Encuentros HUSH.
Este es un sitio musical, no nos engañemos, pero en el que nos vamos a acercar a la música que nos gusta desde distintos ángulos, cual prisma. Como ya dijo el añorado Jon Lord: la música es la forma de arte más elevada que existe; afirmación que, pese a disfrutar de otras manifestaciones artísticas, sostengo plenamente.
Clube de Adictos a Deep Purple
Clube de Adictos a Deep Purple
Púrpura Chess
This blog is basically a musical site. Here we talk about the music we like, using different angles. As dear and missed Jon Lord once said: “Music is the highest kind of Art that exists”. I think the same way too.
La fiesta de Halloween
tiene una gran tradición en el mundo anglosajón y, aunque en España apenas haya
tenido repercusión, en estos últimos años se están haciendo esfuerzos titánicos
de mayor o menor justificación y enjundia para conseguir que esta peculiar y
entrañable fiesta entre en nuestro ADN patrio.
Dentro del mundo del Rock
no puede pasar inadvertida esta festividad, contando con numerosos artistas que
tienen marcada esta fecha dentro de su actividad musical. Desde los propios Helloween, que adaptaron el término para
bautizar al grupo, nos encontramos con variados ejemplos. Artistas como los Cramps llevaron toda la imaginería de Halloween dentro de su personalísima
propuesta musical, el dúo formado por la explosiva Poison Ivy y el tristemente fallecido Lux Interior redefinieron durante sus años de actividad las
esencias del Punk, el Rockabilly salvaje y la música oscura
para ofrecernos sus visiones artísticas en forma de música, única y personal.
Tampoco podemos olvidarnos de Glenn
Danzig, el malhumorado cantante de la banda de culto Misfits, los Samhain y
su propio proyecto en solitario siempre ha jugado con toda la parafernalia de
esta sangrienta fiesta para darle ese toque oscuro y retorcido a su también
personalísima fusión de elementos Rock,
Punk y música cincuentas bajo una capa tenebrosa y llena de terrorífico
misterio. No en vano desde hace unos años escoge los días finales de Octubre
para llevar a cabo su gira anual por EEUU llamada Blackest of the Black, como no podía ser de otro modo.
Glenn Danzig caracterizado para su próximo disco.
Las referencias son innumerables, artistas como Alice Coper, Marilyn Manson, White y Rob Zombie o King Diamond entre otros muchos tienen grandes paralelismos con la estética de esta festividad. Parece que esta mezcla de terror y
humor es del agrado de la mayoría de la sociedad americana, donde niños y
adultos disfrutan disfrazándose de sus peores pesadillas para salir de fiesta a
pasárselo bien. En fin.
Este año ha resultado especialmente curioso ver a otros artistas
disfrutando de esta señalada fecha en sus actuaciones de directo. Hemos podido
ver al grupo Tool poniéndose en las
botas de Led Zeppelin para
interpretar su clásico “No Quarter”
en su pasado concierto de Tempe del día treinta y uno de Octubre.
Tool: "No quarter". Tempe.
También ha resultado cachondo disfrutar de la máscara que lució Rob Halford durante el pasado concierto de Judas Priest en la localidad de Regina la misma noche. No deja de ser llamativo que el otrora denominado Metal
God salga a escena con una especie de careta. Desde luego si hay alguien
que está rompiendo con todos los tabúes del Heavy Metal de los años ochenta ese es el entrañable Rob. Bravo por él. Por lo que a mí
respecta puede hacer lo que le parezca oportuno; ya sabemos, con el Metal
God no se bromea.
Rob Halford y su máscara.
Judas Priest: "Living after midnight". Fragmento.
Y jugando en una liga superior nos encontramos a Michael Schenker. El rubio guitarrista alemán sigue demostrando
cada día que pasa que no solo es uno de los grandes genios con los que nos ha
bendecido la historia de la música, sino que está de vuelta de todo y de todos.
Nuestro hombre sabe que toca la guitarra exageradamente bien, ha sido una de
las principales influencias para cualquier humano que alguna vez en su vida
haya intentado colgarse una guitarra eléctrica tocando Rock y eso se nota cada vez que decide enchufar su instrumento. Ocasionalmente, imagino que cuando se encuentra de buen humor y los
astros se colocan adecuadamente, ha salido al escenario con una peluca rubia –similar
a la melena rubia que lucía en los setenta- para dejar nuevamente sentado al
personal mientras ejecuta sin esfuerzo y con su inimitable buen gusto las
distintas notas de sus relampagueantes solos como si nada. Cualquier día puede ser Halloween para Michael y eso es bueno. Un genio único y especial.
Esta canción pertenece al
disco del mismo nombre que publicó el grupo en 1994, hace la friolera de más de
veinte años; ni más ni menos. Eloy
es uno de esos grupos que podríamos denominar de culto, se encuentran en activo
desde 1969 gracias a la visión y tesón de su guitarrista, cantante y líder Frank Bornemann. Aunque nunca alcanzó
el estrellato siempre han estado muy bien valorados en su Alemania natal,
conservando una importante legión de seguidores fieles que disfrutan con cada
uno de sus lanzamientos discográficos y que agotan las entradas de las
actuaciones en directo que llevan a cabo en sus escasas giras.
Frank Bornemann.
Este grupo del denominado
por los eruditos musicales como Rock
Progresivo ha conseguido mantenerse a flote durante todos estos años
apostando por su propia identidad musical y sin hacer prácticamente concesiones
a los sonidos o esquemas musicales que estuvieran de moda en cada momento, lo
que hace todavía más romántico y coherente su bagaje musical. Aunque apareció
en la Alemania del Krautrock realmente
tiene muy poco que ver con ese característico sonido alemán, imperante en los
finales años sesenta y principios de los setenta. Eloy ha tenido que sobrevivir a las mayores dificultades que el
duro negocio musical ofrece a todos aquellos grupos que no tienen ningún single
de éxito en las listas o que no han alcanzado la fama en ninguno de los
momentos de su carrera, lo suyo ha sido una competición de fondo, cimentando
paso a paso su recorrido musical sin que nadie les haya regalado nunca nada.
La canción que nos ocupa
apareció en plena fiebre del sonido Grunge,
lo que a Bornemann y compañía le
podía importar lo más mínimo. Eloy
publicó una vez más un álbum que nada tenía que ver con las modas del momento;
solo para paladares exquisitos. El disco presenta su particular interpretación
de elementos sinfónicos, progresivos y propiamente rockeros pasado por el tamiz
de la peculiar voz de Frank Bornemann.
Pese a contar con grandes canciones como “Fatal
illusions” o “Company of angels”
nos vamos a detener en el tema que titula al disco. “The tides return forever” comienza como una especie de tema lento
o medio tiempo bajo la voz susurrante de Bornemann.
Las guitarras acústicas del inicio te acarician mientras introducen la propia
música. La canción tiene ese corte épico que consigue un interesante
contrapunto con la suavidad de la melodía. El estribillo es una preciosidad que
consigue aumentar la intensidad con sus cuidados coros aunque sin variar los
compases. Poco después el tema vuelve a parar en seco para dar paso a un
delicado solo de guitarra y continuar caminando dentro de la densidad medida
que parece tener la canción.
Jocelyn B. Smith.
Hasta ahora el tema les queda redondo, poco más
que decir, de haber finalizado aquí estaríamos hablando de una gran canción. El
asunto viene con la parte final, el momento en el que se introduce de nuevo el
estribillo pero con otro arreglo que demuestra que Frank Bornemann es un músico excepcional. Se introduce bruscamente
la voz de Jocelyn B. Smith y aquello
cobra una nueva e inesperada dimensión, la canción da un vuelco de ciento
ochenta grados para desembocar en un clímax final con la voz maravillosamente
desgarrada de Jocelyn acompañada en
un segundo plano de la propia voz de Frank
y de unos coros espectaculares a los que se les añade una orquestación que te
deja de piedra; hasta tres líneas distintas de voces podemos disfrutar en ese
final in crescendo que se abalanza sobre el oyente produciendo una cascada de
sensaciones. Desde el momento de su publicación este tema ha pasado a ser una
pieza importante de sus directos, no es para menos, pero la versión en estudio
es de esas cosas que quedan perfectas y cualquier modificación o retoque le
quita parte de su grandeza. Es que incluso la letra resulta acertada, con esa
alegoría que supone no perder la esperanza en ningún momento porque, tarde o
temprano, acabamos alcanzando aquello que nos proponemos si no dejamos de
perder la Fe y el esfuerzo en conseguirlo. El título es una preciosidad en sí
mismo: la marea siempre vuelve; pura
poesía. Y el diseño de la portada del disco, en clara alusión a este título, no
puede ser más artístico y evocador; una figura esperando en un suelo seco y
árido, que parece no tener final, a que llegue la vida. Fantástico.
Como pasa con todas las
grandes canciones, se volvió a reeditar con una nueva versión. El disco se
volvió a publicar veinte años después añadiendo como tema extra una nueva
versión de esta canción. Aunque ya sabía el resultado no pude sustraerme a
adquirir de nuevo esta joya y, en cuanto escuché la nueva remezcla, no puede
evitar comprobar que estaba en lo cierto: la nueva versión era bastante peor
que el tema original. Hay determinadas cosas que es mejor dejarlas como están,
porque el más mínimo cambio puede hacer que pierdan su magia. En este momento
me quiero acordar de todas las nuevas mezclas, remezclas y nuevas versiones con
las que nos bombardean las compañías discográficas e incluso algunos artistas.
Entiendo que han perdido mucho poder en el mercado con lo de las descargas
ilegales de internet y tienen que vender para recuperar beneficios, pero es
vergonzoso que te intenten vender hasta cuatro y cinco veces el mismo disco
habiendo pasado poco más de uno año de su edición. Muchas veces sale un cd al
mercado y al par de meses vuelve a salir con un tema extra costando un riñón,
pero es que al medio año editan otra nueva versión con otros dos extras y al
año lo vuelven a publicar con un cd extra de entrevistas, tomas en directo,
distinta portada, vídeos o cualquier otra cuestión peregrina que se les ocurra.
En fin, que muchas veces lo más lógico es descargarse el disco de modo ilegal y
esperar un año para adquirirlo completo.
Eloy: "The Tides Return Forever" Remasterizado.
Eloy se
encuentra dentro del saco de grupos de Rock
progresivo. Esta extraña especie, única en su género, pulula por su propio
submundo incoloro degustando complejas y enrevesadas esencias musicales
inalcanzables para el oído común del oyente medio. Desde luego que resulta
necesario detenernos en este interesantísimo género musical, lo dejaremos
pendiente para otra entrada. Los amantes del Rock progresivo, porque no son simples seguidores sino auténticos
enamorados de este tipo de música, pertenecen a un exquisito elenco de elegidos
capaces de experimentar complejas sensaciones gracias a complicadas y
enrevesadas estructuras musicales. Se reúnen en sus recónditos santuarios para
intercambiar experiencias al más alto nivel musical, acompañados por sus
fetiches en forma de discos o cds que les permiten acariciar esa especie de
éxtasis místico que solo les pueden aportar determinadas composiciones y
ejecuciones musicales. Me identifico con muchas de estas connotaciones,
consecuencias lógicas para algunos de nosotros e incomprensibles a ojos del
resto de la especie humana. Para la mayoría de personas gente como Robert Fripp hace años que no ejecuta
más que ruido con su instrumento, pero para algunos avezados oyentes
diseminados por el universo resulta que hace música tan especial y compleja que
no puede ser entendida por la mayoría. En fin, las cosas del progresivo.
La mítica banda de nuestro
protagonista Frank Bornemann ha ido
haciéndose hueco dentro de este género, poco a poco y disco a disco. Puede que
no sea el primer grupo al que citan los entendidos, pero cualquiera que haya
degustado su música sabe que esconden unas cuantas gemas en su discografía de
incalculable valor.
La festividad de la Virgen del Pilar fue testigo,
entre otras cosas, de la gira española de Glenn
Hughes con su banda en solitario. La Voz
del Rock actuó en Bilbao, Madrid y Barcelona durante este mágico puente del
territorio español. El concierto madrileño tuvo lugar en la conocida Sala Arena, en pleno centro de la
capital. Había ganas de volver a ver al amigo Glenn en Madrid, puesto que su última vez por la capital se produjo
allá por 2008, si exceptuamos el concierto que ofreció para Radio 3 en 2009. Más de siete años es
mucho tiempo sin uno de los mejores cantantes de la Historia y eso se notó en
la afluencia de público, que llenó practicamente la sala haciendo casi
imposible disfrutar del espectáculo en unas condiciones mínimas.
Pontus Engborj, Glenn Hughes y Doug Aldrich.
Glenn Hughes venía con una
formación a trío: Pontus Engborj en
la batería y Doug Aldrich haciéndose
cargo de las guitarras. Una de las dudas a prori consistía en averiguar la
capacidad del grupo para sonar a trío, no es nada sencillo sonar nítido y a la
vez compacto cuando llevas bajo, batería, una guitarra y nada más. Esta
cuestión quedó resuelta con la primera canción, en la que Pontus se puso a repartir cera mientras que Glenn jugaba con las líneas de su bajo y Doug Aldrich nos demostraba que es uno de los mejores guitarristas
de la actualidad.
Del
telonero Jared James Nichols no
podemos decir mucho porque entramos en la sala durante la recta final de su
actuación, lo único que se puede comentar tras una breve escucha es que sonaban
bastante bien y nos dejaron con las ganas de haber presenciado su show íntegro.
Quedan apuntados para la próxima ocasión.A
las nueve en punto comenzaba el concierto de Glenn Hughes. El reducido escenario de la sala resultaba perfecto
para que los tres músicos ofrecieran su propuesta musical, echando toda la
carne en el asador desde el primer momento. El tema de arranque fue “Stormbringer”, la primera referencia
al catálogo Purple de esa noche.
Sonó fuerte y cruda, con un Doug Aldrich
llevando la voz cantante con su guitarra mientras que dejaba el espacio
necesario para que la voz de Hughes
se luciese con todo su esplendor. Empalmaron con “Orion”, una de las pocas referencias a la discografía en solitario
de Glenn, que resaltó la base
rítmica formada por Pontus y Hughes; un tema con ese groove tan marca de la casa. Hay que
decir que el sonido fue bastante aceptable durante casi toda la actuación, una
de las ventajas de llevar solo tres instrumentos y la voz.
Siguieron
dos temas de su etapa en Trapeze,
esa pequeña delicadeza de grupo con una propuesta de Rock tan ecléctico que siempre mereció mejor suerte. Durante la
presentación Glenn -que estuvo muy
locuaz durante todo el show, gastando bromas y contando anécdotas de su
interesantísima trayectoria vital… en inglés, claro- tuvo el detallazo de
acordarse del tristemente fallecido Mel
Galley, amigo y compañero de esos primeros años de Trapeze, mientras nos deleitaban con “Way back to the bone” y “Touch
my life” sacando a relucir esa faceta Funk
que tanto le gusta al propio Hughes
y que tan bien sabe interpretar; dos canciones llenas de pasión y emociones
encontradas.
Después
le tocó el turno a “First step of love”,
la única referencia a su proyecto de los ochenta junto al guitarrista Pat Thrall. Una versión brillantemente
ejecutada desde ese inicio lento e inquietante hasta que el tema rompe camino
del estribillo. Acto seguido Aldrich introduce
un tema que lleva ese regusto de los Purple
Mark III, por un momento pensé que estábamos ante la intro de “Mistreated”, pero al final resultó ser
la agradable sorpresa de la canción llamada “Sail away”, también de Purple.
En la actual era internet es practicamente imposible que un músico sorprenda
con el setlist, puesto que está colgado en la red desde el minuto uno. Generalmente
tengo la costumbre de no consultar las canciones que el artista va a
interpretar, asunto que a veces resulta algo complicado, porque me gusta que el
grupo me sorprenda con su directo y eso fue exactamente lo que pasó. La bonita
canción de Deep Purple sonó con
profundidad y pasión, comandada por un Glenn
que cantó como nos tiene acostumbrados. Parece mentira que un señor de sesenta
y cuatro años mantenga semejante capacidad y poderío vocal. En este concierto
volvió a demostrar que es el mejor cantante del mundo. Cantó modulando,
susurrando o gritando cuando lo pedía cada momento, sin abusar de ningún
recurso en concreto pero usándolos todos cuando era oportuno. No solo es capaz
de cantar lo que quiera de la manera que quiera, sino que sabe cómo hacerlo en
cada momento. Grande.
Al
presentar a Doug Aldrich se acordó
del también tristemente fallecido Ronnie
James Dio, al que recordó como el Rey
del Rock, enfatizando que todavía seguía siéndolo, pese a haber muerto. Un
bonito recuerdo que contrasta con la imagen huraña e injusta que mostró Ritchie Blackmore en unas recientes
declaraciones cuando, al anunciar su vuelta al Rock para cuatro conciertos, ni siquiera tuvo el detalle de
referirse explícitamente a él a la hora de recordar a algunos músicos con los que
había trabajado; un Blackmore que
sabe perfectamente todo lo que le debe al pequeño gran hombre. En fin, muy
triste. El caso es que Hughes
recordó la anécdota del día que conoció a Doug
Aldrich, al que le presentó el propio Ronnie
un día que invitó a Glenn a su casa
y coincidieron los tres. Este preámbulo dio paso al tema “Good to be bad” del disco homónimo de Whitesnake y en el que colaboró en su composición el propio Doug. Pedazo versión se marcaron a una
guitarra y con la voz sobrenatural de Hughes;
para mandársela a David Coverdale.
Tras
este recordatorio a la estancia de Aldrich
en la Serpiente Blanca llegó el
turno de un nuevo solo del guitarrista, otra vez jugando con esa esencia Purple de la etapa de “Burn”. Estábamos ante la intro del
famoso tema “Mistreated”, canción
abanderada de los shows de Hughes en
solitario. Este es uno de los momentos en los que Glenn aprovecha para echar el resto en lo que a su interpretación
vocal se refiere y en esta ocasión no iba a ser menos. En el recuerdo de algunos
de nosotros estaba el show del año 2007 en esta misma sala en la que a Glenn le dio una bajada de tensión tras
interpretar este tema y tuvo que retirarse a los camerinos cancelando el resto
de la actuación. En aquel momento la prensa musical especializada fue
especialmente injusta con él por el hecho re retirarse. Como casi siempre, no
se enteraron de nada. Glenn ofreció
en ese tema una interpretación vocal tan intensa y excepcional, de esas que no
vas a escuchar jamás en boca de ningún otro cantante, que no pudo continuar, se
vació completamente para unos cientos de afortunados que tuvimos la ocasión de
presenciar eso. Cuando ocurrió este momento llevaban setenta minutos de
actuación, pero esto no fue suficiente para librarse de las críticas, algunas tan
injustas como infundadas, que recibió. La noche del sábado de 2015 Glenn y su grupo comenzaron a
interpretar “Mistreated” ante un
público entregado que se volcó con este tema, cantando las líneas de voz del
estribillo ante un Glenn que paró al
grupo para que el público cantase mientras no podía disimular su asombro y
emoción. Un momento realmente bonito. En la parte final del tema nos volvió a
ofrecer una improvisación vocal acompañándose solo de algunos suaves acordes de
la guitarra de Doug que le servían
de tenue colchón para regalarnos esas melodías en las que jugaba con sus
distintos tonos vocales como solo él sabe y puede hasta alcanzar el clímax
final con unos gritos estratosféricos y todo el grupo sumándose en el
apoteósico final; veinticinco minutos de “Mistreated”
para todo aquel aficionado que recuerda con nostalgia aquellos tiempos en los
que los grupos alargaban y modificabanlas canciones en directo cada noche. Conviene comentar que esta vez he
visto a un Glenn Hughes que ha
jugado mucho más con la voz que en ocasiones anteriores, ofreciendo una gama de
registros apabullante y moviéndose en terrenos Rock, Funk y Soul con
una deliciosa y total libertad. Se nota que le gusta mucho Stevie Wonder y no se me ocurre mejor maestro para alguien que quiera
cantar. Me vienen a la memoria los recientes comentarios de Ian Gillan comentando con esa mala
intención suya habitual que Hughes
es una copia de Wonder. Me parece
que Glenn no copia a Stevie Wonder en ningún momento, sino
que lo usa como una de sus muchas influencias; para hacer algo bien primero
tienes que haber mamado de los mejores y Glenn
en esto es un maestro. Innecesarias declaraciones de un Ian Gillan que, pese a ser uno de mis favoritos de toda la vida y
seguir siéndolo, tal vez debería mirarse al espejo o escucharse en directo
antes de hablar.
Continuó
el concierto con el solo de batería de Pontus,
acompañado de Doug a la guitarra,
demostrando lo bueno que es y lo bien que le viene a este trío. Esperemos que
esta formación perdure, aunque con Hughes
ya se sabe. Tras esto le tocó el turno a Black
Country Communion, el penúltimo proyecto de Glenn que grabó tres grandes discos y que terminó como el Rosario
de la Aurora. Sonó “One last soul”,
que fue el primer tema que el grupo dio a conocer en su día y que además es una
de sus mejores canciones. Finalizó el show con “Soul
mover” otro de sus temas en solitario en el que vuelven a rezumar con
fuerza esas raíces Funk que tanto le
gustas a Hughes. La principal pega que le encuentro a los directos de Hughes en
la actualidad es que apenas recupera discos de su carrera en solitario, que los
tiene y muy buenos. Entiendo que hay temas clásicos que todo el mundo quiere
escuchar, pero también tiene una carrera en solitario llena de canciones
brillantes. Especialmente doloroso resulta que no recupere nada de
discos como “From Now On”, “Feel”,
“Addiction”, “The Way It Is” o “Songs
In The Key Of Rock” entre otros.
Para
el bis irrumpen con un “Black country”
cargado de rabia y mala leche, seguido de “Burn”
como punto y final. La intensidad y energia con la que Glenn arremetió “Black
country” me vuelven a hacer pensar en que este señor nació hace sesenta y
cuatro años. Desgraciadamente el sonido al final, sobre todo con “Burn”, empezó a saturar en ese
ridículo empeño de subir el volumen por parte de los técnicos, o de quién sea,
pensando que así consiguen aumentar la intensidad del evento. Acabó el
concierto dejándonos encantados y con ganas de más. Glenn prometió volver el año que viene; como no. Veremos.
Glenn Hughes: "Mistreated". Sala Arena. 10.10.15. (Inicio cortado).
Agradecimientos a Raúl Elvira y a sus grandes fotos.