lo sé ya que jamás he pisado esta sala para cualquier otra cosa. Incluso Joe Stump se da una vuelta por el foso para que un par de fans, el resto no sé siquiera si le reconoció, se haga unas fotos con él. De pronto se enciende la máquina de humo del escenario y se para la música. Bien, va a comenzar el show. Sin embargo pasan los minutos y no sale nadie a escena, todo esto sin música sonando; raro, raro. Una chica supongo de producción de los grupos se acerca al técnico de sonido y le dice en inglés que salen en diez minutos; lo escuché porque estaba al lado y porque éramos cuatro gatos en esos momentos. Pasados algo más de cinco minutos suena un guitarrazo y sale a escena una de las Girlschool. No me jodas. Tardo poco en comprender que va a haber que esperar algo más para ver a Alcatrazz. Adelanta su actuación el clásico combo de chicas y dejan a más de uno con un palmo de narices, incluído este humilde escriba. No sé qué pasaría en el backstage, pero imagino que alguna tensión habría para que a última hora cambiase el orden de actuación y Alcatrazz cerrase la velada. El interés del que esto escribe por ver a Girlschool es inexistente y, pese a reconocer su impronta y enjundia como banda, no tengo el más mínimo interés en gastar una hora de mi vida en su actuación; para qué vamos a andar con buenismos y estúpidos velos. Lo de tantas veces en nuestro querido y a veces gris submundo musical. La falta de seriedad, incoherencia y hasta la más pura incompetencia campan a sus anchas más de lo deseado si hablamos de Rock duro. Compras una entrada, pagas el dinero que te piden por ella, te organizas para poder cuadrar el evento, llegas al garito de turno y te encuentras una chapuza tras otra.

Por supuesto trasladamos nuestras bocas a la entrada para explicarle a los de la sala el inesperado cambio en los horarios, que no hay intención alguna por nuestra parte de presenciar el show de Girlschool y que nos dejen salir para seguir con el pre concierto en el bar más próximo. Nos comentan amablemente que no se puede, que podemos salir a la zona de fumadores a esperar si queremos. Ya entonces nos vemos en la obligación de recordarles que son ellos los que están incumpliendo el acuerdo implícito que estableces al comprar la entrada, parvulario de Derecho, y es cuando el de seguridad nos dice que podemos salir pero que al volver a entrar le busquemos. Le comento que no se debe preocupar, puesto que poca gente más le va a solicitar lo que pedíamos nosotros. Una hora y un par de copas después volvemos a la entrada de la sala y, efectivamente, nuestro amigable seguridad cumple con su palabra y nos deja pasar por otro lado para que no nos vuelvan a pedir la entrada. Agradecimientos a este tipo tan amable, pero cuestionamiento de que, aunque ellos incumplan la oferta que has decidido comprar y que se especifica de modo claro en la entrada, parece como que te hagan el favor de permitirte salir en lugar de que puedas hacerlo por derecho propio. En fin.

Accedemos de nuevo al interior, pasando entre el personal que se encuentra fumando tras finalizar la actuación de Girlschool, mientras suena la invetable música de fondo para amenizar el lapsus entre los dos conciertos. Nada más ubicarnos, y todavía con la susodicha música de ambiente, irrumpe en escena Doogie White seguido del resto del grupo. Toma el micro central y, pisando el hilo musical y al despistado técnico de sonido de la sala que rápidamente reacciona cortándola de manera súbita, comienza el show de Alcatrazz. Lo primero que hace Doogie, antes de que el grupo haga sonar sus instrumentos, es agradecer nuestra presencia e indicar que se han despachado setenta y nueve entradas para este concierto. Se pregunta en voz alta el bueno de White si solo hay este número de gente en la capital que quiera disfrutar de una noche de Hard Rock en directo. Con todos ustedes el señor Doogie White, directo y frontal, sin contemplaciones ni medias tintas, genio y figura.

Acto seguido los músicos comienzan a sacar música de sus instrumentos. La primera en sonar es “Grace to God”. El sonido no es bueno, bastante saturado e impropio de una sala que tiene buena acústica y en la que hay poquita gente. Será una constante durante toda una actuación que nuestro hombre a los controles no supo arreglar en ningún momento, tampoco parecía que le preocupase mucho realizar su difícil trabajo con la calidad requerida por los músicos. Ya te puede estar saliendo el concierto de tu vida, que si suenas mal el resultado final será pobre y tapará tu interpretación, aunque sea sublime. De hecho el propio Doogie pasó del retorno al quitarse sus auriculares ya en la segunda canción.

                                                   Alcatrazz: "Grace of God". Vídeo oficial.

El repertorio fue otra de las sorpresas que nos tenía preparada la noche. Llevo escuchando los discos de Alcatrazz durante toda mi vida, por lo que estoy familiarizado de sobra con su catálogo. Esta noche, la formación que comandaba Doogie White tocó tan solo ¡tres! temas de la discografía del grupo. Tres. Hay que reconocer que también interpretó otros tres de su último disco. El resto del repertorio se completó con canciones de discos de Michael Schenker y Rainbow en los que participó Doogie. De este modo el set list quedaba con una mitad de temas de Alcatrazz y la otra con versiones de otros grupos. Esto es para cogerlo con alfileres. Si te llamas Alcatrazz lo suyo es que defiendas tu nuevo disco en vivo y completes con el resto de tu catálogo. Tocar solo tres temas de los discos clásicos resulta, como decirlo, de dudosa enjundia. Ahora bien, cantar canciones de Graham Bonnet resulta misión casi imposible para el resto de los mortales; seamos claros: el tono de Bonnet es un regalo divino que posee solo el propio Graham y que resulta imposible para el resto de sus semejantes. Solución: no te llames Alcatrazz. Pero imagino que esto es marginal.

Pese a lo suicida de la empresa, Doogie cantó bastante bien los tres temas de Graham y se lució en la mayoría de los suyos. Ha perdido ese timbre tan característico y especial con el que nos deslumbró hace veintisiete años cuando Ritchie Blackmore le reclutó para el disco de su regreso a Rainbow titulado “Stranger In Us All”, pero sigue teniendo una muy buena voz. Menuda joya de disco con el que Ritchie volvió a demostrar quién era el auténtico Boss y que al que esto suscribe le sigue resultando tan imprescindible, evocador y mágico como el primer día. Por lo tanto, otro cruce de cables más. Vas a ver Alcatrazz y casi no suena música de Alcatrazz… pero te tocan cosas del “Stranger In Us All” interpretadas por su cantante original. Las escogidas fueron “Ariel”, “Too late for tears” y “Wolf to the moon”; con esta última se abría el disco y Ritchie nunca la llegó a tocar en directo completa, siempre la unía antes del “Difficult to cure”, por lo que fue un completo placer escucharla en vivo en su totalidad. Solo se enturbió por el cutre sonido que nuestro entrañable técnico nos estaba regalando a todos los asistentes.

Doogie White no se amilanó ante una sala medio vacía. Se vino arriba y tiró del resto del grupo, volcándose en cada canción y sufriendo para sacar adelante las de Graham Bonnet, pero demostrando que está capacitado para hacerlo con aprobado. Es en estas salas y ante estas circunstancias donde un músico demuestra de qué pasta está hecho y ahí Doogie hizo que nos quitáramos el sombrero. Incluso se permitió el lujo de improvisar junto a un Joe Stump que hizo lo que pudo por acompañarle. Sabemos que tocar bien no es fácil, pero improvisar y que no acabes haciendo el ridículo solo está al alcance de unos pocos escogidos. Seguro que este fue uno de los motivos por los que Blackmore le seleccionó para sus reformados Rainbow allá por el lejano 1995. Recuerdo muy bien el concierto que ofrecieron en el mítico Hammersmith Odeon londinense durante su gira presentación. Era un frío tres de Noviembre del noventa y cinco. Era mi primera vez con Rainbow y era mi primera vez saliendo de España para asistir exclusivamente a un concierto en directo; por supuesto la posibilidad de que Rainbow actuase en España durante esa gira era inexistente. Con todos los miedos lógicos de un chaval que se lanza a esa aventura y con el añorado descerebramiento que uno se gasta cuando es muy joven decidí liarme la manta a la cabeza y meterme en uno de mis odiados aviones. La experiencia no pudo resultar mejor: un concierto de Rainbow que nos voló por completo la cabeza a los que decidimos asistir. Un Ritchie Blackmore y su grupo perfectamente engrasados e inspirados nos desarmaron por completo durante las dos horas y tres cuartos que estuvieron sobre las tablas; sí, eso duró exactamente, lo tengo registrado para el recuerdo. Ritchie y Doogie improvisaron como los ángeles durante temas como “Long live Rock n’ Roll” o “Man on the silver mountain” y por momentos a través de mi erizada piel y en mis humedecidos ojos aparecía la mítica secuencia del binomio Blackmore/Dio haciendo magia en el vídeo del directo de Alemania de la WDF del setenta y siete, pero esto es marginal. Y esta pasada noche de Septiembre 22 un Doogie White que muestra en sus facciones y en sus gestos lo dura que ha debido ser la vida con él en estos años, nos hacía testigos del homenaje que le estaba haciendo a la música que ama y a los tres años que tocó y compuso codo con codo junto al genio de las seis cuerdas que ha iluminado la vida de muchos de nosotros y que responde al nombre de Ritchie Blackmore. Demasiadas sensaciones encontradas para un único concierto.

Ya se acercaba el final de la actuación y para el último tema, allí no hubo bis ni nada que se le pareciese, Doogie dejó a un lado su micro y se puso a cantar a pecho descubierto ante un respetable merecidamente entregado al vocalista. La canción escogida no pudo ser más certera: “The temple of the king”. Sí, lo de antes, tampoco es de Alcatrazz, pero para esos momentos ni falta que hacía que lo fuese. La delicada balada que apareció en el primer disco de Rainbow, sin duda una de sus canciones más emblemáticas, y que nunca había sido interpretada en directo hasta aquella mágica gira del grupo del Arco Iris del noventa y cinco era la escogida para cerrar una noche de sentimientos tan encontrados. Doogie White consiguió sacar nuestras emociones a flor de piel y ni siquiera el dichoso técnico de sonido dedosdepalo pudo joder el momento. El final con un Doogie cantando a pelo y sin micro, demostrando la potencia de su voz y pidiendo a la gente que tararease el estribillo mientras recordaba la figura de Ronnie James Dio a voz en grito, demostraba una vez más que este tipo musicalmente y seguro que en los demás ámbitos de su vida se viste por los pies. Ese delicado final puede que ya me siga acompañando en un rinconcito de mi cabeza durante el resto de mis días.

 


 

 

                                                 Alcatrazz: "God blessed video". Vídeo oficial.
 

 

     Rainbow: "Man on the silver mountain". Hammersmith 3.11.95. Bootleg. Pura magia la improvisación de la parte final.

 

martes, 6 de septiembre de 2022

Ozzy: "Nothing feels right". Nuevo tema de su nuevo disco "Patient Number 9" y regreso de Zakk Wylde al grupo.

Ayer mismo veía la luz en las redes una nueva canción de Ozzy Osbourne titulada "Nothing feels right". Este tema, perteneciente al nuevo disco de inminente salida que lleva por título "Patient Number 9", cuenta con la guitarra de Zakk Wylde. En apenas un puñado de días podremos llevarnos a las orejas el nuevo redondo de nuestro entrañable Madman. Para este disco el elenco de guitarristas invitados tira de espaldas, puesto que prestan sus servicios a las seis cuerdas auténticas leyendas como Eric Clapton, Jeff Beck o Tony Iommi; de hecho su compañero durante tantos años en Black Sabbath resulta que esta es la primera vez que colabora en un disco en solitario del propio Ozzy. Conviene recordar que Osbourne ya hizo lo propio en el disco en solitario que el guitarrista sacó en el final de esos inciertos años noventa bajo el simple título de "Iommi", siendo "Who's fooling who" el tema escogido para tal fin.

Pero lo que resulta especialmente de enjundia -sin menospreciar el talento de estos grandes músicos, por Dios- es el hecho de que nuestro querido Zakk Wylde vuelva a prestar sus servicios, sus cuerdas, su talento y brutalidad innata en este nuevo disco de nuestro Ozzman preferido. Que Ozzy Osbourne no es nada sin los músicos de primera categoría que le rodean es algo que saben desde su propia mujer/mánager Sharon hasta el propio Osbourne... así como todo aquel que conozca mínimamente el recorrido musical de nuestro entrañable esnifador de hormigas. Y dentro de esta línea vital que le marcan sus colaboradores podemos subrayar la importancia de dos músicos por encima del resto: el trístemente malogrado Randy Rhoads y Zakk Wylde. El bueno de Randy modernizó la propuesta musical de Ozzy cuando Sabbath hacían aguas por todos lados y le puso en el mapa, llegando a alcanzar un éxito incluso superior al grupo de Tony Iommi & Co. Tras el trágico accidente que segó la vida de este genial guitarrista otros muchos han ocupado su puesto, pero nadie ha alcanzado las cotas de calidad y carisma que va derrochando por la vida Zakk Wylde. Recuerdo cómo gran parte de la prensa musical poco menos que se burlaba de él cuando salió el disco "No Rest For The Wicked", primero de Wylde con Ozzy y que siempre me ha parecido un discazo. Que si no punteaba y solo tocaba riffs, que si no tenía personalidad, que si no sabía actuar en directo y un sinfín de patochadas más, impropias de gente que si se dedica a escribir profesionalmente sobre esto debería demostrar tener un poco más de idea sobre el asunto... pero así está el patio, o al menos así estaba en nuestros adorados años ochenta/noventa. Sin problema; a golpe de guitarrazos, actitud y talento, Zakky fue poniendo a todos los bocazas en su sitio y haciendo que se fueran introduciendo todos y cada uno de sus comentarios por sus respectivos rectos. Y por si fuera poco, cuando tuvo que dejar a Ozzy por primera vez en 1994 se sacó de la manga el grupo Pride & Glory y un pedazo de disco llamado con el mismo nombre que es una verdadera obra de arte, además de toda una declaración de principios. La perfecta comunión entre el Rock Sureño y el Hard Rock potente y tocado con pelotas, pero esto es marginal. Hoy en día es uno de los guitarristas de Hard Rock más reputados y resulta interesante escuchar como esas mismas voces tan "entendidas" que antes le ponían a parir ahora se deshacen en elogios hacia su figura. Lo de siempre.

El caso es que para este humilde escriba sigue siendo el guitarrista ideal para acompañar al Príncipe de las Tinieblas, tanto en disco como en directo. Su puesta en escena es tan salvaje como sincera y efectiva. Todavía recuerdo la última vez que visitó Madrid en el 2018 acompañando a Ozzy y se marcó una actuación de bandera, con un pedazo de solo tras el clásico "War pigs" de esos que no se acaban nunca y en el que incluía extractos de canciones como "Miracle man", "Perry Mason", "Crazy babies" o "Desire", demostrando lo bueno que es y lo bien que empasta en el grupo de Osbourne. Es por esto que este nuevo disco tiene ese aliciente extra. Esta nueva canción es de corte lento y con alguna pincelada épica. Me recuerda una barbaridad a las composiciones del disco "Ozzmosis", cosas como "Denial", "Ghost behind my eyes" o "My little man", por citar algún ejemplo rápido. Eso son buenas noticias.

Así que, nada, con ganas de escuchar la nueva obra de Ozzy Osbourne acompañado de Zakk Wylde. Y con más ganas aún de verlos en directo junto a Judas Priest, por supuesto.

 

                                              "Nothing feels right", con Zakk Wylde.


                                             "Patient number 9", con Jeff Beck. Vídeo oficial.





viernes, 2 de septiembre de 2022

EVOCACIONES METÁLICAS: ACRACIA.

                                        ACRACIA.

Una sección de nuestro colaborador “Metálico”.

La evocación de este mes está dedicada al grupo sevillano Acracia, uno de los referentes del género en la capital andaluza. Con su Rock protestón -Mutrock, como ellos mismo lo definían- intentaron plasmar una Sevilla alejada de los tópicos, la ciudad real, la del día a día. Rock duro/Heavy ochentero con muchísima carga social en sus letras. Bastante interesantes.

Como siempre hacemos desde estas líneas, intentaremos esbozar un recorrido por la trayectoria de nuestra banda protagonista. Acracia se fundó en 1985 en la ciudad hispalense cuando a los hermano Sánchez Castro, Rafael a la voz y guitarra y José M. a la batería, se les unieron el guitarrista Manuel ‘el Heavy’ y el bajista Pepe del Pino. Con esta formación, el grupo saboreó las mieles de la vitoria al ganar el concurso de Rock de San Juan de Aznalfarache en 1986. Sin embargo y a pesar de ello el combo sufrió el abandono de uno de sus miembros, ‘el Heavy’. Ante esta situación, Acracia decidió no sustituirle para seguir como trío. Y parece que la idea fue acertada ya que el año siguiente, 1987, la banda se presentó al primer concurso nacional de música de la localidad toledana de Talavera de la Reina y lo ganó en la modalidad de Rock. Este triunfo posibilitó que dos temas suyos, ‘Al-Mutamid’ y ‘La idea’ apareciesen en un lp compartido con las otras bandas finalistas: Enigma y La Factoría, ambos de Talavera, Talión, de Erandio, Los Desconocidos, de Tomelloso, y The Buenos, de la provincia de Albacete.

Tras este éxito, el grupo continuó cultivando su directo y decidió grabar su larga duración. Sin embargo, apenas unos días antes de la fecha prevista para su entrada en los estudios musicales Audífono de Madrid, Acracia se quedó sin bajista. Diego Ruiz, que anteriormente había sustituido a Pepe del Pino en el puesto, abandonó la banda, dejando al grupo en una situación complicada. Pero ante esa tesitura, los hermanos Sánchez Castro tiraron para adelante y ellos dos solos se encargaron de la grabación de todo el disco completo, además en el tiempo récord de veintiocho horas. El lp titulado ‘La Otra Sevilla’ salió en 1988 bajo el sello independiente Mut Records, que había montado el propio grupo para ello. En total, once temas que destilaban a raudales ese Rock duro/Heavy tan de la época con unas letras muy combativas y políticamente comprometidas.

Este trabajo tuvo una más que aceptable repercusión. De hecho, permaneció casi un año en la lista de Los 20 Duros que publicaba la revista Heavy Rock; incluso llegó a ocupar el cuarto puesto de la misma codeándose con los mismísimos Barón Rojo. Además les permitió compartir escenarios con grupos como Muro, Manzano, Luz Casal, Barón Rojo u Obús. Y tocar fuera de nuestras fronteras, sí; concretamente en Alemania, donde realizaron una pequeña gira en solitario cantando enteramente en español salvo alguna versión en alemán -puesto que el idioma germano lo dominaba el vocalista por ser hijo de emigrante y haber pasado algunos años en aquel país-.

Para estos conciertos Acracia reclutó a un bajista llamado Javier, pero su paso por la banda fue efímero y a vueltas de tierras teutonas fue sustituido transitoriamente por Manolo Díaz ‘Luzbel’ hasta la incorporación del bajista argentino Luis Parra. Ya con este line-up el combo consiguió cierta estabilidad y multitud de conciertos por el país coincidiendo con grupos como Reincidentes, Medina Azahara o Legion. Llegaron así hasta 1994; momento en que, aprovechando la salida de Luis Parra, Acracia apostó por dar un nuevo giro de tuerca y abrirse también a otros sonidos. Para lo cual el grupo abandonó su formación de trío introduciendo a una vocalista, Emilia Pinzón, además de la entrada de Álex Kugel al bajo. Todo se plasmó en un nuevo lp de los sevillanos, ‘Contracorriente’ en el año1995. Este interesante trabajo, pero obviamente bastante diferente del primero, fue presentado en una serie de conciertos junto al grupo danés Khasmir. Sin embargo, el nuevo rumbo adoptado por el grupo no terminó de cuajar y al año siguiente Acracia entonó un hasta luego que duró nada más y nada menos que 10 años. Pues no fue hasta 2006 cuando los hermanos Sánchez Castro decidieron volver a montar el grupo junto al bajista Alejandro Soria ‘el Gato’. En un principio era solo para telonear a Barón Rojo en una sala sevillana, pero aquello les hizo retomar el grupo hasta por lo menos 2017, que es el año de la última publicación del Facebook de la banda. Durante este tiempo Acracia siempre tuvo en mente la posibilidad de grabar un tercer disco, pero sobretodo tocar y tocar manteniendo muy presente su compromiso social y político con conciertos en el pueblo de Marinaleda o en una celebración de la CNT de Málaga.

Además, en 2003, el sello Leyenda Records publicó una edición limitada de 500 copias de su primer lp, aprovechando que se cumplían los veinticinco años de su lanzamiento: ‘La Otra Sevilla. 25 Aniversario’. Se incluye, además del contenido original del disco, cuatro bonus tracks -dos pertenecientes al I Concurso Nacional de Rock de Talavera de la Reina de 1988, y los otros dos grabados en directo en su reaparición de Sevilla en 2006-, cartel del disco, gira de presentación, libreto con fotos, textos de canciones y datos biográficos, etc.

Como curiosidad, comentar que el letrista de muchas canciones del grupo era el padre de los hermanos Sánchez Castro, el ‘Bigotes’.

 

                                                                "Al-Mutamid".
 

 

Metálico.

 

 

Bibliografía:

-youtube

-www.spirit-of-metal.com

-no80-gruposnacionales.blogspot.com

-www.todoheavymetal.com

-metal-archives.com

-facebook.com/acracia.mutrock

-revolutionrockandroll.blogspot.com

-www.discogs.com

-laochenteca.com

-heavy80espanol.blogspot.com

-revista Heavy Rock

-leyendarecords.com

-malaga.cnt.es.

 

domingo, 28 de agosto de 2022

CHASCARRILLOS.

TRÍPTICOS EN ASCENSOR.

Una sección de nuestro colaborador "Ahí-Ku". 

 

Nueva temporada. Nuevo nombre: Ahí-Ku. Nuevos collages: Trípticos en Ascensor. Para viejos problemas.

 

 


 

jueves, 25 de agosto de 2022

Robert Plant habla del estado de su voz. Para no echar gota.

El que en su día fuese vocalista de Led Zeppelin se ha descolgado recientemente con unas peculiares declaraciones en las que habla de su voz. En una reciente entrevista para el prestigioso Los Angeles Times le preguntaban, una vez más, por los Zeppelin y por la posibilidad de reunirse de nuevo. Conviene recordar que la banda del zepelín se separó en mil novecientos ochenta tras el trágico fallecimiento de su batería John Bonham y desde entonces solo se han vuelto a juntar en tres ocasiones específicas: el festival Live Aid del ochenta y cinco, el cuarenta aniversario del sello Atlactic Records en el ochenta y ocho y tras el fallecimiento de su fundador Ahmet Ertegun en dos mil siete, concierto que grabaron y publicaron bajo el título de "Celebration Day".

Nuestro intrépido vocalista comenzó una carrera en solitario alejada del Hard Rock a principios de los ochenta y actualmente ha conseguido alcanzar un merecido estatus que le permite actuar como cabeza de cartel allá donde vaya. Lejos quedan los tiempos de telonero de Lenny Kravitz a principios de los noventa en los que no tuvo más remedio que meterse su ego y su flema inglesa entre las piernas, apretar el ojete y salir a escena a calentar a un personal deseoso de ver a Kravitz. Otros tiempos.

La sombra de Zeppelin es alargada. El grupo ha alcanzado un estatus de leyenda forjado sobre todo por la reticencia de Plant a juntarse y realizar un tour mundial propiamente dicho. Sus motivos tendrá, los de sus limitaciones vocales obvias y los más profundos.

El caso es que el periodista de turno le volvió a preguntar por Zeppelin y este se volvió a descolgar con su desinterés por revivir la música del grupo. Hasta aquí todo esperable: que si no le motiva volver a cantar "Starway to heaven" y todo el rollo habitual de estos casos. Sin embargo, la cosa adquirió un inesperado tinte cuando nuestro aguerrido frontman reflexionó como solo él sabe sobre aquellos lejanos años en compañía de Jimmy Page. Vino a decir que en el sesenta y ocho se sentía dominado por los tonos agudos de su voz, pero que hubo un momento en el que se cansó de ello. Observó que sus agudos habían caminado en otra dirección y que estaba interesado en otros registros lejos de esos tonos salvajes... ¿? Alguien como Plant está muy acostumbrado a tirar de la típica sorna inglesa y seguro que en las distancias cortas debe de ser un cachondo, pero es que eso de que sus agudos cogieron otra dirección y se cansó de cantar potente... En fin, un argumentario que supera cualquier expectativa de intentar hablar en el mismo lenguaje de la especie humana. Traducido al Cristiano: el amigo Robert nos vino a confirmar que no canta un carajo, cosa que tiene muy clara hasta la mayoría de sus acérrimos seguidores. Pero vaya, que es la primera vez que se lo leo en una entrevista; siempre ofreciendo su personal e imposible visión del asunto.

Acto seguido parece que reculó, añadiendo a continuación que antes de la pandemia decidió tocar en uno de sus concierto el clásico "Inmigrant song"... y comprobó para su sorpresa que todavía podía cantarlo. En fin, el que no se consuela es porque no quiere.

Tengo muy presente el concierto que ofreció como Page & Plant en Madrid en el noventa y cinco junto a Jimmy Page, así como un abultado número de grabaciones piratas -bootlegs, of course- en las que compruebas a las primeras de cambio que nuestro ínclito no canta una mierda y en las que efectivamente sus agudos le abandonaron para no volver jamás.

Poco importan estos documentos y consideraciones para todos aquellos que consideran a Robert Plant como una especie de semi Dios al frente del micro. Sin problema; una vez más, el que no se consuela es porque no quiere. De todos modos me temo que archivaré esta entrevista en la carpeta de documentos incómodos aclaratorios, para cuando haya que sacarla durante cualquier conversación en la barra de cualquier garito frente a cualquier seguidor talibán de nuestro querido vocalista.


                                                 Robert Plant: "Rock n' Roll". Knebworth 90.


viernes, 19 de agosto de 2022

ROCK' N' ROLL FICTION.

 Una sección de nuestro colaborador Paul Martín Simón.

“Emerson, Lord & Wakeman”.

 

Los que hayan escuchado el álbum "Live In London" del MARK III de Deep Purple recordarán cuando al presentar a la banda Jon Lord se refiere a sí mismo como Rick Emerson. Esta pequeña broma menciona a los dos teclistas más famosos de su época, Rick Wakeman del grupo Yes y Keith Emerson de E,L&P, que junto al propio Lord conformaban el triunvirato del Rock.

Al contrario de lo que suele pasar con los guitarristas, entre estos tres músicos siempre hubo una mutua y sincera amistad con recíprocas declaraciones de admiración.

Los tres compartían su amor por la Música Clásica con la pasión por el Rock, algo que hace unas décadas se veía como una imposible unión entre estilos irreconciliables.

Parece ser que sobre el año 1971 estos tres músicos pensaron hacer una grabación juntos. Algunas fuentes indican que Jon Lord en su álbum en solitario "Gemini Suite" de ese mismo año -obra dividida en seis movimientos protagonizados cada uno por la guitarra, piano, batería, voz, bajo y órgano respectivamente- pensó en invitar a Keith Emerson para tocar la parte del piano, aunque finalmente se encargó el propio Lord de interpretarla. Años más tarde Keith y Jon sí compartían portada en la revista Keyboard Magazine.

Jon Lord y Rick Wakeman sí aparecerían juntos en escena el año 2011 -¡cuarenta años después!- en el festival benéfico Sunflower Jam, organizado por Jackie Paice, esposa del batería de Purple Ian Paice.

Parece ser que en 1971 los diferentes representantes y compañías de estos tres amigos no se pusieron de acuerdo para una colaboración, auqnue tampoco debemos olvidar que cada uno de ellos andaban muy ocupados grabando discos como "Fragile", "Tarkus" o "Machine Head".

 



Paul Martín Simón.