Encuentros HUSH.
Este es un sitio musical, no nos engañemos, pero en el que nos vamos a acercar a la música que nos gusta desde distintos ángulos, cual prisma. Como ya dijo el añorado Jon Lord: la música es la forma de arte más elevada que existe; afirmación que, pese a disfrutar de otras manifestaciones artísticas, sostengo plenamente.
Clube de Adictos a Deep Purple
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Púrpura Chess
This blog is basically a musical site. Here we talk about the music we like, using different angles. As dear and missed Jon Lord once said: “Music is the highest kind of Art that exists”. I think the same way too.
Una sección de “Cortadillo, el
encargado de la Renol”.
Chascarrillos sobre los
tiempos que corren a pie de obra… en la cadena de montaje… en los pensamientos
de una vaca, que al no saber qué hacer… con el rabo mata moscas.
Esta sección de collages responde a visiones,
percepciones y miradas muy personales acerca de lo que la vida expone a través
de sus diferentes canales de expresión.
Sin pretensiones… desde la humildad de quien no sabe y desde la
grandeza de lo que la vida nos ofrece… cada collage representa un
golpe de inspiración de quien se considera tan ciego en estas cosas del arte.
No hay títulos… no hay descripciones ni explicaciones por ese respeto
que siento por la libertad de expresión y por la mirada libre… sin colorantes
ni aditivos… de quienes su curiosidad les ha traído hasta estas imágenes.
En estos días tan desconcertantes como decadentes, días en los que parece que todo está permitido con tal de convencer, arañar, dividir, anexionar y ganar, recordamos esta canción de Sammy Hagar en la que nos regala una letra tan inspirada como certera.
Y, además, resulta que la canción es una preciosidad. Sammy cantando como los ángeles, desgarrando y rompiendo esa privilegiada voz como solo él sabe y puede hacerlo sobre una composición de muchos quilates. Pese a quién pese y contra viento y marea: no hay verano sin la familia Van Halen.
Hace cuarenta años Kansas editaba su noveno álbum titulado "Drastic Measures" en el año 1983, sin duda el menos conocido y con menor repercusión comercial y artística de la banda de Topeka.
Muchos seguidores lo desconocíamos, nunca fue editado en nuestro país, y creíamos que hasta el álbum de reunión "Power" de 1986 el grupo había colapsado tras la edición en 1982 de "Vinyl Confessions" donde el mítico teclista y vocalista Steve Walsh había sido sustituido por el desconocido John Elefante. Este fue el primer cambio en la formación desde su debut en 1974. Sin embargo, al terminar la gira de 1982, la salida del violinista y vocalista Robby Steinhardtdeja maltrecho al grupo.
Reducidos a quinteto con Kerry Livgren a la guitarra y teclados, Rich Williams a la otra guitarra, Dave Hope al bajo, Phil Ehart en la batería y John Elefante como vocalista y teclista deciden seguir su carrera.
"Drastic Measures" supone un cambio dramático en el sonido y la imagen de Kansas, ya desde la extraña portada en blanco y negro mostrando unos músicos de cámara con un bazoka. En lo musical, el "novato" Elefante toma las riendas compositivas relegando al máximo compositor Kerry Livgren a la autoría de solo tres canciones.
Abre el álbum un potente tema de ritmo machacón "Fight fire with fire", esta canción apareció en posteriores recopilaciones para mayor intriga de sus seguidores. Siguen con el pegadizo "Everybody's my friend", sátira sobre las falsas amistades que aparecen al calor de la fama. Ambos temas se editaron en single y se grabaron para vídeo clip, algo muy de los ochenta; dos buenos vídeos de la época, un tanto surrealistas. El tercer tema "Mainstream" lo firma Livgren con potentes guitarras marca de la casa. Con "Andi" llega la balada, sutil y apacible. En "Going thorugh the motions" dominan los teclados, recordando un poco a Saga, cuando antes solía ser al revés.
"Fight fire with fire". Vídeo oficial. "Everybody's my friend". Vídeo oficial.
Más temas lentos tipo Kansas en "Don't take your love away". El álbum se cierra con otras dos composiciones de Livgren: la confesional "End of an age" e "Incident on a bridge", más cercanas al sonido clásico del grupo y donde más se echa de menos el sonido del violín de Steinhardt.
En definitiva "Drastic Measures" no es el mejor disco de Kansas, pero no es un mal disco. Tal vez el error fue editarlo como un álbum de una banda tan especial como Kansas. Si lo hubiesen firmado como, por ejemplo, John Elefante Band o usado el título del disco como nombre de un nuevo grupo igual se habría valorado de otro modo.
Animamos en este cuarenta aniversario, a escuchar este disco, reconociendo su valor musical y evitando comparaciones.
Hace apenas un par de semanas Paul Rodgers compartió con el mundo este preciosista "Living it up". la canción constituye el primer single de adelanto de lo que será su próximo nuevo disco titulado "Midnight Rose". El famoso vocalista de Free, Bad Company, The Firm, The Law, Queen y como artista en solitario es uno de los principales referentes en lo que a esto de cantar se refiere. Todo el mundo -repito: todo el mundo- ha sido influenciado por su impresionante capacidad vocal. Sus fraseos y cadencias están grabadas a fuego en la cabeza de millones de cantantes, desde los más desconocidos hasta muchos de los grandes que todos admiramos. De hecho la mayoría de ellos no tienen problema alguno en citarle como una de sus influencias.
Es el primer disco de composiciones nuevas que nuestro querido vocalista publica en solitario desde aquel ya lejano "Electric" del año 1999. Pero no piensen que lleve casi veinticinco años sin publicar música nueva, no. En estos años nos ha regalado varios directos amén de un estupendo disco de revisiones de clásicos de Blues, Soul y Rhythm & Blues denominado "The Royal Sessions" en el que el vocalista recupera algunas de las canciones que más le marcaron en sus inicios. Por otro lado nuestro admirado Rodgers sacó al mercado en 2008 el fantástico e infravalorado "The Cosmos Rocks", fruto de la unión con Brian May y Roger Taylor bajo el apelativo Queen + Paul Rodgers. Esta nueva reunión de Queen con Paul como cantante levantó innumerables ampollas entre los fanáticos seguidores del añorado Freddie Mercury. Que Paul Rodgers canta como los ángeles, que es uno de los tipos con más gusto, clase y talento al micro que ha dado esto de la música y que le daba a las míticas canciones de Queen un toque exquisito resulta tan obvio que cualquiera que tenga sus dos orejas conectadas al cerebro y al corazón puede comprobar en cuanto abre la boca para interpretar la primera canción que escuches. No obstante esto es algo imposible de digerir y mucho menos reconocer para los miles de fans talibanes de Mercury repartidos por el globo. Es otro de los ejemplos claros de peña intransigente y mitómana con la música que pulula por estos mundos de Dios convencidos en lo más profundo de su interior de que nadie más puede cantar los temas de Queen. En fin. No me detendré mucho en justificarlo ya que este mismo tema se trató en estas páginas y con Rodgers como protagonista, se puede leer aquí.
"Living it up" es una canción que recuerda ese buen Blues Rock que lleva Paul practicando desde finales de los años sesenta. Es muy de agradecer que nos presente un adelanto con su sello clásico de calidad y estilo. Free/Bad Company por todos los poros de la canción. El disco está producido por Bob Rock y Cynthia Rodgers, mujer del propio Paul. El siguiente adelanto está anunciado para finales de Julio y el disco completo estará en las tiendas el próximo veintidós de Septiembre. Nos cuenta Rodgers una anécdota curiosa sobre la portada de dicho álbum. Por lo visto surgió como un regalo por el cincuenta aniversario de su mujer Cynthia. Paul le preguntó a Cynthia qué regalo quería y al final acabó pintándole un cuadro que por lo visto ha servido para la portada de este nuevo disco. Con ustedes el vocalista que siempre quiso Ritchie Blackmore para su grupo y que estuvo a punto de materializarse en un par de veces, pero ambas sin éxito.
El único e irrepetible King dentro del apartado de músicos para este humilde servidor. Sé que hay grandes guitarristas apodados King con sus discos circulando por el mundo y arrastrando a millones de seguidores, seguro que bien ganado se lo tienen y algunos de sus discos habitan en mis estanterías, pero para este plumilla el King que manda no es otro que Freddie King. Una carrera muy corta, tan solo nos acompañó durante esos escasos cuarenta y dos años que llegó a cumplir, pero su impronta, estilo, fuerza, poder y esa manera de cantar y tocar la guitarra acompañará sin duda a todo aquel que le abra su oreja y sienta algo por el Rock' n' Roll.
No se me ocurre mejor manera de pasar una tórrida noche de verano que pinchar en el reproductor, analógico o virtual que poseas, cualquier disco de este ilustre músico mientras lo acompañas con tu bebida fría preferida. Sirva de pequeño ejemplo ilustrativo este "Ain't nobody's business" que nuestro hombre se marcó en directo hace la friolera de cincuenta años. Apuro mi orujo de café helado mientras Freddie demuestra por qué es el rey.
No hay verano sin Beach Boys, esta afirmación es tan real como
la vida misma. Los calores para casi todos y las vacaciones para algunos menos
nos devuelven al oído la música de los hermanos Wilson& Co.
Esta bonita composición ha sido una de las últimas nuevas canciones que este grupo
tan inmortal nos ha regalado. Al Jardine la publicó dentro de su disco
solista titulado “A Postcard From California” en el ya lejano año 2010.
De hecho podemos asegurar sin miedo a equivocarnos que gracias a esta canción
se empezó a cimentar lo que acabó siendo la reunión de todos los miembros
originales y vivos del mítico grupo para la gira mundial que realizaron un par
de años más tarde. Dicha gira de reunión coincidía con el cincuenta aniversario
de la primera grabación del grupo.Los campamentos de Mike Love y de Brian Wilson
decidieron enterrar por un año sus respectivas hachas de guerra y consiguieron
lo imposible e impensable. De hecho el concierto que esta formación realizó en
el idílico entorno de Hoyos del Espino dentro del festival Músicos en
la Naturaleza ese verano de 2012 sigue grabado a fuego en un rinconcito de
mi alma, resultando una de las actuaciones más intensas y emotivas de las que
haya sido testigo en toda mi vida.
Beach Boys reunión '12: Bruce Johnston, Brian Wilson, Mike Love, Al Jardine y David Marks.
Para todo aquel que no esté muy puesto con el asunto Beach Boys,
debemos aclarar que los miembros del mítico grupo del “Surfing USA”, "Help me Rhonda", “Good vibrations”
y demás clásicos que todo el mundo conoce llevan media vida discutidos. El
genio creativo y perfeccionista lo atesora Brian Wilson y de la
propiedad del nombre se apoderó de manera rastrera el cantante Mike Love hace
ya un montón de años. Las vicisitudes, zancadillas y demás tretas que ha
perpetrado el angelito de Love darían para un abultado libro en sí
mismas, pero de esto hablaremos en otro momento. El resumen es que es por esto
que Beach Boys sigue actuando en directo a día de hoy con Mike Love,
Bruce Johnston y un puñado de mercenarios a sueldo, mientras que tanto Brian
Wilson como Al Jardine también siguen interpretando la música de los
Chicos dela Playa con sus respectivas formaciones en solitario.
“Don’t fight the sea” es un tema que data del año setenta y cinco, lo compuso
Terry Jacks y vio la luz en el disco titulado “Y’Don’t Fight The Sea”
publicado ese mismo año. Por lo visto Beach Boys lo probaron durante
las sesiones de grabación de su disco “15 Big Ones” del año setenta y
seis, pero finalmente no apareció incluido en el álbum. Hubo que esperar hasta
2010 que Jardine lo volvió a arreglar y lo grabó contando con las
colaboraciones vocales de Brian Wilson, Mike Love, Bruce Johnston y del
trístemente fallecido Carl Wilson; vamos, los Beach Boys reunidos
de nuevo para una grabación de estudio. Las líneas vocales siempre fueron una
de las grandezas de este grupo y es que en Beach Boys cantaba como los ángeles hasta el que barría el local de ensayo. La voz de Carl Wilson,
tal vez una de las más bonitas, melódicas y personales que haya escuchado en
toda mi vida, se añadió digitalmente.
Al año siguiente se publicó de nuevo esta canción como single benéfico.
La cara b contenía una versión a capella de “Friends”, otro
clásico del grupo playero por excelencia aunque no tan conocido para el gran
público. Las ganancias se destinaron a la Cruz Roja para las víctimas de
un terremoto que asoló Japón por aquel entonces. La canción es una preciosidad.
Los elementos clásicos del grupo están ahí: una composición de muchos quilates
con delicadas líneas vocales superpuestas formando un todo perfecto pletórico
de belleza e intensidad interpretadas por los miembros originales. Toda una
delicia que pasamos a compartir con todos vosotros.
El verano nos saluda de nuevo, con su festiva presencia y su calor
insoportable vuelve una vez más como las olas del mar mientras nos prepara para
todas esas cosas que tanto disfrutamos algunos de nosotros y que tan propias
son del periodo estival. Imposible rivalizar con un atardecer de cualquier día
del mes de Julio, sentado en el chiringuito playero más destartalado y con
menos humanos de esos megaguays agobiando con sus banales estupideces,
contemplando la playa ya casi vacía mientras dejas que tu vista se pierda en la
inmensidad del océano, degustando tu bebida favorita y con la compañía
adecuada. La felicidad no deja de ser una pequeña sucesión de delicados
momentos como ese.
Y por supuesto aquí estamos de nuevo en estas páginas virtuales,
fieles a lo que ya se ha convertido en una especie de cita ineludible con todos
vosotros cuando la Naturaleza decide que el verano reine en su ciclo
vital. Una vez más. No sabemos hasta cuando disfrutaremos de esto antes de que
la especie humana, en su infinita estupidez, se lo cargue todo... o la propia Naturaleza
se canse definitivamente de nosotros y nos de la merecida lección que nos
estamos ganando a pulso.
El caso es que volvemos un año más con nuestras ridículas clasificaciones
musicales, más propias de amantes descerebrados del asunto musical que de
personas adultas y serias. La Música con mayúscula y la pasión
irremediable que provoca en algunos de nosotros protagonizan este intento de
juntar letras con un mínimo de sentido. En esta ocasión nos vamos a centrar en
algo tan obvio a primera vista como es la consideración de los usos que el ser
humano le da a ese pequeño y loco invento llamado música. Ya abordamos este
tema desde la perspectiva de la pandemia que sufrimos todos con el Covid 19,
que pese a todo debemos reconocer que dio un juego que te cagas y que
cualquiera puede volver a leeraquí. Sin
embargo, ahora nos vamos a referir a sus usos en general. Uno no tiene más que
pensarlo durante unos segundos para darse cuenta de que son mucho más amplios
de lo que se podría considerar a simple vista.
Casi sin pensarlo mucho hemos recopilado unos veinte usos que van
desde lo más obvio hasta lo solo planteable por mentes que ya no tienen arreglo
posible. Por supuesto, muchos de los sospechosos habituales vuelven a aparecer
por aquí; es inevitable y propio de nuestra condición humana. Iremos
desgranando los distintos perfiles con toda la irreverencia de la que seamos
capaces de hacer gala y siempre desde un delicioso enfoque subjetivo... lo que
supongo irritará todavía más a aquellos que no consigan entender nada de lo que
aquí se escriba... aunque lo vayan a leer de todos modos, aspecto que todavía
me sorprende más. Volvemos a dejar en el tintero la segunda parte del capítulo "Para qué va la gente a los festivales"que, para mi sorpresa, lleva tiempo siendo demandado.
Seguro que para otro verano.
Espero disfruten o disculpen estas letras que no tienen más objeto
que hacer pasar un rato entretenido a todo aquel que tenga paciencia, tiempo que perder y
que hable nuestro mismo lenguaje cuando nos referimos a la música.
-Para inspirarse.
La música es una fuente de inspiración en sí misma, eso no lo pone en
duda ni el que asó la manteca. Causa y efecto, protagonista clara del proceso
creativo. Una de las formas de arte más elevadas que existe, como dijo en su
día el irrepetible maestro Jon Lord; afirmación con la que estamos tan
de acuerdo que preside la portada de presentación de este humilde y pasado de moda blog. El
tristemente fallecido pianista/teclista/compositor/genio que mostró el camino a
seguir para el teclado en el Rock a finales de los sesenta a golpe de Hammond
y uno de los músicos más finos y completos que ha poblado este loco mundo no
pudo ser más certero con su afirmación. Un músico que era capaz de escribir en
su cabeza nota por nota todo lo que entraba por su oreja a tiempo real y que ha
escrito algunas de las páginas más importantes dentro de la música de los
últimos sesenta años.
Pero la música, además de ser fruto de la inspiración, puede ser también
fuente de la misma. Hay gente que entra en fase creativa en cuanto comienza a
sonar tal o cual canción que le evoca o predispone a ese maravilloso e
insondable estado mental. Habrá personas que no entiendan esta afirmación,
puede que necesiten silencio para concentrarse o un estado de quietud que les
ayude a desarrollar sus asuntos creativos. Y está bien, todo vale si te vale.
Pero para todos aquellos que solo concebimos la vida si fluye a través del hilo
musical adecuado, tu mente y tu alma se predisponen a abrir sus delicadas e
inescrutables puertas cuando se dejan atrapar por esos compases e
instrumentaciones tan especiales que nos tocan de esa manera única a cada uno
de nosotros.
Jon Lord.
-De fondo para hacer cosas.
Inevitable. Por el incomprensible motivo que sea hay gente que no
siente nada especial por la música -sí, esos extraños seres existen y pululan
entre nosotros-, pero les gusta su presencia de fondo mientras realizan
cualesquiera que sean sus quehaceres diarios. Ni siquiera es necesario que conozca
lo que suene o le guste, eso es secundario, lo importante es que suene. Imagino
que será algo así como un acompañante desconocido, pero que está ahí haciendo
bulto. En el apartado extremo tenemos a aquellas personas que, lejos de
avergonzarse de ello, te espetan sin rubor alguno que lo que quieren es que
haya ruido... ¿ruido? ¿para qué coño puede alguien necesitar ruido? Se me
escapa del todo. Puede ser que esta gente le tenga miedo al silencio. Pocas
cosas pueden ser más reconfortantes que la inmensidad del silencio, pero esto
es marginal.
De cualquier modo no nos pongamos demasiado trascendentes. También
en este apartado nos podemos encontrar a gente sin taras mentales y que tan
solo gustan de que el hilo musical de turno les acompañe mientras emprenden
cualquier empresa por mundana e intrascendente que sea. Incluso hay algunos que
realmente sienten pasión por la música que escuchan y se la ponen para limpiar
la casa. El problema vendrá cuando estés pasando la fregona por una superficie
delicada mientras suena el solo final de guitarra del "I believe in
you" incluido en el disco en directo "Open Fire Live"
de Y&T. Que sepas que vas a inundar de agua esa zona delicada sin
remedio gracias al poder letal de la guitarra de Dave Meniketti.
Dave Meniketti.
-Para ligar.
Desde que el hombre se topó con la música uno de los usos que le ha
dado ha sido el de llamar la atención de sus semejantes. Esto es tan trivial y
mundano como que es así, no se discute. Que las personas ejercemos/sentimos
atracción hacia nuestros semejantes también es así y que algunas de esas
atracciones tienen carácter afectivo/sexual es tan cierto que estéril es
negarlo. En este contexto algo tan inocente pero tan poderoso como una canción
estaba destinado a ser utilizado por la siempre desconcertante mente humana.
Se puede decir que dentro del asunto este, para algunos todo un arte,
del ligoteo conviven dos tipos de enfoques: el más afectivo o
trascendental que busca encontrar ese alma gemela con quién recorrer la
aventura de la vida en comunión perfecta y el que no busca más que una
atracción física sin complicaciones. Por supuesto esta afirmación es una
generalización tan peligrosa como inexacta, pero la vamos a considerar de todas
formas ya que todo este tocho que de manera sorprendente estás leyendo
no pretende ser peligroso aunque sí inexacto.
Para el primer enfoque no hay receta posible, te topas con esa persona
con la que haces un encaje perfecto y pleno a todos los niveles vitales o no;
incluso dos seres destinados a ser felices juntos podéis llegar a cruzar
vuestros caminos y que no pase nada por las variopintas limitaciones del
estúpido comportamiento humano. Sin embargo, dentro del segundo enfoque,
deliciosamente superfluo e intrascendente, podemos detenernos sin reparos para
comentar unas cuantas cositas sobre esto del arte del acercamiento entre
personas.
Siempre he desconocido del todo lo que hay que hacer para ligar. Desde
mi perspectiva tan heterosexual como masculina y, por extensión, torpe nunca he
sabido leer los supuestos mensajes o comportamientos del sexo opuesto en esto
del ritual de acercamiento entre dos personas que se puedan sentir atraídas
entre sí y ya peino demasiadas canas para tan siquiera contemplar la
posibilidad de reinserción. Pero no preocuparse, todos tenemos algún amigo
supuestamente experto en estos menesteres que se prestará de modo diligente a
resolver todas nuestras dudas al respecto cuando aparezca la ocasión. Nuestro
entrañable Casanova de turno te explicará todo lo necesario para
que triunfes en tu noble empresa con esa persona que te ha llamado la atención,
incluso te aconsejará de manera torpe el papel de la música en todo este tinglado
que, casi sin darte cuenta, se habrá montado a tu alrededor. Los amigos, ¿qué
haríamos sin ellos?
La música tiene un importante
poder en esto de las relaciones humanas, todos los que somos capaces de
apasionarnos con ella lo sabemos. Entre dos personas que comparten pasión por
las mismas músicas se genera de inmediato una conexión espiritual que jamás
comprenderán los del apartado de usar como fondo para hacer cualquier cosa y
que te puede llevar a un plano vital del que hemos hablado antes en el primer
enfoque de este apartado. No obstante, su poder letal también puede dificultar
las cosas en esto del ritual de acercamiento. Recuerdo una anécdota bastante
cachonda que me aconteció hace tiempo a este respecto. Una noche estaba
tomándola en un garito con unos amigos -sí, hay gente a la que nos gusta
conocer a otras gentes en bares por la noche y con alcohol de por medio antes
que en una jodida página de citas virtual- y, de pronto, sucedió. Casi sin
querer crucé mi mirada con la de unos insondables ojos negros que estaban justo
a mi lado. Minutos después y de manera inexplicable para mis limitadas
entendederas, la mujer poseedora de esos ojazos y este humilde escriba nos
encontrábamos intercambiando un conjunto de letras agrupadas de manera
inconexa, sobre todo por mi parte. Las conversaciones en los bares a altas
horas de la madrugada, al abrigo de unas copas y con buena música de fondo: un
delicioso dislate en sí mismo.
Todo tenía muy buena pinta
hasta que salieron a relucir los gustos musicales. A mi hasta ese momento
atractiva interlocutora se le ocurrió mencionar como uno de sus artistas
favoritos a Coque Malla; sí, el de los irritantes The Ronaldos.
Vamos, no me jodas. De pronto mi semblante cambió. Habría soportado hasta el
infame Reggaeton, o como coño se escriba, pero el amigo Coque
fue demasiado para mi. Por más que ella se esforzara en convencerme de las
bondades de la música de nuestro ínclito, empresa imposible si pretendes
cambiar el parecer de este humilde servidor, cada vez que volvía a mirar a la
mujer poseedora de esos profundos ojazos ya solo podía vislumbrar la cara del
petardo de Coque Malla, su agobiante "adiós papá, adiós mamá"
y su estúpido sombrerito con el que intenta parecer cool aunque lo único
que sacas de ahí es la estampa de un irritante amorfo jugando a querer
aparentar ser un rockero. La cosa no acabó bien, como os podéis imaginar. La
música y las relaciones humanas: un abismo insondable.
Coque Malla intentando hacerse el interesante.
-Para alardear/vacilar.
El arte de la música, el talento e inspiración para dar forma a algo
único que desborde tus sentidos e ilumine tu alma, además de sus nobles e
intrínsecos propósitos suele llevar a veces adherido a su culo a palurdos de la
más variada enjundia que solo buscan chupar sangre cual sanguijuelas rastreras.
Estos individuos, que suelen estar en todos los ámbitos de la vida demostrando
su mediocridad en cuanto abren la boca, abundan más de lo que uno desearía.
Obviamente no se han enterado de nada, pero poco importa. Ellos aprovecharán
cualquier disco, canción, grupo o noticia relacionada para desplegar su
peculiar arsenal al respecto. Si no los conoces los descubrirás a los cinco
minutos en el desaconsejable caso de que decidas entablar una mínima
conversación sobre el tema que ellos mismos hayan abierto. Resulta que no tienen
ni puta idea de lo que hablan y lo único que buscan es notoriedad en la
conversación, sentirse algo así como el centro del grupo humano en el que
vierten sus comentarios. Insisto, esto sucede en todos los ámbitos de la vida.
Siempre nos vamos a encontrar al típico listillo estreñido de turno que
escupe con desdén y condescendencia cualquier afirmación y si tiene un punto
sensacionalista, mejor.
Tampoco nos podemos olvidar de los que buscan llamar la atención de
aquella persona que les haya llamado la atención a ellos mismos. Ya lo hemos
hablado en el anterior apartado del asunto de ligar. Todo vale para hacerse
notar y/o darse un cierto aire importante. En estos casos resulta especialmente
entretenido contemplar desde la barrera y en un segundo plano las evoluciones
de nuestro Romeo de turno; no falla, en el momento menos pensado
nuestro ardiente lover la va a cagar y la cosa va a quedar cachonda. A
veces incluso ese pequeño diablillo que todos tenemos entra en escena y hace
que entremos en la conversación que nuestro querido elemento intenta
monopolizar, solo para ponerle en un aprieto y encontrar entretenimiento
mientras el intrépido interlocutor trata de salir del paso sin tener ni idea de
lo que decir para hacerlo de manera digna. Es lo que tiene pretender departir
sobre un tema musical sin saber del mismo. Ah! las relaciones humanas, tan
complejas como sencillas, imprevisibles y apasionantes.
-Para hacer política.
Uso detestable como pocos, una violación asquerosa la que pretende
apropiarse de algo tan inocente, delicado, bello y puro como una canción para
favorecer los oscuros, interesados y falsos fines que salen de la boca de casi cualquier
político. No soy contrario a la política, ojo, considero imprescindible una
organización a base de acuerdos, principios y normas para hacer viable la
convivencia humana; y si la manera de escoger a los encargados de gestionar
esto es democrática, mejor. El problema viene cuando los ejecutores de dichas
cuestiones demuestran estar tan envenenados como el propio sistema,
preocupándose de sus propios intereses, engañando al resto para intentar
convencerlos de que se preocupan por el bien común siendo esto del todo falso,
tergiversando la realidad o mintiendo descaradamente si es preciso para
debilitar a su rival, haciendo de la pose y las apariencias su nueva piel y
vendiendo a sus propias madres si es preciso para trincar o pillar cacho donde
puedan meter sus corrompidos hocicos. Y esto por desgracia suele ser así con
todos los colores, cada día y con cada nuevo escándalo que por supuesto nunca
reconoce ninguno de los implicados de turno siguen demostrando su verdadera
condición. Supongo que es consecuencia directa de nuestra mierda de condición
humana. La solución es que no hay solución. Si lo piensas durante más de un
minuto solo pasan por tu cabeza barbaridades para revertir esa situación tan
frustrante en la que ya estamos instalados. Sin embargo, insisto, este humilde escriba
no es apolítico ni anarca. Se trata de hacer auténticos malabarismos
para que cuando cada cuatro años te lamen un poco el culo para que les votes,
ejecutes tu derecho buscando la opción menos mala; aspecto cada vez más
complicado, pero imprescindible según entendemos algunos de nosotros que
buscamos mejorar las cosas en las urnas y no en las conversaciones testosterónicas
de las barras de los bares con aquellos que en cuanto salen de dichos antros esconden la cabeza dentro del suelo cual
avestruz. En fin, divago por momentos.
Que los partidos políticos llevan toda la vida usando canciones
famosas para sus campañas electorales es tan cierto como la vida misma. Ellos,
que pagan a carísimos equipos de asesores para entender la psique del colectivo
humano, saben mejor que nadie de la fuerza y el poder que atesora la música.
Aquí también hay un curioso posicionamiento entre el compositor y el hecho
político. Hay músicos que no se quieren ver envueltos en cuestiones políticas,
los hay que se la sudan y que si les pagan derechos también venden a su madre
por un puñado de monedas y en el otro extremo están los seguidores de tal o
cuál corriente política que no dudan en ayudar al candidato de turno cediéndole
el uso de sus canciones. Ante estas cuestiones tan sensibles posicionarse no
deja de ser complejo y arriesgado... pero lo vamos a hacer, claro. Fuera de
corrientes políticas de pensamiento lo que más se puede valorar es que al menos
tengas una opinión formada y seas consecuente con ella a lo largo del tiempo,
aunque eso suponga que palmes pasta o prestigio. Esos músicos que alcanzan tal
estado merecen toda mi admiración, aunque su música no me importe un pimiento.
-Para tomar decisiones.
Todos los que somos capaces de amar la música y dejarnos apasionar por
ella sabemos de su inmenso poder. Está presente en todos los momentos de
nuestra vida y nos acompaña en nuestro devenir por este loco mundo. En lo que a
este plumilla respecta, puedo aseverar de manera rotunda que mi vida se
escribe con música. Es tan grande su sombra que me acompaña en cada uno de los
momentos de mi día a día, de manera directa o indirecta en mi cabeza y desde
luego en mi corazón. Siempre está ahí, presente para celebrar los grandes
momentos y para consolar, apaciguar o ayudar a comprender y aceptar la
tempestad cuando llega el dolor, la enfermedad o la pérdida. Esas cosas que
colorean, adornan o tiñen esta aventura que es vivir. Y esto para nada es
cuestión baladí. Aunque no mucha gente comprenda esto, te ayuda e ilumina cuando
llegan los duros momentos de escoger caminos y tomar decisiones. Hay gente que
piensa que lo bueno en la vida es saber tomar las mejores decisiones. Discrepo.
Lo importante es ser capaz de tomar TUS propias decisiones y si además
aciertas, pues mucho mejor; claro. Solo pienso que haya algo peor que haber
escogido el camino equivocado y sufrir las consecuencias negativas que ello
reporte: haber llegado hasta ahí sin siquiera haber sido capaz de haber tomado
tu propia decisión. La experiencia me ha enseñado, por supuesto a base de
golpes, que es mucho mejor equivocarse habiendo tomado tu propia decisión final
que habiendo hecho algo que no tenías claro por cualesquiera que fuesen los
motivos subyacentes. Eso no quiere decir que no escuches ni te dejes aconsejar,
no confundir con ser cabezón y/o estúpido. Ser dueño de tus decisiones es
liberador y, aunque te hayas equivocado, al final de todo en tu intimidad queda
un poso de tranquilidad que no se paga con todo el dinero que pueda haber
escondido y desfalcado el más despreciable de los políticos.
Entiendo que mucha gente no entienda esto, pero así están las cosas
para algunos descerebrados con cabeza de nosotros, dejando que la música que
nos alegra el alma esté presente de manera activa en nuestras decisiones y en
nuestra propia vida. Me quedo con una reflexión de Uli Jon Roth, un tipo
con mucho talento y con cosas muy interesantes que decir sobre la vida misma: “veo
música en cualquier lugar, en un árbol, plantas, en la gente, animales u
objetos. Veo el mundo con ojos musicales en términos de armonía, ritmo y
energía musical. Y esa es la misma energía que usamos para vivir”.
Uli Jon Roth.
-Para crear arte.
Un puñado de afortunados resulta que son capaces de usar la música
para darle una forma genial y única que hace que sus oyentes sean más felices
al escucharla y sentirla. Esos seres de luz tocados con el dedo divino,
inalcanzables para el resto, han venido a este mundo con la bendición y
capacidad de crear una música y/o capacidad interpretativa destinada a deslumbrar
al resto de sus semejantes.
Estos artistas creadores de algo personal, irrepetible, resultón,
maravilloso y que no estaba en la cabeza de ningún otro mortal, suelen venir
con su don de serie. Por supuesto, ese talento hay que cultivarlo. Lo que
ocurre en la mayoría de los casos es que ese interés por descubrir, estudiar,
practicar y avanzar en su talento les suele salir de manera natural. Están en
otro nivel y de hecho son los únicos que alcanzan un listón de excelencia en lo
suyo que es inalcanzable para otros. Hay gente que también estudia, se trabaja
la técnica del instrumento musical que sea, se esfuerza y es capaz de hacerlo
sonar bonito. No hablamos aquí de ellos. Esas personas, por mucho que dediquen
toda su vida a estudiar y practicar, jamás podrán alcanzar los niveles de los
genios a los que nos referimos en este apartado. Todo mi respeto hacia ellos,
claro, pero el salto cualitativo del que hablamos es otra cosa.
Esto es un club de fans de Deep Purple. Aquí nos gusta el Rock
y en estos menesteres la guitarra eléctrica tiene un protagonismo especial. Sin
desmerecer a todo lo demás es ridículo entenderlo de otro modo. En esta
tesitura es inevitable que aparezca en nuestra retina la figura de Ritchie
Blackmore, uno de los tipos que marcó el camino a seguir aunque hoy en día
ya solo sea una sombra de lo que fue. Me atrevo a decir que el Rock n Roll
no sería lo mismo sin él. Desde aquí todo nuestro reconocimiento y respeto
hacia su figura.
Y, por supuesto, si hablamos de genios y guitarras eléctricas no puede
faltar una mención a Steve Vai. Uno de los últimos revolucionarios de
este instrumento musical y de la manera de concebir el Hard Rock.
Ritchie Blackmore. Palabras mayores.
Steve Vai. Palabras mayores.
-Para estudiar.
En este apartado es en uno de los que mejor se aprecian las sutiles
pero esenciales diferencias entre las personas contagiadas sin remedio por la pasión hacia la música y las
que jamás podrán sentir nada por ella. Es fácil, si de verdad la música es algo
importante para ti, si te emocionas cuando escuchas esa canción o a ese artista
que te apasiona y no necesitas fingirlo ni impostar nada de cara a la galería
ya que es un sentimiento tan sencillo e inocente que no lo puedes remediar,
entonces no tendrás problema alguno en permitir que te acompañe mientras ejecutas el noble acto de realizar cualquier trabajo de investigación o estudiar cualquiera que sea el asunto de turno objeto
de erudición... y, si no lo haces por obligación -esto es, por lo que lo hace
el total de las personas de menos de treinta y muchos de edad superior-, pues
será todavía más gratificante. Por otro lado, para todos aquellos que no fueron
bendecidos con la capacidad de emocionarse con la música, hacer sonar de fondo el
reproductor musical mientras pretendes empollarte los cuarenta temas,
doscientas hojas por dos caras, para el examen de esa asignatura de la facultad
que tanto detestas lo considerarás poco menos que una distracción/estupidez.
Qué grandes recuerdos de los años de instituto y facultad. Sí, los que
vivimos la dorada época de la EGB, el Bachillerato, el COU,
la Selectividad y la carrera universitaria pudimos disfrutar de unos
años maravillosos que seguro asentaron las bases de nuestro carácter,
principios y actitud ante la vida. Si lo comparas con la mierda con la que
tienen que convivir los niños de hoy en día es que te echas a llorar: nuestra añorada infancia merendando el bocata de Nocilla, haciendo
deberes algo menos de una hora al día, viendo una serie en la tele para niños,
bajando... a la calle!... a jugar con otros niños!... a pegarse, por supuesto.
Frente a esto hoy en día tenemos los video juegos, el jodido móvil, internet,
solos en casa toda la puta tarde, sin límites, sin control, sin cariño, sin
poder bajar a la calle a jugar, las actividades extraescolares con las que te
agobian a todas horas... sin que al menos uno de tus progenitores te
de un beso cada tarde y te prepare tu bocata de Nocilla. Padres
estúpidos que piensan que solo tienen derechos, que no entienden de involucrar
esfuerzo y límites a sus infantes, que todo lo solucionan con denuncias y
consintiendo todo a sus críos para compensar su falta de preocupación y desvelo
por ellos. En fin, una sociedad que produce niños consentidos que involucionan
a adultos idiotizados.
De los años de instituto nos ocuparemos en otro momento, ya que daría
para un amplio artículo en sí mismo. Finalizo con el recuerdo de un compañero
de insti, tenía la costumbre de señalar en cada trabajo que nos mandaban
los profes el disco que había sonado en su habitación mientras lo elaboraba. Un
dato esencial para algunos de nosotros, por supuesto.
-Para estudiarla.
Solo un selecto puñado de entrañables descerebrados podrá entender el
sentido de este uso de nuestro querido asunto musical, tan innecesario e
incomprensible para el resto de la mayoría... como ocurre en tantos otros
ámbitos de la vida. Estamos de acuerdo en que para la gran parte de oyentes la
música es algo que está ahi, es bonito, entretiene y poco más. Este apartado no
es para ellos, seguro. Tenemos a los que la disfrutan de veras, forma parte de
su día a día, les aporta buen rollo y felicidad, pero les vale con conocer y
acumular aquellos discos o canciones que les permiten vehicular esos nobles
propósitos; ni entra en sus planes ni les pide el cuerpo ponerse a conocer o
investigar más allá. Tampoco les dirá nada este apartado. Podemos hasta
encontrarnos con profesionales de la comunicación cuyo trabajo sea precisamente
el de documentarse sobre tal o cual canción/disco/músico/grupo y que lo hagan por
obligación, sin que ningún cosquilleo les atraviese el estómago cuando tengan
que ponerse a investigar y profundizar en el objetivo que les haya planteado su
jefe. Es más, puede que incluso les estomague el hecho de tener que hacerlo.
Sin problema, tiran de la casi siempre inexacta wikipedia y quedan en ridículo
cuando publican sus textos. Rogamos a estos irritantes seres que se abstengan
de meter sus zarpas en este apartado. Incluso podemos toparnos con muchos
músicos, algunos de ellos con verdadero talento, que no sientan el más mínimo
interés por profundizar en aquello a lo que han decidido dedicar su vida y/o
les da de comer. Por increíble que parezca, ellos tampoco entenderán la razón
de ser de este apartado que ahora abordamos; aunque casi nunca tengan los
cojones de reconocértelo, claro.
Sin embargo, existe gente que, en cuanto recibe la sutil caricia de la
música y queda prendada para siempre de su poder infinito, no puede menos que
sentir el irrefrenable deseo de saber más sobre la misma. Comienza entonces un
excitante camino de conocimiento al que resulta imposible sustraerse y que no
hace más que dibujar un nuevo recorrido vital que te hace crecer y te permite
contemplar la vida con unos ojos distintos.
Comenzar en esto de la música siempre debería ser algo tan desconocido
como emocionante. Llega a tus vírgenes oídos una canción o interpretación que
te remueve por dentro y pone tu mundo del revés. De inmediato sientes la
imperiosa necesidad de escuchar más de eso que te ha vuelto loco y ya no tienes
solución: te has enganchado. Las figuras de los hermanos mayores y/o esos amigos que te han hablado de
tal artista o te han puesto el disco de turno que te parece una maravilla
también juegan un papel importante en ese camino hacia el conocimiento. Antes
era casi obligatorio escuchar y conocer a todos los grupos posibles que tocasen
esa música que tanto te gustaba. Y si tenías la suerte de poder llamar amigo a
algunas de esas personas con conocimientos musicales absolutos, mejor. Esos
seres privilegiados, auténticas enciclopedias andantes capaces de retener datos
tan esenciales como el número de guitarristas que han tocado en Lynryrd
Skynyrd o los discos de directo de UFO, representan la universidad
ideal en la que desarrollar tus conocimientos musicales y convertirte en un
adulto de provecho musical. Además, en la totalidad de las ocasiones el deseo
de profundizar en esos artistas que te apasionan siempre va ligado a la
capacidad de no dejar de emocionarte jamás. Aunque claro, estas consideraciones
serán estupideces para cualquier trepa cuyo principal objetivo sea meter sus
zarpas en el mundo de la política.
-No la usa.
Pues sí, sufridos lectores, por increíble que parezca existe un
extraño tipo de personas para las que la música no significa nada. No es que
les guste poco, les parezca trivial o vean a los músicos como unos vagos
engreídos con mucho morro -que seguro también-, es que directamente ni la
consideran ni les dice nada; mucho menos la van a usar para algo, claro. Aquí
no tienen cabida esos impostores que dicen que pasan de tal o cual artista,
pero disfrutan de sus canciones cuando se encuentran escondidos en el último
rincón de su habitación. No hablamos de ellos. Se trata de seres rarunos,
por lo general grises y/o estreñidos, que afirman no sentir nada cuando escuchan
cualquier pieza musical. Y por lo visto es que es cierto. Lo que para otros de
nosotros puede ser hasta el timón que guíe nuestro devenir por la vida, para
ellos resulta algo que no les suscita ninguna emoción. Podemos afirmar casi sin
miedo a equivocarnos que estos sujetos deben de tener alguna conexión cerebral
floja. Entablar conversación con ellos a algunos de nosotros nos puede parecer
hasta inquietante. Aunque una cosa está clara: siempre mejor verte abocado a
compartir unos minutos casuales de tu vida con ellos que con cualquier otro
estirado y petulante palurdo de los del apartado del vacile.
-Para consumir como comida basura.
Pues mira, al menos los del apartado anterior son incluso respetuosos
con la música y coherentes con sus actos en relación a la misma. No te gusta,
no te emociona, no postureo, no nuthin’. Inquietante, pero tan
respetable como coherente. Todo lo contrario que los protagonistas de este
apartado. Aquí nos topamos con el rebaño que va detrás del que mande, que no se
cuestiona nada y que sin duda vendería a su progenitora con tal de estar en el candelabro
-término canchondísimo que en su día acuñó la entrañable Sofía Mazagatos,
redefiniendo la lengua castellana cada vez que abría la boca-. Estos seres tan
particulares como vacíos de contenido no solo escucharán la música que esté de
moda, suene en las ondas/redes o lo que sea que lo pete, también
vestirán solo y exclusivamente lo que se lleve este verano, visionarán las
nuevas pelis/series que les metan por los ojos, adquirirán el último libro líder en ventas aunque no está claro que se lo lean, frecuentarán los
restaurantes/garitos nocturnos a los que vaya toda la gente, irán de vacaciones
a los sitios más in que les recomiende Tripadvisor. Y así podemos
seguir hasta casi el infinito. De opiniones propias, escalas de valores y
análisis críticos de la realidad, poquito; pero ¿y a quién le pueden
importar esas minucias si te acaba de llevar a tu casa ese par de zapatos tan
exclusivos cualquier lacayo de Amazon?La vida entendida como un
autoservicio gigante de comida basura que eleva tus niveles de idiotización
y borreguismo hasta el infinito.
Incluso dentro de su servil manera de entender la realidad, se
juntarán con sus semejantes y te tildarán de tipo raro; siempre a tus espaldas
y sin decírtelo a la cara, por supuesto.
Sofía Mazagatos.
-Para uso terapéutico.
Una vez más, uno puede no caer en la cuenta de esto a primera vista,
pero es innegable que la música tiene la capacidad de ayudarte a cruzar los
difíciles puentes que de manera inevitable tenemos que abordar a lo largo de
nuestra vida. No me voy a detener mucho en este apartado, ya que se ha tratado
transversalmente cuando hemos hablado de ella en el apartado de tomar
decisiones. La persona no deja de ser una dualidad formada por cuerpo y mente.
Si te partes un hueso no necesitas terapia, sino una escayola bien puesta. No
obstante, las cosas de la cabeza circulan en otras direcciones y, cuando hay
problemas cuya naturaleza no es física, las soluciones pasan por otro tipo de
tratamientos cuya comprensión resulta difícil para los que por fortuna no los
hemos tenido nunca. Es en estos casos en los que la música puede ayudar y
mucho. Para todos los que somos capaces de emocionarnos con una pieza musical
y/o con su interpretación -no me cansaré de repetirlo: no todo el mundo está
capacitado para entender y dejarse emocionar por el lenguaje musical-, este
maravilloso invento sonoro nos puede ayudar a solucionar cualquier problema que
afecte a nuestra psique o al menos a hacerlo más llevadero y comprensible. Sin
ir más lejos, es un reconfortante consuelo al irremisible desconsuelo que
supone la pérdida de un ser querido. Sin duda te ayuda a buscar algo de paz y
sosiego en esos momentos convulsos.
-Para rezar.
Uno de los usos en los que tal vez uno pueda reparar menos, pero que
es tan cierto como la vida misma. El poder universal y transversal de la música
llega a todas partes y esta realidad no iba a ser menos. En estos tiempos tan
secularizados que vivimos en nuestras putrefactas sociedades occidentales, tan
hediondas como cualquiera de las otras que vivan bajo la opresión de cualquier
tipo de fanatismo, podemos pensar que el asunto religioso puede haber perdido
fuerza y peso específico. Nada más lejos de la realidad. Vivimos rodeados de
dioses de la más variada enjundia a los que rendimos culto y pleitesía, desde
los más obvios a los más ridículos y materiales; seguro que mientras estás
leyendo esto, estimado lector, estás pensando en alguno de esos dioses de
pacotilla que por suerte o desgracia influyen en tu día a día.
Pero no vamos a seguir por este camino, dejamos el debate abierto
sobre las motivaciones que rigen nuestros comportamientos y decisiones como
individuos y como especie para otro momento. Nos vamos a detener en las
religiones propiamente dichas y en la impronta que tiene la música sobre ellas.
Para todo aquel que tenga unas nociones mínimas sobre el asunto, no hace falta
ser Obispo católico o Lama budista, le será fácil caer en la cuenta del papel
que juega el asunto musical en el aspecto celebrativo y de oración de
prácticamente la totalidad de los cultos que el ser humano reconoce y practica.
Las liturgias tienen un apoyo significativo en el apartado musical. Incluso
algo tan íntimo como una oración personal, de esas sinceras e
inspiradoras, puede verse apoyada por un hilo musical que sirva de motivación.
Supongo que en este supuesto las músicas de bandas como Motorhead o Slayer
no sean las más adecuadas, qué duda cabe, pero el abanico musical es tan amplio
y variado que siempre puedes encontrar esa melodía que te ponga en la sintonía
adecuada para la empresa religiosa a realizar. Conviene tener en cuenta que los
grandes compositores de Música Clásica que todos conocemos y los que no
también, no habrían podido cultivar su talento y crear sus imperecederas obras
sin el mecenazgo religioso de aquellos tiempos. Otra cosa es que la manera que
tenían de entender la religión cristiana aquellos altos cargos de la Iglesia
tuviese algo que ver con el Mensaje de Jesucristo; casi como lo
que pasa en nuestros días, pero esto es marginal.
Y si volvemos a nuestros días hasta podemos encontrarnos con música
tradicionalmente religiosa que hasta acabó triunfando en las listas de éxitos.
Sí, los dichosos remixes de los Cantos Gregorianos de los
dichosos Enigma, que nos agobiaron a defensores y detractores por igual
en aquellos ya lejanos y locos años noventa.
Slayer, música para la meditación.
-Para acumularla.
Otro uso cuanto menos peculiar que algunos aficionados al hecho
musical pueden otorgar a este maravilloso invento. Hay gente que por el motivo
que sea tiene la necesidad de acumular entre sus posesiones las canciones y
discos de sus artistas preferidos... incluso hasta de los que no conoce de
nada. Sí, por extraño que parezca hay personas que se esfuerzan en poseer
catálogos musicales que ni les interesan ni escucharán jamás, pero así de inescrutable
es el ser humano.
Vamos a diferenciar dos tipos dentro de este apartado. Por un lado
tenemos a las personas que sí escuchan y disfrutan toda la música que de un
modo u otro llega a sus manos y orejas. Para esta gente la música es
importante, la disfrutan, sienten y por tanto necesitan tenerla entre sus
paredes para poder escucharla. Puedes ser poco, mucho o enfermizamente excesivo
en tu afán de acumular, pero si lo que adquieres lo escuchas, conoces y haces
tuyo no veo el problema por ningún lado. Bueno, tomarás decisiones drásticas en
tu vida que no entenderán el resto de tus semejantes como liberar una de las
habitaciones de tu guarida de aperos inútiles como mesas, sillas, sofás,
armarios, camas y toda suerte de zarrios innecesarios para llenar el habitáculo
escogido de estanterías en las que colocar con cariño, cuidado y esmero todos
esos discos, singles, cds, cassettes -por supuesto-, libros, merchandising
variado y demás memorabilia estúpida que te llena de ilusión. Este
subgrupo de incomprensibles seres con los que me siento tan identificado está
íntimamente ligado a los del grupo que estudia la música y del que hemos
hablado con anterioridad. Cuando te apasiona algo es inevitable sumergirte
hasta los pies en todo lo relacionado con el asunto en cuestión y conocer
cualquier dato al respecto, por estúpido que pueda parecer, pasa a ser tan
reconfortante como vital... y el asunto musical no iba a ser menos que
cualquier otro.
Por otro lado tenemos al otro subtipo de este apartado. Gentes que
pululan por estos mundos de Dios sin el menor interés ni la menor
capacidad para emocionarse cuando escuchan a un músico interpretar su creación,
pero que por un cúmulo de circunstancias y/o situaciones disfrutan acumulando
material musical. Este fenómeno ha aumentado exponencialmente con la irrupción
de internet y las descargas musicales gratis e ilegales. Seres que descargan
todas las discografías comprimidas en mp3 de la mayor cantidad de grupos
posibles, que se bajan de la red todo lo que se pone a tiro del dedo que
manipula su ratón y que aglutinan en carpetas con las que llenarán sus discos
duros y pendrives sin tan siquiera pestañear. Nunca van a escuchar una
sola nota de toda la música que atesoran, pero les da igual; seguro que muchos
de ellos ni siquiera se lo plantean. Es el universo de la comida basura musical
de la que hablamos antes. Muchos de los elementos de los que hablamos en el
apartado de la gente que usa la música para vacilar también se encuentran en
este apartado. Tienen cientos de gigas con discografías de miles de bandas de
las que no tienen ni puta idea y en cuanto entablas con ellos alguna
conversación al respecto apenas tardan minutos en demostrar su triste
condición.
-Para no escucharla.
Directamente relacionada con el apartado anterior. No me voy a detener
aquí, ya que los que se dedican a acumular música porque sí en la mayoría de
los casos no tienen el menor interés en escucharla; de dejarse apasionar por
ella ni siquiera hablamos. Hago hincapié en señalar este apartado porque desde la
irrupción de internet cada vez es mayor el número de seres que se pueden
incluir aquí sin problemas. Años atrás de la irrupción de la
conexión mundial también había personas interesadas solo en recopilar material
discográfico, pero todo era como más inocente y artesanal. El tipo de turno que
todos conocíamos, cada vez que se acercaba a hablar contigo de música era para
acabar pidiéndote un disco o una cinta. Se la acababas pasando sin saber nunca
a ciencia cierta si volverías a recuperar tu preciado tesoro. No te la podías
volver a descargar doscientas veces si te quedabas sin ella. Qué tiempos
aquellos, tan bisoños como excitantes. Hoy en día todo ha cambiado. Esos tipos
ya no te necesitan; bueno, tal vez para que les recomiendes la siguiente
discografía a descargar. Claro, como ellos no se la van a escuchar a veces no
saben por dónde tirar. Y ahora, con el auge extremo de los dichosos celulares
hasta ellos se están reconvirtiendo en una nueva especie que ya ni siquiera
necesita acumular carpetas de mp3 con música. Solo necesitan Youtube,
Spotify o cualquier otro invento y su mundo vuelve a andar.
-Para hacer negocio.
Vampiros carroñeros que seguro no sienten nada por la música y jamás
podrán emocionarse cuando suene una canción, pero que viven del aspecto
mercantil del asunto. Aquí no incluimos deliberadamente a la mayoría de esas buenas gentes que se
ganan la vida de manera directa o indirecta con la música: artistas,
productores, arreglistas, compositores, dueños de salas de conciertos,
promotores, personal que trabaja en las casas discográficas, locutores,
montadores de escenarios, tramoyistas, camareros y un sinfín de personas
que van desde el mejor y más importante músico hasta el que vende camisetas
piratas en la puerta de los conciertos. No, no habla de ellos este apartado;
aunque también tienen cabida en el mismo.
Aquí nos apetece señalar a todos esos asquerosos trepas que contemplan
la música únicamente como un negocio. Ese tipo de escoria humana que pulula
entre nosotros sin ningún tipo de principios y que no dudará un segundo en
vender las bragas de su madre por un puñado de monedas. De manera instantánea
aparecen en la mente esos altos ejecutivos musicales de antaño que no tenían ni
puta idea de música, alguno incluso se jactaba en público de ello. Seguro que
hasta despreciaban a los artistas que contrataban, pero como vendían discos y
hacían caja... pues eso, amigos del alma. Hoy en día, como ya no se venden
discos, esa figura parece haberse difuminado. Sin embargo, todos conocemos en mayor
o menor escala a elementos de este pelaje dispuestos a lo que sea con tal de hacer
negocio. Mi más profundo desprecio e indiferencia a todos ellos.
-Para discutir.
La música es pasión y cuando algo te apasiona tarde o temprano acabas
discutiendo sobre ello con cualquiera que se cruce en el camino de esa pasión.
Esto de discutir no tiene que ser malo, de hecho discutir con criterio siempre
es enriquecedor para ambas partes; por no decir que el arte de usar la palabra
es un reclamo en sí mismo y algunos de nosotros no solemos dejar escapar la
ocasión cuando una buena discusión, de esas que molan y aportan, se cruza en
nuestro camino. Si tienes la suerte de dar con alguien que disfrute usando la
fuerza de la palabra y además tenga cosas que aportar sobre cualquiera que sea
el asunto musical que os traigáis entre manos, seguro que ambos pasaréis un
rato agradable o directamente perderéis la noción del tiempo enfrascados en lo
bien que canta tal tipo en cuál concierto, cómo está de lograda la producción
de ese disco, lo salvaje que suena aquel batería o vaya arreglos que lleva esta
canción. Se pueden producir en cualquier contexto, pero las que más nos ponen
suelen darse en las barras de los bares. Benditos antros en los que he pasado
horas de disfrute inolvidables y he aprendido innumerables lecciones que han
hecho de mi vida algo un poco más bonito y acertado.
Por supuesto el desastre de internet y el recalcitrante mundo virtual paralelo
vino a joder en parte esas deliciosas discusiones analógicas. La de veces que
he escuchado o he dicho aquello de "míralo en el móvil, a ver si es así o
no". Ya ves tú, como si internet y la jodida wikipedia tuviesen todas las
respuestas; de hecho la nueva enciclopedia virtual está trufada de
incorrecciones... y la española mucho más, claro. Pero no está todo perdido,
siempre puedes iniciar una nueva conversación sobre los errores de la red. Si
tu interlocutor merece la pena y tú estás a la altura de las circunstancias, de
ahí solo puede salir algo enriquecedor.
-Para motivarse.
Uso relacionado con el terapéutico al que nos hemos referido con
anterioridad, aunque ofrezca un espectro más amplio. La música activa tu
cerebro y tus emociones, determinada música puede hacer que suban tus
pulsaciones y tu adrenalina. No tienes que hacer más que la siguiente prueba:
justo antes de acostarte cualquier noche que estés muerto de sueño coge esa
canción que tanto te pone, ajusta los cascos del reproductor que tengas a mano
y dale al play. La vas a disfrutar y lo sabes, aunque estés cansado. El
problema es que, tras su escucha, igual más que irte a la cama tu cerebro puede que te pida
acción. La magia de la música. Bueno, si te gusta cualquier cantautor de esos
que rasgan con tanta petulancia como pobres resultados las cuerdas de sus
instrumentos que la mayoría de las veces ni siquiera son capaces de afinar por
sí mismos, seguro que te quedas dormido igualmente, aunque ni siquiera tengas
sueño.
La música es tan poderosa que te puede llevar a un estado mental en el
que te ofrezca la seguridad necesaria para llevar a cabo cualquier empresa que
te propongas. Es otro más de sus poderes. Recuerdo que en mi época de
estudiante tenía dos o tres temas musicales que me subían arriba cada vez que
hacía un examen. Y, pese a no interesarme en absoluto los estudios reglados y
sus pruebas escritas, debo decir que he hecho cientos de ellas; supongo que por
sentido práctico de la vida laboral. Mucho mejor con algunas carreras y oposiciones aprobadas para no tener que lamer el culo a ningún jefecillo
insoportable y gilipollas.
En muchos ámbitos se recurre a la música para motivar al personal. En
el mundo del deporte de alta competición es algo que está a la orden del día,
pero esto es solo la punta del iceberg. En el ámbito laboral, religioso o
político, por citar unos pocos ejemplos rápidos, también nos encontramos con su
uso para encontrar ese empujón que se busca, sea el que fuere. Lo que está
claro es que la música te puede llegar a motivar de tal modo que llegues a ese
estado de trance o nirvana espiritual que te potencie exponencialmente.
-Para entrar en trance.
Consecuencia del apartado anterior. A algunos de nosotros no solo nos
motivan los sonidos elaborados en forma de canciones que entran por nuestra
oreja, sino que podemos llegar a experimentar situaciones de éxtasis total
cuando determinada canción tiene la llave de esa difícil e inexplicable
cerradura que hay en algunos de los rincones más recónditos de nuestro
interior.
Pero para experimentar esta sensación no es necesario alcanzar el
nivel de meditación trascendental de los monjes budistas del Tíbet. Ahora ya
lleva años cerrado, pero cuando tenía abiertas sus puertas no tenías más que
dejarte caer una noche de fin de semana por el Excálibur. Este
entrañable garito ubicado en Vallecas albergaba en su interior a seres vitales
que en cuanto sonaba aquella canción por la que llevaban toda la noche
esperando, ganaban el centro de la pista y entraban en un trance completo
inexplicable para el resto de mortales. Esas noches de Excálibur,
entrabas a las tantas de la madrugada y cuando salías los rayos de sol cegaban
tus ojos y descolocaban todavía más tus ya nublados sentidos. Aquellos
maravillosos años.
Detalle del interior de la añorada sala Excálibur.
-Para ser feliz.
No pueden evitarlo. Todas esas personas capacitadas para disfrutar de la
música, emocionarse con una melodía o volverse locas con una interpretación no
pueden sustraerse al poder que atesora una canción. Esos temas musicales que te
alcanzan colorean tu vida, aportan buenas vibraciones, glosan todos y cada uno
de tus recuerdos, celebran contigo en los buenos momentos y te consuelan en los
malos. Cuando una canción entra por tu oreja y te apasiona, sabes que ha
llegado para quedarse. Pasa a formar parte de tu piel, latido de tu corazón,
impulso de tu cerebro y agua de tu lágrima. Sabes que cualquier cosa que
desees, cualquier cosa que el mundo te pueda ofrecer se la puedes pedir si la
abrazas. Todo lo que incluso un beso no te pueda dar, ella te lo brindará si
dejas que te acompañe. Es entonces cuando comprendes que la anhelada felicidad
descansa en los brazos de una canción.