Clube de Adictos a Deep Purple

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Púrpura Chess

This blog is basically a musical site. Here we talk about the music we like, using different angles. As dear and missed Jon Lord once said: “Music is the highest kind of Art that exists”. I think the same way too.

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jueves, 25 de junio de 2020

Para qué usa la gente la música en época de cuarentena. VII.


En estos tiempos inciertos y grises que estamos viviendo, en mitad de la pandemia mundial más asoladora, desconcertante y cruel que nos ha tocado vivir en los últimos cien años, en estos momentos en los que la naturaleza humana se nos descubre una vez más como algo frágil, soberbio e indefenso, también la música nos acompaña con inusitado protagonismo en nuestro viaje. Vuelve a demostrar su papel terapéutico ante el camino de incertidumbre, muerte y dolor que nos ha tocado recorrer, bajándole los humos a nuestra condición como especie y permitiendo que nos demos de frente con la realidad de nuestro limitado y egoísta sentido en el devenir de la vida.
Si lo consideramos desde una perspectiva histórica, seguro que nunca fue tan fácil luchar contra una pandemia como lo que le ha tocado hacer a nuestra generación. Ante una amenaza vírica global en una gran parte de nuestro “mundo civilizado” lo que habíamos de hacer era sencillo: quedarnos en nuestra casa, saliendo solo a adquirir la necesaria comida que estaba a nuestra total disposición en cualquier supermercado/tienda... y aun así hemos demostrado que somos muy capaces de cagarla. Aunque también es de justicia decir que igualmente hemos sido capaces de arbitrar canales extraoficiales para llevarle un bocado a casi todo aquel que estaba pasando necesidad. Pequeño rayo de esperanza que hace intuir que no está todo perdido. Hoy más que nunca sigue siendo imprescindible la capacidad de sentir y esbozar una sonrisa.

En toda esta travesía nuestra querida música ha jugado un papel que se me antoja importante; nos ha ido acompañando en las alegrías, penas, aciertos, penurias, agobios, dudas, indecisiones, seguridades, incredulidades y toda la gama de estados anímicos. Su función rehabilitadora y vital se ha puesto de manifiesto más que nunca durante esta pandemia, circulando desde lo trivial y lo anecdótico hasta lo esencial. No hay más que echar un vistazo a sus manifestaciones en forma de cantos de ánimo y superación para darse cuenta de su importancia inherente al hecho humano, tanto individual como social.

Supongo que la vida es la capacidad para adquirir conocimiento a lo largo de un camino lleno de situaciones y circunstancias que nos causan desde la felicidad hasta el dolor. Resulta esencial ser capaz de asumir con tranquilidad todo lo que te viene, poniéndolo en perspectiva, asumiendo nuestras limitaciones y siendo capaces de hacer de todo una lectura positiva para sacar conclusiones que nos permitan seguir nuestro camino.
En todo este camino la sonrisa es un acompañante ideal y desde esa perspectiva nace este texto que, además de reconocer el dolor, solo busca oxigenar un poquito y detenerse en esa trivialidad que a veces es básica para escalar cualquier montaña de plata que se nos ponga por delante. Volvemos a fijarnos en la música para desmenuzar una serie de patrones que nos han acompañado durante estos meses de reclusión voluntaria para unos y forzada para otros. Son deliciosamente subjetivos e irreverentes, cualquiera puede discrepar y seguro considerar otros distintos; por supuesto. Os dejamos con esta imposible selección con el simple deseo de pasar un pequeño rato entretenido.



   -Para escucharla a todas horas.

A la gente que nos gusta la música, los que no podemos vivir sin ella y más que probablemente ya seamos enfermos de este asunto, la situación de confinamiento ha sido como la espoleta que nos ha dado la señal para escuchar música sin parar. Mucha gente entendemos la vida con música y el hecho de no tener que interrumpir su escucha –o limitar al mínimo las situaciones en las que no puedes hacerla sonar– ha abierto un abanico de posibilidades y situaciones. La posibilidad de pulsar el botón de On de tu equipo sin tener que preocuparte del momento en el que presionar el temido Off que significa el final presenta sin duda un nuevo paisaje en la realidad diaria de muchos de nosotros, algo cercano al paraíso me atrevería a subrayar.
Un oasis de júbilo, un estado de nirvana total que seguro no será compartido en el caso de que compartas tu existencia diaria con alguien que no sienta esa, digamos, pasión irrefrenable que llevas dentro de tu ser hacia esa sucesión de sonidos. En ese caso no habrá más remedio que negociar con duras cumbres y asambleas en las que se llevará el gato al agua el negociador más contumaz.
Y no quiero ni pensar en lo que pueda ser la convivencia con alguien hacia el que no sientas nada o directamente detestes, pero con el que la vida te haya llevado a la difícil situación de compartir casa. En ese caso seguro que debe ser entretenido contemplar el campo de batalla en el que se pueden convertir las estancias del otrora cálido hogar.


   -Para salir al balcón a dar palmas.

Pues sí. Si alguna canción ha alcanzado el reconocimiento masivo durante estos meses de confinamiento, esa ha sido sin duda el “Resistiré”. No, el de Barón Rojo no; sino el del infame Dúo Dinámico. Les presupongo en dura pugna con la “Macarena” de Los Del Río en cuanto llegue la nueva normalidad para ver qué canción de las dos es capaz de llevarnos al sufrimiento más exasperante en base al presupuesto de su sobreexposición absoluta como si de una tortura china se tratase. En fin, que, aunque a algunos no nos guste demasiado –por decirlo suave–, hay que reconocer que ha sido uno de los emblemas definitivos de estos duros meses.
Otra cosa es lo que ha llegado a degenerar el género humano a la hora de hacer partícipes al resto de sus semejantes de las ideas más atómicas para hacerla sonar desde sus respectivas viviendas. Era llegar las ocho de la tarde y aquellas mentes privilegiadas que seguro desconocen el significado de lo absurdo nos ofrecían sus particulares redefiniciones del concepto de arte; debo reconocer que con alguna de ellas me he tronchado hasta decir basta, por lo que su función de alegrarnos un poquito el día se cumplió con creces.
Tampoco es justo olvidarse de que el clásico inmortal de Barón Rojo que recibe el mismo título que la ya archiconocida melodía de nuestra entrañable pareja dinámica también tuvo su protagonismo, aunque en un terreno más cercano al Hard Rock. Se llevaron a cabo algunas versiones… incluso una de ellas promovida por el nuevo grupo que han montado Sherpa y Hermes Calabria. Se descolgaron con una versión acústica con un cuidado toque Country y una letra adaptada que tiene su aquel. También resultó curioso el abierto posicionamiento político que hizo público José Luís Campuzano. El siempre amigable Sherpa se desmarcó con unas declaraciones a un periódico cuya línea editorial también tiene su aquel en las que se despachó a gusto. Nada que objetar, cada cual puede tener y defender las ideas políticas que estime oportuno. Aunque supongo que su sentida y abrupta defensa de algunos de sus presupuestos se encuentre en las antípodas de muchos de sus seguidores y del que esto suscribe. Sus propios compañeros del grupo Los Barones hicieron público otro comunicado en el que se desmarcaron de dichas declaraciones, recordando la importancia de la libertad de expresión, pero manifestando claramente que no compartían las opiniones del bajista.
Por otro lado los hermanos De Castro quisieron dejar claro que no estaban de acuerdo con ninguna utilización de uno de sus temas estrella en medio de esta pandemia y mucho menos para favorecer promociones o intereses particulares o ideológicos. Postura que puedes compartir más o menos, pero que en mi opinión es más que coherente y les honra.



   -Para otras performances.

Al hilo del apartado anterior. Lo de las mil y una maneras de hacer sonar “Resistiré” solo es la punta del iceberg de ese deseo parece ser innato que deben de tener algunos seres humanos de exhibirse dejando aparcado el sentido del ridículo. Nos ha permitido dar rienda suelta a las más variopintas locuras que alberga la mente de la evolución del primate. No me voy a detener en ninguna de ellas, puesto que todos tenemos en nuestra retina algunos de esos disfraces, actuaciones, representaciones y demás parafernalia tan estrambótica como impredecible que ha corrido como la pólvora por las redes sociales de un sinfín de personajes que podrían encajar sin problemas en cualquier Comedia de Figurón; bueno, igual adolecen en su mayoría de la calidad necesaria para aparecer dentro de uno de los subgéneros del teatro del Siglo de Oro. De cualquier modo uno no puede por menos que alucinar al comprobar en lo que puede degenerar el verte obligado a no salir de tu domicilio.
Pese a que en determinados momentos no he podido evitar haber pasado un rato entretenido con el casual visionado de los imposibles e hilarantes momentos de gloria de algunos de estos sujetos y sus necedades varias, reconozco que lo más incómodo del asunto ha sido cuando estos visionarios han hecho partícipes a sus hijos de semejante dislate. Una cosa es que tus progenitores saquen de los infiernos de su ser una reprimida vena artística y otra bien distinta es que los pobres infantes se vean abocados a convertirse en cómplices de su supuesto minuto de gloria. Por favor, que las heridas de la niñez se convierten en cicatrices que nos acompañan de por vida. Me imagino la cara que pondrán esos tiernos efebos cuando alcancen la madurez y chequeen el vídeo de las performances que realizaron sus padres… porque apuesto a que dichos progenitores se grabaron orgullosos en vídeo con la intención de conservarlo como prueba del crimen.


   -Para grabar vídeos y colgarlos de internet.

Aunque parezca que puede tener relación con lo anterior, abordamos un concepto distinto. Durante estos meses que hemos permanecido encerrados en nuestras respectivas residencias han proliferado las grabaciones realizadas por todo tipo de músicos, de variadísimo pelaje y similar enjundia. Todos estos artistas han compartido con el resto de la humanidad distintas canciones que han puesto en circulación registradas desde sus propias casas; en muchos casos el artista de turno ha usado su propio estudio de grabación. Puntualicemos que todo el que se lo puede permitir invierte su pasta en cuanto puede en construirse un estudio de grabación en sus propios dominios, cosa que por otro lado me parece una de las consecuencias lógicas del hecho de ser músico: qué mejor que disponer de la logística necesaria en tu propio hábitat para registrar la música que se te ocurra en el momento que te parezca más adecuado. Bueno, aunque para llegar a ese estatus debes disponer de unas finanzas boyantes; el resto del personal se debe conformar con grabar en su habitación con la puerta cerrada… y, oye, muchas veces sacando un sonido de excelente calidad.
La oferta ha sido tan abultada que casi acabamos antes enumerando a los artistas/grupos que no han colgado ninguna canción en internet bajo estas características. El nivel y calidades varían desde lo impresionante hasta lo mediocre, como en cada casa. Debo reconocer que uno de los que más gratamente me ha sorprendido ha sido The Circle. El grupo de Sammy Hagar, Michael Anthony, Jason Bonham y Vic Johnson se ha desmarcado con una serie de grabaciones bajo el adecuado título de The Lockdown Sessions. Bajo esta marca han compartido con todos los que les han querido escuchar un puñado de versiones de clásicos que te quitan el hipo; si es que donde hay clase se nota aunque no puedas ni salir de tu casa.

                                           The Circle: "Good enough". "The Lockdown Sessions".

                                            The Circle: "Right now". "The Lockdown Sessions".

Especial relevancia han tenido en estos días las composiciones con marchamo de himnos/clásicos que llevaban la lucha contra el COVID 19 (me resisto a considerar este sustantivo como género femenino) como bandera. Dentro del Hard Rock se han lanzado distintas grabaciones plagadas de colaboraciones. Se han sacado versiones del “Resistiré” de Barón Rojo, como antes hemos señalado, e incluso Ronnie James Dio ha tenido su merecido momento de gloria cuando varias agrupaciones de músicos han versionado la canción emblema de su clásico proyecto benéfico, conocida como “Stars”; incluso desde Córdoba varios músicos del panorama rockero nacional con el vocalista Manuel Escudero a la cabeza han llevado a cabo su personal rendición a dicho tema.

                                           Córdoba por el Heavy: "Grita". Versión del tema Stars".

Por supuesto las grabaciones de otros géneros musicales también han poblado las redes con composiciones, versiones y acústicos de lo más variopinto… hasta los insufribles cantautores se han metido su petulante e impostado pedigrí por donde les ha entrado y se han lanzado al barro con tonadillas grabadas desde el sillón de su casa destinadas a arruinarle el día al más pintado. También para el recuerdo quedará la sentida reflexión/canción que entonó Madonna desde su bañera de rosas en plena pandemia (sic). Y, por supuesto, mención aparte merece nuestra imprescindible Paulina Rubio. La querida Paulina no ha necesitado cantar nada frente a la webcam de su ordenador. Ella está por encima de todo eso. Un buen día que se levantó flex decidió compartir con el resto del mundo unas inconexas palabras mientras parecía hacer uso de algún tipo de sustancia sospechosa cuánto menos. Impagable y surrealista momento que una vez visualizas va a resultar difícil que salga de tu cabeza.



   -Para usar en redes sociales.

Aquí no hablamos de artistas que se graban, sino del uso por parte de la gente de la música que le gusta para compartir, adornar o encabezar el ingente número de diferentes mensajes que seguro habrán surcado las redes a millones durante estos meses de encierro. Gracias a Dios todavía usamos el lenguaje verbal por teléfono cuando tenemos que transmitir alguna información relevante. Por eso mismo presuponemos que el contenido de la mayoría abrumadora de dichos mensajes habrá versado entre lo banal y lo estúpido, pero solo lo presuponemos.


   -Para que suene de fondo.

Pero no solo la música ha sido protagonista en determinados momentos y situaciones de nuestro día a día en estos últimos meses, también ha habido mucha gente que la ha usado como hilo de fondo en sus distintos quehaceres diarios. Habida cuenta de todo el tiempo que nos hemos visto obligados a pasar confinados en nuestras casas a buen seguro que el reproductor del cd, mp3 o diversas emisiones radiofónicas han hecho sonar una y otra vez de manera aleatoria –Dios, jamás entenderé que alguien decida escuchar canciones al azar como si de una suerte de lotería musical se tratase- los distintos cortes musicales que nos han servido de acompañantes sonoros. Cuanto menos curioso resulta imaginar al personal cocinando platos, todo tipo de panes o repostería variada a la par que el artista o grupo más insospechado dejaba en el aire la impronta de su sonido. Y todavía resultará más curioso el hecho de presenciar los avatares de algunos de esos improvisados cocineros que a buen seguro nunca antes habían pisado o se habían detenido en esa parte de la casa en la que se encuentran algunos electrodomésticos que probablemente ni siquiera saben poner en marcha.

  
   -Para descubrir nueva música.

Estar obligado a permanecer en tu hogar, sin salir… y al lado de un ordenador con conexión a internet. Las posibilidades de acceder al mundo virtual exterior se multiplican exponencialmente y la música no iba a permanecer ajena a este hecho. Es el momento ideal para adquirir y/o descargar nueva música. La mayoría de las veces el factor tiempo es la dura barrera de realidad que nos impide escuchar al grupo tal o cual que acaba de salir o a otros que llevan años en esto, pero de los que todavía no se habían dado las circunstancias para degustar nada de su producción discográfica. Así que encontrarse de pronto ante esta nueva realidad del confinamiento ha proporcionado una plataforma perfecta para pegarle unas cuantas escuchar a nuevos discos y grupos que en otras condiciones tal vez habrían tardado más tiempo en llegar a nuestros oídos o directamente nunca hubiésemos escuchado. Y eso siempre es una deliciosa sorpresa.
Tal vez nuestras queridas nuevas generaciones de consumo musical basura que invierten su tiempo en descargar montañas de archivos musicales en mp3 que seguro no escucharán jamás y a las que intentar convencer de que el entretenimiento musical no debe ser gratuito resulta un esfuerzo estéril, no entiendan nada de lo que aquí se escribe. No importa. Apartémonos a un lado y dejémosles con su pobre ilusión de colorines mientras nos dejamos seducir por el secreto placer de llevarte a la boca un nuevo disco de esos que te sorprenden y convierten de inmediato tu día en algo mucho más bonito y vital.


   -Para ampliar nuestra discografía.

En este apartado queremos referirnos a todos esos oyentes que realmente disfrutan de la música, sienten pasión por ella y tienen el comprensible deseo de expandir sus conocimientos al respecto. Rogamos se abstengan de seguir leyendo todos los acumuladores de discografías comprimidas en datos de ordenador y ejemplares similares, porque no entenderán nada de lo que aquí se relate y corren el riesgo de que les explote la cabeza ante una sucesión de letras sin comprimir. Hablamos de los que escuchan música de verdad, los que necesitan que suenen en toda su integridad las diversas canciones y discos por los que tienen curiosidad o que les han despertado algún indicio de que aquello pueda ser algo que merezca la pena pasar por la oreja.
Para todas estas personas que necesitan degustar el arte en su totalidad y con una necesaria tranquilidad, que presupongo cada vez se encuentran en un mayor peligro de extinción ante el empuje de la estupidez humana, estos meses de aislamiento han debido ser el caldo de cultivo ideal para detenerse un poco más en profundidad en aquellos grupos y artistas que significan algo para ellos, pero de los que todavía no conocen al completo su producción discográfica. Pocas cosas hay en la vida tan apasionantes como zambullirte sin protección en una vieja obra que desconocías de tal o cual músico y que resulta que te vuela la cabeza. Y aunque no todo lo nuevo que escuches te tiene que gustar, de hecho mucho no te dice gran cosa, por el placer de encontrar algo bueno y sumar un título más a tu colección merece la pena todo el proceso. Ya ves, tonterías que degustamos los lunáticos que disfrutamos dándole a cada creación artística el tiempo que se merece.



   -Para darle otra oportunidad a grupos que no conocíamos.

Subapartado del anterior. No solo se trata de bucear en los artistas que más nos gustan; cuanto más te guste una determinada manifestación artística, más la disfrutarás si consigues eliminar los estúpidos prejuicios que puedas tener o te hayan introducido sobre la misma. De este modo es un ejercicio saludable el de acercarse a algunos de esos grupos que no conocemos. Muchas veces el procedimiento es arduo y lento, porque también se puede dar la situación de que te encuentres con morralla de dudosa enjundia, lo que pasa es que cuando descubres algo que te resulta realmente bueno aparece esa sonrisa en tu rostro que no hay manera de borrar. Para estos menesteres, como para otros muchos ámbitos de la vida, lo ideal es dejarte aconsejar por los amigos que compartan tus mismas pasiones musicales –que no necesariamente tus mismos gustos, aunque también valen estos últimos–. Impagables han sido los ratos de cuarentena que seguro algunos hemos pasado charlando por teléfono –o por las dichosas redes- aconsejando este grupo o el otro y, a su vez, dejándonos aconsejar de cosas a las que casi con seguridad no nos hubiéramos ni acercado.


   -Porque te obligan.

No solo de fanáticos musicales sin remedio se puebla este bendito mundo. También nos encontramos con gente que no siente una pasión especial por el hecho musical, pero que disfruta de la escucha eventual de su hilo sónico. Hasta aquí todo correcto, te pones la radio mientras realizas cualquiera de los quehaceres de tu rutina diaria y listo. El problema puede venir cuando te toca convivir con alguien que siente una irrefrenable pasión musical... que no tiene que coincidir necesariamente con el hilo radiofónico de los sujetos a los que nos referimos. Entonces se puede generar un cúmulo de situaciones tan disparatadas como peligrosas. Imagina que no te gusta un determinado estilo musical, pero a tu compañero/a le encanta. Supongo que te ves abocado a degustar, quieras o no, las bondades del género musical de turno.
Aquí hay que ponerse en el pellejo de las partes implicadas. Está claro que si no te gusta un determinado tipo de música y te ves abocado a oírla de fondo no debe de ser un plato de gusto. Aunque no es menos cierto que tampoco es de recibo que el que sienta una pasión vital por dicha música se vea lastrado de su escucha ya que al primero no le asiente bien.
Imagino que, como en todas las parejas, se tratará de un toma y daca en el que uno valore todos los aspectos positivos y negativos del otro, pudiendo compensar entre las virtudes y los defectos de ambos hasta llegar a conclusiones. Algo así como que determinadas virtudes pueden hacer más llevaderos los posibles defectos o diferencias. Desde aquí agradezco públicamente a todas las parejas que puede que no disfruten los gustos musicales de sus cónyuges, pero que de alguna manera entienden o empatizan con la pasión que les puede conducir a escuchar música sin parar.
Lo que desde luego no alcanzo a imaginar es la convivencia con alguien fanático del temible, insondable y desconocido submundo gris de los cantautores. Eso sí que es la prueba definitiva del amor verdadero.


   -Los que no escuchan música ni confinados.

Ejemplares poco frecuentes, pero existentes a fin de cuentas. Da igual que te tengas que confinar en tu domicilio sin salir durante tres meses o que de repente amanezcas confinado en una isla desierta solo con un cepillo de dientes, un reproductor  y una maleta de cds, que ni en esas circunstancias te dignarás a hacer sonar música; puede que tal vez uses los cds para hacer fuego enfocando al sol y así poder asar los peces que caces en la orilla. Eso sí, seguro que con tu reproductor intentarás de todas las maneras imaginables sintonizar alguna emisora… para escuchar la radio; no música, solo a tipos hablando.
Esto de solo la radio es algo inquietante. Puede que hace veinte años los canales para informarte fuesen más escasos –que para acceder a la información seguimos teniendo los mismos tristes filtros a día de hoy–, pero es que en la actualidad, con todas las diferentes posibilidades que tenemos para acceder a la información, ahí siguen los defensores de la radio, cuál secreta agrupación masónica que se siente en la posesión de la verdad mientras nos mira a los pobres plebeyos revolcándonos en la ignorancia.
Reconozco sin pudor alguno que perdí mi interés por completo hacia las ondas a una edad muy temprana. Esos supuestos gurús del micrófono, la inmensa mayoría tan esbirros de la voz de su amo como los que salen por las TVs o en muchos sitios de la red, no hacen más que vender el mismo papel mojado de siempre solo que con diferentes envoltorios. En fin.


   -Para no volvernos locos.

Si algo han puesto a prueba estos meses de reclusión ha sido nuestra capacidad para no volvernos locos. Que nuestra vida, hábitos y costumbres han dado un vuelco radical es un hecho. La obligación de permanecer recluidos en nuestros lechos con la única licencia de abandonarlos solo por motivos de salud, para comprar comida o para deberes de obligado cumplimiento –incluido lo de sacar a pasear al perro, claro- seguro que ha llevado a muchos hasta el límite de sus cabales. Una cosa es que decidas o te apetezca quedarte en tu casa y otra muy distinta es que la ley te obligue a hacerlo… y con fecha límite indeterminada.
Frente al estrés, al aburrimiento, al agobio, a la desidia o al monocolor en el que en muchos momentos seguro nos hemos instalado durante estos meses cada uno habrá buscado las válvulas de escape a su alcance para sobrellevar el asunto con la mayor dignidad posible. Por supuesto la música ha sido un recurso muy a mano dentro de esta peculiar situación de paréntesis y ni que decir tiene que todos los que nos hemos abrazado a ella una vez más frente a la adversidad nos hemos sentido reconfortados de algún modo en medio de tanta incertidumbre. Ya se puede torcer todo en tu día a día, que no hay nada como volver a amanecer y hacer sonar en tu equipo nada más levantarte el estupendo “Pictured Within” de Jon Lord. Su inigualable sensación de tranquilidad te inunda casi de inmediato y te permite volver a echar un vistazo a tu mochila con una nueva perspectiva.

                                          Jon Lord: "Pictured Within" y detalle del libreto interior.


   -Para ponerla a todo trapo.

Claro que sí, no solo de tranquilidad vive el hombre. A veces resulta necesario dar rienda suelta a toda la adrenalina que llevamos dentro y no se me ocurre mejor manera que escogiendo algunas de esas canciones y discos que sin concesiones te vuelan la cabeza. Aquí no hay sitio para las medias tintas, las ambigüedades o los quiero y no puedo que pueblan nuestro singular universo musical. Te puede gustar o no, lo puedes tolerar o detestar, pero en momentos así nada se acerca a la fuerza que desprende una batería salvaje, un bajo contundente y hambriento, una guitarra amplificada retumbando orgullosa y una voz entregada en cuerpo y alma a una misión. Son las herramientas perfectas para que sobre ellas cabalgue una composición musical de esas que sacan tu instinto a flor de piel. Cada estilo y forma musical tiene sus peculiaridades, sus virtudes y defectos, pero si quieres sacar toda la rabia acumulada de lo más profundo de tu ser difícilmente lo conseguirás rebuscando en la discografía de Art Garfunkel. Seguro que cada uno tiene sus propios discos de cabecera para esta empresa de hacer sonar el volumen al once.



   -Para crear ambiente de garito mientras charlamos por redes sociales.

Cierto es que si alguien nos habla a finales de 2019 sobre la pandemia que nos está tocando vivir muy pocos lo habríamos creído. Y tampoco es menos cierto que si con anterioridad al confinamiento nos cuentan algunos de los comportamientos que algunos de nuestros queridos semejantes iban a legarnos para la posteridad, puede que todavía menos de nosotros hubiésemos dado crédito.
Si nos movemos dentro de esa clave de ocurrencias atómicas en las que se ha contado en todo o en parte con la música, en uno de los primeros lugares de este singular ranking solo apto para unas pocas mentes privilegiadas tendríamos que colocar sin remedio a la idea sobre la que versa este apartado y que eleva a la potencia la sensación de desconcierto que representa.
Resulta que ante la imposibilidad de socializar en cualquier bar/pub/antro que nuestros intrépidos lectores podrán denominar como gusten, un singular grupo de sujetos tuvo la imposible idea de crear un propio espacio festivo de reunión con los colegas en su propio domicilio. Que no puedes salir de casa, es finde por la noche y tu cuerpo te pide acción… no hay problema: te montas tu propio garito virtual en tu propio domicilio. No está del todo claro, pero la idea parece sigue unas determinadas pautas. Enciendes el ordenador, te conectas por videoconferencia o similares –con la vertiginosa velocidad con la que las nuevas tecnologías nos engullen ya no sé ni siquiera qué nuevos sistemas están a nuestro alcance para hablar con el prójimo-, pones tu música, acomodas las luces y… ya está, ya estas con los parroquianos como si la estuvieses tomándola en cualquier garito que suelas frecuentar. Por supuesto, también hay alcohol; como no. No hay reunión social que se precie sin alguna que otra copa, aunque la realidad sea que te la estés tomando solo en tu casa. Poco importa eso una vez que vendes tu alma al diablo de la ventana virtual.
Me imagino la escena en tu habitáculo. Te preparas con tus mejores galas… para no salir de casa; pero es que, claro, te ven y tú ves por la gran pantalla virtual, así que hay que estar aparente. Sacas la cerveza fría o los hielos para mezclar cualquier cosa, que tal y como está el patio será alguna de esas ginebras súper exclusivas que necesitan de una licenciatura cum laude para saber servirla como supuestamente se debe servir. Los más convencidos por la noble causa que nos ocupa hasta habrán montado un pseudo sistema de luces que haga las veces de cutre-discoteca en la misma habitación, salón o cualquier otra zona recóndita que se encuentre en tus dominios. Te pondrás estupendo e interesante y al lío con el garito virtual. Y quién sabe, igual se da bien la noche y hasta acabas conectando con otro alma gemela, practicando sexo virtual –si es que eso es posible- o simplemente encontrando lo que buscabas cuando decidiste embarcarte en esta peculiar empresa. O tal vez acabes tumbado en tu cama, con una castaña considerable mientras llenas de arrugas esa camisa que reservas para salir y que tanto te gusta.
Visto de este modo, si la velada no está siendo de tu agrado, no hay que esperar a nadie para irte a casa. No tienes más que desconectar la corriente y al sobre. Igual es que estos individuos son unos visionarios que acaban de sentar las bases de la nueva socialización. Quién sabe.
Si vives solo o con algún iluminado más como tú, nadie más podrá presenciar en vivo y en directo tus evoluciones sobre lo que antes era el simple y sencillo hogar dulce hogar. El asunto sin embargo se pondrá interesante si resulta que convives con tus padres o con cualquier otro sujeto que, digamos, no conecta como tú con todo este rollo de la nueva realidad virtual. Debe ser entretenido que en un renuncio en el que vayas a la nevera a por más hielo o a por cualquier estúpido artefacto con el que creas que se mezclará mejor tu jodida ginebra te tropieces con tu progenitor en gayumbos que va a por esa lata de cerveza que te pide el cuerpo cuando te mueres de calor. Dos personas compartiendo los mismos escasos metros cuadrados, coincidiendo ambas en el noble oficio de prestarse a ingerir una bebida, pero que difícilmente pueden estar en universos más separados. Impagable escena e igual de inquietante lo que se pasará por las respectivas cabezas de ambos seres. Imagino que esa debe de ser la nueva normalidad.


   -Porque no podemos vivir sin ella.

Nada cambia. Ya puede salir mal todo lo que pueda salir mal, ya pueden cercarte de manera asfixiante los peores augurios y presagios o confluir los astros para generar la carambola vital perfecta que te llene de felicidad, que, para todos aquellos que amamos la música y no podemos sustraernos a su poder tan delicado como aplastante, esa estremecedora sucesión de sonidos va a seguir caminando a nuestro lado y coloreando nuestra existencia con su desbordante gama de tonalidades. Como de manera muy acertada ya proclamó en su día Alfalto: es algo más que una intención.











18 comentarios:

  1. Genial tu clasificación. Ahora que no me hables del Resistiré de marras, que estoy de la cancioncilla hasta las p... Será el tema del verano, si es que hay verano con bares, discotecas, canción del verano y todo eso, que como está el aptio lo dudo.

    Ginés

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  2. My entretenido, jaja y lo de montar tu propia discoteca en casa es triste pero cierto. Conozco a gente que se tomaba unas copas mientras chateaba con colegas como si saliesen de fiesta. Es los que tienen las tecnologías, que ya casi todo lo puedes hacer sin salir de casa. Un saludo de Javi

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  3. "Las heridas de la niñez se convierten en cicatrices que nos acompañan de por vida". Vaya un titular, con el que no puedo estar más de acuerdo. Me ha encantado el artículo, y das en el clavo con casi todo. Un fuerte abrazo de Chema.

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  4. El apartado del garito con colegas es lo más. Por increible que parezca esto ha ocurrido, y puede que haya venido para quedarse. Ya no solo tenemos las aplicaciones de internet para conocer gente (lo que antes se hacia saliendo por la noche de bares) sino que ahora ya hasta te llevas la fiesta a tu propia casa, para mear y no echar gota.
    Y estoy de acuerdo también con lo de la puta ginebra ¿que coño es eso de mezclarla con cien mil gilipolleces para tomarte un cubata? Nos estamos volviendo todos locos jaja.

    The Rocker.

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  5. Gran artículo. Me gusta la alusión a los hermanos de Castro, que viendo el filón del Resistiré dejaron claro que con su música no se comercia cuando hay vidas en juego. Siguen siendo íntegros (de los pocos que quedan así) Y del Sherpa es que no merece ni gastar tiempo con él. Al menos ya se ha quitado la máscara. Saludos y Larga vida al Barón (el original). El Caso Perdido

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    1. Lo del Sherpa ha sido de traca, media vida con unas letras criticando al poder, las injusticias y defendiendo al más pobre, y ahora resulta que solo era fachada, vamos, para vender discos. Esta es la gente que de boquilla va diciendo una cosa pero luego serían felices con un gobierno de derechonas que explotase al trabajador mientras a ellos les asegurasen su culo calentito. A quedarse con los discos y no con la persona. Jndro

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  6. Eso es una estantería potente y lo demás son tonterías jajajj. Muy bueno.+++++++ Esther

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    1. Te tengo que mandar una foto de la mía, no es como la del artículo pero no desmerece jeje. Pues eso, que somos enfermos del heavy y no hay ya solución. Mikel

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    2. Por tus estanterías se sabrá lo que te gusta el rock, eh? jaja. Aunque eso ya no está de moda hoy en día, que todo el mundo escucha el jodido spotify ese. Esther

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    3. Yo soy de la vieja escuela. Tienes las puertas abiertas para ver mis posesiones musicales cuando quieras jaja Mikel

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    4. Vaya, vaya ¿me estás invitando a tu casa? Esto se pone interesante jaja Es que me acabo de levantar y todavía no puedo mantener una conversación coherente. Pero tomo nota
      Esther

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    5. Veo que nos levantamos a horas parecidas. Soy de palabra, por lo que claro que tienes acceso a mis dominios. No sé si deberíamos seguir por privado o algo así, jejej Si te gusta la buena música, no lo vas a pasar mal por aquí. Mikel

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  7. Queda escribir sobre lo que ha hecho la peña en casa encerrados durante la pandemia, que ahí seguro que sale un artículo para despelotarse del todo jaja. Un caluroso saludo (no hay piscinas,cagontó) Rafa

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    1. Eso, otro sobre las gilipolleces que habremos hecho en nuestras casas, y que nunca nadie sabrá... bueno que algunos lo habrán colgados de sus móviles, para más despelote.

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  8. Es una gran idea, seguro que saldría de ahí algo tan potente como las distintas marcianadas que ha hecho parte del personal cuando no podía salir de su propia casa. Aunque dejaremos que otro lo cuente, por mi parte si no hay música de por medio el asunto pierde rápido el interés. Muchas gracias por todos vuestros comentarios y si hemos conseguido sonreír un poquito al leerlo ya está el objetivo alcanzado.

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    1. Si no te parece mal lo escribo yo mismo, que hay para hacer varios tomos de alucinógenos del personal jaja. Buen verano. Fran

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  9. Esta pandemia está sacando todas nuestras miserias. Estar obligado a no salir de casa antes, y ahora lo de las mascarillas, las distancias y todo lo demás hace que afloren nuestros comportamientos y rayadas más raras. Es que ves a la peña y lo flipas.
    Por otro lado no sé como vamos a acabar, por que luego están los que pasan de todo, y el virus todavía no ha desaparecido. Como bien se dice al principio del artículo, la estupidez humana sigue avanzando. Carlos.

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  10. Más que una intención pasa por ser de lo mejor de Asfalto, y de lo mejor del rock español. Cierto, pocas letras dan tanto en el clavo con lo que sentimos por la música los que la amamos. Loki

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