Una sección de nuestro colaborador Paul Martín Simón.
Charlie Watts, el hombre que no quería estar allí.
En el film de espìonaje “Seducción Peligrosa” –“Blue Ice”, 1992– Michael Caine regenta un club de Jazz donde toca una banda de Swing cuyo sonriente batería no es otro que Charlie Watts, baterista de Rolling Stones. Con este pequeño cameo cinematográgico Charlie refleja cuál era su verdadera pasión musical. ¡Entonces! ¿cómo llegó a tocar en la banda de Rock más famosa de todos los tiempos?
Todo empezó en 1963, cuando los primeros Stones tenían dificultades para encontrar un batería fijo, alternando entre el futuro “The Hero” Tony Chapman y Mick Avory, que prefirió irse con los Kinks. Mick Jagger invita a Charlie, que toca con los Blues Incorporated de Alexis Korner, a sentarse a las baquetas con ellos. Este acepta más por simpatía hacia Jagger y el bohemio Keith Richards que por afinidad musical. Con Brian Jones nunca llegó a congeniar. Además a los Rolling le empiezan a no faltar conciertos, dejando incluso su trabajo estable como diseñador gráfico. Pronto se unió al grupo el hoy desaparecido Bill Wyman al bajo. Juntos formaron una sólida base rítmica, a la par de ofrecer una imagen seria e hierática.
Charile Watts se convirtió en un batería sencillo, pero de toques que hacen profundamente reconocible cada tema; el ritmo vudú de “Sympathy for the devil”, el paso entrecortado de “Honky tonk women”, el pseudo Reggae de “Emotional rescue”, los saltarines redobles de “Get off of my cloud”, el golpe de hi-hat cuando Jagger susurra “Angie”... En efecto Charlie se subió a la nube de los sueños de miles de chavales que buscaban fama y dinero tocando Rock.
Tristemente Charlie fallecía a finales de Agosto de 2021.
Se ha aireado ahora un acontecimiento sucedido hace algunos años. Tras un concierto de los Stones en Holanda se montó una fiesta en el hotel a la que no faltaron Jagger y Richards, mientras que el tranquilo Watts se retiró a su habitación a descansar. Ya de madrugada, un Jagger pasado de copas decidió levantar a Charlie de su cama llamando a la habitación al grito de: “¡dónde está mi batería!”. Charlie, una vez perturbado de su sueño, se levantó, se vistió de traje –Charlie era conocido por su elegancia al vestir y por su colección de pañuelos de lino– y bien acicalado bajó al vestíbulo en busca de Jagger. En cuanto le encontró le propìnó un puñetazo, diciendo: “¡yo no soy tu batería, tú eres mi cantante!”. No sabemos cuanto hay de cierto en esta anécdota, siendo el principal testigo Keith Richards, que también venía de fiesta.
Charlie deja mujer, hija, nietos, una cuadra equina y una colección de Quepis y Colts de la Guerra Civil americana. Hasta siempre Charlie. Descansa en Paz.
Paul Martín Simón.
Un bonito homenaje. Los Rolling ya no serán lo mismo sin el motor del bueno de Charlie dirigiendo y asentando los pies en el suelo para todo el grupo. Fran
ResponderEliminarMuy emotivos los dibujos, sobre todo el segundo, despidiéndose de todos con la portada del directo de finales de los sesenta. Por cierto, vaya conciertazo que se dieron, salió hace tiempo en su versión completa, y una maravilla. DEP Charlie Watts
ResponderEliminarÁngel.
Ya está reunido con Charlie Parker. Se ha ido sin duda el mejor músico de los Rolling Stones.
ResponderEliminarSon unos dibujos muy entrañables. No sabía la anécdota del puñetazo, pero segruo que esta gente habrá pasado por miles de ellas. Lo piensas y es increible el éxito que han conseguido alcanzar.
ResponderEliminarEnhorabuena por los dibujos, un homenaje con muy buen gusto a un músico con mucha clase que nos dejó. david
ResponderEliminarNo siendo los Rolling uno de mis grupos, no se puede negar la impronta de Charlie Watts en el rock, y en una de las bandas en activo más famosas de todos los tiempos. Unos dibujos entrañables. DEP
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